jueves, 9 de agosto de 2018

Matices - Capítulo 5: Impresiones.



~ Hyde


El camino a Tokio era realmente una odisea, un amigo de Tetsuya y de Ken manejaba el auto que nos llevaba pero tenía menos experiencia que nosotros en el camino. Nos guiaba con un mapa viejo, rancio, apolillado y con las letras algo borrosas… sentía que no llegaríamos nunca. Encima me sentía algo mareado por el calor y la cantidad de horas que llevábamos quietos allí, ¿eran cinco horas ya?
-       Creo que debimos tomar un bus.- se quejó Ken-chan.

-       ¿Podríamos parar a tomar un poco de aire? – sugirió Tetsuya.

-       ¡Miren! ¡Ese letrero dice Tokio! ¿Ven? Vamos por buen camino.  – Gritó nuestro chofer. Los tres nos inclinamos a observar el pequeño letrero que indicaba los kilómetros faltantes, al menos una hora más de viaje.

De pronto me comencé a sentir muy mal… cerré los ojos y abrí la ventana a pesar de que sabía que Tetsuya se quejaría. Comencé a contar hasta cien ignorando sus quejas.

-       Hide, nos vamos a resfriar, no es sano que el aire llegue de golpe a…

-       Tet-chan el enano se ve mal, esta pálido. – notó Ken a mi favor.

-       Oh… ¿necesitas que nos detengamos? – preguntó, solo entonces le tomé atención y  asentí como respuesta. En cuanto se orilló el auto y antes de que terminara de detenerse del todo salte hacía la libertad y tomé una bocanada de aire fresco. Caminé un poco para estirar las piernas lejos de todos, o eso creía, unos cuantos pasos llegaron hasta mí. Conocía esa forma desarmada de correr, era inconfundible para mí la presencia de Ken-chan.

-       Ten – me tendió una bebida azucarada  - No queremos que te desmayes. – la recibí de mala gana y bebí un poco agradeciendo el sabor refrescante. Aún estaba enfadado con ellos, durante toda la semana no asistí a ensayos y ellos tampoco preguntaron el por qué. Aunque me propuse no permanecer molesto, no lograba dejarlo ir.

Había pensado mucho con respecto a Sakura y había llegado a la conclusión casi segura de que él no se marcharía de la banda por mí, pero estaba casi seguro también de que si llegaba a existir una razón; ellos me culparían a mí sin importar el por qué. Aquello era lo que me mantenía molesto. Les hacía sentir que yo era un desperfecto, el “problema” de la banda, lo que significaba siempre dar un paso atrás. Tetsuya siempre se incomodaba cuando nos entrevistaban por mí, porque llegaba un momento en que mi silencio era notorio y molesto para todos… incluso para mí.

Ellos no sabían cuanto yo me odiaba a mi mismo por no ser capaz de hablar.

Todos bajaron del auto para tomar un poco de aire también, y aunque moría de ganas por ir al baño no podía quejarme. Mi mal humor visible en mi rostro hizo que nadie me dirigiera la palabra, ni cuando me subí al auto, ni en todo el camino restante. Me ignoraron como siempre.

Cuando llegamos a la dirección que nos indicó Sakura ya eran las 8 pm y el frío quemaba un poco la piel. Entramos con prisa al lugar y en cuanto abrimos la puerta, la música que retumbaba por todos lados nos dejo incapaces de escucharnos entre nosotros. Como si alguien le hubiera avisado Sakura corrió hacia nosotros para recibirnos y nos indicó con la mano que lo siguiéramos. Lo observé mientras caminábamos detrás de él; llevaba un atuendo ligeramente diferente… pantalón de cuero y una camiseta ajustada  que dejaba ver sus brazos musculosos y esta tenía pequeños diseños en la espalda de color azul. Solo entonces noté lo grande de su espalda, que era como tres veces un Hide. 

Caminar junto a él rodeado de más personas se sentía extraño, una sensación de seguridad completamente nueva me invadió. La gente nos observaba con curiosidad… definitivamente con Sakura a nuestro lado llamaríamos la atención como banda.

