Me aproximé a él saboreando la poca cercanía
que nos dividía, sentí el momento exacto en que Hide decidió contener la
respiración. Mi pecho se sentía frenético, llegó un instante en que realmente
podía sentir mis palpitaciones en mi oído.
“Que idiota” me regañé. Me seguía causando
estragos su cercanía.
Volví a
observar su rostro, ésta vez muy sonrojado, sus ojos concentrados en mis
labios, sus labios entreabiertos, no soporté demasiado aquella visión y me entregué por completo al impulso de besarlo.
Lo besé con
delicadeza y realmente me perdí en el primer segundo en que la textura de sus
labios me recordó los sentimientos de aquellos años… los sentí todos surgir nuevamente,
tal vez nunca se fueron mínimamente siquiera.
Tomé con mis
manos el rostro de Hide y me dispuse a disfrutar con mayor grado de su boca, de
su lengua, de los sonidos de nuestros besos y de la humedad de nuestra
saliva, mordí su labio despacio y Hide
llevó sus manos a mi cadera, ésta vez acercándome a él. Sus manos me
acariciaron por debajo de la ropa mientras nos besábamos como si nuestra vida
dependiera de ello.
Necesité
separar un poco mis labios para respirar. En el instante en que ambos nos separamos
casi jadeando nos observamos a los ojos y juntamos nuestras frentes, mis manos tomaron
las suyas y me las llevé al rostro para sentirlas junto a mi mejilla.
Hide besó mi
frente.
Yo cerré los
ojos disfrutando del tacto de sus labios en mí.
Hide me
abrazó. Fue un abrazo fuerte, que me
hizo sentir que realmente había necesitado de mí, por lo que lo abracé de la
misma manera para que no tuviera dudas de que yo también lo había necesitado en
cada momento.
-
Gracias… gracias
Ya-chan… - susurró en mi oído.
-
Gracias a ti Hide…
Permanecimos
así un largo tiempo, aun cuando Hide desprendió sus brazos de mi alrededor,
ocultó su rostro en mi cuello y me abrazó desde la cintura, de la misma forma
me negué a soltarlo y lo retuve contra mi cuerpo.
Acaricié su
cabello rubio, corto y despeinado, tan diferente visualmente al chico delicado
que conocí. Pero se sentía de la misma manera que en aquellos años, abrazarlo
de aquella forma. Era mi Hide.
Me percaté
de que estaba dormido y con mucho cuidado lo llevé en brazos a mi habitación,
en donde le quité los zapatos y lo acosté en la cama. Me acosté junto a él,
estaba muy cansado y somnoliento también.
En menos de lo que esperaba… me quedé dormido escuchando su respiración
acompasada.
Sentí unas
manos acariciar mi estomago, pero me costaba despertar del todo, así que solo
gruñí. La risa de Hide llegó a mis
oídos.
“El aun esta
aquí” pensé, despertando de inmediato.
Al abrir los
ojos, todo a mi alrededor estaba oscuro,
debía ser ya de noche y nosotros
habíamos dormido todo el día, mi cabeza dolía un poco a causa del alcohol, pero
Hide estaba junto a mí… todo lo demás importaba poco.
Para indicarle
que estaba despierto, tomé su mano y en la confianza que me brindaba la
oscuridad me la llevé a los labios, besé con cariño la palma de su mano y la
sostuve junto a mi mejilla.
-
Ya-chan…- susurró con
una voz llena de cariño, cariño que sentía por mí.
-
Aun estas aquí…
-
Desperté hace un par de
minutos la verdad…
-
Mmmhh…- No dije nada,
estaba totalmente consumido por la sensación de tenerle a mi lado de aquella
forma.
-
¿Quieres dormir? –
susurró riendo. Una risa feliz, la más sincera que le había escuchado desde que
lo vi en el evento.
-
No… sólo disfruto del
momento.- Suspiré feliz, Hide continuo tocando mi estomago de arriba hacia
abajo, yo encendí la lámpara de junto la cama, para observarlo un poco.
-
Vaya, que cara tienes… -
le dije con una sonrisa, estando seguro que me veía peor que él. Esperaba que
se riera pero al contrario, escondió el rostro en mi cuello. Con mi mano
acaricie su cabello, amaba sentirlo junto a mí.
Continuamos en aquella posición en silencio, sentí que algo le preocupaba
pero durante unos segundos no quise preguntar… tal vez el quería espacio.
-
No puedo recordar otra
persona con quien haya estado acostado de esta forma… - susurró muy despacio,
luego besó mi cuello suavemente.
