~ Sakura
En
cuanto llegué a casa de Ken, él ya estaba acostado a pesar de que era temprano y no
parecía tener sueño realmente. En cuanto me abrió la puerta observé que tenía el ceño fruncido y
llevaba pijama.
-
¿Qué?
– ladró.
-
Me
quedaré aquí esta noche – no era una pregunta.
-
¿Por…?
– como aún no me dejaba pasar, le di un empujón y entré a su casa– No
quiero regaños con respecto a lo que pasó, prefiero que te los guardes para ti
– dijo a la defensiva. Me recosté en el sofá sin ánimos de continuar peleando
y no le respondí, a los segundos se sentó en la mesa en frente del sofá. No
encendió la luz, pero pareció percibir mi estado de ánimo. Su voz sonó
preocupada cuando volvió a hablar - ¿Pasa algo? – negué con la cabeza -
¿Peleaste con Hyde? – no respondí. Él suspiró y palpó mi muslo con la mano
derecha – Ven, acuéstate en la cama conmigo. Hablemos un rato.
Lo
vi arrastrar los pies hasta su habitación y lo seguí, solo entonces noté lo
cabizbajo que me sentía. Me miré las manos con una fuerte sensación y deseos de
huir de las situaciones que me causaran ese tipo de sensaciones.
Ken
se quitó el pantalón y se metió en la cama, yo también me quité la ropa y la
lancé por todos lados, no me importaba aparentar decencia con él. Me recosté
con ropa interior y una playera con mangas cortas. Aunque mantuvimos cierta
distancia el uno del otro en la gran cama, nos volteamos para mirarnos en la
suave oscuridad que brindaba la luz de las calles en la habitación.
-
Estoy
harto – susurré con una voz quebrada, sorprendiéndome a mí mismo de lo afectado
que estaba. Expresar en voz alta lo que sentía nunca se me hacía fácil y mucho
menos controlable, sentía que mi solo tono de voz me delataba vergonzosamente.
-
También
yo – susurró – Pero creo que puedo soportar más, ¿tú no?
-
Sé
que puedo, pero ya no me siento bien en la banda – Ken se tensó, lo pude
sentir, entonces se levantó un poco en su posición y habló fuerte.
-
¿Qué?
Sakura, ¿te quieres ir? – preguntó levantando aún más el tono, sin embargo se
contestó a sí mismo - ¡No! ¡Que no! ¡No puedes! – suspiré.
-
¿Si
me quiero ir? – pregunté más para mí mismo – No lo sé… - suspiré – Hide… y tú…
no quiero alejarme de ustedes. Tetsuya me agrada también, pero… la tensión
constante... es tan desagradable, Ken.
Se quedó callado unos momentos.
-
Que
te quieras ir… ¿Es mi culpa? – su voz sonó dolida, pero fui sincero.
-
En
parte sí – permaneció en silencio – Pero, también en parte tienes
responsabilidad de que me quiera quedar.
Los minutos transcurrieron y
él permaneció en silencio, luego se recostó en la cama dejándose caer como un
peso muerto.
-
Está
bien.
-
¿Mm?
¿Qué me vaya?
-
No, imbécil – me insultó con suavidad – Está bien, haré las paces con Tetsuya– suspiré- ¿No es eso lo que
quieres?
-
Sí…
- "en parte".
-
No
suenas muy convencido.
-
Pero
es lo que quiero, que se lleven bien, que dejes de responder impulsivamente.
-
Ya,
ya, no molestes más, te dije que me disculparé, no se repetirá. Ahora deja de
pensar en salir de la banda, ya verás como el ambiente volverá a ser lo de
antes, pondré de mi parte– solté una risa amarga.
-
¿Tanto
me quieres en la banda?
-
Ya,
no te pongas homosexual – sentí algo caer y rebotar sobre mí, lo tomé y noté
que era un cojín. Se lo lancé de vuelta.
-
Tu
eres él que me está provocando – bromeé.
