Tapé mi rostro con
mis manos y me senté en la cama a esperar por él.
“Mi vuelo llega el Sábado a las 6 de la tarde, veámonos
en el Hotel de siempre.”
había dicho, sin embargo parecía haberse retrasado ésta
vez.
Cuando planeamos el encuentro nunca pensé que me
encontraría en aquella posición precisamente aquel día.
Rara vez era yo quien le necesitaba de aquella manera.
Pero aquel día, precisamente aquel día, existir me dolía como nunca. No contaba
con amigos tan cercanos como para confiarles mis lagrimas ni me sentía cómodo
con testigos de mis lamentos, pero moría de necesidad por un abrazo de la
persona en quién más confiaba.
Permanecí en la habitación del hotel, sentado en el mismo
lugar, en la misma posición, no sé cuantas horas. La tarde avanzo, y pronto
llego la noche, no había señales de él. Mis ojos picaban queriendo derramar
lágrimas, pero me negaba a permitir que se escaparan. El sentimiento de olvido
y soledad que me invadió al notar que él no llegaba, sólo acrecentaba mis ganas
de llorar.
Suspiré dejando escapar un poco de pesar. Involuntariamente
mi cabeza se llenó de recuerdos involuntarios… de memorias que en aquel momento
sólo sofocaban mi pecho.
De pronto escuché la puerta cerrarse y unos segundos después
el sonido de las ruedas de las maletas arrastrándose y golpeando los muebles a
su paso.
-
Mierda.- Dijo su voz cuando algo pareció quebrarse. -
¿Sakura? ¿Dónde estás?
Quería responderle, pero mi garganta no me dejó, al notar lo afectado que estaba, solo recurrí
a tapar mi rostro más fuertemente con mis manos… comencé a temblar.
-
Oye… ¿Qué haces aquí a oscuras? – Preguntó con una
carcajada, había una diferencia extremista de ánimo entre nosotros.
Hide encendió la luz y permaneció en silencio un par de
segundos, supuse que me había visto afectado, intentando romper la piel de mi
rostro con mis manos.
Escuché sus pasos acercarse a mí.
-
Ey… ¿Qué sucede? –
preguntó con la voz cargada en preocupación. “¿Qué sucede?” ¿Qué se supone que
debía contestar? ¿El hecho y posteriormente los sentimientos, las repercusiones
y los arrepentimientos? ¿Cómo decirlo en voz alta? Yo no era tan fuerte para
admitir con palabras, el nivel de lo que sentía, aquello sólo lo consolidaría
en algo que existía y me martillaba por dentro.
No quería tener que
explicarme, no quería mirarle a los ojos y admitir que necesitaba su consuelo.
Destapé mi rostro unos
segundos y vi su pequeño cuerpo de pie en frente de mi.
Permanecí con la cabeza
agachada, dio unos pasos hacía mi… y susurró con voz tierna “Oye…” pero yo no
le permití continuar con su oración, lo abracé por la cintura, fuerte, hundiendo mi rostro en su abdomen.
-
¿Qué es lo que sucede Sakura? – Preguntó nuevamente,
luego besó mi cabello y lo acarició, una de sus manos buscó acariciar mi
espalda también, aunque la posición no le permitió que fuera cómodo.
-
Te extrañé. – Le dije sincero. No sabía por dónde
comenzar…
-
Oye… bobo…- dijo con una pequeña risa, pero mantuvo el
tono preocupado.- Vamos, dime que sucede, pocas veces te he visto así…- besó mi
cabello una vez más. Quería contarle pero llevaba tantas horas enfocándome en
la noticia que lo único que quería era distraerme, entonces quise sentir lo
único que podía distraerme lo suficiente en aquel momento.
Metí mis manos bajo la playera de Hide, por desgracia
estaban frías y el saltó en cuanto las sintió.
Levanté su playera lo suficiente para poder permitirme
hundir mis labios en su piel y en sus músculos.
Sentí su olor. Era reconfortante.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que nos
habíamos visto y aun más desde que había podido besar su piel.
Sus dedos se enredaron en mi cabello y comenzó a acariciar mi cabeza, siempre las
caricias en el cabello me excitaban, él lo sabía.
Él se quitó la playera y acunó mi cabeza mientras se
escondía en su pecho, besando lo que encontraba, hasta que llegué a sus pezones
y pude lamer un poco.
La textura de su piel en mi boca no era comparable con
otras, la piel de Hide siempre me pareció un privilegio.
