Habíamos tocado juntos por primera vez después
de tantos años y me sentía extraño… más que feliz, extasiado.
Cuando Sakura renunció del todo a la L’arc en
Ciel estuve tan convencido de que jamás volvería a sentir aquella satisfacción
al compartir el escenario con él, que volver a repetirlo era realmente
refrescante. Aunque fuera una gira como mi proyecto solista, no importaba, la
canción, la interpretación y él continuaban siendo los mismos a su manera.
-
Deja de sonreír o te dolerá la cara –
me dijo cuando se sentó en el auto junto a mí.
-
Llévanos a casa Moshi, por favor – le
pedí al chofer. – ¿Es que solo yo me siento feliz acaso? – le pregunté a Sakura
haciendo un puchero en su dirección, me miró de reojo para contestarme.
-
No, pero estas siendo muy obvio. En el
camarín me comías con la mirada en frente de todos, estaba que te arrojaba un
barril de agua fría para que te percataras de donde estábamos y con quienes. -
¿De verdad había sido así? No me había dado cuenta… aunque la razón si la tenía
clara.
-
Es que te veías tan sexy con esa ropa…
-
Hide… - me regañó en un susurro,
mirando de reojo al chofer.
-
Cálmate, me ha escuchado decir cosas
peores.
-
Pero no a mí. – se sentó más lejos de
mí cerrando los ojos, apoyando la nuca en la cabecera del asiento – Que bueno
que no trabajamos juntos seguido, o ten por seguro que todos sabrían… - me moví para sentarme más cerca de él. El
chofer tenía la orden de hacer oídos sordos a mis conversaciones, pero aunque
hubiera querido no hubiera podido percatarse de nada por la oscuridad y la
música del auto. Puse una de mis manos en sus piernas.
-
¿Te estas avergonzando de mí? – le
pregunté con voz triste pero juguetona. Sabía que no era el caso, y también
sabia que las pocas veces que Sakura gruñía de aquella manera era cuando se
sentía avergonzado.
-
Claro que no… - se removió para
sentarse bien, quitar mi mano y mirarme a los ojos. – Pero no quiero que tú o
mi carrera peligren por esto. Lo hemos hablado, no hagas un drama.
-
Lo sé… Está bien, no te diré nada más.
– me quedé sentado pegado a él, en silencio. Sakura cerró los ojos ya más
tranquilo y lo miré varios segundos meticulosamente… Amaba a ese hombre. Amaba
su forma de ser, su forma de sentir, amaba verlo tocar en el escenario de forma
tan apasionada y sobre todo tan cerca de mí. Puse mi mano nuevamente en su
pierna, pero él no se inmutó, entonces comencé a masajear cada vez más arriba.
Se tensó, pero continuó sin abrir los ojos.
“Perfecto”, pensé.
Subí lentamente
presionando sus muslos cada vez más cerca de su entrepierna, entonces sin
voltear siquiera a mirar, comencé a tocar allí, sintiéndolo duro por debajo de
la ropa. De pronto su mano tocó la mía para detenerme.
-
Si me haces jadear, te vas a
arrepentir – susurró tan despacio que casi no lo oí, pero al mirarlo a los
ojos vi que de todas formas quería que avanzara. Sakura y yo no nos veíamos
tanto como nos gustaría, sin embargo solíamos disfrutar muy bien los pocos
momentos juntos. Abrí el cierre de su pantalón, agradecido de su mala costumbre
para no abrochar el botón, y metí la mano tocando sobre su ropa interior.
Estaba húmedo, como siempre le ocurría cuando en aquellos tiempos compartíamos
escenario. Mis dedos presionaron con fuerza su entrepierna a través de la ropa
y Sakura volvió a cerrar los ojos, pero esta vez con el ceño fruncido. Le presioné
allí por largos minutos una y otra vez sintiendo como se agradaba dentro de la
ropa, entonces busqué el elástico de su ropa interior para dejar entrar mi mano
a un contacto más directo, sin embargo, por la posición no pude hacerlo tan
fácilmente. Él se acomodó sentándose más hacía abajo, permitiéndome tocarlo sin
problemas.
“Sabía
que morías de ganas también”, quería decirle muchas cosas que sentía por él en
ese momento, pero se avergonzaría demasiado si alguna palabra salía de mi boca
en frente del chofer. Metí mi mano tocando la humedad en su erección, esta vez
si pude tocar como yo quería. Lo masturbé lentamente mientras la música
ocultaba su respiración acelerada. Comencé a excitarme también a medida que lo
escuchaba respirar, y me mordí tan fuerte el labio que sentí el sabor a sangre
en unos segundos. Aguantar no era lo mío y aún faltaban varios minutos de
camino.
-
Siéntate igual que yo – susurró de
pronto mirándome con aquellos ojos comprensivos y juguetones, que solía ser una
mirada solo para mí. – No te muerdas tan
fuerte… - me regañó mirando mi labio mientras me sentaba como él y me
desabrochaba el pantalón yo mismo en silencio. Lo abrí y estiré el elástico de
mi ropa interior para permitirle dejar entrar su mano, odié haberme puesto ropa
interior, casi nunca lo hacía. – Sin
ruidos… - me advirtió.
-
Si… - abrí la boca en cuanto sentí su
mano tocar mi entrepierna, no tan erecta como la suya, pero en camino a ello. Amaba
sentir su roce tanto como amaba tocarlo. Sakura era la única persona que me hacía
sentir conforme en todos los aspectos de una relación. Continué masturbando con
mi mano que parecía sincronizada con la suya, si apresuraba el roce, yo también
lo hacía, y así en ningún momento chocamos nuestros brazos con los movimientos.
De pronto la humedad de su erección y mi mano comenzaron a hacer sonidos lo que
me llevó a tocarlo más despacio y él a mí, cuando yo quería más. Debí respirar
profundamente para controlarme, en cualquier instante me sentaría sobre él olvidando
al chofer. – Moshi – llamé al conductor
de pronto con voz tranquila, aunque ronca, Sakura se quedó congelado – ¿Podrías
subirle el volumen a esa canción? – inmediatamente lo hizo. – Un poco más… así
está bien Moshi, gracias. – la música había quedado tan alta que sería
imposible que nos escuchara.
-
Desvergonzado – me dijo ya sin
susurrar – Ahora pídele que quite el espejo retrovisor para ser más obvio. – me
reí de sus nervios. Proseguí con mi misión de masturbarlo, esta vez sin que
siquiera yo pudiera escuchar los sonidos propios de la humedad de su
entrepierna, tampoco podía escuchar la mía, la música estaba muy fuerte, de
pronto caí en una idea y fue que comencé a tocarlo de arriba hacia abajo con
rapidez y presión.
-
Oye, tenemos hasta que la canción
acabe, así que apúrate. – no dijo nada pero
comenzó a apresurar el roce tocando toda mi entrepierna a ratos, sobre todo la
punta.
-
Mmm… - se me escapó, pero Sakura no me
regañó, solo lo vi sonreír mientras me observaba con la mirada excitada. De
pronto lo sentí temblar y lo miré con más atención, estaba sonrojado… unos
segundos más y acabaría, moría por verlo.
