Hyde
permaneció en silencio, sentado en la cama y con la mirada perdida mientras
Megumi le reclamaba insistentemente con palabras que casi se elevaban a gritos.
Con los años ella se había cansado de reclamar y de pedir lo que consideraba
justo, ya no tenía esperanzas de que Hyde pudiera ser un padre y un esposo
presente, ni siquiera una compañía momentánea, él se había perdido desde hace
años y ella se había cansado de buscarlo. Aun así, había momentos en que se
sorprendía así misma albergando esperanzas de que él cambiara y volviera a
dedicarle un poco de su atención, aunque lo negaba firmemente, la delataban
aquellas discusiones que nacían a costa de las salidas de Hyde, en los pocos
días al mes en que podía compartir con su familia, pero el optaba por no estar
y aquello no dejaba de causarle dolor.
Se
cansó de hablar, entendió que él no la estaba escuchando, su mirada estaba
perdida y ni siquiera estaba borracho como para culpar al alcohol de su
incomprensión hacía la situación. Ella suspiró, ¿Tenía caso gastarse más en él?
No recordaba con precisión en que momento su esposo se fue, solo recordaba que
primero se apartó emocionalmente y luego su persona simplemente pasó a ser una
visita ocasional en casa. Ya no había sonrisas para ella, solo para su hijo, ya
no había besos y casi nunca comía en casa, no le hacía compañía y llevaban años
desde que no hacían el amor. Muchas veces se preguntó qué fue lo que
cambió, pero en algún punto de sus análisis notó que nada ocurrió, simplemente
él siempre había tenido aquella mirada ausente y aquel peso en la conciencia
que lo alejaba a momentos y lo hacía volver con cierta tristeza a ella, que era
distracción y consuelo perfecto, pero en algún punto dejó de serlo y él la
apartó.
Megumi
jamás se dejaba ver débil, siempre sintió que debía ser la personalidad fuerte
en la relación, estaba segura de que en algún momento aquello le brindo
protección a Hyde, pero también sabía que había sido lo mismo, lo que los
arrinconó a esconder sus miedos y a mantenerse callados cuando era necesario
hablar.
Decidió
bajar la guardia por primera vez en todos los años de casados y preguntar.
-
¿Puedes decirme que hago para traerte de vuelta a mí? - No estuvo segura
de sí fueron las palabras correctas, pero delataron lo que sentía y el anhelo
tan grande que tenía por salvar lo poco que quedaba de un matrimonio que en
algún momento fue feliz.
Hyde
la observó con la mirada aún perdida, pareció que repitió varias veces la
pregunta en su cabeza y parecía no entenderla o simplemente no sabía que
responder, bajo la mirada. Megumi sintió que sus esfuerzos serían en vano y
suspiró para controlar un nudo que subió desde su pecho hasta su garganta. No
quería llorar, pero se permitió una pregunta más.
- ¿Me
amas? - Hyde la miró a los ojos, jamás le había mentido, prefería omitir, pero
sabía que esta vez no podría hacerlo. Él suspiró y ella supo la respuesta antes
de que él la dijera con total seguridad y tristeza, aun así algo se quebró en
ella cuando palabras más honesta de lo que hubiera querido llegaron a sus
oídos.
-
Nunca lo hice. - él se puso de pie con lentitud, parecía cargar un peso muy
grande.
-
¿Entonces por qué? ¿Por qué nos casamos? - Megumi se sentó en la cama
envolviendo su estómago adolorido con brazos. Ella sabía que Hyde jamás se lo
había dicho, pero por momentos estuvo segura de que aquello era así.
El
respondió dándole la espalda.
- Creí
que te quería lo suficiente como para ser feliz contigo, pero... no fui tan
valiente... - Megumi no estuvo segura de sí su voz pusiera de su parte para
preguntar algo más, Hyde esperó un par de segundos de silencio y luego optó por
salir de la habitación, dejando a su esposa sola y con la seguridad de que
aquello era un punto final en su historia.
Se
arrastró por el pasillo de su casa hasta la habitación de su hijo, que dormía
entre varios muñecos de animales que le rodeaban sobre la cama, arrojando
algunos al suelo se acomodó junto a él, con cuidado de no tocarlo con su fría
piel. Se veía tranquilo, cálido y feliz. Lo único que Hyde lamentaba era su
historial de padre, tan escaso, tan ausente, amaba a su hijo y al mismo tiempo
estaba seguro de que cualquier imbécil hubiera sido mejor padre que él.
- Lo
siento... - susurró sin encontrarle una solución a su auto decepción. Luego de
un par de minutos de mirar su pequeño rostro una y otra vez, se despidió besándolo
suavemente en la mejilla.
No
quiso volver a la habitación para buscar un abrigo, aunque la noche estuviera
fría, se fue con lo puesto hacía su auto y ya estando en el arrancó con fuerza alejándose
de su familia que siempre sintió como una cadena atada con presión a él. En su
mente se disculpó con Megumi por haberle gastado años de su vida y haberle
concedido el deseo de ser madre, con la total ausencia de su parte. Lo que más
odiaba de sí mismo en aquel instante, era que aquella decepción de peso, que
arrastraría por quizás cuanto tiempo, no ocupaba el primer lugar en su lista de
pesares.
Un par
de gotas cayeron en el parabrisas del auto y Hyde se estacionó en la orilla de
la calle mientras veía las primeras pistas de una lluvia que prometía durar
toda la noche. Sintiendo dolor en los huesos por el frio, encendió el aire acondicionado,
y suspiro varias veces mientras la ansiedad le consumía el pecho, a pesar de la
tranquilidad con la que había ocurrido aquella pequeña pero decisiva discusión
con Megumi, el estrés emocional parecía comerle el corazón.
