miércoles, 17 de enero de 2018

BREATH December 2003




























Memorias en la Piel - Capítulo 7: Escudo


Permanecí en los brazos de Tazawa mientras la rabia se me escapaba por los ojos en forma de lágrimas. Intenté calmarme a mí mismo, convencerme de que no estaba seguro de que Hide hubiera compartido la cama con alguien más, de que siempre me planteé aquello como una posibilidad... Aunque no conmigo a su alcance. Debía convencerme de que llorar antes de tiempo era innecesario, aunque lo sentí como un gran alivio cuando logré respirar mejor, curiosamente entre los brazos de Tazawa me sentía protegido. Esos pequeños brazos no soltaron el agarre fuerte en ni un solo segundo, el aroma dulce me cobijó.

- Que abrazo más... ideal - balbuceé aferrándome a él, no quería romper el momento de alivio, ni el abrazo, y mucho menos que me viera el rostro así.

- ¿Ideal? ¿A qué te refieres? - preguntó con aquella voz de niño tímido que solía usar conmigo a veces.

- A qué se siente como refugio... - admití avergonzado.

-  Oh hum... puedes permanecer ahí lo que quieras.... - susurró nuevamente con su tono tímido.

- Gracias

Cerré los ojos unos segundos más sintiendo los dedos de Tazawa acariciar mi cabello. Escondí un poco más el rostro moviendo todo el cuerpo hasta lograr la mejor comodidad que pude conseguir, poco a poco ambos nos recostamos sobre la cama sin que él dejara de acariciarme. Estaba completamente relajado y ligeramente adormilado. No estoy seguro de cuánto tiempo transcurrió luego, pero desde mi posición, recostando la cabeza sobre su pecho, podía ver su estómago subir y bajar relajadamente en tanto sus caricias continuaban causándome escalofríos que sentí como alivios. Me sentí en confianza, una que usualmente sentía con Hide.

De forma impulsiva coloqué mi mano sobre el estómago de Tazawa y la vi subir y bajar cada vez que respiraba. Sin ser consciente de qué hacía, moví un poco los dedos en una caricia, lo que hizo a diera un gran salto. Lo miré sorprendido.

- ¡Ay! Cosquillas... - dijo en forma de disculpa.

- Lo siento Tazawa- 

En cuanto dije su nombre lo sentí demasiado formal para la cercanía del momento. Fue entonces que me cuestioné si quería establecer mayor cercanía con él o si prefería continuar manteniendo una relación únicamente laboral... Quería pensar con la cabeza fría y tener en cuenta la personalidad que él solía tener conmigo, Sin embargo, por una cuestión de necesidad y carencia, fui más instintivo.

- No... Está bien....

- Oye, ¿cómo puedo llamarte? Tazawa es demasiado... frío.

- Eh... Kosuke.- nuevamente había rubor en sus mejillas.

- Claro, no lo pensé,- me reí. ¿Por qué no pensé nunca en llamarle por su primer nombre? Yo sabía la razón aunque me la negara en ese preciso instante; siempre había intentado mantener una relación únicamente laboral, más que con la banda en sí, con él.

- ¿Te sientes mejor? 

- Si... con mucha sed, deberíamos ir por unas cervezas. 

- ¿¡Qué!? ¿Qué no tienes resaca ya? - su voz se elevó.

- La tengo. - contesté serio. Él rio.

- Está bien, vamos por unas cervezas.

Me levantó con lentitud de su cuerpo. Esta vez sentí que el apenado era yo.


- Tazawa... esto, Kosuke, ¿Me acompañarías a comprar un abrigo antes de ir?

- ¿Ah? ¿No quieres que te preste algo?

- No te ofendas pero... eres muy pequeño, no creo que tu ropa me quede bien.

- ¡Ah! Eeh... - me observó dudoso y seguido suspiró, tal vez rindiéndose frente algún miedo.- Te compré uno hace un tiempo... Solo lo vi y pensé en que te quedaría perfecto. Quería guardarlo para tu cumpleaños o... Navidad...

