jueves, 22 de marzo de 2018

UV July 2005




























La historia del reencuentro de Tetsuya, Pero y Hiro.


En el evento: “CÉLUXE BRANCH MEETING”, que tuvo lugar al día siguiente del directo: “CÉLUXE NIGHT”, Tetsu comentó cómo surgió la historia del recuentro con sus ex-compañeros de L’Arc~en~Ciel en el “TALK”, que estuvo conducido por Daigo Imuro (FM802DJ).



En dicho evento, recordando el directo del día anterior, Daigo le preguntó a Tetsu de dónde había surgido la sorprendente idea para invitar a la formación inicial de L’Arc~en~Ciel (Hiro y Pero), ya que era algo bastante raro, y éste respondió que la historia era larga, lo que provocó la risa de los asistentes.

Tetsu continuó diciendo que hace dos años Habló por teléfono con el guitarra Hiro, a través de una llamada telefónica de un amigo en común de ambos. Como Tetsu reemplazó a Hiro (en L’Arc~en~Ciel) bromeó diciéndole que le llamaría en cualquier momento para tocar la guitarra, y entonces Tetsu, cinco días antes del directo “CÉLUXE NIGHT”, se acordó de esta conversación telefónica de hace dos años. 

Aunque lo había dicho de broma, Tetsu volvió a llamar a Hiro, esta vez ya de forma directa, y mientras hablaban por teléfono surgió la idea de intentar hacer “Dune”. Mientras seguían hablando de que Hiro tocara la guitarra, éste le planteó a Tetsu que si también se atrevía a interpretar “I'm in pain”, y Tetsu pensó que justo también quería tocar esa canción. Por lo que Tetsu se dio cuenta de aunque hacía dos años que habían hablado por teléfono y que en realidad no se habían visto en casi 23 años, sin embargo ambos querían tocar las mismas canciones y seguían pensando de la misma forma, y esto era muy valioso.

Recordemos que el pasado jueves 23 de julio los ex-miembros fundadores de la formación de L’Arc~en~Ciel en el año 1991, Hiro (guitarra) y Pero (batería), daban la sorpresa apareciendo en el directo de TETSUYA: “CÉLUXE NIGHT”, para tocar junto a Tetsuya después de 23 años.

Hiro y Pero sorprendían a los atónitos asistentes al directo saltando al escenario como invitados sorpresa en el segundo “encore” del concierto, para interpretar una de las primeras canciones de la banda: "I'm in Pain”, y la famosa canción de L’Arc~en~Ciel: “Dune”, con Tetsuya como vocal y bajo, Hiro como guitarra, Pero como batería en "I'm in Pain", y Tetsuya como vocal, Hiro como guitarra, Pero como batería e IKKUO como bajo en “Dune”.

Al finalizar el concierto, Hiro y pero dejaron los siguientes comentarios con respecto a la actuación y hacia la persona de Tetsuya:

“Era la primera vez que tocábamos los tres juntos en casi 25 años, y estaba muy nervioso, aunque pasé un buen rato. Desde entonces he estado haciendo música melodiosa, incluso ahora podemos hacer buenas canciones. Era lo que cabría esperar. Me sorprendió que aquel bajista (Tetsuya) que era cuando estábamos juntos se haya convertido en un vocalista tan bueno. Creo que es un artista esplendido [Hiro]”

“Esta historia comenzó hace cinco días cuando mantuvimos el primer contacto para este proyecto. Estaba honestamente preocupado, pero los fans son muy cálidos, realmente pude pasar un buen momento. Fue un honor poder tocar juntos. (Tetsuya) No era una persona que le gustara canta durante mucho tiempo, por lo que me sorprendió que fuera un vocalista en toda regla. Fue divertido [Pero]”











Créditos:



★ Publicado en facebook 
L'Arc~en~Ciel Spanish Street Team - Spain Le-Ciel



Fuentes de las noticia y agradecimientos a:
- BARKS: http://www.barks.jp/news/?id=1000118019
- Twitter: @ring_o_55

Memorias en la Piel - Capítulo 10: Sentencia


Por circunstancias de la vida misma, experimentar días oscuros no me era ajeno, pero había algo particular en aquel día.