En cuanto llegamos a un lugar con mesas en donde la música se escuchaba muchísimo más baja, saludó a todos con las manos de una manera bastante masculina y confianzuda, como si fueran amigos de toda la vida, sobre todo con Ken-chan, la química entre ellos era notoria. Luego se acercó a mí.

-          Hola…  - susurró cuando estuvo en frente de mí. Sin tocarme, sin ofrecerme la mano, pero si una sonrisa que me hizo sentir extraño… o tal vez eran sus ojos. Solo le sonreí sin atreverme a mirarlo de vuelta. En cualquier otra circunstancia me hubiera ofendido que a mí no me hubiera saludado de la misma forma, pero en aquella circunstancia, sentí que el saludo hacía mi fue mucho mejor que para el resto.

Nos sentamos todos en el lugar espacioso con un escenario pequeño al frente, solo habían tres mesas ocupadas, por lo que podíamos sentirnos cómodos fácilmente con el ambiente… o eso en el caso de todos menos el mío, que moría por ir al baño.

-       Bien, esperen aquí sentados, en el show que comienza en media hora pueden pedir lo que sea por cuenta mía - su voz sonaba motivada y Ken celebró por el licor gratis. De pronto mi entrepierna dolió de tanto aguantar las ganas de ir al baño. Comencé a apretarme los dedos. Sakura sonrió, se puso de pie y comenzó a alejarse, pero antes de hacerlo del todo giró a observarme y se detuvo en seco observándome con curiosidad.

¿De verdad estaba siendo evidente?

Sin dejarme desconcentrar demasiado por él, observé desesperado a todos lados buscando un “baño” en el lugar. Sakura se acercó ligeramente a mi oído:
-       ¿Pasa algo? – luego se alejó un poco para observar mi rostro y buscar una respuesta, y aunque estaba desconcertado por su cercanía no pude evitar responderle que “si” asintiendo… Estaba tan desesperado que la escena de mi orinado en el lugar ya estaba casi clara en mi cabeza. - ¿Te duele algo?

Pregunta precisa. Asentí.

-       ¿Quieres ir al baño? – “Gracias Buda por poner a Sakura en mi vida”, fue lo primero que llegó a mi cabeza. Asentí con desesperación de inmediato y me puse de pie para seguirlo, caminamos con prisa un par de pasos e ignoré completamente lo que intentaron decirme Tetsuya y Ken cuando me puse de pie. Como caballo solo miré al frente hasta que Sakura abrió una bendita puerta que daba al baño del lugar. Entré a toda prisa a uno de los personales y bajé mi ropa con desesperación para dejar entrar el mejor de los alivios. Un sonido de placer se me escapó y escuché una risa venir desde fuera, me avergoncé de inmediato. – Imagino lo frustrante que debe ser no poder preguntar por el baño… - lo escuché decir con menos diversión en su tono. 

“No creo que lo imagines bien”, pensé para mí mismo. Tardé alrededor de tres minutos y me avergonzaba cada vez más a medida que el tiempo avanzaba pero yo continuaba orinando. ¿Podía ser más incómoda la situación?

Cuando salí del baño directo hacía los lavamanos me sentí tímido bajo su mirada, evité levantar la cabeza.

-       Me gusta cómo te vistes, aunque si no te conociera a simple vista apostaría que eres una chica.

Lo miré molesto por el reflejo del espejo de enfrente.

-       Oh no me mal entiendas, una chica… esto… linda. – dijo rápidamente antes de darme la espalda a modo de defensa, agachó la cabeza y lavó innecesariamente sus manos. No supe como tomar sus palabras, pero sin quererlo terminé sintiendo calor en la cara. – Ya debo irme o no terminaré de arreglar el sonido para antes de la presentación… - asentí como despedida aunque aún no lograba mirarlo a la cara. – De verdad espero… que disfrutes la presentación, o al menos a mí. – rió vanidoso antes de salir del baño. Suspiré en cuanto me quedé solo volviendo a mirarme en el espejo.

“Mierda, ¿esa es mi cara?”

