lunes, 28 de octubre de 2019

Fan fiction Matices - Capítulo 34: Limbo


Sakura



En cuanto llegué a casa de Ken, él ya estaba acostado a pesar de que era temprano y no parecía tener sueño realmente. En cuanto me abrió la puerta observé que tenía el ceño fruncido y llevaba pijama.

-          ¿Qué? – ladró.

-          Me quedaré aquí esta noche – no era una pregunta.

-          ¿Por…? – como aún no me dejaba pasar, le di un empujón y entré a su casa– No quiero regaños con respecto a lo que pasó, prefiero que te los guardes para ti – dijo a la defensiva. Me recosté en el sofá sin ánimos de continuar peleando y no le respondí, a los segundos se sentó en la mesa en frente del sofá. No encendió la luz, pero pareció percibir mi estado de ánimo. Su voz sonó preocupada cuando volvió a hablar - ¿Pasa algo? – negué con la cabeza - ¿Peleaste con Hyde? – no respondí. Él suspiró y palpó mi muslo con la mano derecha – Ven, acuéstate en la cama conmigo. Hablemos un rato.

Lo vi arrastrar los pies hasta su habitación y lo seguí, solo entonces noté lo cabizbajo que me sentía. Me miré las manos con una fuerte sensación y deseos de huir de las situaciones que me causaran ese tipo de sensaciones.

Ken se quitó el pantalón y se metió en la cama, yo también me quité la ropa y la lancé por todos lados, no me importaba aparentar decencia con él. Me recosté con ropa interior y una playera con mangas cortas. Aunque mantuvimos cierta distancia el uno del otro en la gran cama, nos volteamos para mirarnos en la suave oscuridad que brindaba la luz de las calles en la habitación.

-          Estoy harto – susurré con una voz quebrada, sorprendiéndome a mí mismo de lo afectado que estaba. Expresar en voz alta lo que sentía nunca se me hacía fácil y mucho menos controlable, sentía que mi solo tono de voz me delataba vergonzosamente.

-          También yo – susurró – Pero creo que puedo soportar más, ¿tú no?

-          Sé que puedo, pero ya no me siento bien en la banda – Ken se tensó, lo pude sentir, entonces se levantó un poco en su posición y habló fuerte.

-          ¿Qué? Sakura, ¿te quieres ir? – preguntó levantando aún más el tono, sin embargo se contestó a sí mismo - ¡No! ¡Que no! ¡No puedes! – suspiré.

-          ¿Si me quiero ir? – pregunté más para mí mismo – No lo sé… - suspiré – Hide… y tú… no quiero alejarme de ustedes. Tetsuya me agrada también, pero… la tensión constante... es tan desagradable, Ken.

Se quedó callado unos momentos.

-          Que te quieras ir… ¿Es mi culpa? – su voz sonó dolida, pero fui sincero.

-          En parte sí – permaneció en silencio – Pero, también en parte tienes responsabilidad de que me quiera quedar.

Los minutos transcurrieron y él permaneció en silencio, luego se recostó en la cama dejándose caer como un peso muerto.

-          Está bien.

-          ¿Mm? ¿Qué me vaya?

-          No, imbécil – me insultó con suavidad – Está bien, haré las paces con  Tetsuya– suspiré- ¿No es eso lo que quieres?

-          Sí… - "en parte".

-          No suenas muy convencido.

-          Pero es lo que quiero, que se lleven bien, que dejes de responder impulsivamente.

-          Ya, ya, no molestes más, te dije que me disculparé, no se repetirá. Ahora deja de pensar en salir de la banda, ya verás como el ambiente volverá a ser lo de antes, pondré de mi parte– solté una risa amarga.

-          ¿Tanto me quieres en la banda?

-          Ya, no te pongas homosexual – sentí algo caer y rebotar sobre mí, lo tomé y noté que era un cojín. Se lo lancé de vuelta.

-          Tu eres él que me está provocando – bromeé.

