sábado, 2 de noviembre de 2019

Fan fiction Entichers - Capítulo 3: Estima


Naoto ajustaba mi camisa con una pinza que cosía mientras yo ya tenía la ropa puesta.

-          No sé cómo podré quitármela antes de irme– me quejé.

-          Puedes pedirle a ya sabes quién que te la quite– me soltó antes de guiñarme el ojo. Yuki a mi espalda rió. Yo sólo suspiré.

-         ¿Por qué arlequines? – pregunté, entonces la respuesta fue obvia cuando vi los ojos de Naoto – Porque él será Alicia– me respondió Yuki, el diseñador sólo me sonrió como respuesta.

Estaba nervioso. Aunque todos me habían saludado con amabilidad, había cámaras por todos lados y lo único que pedía era que mi rostro nervioso al estar junto a Hide no fuera demasiado evidente. Además, la transmisión de la entrevista previa seria transmitida en vivo.

-          Yuki... – le pedí cuando estábamos listos y caminábamos hacia el estudio donde estaban presentando a los invitados.

-          Dime

-          Habla tú.

-          Descuida… yo me encargo, sé que no te gustan estas cosas.

Hide estaba en frente mío pero se esforzaba en no mirar en mi dirección, tuve la sensación de que estaba en la misma situación que yo. A pesar de que el lugar estaba atestado de gente y yo intenté prestar atención a las preguntas del locutor y responder de forma simpática, toda mi atención estaba enfocada en Hide: en qué hacía, en cómo se movía y, aunque sólo miraba de reojo, tenía la percepción de que lo estaba leyendo a la perfección.

Siempre había sentido una fuerte química con él que había intentado ocultar incansablemente, pero no lo había logrado del todo. Las pocas veces que su mirada se dirigía a mí me perturbaba.

Afortunadamente Yuki pudo tomar el control de las preguntas y desviarlas a su atención, algo que agradecí, incluso en un instante mi micrófono se apagó y agradecí aún más el error de algún pobre y cansado staff. Finalmente nos permitieron irnos del lugar y vi a Hide correr hacia su camarín para que le cambiaran el próximo vestuario. El celular en mi bolsillo vibró. Lo miré, era un mensaje de Hide:



“Por favor, recuérdame lo que es compartir escenario contigo.”



Lo leí dos veces antes de recordar las palabras de Naoto:

“No se preocupe por nada, Hyde-san sólo quiere disfrutar de un momento en el escenario junto a usted. Le estima.”

Me sentí halagado de cierta forma.

-          ¿Por qué sonríes? – me preguntó Yuki.

-          Ah, es que creo que ya es nuestro turno.

-          Ah, sí, sí, pasemos a acomodarnos– Natsu, el baterista de Hide con quien tenía amistad desde hace muchos años, desde su posición a la lejanía me hizo un gesto para desearme éxito.

Finalmente todo sucedió más rápido de lo que me esperaba. Comenzamos el acústico con mayor lentitud que la canción original, Hide jugó un poco con la voz, más que incluso en el ensayo, lo que me sorprendió, había olvidado lo que era su presencia en el escenario... tan consciente de que cada detalle estaba siendo observado. Volteó a observarme dos veces, una mucho más larga que la anterior, pero no hubo mayor atención que esa y yo lo agradecí.

En menos de diez minutos ya todo había acabado y todas mis noches de insomnio y toda la ansiedad de esos días se esfumó.

Cuando salí del escenario estaba muy cansado, no pude quedarme a ver el resto del show y tampoco quise ir a saludar celebridades, simplemente me escondí en el camarín y me acosté en un sofá.

Mi celular vibró, lo miré sabiendo que no podía ser Hide ya que estaba cantando en ese preciso momento y lo escuchaba desde el camarín.

Era Yuki:

“Sakura, debo tocar un par de canciones más. Puedes irte a casa si lo deseas, nos veremos mañana”, leí con algo de enfado. No quería irme… no sin un minuto a solas con él, pero sabía que toda la atención estaba en él y sería difícil que pudiéramos estar solos… y yo estaba tan cansado que, aunque pensé esperar hasta que todo terminara, me quedé dormido… allí.







