viernes, 31 de agosto de 2018

Capítulo 9: Genuino.



~ Hyde



La sensación intensa de asco me hacía respirar extraño, estaba seguro de que mis nervios se notaban en la expresión de mi cara y Sakura me observaba con demasiada atención, quise correr de allí de inmediato. Agaché la cabeza y me volteé para marcharme. Iba a volver a mirar a Sakura por cuestión de reflejo pero me contuve, tal vez mi mirada podría indicarle que algo iba mal y entonces él preguntaría. Con la vergüenza y el asco que sentía sería incapaz de explicar algo aunque fuera por escrito. Decidí irme, rápido.

Caminé sin voltear hasta llegar a casa intentando calmar el temblor de mis dedos, pero hasta dar con la llave en el picaporte fue un trabajo de diez minutos. Ya dentro me sentí mucho mejor. Mi casa era silenciosa, como yo. Solo los pasos de mi gato se escuchaban por allí corriendo hacía a mí, buscando sus mimos propios de cada vez que llegaba.

Corrí hasta la bañera quitándome la ropa con rapidez mientras el agua la llenaba y Samurái me observaba con curiosidad. Miré mi reflejo desnudo en el espejo… evitaba hacer aquello, pero las pocas veces en que sucedía de forma desprevenida me quedaba allí varios minutos, odiándome por una lista de cosas que solían repetirse. La última de ellas era la que más martillaba mi cabeza y no era capaz de decirme a mí mismo de forma directa, ni siquiera se planteaba en mi mente con palabras exactas, solo la sensación y la culpabilidad por ello me hacían vomitar de vez en cuando.

Me metí en la bañera sintiendo que me sobraba de todo; grasa, problemas, emociones, asco. Mucho asco. Recordé la mirada de Oishi subir y bajar por mi cuerpo, recordé sus palabras, y antes de permitirme pensarlo demasiado me hundí buscando liberar mi mente de tanta presión.

Mamá decía que el agua limpiaba la cabeza y el alma. Esperaba que también se llevara todo lo que me sobraba.

Me quedé allí con la mente en blanco y el cuerpo relajado varios minutos, tal vez una hora o incluso dos. El agua estaba fría cuando me decidí a cambiarla para enjuagarme el shampoo.

Dediqué un tiempo a hacer aquellas cosas que sentía que necesitaba; lavarme los dientes, afeitarme, me corté las puntas quemadas del cabello yo mismo, me corté las uñas y coloqué crema en casi todo mi cuerpo. Quería sentirme limpio, fresco… lo necesitaba.

Finalmente elegí las prendas más grandes que tenía de ropa para sentirme más delgado, luego bajé y me acomodé en el sofá mientras Samurái jugaba con mi cabello mojado.

Pensé unos segundos en mi gato. Samurai no sabía que se llamaba así, jamás había pronunciado su nombre desde que lo adopté siendo solo un cachorro, pero él parecía feliz conmigo y mi silencio, sus ronroneos se escuchaban muy fuerte, y a veces cuando yo bostezaba, él también lo hacía, eso me hacía reír. Su compañía le había dado calidez a mi vida en el último año.

Lo acaricie un par de veces, él se acomodó cerca de mi cuello para dormir. Quise quedarme quieto para no molestarlo, y en el intento me dormí con él.

Un par de golpes en la puerta me despertaron. No parecía que hubiera pasado demasiado tiempo desde que me dormí, aún había mucha luz de día.


Abrí la puerta encontrándome a Tetsuya y Sakura allí. Sakura tenía consigo su maleta grande. Lo miré algo confundido y somnoliento, abrí la boca casi olvidando que no podía hablar.