El chico de en frente era irreconocible para mí; ojeras enormes, cabello despeinado, mejillas sumamente rojas y labios pálidos por la fatiga del viaje. Definitivamente no era mi mejor día.

Cuando volví a la mesa los chicos habían pedido una docena de cervezas más otros licores que encontraron en la carta del lugar y quisieron probarlos. Tragué saliva en cuanto vi la cantidad.

-       ¡No me defraudará Sakura, yo lo sé! – repetía Ken mientras brindaba con Tetsuya.

En mi silencio bebí y probé un poco de cada vaso.

A las 8:30 ingresó una multitud, definitivamente todos los que bailaban en la sala de junto, el lugar se llenó por completo, mesas repletas, sillas en pasillos y gente de pie comenzó a esperar el show.

-       Parece que son conocidos aquí – comentó Tetsu.

-       Dime algo que no sepa – le regañó Ken.

Las luces se apagaron y con un excesivamente notorio preparado solo de batería comenzó el show.

-       ¡Se quiere lucir! – le escuché a Ken decir casi en un grito de lo animado que estaba. El público a nuestro alrededor gritaba por Sakura desde que lo vieron, el favoritismo era notorio. No suele ser normal que la gente se fije demasiado en el baterista pero Sakura tenía cierto aire poco común que llamaba la atención a simple vista y oído.
Aunque la canción tenía una gran introducción de guitarra, nada superaba el paso frecuente y notorio que marcaba Sakura desde su posición. Era quien más resaltaba visualmente por estar al medio, ser alto y porque la forma en la que tocaba me hizo pensar a ratos que estaba de pie… pero no, simplemente se enderezaba demasiado para alcanzar los platillos frontales de arriba. Me pregunté si aquella posición le acomodaba, ya que la posición de los platillos debía haberla preparado él. ¿No era más agotador estar tan derecho? Aunque su cuerpo denotaba buen estado físico. Pensando aquello fue cuando realmente contemplé su cuerpo, los brazos musculosos y la gran espalda, eran impactantes con la agilidad que tenía. Además el sudor le daba cierto aspecto… sensual, me parecía cada vez más perfecto para la banda.

En total tocaron seis canciones, y aunque en algunos momentos Ken-chan nos pedía notar aspectos del guitarrista, no podía despegar  mi atención de Sakura. Me atraía tanto su desempeño, la notable pasión que ponía, que me sentí absorbido por la concentración que demostraba. Cuando llevaban cinco canciones el vocalista anunció que sería la última vez que tocarían juntos y el público no pareció contento, pero no dieron tiempo a las reacciones y siguieron con la última canción que tuvo solos de todos los integrantes de la banda, dándole un sabor satisfactorio al final del concierto que sentí demasiado corto... pero claro, solo era una banda entre muchas otras que se presentarían esa noche. 
Aún sabiendo eso, estuve seguro de que eran la mejor y que la mayoría del público estaba allí por ellos.

Nos volvimos a sentar cuando el silencio invadió el espacio, el animador avisó que la próxima presentación sería en 20 minutos más.

-       Que sujeto más especial. – dijo fascinado Ken-chan.

-       ¿Superó tus expectativas? – preguntó Tetsu.

-       Con creces. – respondió.

Luego de un rato el susodicho apareció entre la multitud saludándolos a todos mientras se nos acercaba. Me miraba más que a los chicos, o es que tal vez yo le daba demasiada atención a su mirada cuando estaba sobre mí.

-       ¿Qué opinan? – preguntó con algo de ansiedad evidente.

-       Estoy fascinado, digo, enamorado. – respondió Ken. Todos rieron.

-       La verdad es que venir a verte solo rectificó nuestra opinión. – Tetsuya de pronto pareció incómodo, miró hacía detrás de la mesa y sus ojos parecieron molestos, seguí su mirada pero desde mi posición no logré ver nada que justificara su expresión.

-       Tantos halagos hay que celebrarlos – Sakura tomó la botella de whisky antes de terminar de hablar y sirvió un poco para cada uno. Yo ya me sentía mareado, había bebido demasiadas mezclas pero de todas formas bebí el trago que me sirvió esperando responder de buena forma a su actitud de habérmelo servido.