-
¿Te
gusta que te golpeen, eh? – esta vez volvió a golpearme pero sin soltar el
cojín. Sonó bastante fuerte cuando revotó en mí, como venganza tomé mi almohada y
se la planté en la cara sosteniéndola con fuerza mientras daba pequeños
saltos. Conté hasta diez y lo solté. Tomó una gran bocanada de aire- ¡Que
mierda Sakura! ¡Casi me matas!
-
Te
estoy diciendo que estoy sensible y tú me golpeas. Agradece que recordé que me
debes dinero, solo por eso respiras– se colocó la mano en el pecho.
-
¡Idiota!
– se volteó indignado dándome la espalda, realmente parecía molesto. Me reí y
tapé mi boca para evitar hacerlo más fuerte, también le di la espalda y comencé
a dormitar. En cuanto estuve casi dormido del todo, Ken me plantó una patada en
la espalda tirándome de la cama– Puto– me dijo riéndose, desde el suelo
también me reí.
Era
temprano y mi mal humor estaba considerablemente malo. Habíamos comenzado la
gira con una bomba de ensayos debido a que Tetsuya y Hyde debatían
constantemente sobre el setlist haciéndonos tocar incansablemente el orden que
habían preparado y cambiado una y otra vez, no se decidían por cuál sonaba
mejor. Yo suspiré y guardé las baquetas
en mi mochila.
-
¿Adónde
vas? No hemos terminado de ensayar – me dijo Oishi con aquel tono dictador en
cuanto me puse de pie.
-
Tengo
un ensayo con Yukihiro por el concierto final de su banda... ya sabes– los
chicos me miraron al mismo tiempo.
-
Nos
debiste avisar, hubiéramos cambiado la hora del ensayo- reprochó Tetsuya.
-
No
había razón para eso, ensayan perfectamente sin mí. Además... este es nuestro
último día en la ciudad antes de ese evento, no puedo posponerlo más – me
coloqué la mochila y evité mirarlos, sobre todo a Hide, sin embargo sentí unos
pies siguiéndome al bajar del escenario y entrar en el pasillo de atrás- ¿Qué
quieres?
-
¿Puedo
ir contigo? – me preguntó Ken con ojos suplicantes. Me detuve y lo miré
fijamente.
-
¿Por
qué querrías acompañarme? – tragó saliva nervioso.
-
Porque
estás de mal humor y no me gusta dejarte ir solo si estás así… - levanté una
ceja incrédulo por su respuesta, solía escapar cuando yo me enfadaba – La
verdad, solo quiero escapar de aquí –
le sonreí.
-
Lo
siento pero iré hasta la casa de Yukihiro, no me sentiría bien llevándote como
visita extra. Además estorbarías, vamos a hablar de baterías.
-
Ay por favor Sakura, no es como si yo no supiera nada de música– coloqué los
ojos en blanco.
-
Que
no, Ken. Además, ¿por qué tanta insistencia en ver a Yukihiro? – le dije
moviendo las cejas insinuantemente. De pronto se puso serio, volteó y caminó en
dirección contraria – Ey, ¿por qué te enojas? – levantó una mano como
despedida. Bufé, no solía ser tan sensible con mis bromas. Vi de reojo a Hide
acercarse.
-
¿Qué
pasa? – le pregunté casi con odio con toda la intención de ahuyentarlo, pero ni
siquiera cambió el semblante, parecía tan o más amargado que yo.
-
Lo
mismo quiero saber. ¿Qué te pasa? – suspiré cerrando los ojos.
-
No
voy a discutir contigo, y como no quiero llegar tarde… - le di la espalda.
-
Si
me dejas hablando solo no quiero que llegues a dormir esta noche– me paré en
seco y volteé a mirarlo. Era cierto que últimamente hacía lo posible por
escaparme de los compromisos con la banda, sobre todo las sesiones de fotos,
pero mezclarlo con nuestra relación no me gustaba para nada y él lo hacía cada
vez más.
-
Que
duermas bien solo- le susurré antes de
voltearme nuevamente.
-
¿Quién
dijo que dormiría solo? – gruñó. Bufé e hice el mismo gesto que Ken unos
minutos atrás, levantando la mano como despedida sin darle importancia a sus
palabras.
