martes, 13 de junio de 2017

Capítulo 14: Vacíos.


-        Hyde

Cuando el avión aterrizó sentí que el corazón se me saldría por la boca, estaba tan ansioso que creí poder llegar corriendo a casa de Kaz, aunque obviamente eso no sucedería, ya que la localidad en donde vivía quedaba bastante lejos y mis piernas son cortas, causa de por supuesto, ser pequeño.

Al descender del avión y adentrarse al aeropuerto, como era de esperarse, los periodistas nos atacaron, Gackt observó de reojo.

-          ¿Llevas prisa o puedes responder algunas preguntas conmigo?

-          Preferiría que tú lo hicieras.

-          ¿Solo? – me observó sorprendido.- Pensé que dijiste que no me dejarías solo en ésto. – su tono era acusador.  Por unos momentos pensé en ello, le había dado demasiado de mi  bondad a Gackt por mi falta de Kaz, pero ahora estaría Kaz conmigo así que Gackt no me era de interés suficiente como para opacar mi ansiedad por ver a Kaz.

-          Tengo compromisos.- le dije sin ademan alguno de disculpa.

-          Oh… está bien. Esto no estaba agendado de todas maneras. Disculpa si te molestó que te lo pidiera… - Yo sólo asentí como respuesta, me estaba irritando el hecho de que llevábamos minutos allí sin movernos y yo me moría de ganas de ver a Kaz.

-          Me tengo que ir Gackt-chan.

-          Claro, nos veremos pronto.

-          Claro, adiós.- me acerqué para abrazarlo en señal de despedida.

-          Te llamaré.- me dijo mientras me observaba a los ojos, sus palabras me sonaron como una promesa.- ¡Ah Espera! – dijo de inmediato dando un salto, busco entre sus bolsillos un papel y me lo dio. Yo lo observe con curiosidad. – Hace unos meses me reuní con una persona que pregunto por ti, ese es su número telefónico.- Dijo con una sonrisa, esta vez parecía estar dispuesto a despedirse o arrancar antes de que yo leyera el papel.

-          Está bien.- le dije impaciente por marcharme de allí, restándole importancia al papel que me había entregado y pensando en mi subconsciente “No debo darle mi numero privado, sólo el de mi manager.” Algo en mi rechazaba fuertemente la personalidad de Gackt-chan, aunque me sentía atraído por el de cierta manera y no pensaba negarlo, tampoco podía negarme a mí mismo que sus actitudes obsesivas me asustaban un poco.

Le dije a mi agente que necesitaba llegar con urgencia a una dirección y para cuando logramos salir del aeropuerto ya me esperaba mi chofer. Me subí al auto solo y le di la dirección de Kaz, por mi tono de voz, el notó lo impaciente que estaba por llegar y gracias a los astros, no había tráfico y en muy poco tiempo nos adentramos en la ciudad.

Mientras realizaba el viaje interminable para mis ansias, pensé en el papel que me había dado Gackt, curioso busque en mi bolsillo y observe el número, mi estomago se contrajo.

“YASUNORI SAKURAZAWA”

“¿Qué rayos?” me pregunté.

Sabía que ambos eran amigos, pero ¿Por qué Gackt me hacía llegar la posibilidad de llamar a Sakura? Definitivamente el era ignorante a nuestra historia, y a la cantidad de veces que yo llamé a Sakura y él no contestó.

Suspire.

Eso ya era historia.

Deje el pasado ir con un suspiro, guarde el papel en el bolsillo y volví a concentrarme en el presente, en un par de minutos llegaría a las afueras del departamento de Kaz.

Comencé a pellizcar mis manos y a morder mis uñas, y agradecí en silencio a los dioses cuando estacionamos fuera del edificio, ya sentía el cuerpo acalambrado por la tensión.

Le pedí al chofer que me esperara, no estando seguro de si encontraría a Kaz en casa. “Lo más probable está en su estudio” pensé un poco desanimado. Pero no perdí la esperanza.

Subí las escaleras de emergencia porque no tuve paciencia de esperar el ascensor y en cuanto llegue a la puerta del departamento, respiré profundo.

“Por fin la espera acabó.”

Abrí la puerta del departamento y comencé a buscar a Kaz, todo estaba en silencio, pero aquello no indicaba nada. Kaz muy rara vez encendía la televisión o colocaba música, no le gustaba el ruido, usualmente lo único que se escuchaba por la casa era el sonido de su guitarra.

Sólo me faltaba un lugar, la habitación.

Corrí a la habitación y al ver las cortinas cerradas inmediatamente deduje que estaría en la cama, entonces me acerqué y vi un bulto en la cama, pero definitivamente no era Kaz.