-          ¿Te gusta que te golpeen, eh? – esta vez volvió a golpearme pero sin soltar el cojín. Sonó bastante fuerte cuando revotó en mí, como venganza tomé mi almohada y se la planté en la cara sosteniéndola con fuerza mientras daba pequeños saltos. Conté hasta diez y lo solté. Tomó una gran bocanada de aire- ¡Que mierda Sakura! ¡Casi me matas!

-          Te estoy diciendo que estoy sensible y tú me golpeas. Agradece que recordé que me debes dinero, solo por eso respiras– se colocó la mano en el pecho.

-          ¡Idiota! – se volteó indignado dándome la espalda, realmente parecía molesto. Me reí y tapé mi boca para evitar hacerlo más fuerte, también le di la espalda y comencé a dormitar. En cuanto estuve casi dormido del todo, Ken me plantó una patada en la espalda tirándome de la cama– Puto– me dijo riéndose, desde el suelo también me reí.






Era temprano y mi mal humor estaba considerablemente malo. Habíamos comenzado la gira con una bomba de ensayos debido a que Tetsuya y Hyde debatían constantemente sobre el setlist haciéndonos tocar incansablemente el orden que habían preparado y cambiado una y otra vez, no se decidían por cuál sonaba mejor. Yo suspiré y  guardé las baquetas en mi mochila.

-          ¿Adónde vas? No hemos terminado de ensayar – me dijo Oishi con aquel tono dictador en cuanto me puse de pie.

-          Tengo un ensayo con Yukihiro por el concierto final de su banda... ya sabes– los chicos me miraron al mismo tiempo.

-          Nos debiste avisar, hubiéramos cambiado la hora del ensayo- reprochó Tetsuya.

-          No había razón para eso, ensayan perfectamente sin mí. Además... este es nuestro último día en la ciudad antes de ese evento, no puedo posponerlo más – me coloqué la mochila y evité mirarlos, sobre todo a Hide, sin embargo sentí unos pies siguiéndome al bajar del escenario y entrar en el pasillo de atrás- ¿Qué quieres?

-          ¿Puedo ir contigo? – me preguntó Ken con ojos suplicantes. Me detuve y lo miré fijamente.

-          ¿Por qué querrías acompañarme? – tragó saliva nervioso.

-          Porque estás de mal humor y no me gusta dejarte ir solo si estás así… - levanté una ceja incrédulo por su respuesta, solía escapar cuando yo me enfadaba – La verdad, solo quiero escapar de aquí – le sonreí.

-          Lo siento pero iré hasta la casa de Yukihiro, no me sentiría bien llevándote como visita extra. Además estorbarías, vamos a hablar de baterías.

-          Ay por favor Sakura, no es como si yo no supiera nada de música– coloqué los ojos en blanco.

-          Que no, Ken. Además, ¿por qué tanta insistencia en ver a Yukihiro? – le dije moviendo las cejas insinuantemente. De pronto se puso serio, volteó y caminó en dirección contraria – Ey, ¿por qué te enojas? – levantó una mano como despedida. Bufé, no solía ser tan sensible con mis bromas. Vi de reojo a Hide acercarse.

-          ¿Qué pasa? – le pregunté casi con odio con toda la intención de ahuyentarlo, pero ni siquiera cambió el semblante, parecía tan o más amargado que yo.

-          Lo mismo quiero saber. ¿Qué te pasa? – suspiré cerrando los ojos.

-          No voy a discutir contigo, y como no quiero llegar tarde… - le di la espalda.

-          Si me dejas hablando solo no quiero que llegues a dormir esta noche– me paré en seco y volteé a mirarlo. Era cierto que últimamente hacía lo posible por escaparme de los compromisos con la banda, sobre todo las sesiones de fotos, pero mezclarlo con nuestra relación no me gustaba para nada y él lo hacía cada vez más.

-          Que duermas bien solo-  le susurré antes de voltearme nuevamente.