-          Esto Hide… ¿Podemos pasar? – preguntó Tetsuya. Lo observé con detalle mientras aún despertaba a medias, su pantalón de colores me parecía extraño para sus gustos, parecía que cada vez buscaba ropa más llamativa, tal vez una estrategia para captar más fans, no me había percatado de ello. En cambio Sakura llevaba un jeans azul y una campera negra con un gato dibujado en un extremo, además llevaba una gorra. Ambos se veían apenados. Los dejé pasar cerrando la puerta detrás de ellos, mi departamento no estaba precisamente ordenado, habían dibujos por todos lados, bocetos y panfletos que hacía para promocionar la banda además de un par de pinturas para mis dibujos en cada mesa. Tetsuya fue directo hasta el sofá, Sakura lo siguió observando todo a su alrededor con curiosidad. – Bueno Hide… hace un tiempo le dije a Sakura que podía quedarse conmigo cuando él se mudara a la ciudad pero… mi abuela enfermó y no me resulta tan fácil tener un desconocido en casa sin que eso le moleste a ella y a mamá. Ken-chan también está viviendo de allegado en otra casa y tú… sé que tienes una habitación vacía… Yo… - Tetsuya mordió su labio desde el interior, entendí sin que terminara la frase. Me sentí muy nervioso, Sakura también era un desconocido para mí… convivir conmigo podría ser un infierno para él o para mí.

-          No quiero incomodar, puedo buscarme otro lugar… - interrumpió Sakura algo ansioso e incómodo, frotaba las palmas de sus manos en sus muslos. Su rostro me pareció divertido, sus cejas parecían tristes pero aun así sonreía. Decir que estaba apenado, era quedarse corto.

La verdad era que no debía pensarlo demasiado, me gustaba Sakura. Me divertía observarlo, me parecía bonita su voz y además me trataba bien, parecía interesado en mí y sabía que yo también lo estaba en él. Creí que sería buena compañía aunque intentando ignorar un sentimiento que amenazaba con aplastarlo todo… Me gustaba la idea de poder verlo más que los demás.

Levanté los hombros para quitarle importancia a las palabras de Sakura y asentí en dirección a Tetsuya. Sakura pareció un poco confundido, pero Tet-chan lo comprendió.
-          ¿Entonces sí? – preguntó. Volví a asentir. – Wow…. Gracias… - dijo con algo de duda. ¿Esperaba que le dijera que no?

-          ¿Sí? ¿Puedo quedarme aquí? – abrió los ojos realmente asombrado. Asentí en su dirección. Sus ojos aún bien abiertos fueron acompañados de una sonrisa, sentí calor en el rostro además de los ojos de Tetsuya observando con sospecha. – Gracias… intentaré no invadir tu privacidad. – más calor en las mejillas, me puse de pie para esconder mi rostro y fui por un par de vasos para darle una explicación a mi innecesaria acción de salir corriendo de allí. En la cocina respiré un par de veces, estaba nervioso, siempre Sakura tenía ese efecto en mí… de pronto las dudas llegaron.

¿Y si luego de convivir conmigo termina odiándome? ¿Y si se aburre de intentar entenderme? ¿Y si yo termino odiándolo? De pronto vivir con un desconocido no me pareció tan buena idea…

-          Hey… - Tetsuya se acercó hasta mí – Oh, viniste por algo de beber… esto, ¿Estás bien? Te veo un poco nervioso – lo miré con los ojos bien abiertos, no sabía que responder… más bien qué indicar de respuesta. - ¿De verdad quieres que Sakura se quede aquí? Está bien si dices que no, podemos buscarle entre todos un departamento. – moví la cabeza en un claro “no”, ya le había dado mi palabra a Sakura y quería cumplirla.

Llevé los dos vasos con jugo hasta la habitación en donde esperaba Sakura, Tetsuya me siguió. Les ofrecí los vasos sentándome ahora con las mejillas de color piel y no rubí aunque no me sentía precisamente más tranquilo.

Por alguna razón Tet-chan se mantuvo callado, parecía pensativo y yo evite mirar a Sakura cuando sentí los ojos sospechosos de Tetsuya observándome más de la cuenta. No quería que nadie se enterara de mi pequeña fascinación por Sakura.

-          Bueno… creo que todos estamos muy cansados, el viaje de ayer, el viaje de hoy, la búsqueda de un lugar para Sakura y demasiadas emociones en la oficina, ¿no? – preguntó de forma insinuante, lo miré nervioso. ¿El sabía lo que me había propuesto Oishi? Quería creer que no. – Así que marcharé a casa, necesito dormir y dormir y tal vez seguir durmiendo hasta que debamos ir al estudio. – le sonreí, Sakura también lo hizo. Se puso de pie y se fue sin decir ni una sola palabra más. Lo sentí raro, sospechoso, con demasiado en la cabeza, y por alguna extraña razón, me sentí culpable por ello.