Una sacudida de ansiedad hizo que se ahogara con su propio sollozo y bajo del auto de rapidez para sentir el frio sacudirle el rostro. Respiró un par de veces de forma agitada, el descontrol de sus nervios a veces le pasaba la cuenta.
"Tan
carente y tan intenso" pensó enfadado con su corazón, al que culpaba de
todos sus desequilibrios en la vida. El mayor de ellos, causado por la
imposibilidad de volver a amar.
Observó
en frente de él un asiento fuera de una tienda, justamente bajo un tejado
protector de las gotas de lluvia. No quería volver al auto por miedo a que la
ansiedad volviera a subir y se apoderara de sus sentidos, prefirió el frío que
adormecía todo su cuerpo.
Se
sentó allí un par de minutos y observó la lluvia, un par de gotas se
estrellaban junto a él constantemente y cada vez que una ráfaga de viento
pasaba, las gotas le rozaban el rostro, mojando toda su ropa, empapando un poco
de su tristeza también.
Se
sentía solo, no de la forma común en que la soledad puede volver antipáticos a
algunos y eso los aleja de socializar, al contrario, Hyde se sabía amado por
conocidos y desconocidos, pero separaba su persona en dos partes, su imagen y
él mismo, sabía que todos amaban su imagen, pero a él mismo, casi nadie le
conocía y los pocos que lo habían hecho la vida se encargó de alejarlos.
Se
preguntó por qué estaba solo, qué había hecho en la vida que le hacía merecer
aquel sentimiento de soledad y desesperanza consigo mismo. Pensó en
buscar compañía, pero la verdad era que no quería ser visto así de triste, no
era una persona que le gustara dar lástima, pero si pensó en una persona, de
quien si quería su compañía. Llevaba recordando a aquella persona muchos años,
una y otra vez, sabía que tal vez sus recuerdos habían cambiado y parte de
ellos hasta podría haberlos inventado, pero se aferraba a ellos. No lo dejaba
ir, por más que había intentado hacerlo, algo en él se resistía a permitir
abrir la puerta que encerraba todos aquellos recuerdos y todas las emociones
experimentadas con aquella persona. Sentía que su vida dependía de las
promesas hechas, y que, si perdía la lealtad hacia esa persona, podría romper
sus promesas y con ello atentar contra su propia vida, no confiaba en sí mismo
y se aseguraba de mantenerse vivo, de pie y caminando hacia el futuro, aferrado
a los recuerdos.
Muchas
veces estuvo seguro de que lo mejor era desligarse de las huellas, pero no fue
capaz, sentía miedo de soltar las amarras y quedar libre de recuerdo, entonces,
si se quedaríacompletamente solo. Estaba seguro de que vivir añorando era
menos doloroso que quedarse sin sus preciadas memorias de su persona amada,
sentía que era todo lo que tenía.
Una
lagrima se filtró su húmedo rostro, y bajo la lluvia liberó un poco de
tristeza, pocas veces expresada en lágrimas, ya los años habían opacado el
brillo de la esperanza y solo cargaba todo aquello con pesar. El mayor de
ellos.
Se
miró las manos unos segundos, dolían de frío, era el momento ideal para volver
al auto, pero no quería sentir el calor, de una y otra forma, quería castigarse
con más frío, por ser tan terco emocionalmente e insistir en conservar sus
tesoros a costa de su futuro y de las pocas personas que habían apostado por
él.
Cerró
sus ojos y se concentró en el sonido de la lluvia, sintió sus piernas entumidas
y estuvo seguro de que no podría volver a ponerse de pie. Así, en la peor de
las situaciones, cayó en la inconciencia.
Un
recuerdo frío se coló en su sueño, un pequeño paseo en los primeros años de la
banda, Ken-chan jamás había visto la nieve y estaba emocionado intentando hacer
un amorfo muñeco, Tetsuya jugaba con un helicóptero a control remoto... y él,
junto a Sakura compartía un café, un poco aislados de la banda y el staff.
- Me
gusta el frío...- comentó Sakura mientras le cedía el café con una mano que
temblaba congelada - pero los extremos nunca son sanos.
Hyde rio,
y bebió lo que quedaba del café.
Vigiló
a ambos lados, como nadie los observaba, se abrazó a Sakura, por debajo de la
gran chaqueta que llevaba, escondió su rostro para evitar ser visto sonrojado,
pero aun así sonrió para sí mismo cuando Sakura le rodeó con la chaqueta y
escondió más de la mitad de su cuerpo bajo el abrigo.
-
¿Menos frío? - preguntó Hyde en un susurro. Sakura solo asintió, evitando hablar
para no dejar ver la timidez en su tono. No era una persona demostrativa y con
Hyde estaba aprendiendo a serlo, disfrutaba de ello, pero le era difícil
digerir la vergüenza que constantemente lo atacaba en esos
momentos.
-
Hide... - Sakura estaba nervioso y no pasó desapercibido para Hyde.
- ¿Qué pasa?
- el más pequeño intentó mover su rostro para mirarlo, pero Sakura no se lo
permitió.
- Te
quiero... - dijo por primera vez.
