lunes, 11 de noviembre de 2019

Fan fiction Matices - Capítulo 37: Caramelos



Sakura




Estaba desnudo estirado en la cama cuando Ken entró en la habitación.

-           ¿Qué…? – comenzó a decir cuando me vio. Lo ignoré.

-          Estoy disfrutando de la soledad.

-          Bueno ya llegué, así que cúbrete – me lanzó la almohada directamente hasta la zona baja, pero alcancé a tomarla antes de que me golpeara.

-          Ahora te acuerdas de que tienes una habitación, prostituta de clase baja – lo miré – Y llevas la pijama de anoche. Siquiera te hubieras vestido decentemente, pero no querías que yo sospechara así que preferiste salir así– Ken sacó un paquete de dulces del cajón de junto a su cama y comenzó a masticar mientras me miraba.

-          ¿Con qué te depilas? – preguntó de pronto. Lo miré sorprendido por su pregunta y le lancé la almohada que él mismo había usado para atacarme 

  – Deja de mirarme.

-          Deja de mostrarte entonces.

-          Dame un dulce – estiré el brazo y él dejó uno en mi mano.

-          ¿No tienes programa de radio al mediodía? – asentí – Son las once– volví a asentir – Sakura… - dijo en tono de regaño.

-          Aún tengo al menos quince minutos antes de comenzar a correr– el suspiró y se recostó boca arriba.

-          Debería bañarme pero tampoco tengo ganas – cuando lo miré noté que sonreía al tejado.

-          ¿Por qué estás tan alegre? ¿Tan bueno estuvo lo de anoche?

-          Sí… - respondió sin dudar - Bastante bueno… - de pronto soltó una risa histérica.

-          ¿Qué te pasa degenerado?

-          Nada, nada… - llamaron a la puerta. Ken se sentó en la cama y me miró esperando que me cubriera pero no me moví ni un poco - ¿Quién…?

-          Yo – la voz de Hide se escuchó del otro lado.

-          ¿Y desde cuándo golpeas? – Ken me miró y yo también a él, de inmediato me levanté y busqué mi ropa. Si Hide golpeaba era porque no estaba solo.

-          Oishi quiere percatarse de que Sakura esté listo para ir al programa de radio… Nos llevará él.

-          ¡Me estoy vistiendo! – respondí mientras me colocaba los pantalones.

-          Quince minutos querías… - carcajeó Ken riéndose de mí.




Cuando salí de la habitación saludé a Oishi y lo seguí mientras salíamos del hotel. Hide me miró con sus ojos grandes, centrándose en mi rostro con demasiada atención, moví mis labios sin dejar salir ni un sonido preguntándole: “¿Qué pasa?”, y le sonreí sin entender su reacción, pero bajó la mirada sin decir nada. Ya en el ascensor mientras nuestro manager nos daba la espalda, rocé mis dedos con los suyos sin siquiera mirarlo queriendo incomodarlo un poco, y como me lo imaginé, se le acaloraron las mejillas.

Subimos al auto. Oishi se sentó de copiloto mientras un staff conducía. Hide y yo estábamos atrás.

-          Deben tener cuidado con lo que dicen. Sobre todo tú Sakura, responderán preguntas de fans así que eviten las críticas.

-          Ajá – respondí de manera condescendiente mientras observaba a Hide, llevaba una playera negra sin mangas y un jeans ajustado con un par de agujeros en sus rodillas. Justamente en su piel desnuda de allí fueron a parar mis manos, le hice cosquillas con los dedos y dio un salto riéndose en silencio. Le dio una palmada a la mano que lo tocaba y la tomó entre sus manos para acariciarla como lo hacía con el lomo de Samurai. De pronto sacó un plumón que solía llevar para dar autógrafos y comenzó a dibujar sobre mi mano. Ninguno de los dos le prestó más atención a Oishi que continuó hablando.