Me quedé inmóvil… la verdad es que sentía mucho deseo por él, aquel
sentimiento jamás se había ido, menos teniéndolo tan cerca de mí. No quería
sentirme de aquella manera por un simple beso, me hacía sentir que deseaba su
cuerpo tanto como sus sentimientos y aquello no era verdad. Realmente apreciaba
esos momentos, perfectos solo por lo que son.
Pero la
reacción física estaba allí.
Antes de que
pudiera reaccionar, la mano de Hide que acariciaba mi estomago bajó cada vez
más, hasta meterse bajo mi pantalón.
Cerré los
ojos, no iba a detenerlo.
Al
contrario, me concentraría en sentir su mano y simplemente disfrutar.
Él frotó su
mano contra mi entrepierna por debajo del pantalón y por sobre la ropa interior
mientras besaba mi cuello y mis hombros, con más lengua que labios.
En un par de
segundos sentí mi erección endurecerse cada vez más como también un poco de
humedad al sentir los roces de su mano.
Hide quitó
mi pantalón y mi ropa interior con una mirada coqueta y una sonrisa en los
labios, con la punta de sus dedos rozó delicadamente mi erección, haciéndome
gemir. Aquello era demasiado, necesitaba sentirlo más.
Moví mi
cuello para observarlo y poder besarlo, el de inmediato dirigió sus labios a
los míos, esta vez nos entregamos aun más al beso y mientras nuestras lenguas
jugaban, me senté en la cama para quitarle su ropa. Entre un enredo de manos y
un par de rizas, ambos quedamos desnudos.
Lo tomé por
las caderas y continué besándolo, dejé que se posicionara sobre mí. No habíamos
dicho nada, en ningún momento, ni una sola palabra… sólo nos conectábamos por
nuestras miradas.
Hide me
besaba sin darme tiempo de respirar, sus manos me tocaban como si hubiera
extrañado el roce de mi piel más de lo que yo podía dimensionar, comenzó a
moverse de adelante hacía atrás, rozando mi erección con su entrada, continuó
así un par de segundos, jugando con mi deseo, haciéndolo incrementar cada vez más,
hasta que en un segundo se quedó quieto.
Lo observé
para saber si es que estaba dudando, sin embargo lo que vi en sus ojos parecía
ser vergüenza por la posición en la que estaba, nunca le había gustado estar
arriba, era demasiado penoso para él.
Me observó
sonrojado y con las manos en puños, no
lo dejé decir nada, no era necesario, yo lo entendía.
Con un beso
lo acomodé lentamente por debajo de mí.
Esta vez yo
llevaría el mando, no dejaría nada de su piel sin señales de mis besos.
Rocé con mi
erección la entrada de Hide mientras besaba su rostro, sus mejillas se sentían
tan suaves y calientes a causa del sonrojo, que no pude evitar rozar los labios
por ellas y dibujar el camino hacia su boca.
Cuando por
fin le besé, disfruté de cada segundo de sus labios, los labios de Hide eran
deliciosos en textura, la humedad de su boca y su lengua provocadora me
estremecieron, realmente no recordaba con exactitud lo que eran sus besos en
estos momentos.
-
Mmmh… - sentí a Hide aun
más receptivo que antes, sus sonidos siempre me indicaban que la intensidad de
nuestro sentir era a la par. Sus manos acariciaban mi espalda de arriba hacia
abajo y sus dedos dejaban pequeños masajes a medida que rozaban mi piel. – Tu
olor… es como lo recordaba… - la luz de la lámpara me permitió ver el brillo en
los ojos de mi Hide, sabía que ambas miradas estaban llenas de emociones, de
los recuerdos, de los dolores, de los anhelos de tantos años. Su voz excitada…
era algo digno de grabar en mi memoria.
-
Me harás sonrojar…- le
dije, ambos reímos, nunca fuimos buenos para hablar de nuestros sentimientos,
pero siempre se nos hizo fácil saber que sentía el otro, a veces la mirada
bastaba, a veces la expresión, a veces la voz, a veces solo el calor de la
piel.
Hide tomó mi
rostro entre sus manos y lo dirigió a sus labios, esta vez sus brazos rodearon
mi cuello acercándome más, profundizando el beso, me perdí en los sonidos de
nuestros besos y en la sensación de su lengua lamer la mía en movimientos
lentos, sólo reaccioné del tiempo que llevábamos besándonos cuando mi erección
comenzó a doler demasiado. La excitación estaba más allá de las nubes.
Me alejé un
poco de Hide para posicionar mi cuerpo y lo miré a los ojos pidiendo su consentimiento,
el asintió.
Sus manos se dirigieron a mi espalda.
