jueves, 22 de marzo de 2018
La historia del reencuentro de Tetsuya, Pero y Hiro.
En el evento: “CÉLUXE BRANCH MEETING”, que tuvo lugar al día siguiente del directo: “CÉLUXE NIGHT”, Tetsu comentó cómo surgió la historia del recuentro con sus ex-compañeros de L’Arc~en~Ciel en el “TALK”, que estuvo conducido por Daigo Imuro (FM802DJ).
En dicho evento, recordando el directo del día anterior, Daigo le preguntó a Tetsu de dónde había surgido la sorprendente idea para invitar a la formación inicial de L’Arc~en~Ciel (Hiro y Pero), ya que era algo bastante raro, y éste respondió que la historia era larga, lo que provocó la risa de los asistentes.
Tetsu continuó diciendo que hace dos años Habló por teléfono con el guitarra Hiro, a través de una llamada telefónica de un amigo en común de ambos. Como Tetsu reemplazó a Hiro (en L’Arc~en~Ciel) bromeó diciéndole que le llamaría en cualquier momento para tocar la guitarra, y entonces Tetsu, cinco días antes del directo “CÉLUXE NIGHT”, se acordó de esta conversación telefónica de hace dos años.
Aunque lo había dicho de broma, Tetsu volvió a llamar a Hiro, esta vez ya de forma directa, y mientras hablaban por teléfono surgió la idea de intentar hacer “Dune”. Mientras seguían hablando de que Hiro tocara la guitarra, éste le planteó a Tetsu que si también se atrevía a interpretar “I'm in pain”, y Tetsu pensó que justo también quería tocar esa canción. Por lo que Tetsu se dio cuenta de aunque hacía dos años que habían hablado por teléfono y que en realidad no se habían visto en casi 23 años, sin embargo ambos querían tocar las mismas canciones y seguían pensando de la misma forma, y esto era muy valioso.
Recordemos que el pasado jueves 23 de julio los ex-miembros fundadores de la formación de L’Arc~en~Ciel en el año 1991, Hiro (guitarra) y Pero (batería), daban la sorpresa apareciendo en el directo de TETSUYA: “CÉLUXE NIGHT”, para tocar junto a Tetsuya después de 23 años.
Hiro y Pero sorprendían a los atónitos asistentes al directo saltando al escenario como invitados sorpresa en el segundo “encore” del concierto, para interpretar una de las primeras canciones de la banda: "I'm in Pain”, y la famosa canción de L’Arc~en~Ciel: “Dune”, con Tetsuya como vocal y bajo, Hiro como guitarra, Pero como batería en "I'm in Pain", y Tetsuya como vocal, Hiro como guitarra, Pero como batería e IKKUO como bajo en “Dune”.
Al finalizar el concierto, Hiro y pero dejaron los siguientes comentarios con respecto a la actuación y hacia la persona de Tetsuya:
“Era la primera vez que tocábamos los tres juntos en casi 25 años, y estaba muy nervioso, aunque pasé un buen rato. Desde entonces he estado haciendo música melodiosa, incluso ahora podemos hacer buenas canciones. Era lo que cabría esperar. Me sorprendió que aquel bajista (Tetsuya) que era cuando estábamos juntos se haya convertido en un vocalista tan bueno. Creo que es un artista esplendido [Hiro]”
“Esta historia comenzó hace cinco días cuando mantuvimos el primer contacto para este proyecto. Estaba honestamente preocupado, pero los fans son muy cálidos, realmente pude pasar un buen momento. Fue un honor poder tocar juntos. (Tetsuya) No era una persona que le gustara canta durante mucho tiempo, por lo que me sorprendió que fuera un vocalista en toda regla. Fue divertido [Pero]”
Créditos:
★ Publicado en facebook L'Arc~en~Ciel Spanish Street Team - Spain Le-Ciel
Fuentes de las noticia y agradecimientos a:
- BARKS: http://www.barks.jp/news/
- Twitter: @ring_o_55
Memorias en la Piel - Capítulo 10: Sentencia
Por circunstancias de la vida misma, experimentar días oscuros no
me era ajeno, pero había algo particular en aquel día.