Entonces
el recuerdo se alejó, nuevamente llevándose todo demasiado rápido y al mismo
tiempo siendo preciso en la mezcla de emociones que dejaba en él. Hyde
abrió los ojos poco a poco, se sentía débil pero logro ponerse de pie en medio
de la lluvia, limpió un par de lágrimas mientras caminaba hasta el auto y
estando consciente de lo empapado que estaba encendió el auto y no pensó hacia dónde
ir, simplemente se dejó llevar por calles conocidas. El calor del auto poco a
poco le quitó el entumecimiento en las extremidades, pero la humedad de la ropa
impedía que el frío se fuera lo suficiente como para que dejara de temblar.
Más lágrimascayeron
de sus ojos cuando una vieja canción llegó a su mente, y la cantó a sollozos
mientras conducía. No le recordaba precisamente a él, pero si a lo que
era vivir de un recuerdo que fue intenso solo para una de las partes.
Que
vacío se sentía.
Estaba
seguro de que se había entregado por completo a Sakura, y que él, sin siquiera
percatarse, se había llevado todo con él... y Hyde jamás se había reconstruido
así mismo, permaneció con lo poco que Sakura le dejó.
De
pronto se detuvo de golpe al notar a donde lo había llevado su subconsciente.
Estaba
en frente del departamento en donde había vivido Sakura hace varios años, en
donde habían consolidado su historia.
Respiro
de forma entrecortada, llevaba años sin acercarse a ese lugar, por salud
mental, jamás lo hacía, y ahora en un descuido su mente lo arrastraba allí.
Pensó en acelerar y escapar del lugar, pero estuvo seguro de que Sakura ya no
vivía allí. Habían sido demasiados atrás y el lugar era demasiado modesto para
los lujos que Sakura ya podía darse. Se acomodó en el asiento, completamente
empapado y miró aquel departamento, tercer piso, segunda puerta, la observó con
nostalgia, entonces se percató de un pequeño detalle que lo hizo querer huir de
allí de inmediato. La puerta tenía un pequeño adorno en ella, unasimbólica flor
de loto dibujada en la puerta, un pequeño gesto hindú muy propio de Sakura que
le aseguró que si tal vez Sakura no vivía ahí, seguía siendo dueño de la
propiedad.
Se
propuso encender el auto para salir de allí, pero en cuanto encendió las luces vio
una sombra en frente y el corazón se le detuvo.
-
Mierda. - dejó escapar completamente seguro de quien era el dueño de la silueta
de en frente. ¿Cómo había sucedido aquello? ¿Tanto lo odiaba la vida para
llevarlo hacía él cuando luchaba con todas sus fuerzas con las consecuencias de
lo que había dejado aquella historia?
La
silueta se acercó y Hyde dejó bajar el vidrio del auto. Llevaba bolsas y un
cigarrillo encendido.
-
Sabía que eras tú. - la voz de Sakura sonaba levemente impresionada pero
segura, Hyde presionó con fuerza sus puños, escuchar su voz le dolía, ni
siquiera pensó que alguna vez algo así podría ser posible, pero nadie podía
dimensionar cuantas veces quiso escucharla nuevamente, dedicada a él. - Baja
del auto, hace frío.
-
No,
no… debo ir a casa… - balbuceó en un intento de escapar.
-
Baja
del auto hombre pequeño, parece que pescaras una neumonía y por tu mal
acostumbrado bolsillo, deberías cuidar tu voz. – Sakura jamás se media al
hablar, si aquel comentario hubiera salido de cualquier otra persona a Hyde le
hubiera molestado, pero no de él, las ácidas bromas de Sakura, no tenían
repercusiones en él y hasta las extrañó en algún momento.
Permaneció unos segundos más en el auto,
indeciso, pero observó sus manos temblar y sintió miedo de lo que le pudiera
pasar si se alejaba de allí, después de todo, ¿Dónde iría? No le quedaba nadie
a quien acudir. Sakura aun lo esperaba en frente del auto, mantenía una postura
relajada y segura, hasta parecía distraído, pero Hyde lo conocía un poco mejor,
podía sentir sus nervios a flor de piel conectarse con los suyos.
El más pequeño lo siguió hasta el tercer piso, y
cuando estaban en frente de la segunda puerta, no pudo evitar preguntar.
-
¿Por
qué aun vives aquí?
-
Me
gustan los espacios pequeños, pero eso ya lo sabes. – Sakura encendió la luz y le permitió a Hyde entrar, la reacción del
pequeño fue desde abrir la boca de forma visible hasta un pequeño saltito de
impresión, le resultaba imposible creer que el lugar estuviera exactamente
igual, los muebles, los colores de los muros, la alfombra, los adornos,
incluso, las fotos.
-
Wow…
- se le escapó. Sakura supo de inmediato por qué, prefirió ignorar aquello y
camino directo hacia la cocina para dejar las bolsas que llevaba.
En cuanto estuvo unos segundos en la cocina dejó
salir un suspiro tembloroso, Hide no lo sabía pero los sentimientos de Sakura
no eran demasiado distintos a los de él, la diferencia estaba en que el más
alto siempre había logrado la forma de fingir a la perfección.
“¿Qué haces aquí?” “¿Por qué volviste a mí?” Se
preguntó, pero sabía que poco importaban las respuestas, probablemente no
habría otra visita de Hide para él, no cuando ambos sabían que no había un
futuro para ellos.
Sakura bebió un poco de agua para calmarse, no
debía dejar caer su fachada, pero observó a Hide desde la cocina y deseo con
todas sus fuerzas tocarlo, respiró profundamente un par de veces más antes de
salir de allí.