Moví
la mano sin ánimos de perder el ritmo, estaba casi tan agitado como él, pero al
entrar en la desesperación del orgasmo presionó mi erección dejando su mano
quieta mientras que se derramaba en la mía. No hizo ruido alguno, solo abrió su
boca ligeramente para soltar el aire contenido y cerró los ojos con fuerza,
aunque aún respiraba agitado y estaba visiblemente afectado, volvió a mover su
mano buscando mi orgasmo, yo no quité mi mano de su entrepierna. Esta vez sus movimientos no frenaron ni perdió
el ritmo, apoyó su cabeza en mi hombro para escucharme mejor, aunque intenté no
hacer ruido como él, para mí era un poco más difícil controlarme, sobre todo
cuando se trataba de él tocándome.
-
Ah… - soltaron mis labios sin control
cuando estaba cerca… me tapé la boca con la mano libre y ahogué los sonidos que
se asomaban. Temblaron mis piernas y me derramé en su mano mientras sin ser
consciente movía mis caderas hacia ella, acto placentero que solía hacer cuando
estábamos juntos en la cama, era algo que sabía que a él le gustaba y se había
hecho parte de mí. Respiré agitado largos minutos, mientras él, al igual que
yo, dejó su mano permanecer allí, solo que él acarició mi entrepierna con
cierta ternura, provocándome cosquillas. – No hagas eso…
-
Estamos por llegar, enderézate.
Quité la mano de su
entrepierna y él quitó la suya de la mía, ambos nos abrochamos a la par los
pantalones y nos sentamos como si nada hubiera pasado, hasta con un poco de
distancia entre nosotros. Observé por el espejo retrovisor a Moshi, quien iba
feliz cantando en voz baja el final de la canción. En medio de la oscuridad su
mano tomó la mía.
-
¿Seguro quieres tomar esa mano? –
bromeé mirándolo risueño, él me observó con una media sonrisa.
-
¿Y cuál crees que te estoy ofreciendo
yo? – carcajeé.
En cuanto nos bajamos
del auto y entramos a casa, me sentía sumamente agotado.
-
Creo que iré directo a dormir…
-
Primero lávate la mano – me dijo
mientras me quitaba el abrigo, lo miré y me chupé los dedos mirándolo a los
ojos. Su cara pasó de la impresión al asco.
-
Ay Hide, ve a lavarte la boca también.
-
Pero si te gusta acabar en mi boca, ¿desde
cuándo tanto asco?
-
Pero es distinto, en esos momentos
está fresco – de pronto explotó de la risa por lo que había dicho.
-
¿Qué mierda dijiste? – me reí con él
también.
-
Ya vamos, bañémonos juntos.
-
No… yo quiero ir directo a la cama…-
no me dejó reclamar demasiado,me arrastró hasta la ducha.
-
Al menos podríamos meternos en la
bañera… - me quejé cuando tocó el agua de la ducha para verificar la
temperatura.
-
Lo pensé, pero me quedaré dormido si
me relajo demasiado…
-
¿Tan cansado estas?
-
Hide – me dijo mientras me quitaba la
ropa como si yo fuera un niño –No me tienes acostumbrado a tener sexo hasta la
cinco de la mañana todos los días. Yo no entiendo como tú no estás cansado.
-
Ah… eso… es que dormí siesta… - cuando
terminó, proseguí a quitarle la ropa yo – Pobre, pobre de ti… – ambos reímos y nos
pusimos bajo el agua juntos.
-
No me quejo… también tenía muchas
ganas de verte… - cerró los ojos sintiendo el agua caliente relajarlo y lo
abracé. Me gustaba mucho el tacto de la piel desnudo bajo el agua. Él me
devolvió el abrazo.
-
Nos tenemos que poner al día – concluí
del tema de conversación, él soltó una carcajada y acarició mi cabello.
-
¿Has estado bien? – levanté el rostro
para observarlo, por alguna razón la pregunta me descolocó y entonces recordé
que él había sido él ultimo en hacerla un par de meses atrás.
-
Si… estoy bien. ¿Tú estás bien? –
sonrió y asintió, volví a hundir mi rostro en su pecho. – Que me gusta sentirte
cerca… sé que te molesta un poco que sea tan empalagoso, pero es que realmente
te extrañé.
-
Nunca te he dicho que me moleste. –
sonreí. No, realmente no lo había dicho, solo que a él le costaba reaccionar
frente a mi exceso de amor cada vez que nos acabábamos de volver a ver luego de
demasiado tiempo.
-
Ya-chan…
-
Dime
-
¿Me dejarías lavarte el cabello?
-
Ah… claro, pero ¿cómo lo hacemos si
eres tan enano?
-
Pues siéntate. – me miró feo y de
malas se sentó, me daba risa como podía ser tan gruñón. Coloqué shampoo en su
ya mojado cabello y comencé a masajear, me gustaba cuidar de él, usualmente era
él quien me consentía, pero me gustaba que a veces notara cómo yo también lo
quería sin reparos.
Masajeé más de lo
necesario el shampoo en su cabello y lo enjuagué, también comencé a acariciarlo
con la esponja de baño, dejando con jabón y espuma su cuerpo.
-
Lávame bien – me dijo cuando notó lo
entretenido que yo estaba. De pronto se me ocurrió una idea. Me puse de frente
a él y comencé a pasar la esponja por sus piernas y de a poco subí por sus
muslos, él se tensó cuando vio mis ojos -¿Qué harás… ah… - no lo dejé terminar
su frase, me metí su entrepierna en la boca– Mmm… au, tranquilo, más lento… -
me pidió cuando arremetí con ansiedad lamiendo como si se me fuera la vida en
ello. Quité su entrepierna de mi boca solo para dedicarle más atención al
glande, succionándolo despacio y rozando mis dientes por él, luego volví a
meterla chupando con fuerza y moviendo mi boca de arriba hacía abajo. En pocos
minutos lo sentí agrandarse.
-
Por fin, estas un poco cansado parece
– le dije con una risita, usualmente Sakura se excitaba con facilidad, pero era
cuestión de ver sus ojos hinchados para entender el por qué.
-
Te voy a demandar por explotación
sexual – me reí.
– Hum… ¿debería dejarte dormir?
– Hum… ¿debería dejarte dormir?
-
No, ya me excitaste, ahora te haces
cargo – reímos los dos. Tomó un poco de shampoo y lo pasó por mi cabello
mojado. Yo volví a meter su ahora
erección en mi boca, mientras él me lavaba el cabello. La escena me divertía,
pero amaba tener su miembro en mi boca para distraerme con ello. Me excitaba
excitarlo, como no me ocurría con nadie. Mi afecto por Sakura era lo menos
egoísta que era capaz de sentir.
-
Aah… mm… - sentí el líquido preseminal
agriando mi boca y fue entonces que lo dejé. Él me miró a la espera de mi
próximo movimiento, de pronto me surgió una necesidad que había sacudido mi
cabeza muchas otras veces, pero jamás se la había confesado. Me metí entre sus
piernas abiertas y él masturbo nuestras erecciones con una sola mano. Besé su
boca, inconscientemente mi postura cambio de una forma no habitual entre
nosotros, levanté mi erección desasiendo su toque y abrí sus piernas mientras
empujaba suavemente mi erección con la suya, él me devolvió él beso algo tenso,
pero sus manos acariciaron mi cadera sin frenarme. Mi corazón latió extasiado. Sin
pensar, tomé mi miembro y busqué acariciarlo con su cuerpo mientras él tenía
las piernas abiertas, bajé por su erección, rocé su perineo y bajé un poco más,
solo entonces Sakura me alejó.