Sentí una mano acariciar mi cabello, aquello era tan relajante que me recordaba a mamá., a cuando era pequeño y no podía dormir. Siempre lo hacía. Y también él… también él lo hacía. 

Abrí los ojos.

-          Hide – lo llamé algo adormilado sin siquiera verlo, pero tenía que ser él.

-          No tienes idea de que hora es, ¿verdad? – me susurró. Llevaba el cabello mojado y los ojos irritados y algo rojos.

-          No…

-          Son las tres y media de la madrugada… - abrí los ojos de la sorpresa.

-          Mierda…  Es que estaba cansado, supongo que no desperté con todo el ruido…

-          Yo ya me iba y un staff me dijo que estabas aquí.

-         ¿A esta hora te ibas?

-          Si… Debía arreglar detalles para mañana.

-          Mmm… - me volví a recostar, tenía el cuerpo agarrotado.

-          No podemos estar aquí más tiempo… Vamos– me tomó las manos para levantarme.

-          Si… pero tengo tanto sueño que no creo que pueda manejar. 

-          Manejaré yo entonces, ¿en qué hotel te quedas?

-          En el de siempre…  - me levanté a duras penas.

-          Eres tan tacaño, podrías buscarte uno mejor…

-          Tú eres el que malgasta dinero en lujos innecesarios.

Caminamos juntos por el pasillo y comencé a despertar de a poco, aunque los bostezos aparecían para recordarme que estaba realmente cansado.

– Puedo tomar un taxi – le dije en cuanto llegamos al estacionamiento y él le ordenó a su staff marcharse sin él.

-          No, vamos– le tendí las llaves de mi auto y lo observé mientras se acomodaba en el asiento para manejar. ¿Quería irse conmigo? Así parecía.

-          ¿Vas a dormir conmigo en ese hotel de mala muerte?

-          Supongo – dijo sin vergüenza mientras encendía el auto.

-          “Sakura, ¿puedo dormir contigo hoy?” – mi voz ronca impidió que mi voz sonara con el tono de broma que quería, pero él entendió.

-          No te haría una proposición tan sucia.

-          ¿Ah no?

-          No, tú eres él que acaba de hacerla, así que no tengo para qué– me reí.

-          Sinvergüenza. – el también rió bajito – Aunque si me ves, no estoy en condiciones de estar despierto por demasiado rato.

-          ¿Crees que sólo vine a dejarte porque quiero sexo contigo? Así como te ves, valdría más la pena hacerlo con un muerto.

-          Sabía que los rubios tenían fetiches extraños– mi broma lo hizo reír fuerte, lo que me ayudó mucho a despertar.

-          Nunca te ha gustado el rubio.

-          No.

Llegamos al hotel y al bajarme me estiré, sentía el cuerpo listo para dormir una docena de horas. El viaje, el ensayo durante toda la tarde, más el concierto y todo el estrés de la participación en esa fiesta de Halloween me habían liquidado la poca fuerza que tenía a mi edad.

Dejé a Hide entrar en mi habitación primero haciéndole una inclinación como si fuera una dama, me miró ofendido por ello. Por suerte tenía una pizza guardada de la tarde, que recalenté en cuanto entramos.

-          No como a estas horas Sakura… ya no– se disculpó mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba en la silla.

-          No me vengas con tus cosas de nena. Si tienes hambre comerás, sólo si no la tienes acepto que no quieras comer– se quedó callado y se dispuso a buscar vasos y los lavó.

-          ¿Tienes algo para beber?

-          Hay cerveza en la nevera.

-          Perfecto.


Lo vi comer como si llevara días comiendo pasto, que supuse que sería el caso.

-          Oye, ¿no te estas sobrepasando de exigencias contigo mismo? Digo… ya no tenemos veinte años, hay que disfrutar un poco.

-          ¿De qué hablas? – me preguntó con la boca llena.

-          De la comida.