La cabellera de color castaño oscuro, aquel rostro... ya lo había visto una vez.

Kira.

Ella estaba acostada en lo que usualmente era mi lado de la cama, al parecer no llevaba ropa bajo las sabanas. Mi corazón se contrajo. “No es posible”. “No es posible”.
Inmediatamente salí de la habitación.

Me sentí mareado a causa de la impresión. Me senté en el sofá unos minutos y traté de pensar en lo que acababa de ver.

Definitivamente Kaz se estaba acostando con la chica, y aquello no sólo me molestaba si no que me hería de una manera muy profunda.

Yo no había consumado nada con Gackt-chan incluso ebrio, solo porque había pensado en Kaz. Pero al parecer el no pensaba en mi.

Que tonto había sido, me había convencido a mi mismo de que podría serle fiel a Kaz a pesar de la distancia y el tiempo en que no nos viéramos y resulta que él no era capaz de hacerlo. No creí que fuera capaz de engañarme, no con quien… él prácticamente me había asegurado que no sentía nada.

Me sentía muy molesto y herido, mis ojos picaban y sentí las lagrimas buscando escapar, pero no podía olvidar algo importante, yo mismo le había dicho a Kaz que podía estar con otra persona, recordaba exactamente mis palabras de aquella vez y aunque sabía que le había pedido que yo no me enterara, nada cambiaba que tenía mi permiso para hacerlo.    

Por lo tanto, Kaz no había hecho nada malo, aunque mi corazón doliera, aunque mi orgullo se sintiera pisoteado y me estuviera muriendo de celos, miedo y furia por dentro, tenía que reconocer que Kaz no había hecho nada malo. Nuestro acuerdo había sido así desde un principio.

No había pensado en ningún momento en la alternativa de Kaz estando con otra mujer, pensé que él no recurriría a alguien en mi ausencia, pero me equivoque. De todas formas aquella chica estaba enamorada de él y lo más probable es que hubiera tratado de conquistarlo mientras yo no estaba, tal vez lo había hecho… No. No debía dejar a mi cabeza seguir el hilo de aquellos pensamientos, debía ver a Kaz. Aquello era lo que más me importaba, lo que más quería en aquel momento.

Me coloqué de pie y escapé del departamento trotando, bajé las escaleras de emergencia nuevamente y subiendo al taxi, le indiqué al chofer la dirección del estudio.

La ansiedad me comía vivo.               

Ya Kira no importaba, yo necesitaba ver a Kaz, sentir su mirada en mí, sentir su piel, su tacto, su olor, sus abrazos y sus besos,  sentir su amor, lo necesitaba.

Cuando el taxi llegó al estudio le indiqué que podía marcharse, seguramente me tomaría mi tiempo para estar con Kaz.

Al entrar al estudio muchas miradas curiosas y un poco impactadas no dejaban de mirar en mi dirección. Era primera vez que yo iba de visita y las veces en que había utilizado aquel estudio, Kaz le había pedido al personal no ir a trabajar aquel día. Sólo para que pudiéramos estar juntos, tranquilos, sin observadores prejuiciosos.

Tomé directamente la dirección al estudio personal de mi novio, a través del pasillo, muchos empleados se miraron entre sí sin saber si detenerme o no, pero nadie se atrevió a acercarse de todas maneras. Entonces abrí la puerta del estudio de Kaz y de inmediato lo vi.

Aquel cuerpo, aquel rostro, aquel perfil… mi Kaz.

Sentí el corazón derretirse en un segundo, él se encontraba con audífonos escuchando atentamente a quien cantaba del otro lado de la sala, no parecía haberse dado cuenta de que yo estaba allí. Entonces sin poder controlarme, me aventé encima de él, sentándome en sus piernas y abrazándole fuertemente.

-          ¿Qué rayos? – dijo apartándome de manera agresiva. Yo me congelé. – ¿Hyde? Pero… ¿Qué haces aquí? – su tono era molesto, definitivamente no era la reacción que yo esperaba.

-          Que-quería verte. – tartamudeé, chocado por su agresividad.

Kaz suspiró molesto, entonces se acercó al micrófono de comunicación entre él y la cantante que estaba al otro lado de la sala.

-          Discúlpame Anna, realmente lo siento…- luego me observó analítico, yo continuaba congelado.- Vendré en dos minutos, realmente espero que me disculpes.- le dijo a ella, apenado.

Yo me sentí estúpido.

Patético.

Acababa de molestar a Kaz.

Acababa de causarle problemas.

