jueves, 24 de agosto de 2017
Capítulo 1: Iniciativa
Aquella mañana había despertado con la
garganta un tanto adolorida, reseca.
Invierno. Odiaba el invierno:
-Buenos días- lo saludó sonriente, pero al
ver su entrecejo fruncido y el pelo enmarañado, la sonrisa de Sakura
instantáneamente pasó a ser solo sus labios fruncidos- O quizá no tan buenos…-
masculló.
-Ni mierda, tengo un dolor de garganta
horrible- su gesto se deformó en uno adolorido al hablar- ¿Me haces un té?-
-¿Con miel?- el mayor asintió ligeramente-
Ve a asearte que yo lo hago-
Hacía no mucho que el invierno había
empezado y él no tardó en enfermarse una vez más. Se quejó mentalmente del
ardor en la garganta y mientras esperaba que la tina se llenase, se dispuso a
cepillarse los dientes mirándose al espejo, haciendo alguna que otra mueca
extraña por pura diversión.
¿Cómo podía a Sakura gustarse tanto el frío
matutino? Solo estuvo sin ropa unos cuantos minutos y ya sentía helársele los
huesos.
Se hundió en el agua caliente hasta la
nariz, pero no fue hasta pasado unos cuantos segundos que sus músculos dejaron
de tensarse.
-Ah…- suspiró deseando no tener que salir
jamás.
Se acomodó como quiso, estiró bien las
piernas y los brazos y cerró los ojos…:
-Ew…- un quejido nuevamente. Había tragado
saliva- ¡Ya-chan!-
- ¿Si?-
- ¿Me traes el té?- hizo puchero en
dirección a la puerta como si el batero pudiese verlo a través de ella.
Varios segundos después escuchó los pasos dirigirse
hacia donde estaba él:
-Creí que mi esclavitud terminó junto con
nuestra relación- abrió la puerta con cara de nada y el té en mano.
-Nunca, jamás, una vez que entregas el alma
te aguantas- estiró los brazos esbozando una ligera sonrisa- Gracias-
Sakura se sentó a su lado sobre la tapa del
inodoro y en silencio lo observó tomarse el té.
Llevaban conociéndose casi la mitad de su
vida y viviendo bajo el mismo techo hacía un cuarto de la misma. Y aunque
Sakura había dicho eso en broma, era verdad que hacía tiempo no eran pareja…
Pese a ello, diversas circunstancias de la
vida e incluso de ellos mismos los habían llevado a su situación actual:
-Si tardas mucho se enfriará el agua y te
enfermarás más-
-Cálla esclavo- le entregó la taza vacía.
Sakura rodó los ojos- Lávame el cabello-
Observó cómo su compañero se acomodaba
tranquilamente en la tina hacia su lado y con parsimonia tiraba los mechones hacia
atrás. Sonrió divertido:
-¿Qué gano si lo hago?- Hyde viró el rostro
lo suficiente como para que el otro pudiese ver cómo abrió la boca sorprendido.
-¿Eres mi esclavo y se supone deba
recompensarte? ¿Qué tipo de esclavitud es esa?- Sakura carcajeó.
Sin embargo, luego de dejar la taza a un
costado en el suelo, se agachó a la altura del mayor y sin decir más procedió.
En todos esos años una de las cosas que más había amado de Hyde era su cabello,
y por supuesto, siempre había sido él quien se encargaba de lavárselo. Lo
consideraba un privilegio además de otra forma de demostrarle su afecto.
Al vocalista se le escapaban las sonrisas
cuando sentía el tacto suave de los dedos masajearlo con cariño:
-Cuando haces estos es cuando me arrepiento
de haberte terminado- rieron.
-Lástima, disfrútalo porque no sabes cuándo
se repetirá-
Jamás habían necesitado de muchas palabras
para hacer perfecto el ambiente entre ellos, incluso el mismísimo silencio era
ideal. La compañía del otro era ideal. Hyde comenzó a tararear sutilmente en
tanto Sakura lo enjuagaba:
-Ahora suenas feliz-
-Sabes, siempre odié el invierno- cerró los
ojos para que el batero le echara agua en la cabeza.
-Lo sé, no te conocí ayer tonto-
-Sh, deja que termine- rió- Pero…- volvió a
cerrar los ojos para el último enjuague- ¿Sabes en qué momento dejé de odiarlo
tanto?-
-¿Cuándo?-
Lo miró darse vuelta rápidamente y apoyar
el mentón sobre los brazos esbozando una sonrisa coqueta:
-Cuando recordé que la primera vez que nos
vimos fue en un día espantoso como este-
El batero se quedó en silencio, parpadeando
perplejo unas cuantas veces:
-¿Se supone que eso sea un cumplido?- rió
con ganas.
-… que malo eres- pero antes de voltearse
sintió que le jalaba una de las mejillas- ¡Auch!-
-Lo tomo como lo que fue-
Agarró la taza que había dejado:
-Otro motivo para gustarme el invierno…- lo
escuchó mascullar.
Una vez lo observó salir del cuarto del
baño, Hyde sonrió para sí mismo, nostálgico pero regocijado.
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