Las sensaciones me parecían impropias… incompletas, incómodas…
como cuando al experimentar calor extremo sientes los pies fríos, una
irracionalidad de las glándulas sudoríparas. Del mismo modo mi sentimiento de
culpa parecía no llegar al arrepentimiento y aquello era absurdo, incluso
cruel. La incongruencia entre mis emociones y mi historia de vida, tan
claramente feliz junto a Hide, parecía no tener sentido. No solo por el hecho
de que lo había perdido, sino que me estaba cuestionando mis sentimientos y jamás
me creí capaz de un acto tan violento hacía él. La imagen de Hide enojado,
herido, con los ojos cansados de llorar, con la mirada quebrada y la voz
suplicante me asechaba. No podía entender cómo le había hecho aquello a la
persona que más amaba… Merecía lo que estaba sucediendo. Merecía el dolor, la
angustia, la soledad; merecía caer.
La decepción convencía a mi cerebro de algo que siempre se esforzó
en esconder a pesar de estar seguro de ello; él estaría mejor sin mí. Aquello
parecía ser el único consuelo, que él estuviera mejor sin mis ataduras.
No sabía qué hacer con lo sucedido. Cómo buscar algo de qué
agarrarme para levantarme emocionalmente. No sabía cómo empezar una vida con un
paradigma distinto. No sabía cómo despedirme de un sentimiento que me había
alimentado por más de la mitad de mi vida, mucho menos como reponerme al vacío.
Ni cómo arrastrar el tumulto de peso que se sentía ser mi corazón. Mil veces
las disculpas aparecieron en mi mente, todas las que me hubiera gustado
decirle, pero ninguna cambiaría algo, conocía a Hide y no me perdonaría. No
podría volver a tocarme, estaba seguro de que en ese preciso instante él sentía
que yo había dejado de pertenecerle, cuando yo nunca me había sentido más suyo
que en aquel momento.
Me sequé las lágrimas. Me dolía la cabeza y hasta un poco la nariz
pero poco importaba de todas formas, me arrastré a la cama, necesitaba callar
mi mente como fuera. Busqué una pastilla para dormir, la bebí y me arrojé sobre
la almohada, a tientas busqué como cubrirme y me abracé a mí mismo como pude…
sollocé un poco más. Estaba solo, no importaba llorar, podía hacerlo, me
merecía llorar.
Tocaron la puerta principal varias veces pero intenté ignorarlo y
volver a dormir. Sin embargo, alguien insistente tocó esta vez el timbre
durante 10 minutos más, una y otra vez, finalmente y por cansancio, molesto me
levanté a abrir. A penas podía abrir los ojos hinchados, me dolía la cabeza a
nivel muscular y estaba seguro de que estaba resfriado por el ardor en mi
garganta. Abrí sin preocuparme de mi aspecto y entonces me encontré allí, de
frente con Tazawa, quien me observaba con ojos grandes que me reprochaban al
mismo tiempo que parecían preocuparse.
Por causa tal vez razonable para mí, en aquel instante lo odié.
- ¿Qué
mierda quieres? - mi voz sonó rota, para nada agresiva, casi llorosa. Él
mantuvo su mirada con la misma expresión, me pareció enfermizo.
- No te
desquites conmigo, soy yo quien debería estar enojado – dio un paso en frente y
quedando dentro de mi casa cerró la puerta tras de él, entonces fui yo quien lo
miró con reproche.
- ¿Qué?
¿Fui yo corriendo a decirle a tu pareja que nos habíamos acostado? ¿Fui yo
quien te arruinó una relación de veinte años? No tienes ni idea…
- ¡Soy
yo con quien te acostaste sin decirme que tenías una maldita relación! – gritó
interrumpiéndome. – Soy yo a quien deberías pedirle perdón.
Los ojos de Tazawa se tornaron heridos, más trasparentes de lo que
lo había visto nunca, también lo vi controlarse para no llorar. Una parte de mí
escondida entre toda la mierda que tenía en aquel momento se enterneció, y fui
consciente de ello… lo odié. Odié apreciar a Tazawa.
