~Sakura
-
Ya veo… entonces has llegado y hemos llegado en el
momento perfecto. – dijo Ken con una sonrisa. Se la devolví unos segundos y
estiré el brazo para tomar un trozo de carne, pero caí en la cuenta de que el
platillo estaba vacío.
Me
sorprendí, tres minutos atrás había visto el platillo completamente lleno.
-
Hide….- dijo de pronto Tetsuya en un regaño. El
pequeño abrió muchos sus ojos sin entender el porqué del tono de Tetsuya, luego
observó los platillos y su rostro se contrajo avergonzado, como si fuera un
dibujo animado. Su nivel de expresión me sorprendió, si no fuera porque sus ojos
eran notablemente ingenuos fácilmente podría decir que sus facciones eran sobre
actuadas, pero no era el caso.
-
¡Ay enano lo hiciste otra vez! – dijo Ken enfadado.
Reí a carcajadas, me pareció una escena típica de una novela de esas que veía
mamá por las tardes. – Es que tienes que controlarte Hide, porque no pagas la
cuenta tu solo.
-
Ya, ya… vamos a pedir un poco más de carne… - dijo
Tetsuya aún tenía su rostro algo enfadado. Por su lado, el pequeño continuaba
con la mirada baja y una postura notablemente apenada.
-
Si no te controlas llegará el día que engordes y no
podrás ni moverte en el escenario.
-
No hay problema por el dinero, yo traigo conmigo –
comenté intentando subir los ánimos, la verdad era que sentía algo de lástima
por él, que además tenía toda la boca aceitosa con rastros de carne, como un
niño. Todo en él era como de un niño.
-
No se trata de eso Sakura, es solo que siempre
sucede lo mismo.
-
Bueno Sakura, alguien me comentó que realmente
conoces a toda la industria de Ki/oon records. – Tetsuya comentó con algo de
interés. Lo sentí un poco extraño, ¿realmente me había elegido porque les
gustaba como batero o era por mis contactos?
-
Te mintieron, conozco a un par de artistas que no
es para nada cercano a conocer a los staff de producción, además no conozco a
nadie influyente. – mentí. – Oigan… ¿No
quieren ir a Tokyo a escuchar una de mis bandas? No creo que todos me hayan
escuchado y creo que también deberían decidir si me quieren o no de baterista
luego de eso…
-
La verdad es que solo Tetsuya te ha escuchado…
sería un buen paseo grupal, solo di cuando. – Ken se mostró entusiasmado, y el
pequeño por fin subía la mirada para observarme con atención. La mesera se
acercó y comenzó a ordenar los platillos con carne en la mesa, dejando un plato
con una costilla en frente de cada uno, luego agregando las demás al centro de
la mesa. Ken le arrebató el platillo con carne a Hide, este hizo puchero.
-
Tengo presentación Viernes y Sábado. – respondí.
-
Ooh… Ken y yo podemos ambos días, pero Hide trabaja
los viernes, así que estará bien que sea el sábado. – lo observé con
curiosidad, ¿En que podía trabajar alguien que no hablaba? Él le dirigió una
mirada de agradecimiento a Tetsuya… parecía feliz de ser considerado.
}
-
Entonces nos veremos en Tokyo, les escribiré la
dirección. – busqué en mi mochila un libreta y anoté la dirección del bar que
por tantos años le di a mis amigos, conocidos y familiares. – ¿Me anotan sus números telefónicos y sus
direcciones? Creo que no estará mal tener cómo buscarlos cuando comience a
vivir aquí. – Arranqué la hoja con la dirección dándosela a Tetsuya, luego le
di mi libreta con el lápiz a Hide para que anotara sus datos. Abrió mucho los
ojos cuando me dirigí hacía él, parecía… asustado. – Tómala… - insistí luego de
que él no se moviera para tomar la libreta.
-
Enano estas muy asustadizo hoy- le criticó Ken con
cierto cariño en la voz, hasta que finalmente tomó la libreta y escribió con la
mano un poco temblorosa. El resto de los chicos hicieron lo mismo.
