lunes, 29 de enero de 2018
Memorias en la Piel - Capítulo 9: Conciencia
Salí del baño vestido y casi decente. Caminé de la forma más silenciosa
que pude alrededor de Tazawa, tomé mi abrigo y estaba por irme cuando se me
antojó dedicarle una última mirada.
Una de sus manos estaba debajo de su rostro, apoyada bajo la mejilla de forma adorable. Me sentí mal conmigo mismo, reconocí sentimientos de aprecio por él; cariño y atracción. Sabía que todo eso junto podría transformarse en algo más, y en aquel preciso momento, dolía, porque tan solo un par de horas atrás yo estaba seguro de a quien le pertenecía. Ahora no estaba seguro de nada.
Pestañeé un par de veces al notar la humedad en mis ojos y salí de la casa, cerrando silenciosamente la puerta.
En cuanto salí tomé aire, se me congelaba la garganta, el vapor al
respirar salía de forma visible. Camine hasta alejarme de las casas y solo noté
lo oscuro que sería el camino hasta Hide. Al menos sería una hora que serviría
para pensar un poco y tranquilizarme al respecto.
Siguiendo lo que me parecía el pavimento sólido, la verdad es que a
penas y lograba ver donde pisaba, podía caer o matarme en el camino. La idea en
aquel momento no me parecía tan mala. Evité llorar en el transcurso,
concentrarme en los detalles de donde pisaba me mantuvo con la mente
entretenida por largo rato, además no quería mojar mi rostro o se me
congelarían las mejillas.
Pensé mucho en Hide.
Pensé en cómo era él, en cómo era yo, en como solíamos comportarnos juntos y por separado. Comencé a sentir que nuestra relación no tenía demasiado sentido, no tenía un futuro, jamás lo había tenido y carecía de planes más allá del disfrutar la compañía del otro. Pero la verdad... era que aquello siempre me había bastado.
Suspiré, no podía mentirme a mí mismo, amaba a Hide más que a nada.
Pero sentir que él optaría por acostarse con alguien más mientras me tuviera cerca a mí... eso tarde o temprano gastaría todo y no quería verlo, no quería ver todo mi cariño y respeto pudrirse frente a mis ojos, dolería más que cortar la relación en aquel preciso instante. Por otro lado, también debía pensar en lo que acababa de ocurrir con Tazawa... y la extraña sensación de alivio y aprecio que había surgido con él en la noche además del resto. Sentí que la situación no podía estar más complicada, y aunque quería inventar caminos para resolver todo con Hide, lógicamente parecía que todo se desmoronaba desde ya.
Estuve frente al portón de la casa tras una hora y media de caminata.
Toqué el timbre y el portero me abrió la puerta en cuanto me vio, también me
ofreció acercarme a la casa en auto pero lo rechacé. A medida que me
acercaba a la casa sentía el corazón más pesado, más expuesto, y solo podía
comparar aquella sensación a la vez en que sabía que debía despedirme de mamá
porque estaba por morir. Exactamente eso sentía. Como si estuviese por
despedirme de Hide, porque todo moriría allí. Limpié unas cuantas lágrimas
rebeldes y respiré hondo para calmarme. Entré cerrando con fuerza la puerta
dejando en claro que había llegado alguien, por si no estaba solo.
La fogata estaba encendida, había una taza con un poco de café y un par
de libros en la mesa de centro, la televisión estaba apagada y tampoco
había ruido. Fue cuestión de segundos cuando sentí unas pisadas bajar corriendo
por las escaleras.
- ¿Sakura? - preguntó bajando la escalera. Cuando escuché su voz cerré
los ojos, nuevamente sentía un peso en el pecho. - ¡Ya-chan! ¿Dónde mierda te
habías metido? - volteé a mirarlo. Tenía la pijama puesta, su cabello estaba
despeinado y tenía en sus brazos un gato pequeño. - ¡Estaba preocupado, te he
llamado muchas veces y me colgabas! Oye... - su rostro cambió de la
frustración a la impresión, luego parecía dolido. - Tus ojos... ¿Qué pasó?
¿Estuviste llorando? - Dejé el aire salir de mi boca con pesadez y me
senté en el sofá. Quise abrazarlo y llorar, pedirle que no me dejara, que me
quisiera otra vez... - Sakura...
Caminó hacía mi con lentitud, la confusión era visible en sus
ojos.