-          ¿Qué haces? – le susurré bajito, él me miró travieso, terminó y luego soltó mi mano.  La observe con curiosidad. Había dibujado un panda enojado que sostenía un cartel que decía: “Este panda tiene dueño". Bufé y le quité el plumón. Dibujé la flor característica de mi batería porque había dicho incansablemente que todo lo que tuviera esa flor me pertenecería, él lo entendió cuando la vio en su mano y me guiñó el ojo izquierdo.

-          Llegamos – dijo Oishi sacándonos de nuestro sueño– Espero que haya quedado todo claro – ambos asentimos con un gesto serio – Es el segundo piso, ¿necesitan que los deje dentro?

-          No es necesario – le respondió Hide. Allí nos despedimos.

-          ¿Escuchaste algo de lo que dijo?- le pregunté, él negó.

-          Aún tenemos quince minutos antes de que empiece el programa… ven – me jaló del brazo hasta un centro comercial que estaba junto al edificio en donde teníamos que entrar.

-          ¿Vas a comprar algo? – me causaba curiosidad su actitud.

-          Solo sígueme – me soltó el brazo y caminó con prisa hasta el baño del centro. Pensé que tal vez tenía una emergencia pero en cuanto entramos miró a todos los lados y revisó minuciosamente que no hubiera nadie dentro.

-          ¿Por qué tanto misterio? ¿Temes que alguien te descubra y te tome fotos mientras orinas? – cuando pensaba en burlarme de él, volvió a jalarme hasta dentro de uno de los baños individuales y cerró la puerta, solo entonces noté sus intenciones. En cuanto terminó de poner el seguro se giró hacía mí y me rodeó con los brazos, lo vi dudar de si avanzar con sus planes o no y no pude evitar sonreír - Me extrañaste. – no era una pregunta. Como respuesta, me besó como si la vida se le fuera en ello. Tomé sus cabellos y los jalé hacía atrás para besar su cuello cuando me comencé a quedar sin aire, pero Hide no me dejó, fue él quien besó mi cuello y mordió con fuerza dejando una marca húmeda – Cuidado… - le susurré temeroso de que alguien entrara y nos escuchara.

-          Shh… - me miró travieso comenzando a abrir mi pantalón, metió de lleno la mano dentro de mi ropa interior -  Necesito que no hagas ruido – aguanté una carcajada, más por los nervios.

-          ¿Qué piensas… hacer? – a media pregunta se agachó y bajó la totalidad de mi ropa interior dejando desnuda mi entrepierna, la tomó entre sus manos y mirándome se la llevo a la boca chupando fuerte – Auh… - me incliné hacía delante y de inmediato enredé sus cabellos entre mis dedos. Él la sacó de su boca y la lamió con la punta de la lengua sin dejar de mirarme en ningún momento, la metía dentro, chupaba fuerte, la sacaba y la volvía a lamer. Sentí como se endurecía dentro de su boca. En mi cabeza pensaba en que jamás me imaginé que su mirada en el hotel fuera porque planeaba hacer esto – Niño travieso… mmg… - de pronto chupó tan fuerte que sentí una punzada de dolor, me tensé de inmediato y lo miré indignado.

-          Silencio – le puse mala cara, pero terminé dando palmadas en mi boca para demostrarle que me reprendía por haber hablado. Él continuó, cerré los ojos escuchando como su respiración agitada y sus sonidos babosos eran acompañados por la humedad y el calor que envolvía mi zona más sensible mientras sus dedos jugaban con la piel de mis muslos. Él ya sabía cómo me gustaban las caricias y me atrevía a apostar que nadie me había conocido en ese ámbito tanto como él.

-          Aaah… - el sonido se escapó sin que lo pudiera controlar, pero no recibí castigo, se alejó un poco para hablar.