En cuanto me subí al auto
intenté calmar mi enfado. En los últimos días había estado generando problemas
a la banda y entendía que aquello mantuviera a Hide enfadado conmigo, sin
embargo cuando estábamos en casa casi no me hablaba porque me negaba a cumplir
con ciertos aspectos en el trabajo, y aquella situación me estaba agotando. Creí
que sería el momento perfecto para darnos realmente espacio. Manejé hasta el
departamento de Hide y coloqué en un bolso las prendas de ropa que más usaba,
el equipo de sonido de respaldo y los discos que más escuchaba, no me preocupé
por nada más. Tenía un futón en la cajuela del auto, podría dormir en cualquier
lugar.
-
Samurai... – me arrodillé para tomar en brazos al esponjoso gato negro que era mi
acompañante por las noches en que fumaba en el balcón. Ese gato sabía más que
nadie sobre mí– Te extrañaré, tigre – le di un beso en la nariz y él empujó mi
rostro con sus patas delanteras – Sé que no te gustan los besos homosexuales –
reí y lo dejé en el suelo, tomé mi bolso y salí sin mirar atrás. A pesar de que
me estaba sintiendo estúpidamente impulsivo, gran parte de mi mente estaba de
acuerdo con mi lógica de tomar espacio.
Coloqué un disco de éxitos de
los 70’s y subí el volumen para evitar pensar dos veces en lo que hacía, luego
conduje hasta el otro lado de la ciudad, afortunadamente Yukihiro vivía tan
lejos que no podía solo volver al departamento de Hide y ordenar allí mis cosas
antes de que se diera cuenta que me había ido, pensamiento que sí pasó por mi
mente.
Toqué
la bocina en cuanto estuve fuera. Yukihiro abrió la puerta y se acercó a mi
auto.
-
¿Trajiste
el equipo? – me preguntó en cuanto nos dimos un energético apretón de manos.
-
En
la cajuela– él la abrió mientras yo sacaba los tambores del asiento trasero.
-
Oye,
tienes de todo aquí, ¿te echaron de tu departamento? - me miró curioso, realmente no parecía estar
haciendo una broma.
-
Es
una larga historia... – quise escapar, de pronto se me acercó llevando la caja de
sonido en las manos.
-
Si
lo necesitas, puedes quedarte aquí por hoy, aprovecha de bajar el futón – me
sonrió con confianza antes de ayudarme con un tambor y entrarlo a su casa. Lo
dudé, pero finalmente tomé el futón.
-
Compré
lo que me pediste – me dijo en cuanto cerré la puerta de su departamento y
acomodé los equipos.
-
¿La
comida? – asintió - ¿Cuánto te debo? – busqué mi billetera en mis bolsillos
pero él negó moviendo la mano.
-
No
me debes nada, si cocinarás para los dos, mínimo comprar los ingredientes, ¿no?
– le sonreí y me arremangué las mangas.
-
Yo
cocino y tú prepara el equipo.
Hablamos de cómo había sido
su última gira junto a la su banda y para mi sorpresa, no parecía deprimido, más
bien aliviado. Preparé katsu con una variedad de vegetales, Yukihiro había
comentado en una oportunidad que era su favorito por lo que le propuse comprar
los ingredientes si es que alguna vez nos reuníamos los dos. Cuando
planificamos aquella reunión me lo recordó.
Le dio una mordida bastante
animado, me era inusual verlo tan alegre, aquello de inmediato me subió el ánimo
a mí.
-
Es
verdad lo que dicen… - susurró de pronto – Realmente cocinas muy bien – me reí– Está muy bueno.
-
Hice
bastante, podrás comerlos por varios días.
-
Gracias…
- fácilmente comió dos– No acostumbro a comer demasiado, pero esta vez
realmente quiero más– arrugó el semblante, me puse de pie y saqué dos más,
luego los puse en su plato.
-
¿Por
qué te preocupas tanto de la cantidad? Solo come si quieres comer.