Con Sakura nos quedamos en silencio… poco a poco los nervios volvieron a mí. Tomé un lápiz que tenía en el escritorio y escribí en una servilleta:

“Iré a preparar tu habitación.”

-          Oh, ¿no quieres que te ayude? Tampoco soy visita, seré allegado, ayudaré con las cuentas, puedo cocinar y… ayudaré en todo lo que pueda – aseguró. Le sonreí y escribí por el otro lado de la servilleta.

“¿Puedes alimentar a Samurái mientras preparo tu habitación? Su lata de comida está en la alacena”

-          Sí, claro que sí. –se puso de pie tomando a Samurái en brazos. Lo miré con sorpresa, yo jamás lo tomaba pero samurái se veía cómodo en los brazos de Sakura. – Ven amigo – le dijo al gato – Vamos por tu festín.

Sonreí con ganas, si a Samurái le gustaba Sakura y a Sakura le gustaba Samurái, todos podríamos vivir felices juntos.

Subí al segundo piso observando la habitación extra, realmente jamás nadie la había usado, por suerte la había amueblado por si mamá quería visitarme, pero jamás lo había hecho y tanto la cama, como el escritorio y el sofá pequeño que había en la habitación estaban intactos desde que los compré. Lo que Sakura no tendría sería un mueble para su ropa… por lo que deberíamos comprar uno. Me moví rápido cambiando sábanas, cortinas, limpiando el polvo de la habitación… habían juguetes de Samurái por todos lados, y es que él solía pasar mucho tiempo allí. Sumé colchas a su cama, había aprendido que Sakura sentía frío con facilidad. Finalmente quité una de las lámparas de mis escritorios para colocarla en el suyo. La habitación se veía decente, era del mismo tamaño que la mía.

“Tal vez hasta podríamos instalar la batería aquí sin problemas”, pensé al mismo tiempo en que imaginé a los vecinos reclamando por el constante ruido. “O tal vez no”.

Bajé hasta la cocina para indicarle a Sakura que estaba todo listo llevando mi libreta de conversaciones conmigo. Para mi sorpresa lo encontré hablando con Samurái de forma amistosa mientras este último comía feliz.

-          … era un gato tres veces más gordo que tú, aunque no tenía tanto pelo, pero se veía su odio por la humanidad en sus ojos. Intenté tocarlo pero me atacó. Creo que los animales dicen muchos de sus dueños… no quiero pensar cómo será la familia de Tetsuya entonces…  - me reí cuando terminé de escucharlo. Se volteó con sorpresa – Ey espía, ¿de qué te ríes? – le indiqué con la mano que me acompañara. – Amigo, nos olemos las colas pronto. – le dijo al gato antes de pararse para seguirme. No pude evitar sentirme feliz por su actitud con Samurái.

Me siguió los pasos hasta el segundo piso y abrí la puerta de su habitación. Se quedé en silencio mirando las cosas a su alrededor.

-          Todo parece nuevo… - comentó – ¡Qué escritorio tan grande! Son como los que usas tú para dibujar, en mi vida he tenido de esos…

Escribí:

“Mañana debemos ir de compras, hay que buscar algún mueble en donde puedas poner tu ropa.”

Lo leyó inclinando su cabeza hacía un lado, mi estómago se apretó. Me gustaba mucho cuando hacía eso.

-          No te preocupes tanto Hide, puedo solo dejar mi ropa en la maleta mientras esté aquí. – lo miré dudoso y negué con la cabeza.

Escribí:

“Iremos de compras, y me invitarás a comer.”

Levantó una ceja cuando leyó lo último.

-          Tengo la impresión de que tendré el mismo rol que Samurái en esta casa… - lo miré curioso – El de un esclavo. – entrecerré los ojos mirándolo, fingiendo molestia – Él ya me lo contó todo; dice que lo utilizas para darte compañía y que solo le das comida si te da mimos. – lo miré sorprendido de verdad, todo lo que había dicho era cierto… Una pregunta estúpida apareció en mi cabeza y no pude evitar escribirla.

“¿De verdad hablas con los animales?”

Él la leyó y me miró con los ojos bien abiertos.