-          No te contengas que no tenemos tiempo esta vez, termina cuanto antes - Hide comenzó a embestirme dentro de su boca con fuerza y de manera rítmica, empujó todo dentro de su garganta con habilidad y cuando comencé a sentirme mareado sus dedos frotaron con mucha suavidad bajo mis testículos haciéndome que le diera un tirón con fuerza a su cabello, pero nuevamente no protestó. La tensión me hizo perder el equilibrio por lo que me sujeté con fuerza a la puerta del baño mientras mi boca se abría para dejar escapar suspiros pesados, me sentí temblar, y como si él lo hubiera adivinado chupó con fuerza unos segundos antes de que el orgasmo me alcanzara, dejándome terminar dentro de su boca mientras permanecía chupando quieto con mi erección entre sus mejillas. Luego se apartó, limpió cada rastro de semen del líquido blanco que había escurrido desde su boca a mi entrepierna y lo devolvió a sus labios, tragándoselo sin dificultad ni vergüenza.
Respirando con dificultad me sequé unas gotitas de sudor de la frente. Él sacó un pañuelo de su bolsillo y se secó la boca, luego secó mi entrepierna y a los alrededores, para después tirar el pañuelo al tiesto de la basura.

Aún no lograba controlar mi respiración cuando me jaló fuera del baño para obligarme a lavarme el rostro mientras él se lavaba las manos.

Salimos de allí mientras aún me latía desaforado el corazón, de la sorpresa y el aturdimiento no le dije nada al respecto.

-          Cómprame un dulce – me exigió cuando pasamos por un kiosco fuera del centro comercial.

-          ¿Aún no te cansas de chupar, eh? – me dio un codazo en las costillas.

-          No sé si alguien podría descubrir lo que es el olor de mi boca… - arrugué el ceño por sus palabras y me acerqué al vendedor:

-          Dos dulces con palito por favor.





En cuanto entramos al estudio el locutor nos entregó la lista de temas y nos dejó solos en la cabina mientras sonaba una canción previa a nuestra presentación. Hide me miró mientras chupaba el dulce con la punta de la lengua, exactamente como lo había hecho con mi entrepierna minutos atrás. Lo miré con los ojos entrecerrados, pero él se negaba a dejar de jugar.

Estábamos uno en frente del otro, la mesa era lo suficientemente grande como para alejarnos demasiado por lo que no podía tocarlo si estiraba la mano, pero si podría si estiraba mi pie. Lo pensé cuidadosamente y esperé a que todos los presentes se fueran y que el locutor se sentara en la cabecera de la mesa donde descansaba su micrófono y su campo de visión no pudiera notar lo que pensaba hacer.

-          Estamos con Sakura y Hyde de L’arc en Ciel – comenzó. Me quité los zapatos y dirigí uno de mis pies a Hide buscando lo que me pertenecía, mientras el locutor le hacía preguntas con referencia a la gira. La verdad, me perdí mientras fingía estar concentrado en la hoja con los temas de conversación cuando mi pie desnudo tocó el muslo de Hide, este me miró de reojo pero continuó hablando como si nada, entonces notó mi intención y se le escapó una sonrisa. A tientas me costó dar con lo que quería hasta que lo encontré. Comencé a frotar la planta de mi pie con su entrepierna con bastante fuerza, en mi fuero interno agradecí la costumbre de realizar fuerza con los pies gracias al pedal de la batería. De pronto lo vi abrir la boca y me miró, bajó la mano con disimulo y tomó mi piel para hacer cosquillas en la planta de él, pero solo consiguió que lo apretara más contra su pantalón. Frunció el ceño– Ahora vamos a la ronda de preguntas, sus fans tienen varias preguntas con respecto a ustedes dos, vamos con la primera; ¿Suelen compartir momentos fuera de las actividades de la banda? – me miró a mí.

-          Sí… - dije sin mentir.

-          Bastante, a veces Sakura se queda en mi casa – de pronto bajó sus manos y se movió un poco mientras el locutor miraba las hojas, no pude adivinar que hacía por lo que me sorprendí cuando sentí la piel desnuda de su entrepierna bajo la planta de mi pie, lo miré con la boca abierta. Sus ojos me desafiaron, estaba disfrutando aquello – Es con quien más comparto cuestiones cotidianas, a veces comemos juntos o solo jugamos.

-          ¿A qué juegan? – me preguntó a mí, pero yo lo miré a él con una sonrisa juguetona que no pude evitar en los labios.