-          ¿Quién dijo que dormiría solo? – gruñó. Bufé e hice el mismo gesto que Ken unos minutos atrás, levantando la mano como despedida sin darle importancia a sus palabras.

En cuanto me subí al auto intenté calmar mi enfado. En los últimos días había estado generando problemas a la banda y entendía que aquello mantuviera a Hide enfadado conmigo, sin embargo cuando estábamos en casa casi no me hablaba porque me negaba a cumplir con ciertos aspectos en el trabajo, y aquella situación me estaba agotando. Creí que sería el momento perfecto para darnos realmente espacio. Manejé hasta el departamento de Hide y coloqué en un bolso las prendas de ropa que más usaba, el equipo de sonido de respaldo y los discos que más escuchaba, no me preocupé por nada más. Tenía un futón en la cajuela del auto, podría dormir en cualquier lugar.

-          Samurai... – me arrodillé para tomar en brazos al esponjoso gato negro que era mi acompañante por las noches en que fumaba en el balcón. Ese gato sabía más que nadie sobre mí– Te extrañaré, tigre – le di un beso en la nariz y él empujó mi rostro con sus patas delanteras – Sé que no te gustan los besos homosexuales – reí y lo dejé en el suelo, tomé mi bolso y salí sin mirar atrás. A pesar de que me estaba sintiendo estúpidamente impulsivo, gran parte de mi mente estaba de acuerdo con mi lógica de tomar espacio.

Coloqué un disco de éxitos de los 70’s y subí el volumen para evitar pensar dos veces en lo que hacía, luego conduje hasta el otro lado de la ciudad, afortunadamente Yukihiro vivía tan lejos que no podía solo volver al departamento de Hide y ordenar allí mis cosas antes de que se diera cuenta que me había ido, pensamiento que sí pasó por mi mente.

Toqué la bocina en cuanto estuve fuera. Yukihiro abrió la puerta y se acercó a mi auto.

-          ¿Trajiste el equipo? – me preguntó en cuanto nos dimos un energético apretón de manos.

-          En la cajuela– él la abrió mientras yo sacaba los tambores del asiento trasero.

-          Oye, tienes de todo aquí, ¿te echaron de tu departamento?  - me miró curioso, realmente no parecía estar haciendo una broma.

-          Es una larga historia... – quise escapar, de pronto se me acercó llevando la caja de sonido en las manos.

-          Si lo necesitas, puedes quedarte aquí por hoy, aprovecha de bajar el futón – me sonrió con confianza antes de ayudarme con un tambor y entrarlo a su casa. Lo dudé, pero finalmente tomé el futón.


-          Compré lo que me pediste – me dijo en cuanto cerré la puerta de su departamento y acomodé los equipos.

-          ¿La comida? – asintió - ¿Cuánto te debo? – busqué mi billetera en mis bolsillos pero él negó moviendo la mano.

-          No me debes nada, si cocinarás para los dos, mínimo comprar los ingredientes, ¿no? – le sonreí y me arremangué las mangas.

-          Yo cocino y tú prepara el equipo.

Hablamos de cómo había sido su última gira junto a la su banda y para mi sorpresa, no parecía deprimido, más bien aliviado. Preparé katsu con una variedad de vegetales, Yukihiro había comentado en una oportunidad que era su favorito por lo que le propuse comprar los ingredientes si es que alguna vez nos reuníamos los dos. Cuando planificamos aquella reunión me lo recordó.

Le dio una mordida bastante animado, me era inusual verlo tan alegre, aquello de inmediato me subió el ánimo a mí.

-          Es verdad lo que dicen… - susurró de pronto – Realmente cocinas muy bien – me reí– Está muy bueno.

-          Hice bastante, podrás comerlos por varios días.

-          Gracias… - fácilmente comió dos– No acostumbro a comer demasiado, pero esta vez realmente quiero más– arrugó el semblante, me puse de pie y saqué dos más, luego los puse en su plato.

-          ¿Por qué te preocupas tanto de la cantidad? Solo come si quieres comer.