-
Mm…
es que estoy acostumbrado a comer porciones pequeñas, cuando como demasiado
luego no me siento muy bien… - en cuanto terminó de hablar le dio otra mascada
a la fritura. Yo esperé pacientemente a que él acabara de comer. Yukihiro era
bastante callado, se podría decir que lo rodeaba un aura de silencio, realmente
podías sentirte cómodo sin decir una sola palabra cuando estabas en su
compañía. Bebimos un poco de té y luego nos acomodamos en la batería. Me enseñó
la canción que yo tocaría en su lugar al final del concierto, era bastante
repetitiva por lo que termine cambiando ligeramente un poco de ella, sin
embargo él no protestó.
-
Se
me dificulta tocar el mismo patrón durante tanto tiempo, no porque no pueda
pero realmente mi cabeza se aburre.
-
Me
ocurre, por lo mismo esta no es de mis favoritas.
-
¿Por
qué la compusiste así entonces?
-
No
lo hice – respondió con naturalidad – Tampoco me permitieron cambiarla.
-
Oh…
- entonces caí en que realmente debía ser frustrante pertenecer a una banda en
donde no le permitieran realizar cambios en su propio instrumento. Él se sentó
en su batería sin decirme nada, cuando pensé que debía seguir e ignorar lo que acababa
de confesar, me sorprendió agregando algo más – Pero nadie podrá decirte nada a
ti si lo haces, después de todo es un favor y realmente es nuestra última gira.
Tal vez yo también pueda hacerlo en el último concierto…
-
¿Solo
en el último? –
-
Mm
– asintió. Suspiré amargamente sintiéndome un poco mal por él- Ah, casi lo
olvido, ¿me darías tu número de teléfono? – le pregunté.
-
Pero…
¿No que lo tenías? – me preguntó mientras tomaba un lápiz de junto al teléfono
y anotaba en una agenda.
-
Sí,
pero mi madre era mi secretaría, guardaba todos los números, y cuando me fui
de casa los perdí – levanté los hombros para respetarle importancia, pero él
me miró alarmado.
-
¿Ya
no vives con tu madre? – carcajeé, todos mis amigos, conocidos, incluso no tan
conocidos sabían sobre la cercanía que teníamos. Negué con la cabeza– Ya… -
pareció decidir no preguntar más al respecto– Ah, por cierto, ¿me darías él
número de Ken? – lo miré extrañado.
-
¿De
Ken-chan? – asintió, tampoco parecía pretender decir más al respecto.
-
Claro…
- me tendió el papel con su número y su agenda telefónica. Escribí el número de
Ken.
-
¿Memorizaste
su número?
-
Sí
– me rasqué la cabeza mientras se lo daba intentando conectar las ideas en mi
cabeza. – Soy bueno con los números, suelo memorizarlos luego de llamar un par
de veces, y a Ken lo llamo bastante. – caminó hasta mí sentándose a mi lado,
dejando en claro que dejábamos la batería de lado.
-
Ustedes
parecen ser muy cercanos.
-
Sí,
tenemos una conexión similar a la tuya con Shin, solo que tenemos
personalidades muy diferentes.
-
Pero
los dos son extrovertidos… - su voz sonó ligeramente baja.
-
Mm...
podría decirse que sí, pero Ken es
explosivo a diferencia de mí.
-
¿A
qué te refieres? – pareció interesado.
-
A
que si quiere gritar, grita. Si quiere bailar, baila. Si quiere enojarse, se enoja.
No se reprime... mejor dicho, no sabe hacerlo– bajó la mirada y sonrió un poco.
-
Eso
me suena más a cualidad, aunque tal vez no sea el caso.
-
Para
mí lo es – le dije sincero, tomé una libreta que estaba sobre la mesa y la hojeé
mientras hablaba – En este rubro es normal toparse con más gente que muestra la
cara que todos quieren ver, que quiere agradar a toda costa. Ken no es así.
-
Mm.
– asintió
-
A
todo esto, él quería venir hoy pero no lo dejé – Yukihiro me miró un poco
sorprendido. No supe interpretar su rostro posterior, estaba entre la
incomodidad y la vergüenza. Timidez, tal vez – Me parece curioso que ahora me
pidas su número ahora que lo pienso… - pestañeó mirándome aparentemente sin
saber que decir. Abrió la boca y la cerró de golpe, pareció pensar mejor en que
decir y luego volvió a hablar.
