sábado, 29 de julio de 2017

Capítulo 15

-Bueno y…a todo esto, en vez de estar discutiendo conmigo de eso, deberías ir ya a tu casa y hablar con Gackt- se quitó las piernas de Hyde de encima.

-No! Yo no quiero volver ahí, estoy muy bien aquí contigo!!- Kaz se puso de pie, no quería escuchar de nuevo a Hyde diciendo cosas que sabía no eran verdad, ilusionándole en vano, haciéndole sentir el hombre mas feliz del mundo y al mismo tiempo el mas desdichado. Quería descansar de eso, de creerse importante y no ser nada…

-No, sabes? No me molesta que estés aquí, por mi esta bien pero antes quiero que vayas y hables con Camui, ustedes tiene muchas cosas pendientes- le tomó del brazo y le levantó del sillón

-Si, pero no quiero hablarlo ahora, Kaz!!- el músico lo conducía a la puerta, jalando de él

-Vamos, ve y platícalo y cuando este todo bien puedes regresar, anda, anda

-Kaz! Me estas echando de tu casa?!

-Digamos que temporalmente, sí- cerró la puerta en la cara del vocalista. Este se puso a gritar como histérico golpeando la puerta e intentando abrirla, hasta que media hora después Kaz dejó de escuchar todo ese alboroto.

Hyde le había dado ya mas de cinco vueltas a la manzana de la casa que solía compartir con Gackt, entre que se decidía a bajar y no. No sabía que iba a decirle y pensaba que Gackt aun estaría lo bastante molesto así que ya se esperaba una discusión espectacular.
Finalmente estacionó poco convencido.

El auto de Gackt estaba aparcado por lo tanto concluyo que este estaba en casa. Entró sigilosamente muy nervioso, mientras se frotaba las manos.

Iba pensando como iniciar, quizás con un “discúlpame”. La sala estaba en calma, y la cocina y los pasillos cercanos también. Observó el reloj, no era tan temprano pero si Gackt había trabajado toda la noche como a veces hacía, entonces estaría durmiendo. Caminó hacia la habitación que por muchos años habían compartido y que, siempre había sido un lugar agradable para Hyde, un refugio. La puerta estaba entreabierta así que con un leve empujón se abrió por completo.

Su cuerpo se tensó, su quijada sobre todo se apretó hasta doler, sintió que el piso se le movía y tuvo que sostenerse de la pared para no caer como un bulto.

Ahí estaba él, en la cama que habían elegido juntos cuando Hyde se mudó a esa casa, en esa cama que para él era sagrada, su vínculo, sus momentos tranquilos y apasionados.

Ahí estaba Gackt, desnudo, cubriendo con su cuerpo el de otro hombre, besándole como Hyde pensaba solo podía besarle él, y ese hombre, esa persona que retozaba con Gackt sobre “su” cama, no era otro más que Masa…

Fue este el primero en percatarse de su presencia y quien con una mirada desafiante le confirmó lo que Hyde temía, Camui y él eran amantes desde hace mucho tiempo.

-Hyde!- escuchó su nombre en voz del solista cuando daba la vuelta pesadamente en sus talones e intentaba escapar de la escena como un animal herido de muerte, casi arrastrando su cuerpo débil.

Gackt envuelto en una sabana le dio alcance en la sala tomándole del brazo

-Hyde…yo…lo siento, esto que viste paso porque yo…estaba molesto por lo de Kaz! Pero…- Gackt sintió que la sangre se le helaba y su corazón se desbordaba a sus pies, no había cosa más triste que ver a Hyde llorar.

Con ese rostro lindo, sus mejillas rojas humedecías en lágrimas, sus ojos de avellana tan cristalinos como dos piscinas profundas de agua limpia, mordiéndose el labio inferior como para contenerse, sollozando, incapaz de articular palabra.

Gackt le abrazó sintiéndose el ser más despreciable de la Tierra.

-Lo lamento H\tyde…- el vocalista le apartó lento

-Gackt no quiero hablar contigo ahora…por favor…- en la sala apareció Masa usando la camisa de Camui y observando la escena con deleite. Hyde le miró de soslayo sintiendo como seguían cayendo pedazos de su corazón.

-Lo entiendo…- como pudo Takarai se limpió las lágrimas y con la dignidad que aun le quedaba salió de la casa, subió a su auto intentando no pensar…

Kaz terminaba de ordenar su departamento. Vivir con Hyde era el cielo y el infierno a la vez, a veces podía ser muy desorganizado. Cuando acomodaba la ropa pequeña del otro en el closet no pudo contenerse de acercarse una de las camisas de Hyde a su nariz y olerla. Le gustaba ese aroma dulce y fresco a la vez, cerró los ojos y se saboreó de nuevo aquel beso de menta y la calida sensación de recibirlo.

El timbre del interfon comenzó a sonar una y otra vez, como si alguien lo mantuviera oprimido, Kazuhito odiaba cuando la gente hacía eso; algo molesto levantó el auricular.

-Quien es?

-Kaz-chan…- esa voz…

-Hyde? Ya hablaste con Camui? Porque sino no te dejaré entrar, y no presiones el botón como loco!

-Kaz-chan…- la voz sollozó lastimosamente

-Estas bien?

-Puedo entrar por favor?- el guitarrista se preocupó mucho y le dejó pasar. Esperó impaciente junto a la puerta a que Hyde abordara el elevador y llegara al departamento. Y si Gackt le había pegado? No se lo perdonaría, sacaría fuerzas de donde fuera pero no se lo perdonaría.


Entonces Hyde llamó a la puerta débilmente y Kaz abrió sin perder tiempo. Lo que vio le partió el corazón. Hasta ahora nunca había visto llorar a Takarai y la verdad es que no quería verlo de nuevo, era una escena muy conmovedora.

Parecía un niño pequeño extraviado de la mano de su madre, tan vulnerable, sus lágrimas cayendo en cascada, sus ojos ardiendo en tristeza, Kaz quiso preguntar que había pasado pero su cuerpo actuó antes que su boca, y sin pensarlo más se acercó para recibirlo en un fuerte abrazo. Le estrechó fuerte, lo suficientemente fuerte para hacerle sentir acompa 


-Lo se…

-Kaz…se que te he dado tantas molestias ya, y estoy agradecido de que a pesar de todo me soportes, sin ti no se que haría…


-No digas eso, nunca me darás molestias- le acarició el rostro tiernamente.


-Hoy…cuando duerma podrías abrazarme fuerte, como hace un momento?- preguntó en un hilo de voz.


-Por supuesto…- esa tarde pasó tan rápida, Hyde se fue directo a la cama y le pidió a Kaz que le dejara solo un rato, este aprovecho para intentar cocinar la comida favorita del vocalista.


Al anochecer se acostó junto a él, con la habitación en penumbras y en silencio. Los ojos de Hyde tristes y cristalinos destellaban ante él. Kaz no habló, no hubo necesidad, solo le abrazó, dejando que este recargara la cabeza contra su pecho y le colocara fuertemente las manos en la espalda. Hyde musitó un “gracias” antes de quedarse dormido. Pero Kaz no pudo conciliar el sueño esa noche, quería proteger a Hyde de todo resguardándole entre sus brazos.