- ¿Qué haces? – su voz sonó extraña, entre curiosa y nerviosa.
- ¿Qué haces? – su voz sonó extraña, entre curiosa y nerviosa.
-
Solo… quería intentar… - ¿cómo se lo
decía? Él espero mirándome mientras mi erección aún rozaba el exterior de su
parte baja. – Intentar… lo que tú haces
conmigo…
-
¿Quieres que sea el pasivo? – su expresión
era la negativa más clara a lo que yo pretendía.
-
¿Por qué no? – mi tono sonaba más a
una súplica que una pregunta.
-
Porque no quiero… aléjate de esa zona
– me dio un suave empuje para que yo quitara mi entrepierna del lugar, lo miré
ofendido.
-
No entiendo porque te cierras tanto a
la idea, si es lo que yo siempre he hecho por ti, naturalmente en algún momento
te pediría que tú también hicieras el esfuerzo.
– arrugó el ceño y se puso de pie tomando una toalla y envolviéndose en
ella.
-
¿Qué haces?
-
Me voy a dormir.
-
Pero… estábamos en algo…
-
Ya no.
-
Oh vamos, Sakura. ¿Te irás a dormir
con las ganas o prefieres que yo te las quité? – le dije sugerente, dispuesto a
dejar mi petición de lado.
-
No sería primera vez que me duermo con
las ganas, estoy acostumbrado a que no estés. – cerró la puerta detrás de él
tras terminar de hablar. Me quedé allí, sintiendo el agua de la ducha caer
sobre mí.
¿Lo había ofendido?
Cuando salí de la
ducha no tenía buenos ánimos, no me gustaba tener ese tipo de discusiones con
Sakura, aunque no se le podía llamar así si ni siquiera lo habíamos hablado,
¿no?
Cuando fui a la
habitación por mi pijama, lo vi durmiendo profundamente. Sus ronquidos poco
habituales me hicieron darme una idea de qué tan cansado se sentía. Suspiré. Me
arrepentía de habérselo dicho, pero llevaba varios meses con la idea presente
en la cabeza, imaginando sus gemidos, y su cuerpo en las posturas que él
usualmente elegía para entrar en mí.
Lo miré dormir un
rato y luego bajé a ver un poco de televisión en el sofá. Sentía que Sakura me
había reclamado por mi poca estadía en casa, y si bien era cierto que
últimamente mi carrera de solista me exigía tiempo, mis ausencias no eran nada
en ese momento comparadas con las planificadas para futuro. ¿Y si Sakura se
aburría de mí? Podría encontrar a otra persona en su vida y querer
establecerse, lejos de la poca rutina que yo le podía ofrecer. Aquella idea no
me gustaba…
No estoy seguro de
cuando me quedé dormido, pero desperté sintiendo más cansancio que el día
anterior. Sakura estaba en la cocina preparando el desayuno en silencio.
-
Dormí horrible – me quejé en cuanto
entré en la cocina, él no se volteó a mirarme. Suspiré, detestaba aquella
sensación de pesar que solo nacía cuando él estaba molesto conmigo. - ¿Estás
molesto? – volteó a observarme con una ceja inclinada.
-
No.
-
Suenas molesto.
-
No lo estoy Hide. – suspiré sin
creerle –Siéntate, voy a servir la comida.
-
No tengo hambre.
Preferí
dejarlo solo, realmente no tenía hambre. Podía enojarme con cualquier persona y
no me afectaba, pero la tensión en las relaciones con Sakura siempre me
terminaba por agotar. Fui a la cama y me recosté en ella, aún estaba tibia por
el calor suyo. Me quedé tendido
queriendo dormir pero mi cerebro tenía otros planes, torturarme. Comencé a
pensar y pensar, de pronto estaba lleno de miedo de que Sakura quisiera
alejarse de mí.
-
Te estas comportando muy raro – me
dijo desde la puerta. Lo miré sintiendo mis ojos húmedos. Afortunadamente aún
nada salía de ellos.
-
Tú estás raro… molesto, aunque no lo
admitas.
-
No estoy molesto – se acercó a la cama
y se recostó junto a mí, pero sin taparse - ¿Por qué no dormiste conmigo
anoche?
-
Hum… no fue con intención, solo me
dormí viendo televisión, aunque cuando vine a la habitación estabas roncando
tan fuerte que dudo hubiera podido dormir contigo de todas formas.
-
¿Roncando?
-
Si… a veces roncas cuando estas muy
cansado… - me miró extrañado, pero lo ignoré intentando no reírme de su cara.
-
Entonces… ¿no fue porque estuvieras
enfadado?
-
Claro que no. ¿Cuándo me he
sacrificado a dormir en el sofá por eso? Si ese hubiera sido el caso, tú te
hubieras sacrificado. – se rió despacio y acercó su rostro para darme un beso
suave, pero yo no le respondí. – Eres
muy injusto. – lo dije en tono acusatorio, él me observó con la misma mirada a
la defensiva que cuando habíamos estado en la ducha, sabía de qué le estaba
hablando.
-
Lo sé… ¿De verdad te vas a poner así
porque no quiero hacer algo en la cama?
-
No es un “algo” menor. – me defendí.
-
Pero no deja de ser algo sobre sexo a
lo que le estas tomando demasiada importancia. Si tu no quisieras hacer algo en
la cama, yo no te insistiría tanto.
-
¿Ah no? – él negó con la cabeza – Bien,
pues si tú no quieres ser el pasivo, aunque sea una sola vez, me niego a seguir
siéndolo yo.
-
¿Eso quiere decir que no tendremos
sexo? – negué con la cabeza. Suspiró – Vaya manera madura que tienes de
arreglar las cosas. Bien, me tengo que ir – se puso de pie y fue hasta el
armario para tomar un abrigo.
-
¿No vamos a discutir esto? – le
pregunté sintiéndome frustrado.
-
¿Para qué? Ya tomaste tú decisión. – cerró
la puerta sin siquiera mirarme y yo ahogué un insulto en la almohada.
Durante la tarde de
aquel día fui al estudio a realizar el ajuste de idioma en algunas canciones,
aprender ingles me era muy difícil, por lo que un amigo me ayudaba a corregir
las letras y ajustar los tiempos. Sin embargo estaba de tan mal humor que el
staff temió corregirme, haciendo que el trabajo del día fuera más lento de lo
usual, probablemente terminara desechando todo lo que hiciese ese día.
Me quedé tendido un
rato en el sofá mientras escuchaba la pista grabada, pero no podía
concentrarme, solo podía pensar en la discusión de la mañana. ¿No era
importante, no? Es decir, si él no quería no debía de ser tan importante… ¿Pero
porque me sentía tan mal en relación con Sakura? Aquel sentimiento de
inseguridad me latía fuerte, él era importante para mí, probablemente quien más
me importaba, tener dificultades con él que era mi pilar, me hacía sentirme
temblar, como si en cualquier momento fuera a caer. Decidí llamarlo a su
estudio queriendo deshacerme con cierta desesperación del sentimiento que
amenazaba con crecer.