-
Terminemos esto– dijo finalmente poniéndose de pie y volviendo a su batería. Su rostro
realmente pareció poner un punto a parte a la conversación, por lo que tomé las
baquetas y volví a concentrarme en lo que había ido a hacer allí.
Estuvimos
todo el día conversando y ensayando. A pesar de que solo era una canción, terminamos por cambiarle completamente la pista. Yukihiro parecía deleitarse
con la idea de que yo la tocara precisamente de aquella manera durante el
concierto, aunque por supuesto no lo dijo, sonaba a una pequeña venganza que
haría en su nombre.
Cuando
llegó la madrugada tomamos un par de cervezas y volví a hojear la libreta que
estaba sobre la mesa. Noté que eran letras de canciones que en un comienzo no
pensé fueran suyas, hasta que noté que los nombres al menos no eran de
canciones comunes.
-
¿Las
escribiste tú? – las canciones tenían todo detalle anotado, incluso las notas
en guitarra y bajo.
-
Algunas
con Shin, pero hay un par que son mías.
-
Pero
las letras… ¿Son tuyas? – apretó los labios incómodo y asintió en silencio.
Cuando vi los patrones en batería de inmediato sonó en mi mente el ritmo – Vaya…
es buena… la letra me gusta también– me miró nervioso.
-
Gracias…
-
¿Cómo
se llama esta? – se acercó para observar la hoja.
-
Trick.
-
Trick…
- repetí para mí mismo mientras continuaba leyéndolas – Me sorprendes… Siempre
he tenido la idea de que eres muy ingenioso, pero no me esperé que pudieras
escribir este tipo de letras tan directas. Me gusta– no respondió pero
parecía alegre, dejé el cuaderno sobre la mesa, al menos a mí me incomodaba que
extraños leyeran mis garabatos por lo que me recordé a mí mismo que no debía hacerlo
con otros.
Como
él era bastante silencioso caí dormido en el futón demasiado temprano para mi
hora de sueño habitual. A eso de las tres sentí a alguien quitarme los zapatos
y luego arroparme, y segundos después un interruptor sonó. No desperté durante toda
la noche y toda la mañana.
-
Sakura…
Sakura… es tarde, deberías despertar… - sus dedos largos pinchaban mi cara. A
regañadientes abrí los ojos sintiendo los parpados pesados, probablemente por
dormir demasiado.
-
¿Qué
hora es? – pregunté sintiendo un poco de dolor de cabeza cuando me incliné
hacía arriba al sentarme en el futón.
-
Van
a ser las seis y media de la tarde– lo miré en shock.
-
¿Seis?
¿De la tarde? ¿Dormí todo el día? – asintió – ¡Mierda!
Me levanté casi corriendo y
me puse las botas.
-
¿Quieres
bañarte mientras preparo algo para comer? Aún hay katsu de ayer.
-
No,
gracias Yukihiro pero es demasiado tarde y tenemos concierto a las nueve. Tengo
que irme.
-
Al
menos lávate la cara y péinate… - insistió con una sonrisa.
-
¿Tan
mal me veo?
-
Mm
– asintió. Fui hasta el baño corriendo y vi mi cara en el espejo – Mierda, me parezco
a mamá con cruda – me lavé el rostro casi con violencia y me enjuagué la boca
con agua, ya tendría tiempo de asearme bien. Cuando pasé por la sala, Yukihiro
ya había ordenado el equipo en las cajas y dobló el futón – Te acompaño para
guardar todo en el auto.
-
¡Gracias!
– le dije apenado y con algo de alivio.
Aunque
me fui con prisa del departamento de Yukihiro, en medio del camino recordé los
rostros desagradables de todos el día anterior cuando me fui a ensayar, y mientras más pensaba más lento manejaba.
Sin ganas de llegar allí, me propuse relajarme.
Sin ganas de llegar allí, me propuse relajarme.
