martes, 26 de septiembre de 2017
Memorias en la Piel - Capítulo 3: Piel
Desperté alrededor de las 3 de la tarde con una sensación de cansancio.
- ¿En
qué momento me dormí? – me pregunté a mi mismo en voz alta mientras me sentaba
cuidadosamente en la cama, aún me dolía el golpe en la cabeza. Observé a mi
alrededor mientras me ponía de pie y buscaba mi cepillo de dientes, todos
dormían, Tazawa roncaba muy fuerte y Yuki murmuraba por lo bajo en sueños.
Salí
de la habitación y solo allí note el silencio. No había nadie en la sala más
que uno de los chicos de Mucc completamente dormido, al parecer a todos los
había vencido el cansancio a la misma hora. Caminé hasta uno de los baños, el
que me parecía más alejado y así podría tomar un baño tranquilo, pero en cuanto
intenté abrir la puerta me di cuenta que tenía el seguro puesto.
Toqué
dos veces para asegurarme de que estuviera ocupado y no mala la puerta.
- ¿Hay
alguien ahí? – pregunté en un tono fuerte.
- No.-
respondió la voz de Hyde desde el otro lado.
- Oh…
eres tú.- Perfecto.- ¿Podemos hablar?
- Pues…
no creo que este sea el mejor momento.- En cuanto lo escuché, lo primero que
pasó por mi mente es que estuviera acompañado de alguien…- Estoy cagando.
- ¿Y
qué? No sería primera vez que entro en el baño mientras…- la puerta se abrió.
Para mi sorpresa él solo estaba allí de pie con una enorme sudadera, los ojos
hinchados y por el aroma del baño, definitivamente no había estado cagando.
Además, vi su bolso de aseo personal en el piso.- ¿Podemos hablar?
- Si
nos ven a ambos aquí sería sospechoso. Además tienes el cáncer de Tazawa sobre
ti.
- No
te preocupes.- Entré junto con mis toallas, ropa limpia y cepillo de dientes.-
Están todos dormidos.
- Mm…
- murmuró sentándose en el suelo sobre una pequeña alfombra. Cerré la puerta
con el seguro.
- ¿Desde
hace cuánto estas aquí? – Me senté en el frio piso junto a él.
- Un
par de horas… -
susurró.
- ¿Qué?
Pero… ¿Por qué? – Lo observé, tenía irritados los parpados… Como respuesta a mi
pregunta solo levantó los hombros.- ¿No te gusta compartir con los otros?
- Solo
quería estar solo…
- Estuviste
llorando.- No era una pregunta.- Detesto la facilidad con la que te deprimes.
- Algo
más a la lista.- sonrió. Aquello mismo había dicho en nuestra discusión
anterior, cuando le dije que detestaba cuando asumía y no
preguntaba.
- Es
una lista razonable supongo, solo detesto lo que nos lleva a discutir y
alejarnos en los pocos momentos que tenemos para estar juntos.- le susurré con
pesar. Él apoyó su cabeza en mi hombro y suspiró.
- Hueles
igual que cuando nos conocimos.
- Es
porque aún me baño una vez por semana.- rio.
- Eres
él mismo de siempre… no has cambiado. – Lo vi cerrar sus ojos. Volteé mi
rostro y besé su frente.
- Y
te quiero como siempre- sentí mis mejillas acalorarse de golpe. No solía ser
tan cursi. Lo vi sonreír aún con los ojos cerrados, así que no me
arrepentí por lo dicho.
- Podríamos…
hum… - lo miré a la espera de que terminara su frase, nuestros rostros estaban
sumamente cerca, podía sentir su aliento y deseé con fuerza besarlo.- bañarnos
juntos…
- Sabes
que me encantaría.- dije de inmediato aunque algo
sorprendido.
Se
puso de pie de inmediato y abrió la llave de la bañadera. El vapor comenzó a
expandirse mientras él buscaba en su bolso un par de toallas limpias.
- ¿Sabes?
– Acoté.- Tienes una expresión de funeral.
- Si,
tampoco me siento tan diferente a ese contexto.- una media sonrisa se dibujó en
sus labios, volteé mis ojos. Dramático.
- Oh
vamos Hide, nada ha muerto…
No
me respondió.
