Habían
pasado ya dos semanas desde que había llegado a esa nueva casa y las cosas no
iban mal, además de que la gente alrededor casi no molestaba, a excepción de
Sakura su vecino quien siempre estaba discutiendo con su esposa y armando
tremendo escándalo. A pesar de eso no le
molestaba ese hombre le agradaba, era bien parecido, y si era sincero, no
aguantaba para poder tenerlo de cliente, no siempre se encontraban hombres así.
Sin embargo el otro siempre se negaba y el par de veces que habían hablado a
excepción de esa primera vez, había sido de día y de cosas triviales.
Hyde
entraba al edificio ese día martes por la tarde y escuchó como un niño lloraba.
Al dar la vuelta en las escaleras lo vio sentado con un perro en brazos y se
dio cuenta que era el hijo pequeño de Sakura. Era un niño muy alegre y siempre
que lo veía estaba jugando en el jardín del edificio, o saliendo a la escuela.
A Hyde por extraño que pareciera le encantaban los niños y cuando lo vio
llorando de esa forma no puedo evitar sentarse a su lado y preguntar la razón
de sus lágrimas.
-¿Por
qué lloras?...- le dijo con calma y el pequeño se limpió la cara y miró al
animal entre sus brazos.
-Lo
encontré ayer que venía de regreso a la casa, es apenas un cachorrito y estaba
empapado, pero mi mamá no quiere animales en la casa, y tengo que llevarlo
afuera de nuevo, pero no quiero… si lo hago seguro morirá.-
Hyde
acarició al pequeño cachorro que tenía el niño en brazos.
-Pero,
no puedes tenerlo, a veces es imposible ayudar a alguien aunque quieras y
simplemente tienes que ser fuerte y dejarlo ir, si él es fuerte y merece vivir
encontrará la manera.-
-Pero
es injusto, es tan pequeñito, él ahora necesita alguien que lo cuide y le de
cariño, no puede preocuparse de buscar comida y cuidarse de los autos… quisiera
cuidarlo…- dijo y entonces el niño volvió a llorar. A Hyde se le partía el
corazón de verlo así, y cuando imagino al pequeño perro en un basurero muerto
después de unos días sin encontrar alimento, suspiró resignado.
-Mmmm
¿qué te parece si me lo quedo unos días?...- dijo y el niño lo miró esperanzado
-… pero tú tienes que conseguir alimento para él, sacarlo a pasear y esas
cosas.-
-¿De
verdad? ¿Harías eso?-
-Sí
pero solo un tiempo después le buscas casa con algún amiguito tuyo o algo así.-
-De
acuerdo, yo lo haré lo prometo.- le dijo y entonces le extendió la mano como
cerrando un trato sumamente serio. Hyde estrecho su mano riendo y entonces tomó
al cachorro entre sus brazos.
Estuvo
sentado un rato con él hasta que el menor volvió a hablarle.
-Mi
hermana me dice que no me acerqué a ti.-
-Jajaja,
¿si, por qué?-
-Por
qué dice que eres una mala persona.-
-¿Y
tú qué crees?-
-Que
no lo eres, sino no me habrías ayudado con el cachorro, además, ni hermana les
dice malas personas a toda la gente que viste diferente a ella.- Hyde rió
entonces
-Bueno,
tu hermana es una presumida.-
-Si
lo sé…- dijo y ambos rieron -… antes no era así, pero papá y mamá ahora
discuten siempre y desde entonces ella se ha vuelto muy amargada, ya ni
siquiera juega conmigo.- el pequeño puso su mandíbula entre ambas manos y
parecía realmente triste.
-¿A
qué jugaban antes?-
-Baloncesto,
¡me encanta el baloncesto!-
-Bien
hagamos un trato, cuando quieras jugar baloncesto, tocas mi puerta y vamos al
parque ¿te gusta la idea?-
-¡¡Sí!!-
exclamó el niño estirando los brazos, pero justo entonces escucharon como su
madre lo llamaba desde la casa.
-Debo
irme.-
-Si
está bien, yo me quedo con él…- dijo refiriéndose al perro y luego agregó -… no
le cuentes a tu hermana que somos amigos ¿eh?-
-Nop…-
Hyde
colocó en una de las cajas que había conservado de la mudanza un par de sabanas
pequeñas que ya no usaba y allí puso al cachorro, había cortado uno de los
lados de la caja para que pudiera salir, y el pasaba la mayoría del tiempo
durmiendo así que no tenía problema con tenerlo, además era aún muy pequeño
para subirse a los sillones o a su cama y hacer destrozos.