Las sensaciones me parecían impropias… incompletas, incómodas… como cuando al experimentar calor extremo sientes los pies fríos, una irracionalidad de las glándulas sudoríparas. Del mismo modo mi sentimiento de culpa parecía no llegar al arrepentimiento y aquello era absurdo, incluso cruel. La incongruencia entre mis emociones y mi historia de vida, tan claramente feliz junto a Hide, parecía no tener sentido. No solo por el hecho de que lo había perdido, sino que me estaba cuestionando mis sentimientos y jamás me creí capaz de un acto tan violento hacía él. La imagen de Hide enojado, herido, con los ojos cansados de llorar, con la mirada quebrada y la voz suplicante me asechaba. No podía entender cómo le había hecho aquello a la persona que más amaba… Merecía lo que estaba sucediendo. Merecía el dolor, la angustia, la soledad; merecía caer.
La decepción convencía a mi cerebro de algo que siempre se esforzó en esconder a pesar de estar seguro de ello; él estaría mejor sin mí. Aquello parecía ser el único consuelo, que él estuviera mejor sin mis ataduras.

No sabía qué hacer con lo sucedido. Cómo buscar algo de qué agarrarme para levantarme emocionalmente. No sabía cómo empezar una vida con un paradigma distinto. No sabía cómo despedirme de un sentimiento que me había alimentado por más de la mitad de mi vida, mucho menos como reponerme al vacío. Ni cómo arrastrar el tumulto de peso que se sentía ser mi corazón. Mil veces las disculpas aparecieron en mi mente, todas las que me hubiera gustado decirle, pero ninguna cambiaría algo, conocía a Hide y no me perdonaría. No podría volver a tocarme, estaba seguro de que en ese preciso instante él sentía que yo había dejado de pertenecerle, cuando yo nunca me había sentido más suyo que en aquel momento.

Me sequé las lágrimas. Me dolía la cabeza y hasta un poco la nariz pero poco importaba de todas formas, me arrastré a la cama, necesitaba callar mi mente como fuera. Busqué una pastilla para dormir, la bebí y me arrojé sobre la almohada, a tientas busqué como cubrirme y me abracé a mí mismo como pude… sollocé un poco más. Estaba solo, no importaba llorar, podía hacerlo, me merecía llorar.

Tocaron la puerta principal varias veces pero intenté ignorarlo y volver a dormir. Sin embargo, alguien insistente tocó esta vez el timbre durante 10 minutos más, una y otra vez, finalmente y por cansancio, molesto me levanté a abrir. A penas podía abrir los ojos hinchados, me dolía la cabeza a nivel muscular y estaba seguro de que estaba resfriado por el ardor en mi garganta. Abrí sin preocuparme de mi aspecto y entonces me encontré allí, de frente con Tazawa, quien me observaba con ojos grandes que me reprochaban al mismo tiempo que parecían preocuparse.

Por causa tal vez razonable para mí, en aquel instante lo odié.

-          ¿Qué mierda quieres?  - mi voz sonó rota, para nada agresiva, casi llorosa. Él mantuvo su mirada con la misma expresión, me pareció enfermizo.

-          No te desquites conmigo, soy yo quien debería estar enojado – dio un paso en frente y quedando dentro de mi casa cerró la puerta tras de él, entonces fui yo quien lo miró con reproche.

-          ¿Qué? ¿Fui yo corriendo a decirle a tu pareja que nos habíamos acostado? ¿Fui yo quien te arruinó una relación de veinte años? No tienes ni idea…

-          ¡Soy yo con quien te acostaste sin decirme que tenías una maldita relación! – gritó interrumpiéndome. – Soy yo a quien deberías pedirle perdón.

Los ojos de Tazawa se tornaron heridos, más trasparentes de lo que lo había visto nunca, también lo vi controlarse para no llorar. Una parte de mí escondida entre toda la mierda que tenía en aquel momento se enterneció, y fui consciente de ello… lo odié. Odié apreciar a Tazawa.

