Naoto ajustaba mi camisa
con una pinza que cosía mientras yo ya tenía la ropa puesta.
- No sé cómo podré
quitármela antes de irme– me quejé.
- Puedes pedirle a ya sabes quién que te la quite– me soltó antes de guiñarme el ojo. Yuki a mi
espalda rió. Yo sólo suspiré.
- ¿Por qué arlequines? – pregunté, entonces la respuesta fue obvia
cuando vi los ojos de Naoto – Porque él será Alicia– me respondió Yuki, el
diseñador sólo me sonrió como respuesta.
Estaba nervioso. Aunque
todos me habían saludado con amabilidad, había cámaras por todos lados y lo
único que pedía era que mi rostro nervioso al estar junto a Hide no fuera
demasiado evidente. Además, la transmisión de la entrevista previa seria
transmitida en vivo.
- Yuki... – le pedí cuando
estábamos listos y caminábamos hacia el estudio donde estaban presentando a los
invitados.
- Dime
- Habla tú.
- Descuida… yo me encargo,
sé que no te gustan estas cosas.
Hide estaba en frente mío pero se esforzaba en no mirar en mi dirección, tuve la sensación de que estaba
en la misma situación que yo. A pesar de que el lugar estaba atestado de gente y yo intenté prestar atención a las preguntas del locutor y responder de forma
simpática, toda mi atención estaba enfocada en Hide: en qué hacía, en cómo se
movía y, aunque sólo miraba de reojo, tenía la percepción de que lo estaba
leyendo a la perfección.
Siempre había sentido una
fuerte química con él que había intentado ocultar incansablemente, pero no lo
había logrado del todo. Las pocas veces que su
mirada se dirigía a mí me perturbaba.
Afortunadamente Yuki pudo
tomar el control de las preguntas y desviarlas a su atención, algo que
agradecí, incluso en un instante mi micrófono se apagó y agradecí aún más el
error de algún pobre y cansado staff. Finalmente nos permitieron irnos del
lugar y vi a Hide correr hacia su camarín para que le cambiaran el próximo
vestuario. El celular en mi bolsillo vibró. Lo miré, era un mensaje de Hide:
“Por favor, recuérdame lo
que es compartir escenario contigo.”
Lo leí dos veces antes de
recordar las palabras de Naoto:
“No se preocupe por nada,
Hyde-san sólo quiere disfrutar de un momento en el escenario junto a usted. Le
estima.”
Me sentí halagado de
cierta forma.
- ¿Por qué sonríes? – me
preguntó Yuki.
- Ah, es que creo que ya es
nuestro turno.
- Ah, sí, sí, pasemos a
acomodarnos– Natsu, el baterista de Hide con quien tenía amistad desde
hace muchos años, desde su posición a la lejanía me hizo un gesto para desearme
éxito.
Finalmente todo sucedió
más rápido de lo que me esperaba. Comenzamos el acústico con mayor lentitud que
la canción original, Hide jugó un poco con la voz, más que incluso en el
ensayo, lo que me sorprendió, había olvidado lo que era su presencia en el
escenario... tan consciente de que cada detalle estaba siendo observado. Volteó a
observarme dos veces, una mucho más larga que la anterior, pero no hubo mayor
atención que esa y yo lo agradecí.
En menos de diez minutos
ya todo había acabado y todas mis noches de insomnio y toda la ansiedad de
esos días se esfumó.
Cuando salí del escenario estaba muy cansado, no pude quedarme a ver el resto del show y tampoco quise ir
a saludar celebridades, simplemente me escondí en el camarín y me acosté en un
sofá.
Mi celular vibró, lo miré
sabiendo que no podía ser Hide ya que estaba cantando en ese preciso momento y
lo escuchaba desde el camarín.
Era Yuki:
“Sakura, debo tocar un par
de canciones más. Puedes irte a casa si lo deseas, nos veremos mañana”, leí con algo de
enfado. No quería irme… no sin un minuto a solas con él, pero sabía que toda la
atención estaba en él y sería difícil que pudiéramos estar solos… y yo estaba
tan cansado que, aunque pensé esperar hasta que todo terminara, me quedé
dormido… allí.