-          Ah– masticó lento y luego bebió un sorbo de cerveza – Tú sabes muy bien lo que me molesta subir de peso – suspiré.

-          Tú no cambias… Oye… ¿Cómo has estado? – de pronto mi pregunta tan simple pareció extraña entre nosotros. Aunque solía ser lo primero que le preguntaba cada vez que lo veía, su mirada extrañada me confirmó que: o no se lo preguntaban usualmente, o mentía al momento de responderla.

-          En general bien, aunque con un par de crisis… de esas que vuelven– lo miré para ponerle más atención – Estoy motivado para hacer cosas nuevas pero al mismo tiempo estoy siendo muy negativo, siento que pierdo el norte con facilidad y por eso quería compartir escenario contigo– no entendí y lo vio en mi rostro, por lo que se explicó – Tú nunca has perdido el norte. Me inspira tocar contigo, siempre fue así– se chupó los dedos cuando terminó de comer, algo muy poco usual en él, pero me dio cierto agrado verlo disfrutar de algo tan simple como una pizza barata recalentada en un microondas.

-          Supongo que porque mi norte esta precisamente en disfrutar lo que hago y no en una meta.

-          Lo sé… pero necesitaba compartir escenario contigo, lo digo en serio. Llevaba mucho planteándomelo pero sabía que no serías muy feliz si te invitaba a tocar con Vamps.

-          No es mi estilo en absoluto.

-          Lo sé– se me escapó un bostezo– Vamos a dormir…

-          Si… - se puso de pie y fue directo al baño - ¿Tienes un cepillo de dientes de más o debo usar el tuyo? – me reí.

-          Ni lo pienses puerco, tengo uno nuevo en la maleta, espera...– le llevé el cepillo y me puse junto a él a lavarme los dientes. Nos sonreímos de forma tímida, probablemente al igual que yo recordó cuando eso fue rutina.

Fui hasta la cama y me quité la ropa a oscuras. Pensaba en acostarme con ropa interior, pero en un momento de impulso me la quité y me metí desnudo bajo las sábanas. Hide llegó después y encendió la lámpara del mueble.

-          ¿Me prestarás algo para dormir? –enredó sus pies con la ropa que me había quitado y la recogió - Oh… espera, ¿te acostaste desnudo?  Que pervertido eres.

-          ¿Qué te preocupas? Con el sueño que tengo me dormiré antes de que te metas a la cama.

-          No suenas con tanto sueño como cuando estábamos en el auto.

-          ¿Por qué? ¿Quieres que hagamos algo? – me volteé para mirarlo de forma sugerente levantando las cejas.

-          La verdad no lo sé... – lo miré extrañado – ...no sé a qué vine.

-          Hide… - de pronto me sentí ridículo, tal vez había malentendido todas las señales de atención que había percibido durante toda la noche. Quise demostrarle que realmente no pretendía aprovecharme de la situación – Oye, puedes dormir aquí y yo en el sofá.

-          No seas bobo – se quitó la ropa, toda ella, con la luz encendida y se metió bajo las sábanas sin pudor. No me tocó ni yo a él, sólo acercó su almohada a la mía para observarme a los ojos– Me refería a que no sé qué pretendo, sólo… estoy disfrutando de tu compañía. Pero tienes razón, me paso todo el tiempo haciendo cosas, persiguiendo algo y no me detengo a disfrutar el momento. Incluso en mi vida privada soy así… y cuando estoy contigo me descoloca tu actitud tan diferente a la mía– debí quitar mi mirada de sus ojos – Y me gusta cómo eres conmigo cuando estamos solos. Me gusta mucho… estar contigo a solas.

-          ¿Lo dices por mi actitud cuando estamos en público? – él asintió.

-          Pero lo entiendo…   de cierta forma soy eso que quisieras borrar de tu vida, ¿no? – volví a mirarlo a los ojos algo incrédulo de lo que había escuchado, pero todo enfado desapareció cuando lo vi notoriamente triste por lo que acababa de decir en voz alta – No me mires así, siempre has hecho hasta lo imposible para que nadie se entere de lo que sucedió entre nosotros.