- No me
hables como si te debiera algo porque jamás te prometí nada ni te hablé de
sentimientos – Por fin había logrado que mi voz sonara algo más fría. Tazawa
observó el suelo, su labio tembló. Detesté a muerte la parte de mí que quiso
contenerlo.
“Aléjalo”, “Aléjalo”, “Aléjalo”, pensé.
- Sé
que no me lo inventé todo, me hiciste sentir que me querías…
- Estaba
borracho Tazawa, podría habérselo hecho sentir hasta a un árbol y no hubiera
habido diferencia para mí – Estuve seguro de que había logrado expulsar la
atracción y darle la bienvenida a la rabia.
- ¡No
es verdad! Sé que me quisiste en ese momento, incluso ahora, desde hace muchos
días que te siento diferente conmigo… Te conozco Sakura. Durante años he
memorizado tus actos, sé cómo te comportas y sé que has cambiado conmigo… No sé
hasta qué grado te gusto… pero si hay una mínima parte de ti que me quiere,
créeme que no me alejaré tan fácilmente.
- ¿Que
te quiere? Intentaste tomar algo de mí en un momento en que no estaba lo
suficientemente fuerte como para defender lo que sentía, me apoyaste y mi
agradecimiento es lo que percibes como atracción, pero no te confundas, yo he
estado enamorado de Hide veinte años, jamás he dudado de mis sentimientos por
él, siempre lo prioricé, siempre estuvo él antes que nadie porque es importante
para mí. Entonces apareces tú y me quitas en un arrebato a la persona a quien
más he querido… ¿Y esperas que después de eso pueda quererte? ¿A ti? Lo tuyo es
enfermo, no son verdaderos sentimientos de amor. – escupí con tal rabia
aquellas palabras, que estuve seguro de que era la fuerte necesidad de desahogo
la que se escapa por los poros.
- No
sabes lo que siento por ti, yo puedo darte tod…
- ¿Te
preguntaste como me sentiría yo cuando Hide me sacara de su vida? ¿Te
preguntaste si mis sentimientos por él eran reales? ¿Siquiera pensaste en que
tendría que renunciar a todos mis planes de vida por tus malditos celos? – Una
lágrima se escapó de mis ojos con tal rapidez que ni siquiera estuve seguro de
haberla sentido.
- Sakura…
- Tu no
pensaste en mí, no creo en tus sentimientos y si me tienes algo de respeto te
voy a pedir que te vayas, porque a quien menos quiero ver en este momento es a
ti y a tu maldita cara de víctima – me moví para abrirle la puerta, pero en ese
instante él se movió para estampar sus labios con los míos en un beso duro y
forzado que en un principio no percibí por lo violento de la situación, pero
para mi sorpresa y la de mi rabia, permití su lengua entrar en mi boca
haciéndome perderme al instante. Cerré los ojos y no solo me entregué a él, sino
que le devolví el beso de la misma forma brusca e intensa, arrastrando su
pequeño cuerpo contra la pared donde la amoldé a mí para sentirlo más cerca
mientras lo tocaba con fervor. Tazawa tocó bajo mi playera presionando mis
pezones con sus dedos fríos. Abrí los ojos y me topé con su mirada una vez más
observándome, sus ojos me pedían continuar casi a suplicas, pero el caos en mi
cabeza me hizo retroceder. – No… no… - mis ojos se llenaron de lágrimas que
sentí más cargadas de angustia y confusión. – Vete por favor… sal de aquí.
- No…
yo puedo cuidarte… protegerte… ser tu compañero…
- Tazawa,
por favor, por favor, vete. – Pedí con un tono seguro, realmente necesitaba
alejarlo de mi caos – Ya hablaremos luego, pero necesito estar solo o al menos
lejos de ti – confesé.
- ¿Entonces
si sientes algo por mí? – su aliento rozó mi rostro. Nuevamente su mirada
trasparente me impresionaba, siempre me dio la sensación de que él era una
persona demasiado contenida, pero lo había visto ser trasparente y sincero en
aquella situación. Me gustaba, más de lo que quería que me gustara.
Asentí.
- Ahora
vete por favor.