-Mientras
estés nivel suelo, puedes quedarte.- le dijo al perro como si le entendiera y
entonces se decidió a prepararse algo de comer.
Unos
días después mientras jugaba con Yuuri en el parque Hyde vio acercarse a la
hija mayor de Sakura. La tal Erika, quien al verlo con su hermano menor pareció
enfurecer.
-Yuuri
¿Qué haces tú con él?- le dijo y Yuuri se encogió de hombros
-Estábamos
jugando baloncesto.-
-Te
dije que no te le acercarás.-
-Pero
papá dice que está bien además él está cuidando de Pocky.- decía señalando al
pequeño perro que andaba alrededor de Hyde, tratando de correr y cayendo en sus
intentos fallidos.
-¡¿Papá
sabe que estas con este?!-
-Este
tiene su nombre.-dijo Hyde cansado de sus desprecios, pero ella tan solo lo vio
despectivamente.
-Toma
tu balón y nos vamos a casa.-
-Pero mamá me dejo salir hasta las 7.-
-¡Nos
vamos a casa!- ordenó de nuevo y Yuuri volteó a mirar a Hyde como
disculpándose, tomó su balón y caminó rumbo a la casa.
-Y tú,
no quiero que te acerques a mi hermano.-
-Jajaja,
y ¿por qué debería acatar tus ordenes?-
-Porque
si, es mi hermano y no quiero que se junte con gente como tú.-
-¿Gente
como yo?...- preguntó sínicamente-… ¿o gente que no es como tú?- ella hizo un
gesto de que no le venía en gracia y luego se le acerco un tanto con una
expresión que parecía que le iba amenazar.
-No
quiero que este con un sucio prostituto… ¿te quedó claro así?- entonces ella
dio la vuelta y caminó por el mismo sendero que su hermano menor. Hyde sentía
que le hervía la sangre, le parecía la persona más odiosa esa chica, ni
siquiera parecía hija de Sakura, más sin embargo lo era, al igual que el
pequeño Yuuri, y por mucho que le doliera, ella tenía razón, definitivamente a
ninguna de esa clase de personas “decentes”, les sentaría bien llevarse con él,
que era tal y como lo había dicho esa chica de tacones altos, un sucio
prostituto. Tomó al pequeño cachorro que le mordía el pantalón ajustado que
llevaba ese día y caminó hacia el departamento sin nada más que hacer.
Ya
entrada la noche acababa de tener un servicio cuando de pronto tocaron la
puerta. Había estado oyendo gritos desde el apartamento de Sakura, pero nunca
pensó que el mismo iría a tocar a su puerta. Se amarró bien la bata cuando lo
vio.
-¿Qué
quieres?- dijo seco al recordar el rostro de asco con el que lo miraba su hija,
aunque él no tenía la culpa.
-¿Estas
con alguien?-
-Sí
pero en unos minutos estoy solo.- dijo y entonces tal y cual lo había dicho un
sujeto salió de la habitación acomodándose la camisa, pero lo que le cayó un
tanto como balde de agua fría fue que
tras ese sujeto salió otro…
Le
pagaron a Hyde quien comenzó a fumar como solía hacerlo y cuando por fin se
fueron entró de nuevo dejando la puerta abierta.
-Pasa…siéntate…-
le indicó -…esta vez no hice ruido, así que ¿qué quieres?-
Sakura
no pudo evitar notar que Hyde había movido la cama a la habitación del otro
lado de la casa, de esa manera por mucho “ruido” que hiciera, en casa de Sakura
seguramente no se escucharía nada.
-Misaki
me echó de la casa… cerró y no me deja entrar.-
-¿Vienes
a pedirme asilo?-
-No…
la pelea fue por tu culpa.-
-No
entiendo, no me he acostado contigo aún.- Sakura sonrió divertido
-¿Aún?...
bueno pero no es por eso, es por ese...- dijo y señaló con la mirada al perro
que dormía en su caja -… Erika le dijo a mi esposa que Yuuri estaba contigo
hoy, y cuando supo que yo le había dado permiso de estar…-
-…
con un sucio prostituto.- lo interrumpió Hyde recordando las palabras de la
chica.