Se
quitó las botas y luego bajó sus pantalones juntos a su ropa interior de forma
lenta. Se quitó la sudadera junto con la playera, todo lo arrojó al piso. Lo
recogí dejándolo lejos del agua.
Aún
sentado contemplé el cuerpo desnudo de Hide que tranquilamente entraba en
bañera; observé su piel, había pequeños moretones en sus caderas y en la parte superior
de su estómago, sus costillas sobresalían en su pecho. Estaba más delgado de la
última vez que lo vi, fácilmente parecía haber perdido tres o cuatro kilos.
Sentí
rabia como cada vez que notaba lo poco que cuidaba de su salud.
- ¿Qué
esperas para entrar en la bañera? – me preguntó cuando notó mi mirada de
reproche. Aquello era algo propio de él; responder a la defensiva, defenderse a
priori.
Me
quité la ropa de forma rápida. Sentí sus ojos sobre mí, lo que me hizo
apresurarme más y que me avergonzara un poco. A diferencia de él yo no me
preocupaba demasiado de mi físico, no tenía los músculos trabajados como en su
pequeño cuerpo y además tenía vellos. “Vivir natural” era mi lema. Aunque él
jamás me había reprochado eso, ni parecía desagradarle, en algunas ocasiones me
hacía sentir demasiado diferente a él. Desencajado… a su forma de llevar la
vida.
Nos
miramos a los ojos unos segundos, su mirada me enternecía como siempre… Caminé
a la tina sintiendo sus ojos encima de mí y me acomodé detrás de él, abriendo
las piernas para que se acomodara sentado entre ellas. El agua subió en cuanto
terminé de sentarme, él apoyó su cabeza hacia atrás en mi hombro y de inmediato
lo abracé, fuerte, con necesidad.
No
medí mi fuerza, sin embargo el cariño de sus dedos en mis brazos rodeándole me
hizo sentir que él lo sabía, a pesar de que yo jamás le dijera lo mucho que lo
extrañaba, él sabía que aquello realmente era así. Escondí mi rostro en su
cuello respirando su aroma…
- ¿Por
qué algo tan simple como un abrazo, es siempre tan intenso entre nosotros? – le
pregunté en un susurro.
- Por
la misma razón por la que a pesar de los años y la distancia, continuamos
priorizándonos. – respondió en el mismo tono.
- ¿Tan
difícil te es decir que me quieres? – le dije divertido al ver que pensó en una
respuesta complicada de una pregunta sumamente sencilla. Rio.
El
vapor relajó nuestros músculos y mantuve los ojos mientras disfrutaba del tacto
de su cuerpo abrazado al mío. Besé su mejilla accesible a mi boca y entonces él
volteó para besarme directamente en los labios. Un pequeño “Mm” se escapó de su
garganta cuando mi lengua buscó la suya. Hide se removió entre mis piernas
mientras se acomodaba para besarme mejor, se volteó completamente hasta quedar
de frente hacía mí. Estaba tan perdido en el tacto de sus labios que no noté la
facilidad con la que se había sentado sobre mí hasta que abrazó mi cuerpo y
alejó sus labios de los míos para besar mi cuello.
Sujeté
su cuerpo desde la cintura mientras sentía el tacto de su lengua y sus labios
besar suavemente mi húmedo cuello. La temperatura del agua lo hacía todo más
excitante. Con mis manos comencé a acariciar su espalda de forma inconsciente,
como siempre solía suceder cuando me perdía en sus besos.
- Mmm…-
se me escapó cuando su cuerpo se agachó un poco para lamer uno de mis pezones.
Era la primera vez que él lo hacía, pocas veces se llenaba de valor para llevar
el mando y pocas veces yo se lo permitía, pero en ocasiones como aquellas en
que llevábamos tanto extrañándonos… me fascinaba presenciar la ansiedad con la
que me necesitaba. Comenzó a mover sus caderas, rozando con su trasero mi
erección que empezaba a endurecerse. Me observó a los ojos y abrió la boca
mientras disfrutaba del roce. – Aahh… amo verte disfrutar… de mí.- Sonrió,
entonces me abrazó rápidamente para esconder su rostro avergonzado.
- No
me digas esas cosas… Disfruta también de mí…- susurró con una voz nadando
en pudor.