-          No me hables como si te debiera algo porque jamás te prometí nada ni te hablé de sentimientos – Por fin había logrado que mi voz sonara algo más fría. Tazawa observó el suelo, su labio tembló. Detesté a muerte la parte de mí que quiso contenerlo.
“Aléjalo”, “Aléjalo”, “Aléjalo”, pensé.

-          Sé que no me lo inventé todo, me hiciste sentir que me querías…

-          Estaba borracho Tazawa, podría habérselo hecho sentir hasta a un árbol y no hubiera habido diferencia para mí – Estuve seguro de que había logrado expulsar la atracción y darle la bienvenida a la rabia.

-          ¡No es verdad! Sé que me quisiste en ese momento, incluso ahora, desde hace muchos días que te siento diferente conmigo… Te conozco Sakura. Durante años he memorizado tus actos, sé cómo te comportas y sé que has cambiado conmigo… No sé hasta qué grado te gusto… pero si hay una mínima parte de ti que me quiere, créeme que no me alejaré tan fácilmente.

-          ¿Que te quiere? Intentaste tomar algo de mí en un momento en que no estaba lo suficientemente fuerte como para defender lo que sentía, me apoyaste y mi agradecimiento es lo que percibes como atracción, pero no te confundas, yo he estado enamorado de Hide veinte años, jamás he dudado de mis sentimientos por él, siempre lo prioricé, siempre estuvo él antes que nadie porque es importante para mí. Entonces apareces tú y me quitas en un arrebato a la persona a quien más he querido… ¿Y esperas que después de eso pueda quererte? ¿A ti? Lo tuyo es enfermo, no son verdaderos sentimientos de amor. – escupí con tal rabia aquellas palabras, que estuve seguro de que era la fuerte necesidad de desahogo la que se escapa por los poros.

-          No sabes lo que siento por ti, yo puedo darte tod…

-          ¿Te preguntaste como me sentiría yo cuando Hide me sacara de su vida? ¿Te preguntaste si mis sentimientos por él eran reales? ¿Siquiera pensaste en que tendría que renunciar a todos mis planes de vida por tus malditos celos? – Una lágrima se escapó de mis ojos con tal rapidez que ni siquiera estuve seguro de haberla sentido.

-          Sakura…

-          Tu no pensaste en mí, no creo en tus sentimientos y si me tienes algo de respeto te voy a pedir que te vayas, porque a quien menos quiero ver en este momento es a ti y a tu maldita cara de víctima – me moví para abrirle la puerta, pero en ese instante él se movió para estampar sus labios con los míos en un beso duro y forzado que en un principio no percibí por lo violento de la situación, pero para mi sorpresa y la de mi rabia, permití su lengua entrar en mi boca haciéndome perderme al instante. Cerré los ojos y no solo me entregué a él, sino que le devolví el beso de la misma forma brusca e intensa, arrastrando su pequeño cuerpo contra la pared donde la amoldé a mí para sentirlo más cerca mientras lo tocaba con fervor. Tazawa tocó bajo mi playera presionando mis pezones con sus dedos fríos. Abrí los ojos y me topé con su mirada una vez más observándome, sus ojos me pedían continuar casi a suplicas, pero el caos en mi cabeza me hizo retroceder. – No… no… - mis ojos se llenaron de lágrimas que sentí más cargadas de angustia y confusión. – Vete por favor… sal de aquí.

-          No… yo puedo cuidarte… protegerte… ser tu compañero…

-          Tazawa, por favor, por favor, vete. – Pedí con un tono seguro, realmente necesitaba alejarlo de mi caos – Ya hablaremos luego, pero necesito estar solo o al menos lejos de ti – confesé.

-          ¿Entonces si sientes algo por mí? – su aliento rozó mi rostro. Nuevamente su mirada trasparente me impresionaba, siempre me dio la sensación de que él era una persona demasiado contenida, pero lo había visto ser trasparente y sincero en aquella situación. Me gustaba, más de lo que quería que me gustara.

Asentí.