-¿Qué?
No yo no dije eso.- se desconcertó Sakura.
-No
pero, tu hija lo piensa.-
-¿Eso
dijo?-
-Tampoco
la estoy acusando, me han dicho peores cosas.- exhalo el humo del cigarro, del
cual parte fue a dar directo al rostro de Sakura. Este se molesto un tanto y le
quitó el cigarro para colocarlo en el cenicero.
-Deja
de fumar mientras hablamos.-
-Tengo
el cuerpo tenso y me duele el trasero, déjame fumar...- lo tomó de nuevo pero
volteó a verlo sin darle alguna calada antes -… dile a tu esposa y a la estirada
de tu hija que no se preocupen, que no me acercaré a Yuuri si no quieren.-
-Yuuri
dice que quiere verte porque eres su amigo, que eres una buena persona, y como
obviamente no le van a explicar a lo que te dedicas él cree ciegamente en que
tu eres agradable.-
-¿Y
cuál es tu punto entonces?- dijo sin entender exactamente a que quería llegar
el pelinegro.
-No
lo sé, no sé qué hacer… no quiero decirle a Yuuri que no esté contigo y que me
odie también.-
-¿Las
mujeres en tu casa te odian?- preguntó tranquilo pero Sakura se recargó un
tanto en el sillón.
-Mi hija…
supongo que no no lo sé, ella detesta todo el mundo no sé… que pasa con ella.
Mi mujer no sé qué quiere de la vida, cuando no trabajaba tanto tiempo el
problema era el dinero, ahora que me mato todo el día como negro el problema es
mi falta de atención en casa, además de que por lógica los problemas de dinero
no acaban.-
-¿Y
el sexo?-
-¿El
sexo qué? ¿Tú solo piensas en eso?- preguntó y Hyde rió ante eso.
-Tal
vez… pero si no tienes sexo con ella, casi no la ves y cuando la ves no se
soportan no entiendo que haces con ella.-
-Es
mi esposa, es la madre de mis hijos.-
-¿Y?
eso no te trae felicidad por lo que veo, eres un hombre frustrado con un montón
de problemas encima y que su mujer no lo satisface, Ahhh… que feo.- dijo y
entonces Sakura lo miró totalmente indignado, pero una sonrisa se le dibujo en
el rostro sin saber porque.
-¿Me
estas psicoanalizando?-
-No
porque no me contestas mis preguntas, solo hago suposiciones, tal vez esa chica
que lanza platos y planchas por la puerta de tu casa, en realidad sea una fiera
en la cama y por eso ni siquiera quieres mis servicios.- dijo y entonces Sakura
rió aún más.
-Estás
loco…-
-Tal
vez, o tal vez los demás lo estén y yo soy el único cuerdo…- dijo él con esa
misma mirada traviesa y esa sonrisa, que parecían de una persona mucho mayor.
-Bueno,
pues no… no tenemos sexo si es lo que querías saber, pero no me preocupa eso.-
-¡Tienes
38 años, no tienes sexo y no te preocupa!...- gritó casi -… estas bien jodido.-
Sakura casi carcajea con el comentario, pero por un momento le pareció que tal
vez estaba en lo correcto.
-Y tú
tienes 22, un futuro por delante y todo lo que te preocupa es el sexo… tú sí
que estas jodido.-
-Tal
vez…- rió Hyde por fin más sinceramente y entonces apago el cigarro sobre el
cenicero -… así que te dejaron afuera, ¿pasaras la noche aquí?- le preguntó y
sin saber por qué de pronto Sakura se sintió tan nervioso que no sabía
exactamente qué contestarle.
-Pensaba bajar a mi auto, pero un sillón
estaría mejor.-
-Y
tal vez otra cosa…- de pronto Hyde se le acercó en un movimiento sigiloso, de
inmediato se daba cuenta Sakura, que sabía perfectamente lo que hacía. Le besó
el cuello fue lo primero que hizo, cual depredador que quiere asegurar a su
víctima. Lamía lentamente la piel que de un momento a otro comenzó a
sensibilizarse más de lo normal.