-
¿Diga? – contestó él la llamada.
-
Hola – le saludé de forma inusual, no
solía llamarlo, menos cuando estábamos en la misma ciudad.
-
¿Pasó algo? – su voz preocupada me
calmó.
-
No… solo… quería hablar contigo.
-
¿Estás bien? - asentí.
-
Solo… algo preocupado, no me gusta que
peleemos… - él suspiró.
-
Entonces no le des tanta importancia.
-
Pero… es que no es justo Sakura,
además… llevo mucho tiempo queriéndolo y solo no me atrevía a decírtelo… - me
mordí la lengua, ¿de verdad iba a insistir? De pronto temí que Sakura se
volviera a enfadar.
-
A veces siento que solo llegas a casa
por sexo. – soltó de pronto dejándome congelado del otro lado del teléfono.
¿Qué?
-
¿Qué mierda acabas de decir? –
entonces me enfadé yo. ¿Cómo se le podía ocurrir aquello? Sentí sus palabras
como una falta de respeto a mis sentimientos por él.
-
Que en los últimos dos años te has
quedado en lugares cerca del estudio, las únicas noches que llegas a casa, tenemos
sexo y te duermes. Cuando despierto al otro día ya no estás. Y ahora que estas
en casa porque tienes un horario más relajado de grabación, te enfadas si no
quiero algo referente a sexo y ni siquiera duermes conmigo… En dos años estoy
seguro de que como mucho habremos salido una sola vez a algún lugar juntos, ni
siquiera cenamos juntos en casa– se quedó callado, yo no respondí, entonces
agregó con un tono más suave - No te quiero reclamar, pero si tus sentimientos
han cambiado, agradecería que me lo dijeras.
-
No… claro que no han cambiado… Mierda,
claro que no. Sakura tú sigues siendo para mí tan importante como lo eras hace
dos, tres o seis años atrás… No puedo creer que realmente pienses que mis
sentimientos son superficiales…
-
No te indignes, jamás te he reprochado
nada Hide. Pero si lo estoy haciendo en este momento es porque realmente noto
que las cosas han cambiado entre nosotros. - de pronto las lágrimas se me comenzaron a
escapar impulsadas por el sentimiento de angustia que crecía, no las pude
controlar. Sakura se quedó en silencio probablemente esperando que yo hablara,
pero un sollozo traicionero le dio una pista de lo que ocurría a mi lado de la
llamada. – Oye… ¿estás llorando? – corté la llamada.
No quería hablar más
con él, sequé mis ojos y traté de respirar profundo, me puse el abrigo y cuando
me dirigía hasta la puerta para salir, el teléfono sonó. Miré el teléfono antes
de abrir la puerta, pero no lo contesté.
Caminé por la ciudad
mientras anochecía… pero el tumulto de gente me hizo alejarme del centro. Fui
entonces hasta un mirador que daba hacia el mar. Me gustaba mucho aquel lugar,
tenía varios arbustos alrededor de una banca que quedaba alejada de todo,
aunque a veces encontraba condones en el lugar, ya que al ser tan solitario
podía deducir a qué solían recurrir a él. Al menos yo jamás me había encontrado
con alguien allí.
Sentado solo en medio
del silencio dejé el enojo y la frustración salir en forma de lágrimas. ¿En que
momento le había hecho creer que ya no lo quería? ¿Cómo lo arreglaba? Sabía que
el itinerario a futuro con mi proyecto me exigía mucha más ausencia, Sakura se
enfadaría y tal vez optaría por despedirse de mi compañía del todo… La idea me
aterraba.
A medida que avanzó
el tiempo el cielo oscureció y no hubiera diferenciado el mar que se apreciaba
a la lejanía si no hubiera sido por un par de botes que alumbraban el puerto de
la ciudad.
-
Sabía que te encontraría aquí. –la voz
de Sakura apareció en medio de la nada, haciéndome dar un salto del susto. Lo
miré con impresión, pero no le pude hablar, hay nudos en la garganta que
realmente ahogan la voz. Se sentó junto a mí y sin decirme nada me abrazó. Cerré los ojos respirando su olor mezclado con
nicotina, y la calidez del momento me hizo volver a llorar. – No llores… Lo
lamento, no pensé que reaccionarías de esta forma, de lo contrario no hubiera
dicho nada… es solo que…
-
¿Llevas mucho tiempo pensándolo? – mi
voz sonaba temblorosa por lo que carraspeé intentando tener algo de dignidad,
pero no resultó.
-
No hablemos sobre eso…
-
Contéstame, quiero saber. – apreté su
cuerpo entre mis brazos, quería tenerlo más cerca.
-
Como un año…
-
Un año… - repetí… - Que tortura… lo
siento tanto… - de pronto él se tensó y
me alejó un poco aunque yo intenté aferrarme a su abrazo, finalmente logró poner
la distancia suficiente para mirarme a los ojos.
-
¿Aún me quieres? – vi en sus ojos que
realmente necesitaba escuchar mi respuesta, el simple hecho de que lo
necesitara me causaba culpa. ¿Habría tenido malas noches pensando en esto?
-
Claro que si… - cerró los ojos y me
volvió a abrazar.
-
Entonces no hay nada más que hablar al
respecto, vamos a casa Hide…- me levantó casi a rastras y me colocó la capucha
del suéter. Luego tomó mi mano y caminó conmigo tomado de ella por varias
calles.
-
Nunca tomas mi mano para caminar…
-
Eso es porque nunca vamos a caminar… -
no me miró para contestar, se veía algo triste con la situación al igual que
yo.
-
Tienes razón… - de pronto pasamos por fuera de un
restaurante de ramen donde se sentía un olor delicioso - ¿Podríamos…? Ah, pero
no traje mi cartera con dinero… - él me puso mala cara.
-
¿Qué excusa es esa para que te invite
a comer? Que descaro… - dijo en plan de broma mientras entraba conmigo de la
mano al restaurante.
Llevábamos años sin
comer en un restaurante local, usualmente yo lo invitaba a lugares más lujosos
en donde pudiéramos conseguir un privado para comer tranquilos sin preocuparnos
de que nos reconocieran estando juntos, pero a él no le gustaba tanto lujo, por
lo que de a poco desechamos aquellas salidas. Sin embargo esos pequeños lugares
si eran de su gusto. Sabia que pasaba todos los días a comer a los que quedaban
alrededor del barrio donde vivíamos, y hablaba con los ancianos hasta altas
horas de la noche, había uno que usualmente le pedía ayuda para cerrar, ya que
sufría de la espalda.
Él pidió por los dos
sin preguntarme, me gustaba que hiciera aquello, siempre adivinaba exactamente
lo que quería comer.
Ambos hablamos con el
anciano que no tenía ni menor idea de quiénes éramos. La charla cotidiana y el
ramen recién preparado eran delicias para alguien que solía estar rodeado
de gente que buscaba siempre agradar con lujos. Recordé una de las tantas cosas
por las que me gustaba Sakura entonces, la simpleza, la humildad, la negación
al lujo, mi cable a tierra.
Cuando volvimos a
casa, ambos nos sentíamos evidentemente de mejor ánimo.
-
Deberíamos hacer esto más seguido. –
le pedí mirando nuestras manos al caminar.