-          ¿Y crees que desearía que no volviera a ocurrir? ¿O que me arrepiento de algo que ha sucedido entre nosotros? Porque, si lo piensas un poco, estoy desnudo en una cama a dos centímetros de ti y de forma voluntaria, más que gustoso de compartir la cama contigo. ¿Crees que quisiera borrar esto? – él suspiró. 

-          Te da miedo que sepan que alguna vez te acostaste con un hombre– concluyó.

-          No me da miedo eso Hide. Me da miedo convertirme en: “Sakura, él que se acostó con Hyde de L’arc en Ciel”, y que parte de mis reconocimientos como músico giren en torno y gracias a eso– él se quedó en silencio – Tú desde tu posición puedes hacer lo que quieras, nada te hará caer a estas alturas, estás consolidado, que te propongas metas aún más altas es otra cosa, pero tienes más éxito del que te propusiste desde un inicio. En cambio yo soy baterista, incluso de varias bandas porque odio encasillarme. Si algo me da pánico es quedarme en una etiqueta y que sea precisamente una que nada tiene que ver con mi trabajo, esa es la peor. Además, si fueras una mujer tampoco diría que me acosté contigo, de eso que no te quepa duda– Hide se acercó a mí hasta tocar mi hombro con sus labios y lo besó. Me congelé al sentir el tacto de sus labios fríos en mi piel tibia.

-          Sé que estás cansado pero... ¿podrías hacer el amor conmigo esta noche? – lo miré unos segundos perplejo de escuchar la propuesta en voz alta. Me volteé del todo y coloqué mi mano en su cintura antes de besarlo con suavidad dejando que ni un solo pensamiento se cruzara en mi cabeza. Me concentré en él.

-          Si… - le susurré entre besos. Él me rodeó el cuello con ambos brazos y de a poco se posicionó sobre mí. Cuando su piel rozó la mía, sólo entonces me sentí desnudo realmente, y aunque lo disfruté no tuve precisamente una sensación de seguridad.

-          Déjame estar arriba, estas muy cansado… - me susurró en el oído con un tono que yo recordaba. Luego me lo mordió con fuerza el labio inferior.

-          Oye... – lo regañé mientras me recorría un escalofrío. Se rió – Hide…

-          Dime – besó mi cuello con pequeños besos mientras se disponía a bajar por mi cuerpo.

-          Apaga la luz… - le pedí sin mirarlo.

-          ¿Ah? – levantó el rostro para observarme dudoso - ¿Por qué?

-          Sólo apágala.

-          ¿No quieres mirar cómo lo hago?

-          No es eso... – me miró a los ojos un segundo. No se lo diría, por nada del mundo me haría decir aquello en voz alta, pero él lo dedujo.

-          ¿Qué te apena?

-          ¿Vas a hacerlo o no?

-          Ya-chan, soy yo… - me llamó de la forma en que solía hacerlo hace años. Me mordí la parte inferior de mi mejilla. ¿Por qué lo tenía que hacer tan difícil? Bastaba con apagar la lámpara y ya– No la apagaré, yo sí quiero verte.

-          ¿O quieres que te vea a ti pervertido?

-          Las dos cosas– se acomodó sentado sobre mí y comenzó a rozar mi entrepierna en su entrada mientras me besaba. Con mis manos tomé su rostro para besarlo con profundidad… Tenía razón, no tenía sentido preocuparme o sentir vergüenza, después de todo… era él. Aunque quitarme la pena me costó unos minutos de concentración en sus besos.

