Nos
adentramos en el edificio y caminamos rumbo al ascensor.
-
Me sorprende que tengas
un departamento, siempre creí que te gustaría tener tu propio patio tras de
casa. – comentó intentando romper el silencio.
-
Y me gustaría, sin
embargo encontrar casas en Tokio es tan difícil como conservar la virginidad de
Ken-chan.- Ambos reímos por mi broma.
-
Recuerdo que en aquel tiempo Ken-chan jamás dormía solo.
-
Tu tampoco.- pensé en voz alta.
Cuando noté
que dije aquello en voz alta me enfade conmigo mismo. “Idiota, idiota, idiota”
me repetía. Hide me observó con la boca abierta, luego de unos segundos se
repuso y bajó la mirada. Claramente yo sabía arruinar el momento y hacerlo más
incómodo. Como si él no supiera que ambos dormíamos juntos.
-
Yo… - comencé a decir
cuando las puertas del ascensor se abrieron en mi piso. Me decidí a caminar en silencio para encender
las luces, sentía mi corazón pesado, sentía que había arruinado todo y que Hide
en cualquier momento querría huir de allí.
-
Wau…Eres un cerdo. –
exclamó sorprendido, negando con su cabeza. – ¡No puedo creer que teniendo este
desorden invites personas a casa! ¿Qué es eso? – dijo agachándose a tomar algo
con sus manos - ¿Ropa interior? Vaya… aun mojas un poco tus calzoncillos…
“¿Qué?”
-
¡Oye! ¡Deja eso! – le grité cuando le quitaba la ropa de las manos, ahora el avergonzado era
yo.
-
¿Cómo quieres que lo deje?
¡Hay ropa por todos lados! ¿Qué es esto? – ésta vez lo que tomó en sus manos
fue una composición… iba a detenerlo por
vergüenza, pero me detuve… realmente no me importaba que él leyera mis
garabatos, me conocía mejor que lo que un par de palabras al azar pudieran
decir de mí.
Mientras el estaba de pie leyendo las hojas
que encontraba, yo recogí un poco de ropa, basura y platos sucios que habían
por allí, en un par de minutos logre que todo quedara decente.
-
Ahora puedes sentarte.- le dije sentándome primero y dejando un
espacio a mi lado.
-
Éstas composiciones son muy…- el dudó de sí decir realmente lo que
pasaba por su mente.
-
Dilo…- le incité, sabía que
realmente me diría su opinión y si era negativa, realmente no importaba
demasiado, gran parte de mis garabatos nunca concluían en una verdadera
composición.
-
Muy propias de ti… son diferentes en el nivel de madurez de las
palabras que usas, todo parece guiar más
a una reflexión o al sentimiento preciso de una situación, no son palabras al
azar que interpreten algo, son más bien la respuesta de una interpretación, sin
embargo tiene un sello muy propio de ti, me gusta…
Vaya. Yo no
había analizado realmente lo que escribí y si lo hacía, definitivamente esa no
sería mi conclusión.
-
Gracias…- le dije un poco sonrojado.
-
Eres diferente al Ya-chan de mis recuerdos…- susurró despacio mientras
se sentaba, ambos continuábamos ebrios por lo que nuestros movimientos eran
lentos. Acomodó su cuerpo en dirección a mí y me observó a los ojos, sus
expresivos ojos brillaban, durante un momento estuve seguro de que había cariño
y admiración en su mirada- De cierta forma, continúas siendo tu, pero gran
parte de ti ha cambiado… tu actitud es diferente, sin embargo… tus principios
continúan siendo los mismos, puedo notarlo, tu presencia se siente de la misma
forma en que se sentía hace 20 años. – Hide suspiró, yo tenia un revoltijo de
sentimientos… estaba emocionado, saber que esa era su opinión respecto a mí me
hacía sentir feliz. De cierta forma sentí que sus palabras eran reales, siempre
había creído eso de mi mismo al menos, que alguien que te conoce lo
rectificara, solo me hacía sentir mayor plenitud conmigo mismo. – Es increíble
como nunca dejaste de serle fiel a tus principios… a tus creencias y a pesar de
que siento que tu forma de observar el mundo ha cambiado, tu forma de sentir lo
que te rodea continua intacta… nunca creí que cuando nos viéramos volvería a
sentirme así.