-
Si… pero para eso debes estar en casa
más seguido. – de pronto me quede de pie sin caminar, su frase me había
recordado lo que no había querido contarle aún.
-
¿Qué pasa? – lo miré preocupado de su
reacción. Bajé la mirada - ¿Qué me tienes que decir? – tragué saliva de forma
notoria.
-
Tengo planificada una gira… y grabar
un disco a la par… - mi tono sonaba a suplica – Eso significa que yo…
-
No estarás en casa por un par de
meses. – terminó mi frase con la voz fría, lo miré… sus ojos me dolían, me
acusaban y aceptaba la culpa.
-
Perdóname… - él suspiró, soltó mi mano
y camino solo, dejándome atrás. Caminé para alcanzarlo, pero él al ser más alto
y apresurar el paso simplemente me dejó atrás.
Me
sentí solo… Sentí que lo estaba perdiendo.
Cuando
entré en casa, tal vez diez minutos después que él, todo estaba oscuro, decidí
que aquel día probablemente yo tuviese que dormir en el sofá. Intuí que Sakura
no querría compartir la cama conmigo y aceptaba que quien debía sacrificar la
comodidad era yo. Fui al baño a lavarme los dientes y la cara, tenía los ojos
hinchados. Luego fui a la habitación por un pijama, estaba oscuro por lo que creí
que se había acostado a dormir, a tientas entré para quitar mi pijama de debajo
de mi almohada, y entonces lo escuché sollozar. Me congelé, literalmente, sentí
un frio de culpa que no recordaba haber sentido jamás. Los sollozos de Sakura
no pararon a pesar de que escuchaba su garganta tragando saliva intentando
controlarse. Encendí la lámpara y lo vi sentado en el suelo al otro lado de la
cama, abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre ellas, la imagen me hizo
querer quebrarme allí mismo.
Fui
hasta él y me arrodillé para abrazarlo.
-
Perdóname, no llores, no llores por
favor… Ya-chan, no llores – mi tono en súplica no demostraba ni la mitad de
necesidad que tenía porque dejara de sentirse de aquella manera, hacerle daño a
él me era insoportable.
-
¿Por qué no te das cuenta? – me dijo
con la voz rota, levantó el rostro y trato de secarse las lágrimas que no
tardaban en ser reemplazadas por otras – Estoy aquí, esperándote todos los
días, esperando una llamada, que llegues a casa, que te acuerdes que estoy
aquí… Todos los días por dos años me has dejado esperándote y yo he permanecido
aquí… Cada vez llegas menos… en el último año solo ha sido sexo… Todos los días
yo… - volvió a esconder su rostro entre sus manos, sus hombros temblaban, verlo
tan afectado me desconcertaba, no sabía qué hacer.
-
Ya-chan, lo siento tanto… como tu
siempre haz demostrado que puedes estar sin mí, que no me necesitas pero
escoges estar conmigo, entonces yo… simplemente creí que no pasaría nada si
permanecía tanto tiempo fuera de casa… Lo lamento, lo lamento tanto… - no podía
abrazar como quería su cuerpo en aquella posición, por lo me dediqué a besar la
poca piel que se veía, la de sus manos, la de su cuello y un poco de su hombro.
El sollozó unos minutos más, acaricié su cabello y abrí mi corazón como si
aquello le consolara de alguna manera – Siempre he pensado en ti como alguien
que no me necesita, pero que yo si necesito. Estaba tan seguro de que
disfrutabas nuestra vida de “espacio”, que nunca pensé que me extrañarías… Lo
lamento… y lo lamento por lo que se viene, puedo cambiar los planes y grabar
cuando la gire termine, ojalá pudiéramos vernos en algunos lugares de la gira
así podríamos salir juntos, como vacaciones… Sé que también tienes planes pero tú
también estarás de gira, ¿no? Podremos vernos en algunos puntos y… haré lo que
me pidas para que sientas que mis sentimientos por ti están intactos, lo que
pidas…
-
No quiero pedirte nada… - susurró aún
con el rostro escondido pero ya mucho más controlado, aunque sus hombros saltaban
por los sollozos de a segundos, ya no le ahogaban como en un comienzo – Quiero
que salga de tí – levantó el rostro limpiándose la cara sin mirarme a mí – Que
elijas estar conmigo a trabajar… tan simple como eso.
Estiró
sus piernas al parecer incómodo ya con la posición y me permití abrazarlo
entonces con comodidad, me senté sobre su regazo y envolví su cuello con mis
manos.
-
Perdóname por esto… - le pedí en el
oído. Abracé su cuerpo con fuerza, como si pudiera exprimir el dolor. – Nunca
te había visto así…
-
Nunca me había puesto así… - confesó volviendo
a secar un par de lágrimas – Estaba un poco ahogado– me alejé para mirarle el
rostro.
-
Eres la persona que más quiero.
Lamento hacerte daño…
-
No me digas eso… no me gusta sentir
que soy una carga que debes cuidar.
-
Es justamente por eso que he olvidado
cuidar lo nuestro, así que deja de ser tan orgulloso y demuéstrame que a veces,
aunque sean poquitas veces, tú también me necesitas. – me miró a los ojos y de pronto tomó con
ambas manos mi rostro para asegurarse de que yo lo mirara.
-
Te necesito siempre –su voz firme caló
hondo en mí. – Siempre te he necesitado, cada día, por eso te llamo cuando tú
no llamas, por eso te pido venir a casa….
-
Te amo – le dije sincero. Habían
pasado años desde que no lo decía, ni siquiera recordaba cuantos, las lágrimas
se me escaparon por montones cuando vi en sus ojos que estaba dañándolo. Tenía dos
opciones claras en mi mente; o lo dejaba para asegurarme de que ya no sería el
culpable para causarle aquel daño otra vez, o permanecía con él y hacía todo lo
posible por hacerlo feliz. Por la fuerza de mis sentimientos, es que solo podía
realizar la ultima opción. Lo besé con fuerza, como si aquello le dejara más
claro que necesitaba de él, pero Sakura se alejó de mí.
-
No es necesario estamparme la boca de
esa forma – se quejó con el rostro apenado – Bésame como una persona normal,
que necesita hacerle sentir a su pareja que lo ama – su tono suave y dulce en
aquella simple y significativa oración me hizo derretirme. Lo besé, dedicando
especial atención a que mi lengua masajeara la suya en una caricia tierna. Cuando nos separamos él se inclinó hacía mí
para esconder su rostro en el hueco de mi cuello. Sakura era muy alto, la
posición le costaba la comodidad, pero la mantuvo por varios segundos, luego
susurró tan despacio que no estuve seguro de si lo escuché o lo imaginé – Te
amo…
Acaricié
su cabello por un momento y fui yo el que termino abrazándolo y siendo acunado
en sus brazos, pero nunca dejé de acariciarle.
-
¿Estás mejor? - pregunté apoyado en su
hombro.
-
Si…
-
No te preocupes más, llegaré a casa
todos los días, y si estoy de gira, tal vez puedas venir conmigo…
-
No es necesario que seas extremista. –
me reí sin ganas.
-
Solo… quédate tranquilo con eso, lo
resolveré. – él no contestó. Me enderecé para mirarlo - ¿No me crees?