Comí ocho costillas y alrededor de cinco cervezas, todo iba bien… o eso
sentía hasta que me puse de pie y el mundo se hizo pesado a mi alrededor. Me
sentía aturdido, las primeras burbujas del alcohol haciendo efecto en mi
cerebro. Todos estaban un poco ebrios, el peor era Tetsuya que caminaba como si
una cuerda lo jalara hacía cada extremo de la calle. Ken era con quien más
había hablado, estaba más lucido aunque no del todo. Y el pequeño… caminaba
detrás de Ken con la mirada baja, en dos ocasiones en que caminé más despacio
sus pies chocaron con los míos, sin intención. En ambas volteé a mirarlo sin
querer reprocharle pero él se apresuraba a esconderse al lado del guitarrista,
evitando mirarme directamente. En mi vida entera había tenido que lidiar con la
curiosidad que me causaba ese chico. ¿Por qué no hablaba? Necesitaba saberlo.
-
Ahora Sakura… - Tetsuya arrastraba las palabras con
dificultad. – Iremos a nuestro ritual de bienvenida.
-
¿Ritual? – pregunté. De reojo observé al vocalista,
que abrió sus ojos como si acabara de ver un fantasma. ¿Ritual? Me preocupé… Volví
a verlo, su cara de horror era divertida pero hacía que me preocupara más.
-
Si… ya verás. – dijo finalmente Ken, que tomó a Hide
del brazo y comenzó a correr.
De
la nada estábamos los cuatro borrachos corriendo en dirección a una zona
oscura. Un par de ideas se pasaron por mi cabeza, entre ellas, que tal vez no
volvería a Tokyo… no vivo al menos.
Llegamos a una pequeña pradera que no estaba demasiado alejada de un par
de casas. Tetsuya y Ken comenzaron a desnudarse. Atrás yo los observaba, y un
poco más atrás Hide se comía las uñas.
Ken se lanzó primero al agua desde una posición mediamente alta. El agua
brillante reflejaba la luna y a ellos mismos antes de reventar la tranquilidad
del lugar con sus gritos y sus cuerpos desnudos nadando. Tetsuya gritaba
“¡Libertad!” e intentaba ahogar a Ken. Volteé a mirar a Hide a la espera de que
él fuera el siguiente, pero su posición con una mano abrazando su cintura y con
la otra masticando sus uñas me hizo notar la incomodad que sentía. De pronto no
quise dejarlo solo.
-
¡Vamos Sakura, ven! – gritaba Ken.
-
Ey… - me acerqué al pequeño que evitaba mis ojos. -
¿No quieres ir? – me observó pero no dijo ni indicó nada. - ¿Sabes nadar? –
entonces movió su cabeza diciendo que sí, pensé en otra cosa. - ¿Te da
vergüenza quitarte la ropa entonces? – lo miré intentando darle confianza con
la mirada, pero cada vez que me acercaba él se alejaba un paso más, finalmente
respondió que sí. – Hum… entonces yo iré primero, te quedarás solo, nadie te
verá desnudo entrar al agua, ¿está bien? –dudó, sus ojos parecían confundidos.
Miró con anhelo a los chicos y luego movió su cabeza, nuevamente era un sí. Le
sonreí.
Bien…
no había sido un fracaso mi primera “conversación” con él, me sentí aliviado
por eso. Me quité la ropa sin demasiados tapujos y volteé a mirarlo sin pensar
antes de entrar en el agua. Me estaba observando… con atención. Por primera vez
en mi vida me sentí algo nervioso al estar desnudo, preferí entrar al agua
antes de darle demasiadas vueltas al asunto.
Simulé
un sonido parecido a un “wuuuuuujuuuu” mientras estaba desnudo en el aire, y
caí en el agua fría, sintiendo la sensación de miles de agujas clavándose en mi
piel. El frío dolía.
-
Mierda, ¿Cómo pueden hacer esto? – les pregunté
riéndome a los otros dos que estaban en frente de mí.
-
Es para quitarse el efecto del alcohol antes de llegar
a casa – respondió Tetsuya. Ken reía mientras intentaba ahogarlo y este se
escapaba, de pronto a mis espaldas algo cayó de golpe salpicándonos a todos.