¿De verdad estaba esperando a que yo se lo dijera? ¿No pensaba siquiera
decírmelo él? Sabía que debía estar enojado, o tal vez no, pero sería la
reacción necesaria para decirle todo con indignación. Pero la verdad era
otra... sentía comprensión por él, por buscar otras alternativas, por no
quererme lo suficiente y eso dolía, era confirmar mis miedos.
Se acercó a mí y su mano tocó mi mejilla cuando intenté esconder mi
rostro de su mirada.
- Tienes los labios azules, quítate ese abrigo, debes entrar en calor.
Te prepararé un té. - desabotonó mi abrigo mientras yo lo miraba con confusión,
realmente parecía no querer decirme nada sobre lo que a mí tanto me dolía.
- No finjas que todo está bien - le pedí con la voz rota para parecer
enfadado.
- ¿De qué estás hablando? - terminó de quitarme el abrigo y tocó mis
ropas. - Quítate esto, está húmedo.
- Maldita sea Hide. - Le escupí con rabia.- ¿De verdad no piensas
decirme nada? - Escondí mi rostro entre mis manos, quería dejar de llorar.
¿Cómo podía permitir que lo nuestro se arruinará así? ¿Sin siquiera parecer
dolido, arrepentido o afectado?
- No sé de qué me estás hablando - respondió con tono confundido pero
dulce, me miraba como se mira a un niño que hace una rabieta. Quise irme de ahí
no sin antes golpearlo en la cara, pero no lo haría o aquello no terminaría
nada de bien.
- Te llamé y al parecer te molesté mientras dormías con quien sabe
quién. - solté con más rabia mirándolo a los ojos. Por fin la rabia se hacía
presente permitiéndome expresarme mejor que con el llanto.
- ¿Qué? - permaneció con el rostro lleno de confusión - Yo no he dormido
con nadie, ¿De qué mierda estás hablando?
- ¡No me mientas! - me puse de pie por impulso y él reaccionó de la
misma forma - ¡Te llamé Hide, te escuché! Le pediste a esa persona que colgara porque
querías seguir durmiendo. Escuché como le hablabas, maldita sea... ¡Solo te
alejaste de mí un par de minutos! ¿Y buscaste a alguien más? ¿Qué no se supone
que me quieres? Porque no entiendo qué tipo de sentimientos son los...
- Cálmate - me interrumpió. - Yo no he dormido con nadie Sakura, con
nadie, estas entendiendo mal, ¿Estás hablando de cuando me fui de la fiesta?
Asentí.
- Si no quieres seguir con esto solo dilo.
- ¡Escúchame! - gritó, yo suspiré.
- Está bien, te escucharé, pero no te esfuerces en mentir porque sé lo
que escuché. - le advertí mientras una lágrima caía por mi mejilla. El rostro
de Hide estaba enfadado y al mismo tiempo parecía comprensivo con mi actitud.
- Después de la fiesta en que te pedí que nos fuéramos y me ignoraste,
además de que te comportaste como un completo imbécil, Yasu me invitó a comer
antes de llevarme a casa. En el restaurante que está en frente del estudio,
allí estaba Anis. Comimos juntos y luego me acompañó aquí. Le pedí que viniera
porque tú no llegabas y no quería estar solo... me dormí mientras él veía un
programa de televisión. Ya te he dicho mil veces cómo es Anis. Jamás me
acostaría con él, no podría porque él bueno... tu sabes que es de la misma
posición que yo así que... En fin, no. No pasó nada, solo me dormí y él te
contestó la llamada.
Me quedé perplejo mirándolo procesando todo.
La conocida voz volvió a sonar en mi cabeza... y si, efectivamente era
la voz de Anis, estuve seguro cuando se repitió en mi memoria como si la
hubiera escuchado por primera vez.
Maldita sea...
Me dejé caer en el sofá sintiéndome un imbécil, y el hueco en mi pecho
comenzó a crecer. Si Hide no me había sido infiel, si él no había arruinado
todo; yo sí lo había hecho.
- No tengo tu número de móvil registrado en mi celular - continuó - Como
lo sé de memoria prefiero eso para evitar malos entendidos, Anis no adivinó que
eras tú. Ya-chan, no he estado con nadie más, te lo he explicado muchas veces.
No quiero ni necesito a nadie más que tú, maldito estúpido. ¿Estabas enfadado?
Me he vuelto loco sin saber dónde estabas. Ken-chan no me dijo donde fuiste,
solo que estabas bien, pero yo no sabía que estaba pasando. Estaba preocupado,
¡No vuelvas a desaparecer así! - Lo miré con ojos suplicantes, ¿Qué había
hecho? Quise decirle algo, abrí la boca para dejar salir alguna palabra pero no
supe qué. ¿Una disculpa? ¿Un agradecimiento porque no fue como yo creí? Las
lágrimas comenzaron a salir. Le había fallado a él, a quien yo más quería. -
Oye no... No llores, ven aquí. - Se sentó junto a mí y me abrazó.