Sentí una mano acariciar
mi cabello, aquello era tan relajante que me recordaba a mamá., a cuando era pequeño
y no podía dormir. Siempre lo hacía. Y también él… también él lo hacía.
Abrí los ojos.
Abrí los ojos.
- Hide – lo llamé algo
adormilado sin siquiera verlo, pero tenía que ser él.
- No tienes idea de que hora
es, ¿verdad? – me susurró. Llevaba el cabello mojado y los ojos irritados y
algo rojos.
- No…
- Son las tres y media de la
madrugada… - abrí los ojos de la sorpresa.
- Mierda… Es que estaba
cansado, supongo que no desperté con todo el ruido…
- Yo ya me iba y un staff me
dijo que estabas aquí.
- ¿A esta hora te ibas?
- Si… Debía arreglar
detalles para mañana.
- Mmm… - me volví a
recostar, tenía el cuerpo agarrotado.
- No podemos estar aquí más
tiempo… Vamos– me tomó las manos para levantarme.
- Si… pero tengo tanto sueño
que no creo que pueda manejar.
- Manejaré yo entonces, ¿en
qué hotel te quedas?
- En el de siempre… -
me levanté a duras penas.
- Eres tan tacaño, podrías
buscarte uno mejor…
- Tú eres el que malgasta
dinero en lujos innecesarios.
Caminamos juntos por el
pasillo y comencé a despertar de a poco, aunque los bostezos aparecían para
recordarme que estaba realmente cansado.
– Puedo tomar un taxi – le
dije en cuanto llegamos al estacionamiento y él le ordenó a su staff marcharse
sin él.
- No, vamos– le tendí las
llaves de mi auto y lo observé mientras se acomodaba en el asiento para
manejar. ¿Quería irse conmigo? Así parecía.
- ¿Vas a dormir conmigo en
ese hotel de mala muerte?
- Supongo – dijo sin vergüenza
mientras encendía el auto.
- “Sakura, ¿puedo dormir
contigo hoy?” – mi voz ronca impidió que mi voz sonara con el tono de broma que
quería, pero él entendió.
- No te haría una
proposición tan sucia.
- ¿Ah no?
- No, tú eres él que acaba
de hacerla, así que no tengo para qué– me reí.
- Sinvergüenza. – el también
rió bajito – Aunque si me ves, no estoy en condiciones de estar despierto por
demasiado rato.
- ¿Crees que sólo vine a dejarte
porque quiero sexo contigo? Así como te ves, valdría más la pena hacerlo con un
muerto.
- Sabía que los rubios
tenían fetiches extraños– mi broma lo hizo reír fuerte, lo que me ayudó mucho
a despertar.
- Nunca te ha gustado el rubio.
- No.
Llegamos al hotel y al
bajarme me estiré, sentía el cuerpo listo para dormir una docena de horas. El
viaje, el ensayo durante toda la tarde, más el concierto y todo el estrés de la
participación en esa fiesta de Halloween me habían liquidado la poca fuerza que
tenía a mi edad.
Dejé a Hide entrar en mi
habitación primero haciéndole una inclinación como si fuera una dama, me miró
ofendido por ello. Por suerte tenía una pizza guardada de la tarde, que
recalenté en cuanto entramos.
- No como a estas horas
Sakura… ya no– se disculpó mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba en la
silla.
- No me vengas con tus cosas
de nena. Si tienes hambre comerás, sólo si no la tienes acepto que no quieras
comer– se quedó callado y se dispuso a buscar vasos y los lavó.
- ¿Tienes algo para beber?
- Hay cerveza en la nevera.
- Perfecto.
Lo vi comer como si
llevara días comiendo pasto, que supuse que sería el caso.
- Oye, ¿no te estas
sobrepasando de exigencias contigo mismo? Digo… ya no tenemos veinte años, hay
que disfrutar un poco.
- ¿De qué hablas? – me
preguntó con la boca llena.
- De la comida.