Hyde no sabía si sentarse, estaba demasiado
empapado, las gotas caían de su cabello, de su suéter, de su pantalón, incluso
de sus zapatos. No quería arruinar nada, pero vio a Sakura caminar hacía el con
algo de prisa y varias prendas en sus manos.
-
¿Cómo
es que te has empapado tanto? – el más alto encendió una pequeña estufa a leña
escondida tras del sofá, un detalle que había pasado desapercibido para Hyde,
aquella no formaba parte del pasado, era lo primero que veía en el
departamento, que correspondía a otra etapa de Sakura.
-
Tuve
una crisis de ansiedad en el auto, salí por aire y fue cuando comenzaba a
llover… - el pequeño prefirió ser sincero. – Así fue como, sin darme cuenta,
solo manejando por manejar, llegué aquí.
-
Así
que… se podría decir que tus crisis te trajeron hasta mí. – Sakura habló sin
pensar, algo común en él cuando estaba en la presencia de Hyde, decidió que
como era la primera vez en años que lo tenía a solas con él y tal vez, la
última, sería honesto y no desaprovecharía el tiempo.
Hyde dejo escapar un sonido extraño
de la garganta, una especie de asentimiento confuso. Se miró las manos mientras
Sakura terminaba de colocar los últimos trozos de leña, entonces él se puso de
pie y lo miró de frente, estirando lentamente los brazos, indicándole con la
mirada, que estaba por tocarlo. Hide reaccionó a la defensiva, tensándose, pero
sin siquiera entender el por qué se acercaba le permitió tocarlo.
Su voluntad se deshizo en cuanto
sintió los dedos de Sakura por debajo de la playera, eran cálidos y suaves al
tacto.
-
Vamos
a secarte… - le susurró despacio. El pequeño cerró los ojos, sentía su vida en
una especia de shock, como si aquel momento fuera el que determinaría su
futuro.
Sakura quitó el cinturón de su
pantalón, concentrado pero nervioso… no tenía intenciones morbosas, pero sabía
que aquel estaba siendo desde ya un momento intimo entre ellos dos.
En cuanto quitó el cinturón, abrió
la bragueta del pantalón, tomó algo de aire y miró a Hide a los ojos, en ellos
pedía autorización para continuar. El pequeño lo observaba con nervios,
ansiedad y una mezcla de nostalgia y angustia, de todas formas asintió con ojos
llorosos.
Bajó los pantalones lentamente hasta
las rodillas, y se detuvo para desabrochar con dedos torpes las empapadas
botas, Hide se sujetó de su espalda para sujetarse cuando le quitó los
calcetines. Sakura tocó sus pies desnudos.
-
Tienes
los pies congelados… - su tonó envuelto en preocupación, enterneció a Hyde, que
abrió aún más los ojos para observarlo con algo de vergüenza.
En cuanto se miraron, ambos se sonrieron como
una disculpa, luego apartaron la mirada… no solo Hide sintió dolor en aquel
pequeño gesto de conexión.
Sakura continuó quitando el pantalón, junto con
la ropa interior y evitando darle más atención de la necesaria a su cuerpo
desnudo, se giró en busca de la toalla para secar al pequeño, se sonrojó un
poco y al notarlo tardó demás ocultando su rostro, hizo como si la toalla
necesitara doblarse y desdoblarse tres veces antes de ser usada. Por su parte
Hide no estaba menos tenso, comenzó a jugar con sus dedos entre sus manos,
finalmente se abrazó así mismo sintiéndose un niño pequeño, el anhelo por el
hombre que tenía en frente le hizo dejar caer dos lágrimas que resbalaron con rapidez
y fueron limpiadas antes de que el más alto pudiera verlas.
Sakura volteó aun escondiendo su rostro, con la
mirada fija en su objetivo: Los pies de Hide. Los cuales secó con delicadeza.
Sentía su corazón remecerse por la situación al punto de que temió que su voz
lo delatará, el silencio se prolongó entre ambos.
Tuvo principal cuidado en secar entre los dedos
de ambos pies, luego subió por sus piernas y sus muslos, Hide aguantó la
respiración cuando la toalla rozó su trasero y su entrepierna tal y como lo
hacía Sakura con la suya luego de una ducha, en ningún momento el pequeño
habló, ni indicó con alguna expresión incomodidad, simplemente tensión, la que
se compartía en ambos.
Sakura terminó de secarlo envolviendo finalmente
la toalla en su cabello.
Se miraron a los ojos, el más alto le sonrió al
pequeño que no pudo responder la sonrisa sin esconder la mirada antes. Hyde
anhelaba tocarlo, casi de forma desesperada, por lo que volvió a jugar con sus
manos, presionando sus dedos y liberando algo de la ansiedad que le comía.
Sakura volteó sonriendo, sabía que a Hide le
costaba la situación tanto o más que a él, pero secarlo era casi tan necesario
como vestirlo. Tomó la ropa seca que había llevado para él y se dispuso a
vestirlo.
-
Levante
los brazos – pidió, Hyde respondió elevándolos directamente hacía el cielo, de
una forma infantil. Con concentración Sakura se esforzó en no ser brusco con él
ni con la ropa. Las mangas largas de la camiseta eran demasiado largas y anchas
para el pequeño cuerpo de Hyde, sus manos se escondían en algún lugar de ellas,
de la misma forma, le quedaba hasta la mitad del muslo. Sakura pensó en que
sería perfecta para que durmiera con ella, sin embargo eran necesario los
pantalones ya que la piel de Hyde estaba fría. Le hizo levantar los pies con
pequeñas señas, para vestirlo con el pantalón de polar y finalmente un par de
calcetines peludos que le llegaban hasta casi la rodilla. No pudo evitar reír
un poco por cómo lucía el pequeño, pero le quitó la toalla del cabello y se lo peinó
un poco con los dedos. Hide observó con concentración y deleite sus
expresiones, mientras la caricia en el cuero cabelludo le causaba escalofríos.