Le correspondí con desesperación, no con la calma que había recibido el abrazo de Tazawa hacía unas horas, no. Yo necesitaba de Hide, de su aroma, de su tacto. Me aferré a él deseando con todas mis fuerzas retroceder el tiempo.
- Lo siento... yo...
- Shh, está bien... entiendo qué debiste sentir... no te preocupes,
estoy aquí, solo para ti. - sus palabras incrementaron mi culpa y mis hombros
temblaron, veía venir los sollozos. - Ey...
- Lo siento - Repetí antes de echarme a llorar tal cual lo hice en el
baño de Tazawa. Si había sentido dolor por una posible traición, nada era
comparable con la culpa de haberle fallado.
Hide me abrazó. Permanecí llorando junto a él empapándole el pijama. No
quería soltarlo, cuando él se enterara no me querría ver más, lo sabía.
- Ven, vamos a tomar un baño, ven... - me levantó del sofá como si fuera
ciego y me guio hasta el baño de la habitación. Abrió el agua caliente
mientras me desnudaba. No podía soltarlo, me sentía desprotegido, ridículo, y
la sensación de que lo perdería y desaparecería de entre mis brazos era muy
fuerte. - Calma... estoy aquí... - susurró como respuesta a los miedos
que no dije en voz alta. Cuando estuve desnudo entré en la tina. Él se colocó
frente a mí, dispuesto a bañarme como si fuera un niño.
- Déjame adivinar... - le dije entre pausas por los sollozos. - Apesto.
- Un poco, no sé exactamente a qué es el olor pero es algo desagradable.
- respondió con dulzura mientras restregaba el shampoo en mi cabeza. Continuo
refregando el jabón en mí de forma rápida y precisa para luego enjuagar.
- Oh... no hay toallas aquí. - dijo molesto revisando la cajonera del baño -
espera un poco. - Salió corriendo por la puerta, escuché que bajó las
escaleras. Me abracé a mí mismo bajo el agua caliente. Cuando alguno de los dos
estaba mal siempre tomábamos un baño, era una especie de ritual, tal vez para
sentir calor. Sin embargo, aunque me había ayudado a caer en la realidad no
había disminuido mi pesar.
"¿Qué haré ahora?", me pregunté mirándome las manos bajo el
agua...
- ¡Listo! - gritó de regreso - Tardé porque dejé hirviendo el agua para
prepararte un té. - me ayudó a ponerme de pie y me secó con una toalla con la
que enrolló en mi cabello, con otra me cubrió a mí. - Ven, te pondrás una
pijama y te secaré el cabello mientras te bebes ese té. Luego descansa que con
el frío que debiste pasar te puedes resfriar y ya sabes que no estamos en una
buena edad para enfermarnos. - reí. Lo miré a los ojos unos segundos mientras él
secaba concentrado mi pecho y mi abdomen. Me miró y solo pude volver a
disculparme con la mirada. Otra lágrima se me escapó. - Sakura... - su rostro
afligido me contemplo unos segundos. Se acercó a mis labios susurrando antes de
besarme.- Te amo... - cerré los ojos queriendo sentirlo más, disfrutándolo como
se disfruta lo que sientes que será una última vez. Lo envolví con mis brazos
nuevamente cuando su beso terminó.- Ya-chan. - musitó con aprecio antes de
corresponderme fuertemente.
Ya en la cama me coloqué una pijama y bebí mi té mientras Hide secaba mi
cabello con la secadora. Lo desenredó y de forma delicada lo peinó secándolo
secaba por partes. Las suaves caricias me relajaron además del té. Pude dejar
la desesperación del llanto irse de forma definitiva por esa noche.
Cuando terminé mi té y él de secar mi cabello me abrazó desde mi
espalda, besándome el rostro, el cuello. Sonreí ante la sensación de sus
labios... podría adivinar entre miles cual era el tacto de los suyos.
- Ya métete en la cama batero sensible. - se burló enseñándome la
lengua. Reí, solo quería abrazarlo, por lo que me apresuré a recostarme y
estirar mis brazos para que se acomodara entre ellos. Accediendo depositó un
beso en mis labios, uno pequeño y tierno, antes de acomodarse bajo mi cuello. -
Podría estar toda la vida aquí contigo. - dijo en un tono dulce.