- Ah– masticó lento y
luego bebió un sorbo de cerveza – Tú sabes muy bien lo que me molesta subir de
peso – suspiré.
- Tú no cambias… Oye… ¿Cómo
has estado? – de pronto mi pregunta tan simple pareció extraña entre nosotros. Aunque solía ser lo primero que le preguntaba cada vez que lo veía, su mirada
extrañada me confirmó que: o no se lo preguntaban usualmente, o mentía al momento
de responderla.
- En general bien, aunque
con un par de crisis… de esas que vuelven– lo miré para ponerle más atención
– Estoy motivado para hacer cosas nuevas pero al mismo tiempo estoy siendo muy
negativo, siento que pierdo el norte con facilidad y por eso quería compartir
escenario contigo– no entendí y lo vio en mi rostro, por lo que se explicó – Tú nunca has perdido el norte. Me inspira tocar contigo, siempre fue así– se
chupó los dedos cuando terminó de comer, algo muy poco usual en él, pero me dio
cierto agrado verlo disfrutar de algo tan simple como una pizza barata
recalentada en un microondas.
- Supongo que porque mi
norte esta precisamente en disfrutar lo que hago y no en una meta.
- Lo sé… pero necesitaba
compartir escenario contigo, lo digo en serio. Llevaba mucho planteándomelo pero sabía que no serías muy feliz si te invitaba a tocar con Vamps.
- No es mi estilo en
absoluto.
- Lo sé– se me escapó un
bostezo– Vamos a dormir…
- Si… - se puso de pie y fue
directo al baño - ¿Tienes un cepillo de dientes de más o debo usar el tuyo? –
me reí.
- Ni lo pienses puerco,
tengo uno nuevo en la maleta, espera...– le llevé el cepillo y me puse junto a él
a lavarme los dientes. Nos sonreímos de forma tímida, probablemente al igual
que yo recordó cuando eso fue rutina.
Fui hasta la cama y me
quité la ropa a oscuras. Pensaba en acostarme con ropa interior, pero en un
momento de impulso me la quité y me metí desnudo bajo las sábanas. Hide llegó
después y encendió la lámpara del mueble.
- ¿Me prestarás algo para
dormir? –enredó sus pies con la ropa que me había quitado y la recogió - Oh…
espera, ¿te acostaste desnudo? Que pervertido eres.
- ¿Qué te preocupas? Con el
sueño que tengo me dormiré antes de que te metas a la cama.
- No suenas con tanto sueño
como cuando estábamos en el auto.
- ¿Por qué? ¿Quieres que
hagamos algo? – me volteé para mirarlo de forma sugerente levantando las cejas.
- La verdad no lo sé... – lo
miré extrañado – ...no sé a qué vine.
- Hide… - de pronto me sentí
ridículo, tal vez había malentendido todas las señales de atención que había
percibido durante toda la noche. Quise demostrarle que realmente no pretendía
aprovecharme de la situación – Oye, puedes dormir aquí y yo en el sofá.
- No seas bobo – se quitó la
ropa, toda ella, con la luz encendida y se metió bajo las sábanas sin pudor. No
me tocó ni yo a él, sólo acercó su almohada a la mía para observarme a los
ojos– Me refería a que no sé qué pretendo, sólo… estoy disfrutando de tu
compañía. Pero tienes razón, me paso todo el tiempo haciendo cosas,
persiguiendo algo y no me detengo a disfrutar el momento. Incluso en mi vida
privada soy así… y cuando estoy contigo me descoloca tu actitud tan diferente
a la mía– debí quitar mi mirada de sus ojos – Y me gusta cómo eres conmigo
cuando estamos solos. Me gusta mucho… estar contigo a solas.
- ¿Lo dices por mi actitud
cuando estamos en público? – él asintió.
- Pero lo
entiendo… de cierta forma soy eso que quisieras borrar de tu vida,
¿no? – volví a mirarlo a los ojos algo incrédulo de lo que había escuchado,
pero todo enfado desapareció cuando lo vi notoriamente triste por lo que acababa
de decir en voz alta – No me mires así, siempre has hecho hasta lo imposible
para que nadie se entere de lo que sucedió entre nosotros.