Mordió
el lóbulo de su oreja y lentamente sin oposición del otro introdujo la punta de
su lengua dentro del oído causándole pequeños escalofríos a Sakura. Entonces
fue que el casado se alejó de él y se limpió en un impulso la oreja como
tratando de quitarse aquél beso.
-¿Qué
haces?-
-La
pregunta es ¿te gusta?-
-No,
obvio no.-
-Tu
entrepierna no me dice eso.- dijo este risueño pues Sakura ya estaba
evidentemente excitado, “¿Cómo rayos paso esto?” se preguntaba a el mismo pues
se le hacía casi imposible haberse levantado con tan solo un pequeño arrumaco…
aunque claro era que tanto tiempo en abstinencia era la razón.
-Te
cobró 2000 yenes por sexo oral, aunque siempre estoy dispuesto a más.- dijo y en
ese momento Sakura se puso de pie.
-Creo
que es mejor que yo baje al auto.- sin
embargo el tipo hizo lo mismo y se colocó entre él y la puerta.
-¿Te
masturbaras en el auto?, pero hace frío fuera.-
-El
carro es caliente.- dijo Sakura tratando de quitar al chico de en medio.
-Mi
boca lo es más.- dijo pasando la lengua por su labio superior, y entonces sin
que Sakura pudiera hacer más el tipo se desató la bata y la dejo caer al suelo
quedando totalmente desnudo. Sakura se llevó una mano a la frente fingiendo
molestia pero en realidad trataba de esconder que lo que más quería era voltear
y verlo.
-Basta,
vístete, yo me voy.- tomó la bata del piso a tientas y se la extendió pero Hyde
en vez de tomarla empujo a Sakura contra la pared y acarició sus partes por
sobre la tela del pantalón, haciendo que inevitablemente Sakura soltara un
suspiro.
-Lo
ves… sí quieres…- Hyde se arrodilló frente a él y hábilmente desabrocho sus
pantalones, aún teniéndolo contra la pared. A esas alturas a Sakura ya no le
importaba si eran 2000 yenes o más solo quería saber si realmente Hyde actuaba
tan bien como hablaba.
Le
bajo los pantalones a las rodillas y luego la ropa interior y así teniéndolo al
desnudo tomó su sexo con una de sus manos, mientras que la otra recorría
ágilmente la piel de su vientre. Lo acarició de arriba abajo haciendo que
Sakura se estremeciera y ante eso Hyde no pudo evitar sonreír enormemente.
-¿Cuánto
hace que no hacías esto ah?- le dijo volteando hacia arriba para poder verlo.
Ese hombre lo excitaba demasiado, para él que siempre estaba rodeado de esa
vida fácil y hombres que buscan el sexo, Sakura era un hombre demasiado bueno,
tanto que daban ganas de que dejara de serlo por él.
-Cállate.-
exclamó el pelinegro con los ojos cerrados y presionando las puntas de sus
dedos contra la pared.
-No
te preocupes con lo que sigue no podré hablar mucho.- sonrió ante la amenaza y
entonces sin que nada más lo detuviera comenzó a lamer despacio la punta del
miembro de Sakura. Este al instante sintió que las rodillas le fallaban y que
caería arrodillado al piso, la boca de Hyde realmente era cálida, y él parecía
conocerlo de hacía años pues hacia mucho no tenía tantas sensaciones en un solo
momento, sin embargo sabía perfectamente que toda la habilidad o sensualidad
con la que ese chico podía actuar no era más que resultado de tantos y tantos
clientes que pasaron por su cama. Aquello ponía celoso a Sakura, al principio
pensaba que era un sentimiento de indignación, de querer que aquél chico de
cabellos largos no mal gastara su vida de esa forma, su cuerpo, su mente,
incluso sus sentimientos. Algo que hubiera sentido por cualquier otra persona
que ejerciera tal trabajo. Pero ahora que estaba a punto de venirse en su boca
se daba cuenta que el verdadero sentimiento camuflajeado tras eso eran celos.
Sostuvo
uno de los hombros de Hyde y con la otra mano acarició suavemente su cabello
cuando sintió aquél orgasmo que hacía tiempo venía deseando y que ni él mismo
lo sabía. Terminó en su boca manchando ligeramente la comisura de sus labios,
pero Hyde de inmediato paso su lengua por esos rastros. Se reincorporo aún
acariciando su sexo con las manos y comenzó a besarle el cuello de tal manera
que aunque comenzó a desabrocharle la camisa a Sakura este ni siquiera se
inmutó.