- Yo también Hide... no sabes lo mucho que desearía que este momento
jamás terminara.
- Oye, sé que acabas de pasar un susto, entiendo tu miedo, créeme que
sí, pero... te siento diferente, como si tu tristeza fuera más allá de lo que
creíste... ¿Estás sintiéndote inseguro otra vez contigo mismo? - preguntó
aferrándose más a mí, haciéndome sentir su apoyo antes de escuchar mi
respuesta.
- Yo... - No sabía cómo comenzar, ni sabía si quería decirle la verdad o
si me atrevería siquiera.
- No, no contestes, ya hablaremos de esto cuando estés más calmado.
Ahora descansa... yo desde aquí abajo cuidaré de tu corazón. - susurró de forma
sosa desde debajo de mi cuello besando mi pecho por sobre la pijama.
Quise reírme de él por ser un estúpido, cursi, pero en ese preciso
instante me hubiera podido pasar la noche escuchándolo decir ese tipo de
cosas.
Besé su cabello y me acomodé mejor para dormir. Me dolía la cabeza, los
ojos, la garganta y un poco el pecho, solo quería dormir.
- Buenas noches Hide...
- Buenas noches Ya-chan.
Apoyé del todo mi cabeza en la almohada oliendo su cabello. Me calmé y
me relajé lo suficiente como para dormir, pero no quise hasta estar seguro de
que él ya se había dormido. Entonces lo escuché roncar con pequeños silbidos.
Grabé esos sonidos en mi cabeza, temía que fuera la última vez... solo cuando
estuve seguro de haberlos memorizarlos me permití descansar.
Mi sueño era pesado, pero un par de besos en mi cuello consiguieron
despertarme.
- Mm.- gruñí. El río.
- Despierta y hazme el amor. - susurró con tono ronco, al parecer con tanto sueño como yo.
- Pero estoy sonámbulo...- logré decir entre bostezo.
- Casi nunca estamos juntos una madrugada, ya despierta y bésame. - su voz mandona continuaba ronca.
-¿Dónde?
- ¿ah?
- Que dónde quieres que te bese.
- Mm... ¿Tengo que decirlo? - reí ante su respuesta. La verdad era que no lograba despertar, me sentía cansado.
- De verdad tengo demasiado sueño Hide.... - Mi garganta se despegó un poco y noté el dolor en ella. Si parecía que me resfriaría.
- Yo puedo hacer algo sobre eso.- dijo con voz coqueta.
Pasaron un par de segundos, Hide no hizo ruido. Noté un movimiento en las sábanas y pensé que tal vez se había cansado de insistir y se había acomodado para dormir. Estaba por dejarme ir por el sueño cuando un par de dedos bajaron el pantalón del pijama con suavidad, luego sentí una lengua en mi entrepierna.
- ¡Ey! - grité de la impresión dando un pequeño salto, sentí la vibración de su risa en una parte demasiado sensible - ¡No hagas eso en los testículos que me dan cosquillas! - Intenté quedarme inmóvil para no lastimarlo con algún movimiento rápido.
Su lengua masajeó mi entrepierna hasta endurecerla dentro de su boca, no
importó que tan cansado estuviera, sin siquiera abrir los ojos mi respiración
se alteró estando concentrado en sus movimientos.
Hide saboreaba con lentitud, cariño, a ratos daba suaves besos en mis piernas y bajo el ombligo. Comenzó a acelerar cuando mis manos bajaron entre las sábanas hasta enredarse en su cabello.
- Mmm... Detente si no quieres que... aah... - le supliqué. Continuó con su ritmo rápido sin escucharme hasta que un espasmo me sacudió, allí se detuvo.
Mi respiración estaba demasiado agitada.
- ¿Ahora sí? - preguntó con tono inocente.
- Descarado, ven aquí. - jalé con suavidad su cabello dirigiéndolo a mí. Ya estando a la altura de mi boca lo besé con desesperación. Sus suaves labios me hicieron notar que sus ganas estaban al mismo nivel que las mías. Se quitó la pijama por completo mientras nos besábamos y se sentó sobre mí. Él mismo posicionó mi erección en su entrada y lo dejó entrar.
- Aaah... si... - susurró moviéndose lentamente en forma circular sobre
mí. Comenzó a moverse de arriba hacia abajo sin ganas de esperar ni posponer
nada, parecía desesperado.
- Hide... mmm... - En medio de nuestro frenesí de movimientos, sentí un
peso en el estómago que en un primer momento ignoré, pero un par de garras no
me permitieron ignorarlo otra vez. - Auch, auch, Hide... detente, tengo algo
sobre mí.