-          Claro que no, era solo una broma… - abrí la boca con desilusión. Si había gente que aseguraba hablar con los fantasmas, ¿por qué no podía haber gente que hablara con animales? – Vaya… realmente eres muy ingenuo Hide… - dijo en tono de crítica y me dolió. Supe que se dio cuenta cuando su dedo pinchó mi estómago haciéndome saltar a la defensiva por las cosquillas. – No te enojes, es que realmente me cuesta creer que exista alguien como tú. – susurró bajito en tono sincero. Otra vez las mejillas se me acaloraron. Debí correr, no hubo tiempo para excusas, pero debía correr si quería salir con algo de mi dignidad de esa habitación.






Capítulo 8: Inquietud



~ Sakura



Oishi acababa de salir por la puerta con Hide detrás de él. Aquello me preocupó, pues conocía bien la fama de Oishi con los chicos bonitos y cómo se aprovechaba de su posición.

-       Así que… ¿conocías a Oishi, Yasunori? – me preguntó Ken.

-       ¿Por qué ahora me dices Yasunori? Dime Sakura – le dije riendo, él también rió.

-       Es que lo he pensado y te ves mayor para decirte solo Sakura… tal vez más experimentado. – me carcajeé.

-       Pero no lo soy, dime Sakura, en serio – le insistí. El rió – Sí, lo conozco porque he trabajado antes con algunos de sus proyectos, aunque nada serio.

-       ¿Y te llevas bien con él?

-       Mmm… la verdad es que eso no importa mucho, solo te puedo asegurar que no le faltaré el respeto si no tengo razones.

-       Auch, así que te llevas mal con él, ¿por qué? – quiso saber. Tetsuya escuchaba de forma desinteresada o eso aparentaba al menos, el par de chicos del staff leían el papel que mi nuevo manager había entregado.

-       No mal, solo no es el tipo de persona que tendría como una amistad.

-       Ya… tendré cuidado también. – concluyó Ken de mi comentario.

-       No deberías ser tan influenciable Ken-chan. – regañó Tetsuya, a quien por primera vez veía demasiado serio.

-       Tú tampoco, ese señor te lavó la cabeza parece. – Los miré intrigado, ¿por qué lo decía?

-       ¿Tú no lo habías conocido aún Ken? – pregunté yo.

-       Si lo he visto, de hecho nos acosa bastante desde las penumbras, sobre todo a Hide, aunque creo que él no se ha dado cuenta. Mejor así, se asustaría. A todo esto, ¿qué querrá Oishi con él tan importante como para hablarlo a solas?

-       No lo sé – respondí dudoso.

-       No nos debemos preocupar, probablemente lo orientará sobre qué hacer con su nuevo nombre o su imagen, quién sabe.

-       Disculpen… - susurró despacio uno de los chicos del staff. De inmediato Tetsuya se volteó a hablar con ellos para responder a sus dudas. Ken se sumó, y considerando que hablaban sobre sesiones de fotos y fechas, no quise involucrarme.

De pronto Hide entró pálido a la oficina, lo miré con atención aunque nadie más lo hizo. Me molestaba darme cuenta de que los chicos lo evitaban todo lo que podían, debían estar acostumbrados a que fuera una figura invisible en sus vidas. Se sentó junto a mí, vi sus manos algo temblorosas, sujetaba la libreta con fuerza, tanta que el color de sus uñas se tornaba de un fuerte blanco por la presión.
Me acerqué a su oído y le pregunté.

-       ¿Estás bien?  - me miró con los ojos más grandes que nunca, vi miedo en ellos. – ¿Oishi te hizo algo? – quedó pensativo unos segundos y luego negó con la cabeza de forma rápida, por su reacción no le creí.- Puedes decírmelo… - intenté ganarme su confianza pero volvió a negar con la cabeza queriendo desesperadamente escapar del tema. Respiré profundo intentando relajarme y dejar el tema, por él.

Pensar en la situación me llenaba aun más de rabia, pero en silencio, no quería hostigarlo más.

-       Ya, vámonos- Me puse de pie y los seguí arrastrando mi maleta, de pronto a las afueras del lugar llegó el momento de despedirse. Hide fue el primero en irse, agachó su cabeza, dio media vuelta y caminó rápido dejándome con una extraña sensación de traición por su nula despedida.

-       Vaya… que seco es el enano – comentó Ken.

-       Chicos, hablaré con Oishi unos minutos ¿Me esperan en el café de la esquina? – Pidió Tetsuya. Con Ken nos miramos, luego solo asentimos. Me pregunté si iría a hablar con Oishi por lo que sucedió con Hide, pero no me atreví a preguntar.