-
A
la mierda, ya voy tarde de todas maneras.
Fui a comer comida china y luego manejé hasta
mi departamento para darme una ducha. Compré un par de botanas para la noche
pensando en que tal vez comería en el auto, y solo entonces fui hasta el recinto
del concierto de aquella noche, sin realmente ganas de nada. No quería
enfrentar a nadie.
-
¿¡Sakura
que no viste la hora!? – casi me gritó Oishi en cuanto me vio entrar. Lo miré
fingiendo inocencia.
-
Sí. ¿Por qué? ¿Tienen algún problema con el sonido? – lo miré sosteniendo con
fuerza mi mochila, precisamente con él era con quien menos contenía mi
desagrado.
-
Sí,
tal vez que no lo probaste, hay una razón por la que hacemos pruebas de sonido,
¿sabes? – bostecé.
-
Imagino
que pudieron arreglárselas sin mí.
-
Siempre
podemos arreglárnoslas sin ti, pero si continuas dándonos motivos para hacerlo
llegará el día en que no te necesitaremos – gruñó.
-
Oye,
¿qué estás diciendo? – Ken a mi espalda lo miraba enfadado – Aquí todos somos
imprescindibles – nuestro manager colocó los ojos en blanco
– Ken, ¿dónde queda el camarín? – pregunté con toda la intención de ignorar a Oishi.
– Ken, ¿dónde queda el camarín? – pregunté con toda la intención de ignorar a Oishi.
-
Por
aquí, ven conmigo– lo seguí, ninguno volteó a mirar atrás.
-
No
puedo creer que te dijera eso… - susurró con rabia. Le sonreí, él no tenía idea
de cómo era nuestro manager, pero tampoco quise hacerle notar que no era solo
de mí de quien tenía ese pensamiento. Si quería sacarme de la banda, el
siguiente en la lista era él.
Entramos en un salón con
decorado con tonos amarillos.
-
Mierda,
que mal gusto – le dije en cuanto entré intentando llevar la conversación por
un lugar más agradable.
-
Tetsuya
está muy enfadado contigo.
-
Imagino
–busqué el atuendo que usualmente el staff dejaba para mí. Comencé a desvestirme
mientras Ken hacía lo mismo.
-
Sakura
dime algo...
-
¿Qué?
– ignoró mi mal humor y preguntó en un tono alegre.
-
Antes
de Hyde… ¿te habían gustado otros hombres?
-
No
– lo miré sorprendido por la pregunta.
-
Y…
¿Cómo te diste cuenta que sentías más que una amistad por él?
-
Mm…
- me abroché el pantalón antes de responder - Al comienzo pensé que tal vez era
admiración o una obsesión, ya sabes... Hide me causaba mucho curiosidad por no
hablar… Pero la atracción que sentía por él era innegable y luego…
-
¿Luego?
-
El
sentimiento de protección me quitaba el sueño.
-
Pero…
eso es algo que puedes sentir por un amigo también, ¿no?
-
Sí,
pero… - suspiré – Ken, uno reconoce esos afectos. He querido proteger a amigos
pero jamás de la manera en que he querido proteger a Hide. Con él… es distinto. Quisiera que nadie lo dañara de ninguna forma y hay cosas que son… importantes
en él, que no son importantes en nadie más– suspiré con tristeza, decir en
voz alta aquello solo me hacía pensar en cuanto lo quería y en la situación en
que estábamos.
-
Importantes…-
pareció no entenderme, así que me expliqué.
-
Verlo
dormir, verlo tranquilo, desestrezado, relajado... cuando lavo su cabello en la
ducha, cuando comemos sin que se preocupe si engordará con la cantidad de
comida, cuando… hablamos por las noches sin preocuparnos por la hora…. Los
detalles que apreciarías en una amistad, con él se me hacen… invaluables– me miró
con horror cuando usé aquella palabra al final de mi explicación.
-
Que
homo. – seguía espantado.
-
Lo
sé, pero… es lo que soy, ¿no?