- Aah... ¿Qué?
- Tengo algo encima, enciende la luz. - Hide se movió quitando mi erección de su interior y removiéndose entre las capas de la cama hasta que finalmente encendió la lámpara.
Solo entonces reconocí que las garritas pertenecían a dos pequeños gatitos, que tal vez inquietos, pensaron en jugar con lo que se movía... nosotros.
- Oh... ¿Cómo se subieron a la cama? - preguntó un desnudo Hide que
miraba los gatitos con fascinación.
- No me importa, me debes un orgasmo.
- Auch que rudo. - me dijo él. - Quédate quieto, te tomaré una foto.
- Hide, tengo una erección que se está poniendo dolorosa y es tu responsabilidad atenderla. - le grité mientras buscaba su celular dentro de un cajón.
- Oh... batería baja, ¿Dónde está el tuyo?
- Mmm... Debe estar en algún bolsillo supongo.
- Iré por él.
- ¡Hide!
- ¡Aguanta un poco! - me gritó mientras se colocaba una bata y se acercaba a la puerta para ir en busca de mi móvil.
- ¡Me enfriare!
- Como si te fuera difícil calentarte otra vez... - Lo miré fingiendo indignación y le arrojé un cojín, para mi mala suerte, no le di.
Escuché sus pies bajando con rapidez por la escalera. Pasaron un par de segundos y me entretuve jugando con los pequeños que estaban sobre mí, eran realmente unos bebés, no lograba explicarme como se habían subido a la cama.
- Sakura no encuentro tu celular, no está en tu bolsillo, y... ¿De dónde es este abrigo? No te lo compré yo y no parece algo que te hubieras comprado tú.
En cuanto Hide subió con el abrigo en la mano, me cayó la realidad como un balde de agua fría.
Tazawa.
- Yo... - me senté y los gatos cayeron por la cama, rodaron hasta casi caer por el suelo.
- Oye ten cuidado... - Hide corrió hasta atraparlos.- ¿Qué pasa?
Lo miré a los ojos un par de segundos. Me dije a mi mismo que tenía el deber de decirle la verdad, pero tenía tanto miedo de su reacción, que fui incapaz de articular palabra alguna.
Levanté mis hombros y negué con la cabeza como respuesta a la espera larga que se había trasformado en un silencio incómodo.
- Yo...
- Sakura, ¿Qué pasa?
- Quiero dormir Hide... ya mañana te contaré todo... ahora, por favor... - tenía que pensar en cómo decirle la verdad, tenía que escribirlo en mi cabeza para no solo escupir palabras hirientes, sin sentido, debía intentar que me comprendiera y tal vez , solo tal vez, lograría salvar algo de lo que teníamos.- Mañana...
- ¿Contarme qué?
- Hide solo... déjame descansar y ordenar un poco mi cabeza, luego te lo contaré todo. - Me miró con desconfianza unos segundos y moví los labios de forma silenciosa pidiéndole "por favor". No creía que en unas horas estaría preparado para decirle la verdad, pero estaba seguro de que si lo hacía en ese momento, no diría nada congruente y solo lo lastimaría.
- Está bien... - aceptó finalmente.
- Te ves adorable con una bata, una erección sobresaliendo y un par de
gatitos en las manos. - dije intentando cambiar el tema.
- Nada de bromas, duérmete, ¿No tanto dices necesitar descansar? -ya
estaba molesto y la verdad no lo culpaba. Me volteé en la cama dándole la
espalda y cerré los ojos fingiendo dormir desde ya, mientras tanto en mi cabeza
se paseaba la pregunta; "¿qué haré?".
Hide bajó a dejar los gatos en su caja junto a su madre, volvió a la
cama, dejó cargando su celular y se quitó la bata.
Yo estaba seguro de que estaba enfadado, sin embargo se abrazó a mi
espalda. Desde mi postura tomé sus manos y entrelacé mis dedos con los suyos.
- Gracias... - le susurré sincero. Sentí un beso sonoro en mi espalda.
Hide siempre había sido un tesoro en mi vida.
Estaba quedándome dormido cuando el celular de él sonó. Se removió rápido de entre las sábanas y solo le escuché decir "¿diga?" con un tono extraño. Salió a hablar fuera de la habitación y no escuché más.
Me acomodé para continuar durmiendo. Estaba cansado y me dolía la
erección, pero logré entrar en un sueño profundo tras un par de minutos.
Por fin tenía un poco de paz en mi cabeza.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)