-       Por aquí – indicó Ken, lo seguí hasta el café. Ken tenía un aire muy ligero, muy trasparente, era una persona cuya compañía siempre se sentía agradable. Elegimos una  mesa de junto a la ventana y pedí un café cortado mientras él pidió café doble.

-       Esto… Sakura…- murmuró mientras colocaba una expresión seria. 

-       ¿Qué sucede?

-       Sé que ahora… tenemos que… conversar sobre donde vivirás por unas semanas… - lo miré con atención, había querido no pensar demasiado en ello ya que mis preferencias de con quién quería vivir estaban claras y no quería desencantarme si no se podía. – Me gustaría que te quedaras conmigo, pero…

-       No te preocupes, no tienes la obligación de hacerlo.

-       Es que me encantaría, pero no estoy pasando por un buen momento… - continuaba su expresión de seriedad, me preocupé. Ken tenía algo que me hacía querer prestarle ayuda en lo que pudiera, tal vez era consecuencia de la afinidad que se había presentado desde el comienzo entre nosotros. – Desde que me uní a la banda, mis padres dejaron de hablarme, y con ello dejaron de pagar mi departamento, como yo había terminado la universidad no tenían porque continuar haciéndolo pero… me quedé sin lugar donde vivir ya que la banda me amerita demasiado tiempo para mantener un trabajo de tiempo completo y el medio tiempo no me alcanza más que para los cigarrillos.

-       Ya veo… ¿pero dónde vives entonces?

-       Con mi novia…

-       ¿Tienes novia? – Ken respondió con una carcajada.

-       Si, no es nada serio la verdad y solo digo “novia” a raíz de que vivimos juntos por esta situación de emergencia… tan solo llevábamos una semana de conocernos cuando llegué a golpear su puerta.

-       Qué descaro – le dije, ambos reímos.

-       Lo sé, y creo que ninguno de los dos tiene demasiado interés en hacer de lo que tenemos algo serio, por lo que debo salir de allí en cuanto pueda.

-       Entiendo.

-       Lo siento Sakura, me hubiera gustado poder compartir más contigo.

-       Oye, que igual nos veremos todos los días - volvió a reír.

-       Lo sé pero me hubiera gustado conocerte fuera del trabajo.

-       Tranquilo Ken-chan, seremos buenos amigos, lo presiento. – le aseguré.  La chica del café apareció dejando los pedidos sobre la mesa, se fue sin antes guiñarle un ojo a Ken-chan.- Así que eres popular por aquí.

-       Un poco.

-       Descaro – la risa de Ken sonaba muy fuerte para el silencio del lugar. De pronto giré y mire por la ventana encontrándome con la escena de Tetsuya y Oishi discutiendo de forma acalorada… aunque no podía escuchar nada de lo que decían, si podía ver la forma agresiva con la que se enfrentaban uno en frente del otro, a solo unos metros de nosotros.

-       ¿Pero qué rayos? – preguntó Ken mirándome preocupado. ¿Sería que Tetsuya realmente discutía por lo ocurrido con Hide? Oishi miró al bajista molesto unos segundos, luego se volteó y se fue, dejando a Tetsuya allí parado con los ojos cerrados. Se giró entrando en el café, topándose con nuestras caras a la espera de una respuesta.

-       ¿Lo vieron verdad? – dijo con una voz ronca de enojo mientras se sentaba.

-       ¿Hablas del unicornio que pasó en frente de la ventana, rebosando de paz y felicidad este lugar? – me reí.

-       ¿Pasó algo? – pregunté.

-       Me había prometido que nos daría un adelanto y resulta que no será así.

-       Ah, discutían por dinero – aseguró Ken. – Ahora entiendo tu reacción.

-       Que simpático. – Tetsuya parecía exageradamente molesto, su voz lo denotaba – Bien, a lo que hemos venido. Ken, ¿hay alguna posibilidad de que Sakura se quede…?

-       Ya lo hablamos – interrumpí. – Ken no puede.  – sin darme cuenta estaba siendo cortante y a la defensiva por el tono que Tetsuya usaba.