Nadie
me dirigió la palabra cuando caminé hacia el concierto, ni siquiera Tetsuya. Por su lado Hide me miró con tanta furia en sus grandes ojos que solo pude
responderle de la misma manera a sus miradas, sin embargo no fui capaz de
ignorarlo en el escenario cuando sus caderas se paseaban en frente de mi batería
casi de manera insinuante, pero por esta vez no se volteó a mirarme. Solo Ken
lo hizo en nuestro segundo de improvisación. Realmente podía olvidar todo en
aquel momento, pero aterricé en cuanto los ojos de Hide de reojo parecían querer
asesinarme. El pequeño tímido y callado que era hace un año atrás, casi era imperceptible
en aquella figura, mandona y enojona que se paraba con seguridad en frente del micrófono.
Cuando
todo acabó tuve un fuerte deseo de ir hasta él y abrazarlo por la
espalda, pero no lo hice. Fui al camarin que compartía con Ken y entré después de
él.
-
Me
bañaré primero – me dijo acelerado mientras se metía al baño. Yo me senté en
el sofá y encendí un cigarrillo. Suspiré, quería deshacerme de aquella pesadez
en el pecho pero no sabía cómo, de pronto la puerta se abrió y Hide cerró con
pestillo en cuanto entró. Lo miré con el ceño fruncido - ¿Vienes a pelear? –
iba a ponerme de pie pero se acercó a mí y me empujó con fuerza, luego se subió
sobre mí con sus piernas rodeando mi cintura.
-
Quiero
que te calles– me plantó un beso con fuerza que respondí casi al instante, no
pudiendo evitar pensar: “mierda extrañaba
tanto sus labios”. Antes de comenzar a recorrerle el cuerpo con mis manos,
su lengua busco la mía y comenzamos una pequeña batalla con ellas. Ambos
intentamos dominar la situación, pero enredó sus dedos en mi cabello y lo jaló
con fuerza alejándome de su boca y ganando la batalla.
-
Mm…
- me quejé refunfuñado, sus dientes rozaron mi mentón y bajaron por mi cuello dando pequeñas lamidas antes de succionar con fuerza en el hueco de mi pecho–
Ah... despacio Hide.
-
Cállate
– su voz sonaba tan molesta que me dejó perplejo. Lo alejé dándole un pequeño
empujón con mi mano en el centro de su pecho y lo fulminé con la mirada. Me
miró con la misma expresión pero realmente parecía furioso. Se retiró un poco
hacia atrás abriendo mi pantalón, metiendo la mano sin ánimos de ser
delicado y tomó con fuerza mi entrepierna.
-
Ah…
- mi quejido entre sorprendido y placentero me avergonzó. Siguió mirándome a
los ojos mientras me masturbaba notando en el tacto de sus dedos cuando la piel
se endurecía, su mirada se volvió divertida. Apreté los dientes, ya no me
quedaban fuerzas para alejarlo. No pasaron más de un par de segundos antes de que
mi respiración me delatara excitado, tomé su rostro con mis manos y lo sostuve
con fuerza contra mi boca mientras lo besaba con más fuerza de lo que había
hecho nunca con él. Se puso de pie y se
quitó el pantalón mientras nos besábamos, no llevaba ropa interior. Yo me negué
a soltarle el rostro pero antes de sentarse sobre mí jaló con fuerza mi ropa. Me levanté un poco para que pudiera bajar la mía también y entonces se sentó, montándome con agilidad y posicionando con rapidez mi erección dentro de él. Solo cuando comenzó
a moverse nuestros labios se separaron del todo dejando un rastro de saliva
que nos mantuvo unidos unos segundos más.
-
Aahh…
- susurró contrayendo el rostro en cuanto sintió mi erección entrar del todo. Mirándome
con anhelo y menos furia en sus ojos, metió su dedo dentro de mi boca y sin
pensarlo lo mordí. Las uñas de mis manos subieron y bajaron por sus muslos
acariciando sus piernas– Mmg… - comenzó a moverse enredando sus dedos en su
cabello levantando el brazo y haciéndome fácil el acceso a su pezón. - ¡Aah! –
elevó el tono de su gemido cuando lo mordí ligeramente, no pude evitar reír y besa su
cuello. Sus brazos acunaron mi rostro mientras su cadera dibujaba círculos marcando
un roce definido entre nuestros cuerpos.