-          Mm… es que estoy acostumbrado a comer porciones pequeñas, cuando como demasiado luego no me siento muy bien… - en cuanto terminó de hablar le dio otra mascada a la fritura. Yo esperé pacientemente a que él acabara de comer. Yukihiro era bastante callado, se podría decir que lo rodeaba un aura de silencio, realmente podías sentirte cómodo sin decir una sola palabra cuando estabas en su compañía. Bebimos un poco de té y luego nos acomodamos en la batería. Me enseñó la canción que yo tocaría en su lugar al final del concierto, era bastante repetitiva por lo que termine cambiando ligeramente un poco de ella, sin embargo él no protestó.

-          Se me dificulta tocar el mismo patrón durante tanto tiempo, no porque no pueda pero realmente mi cabeza se aburre.

-          Me ocurre, por lo mismo esta no es de mis favoritas.

-          ¿Por qué la compusiste así entonces?

-          No lo hice – respondió con naturalidad – Tampoco me permitieron cambiarla.

-          Oh… - entonces caí en que realmente debía ser frustrante pertenecer a una banda en donde no le permitieran realizar cambios en su propio instrumento. Él se sentó en su batería sin decirme nada, cuando pensé que debía seguir e ignorar lo que acababa de confesar, me sorprendió agregando algo más – Pero nadie podrá decirte nada a ti si lo haces, después de todo es un favor y realmente es nuestra última gira. Tal vez yo también pueda hacerlo en el último concierto…

-          ¿Solo en el último? –

-          Mm – asintió. Suspiré amargamente sintiéndome un poco mal por él- Ah, casi lo olvido, ¿me darías tu número de teléfono? – le pregunté.

-          Pero… ¿No que lo tenías? – me preguntó mientras tomaba un lápiz de junto al teléfono y anotaba en una agenda.

-          Sí, pero mi madre era mi secretaría, guardaba todos los números, y cuando me fui de casa los perdí – levanté los hombros para respetarle importancia, pero él me miró alarmado.

-          ¿Ya no vives con tu madre? – carcajeé, todos mis amigos, conocidos, incluso no tan conocidos sabían sobre la cercanía que teníamos. Negué con la cabeza– Ya… - pareció decidir no preguntar más al respecto– Ah, por cierto, ¿me darías él número de Ken? – lo miré extrañado.

-          ¿De Ken-chan? – asintió, tampoco parecía pretender decir más al respecto.

-          Claro… - me tendió el papel con su número y su agenda telefónica. Escribí el número de Ken.

-          ¿Memorizaste su número?

-          Sí – me rasqué la cabeza mientras se lo daba intentando conectar las ideas en mi cabeza. – Soy bueno con los números, suelo memorizarlos luego de llamar un par de veces, y a Ken lo llamo bastante. – caminó hasta mí sentándose a mi lado, dejando en claro que dejábamos la batería de lado.

-          Ustedes parecen ser muy cercanos.

-          Sí, tenemos una conexión similar a la tuya con Shin, solo que tenemos personalidades muy diferentes.

-          Pero los dos son extrovertidos… - su voz sonó ligeramente baja.

-          Mm... podría decirse que sí, pero Ken es explosivo a diferencia de mí.

-          ¿A qué te refieres? – pareció interesado.

-          A que si quiere gritar, grita. Si quiere bailar, baila. Si quiere enojarse, se enoja. No se reprime... mejor dicho, no sabe hacerlo– bajó la mirada y sonrió un poco.

-          Eso me suena más a cualidad, aunque tal vez no sea el caso.

-          Para mí lo es – le dije sincero, tomé una libreta que estaba sobre la mesa y la hojeé mientras hablaba – En este rubro es normal toparse con más gente que muestra la cara que todos quieren ver, que quiere agradar a toda costa. Ken no es así.