-
Te
traeré algo para comer, siéntate y espérame, ¿sí? – Hyde lo miró con ojos
grandes y asintió, tenía hambre y no se había percatado de cuanta. Sakura
recogió la ropa mojada del suelo junto a la toalla y se llevó todo hacía alguna
habitación, dejándolo por fin solo unos momentos. Hyde volvió a mirarse las
manos, como si en ellas encontrara las respuestas a sus inquietudes, con aquel
gesto de Sakura de secarlo y vestirlo, se había sentido protegido y cuidado,
creyó que estaría bien pasar la noche ahí, consolando un poco el corazón con
aquella sensación.
Se sentó junto al fuego y se relajó, el cuerpo
se le descongeló poco a poco.
Mientras observaba concentrado el fuego, Sakura
apareció, había preparado una sopa de algas, más varios platos para acompañar,
era bueno cocinando y Hyde lo sabía.
Nuevamente en silencio se sentó junto a la
mesita mientras Sakura servía un té para acompañar la comida.
-
Come
mientras esté caliente – le motivó, entonces el pequeño literalmente atacó los
platillos, a Sakura no le impresionaba ni le preocupaba la forma de comer de Hyde,
la conocía y le agradaba. - ¿Alguna queja de la comida? – preguntó solo para
escucharlo hablar, pero Hyde solo negó con la cabeza. – Mmm… ¿Te quedas a
dormir? – dudó, no en sí quería, pero sí en si debía o no agregar algo a su
respuesta, finalmente Hyde solo sintió, aquello frustró un poco a Sakura, pero
no le dijo nada, simplemente continuaron comiendo en silencio mientras la
lluvia producía un ligero y agradable sonido de fondo.
Cuando terminaron de comer Hyde fue al baño, sin
decir nada, conocía a la perfección el lugar. Al entrar cerró con pestillo la
puerta y solo entonces se relajó completamente. Había estado tenso, nervioso,
preocupado, sentía que las emociones le fallaban, demasiada intensidad para una
situación que en algún momento fue cotidiana.
Siempre estuvo seguro de que aún lo amaba, quiso
negárselo incluso pensó que si lo volvía a ver notaría que esos sentimientos
solo estaban en su cabeza y no específicamente en el actual Sakura, pero se
equivocaba. Sus piernas habían temblado frente a él, igual que antes.
Luego de usar el baño, no pudo evitar revisar
las pertenencias de Sakura, usó su desodorante y un par de cremas, hasta pensó
en afeitarse, pero no quiso abusar. Finalmente, encontró un cepillo de dientes
nuevo y lo usó con confianza. Se sintió más limpio al salir de ahí, más ligero
y algo menos nervioso y más contento, uno de sus sueños ocultos, uno que jamás
le diría a nadie, se estaba haciendo realidad. Otra vez, estaba allí, con él,
solos.
Tocó la puerta de la habitación de Sakura y al
no escuchar respuesta simplemente abrió la puerta, encontrándoselo desnudo.
-
¿Te
molesta si duermo así? – le preguntó divertido el más alto, Hyde solo se mofó
ignorándolo y metiéndose a la cama, al rincón, sabía que Sakura dormía al otro
extremo.
El más alto salió hacía el baño y Hyde en cuanto
estuvo seguro de que estaba solo, olió las almohadas, sabía que estaba siendo
algo raro y obsesivo, pero su gusto por los aromas, era uno de sus secretos.
Movió un poco las piernas y sintió que la ropa le molestaba, por lo que se
quitó el pantalón y los grandes calcetines, quedando solo con su playera larga,
de todas formas le cubría lo necesario para no parecer degenerado.
Sakura entró en la habitación de forma
bulliciosa y se metió a la cama con calzoncillos y una playera sin mangas, en
cuanto apagó la luz de la mesita y se dejó entrar en las sabanas, buscó el
pequeño cuerpo de Hyde.
“Sin tapujos, sin vergüenzas y sin
arrepentimientos.” – se dijo.
En cuanto Hyde sintió como Sakura intentaba
atraerlo a su cuerpo, no dudo y se acercó más a él, entregándose finalmente a
un abrazo que llevaba añorando demasiado tiempo.
Se acariciaron mutuamente, la espalda, el
cabello y hasta los brazos, ninguno parecía querer alejarse del otro, la
necesidad de ambos se hacía más explícita y para sorpresa de Hyde fue Sakura
quien ahogó un sollozo que le pareció más un grujido de impotencia. Se preocupó
y lo abrazó con todas sus fuerzas, derramando un par de lágrimas junto a él,
quería decirle que lo entendía, que él había pasado por tanto y más sin él,
pero por tantos años estuvo tan seguro de que fue el único con lesiones por
aquella relación que no le hacía sentido que Sakura llorara y sin estar seguro
del por qué, se calló.
-
Perdóname…
- susurró finalmente, alejándose de Hyde un poco, ambos limpiaron sus lágrimas.
– No estoy acostumbrado a bajar la guardia y apareces tú y…
-
Lo
siento por aparecer… - susurro el pequeño.