-          Kazu… yo…- no sabía que decir. Kaz se colocó de pie obligándome a mí a hacerlo también.

-          Ven conmigo.- dijo molesto.

Le seguí en silencio. Aquella actitud no me gustaba, me sentí atemorizado.

Entramos a una pequeña sala para conversar a solas, Kaz cerró la puerta.

-          ¿Qué haces aquí? – me preguntó mirándome fríamente a los ojos, esa no era la mirada que yo recordaba. 

Mi corazón ésta vez se sentía frio.

-          Quería verte Kaz… te extrañé.- mi tono sonaba sincero, sentí mis ojos húmedos por la necesidad, el miedo y la situación.

-          ¿Y la película?

-          Terminó el rodaje, no quise avisar… quería que fuera sorpresa.- le expliqué. De manera involuntaria mi tono sonaba a suplica.

-          Debiste avisar. – Dijo antes de suspirar exasperado. 

-          ¿Para no tener a una chica durmiendo en tu cama?- le pregunté curioso. Ni siquiera su actitud me dejaba estar molesto por ello.

-          ¿Fuiste a mi departamento?- Su tono cada vez sonaba mas frio y molesto.

“¿Qué? Hace unos meses era NUESTRO departamento”, pensé.

-          Si, quería verte… ya te lo dije.

-          No debiste Hyde.

-          Pero… ¿Por qué? ¿Qué está pasando Kaz?

El volvió a suspirar mirándome fijamente, tenía algo importante que decir al parecer y su mirada fría me hacía temer.

“Por favor que no sea eso… por favor.” Supliqué en mi mente.

-          Esto tiene que acabar Hyde.- “Oh no.” Esta vez mi corazón se detuvo.

-          ¿Qué?

-          Que esto tiene que terminar, nosotros no podemos continuar juntos.- Su tono me sonaba tan decidido, que refutarle me llenaba de angustia.

-          No… no puedo creer lo que estás diciendo.

-          Pues créelo. Porque ya lo decidí. – Su postura se mantenía firme, al igual que el tono de su voz. Todo en el parecía indicar que estaba seguro de lo que hacía.

-          Pero, ¿Por qué? ¿Ya no me amas?

-          Hyde… - sus ojos durante unos segundos tuvieron el brillo de aquella mirada que yo tanto conocía. Pero no estaba seguro de si mi dolido orgullo me hacia interpretar de manera equivocada.

-          ¿Ya no me amas? – le pregunte esperanzado, sin embargo Kaz no contesto de inmediato… poco a poco mi dolor se transformó en indignación.

-          No es eso Hyde… - Kaz se acerco a mí y tomo mis manos. De manera instintiva las aleje.
“No me tocarás y me harás daño al mismo tiempo”

-          Entonces ¿Por qué? – le exigí, ésta vez mi tono sonaba desafiante, de manera involuntaria mi actitud estaba siendo defensiva, tratando de salvar algo de mí.

-          Porque no puedo llevar una relación con alguien que permanentemente estará lejos. Hyde escúchame, durante meses viví el martirio de ver tu rostro deleitándose con ese Gackt, lo daban en la televisión todos los días. No soporto saber que sucedió algo entre ustedes, tal vez… tal vez sería soportable para mi si no hubiera tenido que verlo constantemente…- Ésta vez era su voz la que sonaba dolida.


-          Pero Kaz  yo no me acosté con Gackt-chan.

-          Por favor Hyde… no me mientas. Vi en los ojos de ese tipo que se moría por estar contigo y en tus ojos que eras capaz de permitírselo. Y dolió, por meses. Aun duele, no quiero tener que vivir con aquel sentimiento… esto es difícil para mí. – Ésta vez fui yo quien se acerco para tomar sus manos y Kaz quien las alejo de mi.- No, escúchame bien, no quiero tener que discutir esto, ya lo decidí, no es bueno para mí estar contigo y creo que para ti tampoco.


-          No…- ésta vez las lágrimas se asomaron. – No es cierto Kaz, para mi es… - comenzó a absorberme la tristeza. Una que no sentía desde muchísimo tiempo atrás, cuando había estado sin Kaz. – Para mi eres bueno… para mi…- los sollozos no me permitieron hablar por mucho tiempo. Entonces sentí la necesidad de huir de ahí, la mirada de Kaz, la voz de Kaz, la presencia de él, ahora sólo me lastimaba.

Necesitaba salir de allí.

De todas maneras no creí que nada de lo que yo dijera traería un poco del amor de Kaz que sentí meses atrás.

Sin decirle nada, caminé hacia la puerta pasando por su lado, el no dejaba de observarme y yo no me permití volver a verlo una última vez, simplemente huí.