-
¿Así? – pregunté apoyando mi cabeza en el respaldo del sofá, mi
cuerpo también estaba en dirección a él. Hide hizo lo mismo acomodándose y ambos nos permitimos
envolver por una burbuja de tranquilidad. Las mismas que nos envolvían hace 20
años atrás.
-
Siento que por estos minutos
todo va a estar bien… - Cerró sus ojos respirando tranquilamente, analicé un
poco sus palabras, quise ignorar todas mis emociones y el deseo que me invadía
al tenerlo tan lejos, por lo que me
concentré en el significado de sus palabras, usualmente siempre queriendo decir
más de lo que dicen en realidad.
Como si
hubiera escuchado mi pregunta silenciosa respondió en susurros:
-
En mi vida normal me siento asustado de todos los que me rodean,
de cierta forma todos son una amenaza para mí, es como si sintiera que en el
fondo todos quieren conocerme para mostrarme desnudo ante el mundo, intento…
que incluso que las personas que me rodean no sepan realmente como me siento…
intento esconderme todo el tiempo y vivo
con el miedo de que alguien me exponga más de lo que podría soportar. – A
medida que hablaba, sentí enormes ganas de protegerlo del mundo y de todos
quienes siempre se golpeaban por obtener algo de él; información, una palabra,
sentimientos, su corazón… tomé su mano y dejé mis dedos jugar con la piel de su
muñeca.
-
Siempre has odiado que alguien conozca tus intensiones, tus pensamientos,
tus ideas, siempre te ha resultado más cómodo mantenerte callado, tranquilo
mientras el huracán de pensamientos se revuelve en tu mente… eres fascinante por ello Hide… nunca te ha
importado que opinen de ti realmente, mientras el verdadero tú esté escondido,
es intocable y las opiniones no llegan hasta él. – Ésta vez yo le hablé en
susurros para mantener nuestra tranquilidad dentro de la burbuja, el cuerpo de
Hide poco a poco se acerco a mi hombro hasta que se apoyo en mí completamente.
-
Pero tú si sabes quién soy realmente…
Pensé en
ellos unos momentos… en estos minutos había intentado buscar similitudes del
Hide de mis recuerdos y este Hide 20 años más viejo, y aunque había encontrado
unas pocas, comprendí que no lo reconocí por completo por que ambos actuamos a
la defensiva, en un primer momento se mostró conmigo como se mostraba con sus
viejos conocidos, pero había llegado éste momento en donde por fin ambos nos
estábamos dejando ver tales cuales éramos.
Y era él, él
mismo pequeño Hide de mis recuerdos. El mismo hombre que odiaba ser tratado
como mujer pero que amaba vestirse como una, el que adoraba beber café, él olor
de la madera, él sonido de la lluvia, el que huía de los insectos y prefería
mantener la luz encendida hasta dormirse. El que sentía cosquillas en su cadera
y detestaba ser abrazado por extraños, el que lloraba fácilmente y era capaz de
trasmitir más con su mirada que con palabras.
Continuaba
siendo él. Se había oculto tras su identidad de fama, pero seguía siendo el chico
que yo tanto amé.
Respecto a
mis sentimientos, estaban claros, todos estaban derretidos bajo la presencia de
Hide, sin embargo mi cabeza tenía una confusión no tan simple y yo preferí solo
dejarme llevar, fuera lo que fuera a lo que nos destinaría aquella situación,
valdría cada segundo y yo lo sabía.
-
Yo adoro quien eres realmente…- le confesé con toda la sinceridad
de la que era capaz.
Hide levantó
el rostro, sus mejillas estaban un poco ruborizadas, de la misma forma que sus
ojos un poco llorosos. No sabía si era debido a la ebriedad pero sentía un gran
alivio y los ojos de Hide parecían trasmitir lo mismo, estuve seguro entonces
que mi rostro debía verse igual.
Nos observamos un par de segundos y sin ser
consciente de mis pensamientos, observé su boca luego…
volví dirigir la mirada a los ojos de Hide, él también observaba mi boca… mi
estomago se contrajo. Moría por besarlo y de tan solo notar que aquello era
compartido, quería mucho más que un beso.