¿Qué pasó luego de aquel trago? La verdad es que no estoy muy seguro… Recuerdo imágenes desordenadas en donde veía la cara de Tetsuya molesta y no sabía el por qué, Ken saltaba sobre la silla y luego sobre la mesa, se cayó dos veces y en una de ellas gritó ser inmortal. Sakura y Ken bailaban en medio del tumulto, yo bailé con ellos pero no estaba muy seguro… solo recordaba a Ken tomando mis brazos para ayudarme a moverme, luego me arrastraron hasta fuera del lugar, Tetsuya me llevaba por sobre los hombros y Sakura llevaba a Ken-chan. Quise saber por qué él no se había emborrachado pero yo ni ebrio podía hablar.

Cuando llegamos al departamento de Sakura la nariz me goteaba, hacía frío en Tokio, un frio húmedo al que no estaba acostumbrado. Mi estómago se sentía a punto de explotar y mi cabeza aún daba vueltas.

Al entrar el departamento nos encontramos con algo bastante modesto que me encantó. No era precisamente espacioso porque tenía muebles grandes, un sofá enorme del tamaño de una cama ocupaba todo el rincón de la entrada, en frente una televisión que estaba en un gran librero.

-       Parece que todos dormiremos en el sofá – dijo Tetsu a lo que Sakura respondió.

-       Oh, no, uno puede dormir en el sofá, otro en una habitación vacía y otro en la mía, tengo un sofá grande en mi habitación también.

-       Sobreviviremos – añadió Ken. De pronto me sentí mareado y perdí el equilibrio, Ken alcanzó a sujetarme. – Vaya… realmente estás ebrio enano. – Una voz de mujer captó la atención de todos.

-       ¿Sakura? – llevaba una camisa puesta y ropa interior. Todos nos quedamos mudos.

-       Akane… ¿Qué haces aquí? – ella nos miró a todos y corrió de vuelta a lo que parecía ser la habitación de Sakura.

-       ¿Tu novia? – preguntó Ken mientras intentaba sentarme.

-       Si… - susurró Sakura, parecía enfadado. La siguió dejándonos solos. Los chicos se miraron incómodos, me dolía tanto el estómago que me sentí apunto de vomitar, una arcada se me escapó.

-       Oh no no no no enano, no vomitarás sobre mí, vamos al baño.  – Me arrastró por el pasillo. Buscamos una puerta que nos llevara al baño pero todo indicaba que el único que había estaba dentro de la habitación de Sakura.  – Ay enano, siempre tienes que hacer las cosas difíciles. – quise disculparme, tal vez la borrachera hizo que mi reacción fuera la culpa en vez del enfado.

-       Te dije que no te quería aquí, no entiendo porque te empeñas en hacerlo más difícil – escuchamos a Sakura desde el otro lado de la puerta. Ken dudó de si tocar o no.

-       Te dije que quería darte una sorpresa antes de que te fueras… y como dijiste que hoy dormirías aquí para no llegar tarde con tu madre… pensé que estaríamos solos - la voz de la chica sonaba apenado. Me sentí mal por ella.

-       Vístete, te iré a dejar a tu casa.

-       Pero y… ¿nosotros?

-       Nos despedimos ayer Akane. – de pronto me dio otra arcada y estuve seguro de que no aguantaría mucho más. Toqué la puerta y la abrí, interrumpiéndolos. Ken de la impresión se tardó en hablar pero lo hizo.

-       Esto… Hide quiere ir al baño. – Sakura nos observó con impresión, a mí sobre todo.

-       Es aquella puerta – nos indicó, corrí hacía allá dejando a Ken fuera. Abrí la puerta del inodoro y dejé salir todo el alcohol que martillaba las paredes de mi estómago. Vomité una y otra vez hasta quedar agotado apoyado en la pared del baño de Sakura. Luego otra vez.

Escuché el toc toc de la puerta.

-       ¿Hide? - Era la voz de Sakura - ¿Estás bien? ¿Puedo pasar?