Caminé por el pasillo que había recorrido en su búsqueda solo unos minutos atrás, ignoré las repetitivas miradas curiosas que esta vez al verme afectado por las lagrimas parecieron sentir lástima. Salí por la puerta principal estando completamente seguro de que no volvería allí, nunca más.

Sólo había caminado por dos calles cuando un par de chicas me reconocieron y decidieron seguirme, a pesar de mis intentos por zafarme de ellas no logré nada y hecho un lio emocionalmente decidí que no importaba si me veían llorar, si me fotografiaban o si hacían lo que quisieran conmigo. Ya nada importaba.

Me senté en unas escaleras que conducían a un templo y me permití dejar escapar las lágrimas. La tarde estaba helada, pero lo más probable el frio provenía de mi interior.  

No quería permitirme pensar en lo que acababa de ocurrir, temí una crisis de angustia o algo parecido. Quería ignorarlo, mentirme a mí mismo y continuar con todo como si nada, como si nadie hiciera falta. Pero no podía, incluso si de manera consciente buscaba distraerme, mi cuerpo estaba afectado, mis manos temblaban, mi pecho dolía y mis ojos parecían deshidratarse. Kaz era el centro de mi mundo, mi mente giraba en torno a él y ahora sentía aun hueco enorme a la altura de los pulmones por su falta.

“Sólo no pienses en Kaz, sólo no pienses en lo mucho que lo amas, en cuanto lo extrañaras, sólo no pienses en Kaz.” Me suplicaba mientras me consumían los sollozos sentado en aquella escalera, enfrente de dos desconocidas que parecían debatirse entre sí acercarse o no. De todas maneras las ignoré.

Cuando el llanto pareció no acabar y al contrario cada vez elevarse más, busqué entre mis bolsillos algo para secar mis lagrimas y me encontré con el papel que tenía un número telefónico anotado… “ese” número.

Si había alguien en este mundo que podría brindarme un poco de calor en aquellos momentos en que sentía que mi corazón se congelaba y se rompía, debía ser Ya-chan.

Me coloqué de pie y caminé un par de calles hasta encontrar un teléfono público, revise mis bolsillos y no tenía ninguna maldita moneda. Maldije y miré hacia el cielo en una especie de reclamo a los dioses.

Cuando bajé la mirada una de las niñas que me había seguido me tendía la mano con un par de monedas.  Yo la miré unos momentos con mis ojos hinchados. Ella estiró aun más la mano, insistiendo en que tomara el dinero. Yo lo tomé. Y ella corrió donde su compañera.

-           Gra-gracias…- les dije impresionado y enternecido. Ahora quería llorar más.

Ambas chicas me sonrieron y se alejaron lentamente, mirando un par de veces en mi dirección, dudaban de si dejarme solo o no. Les sonreí, para que se marcharan tranquilas.

“Fans.” pensé con mucho cariño y agradecimiento al verlas alejarse.

Entonces observé las monedas y observé el número durante unos instantes, en aquellos momentos no tenía a quien recurrir, no tenía grandes amigos ni a nadie que quisiera que me viera así. Pero necesitaba un abrazo, un poco de apoyo de alguien en quien yo confiara.

Coloqué las monedas en el teléfono y marqué el número con mis dedos temblorosos. Comencé a escuchar los pitidos de la llamada.

 “Contesta por favor, por favor”

-          ¿Sí? – Era su voz.

La voz de Sakura.













-         Kaz.


Desde que Hyde se había marchado me había dedicado cien por ciento al trabajo, desde que despertaba hasta que lograba dormir.   Me sentía triste, vacio e incluso perdido. En las noches al llegar a casa me lanzaba al piso, tomaba la guitarra y componía algo que pretendía ser melodioso, pero luego me inundaba la rabia y   los celos  al pensar en que debía estar haciendo Hyde cerca de Gackt, y la canción se volvía violenta. Llevaba muchos días intentando componer algo melodioso pero me resultaba imposible. Incluso en las noches en que dejaba las lágrimas salir, el sentimiento más agudo era la rabia, el enojo con Gackt, con Hyde y conmigo mismo.

Me estaba convirtiendo en algo que odiaba, mis emociones estaban fuera de control y mi comportamiento era irracional. Estaba desequilibrado.

Sin darme cuenta comencé a perder peso, dejé de estar atento a las preocupaciones cotidianas y a veces hasta olvidaba tomar un baño en varios días. Me dejé hundir por las composiciones del disco en que habíamos estado trabajando, era lo único que me quedaba de Hyde.