- Ah... - musité algo asustado... la única persona que me compraba ropa era Hide, al menos desde que mi madre ya no estaba.

Abrió el armario de su habitación y cogió un abrigo grande de un colgador, estaba en una bolsa, completamente nuevo. Era negro, con chiporro dentro y una correa alrededor de la cintura. Lo quitó de la bolsa, le cortó las etiquetas y me lo entregó.

- Por la talla debería quedarte bien

- ¿Sabes mi talla?

- No es difícil deducirla... - dijo a la defensiva. En mi mente la idea de que había revisado la talla de mis ropas en el camarín me atacó paranoicamente. No quise darle más vueltas y me probé el abrigo.

Cerró la puerta del cuarto mostrándome un espejo grande que tenía detrás, me observe el abrigo y sí, efectivamente me quedaba perfecto.

- Esto…Gracias Kosuke. - asintió esta vez visiblemente rojo como un tomate. Sentí algo de lástima y comprensión por él, parecía estar de los nervios cada vez que hablaba conmigo... y a solas parecía serle más difícil.

- Bien, vayamos por esas cervezas. - dijo dándome la espalda buscando en su clóset lo que sería una chaqueta blanca bastante llamativa. Éramos visiblemente muy distintos. 

En silencio salimos de su departamento. Caminé detrás de él porque la verdad no reconocía el lugar, me debieron arrastrar completamente inconsciente porque no tenía siquiera la sensación de haber estado allí antes.

Subimos a su auto, y en cuanto me senté llegó a mí un fuerte olor a alcohol, orina y vómito.

- Ah... - quise disculparme.

- Lo siento, no he tenido tiempo de limpiarlo

- No, no... Yo lo siento... yo debería limpiarlo... 

- Bueno, si te quedas a dormir tal vez mañana podamos limpiarlo juntos. -  susurró antes de morderse los labios visiblemente nervioso. Me pareció adorable y al mismo tiempo no supe qué responder. - Si por lo que sea que ocurrió... no quieres estar solo... puedes quedarte aquí, Sakura, todo lo que quieras.

Tragué saliva.

Quería estar agradecido con él por sus atenciones, pero parte de mí se alarmaba con la posibilidad de mayor cercanía. 

¿Por qué?  Si Hide estaba con otra persona yo ya no le debía fidelidad. Entonces ¿Por qué me alarmaba tanto ser cercano a él?

-  Veremos, si se nos hace tarde entonces tal vez te pida el sofá. - dije finalmente mientras pensaba en las razones de mi miedo. 

Tazawa encendió el motor y nos dirigimos al centro, solo entonces comencé a notar lo cerca que vivía él de la casa que con Hide teníamos, supuestamente, lejos de todo. Luego de que habíamos construido la casa construyeron un pequeño condominio a las afueras de aquel cerro. Allí, curiosamente vivía Tazawa; a tan solo 15 minutos de nuestra casa.

Mi estómago se contrajo... Podía quedarme con él aquella noche, pero debía volver a casa y hablar con Hide. 

Parte de mí no quería verlo, estaba molesto. Quería ordenar mi cabeza antes de verlo para no gritarle, no quería sonar desesperado o herido por algo que tantas veces yo le planteé. ¿Y si realmente estaba con alguien más? ¿Qué haría yo? Me costaría la idea de acostumbrarme a compartirlo, me dolía tan solo pensarlo... pero es que dejarlo ir no estaba dentro de las opciones. Sin notarlo subí las piernas al asiento abrazándome a mí mismo mientras observaba el paisaje. 
Tenía miedo de que la alternativa de perderlo se hiciera presente, de que él dejara de quererme y de que yo debiera acostumbrarme a su falta. 

Su voz hablándole en tono cariño a ese chico, quien fuera que sea, me llenaba de rabia y frustración. 

¿Por qué? ¿Realmente él me cambiaría?  