-          Mmm… jugamos a muchas cosas… - moví mi pie frotándolo de abajo hacia arriba. Vi el calor subirle a las mejillas y pude sentir como se endurecía bajo el tacto de mi pie.

-          Den ejemplos por favor – pidió con una risa.

-          Me gusta jugar con su cabello– lo provoqué – Sobre todo cuando lo tengo cerca de las manos, casi no puedo evitar tomarlo. 

-          También jugamos a las cartas o a las quemadas de ojos. Sakura siempre gana – el locutor se rió y pareció algo avergonzado por mi indirecta, pero pareció negarse a interpretarlo de la manera en que lo había hecho y se enfocó en la respuesta de Hide.

-          Ya veo, entiendo que Sakura tiene una mirada intensa, he escuchado rumores sobre eso.

-          ¿Rumores? – lo miré divertido.

-          Sí, una vez una staff dijo que cuando la miraba la hacía sentir desnuda – me reí fuerte y aproveché el movimiento para frotar con más rapidez la entrepierna de Hide. Este cerró los ojos por un segundo, estaba claramente acalorado e intentaba concentrarse en sacar y volver a chupar dentro de su boca el dulce. Cuando el locutor no miraba, lo hacía más provocativamente.

-          Eso suena a que Sakura es un pervertido… - me dijo. Me reí y asentí con orgullo.

-          No se supone deba asentir tan cómodamente – me dijo el locutor entre risas- ¿Qué tiene dibujado en la mano? – de pronto me miró la mano curioso, hasta que entendí cuando vi el panda dibujado.

-          Oh es que mi novia es muy celosa. Siempre hace estas cosas… ¿Y tu novia? – le dije a Hide, este levanto su brazo orgulloso.

-          ¡Oh, también un dibujo! Parecen especialistas en relaciones tóxicas – carcajeé fuerte y Hide solo puso mala cara. De pronto vi a Oishi fuera del estudio y de inmediato bajé mi pie y lo miré a él para que se arreglara el pantalón pero no me entendió.

-          Siéntate bien – le hablé como si le reclamara su actitud. Sin entender del todo lo hizo, subiéndose el cierre con un movimiento bastante obvio. El locutor lo notó.

-          ¿Un accidente? – preguntó.

-          Si… solo revisaba – le dijo algo nervioso cuando notó a Oishi fuera con gesto serio. El locutor hizo una pausa mientras presentaba una canción, en ese momento nuestro manager entró y por su rostro podía ver fácilmente que quería golpearme.

-          Los dos, salgan fuera – ordenó. Miré a Hide y solo por su actitud y mis ganas de provocarlo me estiré sin ademan de apresurarme en obedecer, sin embargo Hide me jaló hacia fuera.

-          ¿Por qué está tan enojado? – le pregunté, negó con la cabeza, sus ojos se veían asustados.

-          Tal vez vio algo…

-          No creo… Lo vi llegar con esa mirada, ni siquiera nos había visto aún.

-          Entonces no lo sé… - susurró angustiado. Miré a nuestro alrededor, no había nadie tan cerca como para escucharnos.

-          Tranquilo, nada puede ser tan malo – Oishi salió serio de la cabina y sin siquiera querer mirarnos nos habló.

-          Caminen. La entrevista terminó.

-          ¿Ah? Pero si recién comenzaba… - protesté.

-          Caminen – repitió en un tono dictador, suspiré mientras lo seguía. Nos subimos al autor exactamente en los mismos asientos de cuando habíamos llegado - ¿Qué fue lo que les dije cuando llegamos? – los dos nos miramos sin saber que decir – ¿Siquiera escucharon? – Hide frotó sus manos con sus muslos nervioso. Tomé su mano y la metí en mi bolsillo para que no fuera evidente que estaba entrelazando los dedos con los suyos.

-          No, no lo hicimos –respondí sin ánimos de querer alargar la charla. Oishi suspiró.