Nos miramos a los ojos unos segundos, luego asintió y se acercó
para besarme nuevamente, pero esta vez reaccioné y moví mi rosto. De todas
maneras, el depositó un suave beso en mi mejilla.
- Estaré
para ti, no dudes en acudir a mí. – prometió de forma solemne antes de
dirigirme una última mirada, abrir la puerta y salir finalmente.
Me dejé caer en el suelo.
- ¿Qué
mierda estoy haciendo? – me pregunté, pero ni siquiera mi subconsciente
respondió.
El celular vibraba, lo escuchaba en mi subconsciente, pero no me
apetecía despertar. ¿Cuántas pastillas había usado para dormir? ¿Diez en tres
días? No estaba seguro de si habían pasado tres o cuatro días desde que todo
sucedió, tal vez más. De reojo observe el celular y leí en la pantalla “Yuki”.
No pensaba contestar así que colgué y apagué el celular. Intenté volver a
dormir pero una fuerte sed no me lo permitió, por lo que me arrastré hasta la
cocina siendo consciente de que mi cabeza dolía posiblemente por el exceso de
sueño. Bebí seis vasos de agua sin detenerme, busqué otro medicamento y volví a
meterme en la cama.
El timbre sonaba, sonaba, sonaba… no me levanté, puse tapones en
mis oídos y seguí durmiendo.
Una fría mano me dio un pal de palmadas en la mejilla.
- ¿Sakura?
¿Sakura? Despierta hombre…
La voz de Yuki sonaba muy preocupada, pensé en que tal vez algo le
había sucedido a alguien y me concentré en encontrar los ojos en medio del
sueño y abrirlos.
- ¿Ah?
¿Qué pasa?
- Aaah
estás bien, ya estaba por llamar una ambulancia, no podía despertarte.
- ¿Qué
pasa? – me levanté con dificultad, tenía el cuerpo agarrotado por estar
demasiado tiempo en la misma posición.
- ¿Qué
pasa? Bueno… todos estamos muy preocupados por ti, llevas una semana
desaparecido y por tu aspecto creo que has dormido la semana completa… ¿Estás
bien? Tazawa dijo que había hablado contigo y nos habías enviado a decir que
necesitabas estar solo un tiempo, no te mentiré, me dolió un poco que hablaras
con Tazawa y no conmigo, ¿Estas enfadado o algo? – Yuki habló con rapidez y
cierta mirada curiosa.
- ¿Qué?
- ¿Ah?
¿No me escuchaste?
- Si…
pero, ¿Por qué estaría enfadado contigo?
- Oye
Sakura apestas… ¿No te has bañado verdad?
- No. –
contesté sin vergüenza algo risueño, me gustaba lograr que Yuki colocara muecas
molestas. En este caso fue una de asco. - ¿Por qué crees que estoy
enfadado?
- Ah
bueno, acudiste a Tazawa… no me explico por qué… - bajó la mirada algo
avergonzado de decir aquello en voz alta.
- ¿Sientes
que no te soy leal amigo? – le palmeé un poco el brazo en forma de juego.
- Si,
siento que me fuiste infiel – dijo riendo, pero yo no reí. La palabra infiel no
me hacía gracia.
- ¿Qué
pasa? ¿Por qué pones esa cara? ¿Estás enfermo?
- No…
Yuki… - lo miré, era la persona con quien podía confesarme. – Cometí el peor
error de mi vida… hasta el momento.
- ¿Volviste
a las drogas? – lo miré feo. -¿No? Ah. Perdón, continúa.
- Me
acosté con Tazawa. – confesé en un suspiro, en un solo hilo de voz, con un tono
neutro y al mismo tiempo desesperado, yo mismo me impresioné del poco
arrepentimiento que parecía tener. La cara de Yuki fue
un poema, primero pareció asombrado pero en solo un par de segundos su rostro
parecía herido, contraído, incluso molesto, no supe interpretar su reacción,
pero definitivamente no me esperaba el silencio prolongado que se estiró por
varios segundos antes de que él respondiera.
- No
puedo creerlo…
- Y eso
no es todo. – Observé su rostro y me detuve, no sabía si continuar, el parecía
muy descompuesto. - ¿Estás bien?