-          Mm. – asintió

-          A todo esto, él quería venir hoy pero no lo dejé – Yukihiro me miró un poco sorprendido. No supe interpretar su rostro posterior, estaba entre la incomodidad y la vergüenza. Timidez, tal vez – Me parece curioso que ahora me pidas su número ahora que lo pienso… - pestañeó mirándome aparentemente sin saber que decir. Abrió la boca y la cerró de golpe, pareció pensar mejor en que decir y luego volvió a hablar.

-          Terminemos esto– dijo finalmente poniéndose de pie y volviendo a su batería. Su rostro realmente pareció poner un punto a parte a la conversación, por lo que tomé las baquetas y volví a concentrarme en lo que había ido a hacer allí.


Estuvimos todo el día conversando y ensayando. A pesar de que solo era una canción, terminamos por cambiarle completamente la pista. Yukihiro parecía deleitarse con la idea de que yo la tocara precisamente de aquella manera durante el concierto, aunque por supuesto no lo dijo, sonaba a una pequeña venganza que haría en su nombre.

Cuando llegó la madrugada tomamos un par de cervezas y volví a hojear la libreta que estaba sobre la mesa. Noté que eran letras de canciones que en un comienzo no pensé fueran suyas, hasta que noté que los nombres al menos no eran de canciones comunes.

-          ¿Las escribiste tú? – las canciones tenían todo detalle anotado, incluso las notas en guitarra y bajo.

-          Algunas con Shin, pero hay un par que son mías.

-          Pero las letras… ¿Son tuyas? – apretó los labios incómodo y asintió en silencio. Cuando vi los patrones en batería de inmediato sonó en mi mente el ritmo – Vaya… es buena… la letra me gusta también– me miró nervioso.

-          Gracias…

-          ¿Cómo se llama esta? – se acercó para observar la hoja.

-          Trick.

-          Trick… - repetí para mí mismo mientras continuaba leyéndolas – Me sorprendes… Siempre he tenido la idea de que eres muy ingenioso, pero no me esperé que pudieras escribir este tipo de letras tan directas. Me gusta– no respondió pero parecía alegre, dejé el cuaderno sobre la mesa, al menos a mí me incomodaba que extraños leyeran mis garabatos por lo que me recordé a mí mismo que no debía hacerlo con otros.


Como él era bastante silencioso caí dormido en el futón demasiado temprano para mi hora de sueño habitual. A eso de las tres sentí a alguien quitarme los zapatos y luego arroparme, y segundos después un interruptor sonó. No desperté durante toda la noche y toda la mañana.

-          Sakura… Sakura… es tarde, deberías despertar… - sus dedos largos pinchaban mi cara. A regañadientes abrí los ojos sintiendo los parpados pesados, probablemente por dormir demasiado.

-          ¿Qué hora es? – pregunté sintiendo un poco de dolor de cabeza cuando me incliné hacía arriba al sentarme en el futón.

-          Van a ser las seis y media de la tarde– lo miré en shock.

-          ¿Seis? ¿De la tarde? ¿Dormí todo el día? – asintió – ¡Mierda!

Me levanté casi corriendo y me puse las botas.

-          ¿Quieres bañarte mientras preparo algo para comer? Aún hay katsu de ayer.

-          No, gracias Yukihiro pero es demasiado tarde y tenemos concierto a las nueve. Tengo que irme.

-          Al menos lávate la cara y péinate… - insistió con una sonrisa.

-          ¿Tan mal me veo?

-          Mm – asintió. Fui hasta el baño corriendo y vi mi cara en el espejo – Mierda, me parezco a mamá con cruda – me lavé el rostro casi con violencia y me enjuagué la boca con agua, ya tendría tiempo de asearme bien. Cuando pasé por la sala, Yukihiro ya había ordenado el equipo en las cajas y dobló el futón – Te acompaño para guardar todo en el auto.

-          ¡Gracias! – le dije apenado y con algo de alivio.




Aunque me fui con prisa del departamento de Yukihiro, en medio del camino recordé los rostros desagradables de todos el día anterior cuando me fui a ensayar, y mientras más pensaba más lento manejaba. 