-          Mmm… - ahogó los gemidos en mi boca mientras se frotaba contra mí y yo le recorrí el cuerpo con mis manos.  Se separó unos instantes para mirarme coquetamente mientras se movía – Aaah…  déjame tocarte también…

-          Adelante – le dije subiendo las manos y prácticamente dejándolo hacer lo que quisiera. Se rió por mi gesto de entrega y pasó su lengua por mi cuello, llegó hasta mi pecho y chupó uno de mis pezones. Lo miré extrañado a medida que me tensaba un poco, aquello era algo que solía hacer yo, pero jamás lo había hecho él. Miró hacia arriba en mi dirección y colocó una expresión típica en el cuándo se avergonzaba– Lo siento, sólo me pillaste desprevenido. Sigue… - le quité la mirada de encima cuando sentí su boca en mi otro pezón y cerré los ojos, no se sentía para nada mal. Bajó despacio por mi cuerpo dejando un camino de besos hasta mi ombligo donde se detuvo, y en la espera lo observé curioso. Estaba mirando mi entrepierna con atención - ¿Qué…? – sonrió apenado.

-          Nada, sólo… creo que nunca lo mire con exactitud.

-          ¿Ah?

-          Nada… - lo tomó y se lo metió a la boca antes de que pudiera preguntarle por más detalle. La sensación de una ola de calor que me subió desde la cadera hasta la cabeza me impidió decirle cualquier cosa, me quede inmóvil observándolo, completamente abrumado por la sensación de placer.

-          Aah… - Hide movió sus labios delicadamente sobre mi entrepierna, besándola, atrapándola con la boca y saboreándola de arriba hacia abajo e incluso sumando más piel de aquella zona a sus caricias– Mmm… ya hazlo… - se rió.

-          No sueles ser tan ansioso.

-          Ni suelo estar tan cansado – me excusé.  Se acomodó sobre mí nuevamente y ensalivó sus dedos para dilatarse así mismo. Era algo divertido y muy poco usual de ver.

-          No te acostumbres a verme así– me leyó el pensamiento. Finalmente lo dejó entrar haciéndome cerrar los ojos por el primer escalofrío– Aaaah…

-          Mmm… Hide… muévete… - acaricié con mis uñas su abdomen mientras su mano tomaba la mía para sujetarse de ella.

-          Aaah… - sus mejillas se ruborizaron cuando comenzó a moverse, para mi sorpresa, tan o más ansioso que yo. No dudó ni un minuto en comenzar a moverse con rapidez de adelante hacía atrás y de abajo para arriba, sin bajar el ritmo desde el primer movimiento. Lo tomé por las caderas para ayudarle a sujetarse.

-          Aaah… - me miró mientras se acomodaba el cabello hacía atrás mientras saltaba sobre mí, dejé descansar la mano izquierda sobre su pierna tensa. Los músculos en su abdomen comenzaron a sudar y con mi mano derecha jugué con sus pezones, pero él tomó mi mano y se llevó mis dedos a su boca chupándolos con fuerza – Aah… - no dejó de moverse en ningún instante, con tanta rapidez que la cama no dejaba de sonar como tampoco nuestros cuerpos al chocar. Su mano buscó con desesperación su propia entrepierna para estimularse, pero lo detuve para tocarlo yo. En cuanto la tomé el cerró los ojos.

-          Mgg… Hazlo… - suplicó con voz agitada. Con una mano lo masturbé y con la otra acaricié la punta de su entrepierna con mis dedos, entonces él comenzó a temblar, hasta que luego de un par de minutos con aquella dinámica perdió el ritmo de sus envestidas- ¿Puedo... mg… correrme?

-          Ajám - mantuve mis manos moviéndose con constancia. Se mordió el labio y entrecerró los ojos, comenzó a moverse más rápido completamente perdido en las sensaciones, entonces contrajo el rostro a medida que soltaba un gimoteo atrapado en sus labios. Se mordió con tanta fuerza el inferior que pensé sangraría mientras el líquido blanco se derramaba en mis dedos. Tembló un poco más en cuanto acabó, entonces lo tomé de las caderas y envestí contra él con más fuerza de la que planeé, pero él no protestó, mantuvo los labios abiertos mientras clavaba los ojos en mí y así terminé, bajo su mirada. 


Cerré los ojos concentrándome en mi respiración. Sentí que apoyó su rostro en mi pecho mientras aún estaba sobre mí, pero no fui consciente de nada más, me quedé dormido cuando aún estaba dentro de él.