- ¿Qué
más ocurrió?
- Pues…
Tazawa fue corriendo con Hide y le dijo todo.
- ¿¡Qué!?
¿Le dijiste que estabas con Hyde?
- Claro
que no, él lo descubrió solo, revisó mi celular y llamó a Hide, yo tenía el
numero guardado como “esposa”, el maldito llamó para perjudicarme, pero supongo
que se llevó la sorpresa de su vida cuando supo que Hide era mi pareja… imagino
cuanto debió disfrutar decirle lo que había ocurrido entre nosotros… - Sentía
una rabia profunda con Tazawa, uno enojo que se me iba de las manos, y al mismo
tiempo no podía odiarlo.
- No
hables así de él, no lo culpes, todo esto es consecuencia de que te
acostaras con él, ya sabes cómo es de posesivo… ay pero ¡Sakura! ¿Cómo pudiste?
¿Qué pasará con la banda ahora?
- Cálmate
Yuki… pareces más alterado que yo… no lo sé, no creo que perjudique a la banda,
somos adultos y sinceramente, no me preocupa demasiado…
- ¿Cómo
lo tomó Hyde? – Aquella pregunta ni siquiera debí contestarla, solo lo miré y
levanté los hombros, luego necesite tapar mi rostro. Allí venía, la culpa, la
angustia, la soledad, la incertidumbre, el miedo, el dolor a perderlo… todo
atacaba a martillazos cada vez que pensaba en él.
Yuki se acomodó junto a mí y palmeó mi espalda mientras mis
lágrimas se escaparon sin control por varios minutos. Me dejó llorar, no hubo
palabra de consuelo, ni intentó animarme, simplemente se quedó para acompañarme
mientras lloraba.
Finalmente las horas pasaron. No hubo mucho más que decir, no
quise comer y Yuki se aburrió de intentar distraerme, entendió que estaba
viviendo mi duelo y bajo la promesa de que no intentaría nada contra mi vida,
se fue de mi casa, dejándome nuevamente solo. Pero algo ocurría, lo sentía
extremadamente afectado por lo que le confesado, por un instante, temí que
tuviera sentimientos por mí, aunque me parecía absurdo, si Hide y Tazawa era
capaz de querer a alguien como yo, tan asqueroso no era a ojos de los demás,
¿No?
Me recosté nuevamente esta vez sin querer beber medicamentos.
“¿Qué estarás haciendo mi niño?”, pensé con nostalgia, así le
llamaba cursimente cuando recién habíamos comenzado nuestra relación.
Imaginé su pequeño cuerpo en la cama, solo, cansado y triste,
esperaba que no se hubiera encerrado a llorar como yo, que hubiera comido y
cuidado su salud, pero sentí que le había hecho el tipo de daño que lo hubiera
llevado a llorar en silencio y seguir su rutina para distraerse y olvidarse de
la soledad en casa. Así era él. A más tristeza, más trabajo, a más soledad, más
trabajo, para evitar lágrimas, distracciones; fiestas, licores, sus insanos
amigos y más trabajo.
Supe que estaba haciendo de su vida entonces, probablemente
bebiendo con Daigo, haciendo todo aquello que yo siempre le reprochaba, todo lo
que lo aturdía.
El timbré sonó nuevamente.
Puse los ojos en blanco.
Imaginé que podía ser Tazawa, porque abrí la puerta ya enfadado y
con una postura completamente a la defensiva.
Entonces el olor llegó a mí antes que la figura visual. Supe de
inmediato quien era…
- Oh. –
fue lo único que salió de mis labios. Tenía un abrigo largo de cuerpo puesto,
parecía de piel de cocodrilo, unos anteojos que ni Lennon se hubiera atrevido a
usar y estaba despeinado. Una caja enorme entre sus brazos lo mantenía en una
postura incómoda.
- ¿Puedo
pasar?
- Ah,
sí, si… pasa… - me moví para que su pequeño cuerpo cargando la gran caja
pudieran entrar al salón. Hide dejó la caja en el piso. Detecté que afuera lo
esperaba una camioneta con el motor encendido, su chofer de staff estaba allí.