-          ¡Par de irresponsables, les dije que esta entrevista era importante para alejar los rumores de que ustedes dos mantienen alguna relación! – gritó. Hide se congeló, yo realmente me sorprendí, no solía prestarle atención a ningún rumor así que no era extraño que yo no me enterara de ellos, pero algo así realmente esperaba llegara a mis oídos a buen momento para detenerlo– Se los repetí tres veces: la disquera me presionó para hacer que estos se detuvieran después de las incontables veces en que han dicho estupideces como que te gusta verlo dormir – se refirió a mí – Que sería tu pareja ideal si fuera mujer, y un montón de cosas más que no vienen al caso, y ahora que los ejecutivos de la disquera estaban escuchando a mi lado como se apagaba el incendio, ustedes… - se cortó así mismo por evitar decir alguna grosería, pero podía ver sus orejas rojas desde mi asiento. De reojo podía percibir toda la tensión salir como olas del cuerpo de Hide.

-          Pero no te sulfures tanto, sabemos que estas bromas venden, incluso nos las han elogiado como marketing, ¿no? – intenté aminorar la situación.

-          Si, en efecto sería una opción apelar a eso considerando que es algo que vende, pero entonces tú dices que odias profundamente cualquier tipo de estrategia que no sea musical y tu honestidad ya es conocida. ¡Nadie creería semejante estupidez entonces! Ni siquiera yo lo hago… Es el momento para que decidan – algo en mi pecho comenzó a hacerse molesto, solo entonces noté lo preocupado que estaba por lo que estaba diciendo.

-          ¿Decidir qué? – mi voz sonó más enfadada de lo que me hubiera gustado, lo que hizo que Hide apretara mi mano dentro del bolsillo.

-          No me interesaría en lo más mínimo que ustedes dos tuviera una relación, pero tengo claro que por el rumbo que ha tomado esto no lo saben manejar y estamos en un punto en que ya no lo podemos controlar, así que: o terminan lo que sea que tengan o... –

-          ¿O? – exigí saber, realmente ya estaba molesto. Solía responder a la defensiva con Oishi, por lo que no era nada nuevo para él mi reacción.

-          O alguno de los dos deja la banda y estamos claros que ese no será Hyde.

Nos quedamos en silencio. Escuché la respiración apresurada de Hide a mi lado, sus ojos estaban llorosos. La culpa latió en mí por la facilidad con la que consideré la opción con seriedad.

-          No – balbuceó Hide – Tu eres nuestro manager, estás aquí para apagar el incendio, si no puedes buscaremos la manera de hacerlo o a otra persona que pueda con ello, pero ninguno de los dos abandonará la banda. Si Sakura se va, ten por seguro que yo no me quedaré – esta vez fui yo quien apretó su mano. Sabía que él tomaría aquella posición, lo sabía tan bien que era la razón por la que nunca le expuse mis ganas de hacerlo.

-          Ustedes eran quienes debían apagarlo. Cada uno se hace cargo de sus acciones Hyde, yo no puedo ir por allí cuidando cada palabra que sale de sus bocas. Ustedes son cuatro, necesito que sean responsables para que esto funcione y está claro que Sakura desde hace mucho dejó de serlo.

-          ¿Por qué lo atacas siempre a él? ¡No me interesa si te agrada o no! – Hide levantó la voz, volteé a mirarlo sorprendido – ¿Desde cuándo un manager, un staff o una persona externa decida quién se cambia en la banda o no? ¡Nosotros decidimos si te cambiamos a ti, no tú a nosotros! Sakura no te agrada, por eso siempre te enfocas en lo que hace mal, pero no hay banda que tenga otro baterista como él. ¿Se te hace difícil lidiar con él? No es nuestro problema, no nos interesa escuchar tus opiniones personales acerca de nosotros. Si no tienes nada profesional que agregar, entonces espero no tener que volver a escucharte hablar – Oishi bufó, iba a voltearse para responderle a Hide, pero abrí la puerta del auto y lo corté.