-
No…no
puede ser eso lo que digas después de horas… estoy feliz de que estés aquí… -
la voz de Sakura sonaba tierna, en pequeños susurros modulados, Hyde se sentía
algo encantado por su voz. – Solo… quisiera decir y hacer tantas cosas… pero no
creo que sea lo mejor y sé que te sientes igual a mí…
-
No
sé si sentimos igual Ya-chan…- Las palabras del pequeño paralizaron un poco al
más alto.
-
¿Crees…?
Espera, ¿Has creído todo este tiempo que yo no…?
-
Shh…
no digas nada por favor - Hyde se acercó a Sakura y buscó su rostro en la
oscuridad, cuando lo encontró tocó sus labios con sus dedos. – Todo es muy
difícil, no quiero palabras para pensar mañana, no quiero gastar tiempo y
mañana arrepentirme por lo que no hice y llevo tanto tiempo queriendo hacer… sé
que no podemos estar juntos, pero sé que nos queremos, tal vez uno quiera más
que otro, pero la atracción está, la siento, casi siento que la toco.
-
Hide…
- Sakura quiso reprochar, pero los dedos de Hyde le cubrieron la boca.
-
Tal
vez esta visita se repita, tal vez no, lo único que sé que quiero, es hacer el
amor contigo y pactar todo esto… despedirme de ti… de tu fantasma…
-
¿Es
necesario hacer el amor para eso? – preguntó sugerente y algo triste, pero hizo
reír al pequeño.
-
Es
la única forma en que puedo sentirte lo suficientemente cerca… ¿No quieres
hacerlo? – Hyde lo preguntó en un tono sincero, herido e inseguro. Sakura no
pudo evitar sonreír.
-
Quiero,
créeme que quiero… solo… no quiero que pienses que mi intención era esa al
recibirte en mi casa en cuanto te vi… - El más alto acaricio el rostro del
pequeño, como pudo.
-
Sakura…
-
¿mm?
-
Solo…
marca nuevamente tu huella en mí… no permitas que se vaya…
En cuanto Sakura lo escuchó recordó una pequeña
conversación en donde Hyde le confesó que si alguna vez debía vivir sin él, lo
haría a costa de su recuerdo, como única arma de sobrevivencia. En aquel
momento le pareció algo muy cursi, con los años, lo creyó solo palabras de un
amor demasiado pasional, pero jamás se pasó por su cabeza que efectivamente,
cumpliera esas palabras. Le dolió ser consciente del daño y el dolor al que
habían sido sometidos por enamorarse y no poder dejarse ir del todo, a pesar de
los años y los constantes intentos de parte de ambos.
-
Hideto…
-
No
hables… - volvió a pedir el pequeño buscando sus labios para cubrirlos.
-
Escúchame…
-
No
-
Hide…
-
No,
no quiero que digas nada… - el pequeño se levantó y guiándose por sus manos
besó a Sakura, mordiendo ligeramente su labio antes de besarlo del todo, el más
grande lo apretó hacía él, profundizando el beso con algo de violencia,
intensidad y necesidad.
-
Mmm…
- Sakura se alejó para respirar de forma brusca – Aún te quiero. – soltó en
cuanto pudo. Aquellas palabras lo habían ahogado por años, sintió un alivio y
al mismo tiempo el peso del reconocimiento en cuanto las dejó salir en voz
alta. – Remarca tu huella en mí también y si lo deseas, vuelve… no te aseguro
que te esperaré pero siempre te recibiré…
-
Calla…
- Hyde volvió a buscar sus labios, estaba desesperado por evitar salir de allí
con el corazón esperanzado.- No digas nada más…
Sakura se sintió frustrado, odiaba sentir que no
le creían, menos cuando estaba siendo tan sincero. Se propuso hacerle el amor a
Hyde, y hacerle sentir su afecto contenido.
Estiró el brazo encendiendo una pequeña luz en
la mesita junto a la cama y miró a Hyde a los ojos mientras sus manos se
deslizaban por su espalda, bajando por su cintura hasta depositarse en sus
piernas. Hyde se levantó un poco,
sentándose sobre él y se dispuso a besarlo.
Ambos se miraron a los ojos mientras se
acercaban en busca de los labios ajenos, las pequeñas manos de Hyde se apoyaron
en el pecho de Sakura y subieron hasta acariciar su rostro y sujetarlo mientras
lo besara, para cuando juntaron definitivamente sus labios ambos estaban ya
excitados por culpa de unas simples miradas.
Sakura cerró los ojos envuelto completamente en
el beso, los labios de Hyde le recordaron la suavidad de una época en que fue
inmensamente feliz, joven y estúpido. Hide derramo lagrimas mientras se
aferraba con fuerza contra los labios del más alto, sujetaba su rostro como si
jamás volviera a tenerlo así de cerca, su frustración y su emoción cargaron el
beso de un toque doloroso que se estiró hasta dejarlos sin aliento. En cuanto
se separaron ambos respiraban con dificultad, Sakura se quitó la playera con
apuro y guió las manos de Hyde hasta su pecho.
-
Tócame,
como antes… - pidió sin dudar.
Hide asintió. Sabía qué hacer.
Besó el cuello de Sakura mientras sus dedos
acariciaban su cintura, marcó un camino de besos y mordidas hasta llegar a los
pezones del más alto, chupó uno de ellos y luego lo acarició con la punta de la
lengua, Sakura lo observaba encantado y excitado. Las uñas de las manos de Hide
rozaron el abdomen de Sakura, hasta llegar a su entrepierna, allí se acomodó
hacía un lado para besar un poco antes de llevarse su erección a la boca.