Entré
lentamente en su cuerpo, observando cómo su boca se abría a medida que entraba
en él. Solté un quejido y el cerró los ojos con fuerza.
No sentía aquella
sensación hace demasiados años.
-
Ah… despacio… - susurró
agitado. Yo obedecí, y me moví cuidadosamente cada vez más dentro de él.
Nada se
comparaba con sentir a Hide, nada se podía asimilar si quiera a su mirada de
aprecio cuando buscabas sus labios después del primer contacto entre nuestros
cuerpos.
Como lo
esperaba y tal como lo dibujaban mis recuerdos, abrió sus ojos para guiarme
nuevamente a sus labios con su mirada intensa. Ésta vez mordió mi labio cuando
me alejé un poco, baje besando su cuello, luego me dirigí a su oído.
-
No hay nada como esto…-
le susurré antes de abrazarlo, diciéndole con mi cuerpo que comenzaría a
moverme.
Hide besó
mis hombros y se abrazó a mí. Lentamente comencé a moverme. Su cuerpo estaba
algo estrecho, tal vez había pasado tiempo ya desde la última vez que él había
hecho aquello…
No tenia
cabeza para pensar en eso realmente, mis sentidos estaban nublados.
-
Aaah…mmh…- Hide comenzó
a dejar salir sus quejidos, lo mismo hice yo… me propuse disfrutarlo por
completo. Como si fuera la última vez.
Besé su cuello, lamí los huesos que resaltaban en su piel, permití a mis
dedos presionar sus pezones.
Hide se
arqueó… era enloquecedor realmente verlo disfrutar de cada sensación… continué
moviéndome lentamente…
Comencé a
sentir demasiado sudor salir de mí, me sentía temblar, moría de ganas por
moverme rápidamente y escucharlo gemir alto, pero no quería que esto acabara
rápido…
Nuestros
cuerpos estaban sudados, cansados, marcados con el olor del otro, las sabanas
estaban húmedas y la piel de mis piernas y mi abdomen se sentía pegajosa a
causa del derrame de nuestras esencias.
Ambos
estábamos ya tranquilos, habíamos
logrado controlar nuestras respiraciones luego de la agitada noche. Yo abrazaba
a Hide por detrás de su pequeño cuerpo y éste abrazaba mis brazos desde su
posición.
Envueltos en
la melosidad del post-coito tal vez, sentí que debía decir las palabras de
aprecio que me ahogaban, pero no sabía
si aquello sería lo mejor…
-
Yo… Hideto…- no sabía exactamente
que palabras escoger. No sabía si tener cuidado en cuánto dejar escapar, si
podía decirle todo, si podía ser transparente o solo mencionarle mis actuales
intenciones.
Hide se volteó para observarme atentamente bajo la suave luz, sus ojos
buscando respuestas… ver aquella expresión me traía recuerdos…
-
¿Me quieres? – preguntó
tomando algo de aire, su expresión continuaba siendo preocupada, nuevamente le
hacía eco a mis recuerdos, aquella pregunta fue la que nos llevó a hacer el
amor por primera vez.
Observé el rostro de Hide y me volteé para mirarlo fijamente.
Y por fin pude dejar escapar las palabras.
-
Si… te quiero…- Sentí
que al dejar salir las palabras emanaron de mi todos los sentimientos
asfixiados que tuve por años. A pesar de todo ello, no quería dejarme llevar e
ilusionarme, habían pasado demasiados años.- No sé que tanto te pareces al Hide
de mis recuerdos, pero te prometo que… te quiero… - Sentí un par de lagrimas
escaparse de mí. Odiaba llorar, realmente lo odiaba, pero la tensión emocional
se estaba yendo de mí, por fin.
Iba a disculparme por llorar tal vez sin verdaderos motivos, pero Hide se
acercó y tomo una de mis manos, la llevo a sus labios, depositó un beso en la
palma y luego acunó su rostro con ella sosteniéndola junto a su mejilla.
-
Sigo siendo el
mismo… tal vez un poco más perdido que
antes… tal vez menos ingenuo y algo más sucio, pero sigo siendo tu Hide… nunca
dejé de sentir que la parte más verdadera de mi… te pertenecía… - Ésta vez sus
ojos acompañaron a los míos. Las lagrimas de Hide por alguna razón, las sentí más pesadas que las mías. – Me he
dejado consumir por todo… por que no había nada más en mi vida… nada lo
suficientemente valioso para… yo… - sus lagrimas no le permitieron expresarse
demasiado.
Besé sus mejillas húmedas con lagrimas y lo besé para
que no siguiera esforzándose en explicarse, aquello no era necesario, ya tendríamos
tiempo para contárnoslo todo.