-
No es eso… - tomó un mechón de mi
cabello y lo colocó detrás de mi oreja - Es solo que, no me gusta ser el que
interfiera con tus planes, es por eso… que nunca te reclamé nada…
-
Prefiero que me digas si algo te
molesta, sobre todo si te causa algún sentimiento negativo… Mira como te pusiste
por acumularlos… - acaricié su rostro con pesar. Sabía que se sentía
avergonzado por haber llorado y que quería solo olvidar lo que había ocurrido,
pero no podía dejar de repetirle aquello para evitar que volviera a suceder.
Lo besé mientras lo
veía algo avergonzado, quise quitarle los pensamientos negativos de la mente,
pero él me alejo.
-
¿Qué pasa? – le pregunté confundido.
-
¿Desde hace cuanto que te gusta la
idea de cambiar de posición? – entendí inmediatamente que hablaba de la
discusión de la noche pasada.
-
Desde hace algunos meses… ¿Por qué? ¿Estás
pensando en intentarlo? – mi voz sonó más animada de lo que quería. El suspiró.
-
No…
-
Puedo… preguntar, ¿Por qué no?
-
No.
-
Sakura… - intenté mirarlo para obtener
una respuesta de su parte, una sincera, pero él desvió la mirada- ¿Qué es lo
que te asusta?
-
No es que algo me asuste Hideto… - se
sentó en la cama, lejos de mí.
-
¿Entonces? - me senté sobre sus piernas ignorando sus
intentos de alejarse de mí y lo abracé. El escondió el rostro nuevamente en mí.
-
Es que me da vergüenza idiota. - ¿Eh?
-
Pero soy yo, si hasta te he visto en
el baño, ¿Por qué esto te daría vergüenza? – acaricié su cabello, me sentí
fuera de contexto enterneciéndome con su timidez.
-
Pero es algo que no he hecho… que no
me atrae hacer… es decir, que no siento que haría yo, no puedo imaginarlo si
quiera.
-
Una vez me dijiste que antes de
conocerme, nunca te hubieras imaginado acostándote con un hombre… - el asintió
– bueno, aquí estoy yo, para hacer lo imposible otra vez – él se rio. Acaricié
su cabello y volví a repetirle – soy yo… pero esta bien, no insistiré. – prometí.
-
… lo siento…
-
No te preocupes, solo es un detalle,
no importa.
-
Mmm… puedo… decirte que al menos lo
pensaré… - quedé extrañado y sentí algo de ternura, noté que solo cedió de esa mínima
forma, en cuanto yo prometí no insistir, como si aún creyera que mis
intenciones con él solo se basaban en sexo. Suspiré.
-
Realmente no tienes que hacerlo. – lo abracé
fuerte y me coloqué junto a él para acunarlo en mis brazos, deseé que mi cuerpo
fuera más grande para poder hacerlo sentir protegido, pero sabía que, aunque no
fuera así, lo podía proteger a mi manera.
Cuando acabó el concierto
corrí hasta el camarín para darme una ducha rápida y lanzarme al auto.
-
Moshi, tenemos solo diez minutos para
llegar, las calles de Osaka no son como las de Tokio así que si vas por el
camino que te indiqué temprano deberías llegar a tiempo.
-
De acuerdo –estaba ansioso por
alcanzar a ver a Sakura tocar con su banda. Ambos estábamos de gira en Osaka, y
aunque llevábamos solo una semana sin vernos, ya me parecía demasiado tiempo.
Me había acostumbrado a nuestra rutina familiar de cada día. Al comenzar la
gira, la separación me golpeó fuerte, lo extrañaba demasiado, por lo que estaba
habitualmente llamándolo, incluso sus compañeros de banda le decían que tenía
una novia obsesiva. Claro que no sabían que era yo.
Alcancé a llegar para
las últimas tres canciones.
Luego fui con Moshi
hasta el hotel, algo desanimado por perderme casi todo el concierto. Subí en el
ascensor hasta su cuarto, viendo de reojo como un par de integrantes de su
banda estaban en el bar.
Toqué la puerta de su
habitación con nuestro singular golpe rítmico que le indicaba que era yo.
-
Hola… ¿por qué ese puchero? – cuando
me abrió la puerta llevaba solo un pantalón de pijama holgado puesto. Tenía el
cabello mojado. Entré sintiéndome derrotado.
-
Llegué muy tarde… solo vi las últimas
tres canciones…
-
¿Ah? ¿Fuiste al concierto?
-
Claro que fui… pero no alcancé a
llegar a tiempo… - él se rio de mí.
-
Tengo esto que te cambiará la cara. –
de pronto quitó la tapa a una olla que estaba servida en la mesa.
-
¡Curry!
Mientras cenábamos le
comenté acerca de los problemas técnicos antes del concierto. En mi banda había
dos amigos de Sakura, por lo que él se divertía escuchando historias sobre
ellos. Él también me comentaba sobre su banda, pero a veces sentía que se
medía.
-
¿Por qué pones esa cara? – le pregunté
cuando se quedó callado en medio del relato.
-
Es que a veces creo que te pones un
poco celoso…
-
Já. – me reí fuerte, me miró extrañado
– Más que un poco. – ambos reímos – Pero tranquilo, entiendo. No es como que
nosotros podamos solo formar una banda sin robarnos a Ken y que con el tiempo
Tetsuya quiera unirse, y de pronto tener otro L’arc en Ciel, pero esta vez uno
sin disquera publicitaria y tocando en bares de esos donde no caben las
baterías. – él se puso de pie y rodeo la mesa, estiró los brazos hacía a mí
para indicarme que fuera hasta él - … ¿Qué sucede? - me abrazó en cuanto me tuvo cerca.
-
Nada… solo ya hemos hablado
suficiente.
-
¿Me estas haciendo callar? – fingí
indignación y lo miré con una sonrisa, él se veía un poco extraño, tal vez nervioso.
- ¿Sucede algo? – negó con la cabeza, tomó mi rostro entre sus manos y me besó
con ansiedad. – Mmm… - quedé hipnotizado por la sensación de su beso… una
semana sin vernos y ya me sentía temblar con un simple beso. Nos quitamos la
ropa en el pasillo mientras jugábamos a quien tenía el control. Finalmente
caímos desnudos en la cama, Sakura se colocó entre mis piernas y deposito
suaves besos en mi cuello, luego marcó un camino de saliva con su lengua hasta
mi pezón, él que mordió con suavidad.
-
Ah… - por instinto lo aprisioné con
mis piernas queriendo sentir pronto un roce de él en aquella zona, pero se tomó
su tiempo para besar el otro pezón. – Mmm… - en medio del momento, estiré la
mano para encender las comunes lámparas de hoteles que están junto a la cama,
vi de reojo un lubricante sobre el velador. Me pareció atento de su parte
llevarlo hasta la gira. Metió mi
erección en su boca y perdí la cordura, no supe donde estaba, solo sentir su
lengua jugando con mi glande me hizo dar pequeños saltos incontrolables.
-
Tranquilo cariño… no quiero que acabes
tan pronto… - lo miré con adoración - ¿Qué?
-
Me dijiste cariño… - me reí feliz, él
puso los ojos en blancos restándole importancia. Luego volvió a meter mi
erección en su boca.