-          Apagaremos el incendio en el programa de radio del sábado. Dile a Tetsuya que iremos los cuatro esta vez, lo hablaremos con fluidez y nos reiremos de ello y se acabó – bajé del auto y le hice un gesto a Hide para que bajara conmigo, este me siguió. Oishi no dijo nada, desde fuera del auto lo vi frotar con fuerza sus sienes mientras bajaba el rostro.

Hyde respiró apresuradamente mientras caminábamos por una avenida larga, miré a mí alrededor buscando un lugar donde pudiésemos conversar pero muchas personas nos miraban con cierta curiosidad y se volteaban sospechosamente, teníamos unos pocos segundos para irnos de allí antes de ser reconocidos. Tomamos un taxi y le dijimos el nombre del hotel a dónde íbamos, para nuestra desgracia el hombre nos reconoció de inmediato, pero ninguno tenía ganas de charlar con él por lo que sin que siquiera nos lo pidiera, le ofrecimos autógrafos.  Durante el trayecto no hablamos entre nosotros y yo respondí un par de veces a las preguntas del taxista. Hide por su parte miraba por la ventana, lo vi limpiarse la mejilla con el dorso de la mano, pero evité tocarlo ya que el conductor estaba sumamente atento a nosotros. Cuando por fin llegamos al hotel, arrastré a Hide hasta recepción y pedí una habitación extra. La secretaria sorprendida nos tendió la tarjeta de ingreso, tal vez fuera mi paranoia pero realmente sentí que nos miraba con sospecha. Hide no me dijo nada mientras caminábamos hasta el cuarto, y cuando entramos se sentó en la cama y colocó su mano en su pecho. Yo me quité la casaca y la lancé sobre la esquina de la cama, entonces caminé hasta él y sin saber exactamente qué hacer, me arrodillé entre sus piernas para quedar por debajo de su rostro.

-          Mírame – le pedí mientras tomaba su mano – Quiero que te grabes esto. Si tenemos que distanciarnos un poco para que esto se acabe no quiere decir que mis sentimientos por ti cambiaran – comenzó a negar de inmediato mientras me escuchaba – Yo tampoco quiero separarme de ti, pero si tenemos a gente pendiente de nosotros todo el tiempo, no podemos vivir juntos... desde hace mucho sabíamos que tendríamos que enfrentarlo en algún momento. Y que yo duerma un par de noches solo no quiere decir que no quiera dormir contigo. Hide… ¿me estás escuchando? – sus ojos se habían llenado de lágrimas y no me miraba– Oye pasamos demasiado tiempo juntos, por lo mismo es que terminamos discutiendo con más facilidad. Veamos lo bueno en esto; extrañarnos nos hará bien… Además, no durará para siempre, solo será mientras tengamos que apagar esto.

-          ¿Hay otra opción? – preguntó limpiándose las lágrimas. Yo sabía que realmente le asustaba más el perderme de vista que el extrañarme, siempre me mantenía vigilado, incluso hablaba con Ken por las noches para asegurarse de si yo había comido antes de dormir…  Aquellas preocupaciones nunca me habían molestado, pero a veces me angustiaba pensar en que las mismas lo dañarían a él si es que no podía tener respuestas que lo calmaran, no siempre estaba Ken a mi lado.

-          Bueno, por lo que dijo Oishi si hay otra opción... – dije sin pensar, sus ojos pasaron de la impresión a la alarma y luego a la indignación, para mi sorpresa me dio un empujón para alejarme de él.

-          Vete si te quieres ir, pero al menos no lo hagas usándome de excusa – sus ojos estaban realmente molestos. Suspiré por su reacción defensiva.

-          Hide, si yo me fuera de la banda sería por una suma de cosas, no por una específica, pero calma… aún no me siento superado – dije sinceramente, aunque en el fondo de mi mente resonó con un eco el “aún”.

Hide se quedó en silencio y rascó sus manos, yo  me senté en la cama a cierta distancia para evitar otro empujón. De pronto su cuerpo se movió de manera extraña y acto seguido lo vi correr hasta el baño para vomitar. Suspiré preocupado, exactamente por eso no me gustaba preocuparlo. Desde hace un tiempo a la fecha, vomitaba cada vez en que la ansiedad era más fuerte que él.