- ¿Y crees que desearía que
no volviera a ocurrir? ¿O que me arrepiento de algo que ha sucedido entre nosotros?
Porque, si lo piensas un poco, estoy desnudo en una cama a dos centímetros de
ti y de forma voluntaria, más que gustoso de compartir la cama contigo. ¿Crees
que quisiera borrar esto? – él suspiró.
- Te da miedo que sepan que
alguna vez te acostaste con un hombre– concluyó.
- No me da miedo eso Hide.
Me da miedo convertirme en: “Sakura, él que se acostó con Hyde de L’arc en Ciel”, y que parte de mis reconocimientos como músico giren en torno y gracias a
eso– él se quedó en silencio – Tú desde tu posición puedes hacer
lo que quieras, nada te hará caer a estas alturas, estás consolidado, que te
propongas metas aún más altas es otra cosa, pero tienes más éxito del que te
propusiste desde un inicio. En cambio yo soy baterista, incluso de varias
bandas porque odio encasillarme. Si algo me da pánico es quedarme en una
etiqueta y que sea precisamente una que nada tiene que ver con mi trabajo, esa
es la peor. Además, si fueras una mujer tampoco diría que me acosté contigo,
de eso que no te quepa duda– Hide se acercó a mí hasta tocar mi hombro con
sus labios y lo besó. Me congelé al sentir el tacto de sus labios fríos en mi
piel tibia.
- Sé que estás cansado pero... ¿podrías hacer el amor conmigo esta noche? – lo miré unos segundos perplejo de escuchar la propuesta en voz alta. Me volteé del todo y coloqué mi mano en
su cintura antes de besarlo con suavidad dejando que ni un solo pensamiento
se cruzara en mi cabeza. Me concentré en él.
- Si… - le susurré entre
besos. Él me rodeó el cuello con ambos brazos y de a poco se posicionó sobre
mí. Cuando su piel rozó la mía, sólo entonces me sentí desnudo realmente, y
aunque lo disfruté no tuve precisamente una sensación de seguridad.
- Déjame estar arriba, estas
muy cansado… - me susurró en el oído con un tono que yo recordaba. Luego me lo
mordió con fuerza el labio inferior.
- Oye... – lo regañé mientras
me recorría un escalofrío. Se rió – Hide…
- Dime – besó mi cuello con
pequeños besos mientras se disponía a bajar por mi cuerpo.
- Apaga la luz… - le pedí
sin mirarlo.
- ¿Ah? – levantó el rostro
para observarme dudoso - ¿Por qué?
- Sólo apágala.
- ¿No quieres mirar cómo lo
hago?
- No es eso... – me miró a los
ojos un segundo. No se lo diría, por nada del mundo me haría decir aquello en
voz alta, pero él lo dedujo.
- ¿Qué te apena?
- ¿Vas a hacerlo o no?
- Ya-chan, soy yo… - me
llamó de la forma en que solía hacerlo hace años. Me mordí la parte inferior de
mi mejilla. ¿Por qué lo tenía que hacer tan difícil? Bastaba con apagar la
lámpara y ya– No la apagaré, yo sí quiero verte.
- ¿O quieres que te vea a ti
pervertido?
- Las dos cosas– se
acomodó sentado sobre mí y comenzó a rozar mi entrepierna en su entrada
mientras me besaba. Con mis manos tomé su rostro para besarlo con profundidad… Tenía razón, no tenía sentido preocuparme o sentir vergüenza, después de todo…
era él. Aunque quitarme la pena me costó unos minutos de concentración en sus
besos.