- A
sus órdenes.- le dije antes de meter un dedo dentro de él.
- Aaahh….
Mmm… - Se quedó inmóvil disfrutando de las primeras dilataciones. Amaba
escucharlo en mí oreja.
- Estás
un poco estrecho a pesar del agua… - confesé algo preocupado. Tenía gran
dificultad en mover un dedo dentro de él y no quería causarle dolor, menos
allí… sería aún más bochornoso para él.
- Lo
siento… ha sido mucho tiempo… - susurró en modo de disculpa. Para aligerar el
ambiente se me ocurrió preguntarle algo.
- ¿No
te tocas tu solo? – De inmediato dio un salto por la pregunta.
- ¿Qué?
– Alejó su rostro de mi oídio y me observó a los ojos sorprendido por la
pregunta.
- Si
te masturbas.
- A
veces lo hago pero no en esa zona. ¿Qué rayos piensas de mí?
- Que
eres un adicto al sexo.
- Pues
lo sería si te tuviera todos los días…- carcajeó, algo más despreocupado reí
con él.
- Date
vuelta, te dilataré con la lengua.- lo miré a los ojos mientras le decía, amaba
sus reacciones. Su cara se contrajo por la vergüenza pero se movió sin
decir absolutamente una palabra, solo lo oí tragar saliva ruidosamente.
En
cuanto acomodó su cuerpo afirmando sus manos y sus rodillas para brindarme una
mejor posición en la bañera, coloque mis manos en sus nalgas y las separé.
- Por
favor no juegues, no quiero gritar aqqqq…. Aaaah….- antes que terminara dejé mi
lengua hundirse en él. La moví ligeramente de arriba hacia abajo buscando
ensalivar el área, vi los músculos de las piernas de Hide tensarse. Abrí aún
más sus nalgas para sumergir mi lengua una vez más, esta vez, buscando más
profundamente en él.- Arggg…. Mmm…. Uuuhhh… Ya-chan…
- ¿Sí?
– dije desde dentro de él causando una especie de vibración en el área, lo que
lo hizo dar un brinco. Ambos reímos.
Ensalivé
un dedo y volví a meterlo en él junto con mi lengua moviéndolo, al parecer, la
saliva dilataba mucho mejor que el agua caliente. Luego de sentir el temblor de
sus piernas por unos minutos decidí que era suficiente, solo quité el dedo,
alejé mi cara y lo tomé por la cintura acercando su cuerpo a mí. Por nuestra
complicidad comprendió que ya estábamos listos para comenzar.
Volvió
a la posición que teníamos ambos; sentándose de frente a mí y sobre mis
piernas. Rara vez lo hacíamos así… rara vez prefería mirarme a los ojos
extasiado.
Se
acomodó abriendo aún más las piernas y dejando mi erección en su entrada antes
de bajar lentamente su cuerpo, permitiéndome entrar en él.
Cerré
los ojos.
Era
una delicia aquella sensación.
Me
abrazó por sobre los hombros y coloqué mis manos en sus caderas levantándolo
suavemente para que volviera a bajar marcando un ritmo lento.
- Aaaaah…-
se me escapó un quejido demasiado fuerte. De inmediato me preocupé, pero él
solo rio. Besé su frente cuando escuché su risa. – Mmm… extrañaba esto…
- Y
yo tu voz ronca en estos momentos…- me dijo antes de besarme.
Siempre
había pensado en lo atractivo que era Hide, en lo mucho que todos querían ver
un poco de él y de su intimidad, pensé en la gran cantidad de personas
que darían su vida por un encuentro sexual o amoroso con él. Y lo entendía a la
perfección. Comprendía que quisieran ver sus gestos de placer, sentir su piel,
obtener más de él que nadie porque así lo deseaba yo de forma permanente… pero
no entendía qué aspectos de mí le causaban atracción a él. Jamás se lo
preguntaba, por vergüenza, por la poca comunicación que teníamos y porque de
alguna manera, jamás me sentí poco querido junto a él. Sin embargo siempre me
preguntaba a mí mismo qué era lo que había en mí que él apreciaba lo suficiente
para mantener su amor por tantos años. Además, en aspectos físicos siempre me
sentía menos… hasta esos momentos en que él soltaba alguna palabra que me hacía
estar seguro de su deseo por mí.