-
Ah… - tomé su cabello y comencé a dar
envestidas suaves contra su boca, aunque intenté no ir tan rápido por mi
ansiedad, él no se contuvo y chupó con demasiada fuerza haciendo que casi acabara
– Ya… aléjate de mí, que no voy a darte ese gusto – él se rio, se puso de pie
colocando su erección a la altura de mi boca, pidiéndome sin decir una palabra
que hiciera lo que más le gustaba.
Lo lamí con
vehemencia y jugué con su erección en mi boca por largos minutos, me gustaba
mirarlo mientras frotaba la lengua con la punta, como también cuando lo
recorría desde la base y subía lentamente por él. Luego volvía a bajar y lamía
sus testículos, no pude evitar bajar un poco más, hasta donde su posición me lo
permitía. Las imágenes de mi tomándolo y no al revés se hicieron presentes en
mi cabeza, pero intenté concentrarme en mi labor y dejar de desearlo con tantas
ganas, él parecía darse cuenta aunque no decía nada al respecto. Tomó mi
cabello comenzando a controlar las embestidas que le daba con mi boca, chupé
fuerte hasta que las mejillas me dolieron, pero conseguí lo que quería con
ello.
-
Aaaah… si… mm… - los gemidos de Sakura
eran el mejor pago para mí. – Ya… aléjate – rió mientras alejaba mi cabeza
tomándola por el cabello, pero yo me incliné para intentar chupar con fuerza
una ultima vez la punta de su erección – Noo… - me pidió entre risas, luego me
volvió a besar. El sabor agrio en mi boca lo hizo gruñir, me reí de él. –
Mierda tengo tan mal sabor a comparación a ti…
-
Es porque yo solo como pasto, pero no
me quejo, me gusta tu sabor… - le confesé.
-
Cállate – pidió avergonzado, me volví
a reír cuando de pronto noté la extraña posición que estaba tomando, sentándose
sobre mí. Busqué en los archivos en mi cabeza y no podía recordar ni una sola
vez que se hubiera acomodado así, al no ser que pensara levantar mis piernas
luego.
-
¿Qué haces? – me calló con un beso
permaneciendo allí, quieto, con las piernas abiertas sentado sobre mí y masturbando
su erección con la mía. Sin pensar coloqué mis manos a cada lado de su cintura
– Mmm… - bajó besando mi cuello y allí se quedó, cuando lo sentí levantarse un
poco y mover en círculos su cadera, me quedé en blanco. ¿Realmente estaba
haciendo lo que creía que estaba haciendo? Posicionó mi erección debajo de él y
repitió aquellos movimientos volviendo a esconder su rostro en mi cuello,
estaba tan excitado por lo que estaba viendo que temí terminar con solo la
visual- Ya-chan…
-
Eres tan enano que esto no está
resultando como creí - susurró desde su escondite.
-
Entonces quita tu rostro de ahí y
déjame mirarte…
-
No. – pasé mis uñas por sus omoplatos
y él se enderezó de inmediato por las cosquillas.
-
No hagas eso… - lo miré excitado por
el sonrojo en sus mejillas y me mordí el labio.
-
Entonces… ¿Quieres hacer lo que creo
que quieres hacer?
-
Pretendo al menos intentarlo…
-
¿Y eso? – Sakura se sonrojó un poco. –
Oye, no seas tímido – lo molesté un poco, pero él en un movimiento rápido me
apretó las mejillas con ambas manos.
-
No hagas que me arrepienta.
-
Auch no las presiones tan fuerte…
Entonces, el lubricante…
-
Mm… si, lo compré hoy…
-
¿Cuándo tomaste la decisión?
-
Hace algunas semanas…
-
¿Y porque esperaste hasta hoy para
decírmelo?
-
Porque no me atrevía. ¿Qué crees? ¿Qué
voy por la vida diciendo que quiero que me violen el culo? – estallé de la
risa.
-
No es lo mismo que quieras que yo lo
haga.
-
Qué tienes de especial tú, ¿eh? – me
miró desafiante.
-
Un pene de oro – Sakura se rió
conmigo. Acaricié su espalda, ya estaba más relajado. – Debo lubricarte
primero… - intenté que cambiáramos de posición pero él no se movió.
-
No… déjame hacerlo a mí – lo miré con
sorpresa – Tal vez luego lo haremos como quieras, pero esta vez déjame a mi… -
le costaba cederme el control.
-
No te haré daño Sakura.
-
Lo sé, solo… déjame a mí… tú
aprendiste como te gustaba en esta posición, ¿no? – asentí con una sonrisa,
jamás se lo había dicho, pero solía darse cuenta de esas cosas – Prefiero
hacerlo de la misma manera, así puedo moverme a mi gusto.
-
Está bien… pero hazlo, que tenerte así
me tiene mal – reí sincero.
-
Idiota depravado
-
Pero si tú también…
-
Silencio, déjame concentrarme. –
colocó lubricante en sus dedos y me miró sin saber exactamente qué hacer. – No
me veo – me reí
-
Déjame hacerlo a mí…
-
Pero no quiero que me veas ahí… -
suspiré fingiendo impaciencia.
-
No cambiaremos de posición, tranquilo.
– coloqué lubricante en mis dedos – Abrázame y levanta la cadera. – me rodeó
con los brazos sin mirarme y escondió el rostro creando una cortina entre
nosotros con su cabello, luego levantó el trasero, abriendo un poco más las
piernas. Lo sentí tenso en cuanto toqué la línea de sus nalgas y busqué su
entrada. – Tranquilo Sakura, esto no dolerá solo será un poco incómodo. – metí dos
dedos lubricados con gran facilidad dentro de él.
-
Mmg. – se quejó apretando su abrazo.
-
No estas tan estrecho como pensé que
estarías… - se quedó callado, pero hubo algo que me llamó la atención, fue solo
una pista en el segundo en que levanto una pierna para dejarme entrar con más
facilidad, como si hubiera sabido con cual pierna podía alcanzar una postura
más cómoda, algo que yo tardé tiempo en aprender. – Ya-chan…
-
¿Mm?
-
¿Te estuviste tocando? – se quedó
callado, por su silencio supe la respuesta. Tenía ganas de reírme de la
sorpresa, pero él apoyo la frente en mi hombro y entendí que estaba siendo algo
demasiado vergonzoso para él. – Me gusta tu actitud – intenté arreglar la
situación.
-
Shh… - susurró como suplicando
silencio, así que me callé. Vertí más lubricante en la palma de mi mano y en
los dedos y esta vez los metí lento y con suavidad mucho más adentro, él dio un
pequeño saltito.
-
¿Estás bien? – asintió – Lo dejaré
allí unos segundos. – el silencio se hizo un poco incómodo mientras lo veía
tenso – Ya-chan, si te habías tocado antes… ¿Por qué no sabias…?
-
Cuando lo hice me costó mucho
encontrar donde…
-
Ya veo. – quité los dedos, coloqué aún
más lubricante y volví a meterlos. Sakura se tensó, pero ya no hubo saltito ni
quejas. – Tranquilo cariño… - se quitó el cabello de la cara, probablemente por
calor y lo jaló hacía atrás, permitiéndome verle los ojos un poco llorosos -
¿Duele mucho?