-
Aaaah…
- Hide movió su mano, dilatando la erección de su pareja en forma circular, se
entretuvo observando sus gestos y su mente se nubló un poco, como si la visión
fuera demasiado perfecta hasta lo irreal. Dudó de si aquel momento tan añorado,
estaba siendo cierto, pero se dejó llevar. La habitación se inundó de los
sonidos de la boca de Hyde y la respiración acelerada de Sakura.
La espalda de Sakura se inclinó hacia arriba, y
sus dedos presionaron el cabello de Hide, entonces se detuvo, no quería hacerlo
acabar así, quería una unión completa.
Se acomodó besando al más alto, que en una
vuelta que no involucró mayor esfuerzo, se posicionó sobre él.
-
El
aroma de tu piel es mejor que en mis recuerdos… - susurró un excitado Sakura que
besó las mejillas enrojecidas de Hide, mientras sus dedos se movían tocando
directamente la entrepierna del pequeño. Estando sobre él, podía tocarlo como y
donde quisiera.
-
Hum…
no digas esas cosas…
-
Es
mi verdad – Sakura mordió suavemente los pezones de Hide.
-
Mmm…
más… - El pequeño sin notarlo rodeó las piernas de Sakura y comenzó a moverse
de forma insinuante, lo necesitaba dentro y lo hacía notar. Sakura sintiendo su
ansiedad se removió entre las sabanas para bajar desde su pecho hasta su
entrepierna, allí tomó su erección y chupo la punta de ella con gusto.
-
Te
extrañe amigo – soltó saludando una parte de la anatomía de Hyde,
inmediatamente este soltó una risotada.
-
Idiota
no me hagas reír ahora… - tapó su boca para intentar contener una risa que
arruinara el momento.
-
Silencio,
no hablo contigo.
-
Él
es parte de mí…
-
Nos
estamos reconociendo, eso no te involucra. Esto es entre el cabezón y yo. –
Hyde volvió a reír fuerte, pero Sakura se llevó la erección por completo a la
boca y chupando fuerte lo hizo olvidar la risa y todo lo demás.
-
Mmm… - una sonrisa inconsciente se marcó en la
cara de Hyde, mientras los quejidos continuaban escapando.
Los minutos transcurrieron y la
mandíbula de Sakura comenzó a doler, se quejó consigo mismo, estaba fuera de
práctica. Se quitó la erección de Hyde de la boca y continuó lamiendo pero esta
vez bajando hacía los testículos, y más abajo. Se acomodó nuevamente,
sosteniendo con fuerza las piernas de Hyde sobre sus hombros y se dedicó a
lamer esta vez, entre sus nalgas, dilatando todo a su paso.
El más pequeño busco con sus manos
de qué aferrarse para soltar parte de la tensión que sentía, su frente se llenó
de sudor y evito a toda costa soltar ruidos fuertes, sin embargo no pudo hacer
demasiado al respecto, ya no se controlaba y una vez más sus caderas se
movieron buscando más. Sakura estuvo seguro de que había lamido lo suficiente
la zona, por lo que se levantó un poco y colocándose a la altura de los labios
de Hyde acomodó su erección en el trasero del pequeño.
-
Dime
si quieres que me detenga. – Sakura estaba consciente del dolor que involucraba
el acto, no pudo evitar pedirlo, Hyde sonrió tímido y asintió. Ambos
disfrutaron la fricción lenta que marcaba el principio del acto. – Mm…
-
Aaah…
auch, dios, ha pasado tiempo… - dijo el
pequeño algo perdido entre las sensaciones, sobre todo por el dolor que no
recordaba que existía en un comienzo.
Sakura besó sus mejillas y su cuello
mientras se movía lentamente, sin apresurarse, siendo lo más delicado que
podía, estando concentrado en las reacciones de Hyde. Cada vez que el pequeño
daba un pequeño brinco de dolor, Sakura se detenía y lo besaba hasta nuevamente
hacerlo perderse y mover su cadera en busca de más, solo entonces el más alto
respondía con movimientos. Poco a poco, la etapa de dolor se acabó y los
movimientos de ambos se hicieron más fluidos. Esta vez, los sonidos que
llenaron la habitación fueron los provenientes del choque entre sus cuerpos, de
los quejidos que ya habían perdido la vergüenza, fuertes respiraciones y un par
de palabras de afecto.
En un determinado momento las piernas
de Hyde se acalambraron.
-
Levanta
las piernas… no puedo meterlo bien así… - se quejó el más alto, mientras
intentaba levantarlas, pero eran peso muerto.
-
Dios…
no puedo… - Sakura se rió. – Aquí me pesa la falta de práctica.
-
Date
vuelta.
-
¿Qué?
¡No! Sabes que no me gusta así.
-
No
puedes levantar las piernas y no dejaremos esto hasta aquí.
-
No
te cederé mi trasero solo porque sí.
-
¡Pero
si eres tú él me pediste una noche de sexo!
-
¡Ash!
– Hyde se mordió la mejilla desde el interior. No le gustaba esa posición, le
avergonzaba desde una vez en que el descontrol le valió varias bromas. – Ya qué,
¡Pero haz que valga la pena! – finalmente se volteó.
-
Que
exigente eres, si tu cuerpo no da para colaborar, al menos no te quejes. –
Sakura estaba divertido con la discusión.