Sin ganas de llegar allí, me propuse relajarme.

-          A la mierda, ya voy tarde de todas maneras.

 Fui a comer comida china y luego manejé hasta mi departamento para darme una ducha. Compré un par de botanas para la noche pensando en que tal vez comería en el auto, y solo entonces fui hasta el recinto del concierto de aquella noche, sin realmente ganas de nada. No quería enfrentar a nadie.

-          ¿¡Sakura que no viste la hora!? – casi me gritó Oishi en cuanto me vio entrar. Lo miré fingiendo inocencia.

-          Sí. ¿Por qué? ¿Tienen algún problema con el sonido? – lo miré sosteniendo con fuerza mi mochila, precisamente con él era con quien menos contenía mi desagrado.

-          Sí, tal vez que no lo probaste, hay una razón por la que hacemos pruebas de sonido, ¿sabes? – bostecé.

-          Imagino que pudieron arreglárselas sin mí.

-          Siempre podemos arreglárnoslas sin ti, pero si continuas dándonos motivos para hacerlo llegará el día en que no te necesitaremos – gruñó.

-          Oye, ¿qué estás diciendo? – Ken a mi espalda lo miraba enfadado – Aquí todos somos imprescindibles – nuestro manager colocó los ojos en blanco 

– Ken, ¿dónde queda el camarín? – pregunté con toda la intención de ignorar a Oishi.

-          Por aquí, ven conmigo– lo seguí, ninguno volteó a mirar atrás.

-          No puedo creer que te dijera eso… - susurró con rabia. Le sonreí, él no tenía idea de cómo era nuestro manager, pero tampoco quise hacerle notar que no era solo de mí de quien tenía ese pensamiento. Si quería sacarme de la banda, el siguiente en la lista era él.

Entramos en un salón con decorado con tonos amarillos.

-          Mierda, que mal gusto – le dije en cuanto entré intentando llevar la conversación por un lugar más agradable.

-          Tetsuya está muy enfadado contigo.

-          Imagino –busqué el atuendo que usualmente el staff dejaba para mí. Comencé a desvestirme mientras Ken hacía lo mismo.

-          Sakura dime algo...

-          ¿Qué? – ignoró mi mal humor y preguntó en un tono alegre.

-          Antes de Hyde… ¿te habían gustado otros hombres?

-          No – lo miré sorprendido por la pregunta.

-          Y… ¿Cómo te diste cuenta que sentías más que una amistad por él?

-          Mm… - me abroché el pantalón antes de responder - Al comienzo pensé que tal vez era admiración o una obsesión, ya sabes... Hide me causaba mucho curiosidad por no hablar… Pero la atracción que sentía por él era innegable y luego…

-          ¿Luego?

-          El sentimiento de protección me quitaba el sueño.

-          Pero… eso es algo que puedes sentir por un amigo también, ¿no?

-          Sí, pero… - suspiré – Ken, uno reconoce esos afectos. He querido proteger a amigos pero jamás de la manera en que he querido proteger a Hide. Con él… es distinto. Quisiera que nadie lo dañara de ninguna forma y hay cosas que son… importantes en él, que no son importantes en nadie más– suspiré con tristeza, decir en voz alta aquello solo me hacía pensar en cuanto lo quería y en la situación en que estábamos.

-          Importantes…- pareció no entenderme, así que me expliqué.

-          Verlo dormir, verlo tranquilo, desestrezado, relajado... cuando lavo su cabello en la ducha, cuando comemos sin que se preocupe si engordará con la cantidad de comida, cuando… hablamos por las noches sin preocuparnos por la hora…. Los detalles que apreciarías en una amistad, con él se me hacen… invaluables– me miró con horror cuando usé aquella palabra al final de mi explicación.

-          Que homo. – seguía espantado.

-          Lo sé, pero… es lo que soy, ¿no?