-          Ahora vete por favor.

Nos miramos a los ojos unos segundos, luego asintió y se acercó para besarme nuevamente, pero esta vez reaccioné y moví mi rosto. De todas maneras, el depositó un suave beso en mi mejilla.

-          Estaré para ti, no dudes en acudir a mí. – prometió de forma solemne antes de dirigirme una última mirada, abrir la puerta y salir finalmente.
Me dejé caer en el suelo.

-          ¿Qué mierda estoy haciendo? – me pregunté, pero ni siquiera mi subconsciente respondió.









El celular vibraba, lo escuchaba en mi subconsciente, pero no me apetecía despertar. ¿Cuántas pastillas había usado para dormir? ¿Diez en tres días? No estaba seguro de si habían pasado tres o cuatro días desde que todo sucedió, tal vez más. De reojo observe el celular y leí en la pantalla “Yuki”. No pensaba contestar así que colgué y apagué el celular. Intenté volver a dormir pero una fuerte sed no me lo permitió, por lo que me arrastré hasta la cocina siendo consciente de que mi cabeza dolía posiblemente por el exceso de sueño. Bebí seis vasos de agua sin detenerme, busqué otro medicamento y volví a meterme en la cama.















El timbre sonaba, sonaba, sonaba… no me levanté, puse tapones en mis oídos y seguí durmiendo.

















Una fría mano me dio un pal de palmadas en la mejilla.

-          ¿Sakura? ¿Sakura? Despierta hombre…

La voz de Yuki sonaba muy preocupada, pensé en que tal vez algo le había sucedido a alguien y me concentré en encontrar los ojos en medio del sueño y abrirlos.

-          ¿Ah? ¿Qué pasa?

-          Aaah estás bien, ya estaba por llamar una ambulancia, no podía despertarte.

-          ¿Qué pasa? – me levanté con dificultad, tenía el cuerpo agarrotado por estar demasiado tiempo en la misma posición.

-          ¿Qué pasa? Bueno… todos estamos muy preocupados por ti, llevas una semana desaparecido y por tu aspecto creo que has dormido la semana completa… ¿Estás bien? Tazawa dijo que había hablado contigo y nos habías enviado a decir que necesitabas estar solo un tiempo, no te mentiré, me dolió un poco que hablaras con Tazawa y no conmigo, ¿Estas enfadado o algo? – Yuki habló con rapidez y cierta mirada curiosa.

-          ¿Qué?

-          ¿Ah? ¿No me escuchaste?

-          Si… pero, ¿Por qué estaría enfadado contigo?

-          Oye Sakura apestas… ¿No te has bañado verdad?

-          No. – contesté sin vergüenza algo risueño, me gustaba lograr que Yuki colocara muecas molestas. En este caso fue una de asco.  - ¿Por qué crees que estoy enfadado?

-          Ah bueno, acudiste a Tazawa… no me explico por qué… - bajó la mirada algo avergonzado de decir aquello en voz alta.

-          ¿Sientes que no te soy leal amigo? – le palmeé un poco el brazo en forma de juego.

-          Si, siento que me fuiste infiel – dijo riendo, pero yo no reí. La palabra infiel no me hacía gracia.

-          ¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara? ¿Estás enfermo?

-          No… Yuki… - lo miré, era la persona con quien podía confesarme. – Cometí el peor error de mi vida… hasta el momento.

-          ¿Volviste a las drogas? – lo miré feo. -¿No? Ah. Perdón, continúa.

-          Me acosté con Tazawa. – confesé en un suspiro, en un solo hilo de voz, con un tono neutro y al mismo tiempo desesperado, yo mismo me impresioné del poco arrepentimiento      que parecía tener. La cara de Yuki fue un poema, primero pareció asombrado pero en solo un par de segundos su rostro parecía herido, contraído, incluso molesto, no supe interpretar su reacción, pero definitivamente no me esperaba el silencio prolongado que se estiró por varios segundos antes de que él respondiera.

-          No puedo creerlo…

-          Y eso no es todo. – Observé su rostro y me detuve, no sabía si continuar, el parecía muy descompuesto. - ¿Estás bien?