-
Hide… - susurró Tetsuya con un nivel alto de
impresión. Me volteé a verlo, tenía el cabello largo mojado pegado a su rostro,
apretaba la boca como un post trauma luego de haber tragado agua, sus ojos
estaban cerrados… Bajo la luna, su piel se veía sumamente traslucida.
-
Wooou, nunca pensé que te lanzarías – le dijo Ken
de forma entusiasmada y aún con algo de duda. Entendí que él no solía hacer
esas cosas con ellos. – Ven aquí, ven aquí – comenzó a perseguirlo para
intentar ahogarlo de la misma forma que con Tetsuya pero Hide demostró ser
hábil nadando, se alejó rápidamente de él.
-
No se suele sumar, ¿verdad? – pregunté al bajista
cuando quedamos regularmente alejados de los otros dos que jugaban. Hide había
logrado hundir a Ken dos veces mientras este último ninguna.
-
Para nada, es tímido… - me miró como analizándome
unos instantes, me pregunté qué cara habré tenido para que Tetsuya me mirara
así – Sé que es un poco chocante conocer a alguien como Hide, pero una vez que
conoces su talento se hace imprescindible… y creo que le agradas – agregó. Para
mi sorpresa eso me gustó, mi atención había estado sumamente dirigida a él
durante la noche.
-
Espero llevarme bien con todos… - le respondí
sintiéndome cohibido.
-
¡Ayuda! – gritó Ken mientras Hide dejaba cargar su
peso sobre su cabeza, enterrándolo en el agua de forma violenta.
-
¡Calma Hideto o lo vas a matar! – Tetsuya fue a
hasta ellos estirando la mano para ayudar a Ken y jalarlo hacía él, pero en
cuanto llegó a su lado lo intentó ahogar también. Reí, todos teníamos el mismo
grado de madurez. Me sumé intentando salvar a Ken para juntos persiguir a
Tetsuya y a Hide. A este último jamás lo logramos alcanzar.
Tetsuya salió cuando el frío nos comenzaba a quitar la voz. Salió sin
decir nada y Ken lo siguió abrazándose así mismo con una notable piel de
gallina, comencé a caminar hacia la salida pero detrás de mí el pequeño se
mantenía dentro del agua. Volteé hacia él, y entonces se hundió nuevamente
escondiéndose como un gato herido.
Los tres nos terminamos de vestir y Hide aún no aparecía.
-
¡Hide ya sal del agua que te enfermarás! – Ken fue
a buscarlo con solo los pantalones puestos, pero volvió frustrado – no quiere
salir, le hablé pero se alejó.
-
Mierda yo ya debo llegar a casa… - Tetsuya comenzó
a colocarse su reloj con algo de prisa y nerviosismo.
-
¿Qué hora es? – pregunté.
-
Las cinco y media –
-
¿¡Qué!? – Ken se terminó de vestir de forma rápida
y sin siquiera ponerse los zapatos comenzó a trotar, luego se devolvió -
¡Sakura fue un gusto conocerte, nos vemos! – lo observé atónito.
-
También debo irme…
- Tetsuya parecía más aproblemado por dejarme solo.
-
Adelante, sé cómo irme y ya a estas horas hay buses
hasta Tokyo.
-
Lo siento, perdí la noción del tiempo…
-
Está bien… - le consolé mientras terminaba de
abrocharse los zapatos. Lo vi observar con duda hacía el agua– Creo que saldrá
cuando vea que no hay nadie.
-
Eso espero, no puede resfriarse… - levantó los
hombros intentando justificar su preocupación por motivos de trabajo… yo veía
el afecto de Tetsuya hacía él. – Cuídate Sakura, nos veremos pronto. – dijo
finalmente sonriendo en mi dirección para luego irse. Me pregunté cuantas veces
le debían haber dejado solo a Hide en algún lugar de aquella manera…
Me escondí tras un árbol y lo vi salir del agua abrazando su cuerpo delgado y temblando completamente. Observó a
ambos lados antes de avanzar, no me vio y comenzó a caminar sigilosamente
desnudo, alerta, como si estuviera huyendo del mayor de los peligros. Me quité
el abrigo esperando a que estuviera más cerca de mí, solo allí salí de mi
escondite dándole un susto.