- Mmm…
- lo vi cerrar los ojos y abrir la boca sumergido en el placer, decidí
masturbar su entrepierna para maximizar el placer. También me recordé a mí
mismo que no teníamos demasiado tiempo. – Aauuu… si… así… - susurraba
entrecortadamente.
- Mmm…
Hide…
- ¿S-
si?... mm…
- Rápido…
no está- aah… no estamos en casa…
El
rio bajito. Se sujeto de cada lado de la bañera con ambas manos y comenzó a
moverse más rápido.
- Aaahh…
si así…- le dije cerrando mis ojos y disfrutando de la rapidez. Los movimientos
continuaron en aquella forma, uno tras otro, levantando el agua en olas que nos
rodeaban. La boca de Hide se mantuvo abierta, igual que la mía, ambos
quejándonos un poco o murmurando afirmaciones de lo que disfrutábamos.
Mantuve
mi mano cubriéndole la entrepierna al mismo ritmo que sus caderas bajaban sobre
mí.
Vi
sus brazos temblar y supe que estaba acalambrado por la fuerza que le requería
aquella posición.
Lo
tomé de la cintura levantándolo para luego acomodarlo debajo de mí con sus
piernas abiertas. Él solo se dejaba llevar como siempre… receptivo a todo.
Aquella
posición femenina era la que menos prefería, pero en la tina definitivamente
era la más cómoda. Antes de permitirle sentir vergüenza a sus ya sonrojadas
mejillas, volví a entrar en él.
Se
me escapó un gruñido.
- Aahh,
si… quéjate más… aah…- susurró en mi oído abrazándome con sus piernas y sus
brazos, obligándome a esconder el rostro en su cuello.
Comencé
a moverme rápido, realmente rápido.
Solo
fue cuestión de segundos para que él arqueara el pecho hacía arriba
completamente envuelto en las sensaciones.
- Uuum
Sakura… aaaah… aaah…- sus brazos me soltaron y se sujetó a la bañera, sus ojos
estaban cerrados. Sentí el calor subir en mí y envolverme al igual que las
piernas de Hide temblaban fuertemente… faltaba tan poco…
Entonces
la puerta sonó. Solo dos toques y alguien giró el picaporte que afortunadamente
estaba con el seguro.
Me
quede inmóvil al igual que Hide.
Nos
miramos a las caras, ambos con ojos de pánico. Luego el coqueto soltó una
carcajada fuerte.
- ¡Shhhh!
Que nos va a escuchar.- lo regañé en un susurro.
- Pues
entonces responde.- me respondió aún divertido.
- ¡Está
ocupado! – grité y esperé… pero la respuesta no llego.
- Parece
que se fue… sigue. – me pidió con un puchero abriendo sus piernas aún más.
- ¿Qué?
¿Y si esta fuera? – le pregunté riendo también divertido, él levanto los
hombros.
“A
la mierda”, pensé.
Volví
a moverme dentro de él, de inmediato ambos cerramos los ojos.
Disfrutar
del tacto de su interior era de las pocas sensaciones que me permitían perderme
en los detalles.
Me
moví rápido y duro, esta vez dejé su entrepierna tranquila y con movimientos
rápidos fue cuestión de minutos para que las olas de la tina aumentaran y
escaparan hacia fuera.
- Ahh…
ahh… ahhh….- Sentí a Hide tenso y su semen llenó mis manos mientras se aferraba
con fuerza a mis brazos. – Aaaah! Mierda… si…- en cuanto lo vi completamente
extasiado me dejé ir, sintiendo que salían de mí toda la acumulación de noches
en que el deseo me consumió sintiéndome casi virgen nuevamente. En aquel
clímax se fueron todas esas noches.
- Hide,
aaah… mmm… uh…- murmuré un par de cosas inentendibles antes de permitirme caer
sobre su cuerpo. Sin intención mi entrepierna abandonó su cuerpo y él dio un
pequeño brinco.
- Ahh…
creo que estoy algo sensible.- dijo antes de reírse nuevamente y abrazarme
mirándome a los ojos.- … te quiero. – besó mi nariz.