-          ¿Qué más ocurrió?

-          Pues… Tazawa fue corriendo con Hide y le dijo todo.

-          ¿¡Qué!? ¿Le dijiste que estabas con Hyde?

-          Claro que no, él lo descubrió solo, revisó mi celular y llamó a Hide, yo tenía el numero guardado como “esposa”, el maldito llamó para perjudicarme, pero supongo que se llevó la sorpresa de su vida cuando supo que Hide era mi pareja… imagino cuanto debió disfrutar decirle lo que había ocurrido entre nosotros… - Sentía una rabia profunda con Tazawa, uno enojo que se me iba de las manos, y al mismo tiempo no podía odiarlo.

-          No hables así  de él, no lo culpes, todo esto es consecuencia de que te acostaras con él, ya sabes cómo es de posesivo… ay pero ¡Sakura! ¿Cómo pudiste? ¿Qué pasará con la banda ahora?

-          Cálmate Yuki… pareces más alterado que yo… no lo sé, no creo que perjudique a la banda, somos adultos y sinceramente, no me preocupa demasiado…

-          ¿Cómo lo tomó Hyde? – Aquella pregunta ni siquiera debí contestarla, solo lo miré y levanté los hombros, luego necesite tapar mi rostro. Allí venía, la culpa, la angustia, la soledad, la incertidumbre, el miedo, el dolor a perderlo… todo atacaba a martillazos cada vez que pensaba en él.

Yuki se acomodó junto a mí y palmeó mi espalda mientras mis lágrimas se escaparon sin control por varios minutos. Me dejó llorar, no hubo palabra de consuelo, ni intentó animarme, simplemente se quedó para acompañarme mientras lloraba.

Finalmente las horas pasaron. No hubo mucho más que decir, no quise comer y Yuki se aburrió de intentar distraerme, entendió que estaba viviendo mi duelo y bajo la promesa de que no intentaría nada contra mi vida, se fue de mi casa, dejándome nuevamente solo. Pero algo ocurría, lo sentía extremadamente afectado por lo que le confesado, por un instante, temí que tuviera sentimientos por mí, aunque me parecía absurdo, si Hide y Tazawa era capaz de querer a alguien como yo, tan asqueroso no era a ojos de los demás, ¿No?

Me recosté nuevamente esta vez sin querer beber medicamentos.

“¿Qué estarás haciendo mi niño?”, pensé con nostalgia, así le llamaba cursimente cuando recién habíamos comenzado nuestra relación.

Imaginé su pequeño cuerpo en la cama, solo, cansado y triste, esperaba que no se hubiera encerrado a llorar como yo, que hubiera comido y cuidado su salud, pero sentí que le había hecho el tipo de daño que lo hubiera llevado a llorar en silencio y seguir su rutina para distraerse y olvidarse de la soledad en casa. Así era él. A más tristeza, más trabajo, a más soledad, más trabajo, para evitar lágrimas, distracciones; fiestas, licores, sus insanos amigos y más trabajo.

Supe que estaba haciendo de su vida entonces, probablemente bebiendo con Daigo, haciendo todo aquello que yo siempre le reprochaba, todo lo que lo aturdía.

El timbré sonó nuevamente.

Puse los ojos en blanco.

Imaginé que podía ser Tazawa, porque abrí la puerta ya enfadado y con una postura completamente a la defensiva.

Entonces el olor llegó a mí antes que la figura visual. Supe de inmediato quien era…
-          Oh. – fue lo único que salió de mis labios. Tenía un abrigo largo de cuerpo puesto, parecía de piel de cocodrilo, unos anteojos que ni Lennon se hubiera atrevido a usar y estaba despeinado. Una caja enorme entre sus brazos lo mantenía en una postura incómoda.

-          ¿Puedo pasar?

-          Ah, sí, si… pasa… - me moví para que su pequeño cuerpo cargando la gran caja pudieran entrar al salón. Hide dejó la caja en el piso. Detecté que afuera lo esperaba una camioneta con el motor encendido, su chofer de staff estaba allí. Sería una visita corta.