-
No seas idiota, no puedes quedarte allí
congelándote todo el tiempo solo por vergüenza. – le regañé envolviéndolo con
mi abrigo al menos tres tallas más grandes que la de él. Sus dientes
castañeaban y su piel se veía casi morada. – Ven… - lo envolví con un brazo y
froté mi mano en su cuerpo intentando darle calor. Sus ojos grandes me miraban
dudosos, pero su cuerpo no se alejó del mío. ¿Cómo podía un hombre de veinte
años parecerme tan adorable?
Tomé su ropa y se la di.
-
Me voltearé mientras te vistes, pero apresúrate. –
le exigí, él asintió. Volteé viendo como el cielo se preparaba para el amanecer.
De pronto un dedo se clavó en mi espalda. Estaba vestido, pero aún así se veía
mojado. Me tendió mi abrigo. – Oh… mejor póntelo tú, yo estoy bien pero tú aún
pareces por desmayarte. – Hinchó su mejilla izquierda como berrinche aunque se
lo colocó sobre los hombros. Le llegaba más abajo de las rodillas. – Vámonos de
aquí. –dije sonriente tomando una dirección, pero él indicó con su dedo que era
hacía el otro lado la salida… Lo miré confundido, estaba seguro de que habíamos
llegado por ese lugar y que debía tomar el bus en esa dirección, sin embargo él
comenzó a caminar y no me dejó otra opción más que seguirlo.
Caminé junto a él cuatro calles de edificios sin iluminación hasta
llegar a una casa que se encontraba entre dos de ellos. Se veía pequeña siendo
de solo un piso junto a edificios tan altos, más no se veía mal, un pequeño
antejardín con un piso de cerámicas que formaban mosaicos adornaban el lugar.
-
¿Ésta es tu casa? – lo observé con sorpresa… Entendía
que quisiera que lo llevara hasta allí pero entonces ya no estaba seguro de
como volver hasta el bus que me llevaría
a Tokyo.
Abrió
la puerta observándome.
-
Hum… esto, nos vemos Hide… - concluí sin saber que
más decir. Él me miró con clara duda, inclinando la cabeza hacia un lado tomó
mi brazo jalándome hacía adentro sin demasiada fuerza. Ahí lo entendí. – Oh,
¿Me estás invitando a pasar? –asintió. Quise decirle que debía irme, pero tenía
tanto frío que la idea de esperar a que el sol abrigara me pareció más cómoda –
De acuerdo… – respondí con una sonrisa que no me devolvió, escondía su rosto
cuando de respuestas se trataba.
Entramos, y de inmediato el calor llegó a mi piel congelada. Cuando encendió
la luz me encontré con un lugar pequeño, acogedor, con olor a limpio aunque un
poco desorganizado. Había dibujos por todos lados, sobre todas las mesas y
todos los muebles. A pesar de ser un
lugar chico los muebles tenían una considerada distancia entre cada uno a
diferencia de la mesita de centro sobre la alfombra y el escritorio que estaba
junto a la ventana principal de la casa. Definitivamente todo estaba acomodado
a los lugares que él más utilizaba. Lo seguí, él me guió hasta la cocina que
tenía una pequeña mesa con dos sillas, un gato negro dormía en una de ellas.
-
Oh… ¿Cómo se llama? – pregunté de forma torpe. Hide
se acercó a mi por primera vez e ignorando la cercanía, se acercó al gato mostrándome
su collar; en el había una placa en forma de pez con la palabra “Samurai”. Lo vi
extrañado - ¿Es en serio? – asintió. Reí. – Que gato tan peculiar. – comenté
divertido. Hide soltó una carcajada por primera vez desde que lo conocía. Me
quedé en silencio luego de oírlo, era lo más cercano a hablar que le había
escuchado fuera del canto. Colocó a hervir agua y comenzó a ordenar la mesa
para servir el té, sus manos temblaban. – Esto… Hide, ¿Por qué no tomas un baño
y te abrigas mientras yo preparo un té y tal vez algo para… desayunar? – le
rogué con los ojos, me sentía demasiado inquieto al verlo tener frío. Él
observó todo a su alrededor dudando. No lo culpaba, aún era un desconocido.