“Claro que no“, pensé, pero él no se detuvo, continuó tocando la puerta y preguntando. Cuando me sentí con la suficiente fuerza para reponerme ya hartado de su insistencia, le abrí la puerta de mala gana. ¿Qué no tenía asuntos de los que ocuparse?

-       ¿Estás bien?  - lo miré con un “¿Lo parezco?” escrito en los ojos. Estuve seguro de que entendió mi expresión cuando se limitó a no decir algo más al respecto. Abrió un cajón de un mueble sacando un cepillo de dientes nuevo del plástico. – Ocupa este, imagino lo desagradable que debe ser quedarse con el sabor a vómito… Te prepararé algo liviano para el estómago. – agregó antes de salir. Lo miré sorprendido sin nada de fastidio. ¿Iba a cocinarme? ¿No que iba a ir a dejar a su novia? Me levé los dientes sintiéndome extraño… nunca alguien me había dado tanta atención como Sakura y a penas si nos conocíamos, no sabía cómo sentirme al respecto.

Cuando terminé de lavar mis dientes salí del baño, y al pasar por la habitación me encontré con la chica que hacía unos minutos había despertado mi lástima. Su mirada me hizo rápidamente cambiar de opinión.

-       ¿Quién eres tú? – preguntó con la voz y los ojos llenos de odio.  ¿Por qué?

No respondí, como era obvio.

-       ¿Eres un travesti?  - preguntó en tono ofensivo. No supe cómo reaccionar, me quede mirándola sin entender el por qué de su actitud. No, no lo era, pero tal vez si lo parecía. Sakura entró rápidamente a la habitación, buscó una campera y se la colocó.

-       ¿Estás lista? ¿Recogiste todas tus cosas? – le preguntó a ella ignorándome.

-       ¿Por qué tengo que irme yo y esa cosa se queda?

-       ¿Esa cosa? – repitió él.

-       Ella o él. No sé que es. – sus ojos me recorrían de arriba hacia abajo con cierto asco que sentí hasta lo más profundo de mí.

-       Akane no seas ofensiva. Perdónala Hide, es inmadura y cuando se enoja llega a ser ridícula. – me dijo sin preámbulos en frente de ella. La cara de ella estaba roja de odio y sentí que no solo era para mí, quería salir de allí pero ella estaba más cerca de la puerta que yo. ¿Y si me golpeaba?

-       Oye… – comenzó ella.

-       Silencio, camina, hablamos en el camino. – Salió de la habitación arrastrándola junto a él y allí me quede yo, solo en la habitación, sintiendo una mezcla desagradable de odio por ella, sus palabras y un poco por mí mismo.

El dolor en mi estómago volvió mientras estaba allí, corrí de vuelta al baño.


Cuando pude recuperarme del todo y volver con los chicos estaban conversando en un tono bastante serio. Me senté junto a ellos mientras me abrazaba el estómago.

-       Hide tenemos que hablar contigo. – el tono de Tetsuya me indicaba que algo andaba mal.

-       Hide, escuchamos lo que pasó con la novia de Sakura… - comenzó Ken, no supe la razón pero miré al suelo avergonzado.

-       Escucha, no podemos causarle problemas a Sakura, y por alguna razón ustedes están… no sé… comenzando a ser cercanos. Por favor Hide ten cuidado, tengamos todos cuidado con nuestras relaciones por el bien de la banda, no causemos problemas, evitemos todo lo que pueda terminar en discusión. Estoy usando buenos términos, no quiero que esto te enfade y tampoco te culpamos a ti por lo que sucedió - ¿Ah no? – pero todos notamos que la reacción de Sakura por entrar al baño fue… exagerada y entendemos que su novia reaccione así, más porque tú… eres bastante andrógino a simple vista.

-       Solo… ten cuidado – pidió Ken al final. Aunque no dejaba de repetir de forma irónica en mi cabeza “claro y no creen que tengo la culpa…” asentí. ¿Qué más podía hacer? ¿Discutir sin decir una sola palabra?

Me sentía mal… me dolía el estómago, la cabeza y el corazón.