-
¿Ah
sí? Pues sin mí… - Hyde iba a continuar quejándose pero en ese momento una
lengua volvió a dilatar su trasero. – Mm… maldito… no me avisas… - Sakura se
rió dentro de él, provocando una vibración que lo hizo saltar – Ay… mmm…
-
Aquí
vamos – él más alto volvió a entrar en él, esta vez no fue tan cuidadoso y tomó
un ritmo rápido desde el inicio. – Aah…
-
Mmm…
rápido Sakura… Sakura… mmm…
Sus cuerpos llenos de sudor hacían
casi imposible que se sostuviera uno del otro, aun así no dejaron de moverse en
cuanto el ritmo les marcó un placer constante que se extendió hasta el orgasmo.
Ambos dijeron sus nombres cuando todo acabó, rieron un poco para dejar ir la
tensión, estaban satisfechos.
-
Aaah…
me siento como un pan mojado. – Dijo el más pequeño, Sakura se rio por sus
siempre analogías con la comida.
-
Al
menos, ya no tienes frío. – Sakura quiso moverse para buscar una toalla y secar
su abundante sudor del pecho, pero no se podía el cuerpo. Hyde rio cuando notó
sus intenciones.
-
Sécate
con la sabana, no es como que debieras aparentar conmigo que te preocupa la
higiene. – Esta vez ambos rieron.
-
Tienes
razón. – Empujó la sabana y la quitó de la cama, se secó todo lo que pudo y
luego secó a Hyde, luego simplemente la arrojó al suelo. Se acercó a Hyde y sin
querer tocarlo demasiado por la ola de calor que sentía, tomó su mano y
entrelazó sus dedos con los de él. Hyde acarició su mano. El silencio volvió.
Sakura respiró profundamente y
comenzó a dormirse, el calor desapareció del todo y ya casi dormido del todo se
acurrucó en posición fetal, casi inconsciente de la compañía de Hyde a su lado,
entonces comenzó a sentir el peso de colchas sobre él, primero una de felpa,
luego otra, otra y otra más. Despertó un poco cuando sintió el sonido de la
lámpara apagarse y luego a Hyde meterse bajo las colchas para acomodarse junto
a él y acariciar su cabello.
-
Mmm…
- un murmullo de placer se le escapó cuando sintió un escalofrió recorrerle el
cuero cabelludo por la caricia.
-
Sshhh…
descansa…
-
No
quiero dejarte solo… - se las ingenió para hablar con una voz ronca
somnolienta.
-
No
estoy solo, estoy contigo… - Sakura sonrió, una parte de él se sintió joven,
como si hubiera vuelto en el tiempo a una época de plenitud que pensó que jamás
se repetiría. Despertó un poco y se abrazó con necesidad a Hyde. – Oye… ¿Estás
bien? - el más pequeño sintió la necesidad de Sakura y sin contenerse besó su
frente.
-
…
¿En qué piensas? - preguntó el más alto.
-
Mmm…
veía las estrellas desde tu ventana, tienes una buena vista del cielo. Imagino
la cantidad de noches que debes pasar preguntándote sobre el universo, el
sentido de la vida y la inmortalidad del pingüino. – Sakura se rio fuerte.
-
Cangrejo.
-
¿Ah?
-
El
dicho es la inmortalidad del cangrejo.
-
Aaah…
- Hyde no rio, se había equivocado a propósito, pero no
lo diría, había valido una risa de él.
-
De
hecho… paso mucho tiempo pensando sobre… - Sakura se movió y abrió la pequeña
mesita, sacó un telescopio de mano a tientas. Apunto una constelación visible
desde la ventana y manteniendo el telescopio a la misma altura, le indicó a
Hyde que se acercara a mirar. Hyde sabía sobre estrellas, precisamente por
Sakura.
-
¿Orión?
– Hyde lo dedujo por la posición, pero estaba impresionado de verla por el
telescopio, parecía simplemente una mancha amarilla en medio de dos puntos
blancos.
-
Si…
¿Es impresionante verla realmente no? – Hyde asintió mientras continuaba
observando. – Es una nebulosa que envuelve una estrella moribunda, por eso
parece dorada.
-
¿Y
esta manchita dorada te mantiene despierto por lo hermosa que es… o hay otra
razón?
-
Hay
otra razón. – Hyde soltó el telescopio y se acomodó en su pecho, para
concentrarse en su voz.
-
Los
mayas la llamaban Xibalbá, una especie de inframundo donde se dirigían las
almas para renacer.
-
Renacer…- Hyde sin darse cuenta se sintió fascinado por
el relato y se sentó para escuchar con mayor atención a Sakura. Lo miró a los
ojos y Sakura estuvo seguro de que se había interesado tanto como él mismo en
Orión.
-
En
algún momento, estallará y dará a luz a nuevas estrellas… Es curioso… de entre
tantos puntos en el cielo, eligieron una estrella moribunda para representar el
inframundo… - El más alto la observó por el telescopio una vez más.
-
¿Cómo encontraron justo el punto que se moría?
– preguntó Hyde, pero Sakura no lo sabía, simplemente se encogió de hombros.
Hyde le sonrió y pensando un poco en ello solo agregó: - Esta vida es solo un
viaje… ¿no?
Sakura le sonrió y le acarició la
mejilla. Se acomodaron juntos para dormir, tal vez aquella sería su última
noche juntos, tal vez habrían más, pero la sensación que en ese momento los
inundó, fue que indudablemente ambos estaban conectados por algo trascendental,
y tal vez, les esperaba otra vida para compartir lo que en esta no pudieron.