-
No, es como dijiste, solo es incómodo.
– evitó mi mirada.
-
Los voy a mover… - asintió y apoyo su
frente en mi hombro. Comencé a mover las puntas de mis dedos, buscando llegar
más adentro. - ¿Estas bien? – de pronto soltó una pequeña risita - ¿Qué? ¿De
qué te ríes?
-
Es que… - se quedó callado.
-
Dime…
-
Es que tus dedos son muy cortos –
volvió a reírse y yo también me reí.
-
Si… los tuyos son mucho más largos que
los míos… ¿Estás diciendo que no sientes nada? – volví a reír.
-
Si siento… - su voz tímida me causo
ternura y besé su mejilla acalorada. – Creo que… deberías meterlo…
-
¿Ya? – él asintió - ¿Estás seguro?
-
Que sí…
-
Está bien… - Sakura levantó su cadera
y yo lubriqué mi erección, dedicándole especial atención a hacerlo bien y no
dejarlo solo caer. Él miró mi miembro con especial atención – ¿Qué pasa?
-
Nada
-
Tienes cara de miedo…
-
Si… nunca había encontrado grande tu
pene hasta ahora.
-
¡Oye! – se mordió el labio para controlar
una risa ahogada. – ¡Me agrada que lo estés disfrutando, pero no a costa mía! –
continuó con una risa dibujada en el rostro mientras yo le sonreí. – Te
gustará, sé que sí – le dije con confianza.
-
El pene de oro – de pronto ambos estallamos
de la risa – Lo siento, creo que estoy nervioso
-
Lo sé, tranquilo… - tomé su rostro
para besarlo y lo atraje hacia mí mientras disfrutaba del tacto de su lengua.
Él pegó su cuerpo al mío levantando la cadera, estábamos en la posición
perfecta. Tomé mi erección con una mano y la acomodé dentro de él, abriendo sus
nalgas con la otra mano. Sakura se abrazó a mi cuello jalando un poco mi
cabello, me separé medio segundo de él para hablarle – No voy a empujar, tú muévete
y decide hasta donde está bien. – asintió con los ojos cerrados y bajó su
cuerpo para dejar entrar mi erección, su ceñó se frunció y su rostro tuvo un
pequeño tic a causa del dolor. Yo tuve que morderme fuerte el labio, la visual
era prácticamente mi sueño erótico prohibido siendo realizado. Se abrazó a mí
mientras volvía a subir y a bajar, mis manos lo sujetaron por la cintura. Amaba
el cuerpo de Sakura, me parecía perfecto.
-
Mm… - se le escapó mientras escondía
el rostro.
-
¿Estás bien?
-
Si…
-
Muévete como gustes… - dediqué mi
atención a observarlo moverse lentamente sobre mí, a ratos mi erección se resbalaba
y yo la volví a acomodar. Sakura poco a poco perdió la vergüenza de disfrutar
frente a mis ojos.
-
Aah… - sus suspiros eran de bajo
volumen comparados con los míos, pero sus mejillas estaban rojas. De pronto me
miró a los ojos.
-
¿Qué?
-
¿Tú lo estas disfrutando?
-
Claro que si… solo estoy concentrado
observándote…
-
Ya… - me reí de él. Tan pocas veces lo
veía en posiciones tímidas que no soporte las ganas de besarlo, él me devolvió
el beso de forma apasionada, dedicando especial atención a masajear nuestras
lenguas de forma seductora. Aumentó el ritmo a medida que la excitación subía
– Aah… muévete cariño… muévete…
– Aah… muévete cariño… muévete…
-
Mm… - mordía su labio con fuerza para
evitar soltar quejidos, y a ratos escondía su rostro en mi hombro nuevamente –
Mierda, estoy todo sudado…
-
Si… Ahh… es buen ejercicio… - él se
rio antes de volver a besarme.
-
¡Ah! – soltó fuerte de pronto,
alarmándome, lo vi con la boca abierta impresionado de lo que descubrió.
-
¿Es ahí? – cerró la boca y asintió sin
mirarme a los ojos. Entonces yo me moví intentando embestir sin demasiada fuerza en
aquella zona. A Sakura le temblaron las piernas y lo vi agachar con fuerza el
rostro para que yo no lo mirara disfrutar con el rostro afectado.
-
Aah…. Aaha… - los gemidos de Sakura se
comenzaron a escuchar más a medida que yo lo embestía, los sonidos del choque
de nuestros cuerpos llenaron la habitación y solo faltaba una cosa. Tomé su
erección y lo comencé a masturbar, el apretó los puños y los dejo en mi pecho.
– Aahh… mierda… mmm…
-
Aah… -coloqué mis manos en su rostro y
lo obligué a mirarme a los ojos mientras lo embestía, sus quejidos llenaron mis
oídos, me sentía tan enamorado de él, la química entre nosotros siempre había
sido innegable en cada célula de mi cuerpo, todo de mi lo deseaba. Me tensé
mientras lo veía, me quedaba muy poco para acabar y él se dio cuenta,
moviéndose junto conmigo.
-
Si no quieres que acabe dentro… ah…
dímelo ahora…
-
Solo acaba callado – me regañó con los
ojos cerrados. Un par de movimientos más y me derramé dentro de él en uno de
los orgasmos más largos que había tenido en mucho tiempo, no dejé de moverme,
no podía, tampoco podía perder el ritmo de la mano que lo masturbaba aunque
estaba exhausto, necesitaba ver el orgasmo de Sakura que lo sentía acercarse
por el temblor en sus piernas. – Aah… Hide… mmg.
-
Hazlo. – cerró los ojos y abrió la
boca una vez más mientras el liquido caliente caía por los dedos de mi mano y
mi abdomen.
-
Aaaah… ah… - se quedó respirando
agitado con los ojos cerrados y apoyó su frente en la mía. Luego me dio un beso
corto.
-
¿Estás bien?
-
Si… ah… ahora que todo pasó me siento
algo incómodo.
-
Es porque terminé dentro… - le dije como
una disculpa.
-
No importa, te lo debía. – se alejó de mí, para arrojarse a la cama,
agotado.
-
¿Querías hacer esto o solo fue para
darme en el gusto? – le pregunté sintiéndome un poco culpable. Él suspiró.
-
No es como si pudiera hacer ese tipo
de cosas solo por darte en el gusto.
-
¿Entonces querías? – le insistí en
obtener una respuesta mientras secaba con un pañuelo las gotas en mi
abdomen. Me miró y me golpeó con la
almohada para evitar responder. – Que sensible princesa.
-
No me digas así idiota – lanzó la
almohada directamente en mi cabeza mientras yo me acostaba
-
¡Oye! – ambos nos reímos. – Ven,
métete bajo las frazadas.
Se
arrastro para meterse bajo de ellas y yo me acurruqué junto a él.
-
Estoy feliz – le dije con una risa
nerviosa. El leve rubor que apareció en su mejilla me tentó a mordérsela, y lo
hice.
-
Au… - me abrazó riendo y acarició mi
cabello mientras yo me acomodaba en su cuerpo para dormir. No dijimos nada más,
pero hubo un instante en que él se colocó a cantar. Lo miré extrañado, pero me
ignoró, volví a acomodarme y tuve una leve sensación que era la forma en que me
decía que también estaba feliz.