Sería una visita corta.
- Vine
a dejarte esto, dijiste que cuidarías de ellos mientras me fuera de gira.
–intentó no mirarme a los ojos, concentró su atención en la caja la cual
observé confundido sin entender de qué hablaba, entonces un pequeño maullido se
escuchó.
- ¿Los
gatos? – asintió. – Oh… está bien… entonces ya te vas… - quería abrazarlo, el
anhelo en mi voz era demasiado obvio. Suspiró y se volvió a acercar a la
puerta intentando escapar. – Hide, no te vayas aún… conversemos… no te vayas
sin escucharme… - le supliqué.
- No.
Esta vez, no tengo por qué ser comprensivo y detenerme a escucharte. – Me quedé
callado, me lo merecía, no sentí el derecho a pedirle nada. Lo dejé pasar para
que pudiera abrir la puerta, entonces él se detuvo en seco cuando tocó el
picaporte.
- Recuerdas
aquella navidad... cuando en la tienda encontré el regalo perfecto, estaba por
pagarlo y noté que no tenía dinero en mi cartera... ¿Lo recuerdas? – dijo con
voz dolida. Asentí. Aquello había ocurrido hace mucho pero lo recordaba bien -
Recuerdas que te habías gastado hasta el último peso mío y tuyo y ni siquiera
me decías por qué.
- Hide...
– No creía que hablar de la época en que me perdí en las drogas solucionara
algo, por lo que mi tonó sonó como un reproche.
- ¿Recuerdas
lo que me dijiste cuando te encaré? ¿Cuándo te pregunté por qué me habías
robado? ¿Y cuándo te dije que lo noté comprando tu propio regalo? Dijiste
"¿Y porque mierda me tienes que estar comprando algo si yo no me debes
nada?" esa simple frase me hirió tanto...
- Hide...
– continué sin entender a donde iba, pero no quería oír aquello, esos días
oscuros eran recuerdos dolorosos para ambos.
- Aquella
vez... lo destruiste todo... me hiciste preguntarme que éramos, que eras tú y
que era yo de ti... nada estaba claro, solo que tú no querías testigos y al
mismo tiempo tampoco soledad... aquella vez pusiste el pie encima de todo lo
que habíamos construido.
Se volteó a mirarme a los ojos, una
punzada me recorrió el pecho cuando su mirada herida se posó en mí con más
frustración de la que podía dimensionar.
- Lo
siento... – solo aquello pude decir, una pobre y sincera respuesta, que no
sería suficiente ni por esa situación, ni por mi infidelidad.
- Lo
sé, sé que sentiste lo que ocurrió, sé que sentiste fallarme y fallarte a ti
mismo, pero por alguna razón esto es distinto... no siento que pasaras por alto
mis sentimientos como en aquellas circunstancias en que las drogas y el
ambiente nos aturdían.... esta vez me pisoteaste a mí.
- No,
Hide... – balbuceé rápidamente en busca de palabras que me ayudaran a hacerlo
permanecer en mi casa, pero nada coherente venía a mi mente.
- Es
injusto bajo cualquier excusa que deba ir a dormir con el vacío
y la puta inseguridad de que no fui suficiente para ti.
Me congelé cuando terminó de hablar.
Entonces el abrió la puerta dispuesto a marchar y se topó con una figura en la
puerta, igual de pequeña que la de él, lo miré con sorpresa al descubrir a
Tazawa en la puerta, pero Hide no me miró con sorpresa, al contrario, su última
mirada hacía mí fue de furia contenida. Se fue evitando tocar a Tazawa a su
paso. Nuevamente me quedé congelado odiando al pequeño que entraba sin
comprender que había sucedido, pero en cuanto miró la caja con los gatos se
arrojó sobre ella.
- ¡Waaa!
¿Son tus gatitos? Sakura, ¿Son tuyos? – Aquel conocido tono infantil de emoción
solo me hizo desbordarme otra vez. ¿Cómo es que me quedaban más lágrimas?
Observé con frustración y tristeza a
Tazawa, quien me sonrió mientras acariciaba a uno de los pequeños felinos.
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