-
Aah… bobo… se
siente exquisito, pero… ¿Estás bien? – Respondí su pregunta mordiendo su pezón
y dejando a mis manos hacer un recorrido por su entrepierna y sus testículos escondidos
bajo su fina ropa. – Mmmmh…
Yaa-chan…
Desabroché su pantalón y bajé en su pecho depositando
nuevos besos y lamidas en su abdomen a medida que avanzaba por su piel hasta
llegar a su entrepierna. Dejé libre de ropas su erección y lo olí.
-
Quiero perderme en ti en este momento.- le confesé,
atreviéndome a mirar su rostro por primera vez en la noche. El miro mis ojos y
vi su mirada inundándose de preocupación. Tomó mi rostro entre sus manos y se
agachó un poco para besar mis labios.
-
Haré lo que sea por ti.-susurró en cuanto nuestros labios
se separaron. Miré en sus ojos un poco más, sentía sus sentimientos rodearme en
aquel momento.
Se acomodó de pie, permitiéndome continuar con mi tarea,
y me llevé su erección a la boca. Como estaba sentado a los pies de la cama,
debía agachar mi cuerpo para poder realizar mi tarea. Las manos de Hide
acariciaron mi espalda y sentí su cuerpo agacharse ligeramente sobre mí. Sentí
sus quejidos suaves muy cerca de mi oído mientras chupaba a ritmo.
Cuando sentí demasiada cantidad de líquido pre seminal en
mi boca y la tensión en el cuerpo de Hide, frené mi acción y me puse de pie,
buscando sus labios.
Lo besé y deleitándome con los sonidos de nuestros besos solté
un par de quejidos. Estaba perdido en él, amaba estarlo, no había nada capaz de
consumir mi mente a tal nivel, como él y su cuerpo.
Arrastré su cuerpo hacia atrás mientras lo besaba, hasta
apoyarlo en una pared, allí me desnudé mientras sus dedos ayudaban,
desabrochando, tocando y frotando un poco mi piel.
-
Amor… déjame tocarte. – pidió con un susurro cerca de mi
oído.
-
Hide…- suspiré cuando sus dedos tocaron directamente la
punta de mi erección. – No seas tan intenso.- le dije riendo un poco.
-
Mmm… tú eres peor.
-
Pero sabes qué produce que toques allí.
-
¿Me dejas masturbarte? ¿Con los dedos? O… ¿Prefieres mi
boca? – preguntó mordiendo su labio al finalizar cada pregunta. Lo miré
excitado, él sabía qué gestos me encendían.
-
¿Me estás s permitiendo elegir?
-
Sólo quiero
hacerte feliz hoy.- Dijo con un puchero, mientras sus manos acariciaban mis
mejillas. – Sólo quiero ser un buen consuelo esta noche.
-
Eres más que eso y lo sabes.- le confesé con
determinación, el sonrió. Si, él sabía lo que significaba para mí. – Tócame,
pero quiero besarte mientras siento tus dedos.
El asintió.
Sentí sus dedos pequeños
tocar tímidamente mi erección mientras nos observábamos a los ojos, entonces el
mordió su labio en cuanto comenzó a frotarla de arriba hacia abajo. Lo besé,
fuerte. Casi con violencia, presioné su boca contra la mía.
-
Mmm… - dejaba escapar el mientras mis dedos presionaban
sus pezones nuevamente. Aquello le gustaba. Siempre había sido así.
Su tarea continuó mientras
marcaba un ritmo que pronto siguieron mis caderas, me encantaba sentir sus
roces y al mismo tiempo sus labios. Frotó nuestras erecciones, y dejó escapar
un par de gemidos placenteros cuando encontró la posición perfecta para
masturbar ambas entrepiernas.
Cuando comencé a tensarme
decidí que era demasiado y tomando sus manos con las mías, le volteé contra la
pared y tomé su trasero.
Hundí dos dedos en él.
-
Mmm… - Hide gimoteaba e inclinaba su rostro hacia atrás. Giró
su rostro buscando mi mirada, para dejarme ver como se saboreaba los labios con
la lengua.
-
Idiota seductor.- le dije dejando entrar un dedo más.
-
Aah. Aaaah… - observé su cuerpo temblar un poco.
-
¿Te gusta? – exigí saber.
-
Sabes que si… - respondió en un susurro tímido.
-
¿Y ésto? – pregunte dejando a mi erección rozar su
entrada.
-
Mmm… más…- pidió.
Yo reí, sabiendo a que se
refería, metí mi erección entre sus nalgas.