Un sin fin de respuestas se me vinieron a la cabeza. Todas las había pensado muchas veces antes, y todas en algún momento me habían torturado y  asegurado de que lo nuestro no sería duradero. Pero yo idiota enamorado había preferido arriesgarme. 

Ahora aquí estaba, en el auto de alguien que me ofrecía consuelo y tranquilidad, sin embargo no era a quien yo quería.

-...Sakura... - escuché una voz llamándome reventando mi burbuja de pensamiento haciéndome notar las lágrimas en mis ojos. Me limpié con el dorso de la mano antes de voltearme a mirarlo. - Ya llegamos... - susurró con lástima.

Abrí la puerta para bajarme. Era un bar al que solíamos recurrir con la banda, sin embargo tenía un pequeño detalle por el cual yo no lo habría escogido para ir solo con Tazawa; y es que tenía más salas privadas que espacio en el hall general. 

- Estaría bien si nos quedamos en el general por esta vez.- le recomendé.

- Ah... si, está bien. Solo... pensé que te molestaría si nos reconocían y nos veían juntos...  por si alguien rumoreaba...

- Tienes razón. Será mejor que pidamos un privado.- le dije de forma apresurada. Con o sin Hide, no quería esos rumores. 

-Bien.

Al entrar ambos nos tapamos los rostros con la capucha, Tazawa pidió el privado y un par de tragos y yo lo seguí. En cuanto llegamos a la habitación cerramos la puerta. 

- Esta no era precisamente la idea que tenía cuando dije salir a beber, pero bueno, a veces olvido que no es tan fácil solo ir por ahí. - me quejé.

- Es que de todas formas no es demasiado tarde Sakura. Tal vez en un par de horas podremos ir al hall si quieres.

- Nah - le indiqué con la mano que ya no me importaba. 

Revisé en mis bolsillos buscando mis cigarrillos, solo entonces recordé que el abrigo que llevaba no era precisamente el del día anterior.

- ¿Buscas tus cigarrillos? - preguntó con una sonrisa coqueta.

- Si, olvidé que-...

- Ten. - estiró la caja hacia mí. - Creí que los extrañarías.

- Oh... gracias...

Me sonrió. 
Suspiré.
Tazawa me parecía demasiado atento rozando lo obsesivo, o yo tal vez estaba demasiado paranoico.

Encendió el aire acondicionado para calentar la habitación y yo decidí quitarme el extremadamente cálido abrigo. Tazawa me copió. Nos terminábamos de acomodar vaciando el contenido de nuestros bolsillos en la mesa cuando una señora entró con nuestros pedidos.

Whisky, tequila, un vino y un par de cervezas.

- Woh... cualquiera diría que me quieres emborrachar. - bromeé.

- ¡Claro que no! - gritó claramente molesto. - Solo que sé que bebes demasiado.

- Tranquilo, era solo una broma, no tengo hambre pero estaría bien acompañar todo con unas botanas, señora... ¿podría? - le pregunté a la tan conocida camarera.

- ¿Lo de siempre señor?  

- Si, aunque sin carne, algo más ligero, y tráigame una coca cola por favor.

- Ya vuelvo. - dijo retirándose.

- ¿Coca cola?

- Si, me siento algo mareado, creo que me falta azúcar. - Me sentía algo decaído, probablemente no por falta de azúcar pero creí que eso me daría más ánimo.

-  Oh, tal vez no debí pedir tanto alcohol, lo siento... - se veía nervioso mirando el suelo constantemente. Noté en ese preciso instante que su nariz parecía la de un bebé, esa típica nariz que tienen solo los bebés antes de dar un estirón y pasar a ser niños.

-  Descuida. Y dime, ¿siempre has vivido solo? - le alcancé una cerveza que abrió antes de contestar.

- Si, viví con mis padres hasta los veinte y seis...

- Oh...

- ¿Y tú?