Nadie me dirigió la palabra cuando caminé hacia el concierto, ni siquiera Tetsuya. Por su lado Hide me miró con tanta furia en sus grandes ojos que solo pude responderle de la misma manera a sus miradas, sin embargo no fui capaz de ignorarlo en el escenario cuando sus caderas se paseaban en frente de mi batería casi de manera insinuante, pero por esta vez no se volteó a mirarme. Solo Ken lo hizo en nuestro segundo de improvisación. Realmente podía olvidar todo en aquel momento, pero aterricé en cuanto los ojos de Hide de reojo parecían querer asesinarme. El pequeño tímido y callado que era hace un año atrás, casi era imperceptible en aquella figura, mandona y enojona que se paraba con seguridad en frente del micrófono.

Cuando todo acabó tuve un fuerte deseo de ir hasta él y abrazarlo por la espalda, pero no lo hice. Fui al camarin que compartía con Ken y entré después de él.

-          Me bañaré primero – me dijo acelerado mientras se metía al baño. Yo me senté en el sofá y encendí un cigarrillo. Suspiré, quería deshacerme de aquella pesadez en el pecho pero no sabía cómo, de pronto la puerta se abrió y Hide cerró con pestillo en cuanto entró. Lo miré con el ceño fruncido - ¿Vienes a pelear? – iba a ponerme de pie pero se acercó a mí y me empujó con fuerza, luego se subió sobre mí con sus piernas rodeando mi cintura.

-          Quiero que te calles– me plantó un beso con fuerza que respondí casi al instante, no pudiendo evitar pensar: “mierda extrañaba tanto sus labios”. Antes de comenzar a recorrerle el cuerpo con mis manos, su lengua busco la mía y comenzamos una pequeña batalla con ellas. Ambos intentamos dominar la situación, pero enredó sus dedos en mi cabello y lo jaló con fuerza alejándome de su boca y ganando la batalla.

-          Mm… - me quejé refunfuñado, sus dientes rozaron mi mentón y bajaron por mi cuello dando pequeñas lamidas antes de succionar con fuerza en el hueco de mi pecho– Ah... despacio Hide.

-          Cállate – su voz sonaba tan molesta que me dejó perplejo. Lo alejé dándole un pequeño empujón con mi mano en el centro de su pecho y lo fulminé con la mirada. Me miró con la misma expresión pero realmente parecía furioso. Se retiró un poco hacia atrás abriendo mi pantalón, metiendo la mano sin ánimos de ser delicado y tomó con fuerza mi entrepierna.

-          Ah… - mi quejido entre sorprendido y placentero me avergonzó. Siguió mirándome a los ojos mientras me masturbaba notando en el tacto de sus dedos cuando la piel se endurecía, su mirada se volvió divertida. Apreté los dientes, ya no me quedaban fuerzas para alejarlo. No pasaron más de un par de segundos antes de que mi respiración me delatara excitado, tomé su rostro con mis manos y lo sostuve con fuerza contra mi boca mientras lo besaba con más fuerza de lo que había hecho nunca con él.  Se puso de pie y se quitó el pantalón mientras nos besábamos, no llevaba ropa interior. Yo me negué a soltarle el rostro pero antes de sentarse sobre mí jaló con fuerza mi ropa. Me levanté un poco para que pudiera bajar la mía también y entonces se sentó, montándome con agilidad y posicionando con rapidez mi erección dentro de él. Solo cuando comenzó a moverse nuestros labios se separaron del todo dejando un rastro de saliva que nos mantuvo unidos unos segundos más.

-          Aahh… - susurró contrayendo el rostro en cuanto sintió mi erección entrar del todo. Mirándome con anhelo y menos furia en sus ojos, metió su dedo dentro de mi boca y sin pensarlo lo mordí. Las uñas de mis manos subieron y bajaron por sus muslos acariciando sus piernas– Mmg… - comenzó a moverse enredando sus dedos en su cabello levantando el brazo y haciéndome fácil el acceso a su pezón. - ¡Aah! – elevó el tono de su gemido cuando lo mordí ligeramente, no pude evitar reír y besa su cuello. Sus brazos acunaron mi rostro mientras su cadera dibujaba círculos marcando un roce definido entre nuestros cuerpos.