- Mmm… - ahogó los gemidos
en mi boca mientras se frotaba contra mí y yo le recorrí el cuerpo con mis
manos. Se separó unos instantes para mirarme coquetamente
mientras se movía – Aaah… déjame tocarte también…
- Adelante – le dije
subiendo las manos y prácticamente dejándolo hacer lo que quisiera. Se rió por
mi gesto de entrega y pasó su lengua por mi cuello, llegó hasta mi pecho y
chupó uno de mis pezones. Lo miré extrañado a medida que me tensaba un poco,
aquello era algo que solía hacer yo, pero jamás lo había hecho él. Miró hacia
arriba en mi dirección y colocó una expresión típica en el cuándo se avergonzaba– Lo siento, sólo me pillaste desprevenido. Sigue… - le quité la mirada de
encima cuando sentí su boca en mi otro pezón y cerré los ojos, no se sentía
para nada mal. Bajó despacio por mi cuerpo dejando un camino de besos hasta mi
ombligo donde se detuvo, y en la espera lo observé curioso. Estaba mirando mi
entrepierna con atención - ¿Qué…? – sonrió apenado.
- Nada, sólo… creo que nunca
lo mire con exactitud.
- ¿Ah?
- Nada… - lo tomó y se lo
metió a la boca antes de que pudiera preguntarle por más detalle. La sensación
de una ola de calor que me subió desde la cadera hasta la cabeza me impidió
decirle cualquier cosa, me quede inmóvil observándolo, completamente abrumado
por la sensación de placer.
- Aah… - Hide movió sus
labios delicadamente sobre mi entrepierna, besándola, atrapándola con la boca y
saboreándola de arriba hacia abajo e incluso sumando más piel de aquella zona a
sus caricias– Mmm… ya hazlo… - se rió.
- No sueles ser tan ansioso.
- Ni suelo estar tan cansado
– me excusé. Se acomodó sobre mí nuevamente y ensalivó sus dedos para
dilatarse así mismo. Era algo divertido y muy poco usual de ver.
- No te acostumbres a verme
así– me leyó el pensamiento. Finalmente lo dejó entrar haciéndome
cerrar los ojos por el primer escalofrío– Aaaah…
- Mmm… Hide… muévete… -
acaricié con mis uñas su abdomen mientras su mano tomaba la mía para sujetarse
de ella.
- Aaah… - sus mejillas se
ruborizaron cuando comenzó a moverse, para mi sorpresa, tan o más ansioso que
yo. No dudó ni un minuto en comenzar a moverse con rapidez de adelante hacía
atrás y de abajo para arriba, sin bajar el ritmo desde el primer movimiento. Lo
tomé por las caderas para ayudarle a sujetarse.
- Aaah… - me miró mientras
se acomodaba el cabello hacía atrás mientras saltaba sobre mí, dejé descansar
la mano izquierda sobre su pierna tensa. Los músculos en su abdomen comenzaron
a sudar y con mi mano derecha jugué con sus pezones, pero él tomó mi mano y se
llevó mis dedos a su boca chupándolos con fuerza – Aah… - no dejó de moverse en
ningún instante, con tanta rapidez que la cama no dejaba de sonar como tampoco
nuestros cuerpos al chocar. Su mano buscó con desesperación su propia
entrepierna para estimularse, pero lo detuve para tocarlo yo. En cuanto la tomé
el cerró los ojos.
- Mgg… Hazlo… - suplicó con
voz agitada. Con una mano lo masturbé y con la otra acaricié la punta de su
entrepierna con mis dedos, entonces él comenzó a temblar, hasta que luego de un par de
minutos con aquella dinámica perdió el ritmo de sus envestidas- ¿Puedo... mg…
correrme?
- Ajám - mantuve mis manos moviéndose
con constancia. Se mordió el labio y entrecerró los ojos, comenzó a moverse más
rápido completamente perdido en las sensaciones, entonces contrajo el rostro a
medida que soltaba un gimoteo atrapado en sus labios. Se mordió con tanta
fuerza el inferior que pensé sangraría mientras el líquido blanco se derramaba
en mis dedos. Tembló un poco más en cuanto acabó, entonces lo tomé de las
caderas y envestí contra él con más fuerza de la que planeé, pero él no protestó,
mantuvo los labios abiertos mientras clavaba los ojos en mí y así terminé, bajo
su mirada.
Cerré los ojos concentrándome en mi respiración. Sentí que apoyó su rostro en mi pecho mientras
aún estaba sobre mí, pero no fui consciente de nada más, me quedé dormido
cuando aún estaba dentro de él.