Hide se inclinó hacia
atrás, empujando con sus manos mi trasero más hacia él.
Yo envolví entre mis brazos
su cuello y mientras besaba sus mejillas, comencé a moverme.
Lento, suave, despacio, de adentro hacia afuera y en
círculos.
Saboreé los gemidos de Hide, que buscaba inclinar su
rostro hacia mí, para mostrarme con sus gestos cuanto disfrutaba de mí.
Comencé a moverme
más rápido desde sus espaldas mientras le sujetaba por la cintura, primero
mantuve el movimiento de embestir contra su pequeño cuerpo, excitándome cada
vez más con los temblores y quejidos que Hide dejaba escapar a medida que la
desesperación lo hacía subir el tono de voz y buscar con sus manos algo que
presionar.
Bajé mis manos desde su cintura hasta sus piernas a la
altura de sus testículos, toque su piel poco a poco avanzando y dejándole clara
mis intenciones de masturbarlo. Mientras continuaba embistiendo, pero esta vez
un poco más suave.
En cuanto una de mis manos llegó a la parte baja de su
entrepierna y frotaba sus testículos, con la otra tome su erección dispuesto a
masturbarle hasta el orgasmo. En aquel instante, metí mi erección dentro de él
hasta el fondo de su entrada y me dispuse sólo a empujar, ya no habría descanso
de sensaciones.
-
Aaaaah…. Aaaahhh… Yaa-chaan…. Mm… UUhh… - Sonreí al
escucharlo.
Empujé dentro de él rápido, embestí sin salir de su
interior, sin parar aunque su cuerpo temblara por completo.
Ésta vez me perdí completamente en él.
Luego de un par de minutos de movimientos rápidos, mi
cuerpo se tensó y soportando hasta dejarle alcanzar su orgasmo, me dejé ir
junto con él.
Mordí la espalda de Hide para ahogar mi gruñido, él en
cambio dejo escapar su último gemido, diciendo mi nombre.
Extasiado lo arrastré hasta la cama y lo recosté,
nuestras respiraciones aun se mantenían aceleradas para cuando me metí bajo las
sabanas con él, abrazando su pegajosa piel a causa de nuestros fluidos.
Lo abracé, su presencia me tranquilizaba… al menos ya no
estaba solo.
Tenía muchos amigos, más de los que era capaz de
recordar, sin embargo, cuando se trataba de algo tan privado, que se llevaba en
las entrañas, costaba recurrir a alguien para pedir apoyo. Gracias a Buda,
tenía a Hide en mi vida.
Estaba profundamente agradecido de nuestros encuentros
periódicos, en donde podíamos discutir lo que fuera y contárnoslo todo, sin reproches.
Un nivel de confianza ciego, tan alto que no teníamos
consciencia de lo mucho que nos conocíamos. No nos preocupábamos por
preámbulos, de vez en cuando, nos veíamos y no queríamos perder un rato.
-
Sakura…- susurró Hide, bajito y adormilado…
-
Descansa. – Le pedí casi como súplica, no quería
estropear el momento con alguna lágrima, sólo quería continuar sintiendo su
afecto mientras escondía su rostro entre mi cuello y mi pecho.
-
Sakura… - volvió a llamar.
-
¿Qué es? – pregunté algo incomodo, suplicando para mi
interior que tuviera consideración con mi poca experiencia en expresar mis
dolores.
-
Te amo.- susurró bajito, en tono dulce, luego se rió nerviosamente
en el mismo tono. Yo cerré los ojos - Te amo…- repitió.
La calidez que siempre me envolvía en aquellos momentos
jamás la había encontrado con nadie más. Y me sentía infinitamente agradecido
de él, por permitirme amarlo y por mantener sentimientos sanos y sinceros,
hacia mí.
Me moví un poco y deposité un suave beso en su frente.
El se acomodó y fue cuestión de segundos para escucharlo
soltar pequeños ronquidos en forma de silbidos, contra mi pecho.
Cerré los ojos y me concentre en su respiración.
-
Gracias.- susurré despacio, aunque sabía que él no me
oía, no era necesario.
Sentí un movimiento entre mis brazos y me moví alejándome
de la incomodidad.
Luego él depositó un beso en mi mentón. Sonreí.
Luego él depositó un beso en mi mentón. Sonreí.
En mi peor estado de inconsciencia, sabía que él estaba
ahí. Podía sentir su atmosfera consumiéndolo todo.
Abrí los ojos un poco, la luz de la madrugada ya estaba
entrando por las ventanas. Debían ser las 06:00 am.