Le
sonreí con ganas sintiendo que me arrugaba hasta la fealdad, pero él sonrió de
vuelta.
- Tenemos
que salir antes de que alguien diga que tengo diarrea y sea esa la historia que
comenten sobre este proyecto. – le susurré antes de depositar un beso rápido en
sus labios.
- Bien…
aunque si no lo dice nadie, lo inventaré yo.
- ¿Ah
sí? Pues luego de esta actividad en tu trasero, dudo que sea yo el que la
tenga.- Abrió la boca de forma exagerada en cuanto digirió mis palabras.
Parecía realmente sorprendido por lo que dije, mientras tenía la boca abierta
le di un beso que sonó hueco en su boca.
- Eres
un idiota. Ya, sal de encima que hay que vestirnos.
Entre
risas nos paramos del agua acalambrados y nos secamos mutuamente, aunque me
tomé mi tiempo para vestirlo y besarlo mientras lo hacía, se sentía liberador
tener sus labios disponibles para mí.
Lavamos
nuestros dientes y tras una pelea en base a pasta dental decidimos salir del
baño.
En
cuanto abrí la puerta, vi a alguien allí esperando.
Me
tensé.
Hide
de forma despistada tomaba mi mano, pero en cuanto vio que había alguien la
soltó la rápidamente.
- Yukihiro
–dije en cuanto lo reconocí en el pasillo algo oscuro. Lo vi mantener una
mirada curiosa observándonos a los dos, que de forma descuidada estábamos
demasiado cerca. Decidí actuar natural.- Estábamos… eeh… ¿Fuiste tú quien
golpeo la puerta?
- Si-
respondió aún confundido.
- Lo
siento Yuki, estábamos discutiendo algo. –dijo Hide un poco sonrojado y al
parecer más nervioso que yo.
- Si…
escuché algo de esa discusión.- soltó antes de reírse y tapar su boca para no
volver a hacerlo. Sentí frío y estaba seguro de que mi rostro era un poema al
igual que él de Hide.- Necesito tomar un baño yo también, así que… si me
disculpan…
- Claro-
me hice a un lado para que pasara.
- Esto…
Yuki…- Hide lo miraba con ojos suplicantes.- Sobre lo que escuchaste… - lo miré
curioso, ¿Qué rayos iba a decirle? Si nos había escuchado no había mucho en que
pudiéramos mentir.
- Descuida
Hyde, no es de mi incumbencia. – Yukihiro nos sonrió, hizo un gesto de
despedida que ambos respondimos de la misma forma agachando la cabeza y entró
en el baño.
Nos
quedamos allí, congelados unos segundos.
- Hide…-
le llamé sin saber exactamente qué decir.
- Descuida,
tuvimos suerte, no hay aquí alguien más discreto que él. – me dijo
intentando tranquilizarme. Entonces la puerta del baño se abrió y nosotros
dimos un salto, nuevamente era Yukihiro quien traía un pequeño cuadro de
plástico en su mano. Lo reconocí solo unos segundos después.
- ¿Este
condón es tuyo? – me preguntó. Mierda.
- Si…
eh… gracias…- le respondí sin saber que decir. Yuki volvió a forzar su boca
para no reír. Miró a Hide.
- Lo
blanco que está en el lavamanos y por todo el baño… si no usaron el condón debo
imaginar que… - Ambos nos miramos mientras comprendíamos lo que trataba de
decir.
- Es
pasta dental Yuki – respondió Hide.
- Ah,
bien, puedo limpiarla yo entonces.
- Si…
lo siento – me disculpé.- Debimos… limpiar.
Yuki
nos sonrió antes de cerrar la puerta del baño.
Mire
a Hide completamente extrañado, incómodo y avergonzado, él me observo pálido
para luego explotar de la risa.
- Dios,
no recuerdo ningún momento tan bochornoso en mi vida.
- Ni
yo… - le respondí algo preocupado.
- ¿Sabes?
No me arrepiento de nada.- lo observé anonadado por lo que acababa de decir.
Prácticamente habían descubierto nuestro secreto y él no parecía preocupado.
- Y
me dices que no eres un adicto al sexo.
Hide
continuó riendo, eliminando todo rastro de la tristeza que hace una hora
invadían sus ojos.
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