-  Cuando tenía quince años mi hermana se fue a vivir sola porque ya era toda una universitaria, entonces me quedaba con ella a veces. Otras veces en la casa de mis padres o iba a molestar a otros parientes, nunca tuve un lugar fijo desde esa edad... Un amigo tenía una habitación con aislantes acústicos así que él guardaba mi batería, pasaba mucho tiempo en su casa- bebió un sorbo y limpió cuidadosamente con la lengua una gota que estaba por caer de su labio, un gesto muy de Hide.

- Siempre fuiste más independiente, eso lo proyectas

- ¿A qué te refieres? - La camarera llegó con nuestras botanas y Tazawa esperó a que ella se retirara para continuar. Parecía incómodo, suspiró dando un sorbo de cerveza y luego levantó los hombros restándole importancia a lo que estaba por decir. 

- Proyectas ser alguien que puede hacer lo que sea por sí mismo, sin límites, sin dependencias. Lo contrario a mí que no hablo demasiado. - reí.

-  Kosuke eso solo me hace un charlatán. - Comencé a comer mientras bebía, el hizo lo mismo.

- No lo eres Sakura, cuando comienzas a hablar todos se fascinan contigo.

- Eso no es verdad, ¿Tú te fascinas conmigo? - pregunté de forma impulsiva. En cuanto fijó su mirada en el suelo apenado me arrepentí.

Me molestaba que me resultara adorable. ¿Por qué ponía tanta resistencia contra él? 

Cuando sus ojos se encontraron con los míos y vi en ellos su aprecio, lo supe.

Sabía que Tazawa tenía sentimientos por mí. Lo sentía en su mirada, en su forma diferente de ser conmigo. Y yo... sentí que era demasiado fácil quererlo. Por mi enorme miedo de traicionar a Hide siempre había optado por alejarlo todo lo que pudiera... pero ahora, ¿Hide se merecía que lo alejara?

Me serví un trago de tequila que bebí rápidamente. Tazawa continuaba mirándome así, entonces me serví otro y le serví uno a él.

- Sakura... 

- ¿Si?

- ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Quién llamó? - preguntó temeroso, sus ojos me suplicaban que confiara en él.

-  La verdad no quiero hablar de ello- Sentía que lloraría si decía tan solo una palabra en voz alta que me hiciera sentir descubierto, a mí y a todas esas emociones que rodeaban la tristeza de que él tuviera a alguien más.

- ¿Fue tu novia? - insistió. Inconscientemente hice una mueca de dolor. Rodeó la mesa y se puso en frente de mí. Intentó que le mirara el rostro pero lo evité.

- No quiero hablar de eso Kosuke lo digo en serio... - insistente tomó mi rostro entre sus manos obligándome a verlo.

- Eres un buen hombre Sakura, digno de admirar, yo te admiro mucho... No caigas por un mal amor...

- Oye...- intenté librarme de sus manos tomándolas con las mías pero él no me soltó.  Odiaba decir o escuchar palabras tan íntimas, aún más sintiendo su mirada directamente en mí.

- Yo te quiero Sakura... sé lo valioso que eres, porque yo te quiero y créeme que no es un mal amor. Yo podría cuidarte, protegerte, quererte, entenderte... ser lo que necesites... - 

En algún momento de su confesión lo miré directamente a los ojos, tal vez buscando la verdad en ellos o tal vez buscando mi reflejo en su mirada. Parte de mí se sentía tan dolida que hubiera hecho lo que fuera por un poco de protección, pero había otra parte de mí que no se sentía digno del amor de nadie. Aquello que sentía con Hide,  aquella comparación siempre presente también la sentí con Tazawa en aquel instante. - Yo te quiero... desde hace mucho tiempo... 

Bajó sus manos por mi rostro acariciando lentamente mientras descendían. 

Nos miramos unos segundos largos sintiendo una ligera frustración mientras él me observaba con una pequeña súplica en los labios entreabiertos. Suspiró y se acercó a mí lentamente sin dejar de mirarme.

Sabía su intención.

¿Pude evitarlo? Si, pude hacerlo.

Pero la verdad es que cerré los ojos en cuanto sus labios tocaron los míos.