Finalmente asintió sin mirarme, pero sonriendo un poco o eso creí al menos.
Desapareció por la puerta de la cocina hacía un pasillo. – Bien Samurai… – le
dije al gato que me observaba con curiosidad. – Veamos que tienes en tu cocina.
Con
todo lo que encontré fui capaz de cocinar un estofado de algas y una tortilla
de verduras para cada uno. Tenía tanta hambre que estaba siendo incapaz de
esperar hasta que Hide apareciera, por suerte la media hora en que me tardé
cocinando fue precisamente lo que él tardo en bañarse y vestirse con un jean y
un suéter de lana grande de color negro que llevaba un gato blanco dibujado en
medio. Movió la nariz oliendo a su alrededor y cerró los ojos, serví en los
platillos que encontré en cuanto lo vi. Abrió la boca observando la comida, sus
ojos parecían no creer lo que veían.
-
Sé cocinar – respondí levantando los hombros como
si no fuera la gran cosa, pero la verdad era que el estofado era uno de mis
platillos estrella.
Hide
probó con la cuchara el estofado, cerrando los ojos en un gesto de placer.
“Mierda,
si fuera una chica sería verdaderamente guapa”, pensé mientras admiraba sus
pómulos finos. Comenzó a comer… tal cual cuando estábamos en el restaurante. Esta
vez y tal vez por el agua, yo también me sentía fatigado, comencé a comer de la
misma forma que él, riendo un poco por nuestros sonidos irrespetuosos.
Terminamos
el estofado y tras beber el té pasamos a comernos la tortilla, yo me sentía con
el estómago más que satisfecho así que comí lento, casi sin ganas… él por su
lado comía con las mismas ganas del comienzo. Recordé lo que dijo Ken sobre que
se comía todo, siempre… me pregunté si la ansiedad sería un problema para él,
además de que se veía tan delgado que cualquiera pensaría lo contrario sobre su
forma de comer.
Finalmente
terminó el platillo, yo lo dejé a medias. Se limpió con la servilleta y solo
allí note que habíamos comido durante todo el tiempo en completo silencio. Había
sido algo totalmente cómodo para mi sorpresa. En la pared el reloj marcaba las
7:15 am, la verdad era que no tenía ganas de marchar aún pero ¿Con qué excusa
esperaba un poco más? Hide se puso de pie mirándome antes de salir… aquella era
la señal para que lo siguiera ¿no? Eso hice. Lo vi en el sofá grande acomodarse
y cubrirse con una manta, entonces me hizo un espacio. No estuve seguro de cuál
fue mi expresión pero sí de que me sonrojé, más no me negué a sentarme junto a
él.
Me
cubrió con la manta. Aquel suéter grande me hacía verlo aún más pequeño. Se
acomodó para entonces cerrar los ojos.
-
Ah, ¿quieres dormir? –pregunté extrañado. Para mis
adentros me auto bofeteé por preguntar.
“¿Qué más haríamos, conversar?”, me dije.
Él sonrió, parecía que escuchara mis pensamientos.
Nuevamente cerró los ojos y allí se quedó quieto. No estuve seguro de si
dormía, pues no me atreví a hablar ni a tocarlo. La distancia entre nosotros no
nos permitía tocarnos pero podía oír su respiración. Miré a mi alrededor, la
suave luz del sol recién comenzaba a brillar con fuerza… el peso del viaje del
día anterior, el haber nadado, las cerveza y la noche con la cantidad de horas sin
dormir me estaban pasando la cuenta, cayendo rendido antes de ser consciente de
lo cansado que estaba. Lo último que creí sentir fueron un par de manos frías
alejándome un mechón de cabello de los labios.