-Puedes
tocarme… todo lo que quieras…- le susurró Hyde al oído mientras continuaba
comiéndose a besos su cuello, y dejando a un lado su labor de masturbarlo tomó
sus manos y las colocó sobre su cintura.
Sakura
ante el contacto no pudo evitar acariciar la suave piel blanca que el chico
poseía, lo hizo con la cintura y luego la espalda, pero ante esa tentación de
nombre Hyde, sabía que era poco probable no caer. Bajo las manos lentamente
hasta sostenerle el trasero y lo apretó ligeramente pegándolo a su cuerpo,
sintiendo su entrepierna rozar con la del más joven quien no perdía el tiempo y
lentamente había comenzado a acariciarle el pecho y masajear los pezones.
En un
momento Sakura se hartó de su posición de pasivo, y sin soltarle aún de la
cadera comenzó a besarle el cuello y los hombros, delineando con la lengua y
luego succionando con los labios suavemente. Escaló por la mandíbula, dispuesto
a tomar sus labios pero fue entonces que Hyde se movió evitándolo. Sakura
estaba tan extasiado que no lo notó primero y busco de nuevo esos labios rosados,
pero con un segundo rechazó volteó a mirarlo al rostro.
-¿Qué?-
cuestionó tan solo
-¿Qué
de qué?- dijo el más bajo totalmente extrañado.
-Me
estas esquivando.- le dijo ya un tanto molesto.
-Sí,
lo sé, yo no beso amigo, o acaso ¿te olvidas con quien estas?-
Sakura
entonces lo alejo de su cuerpo y se subió los pantalones de inmediato.
-Sí,
por un momento fui tan imbécil que lo olvide.- dijo y le aventó la bata a Hyde
para después salir azotando la puerta.
Entonces
sin perder un segundo Hyde se puso la bata como pudo y abrió la puerta para
caminar tras Sakura.
-Ey
espérate.-
-¿Qué?
¿Qué quieres?- le dijo por fin volteando
a verlo.
-Me
debes 2000 yenes.- dijo pestañeando con esos enormes ojos marrones y Sakura no
podía creer su cinismo. Totalmente enfurecido sacó su cartera y sacó un billete
arrojándoselo a la cara.
-¡Qué
te aprovechen!- le gritó casi para volver a bajar las escalera dispuesto a ir a
su auto.
“Gracias,
vuelva pronto” alcanzó a escuchar aquella respuesta de Hyde seguida de sus
risas y más le hirvió la sangre.
Estaba
totalmente enfadado por haber caído en el juego de Hyde, por un momento juró
que algo más estaba pasando, pero cuando estuvo recostado en la parte trasera
de su auto pensando en eso se desconcertó totalmente. “¡¿Qué diablos estás
pensando Sakura?! Estás casado, tienes
una familia. ¿Qué quieres? ¿Cambiarlo? ¿Sacarlo de eso y ser felices para
siempre? No me jodas.”
No
entendía como era que con tan solo un momento de erotismo se había imaginado
incluso diciéndole a Hyde que lo quería. Toda esperanza incluso de amistad con
él era totalmente inútil pues Hyde solo veía a los hombres como meros clientes,
o eso pensaba Sakura con lo ocurrido. “Ni siquiera tiene otro trabajo, le encanta
ser lo que es” pensó entre decepcionado, enojado y triste. Sin embargo aún todo
el enojo que tenía por haberse dejado llevar no hacía que una sola imagen se le
quitara de la cabeza. Ese preciso momento en que Hyde dejó la bata caer al
piso, y que pudo verlo totalmente desnudo le hacía añicos la mente… Cerraba los
ojos tratando de dormir y solo le rondaba la mente esa escena. La pequeña
cintura, el blanco cuello, el cabello cayéndole por los hombros, esas piernas
que por un momento deseo más que cualquier otra cosa tenerlas a cada lado de su
cadera… la sensación de haberlo acariciado, de haber tocado la suave piel tan
blanca dejando pequeñas huellas que desaparecían a los pocos instantes… su
boca… por dios esa boca… esa boca que lo hacía sentir que se volvía loco al
querer besarlo de tan desesperada forma…