-
Mm…
Hide…
-
¿Dónde…
dormiste… a-anoche? – preguntó entrecortadamente con una voz excitada. Sentí
una fuerte descarga eléctrica subirme desde la cadera hasta el cuello, por lo
que le mordí el hombro antes de responder.
-
¿Es
por eso que estas tan furioso? – para mi sorpresa me alejó de su pecho tomándome
el mentón con fuerza con solo una mano.
-
Si
no respondes no hables… no quiero escucharte- tomó mis manos y las posicionó en sus caderas queriendo que lo sujetara. Comencé a moverlo de arriba hacia abajo para
aumentar la intensidad de sus movimientos,
él ayudó dando pequeños saltos sobre mí, y en cuestión de segundos los sonidos
del choque entre nosotros llenaron mis oídos. Temblé cuando se mordió el labio
y sus mejillas se tornaron rozadas. Una de mis manos fue directamente a su
erección para masturbarlo – Mmg.
-
Aah…
- mis respiraciones forzosas se hicieron más bulliciosas de lo usual, supe que
lo notó cuando una media sonrisa se dibujó en su rostro a medida que me miraba
divertido y coqueto, aunque no menos enojado. Sentí sus piernas temblar y
volvió a mover las caderas de manera circular pero sin bajar la velocidad con
la que prácticamente me había atacado desde el comienzo. Su labio tembló cuando
el semen cayó sobre mi abdomen. Enterré mis uñas en su piel cuando me sentí
temblar nuevamente, sabía que no faltaba demasiado para que acabara pero en ese
instante él se detuvo y se puso de pie, lo miré anonadado. En cuanto comencé a
pensar que me dejaría así como castigo se arrodillo y se llevó mi erección a su
boca. Chupó con intensidad la punta de ella y con la otra mano me masturbó, dejó
correr saliva antes de continuar y llevársela nuevamente a la boca. No dejó de
mirarme en ningún momento. Iba a colocar mi mano sobre su cabello, pero tomó
mis dedos y los entrelazó con los suyos sin dejar de mover su boca sobre
aquella zona. Antes de alcanzar a tragar saliva y casi en contra de mi
voluntad, me corrí dentro de su boca- Aah… - me tapé la boca con el dorso de
la mano mientras lo miraba.
El mensaje me había quedado claro: era suyo.
El mensaje me había quedado claro: era suyo.
Me quedé tendido respirando
entrecortadamente mientras lo miraba. Él retiró la erección de su boca sin
siquiera dejar caer una gota del líquido blanco antes de relamerse los labios, y
luego de ponerse de pie, se volteó y recogió su ropa vistiéndose en silencio.
-
Hide…
- lo miré algo confundido.
-
Cállate– estiré la mano hacía él pero le dio una palmada sin fuerza, solo alejándola– Cuando vuelvas a casa hablaremos, no antes. Si no quieres volver, no lo hagas,
pero no me hables entonces- sin dejarme responder salió del camarín, dejándome
helado.
-
Wow... - escuché a mis espaldas. salté de un susto y volteé para encontrarme con Ken
mirando hacia la puerta mientras mordía una manzana, el cabello le goteaba – Eso sí que fue… salvaje.
-
¿Estuviste
aquí todo el tiempo? – pregunté indignado sin terminar de creérmelo.
-
Yes
– asintió mientras masticaba.
-
¡Ken-chan!
– iba a comenzar a regañarlo pero habló rápido mientras se reía.
-
Yo
me estaba bañando cuando comencé a escuchar aplausos – en cuanto dijo aquello
sentí mis mejillas arder – entonces me asomé para ver qué celebrábamos, pero
entonces me encontré con la escena de aquella doncella cabalgando su semental –
cerré los ojos con pesar.
-
Ken-chan…
- susurré más avergonzado que molesto.
-
Estuvo
sucio – acotó antes de volver a masticar su manzana.
-
¡Sucia
tu conciencia! – le grité.