-       Entonces tendré que preguntar si puedes quedarte en casa conmigo. – lo dijo en tono dudoso. Comencé a sentirme mal, no me gustaba ser un peso, menos para ellos que los estaba comenzando a conocer.  Pensé en la posibilidad de un departamento pero dudé que mis ahorros dieran para eso. Tampoco sabía cuando comenzaríamos a ganar dinero.

Bebí el último sorbo de café.

-       Bueno chicos, yo me tengo que ir – anunció Ken. – Nos vemos mañana supongo.  Tetsuya, relájate, estas tan tenso que tu cara parece sufrir parálisis.

-       Nos vemos, Ken-chan – le dije. Me miró con una sonrisa y se fue.

-       ¿Puedo saber por qué discutían con Oishi?

-       Te quiere a ti y a Ken fuera. – dijo sin preámbulos. No pude evitar dejar salir una carcajada.

-       ¿Y qué razones te dio? – pregunté estando seguro de que no le había dicho la verdad del por qué no nos llevábamos bien.

-       Dijo que no encajabas con el estilo de la banda y que tenías un carácter demasiado difícil de moldear a los objetivos de la industria.

-       Mmm… es una buena razón – admití – ¿Pero qué tiene contra Ken?

-       Dice que no encaja con el sonido que quiere crear.

-       Con el sonido… - recordé que daba la casualidad que todos los grupos llevados a la fama por él, tenían el toque pop, definitivamente no mi sonido favorito. – Entiendo y… ¿Hide encaja con lo que él quiere?

-       Hyde. – dijo.

-       ¿Ah?

-       Dile Hyde – insistió con una sonrisa extraña – Hyde no quiere que nadie sepa que Hide ese es su nombre, así que será mejor acostumbrarnos a decirle Hyde.

-       Ah. – no supe que agregar… no quería que lo supieran. ¿Por qué?

-       Y si, a Oishi le gusta Hyde, tal vez más de lo debido – agregó.

-       Así que también te diste cuenta… Oishi tiene fama de acostarse con los chicos lindos, supongo que lo sabes. – Me miró sorprendido – O no… - su facción se colocó bastante extraña, luego tragó saliva.

-       Vámonos ya, debemos llegar a casa temprano si quiero encontrar allí a mamá.

-       Claro… ¿Vives con tus padres? – le pregunté mientras recogía mi chaqueta y salíamos del café.

-       Con mi abuela realmente,  está enferma y mi madre la cuida. Como necesitaba ayuda me fui a vivir a con ella. – me paré en seco.

-       Esto… Tetsuya… ¿Estás seguro de que quieres que yo viva ahí? Con tu abuela enferma y el ritmo de vida que tendremos… no sé, me parece una situación algo… delicada.

-       Tal vez lo es, pero tenemos que intentarlo. – me sonrió con confianza -  Haré todo lo posible para que la banda triunfe Sakura.

El tono de Tetsuya me asustó, Hide tenía razón, era un sujeto obsesivo.

Caminamos en completo silencio hasta su casa. Era un lugar pequeño con bastantes flores en un espacio reducido, había un gato gordo y amarillo en la ventana que miraba con cierta vanidad, me pareció divertido y me incliné para acariciarlo.

-       Oh no lo toques, ese gato araña a todo quien intente darle algo que no sea comida. – alcanzó a advertirme. Lo miré con los ojos entrecerrados y él me miró de la misma forma a mí. Pensé; “si me quedó aquí, me ganaré la confianza de este animal”.

Entramos en el lugar, había olor a té verde.

-       Siéntate iré a hablar con mamá.

Le asentí, luego él desapareció por un pasillo.

Los minutos pasaron, Tetsuya no apareció.

Comencé a intentar tocar al gato, pero tal y como me dijo, él intentaba golpear mi dedo con sus garras afiladas.

-       Terminaremos siendo amigos, yo lo sé. – le dije con los ojos entrecerrados. Escuché entonces la voz de Tetsuya desde algún lugar de la casa.

-       ¡Tú no entiendes nada, nunca puedo contar contigo para nada! – luego le siguió un portazo y vi a Tetsuya pasar a la velocidad de la luz cruzando la sala – Vámonos Sakura, no somos bienvenidos aquí. – lo miré con asombro, tomé mi maleta y me puse de pie para seguirlo ya que notaba que no tenía intensiones de esperarme. Troté detrás de él hasta que lo alcancé.