-          Vine a dejarte esto, dijiste que cuidarías de ellos mientras me fuera de gira. –intentó no mirarme a los ojos, concentró su atención en la caja la cual observé confundido sin entender de qué hablaba, entonces un pequeño maullido se escuchó.

-          ¿Los gatos? – asintió. – Oh… está bien… entonces ya te vas… - quería abrazarlo, el anhelo en mi voz era demasiado obvio.  Suspiró y se volvió a acercar a la puerta intentando escapar. – Hide, no te vayas aún… conversemos… no te vayas sin escucharme… - le supliqué.

-          No. Esta vez, no tengo por qué ser comprensivo y detenerme a escucharte. – Me quedé callado, me lo merecía, no sentí el derecho a pedirle nada. Lo dejé pasar para que pudiera abrir la puerta, entonces él se detuvo en seco cuando tocó el picaporte.

-          Recuerdas aquella navidad... cuando en la tienda encontré el regalo perfecto, estaba por pagarlo y noté que no tenía dinero en mi cartera... ¿Lo recuerdas? – dijo con voz dolida. Asentí. Aquello había ocurrido hace mucho pero lo recordaba bien - Recuerdas que te habías gastado hasta el último peso mío y tuyo y ni siquiera me decías por qué.

-          Hide... – No creía que hablar de la época en que me perdí en las drogas solucionara algo, por lo que mi tonó sonó como un reproche.

-          ¿Recuerdas lo que me dijiste cuando te encaré? ¿Cuándo te pregunté por qué me habías robado? ¿Y cuándo te dije que lo noté comprando tu propio regalo? Dijiste "¿Y porque mierda me tienes que estar comprando algo si yo no me debes nada?" esa simple frase me hirió tanto...

-           Hide... – continué sin entender a donde iba, pero no quería oír aquello, esos días oscuros eran recuerdos dolorosos para ambos.

-          Aquella vez... lo destruiste todo... me hiciste preguntarme que éramos, que eras tú y que era yo de ti... nada estaba claro, solo que tú no querías testigos y al mismo tiempo tampoco soledad... aquella vez pusiste el pie encima de todo lo que habíamos construido.

Se volteó a mirarme a los ojos, una punzada me recorrió el pecho cuando su mirada herida se posó en mí con más frustración de la que podía dimensionar.

-          Lo siento... – solo aquello pude decir, una pobre y sincera respuesta, que no sería suficiente ni por esa situación, ni por mi infidelidad.

-          Lo sé, sé que sentiste lo que ocurrió, sé que sentiste fallarme y fallarte a ti mismo, pero por alguna razón esto es distinto... no siento que pasaras por alto mis sentimientos como en aquellas circunstancias en que las drogas y el ambiente nos aturdían.... esta vez me pisoteaste a mí.

-          No, Hide... – balbuceé rápidamente en busca de palabras que me ayudaran a hacerlo permanecer en mi casa, pero nada coherente venía a mi mente.

-           Es injusto bajo cualquier excusa que deba ir a dormir con el vacío y la puta inseguridad de que no fui suficiente para ti.

Me congelé cuando terminó de hablar. Entonces el abrió la puerta dispuesto a marchar y se topó con una figura en la puerta, igual de pequeña que la de él, lo miré con sorpresa al descubrir a Tazawa en la puerta, pero Hide no me miró con sorpresa, al contrario, su última mirada hacía mí fue de furia contenida. Se fue evitando tocar a Tazawa a su paso. Nuevamente me quedé congelado odiando al pequeño que entraba sin comprender que había sucedido, pero en cuanto miró la caja con los gatos se arrojó sobre ella.

-          ¡Waaa! ¿Son tus gatitos? Sakura, ¿Son tuyos? – Aquel conocido tono infantil de emoción solo me hizo desbordarme otra vez. ¿Cómo es que me quedaban más lágrimas?

Observé con frustración y tristeza a Tazawa, quien me sonrió mientras acariciaba a uno de los pequeños felinos.