-          Mm… Hide…

-          ¿Dónde… dormiste… a-anoche? – preguntó entrecortadamente con una voz excitada. Sentí una fuerte descarga eléctrica subirme desde la cadera hasta el cuello, por lo que le mordí el hombro antes de responder.

-          ¿Es por eso que estas tan furioso? – para mi sorpresa me alejó de su pecho tomándome el mentón con fuerza con solo una mano.

-          Si no respondes no hables… no quiero escucharte-  tomó mis manos y las posicionó en sus caderas queriendo que lo sujetara. Comencé a moverlo de arriba hacia abajo para aumentar la intensidad de sus movimientos,  él ayudó dando pequeños saltos sobre mí, y en cuestión de segundos los sonidos del choque entre nosotros llenaron mis oídos. Temblé cuando se mordió el labio y sus mejillas se tornaron rozadas. Una de mis manos fue directamente a su erección para masturbarlo – Mmg.

-          Aah… - mis respiraciones forzosas se hicieron más bulliciosas de lo usual, supe que lo notó cuando una media sonrisa se dibujó en su rostro a medida que me miraba divertido y coqueto, aunque no menos enojado. Sentí sus piernas temblar y volvió a mover las caderas de manera circular pero sin bajar la velocidad con la que prácticamente me había atacado desde el comienzo. Su labio tembló cuando el semen cayó sobre mi abdomen. Enterré mis uñas en su piel cuando me sentí temblar nuevamente, sabía que no faltaba demasiado para que acabara pero en ese instante él se detuvo y se puso de pie, lo miré anonadado. En cuanto comencé a pensar que me dejaría así como castigo se arrodillo y se llevó mi erección a su boca. Chupó con intensidad la punta de ella y con la otra mano me masturbó, dejó correr saliva antes de continuar y llevársela nuevamente a la boca. No dejó de mirarme en ningún momento. Iba a colocar mi mano sobre su cabello, pero tomó mis dedos y los entrelazó con los suyos sin dejar de mover su boca sobre aquella zona. Antes de alcanzar a tragar saliva y casi en contra de mi voluntad, me corrí dentro de su boca- Aah… - me tapé la boca con el dorso de la mano mientras lo miraba. 

 El mensaje me había quedado claro: era suyo.

Me quedé tendido respirando entrecortadamente mientras lo miraba. Él retiró la erección de su boca sin siquiera dejar caer una gota del líquido blanco antes de relamerse los labios, y luego de ponerse de pie, se volteó y recogió su ropa vistiéndose en silencio.

-          Hide… - lo miré algo confundido.

-          Cállate– estiré la mano hacía él pero le dio una palmada sin fuerza, solo alejándola– Cuando vuelvas a casa hablaremos, no antes. Si no quieres volver, no lo hagas, pero no me hables entonces- sin dejarme responder salió del camarín, dejándome helado.

-          Wow... - escuché a mis espaldas. salté de un susto y volteé para encontrarme con Ken mirando hacia la puerta mientras mordía una manzana, el cabello le goteaba – Eso sí que fue… salvaje.

-          ¿Estuviste aquí todo el tiempo? – pregunté indignado sin terminar de creérmelo.

-          Yes – asintió mientras masticaba.

-          ¡Ken-chan! – iba a comenzar a regañarlo pero habló rápido mientras se reía.

-          Yo me estaba bañando cuando comencé a escuchar aplausos – en cuanto dijo aquello sentí mis mejillas arder – entonces me asomé para ver qué celebrábamos, pero entonces me encontré con la escena de aquella doncella cabalgando su semental – cerré los ojos con pesar.

-          Ken-chan… - susurré más avergonzado que molesto.

-          Estuvo sucio – acotó antes de volver a masticar su manzana.

-          ¡Sucia tu conciencia! – le grité.