Fui hasta el baño y lo encontré buscando con ojos llorosos en el botiquín, sacó uno de los cepillos de dientes nuevos que habían guardados allí pero sus manos temblorosas no podían abrir romper el envoltorio de plástico. Lo tomé por él y lo rompí, lo vi lavarse los dientes mientras el cuerpo aún le temblaba un poco. Cuando pasaba por aquellas crisis siempre se encerraba, pocas veces me dejaba estar con él por lo que le di espacio y fui hasta la cama donde me recosté esperando que él lo hiciera también, y así lo hizo. Se quitó los zapatos y se metió bajo las sábanas.

-          ¿Cómo te sientes?

-          No muy bien, pero tampoco estoy tan mal – se acurrucó junto a mí y yo le arreglé el cabello, un par de mechones hacían que me picara la nariz.

-          Deberías cortártelo un poco… al menos hasta que no alcance mi nariz – bromeé, él hizo un puchero y le besé la frente, dejé mis labios reposar allí.

-          Yaa-chan… - susurró.

-          ¿Mm?

-          Nunca habías gastado dinero en mí o en una habitación para los dos -

-          ¿Ah? – levanté el rostro para mirarlo, intenté recordar si alguna vez antes lo había hecho pero nada apareció en mi mente por lo que sus palabras debían ser ciertas – ¿He sido muy tacaño contigo? – el asintió manteniendo el puchero en su boca – Pero si te he invitado a comer muchas veces, y considerando lo que comes no es algo menor… - intentó parecer ofendido pero sin intención su boca dibujó una sonrisa, entonces lo besé. En ocasiones mis sentimientos por él eran tan abrazadores que no podía contenerme.

-          Mm… no…

-          ¿No quieres que te bese?

-          Es que vomité, me lavé los dientes pero quien sabe si… - le mordí la nariz - ¡Oye! ¡Estoy enfermito, cuida de mí! – me reí, pero cuando me calmé lo noté mirándome seriamente.

-          ¿Qué pasa?

-          Ahora tendremos que alejarnos,  ¿verdad? – suspiré y le pinché la mejilla.

-          No pienses en eso… lograremos que lo que sea que tengamos que hacer no afecte.

-          Imposible… Yo quiero estar contigo siempre, ya esta distancia que habíamos puesto se ha hecho difícil para mí, si dejo de verte en casa, si tengo que vivir solo… no podría dejar de pensar en t. Además tú necesitas a alguien que te cuide, eres un desordenado sin remedio.

-          Estaré bien… me las he apañado bien solo.

-          ¿Cuándo? Si antes de vivir conmigo vivías con tu madre– que la mencionara me sacó de mi zona de confort, y como si pudiera leerlo en mis ojos, se disculpó enseguida – Lo siento… - negué.

-          No importa, pero deja de preocuparte por mí, tenme confianza en que estaré bien así como yo tendré que confiar en ti para que te cuides a ti mismo y hagas lo posible para evitar que vuelvas a ponerte a este punto de nervioso– puso mala cara.

-          No puedes dejar de quererme, no puedes dejar de quererme… - al comienzo sonó como una amenaza sin malicia, pero al repetirlo bajó el tono hasta casi hacerlo parecer una súplica.

-          De hecho… no puedo dejar de quererte – susurré sinceramente. Él suspiró y cerró los ojos.

-           Yaa-chan. Mi boca esta aburrida y no quiero fumar – al escucharlo me senté en la cama hasta alcanzar la casaca y quitar de allí el dulce que sobró, le quité en envoltorio y se lo di - ¿Sabes? – me miró divertido mientras le daba la primera lamida– A veces realmente puedes ser inocente.

-          ¿Ah?

-          No era precisamente un dulce lo que quería poner en mi boca – movió sus cejas rápidamente de manera insinuante.

-          Oye… - le critiqué – Tú estás enfermo para practicar la violación – comenzó a reír, yo solo escondí mi rostro en su cuello para sentir un poco más de él.