-
¿Qué haces despierto? – le pregunté con la voz sumamente
ronca por el sueño.
-
Te veo dormir. – respondió divertido en el mismo tono.
-
Duérmete, es muy temprano…- me acomodé listo para
continuar dormido, pero sus dedos acariciaron los costados de mi cintura, y
aquellas cosquillas me despabilaron un poco.- ¿Qué pasa?
-
Sakura… ¿Qué sucedió? – preguntó en tono bajo y
preocupado. Me sentía mucho menos asfixiado que durante el día y creí que era
el momento preciso para dejarlo ir.
-
Mi madre murió en la madrugada de ayer.- respondí con la
voz neutra, evitando que los sentimientos se apoderarán de mi tan rápido.
Hide se tensó y se quedó en
silencio un par de segundos. Luego me abrazó, demasiado fuerte como para
asfixiarme.
-
Lo siento mucho, lo siento realmente mucho… - dijo,
mientras me abrazaba. – Asentí frente
a la respuesta natural que todos me dirían, sin embargo, sabía que Hyde
realmente lo sentía.
¿Qué debía decir
entonces? No sabía cómo avanzar ese tipo
de conversaciones, no sabía cómo controlar ese tipo de sentimientos y mucho
menos tenía idea de cómo desahogarme ante ello.
Hide soltó su abrazo y tomó
mi rostro entre sus manos.
-
Sé que no es fácil, pero haremos lo que tú me pides que
haga cuando mi estado emocional me desborda. ¿Está bien? – preguntó pidiendo
autorización, sonreí, aquello era exactamente lo que necesitaba, nuestra
técnica contra la desesperación.
Antes de que pudiera
responder un par de lágrimas escaparon de mis ojos, mientras mi mente se copaba
de las memorias y los recuerdos que había intentado esconder para mantenerme
controlado.
-
¿Qué es lo que sientes? Desde lo más profundo…
cuéntamelo. – pidió con voz rota, sentí que los ojos de Hide eran un reflejo de
los míos en aquel momento.
Suspiré, y cerré los ojos,
decidido a hacer un esfuerzo enorme y desahogarme.
-
Siento que mi mente va a explotar, que mi pecho duele
desde las entrañas, que mi corazón no termina de latir completamente, como si
fuera consciente de que quien definió nuestra sangre se ha ido para siempre. –
Comencé a sollozar mientras hablaba y estaba seguro de que me expresaba tan
mal, que era un verdadero trabajo para Hide adivinar mis palabras.- No puedo,
la intensidad de las palabras que realmente siento y forman un nudo en mi
garganta… me asfixian.- mi voz se rompió en la última palabra, aun así intenté agregar
algo más antes de derrumbarme por completo.- Mi mente levita entre pensamientos
tan dolorosos, auto dañinos e inhumanos, que me duele saber que deberé quedarme
aquí sin ella, porque nadie merecía más una vida de felicidad que ella…
-
Sakura… - susurró Hyde antes de abrazar mi rostro y
esconderlo esta vez en su hombro.
-
Tu madre tuvo una buena vida, en donde fuiste su
felicidad, se fue de este mundo sin arrepentimientos y orgullosa de en quien te
convertiste, sé que la extrañaras… sé lo
importante que ella ha sido para ti siempre… lo siento…
Escondí mi rostro aun más, esta vez dispuesto a dejar ir
todo el dolor que me consumía en aquel momento.
Todas las veces que sentí que le fallaba, todas las
culpas, todas las veces en que fui desconsiderado, pesaron en aquel momento.
Mis lágrimas salían inundadas de recuerdos de su risa, de
sus consejos, de sus gestos de amor, siempre tan preocupada, tan incondicional…
fue mi mayor impulso en la vida, y gran parte de ella se iría con su memoria.
-
La extrañaré tanto Hide…- le confesé, y luego lo abracé,
él no sabía lo mucho que apreciaba sentir sus abrazos en aquel momento.
Él era mi compañero, el
único que me quedaba en la vida.
-
Lo sé, lo sé… shh…
Durante aquella mañana permanecí en los brazos de Hide, quién me visita más
a menudo desde entonces. De cierta forma, se comenzó a comportar como una
madre, y aunque suelo parecer molesto ante eso, se lo agradezco desde el
corazón.
En mis mayores letargos, en las peores crisis, en las lágrimas, en las risas, en la comodidad y en la mayor plenitud,
siempre esta él.
Mi Hide.
Créditos del dibujo a UniPandaHamster.
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