-       ¿Qué pasa? – tenía los ojos llorosos, su rostro estaba rojo. Evidentemente había discutido con su madre, pero lo veía demasiado afectado para pensar que fuera solo porque yo me fuera a quedar allí. – Tet-chan… esta maleta pesa como para arrastrarla corriendo - le llamé como Ken lo hacía sin darme cuenta, pero no respondió, caminamos en silencio un poco más hasta que llegamos a una esquina. Se sentó en una parada de buses, sacó un cigarro y me ofreció uno.

Encendió el suyo y luego me dio el encendedor.

-       Oishi no pretende ayudarnos a que el disco pase el control de calidad de la industria si no dejo que se acueste con Hyde. – soltó en un suspiro. Me quedé helado.

¿Qué?

Mi cabeza se lleno de odio de inmediato, quise golpear a Oishi como se merecía en nombre de los muchos jovencitos de los que se había aprovechado.
-       Hijo de puta – fue lo único capaz de decir – No voy a permitir que lo toque Tetsuya – solté sin pensarlo. Él me miró un poco impresionado.

-       Sé que suena terrible, pero es más común de lo que piensas.

-       Sé que es común para Oishi pero dudo que sea común para Hide, ¿viste su rostro de horror cuando volvió de hablar con Oishi?

-       Lo vi Sakura, lo vi.

-       Supongo que está demás decirte que no es correcto ganarse algo de aquella forma. – Tetsuya suspiró.

-       Lo sé, lo he pensado mucho Sakura, y si Oishi se lo planteó directamente a Hyde es porque entendió que yo lo desaprobaba.

-       ¿Y ahora qué? – exigí saber, estaba hablando de forma ofensiva notablemente molesto.

-       Nada… necesitamos de Oishi. No es como si pudiésemos ir a golpearlo hasta matarlo, simplemente… debemos pedirle a Hyde que confíe en nosotros y no acceda. – lo miré con rabia. ¿Es que esa era toda la protección de la que él era capaz?

-       Así que no haremos nada. – concluí.

-       Al final es decisión de Hyde, Sakura.

-       Claro que no, no podemos dejar que lo obligue a decidir entre una violación y la fama para la banda, ¡lo manipulará! ¿O cómo crees que ha conseguido acostarse con otros chicos considerando que es un viejo que no tiene nada que ofrecer físicamente? 

-       Hablaré con Hyde. – respondió.

-       Deberías hablar con Oishi.

-       Lo intenté hoy pero está obsesionado con Hyde. Tampoco quiero que se acueste con él Sakura, no quiero desprotegerlo, pero no sé que más hacer, no puedo ir en contra de Oishi o nos puede costar la carrera – se excusó. Todo me parecía excusa.

-       Ni pienses que tendrás una buena carrera si la ganas a costa de otros – respondí secamente. Tetsuya se volteó a mirarme con furia en los ojos. No quise explicar lo que había dicho para bajarle el perfil a mis palabras, ya que le había dado la sensación exacta del asco que sentía por su falta de empatía con Hide.

-       Me gusta Hide – dijo con enojo en cada palabra. Me quedé en shock. No estuve seguro de si lo había escuchado bien. – Siempre me ha gustado, desde que lo conozco, así que no creas que no haré todo lo posible por protegerlo.

-       ¿Te gusta? – repetí sosamente.

-       Sí, no estoy enamorado de él si eso es lo que entendiste, simplemente me gusta. Desearía con toda mi alma que fuera una chica pero no lo es. De todas formas no lo haré pasar por un calvario solo porque accedió a formar una banda conmigo. – se puso de pie más recompuesto pero aún con un tono ronco - Tampoco te creas el caballero que viene a rescatarlo o algo parecido Sakura, tú a penas lo estás conociendo – agregó antes de comenzar a caminar. Lo miré aún estando impresionado. Si le gustaba, ¿por qué lo ignoraba como lo hacía? - ¿No vienes? – me preguntó desde cierta distancia.

-       ¿Dónde?

-       A casa de Hyde. Tenemos que buscarte hogar, indigente. – respondió antes de volver a darme la espalda. Lo vi avanzar un par de pasos antes de detenerse a esperarme, nuevamente tomé mi maleta y caminé, intentando tragar el mal sabor de boca que me había dejado su confesión.