Todo el día me centraba en las producciones de aquel álbum, había muchas grabaciones vocales listas y había que avanzar con el sonido de ingeniera de aquellas canciones, y además grabar las siguientes pistas. Mi misión durante esas semanas era avanzar todo lo que pudiera, colocar sentimiento y dedicación a cada ritmo, y que al llegar Hyde al escuchar el álbum, le haga sentir orgulloso.

Renuncié a todos mis otros proyectos de producción para enfocarme solamente a él. La gran mayoría de mi estudio me observaba como si yo fuera un animal extraño, murmuraban que me había obsesionado con un proyecto producto de algún abandono o amorío. No sabían que tan cierto podía resultar aquello.

Comencé a excluirme sin notarlo, siempre había sido solitario, sin embargo poco a poco aquello fue mayor. Dentro de mi estudio era muy respetado gracias a los trabajo de producción junto a mi fallecido amigo Hide, por ello todos me saludaban con admiración, sin embargo mis actitudes hacían que cada vez menos gente se acercara a mí. Incluso me negaban el saludo y los buenos días. También me comportaba de forma idiota con mis compañeros de producción, no aceptaba descansos, ni atrasos, no les permitía tomarse un minuto más de colación, por que debían trabajar tan concentradamente como yo en aquel álbum. A veces me quedaba hasta altas horas de la noche y más de alguna vez no dormí por quedarme allí. Al menos yo debía tener la mitad del álbum, para cuando Hyde llegara.

La única que me dirigía la palabra a ratos era Mika, una de mis asistentes  y secretaria. Ella siempre había permanecido junto a mí, preocupada desde la distancia, tenía pequeños detalles conmigo que me hacían mantener un gran afecto por ella.  A veces llevaba comida,  compraba café y lo dejaba en mi escritorio, arreglaba mi agenda de forma perfecta para calzar con mis horarios de dedicación al álbum, me recordaba las fechas importantes y me hacía sentir menos solo aunque fuera con una sonrisa.

-             Kaz, deberías afeitarte… - dijo Mika algo cohibida mientras dejaba un trozo de pastel y café sobre mi escritorio.

-          Gracias por tu consejo Mika. – le respondí cortante concentrado en los sonidos que escuchaba

-          Kaz… lo digo en serio, nos estas asustando y llegara el día que el portero no te reconozca.

Sólo asentí como respuesta.

Ella se marchó lentamente observándome desde la distancia para saber si es que le respondía.

Observé mi reflejo en el espejo, realmente tenía una gran barba.

Llegando a casa me debería bañar también, podía ver el brillo en mi cabello. ¿Cuánto llevaba sin tomar un baño? Debería darme vergüenza aparecer así en el trabajo.

Parecía un loco.

“Aunque… ¿Qué no todos los artistas lo estamos?” Me preguntaba a mi mismo dándome un poco de apoyo. Conocía artistas realmente raros, ¿Qué tal si yo me había transformado en uno de ellos? Después de todo, era primera vez que experimentaba una sensación de vacío tan grande… tal vez aquello era lo que experimentaban ellos. 

A pesar de estar consciente de que debía tomar un baño, esa noche permanecí en el estudio hasta altas horas de la madrugada.  Las posibles tres primeras canciones estaban listas, sólo faltaban los detalles a sus comienzos e inicios para ajustar el sonido y coordinar la comodidad a oídos ajenos. Pero había un gran problema, y es que cuando te centras tanto en algo, pierdes la objetividad, llegó un momento en que todo lo que escuchas te parece igual. Me desesperé, no podía ajustar los audios y no quería descansar hasta al menos finalizar con ello.

Pensé en pedir ayuda, tal vez podría pedirle al guardia nocturno del lugar que se acercara a oir un poco de la música… pero no resultaba tan buena idea, no sabía cuales eran sus gustos, tal vez todo le parecería desagradable o simplemente escogería uno para deshacerse luego de mi petición. Necesitaba a alguien con buen oído y del gusto de mis habituales producciones.
Tomé el teléfono y marque el número de Mika.

Esperé a que contestara la llamada.

Los sonidos de la línea telefónica me irritaban.

Mi ansiedad comenzaba a comerme, quería que contestara rápido, que escuchara la música pronto, que todo terminara de una maldita vez.

Algo en mí despertó en el segundo en que analicé mis pensamientos… yo quería que todo terminara… ¿pero que haría de mí vida en cuanto terminara el disco? Hyde no llegaría antes porque yo lo finalizara… aquello era lo que más quería… tenerlo nuevamente, tocarlo, besarlo, acariciarlo, observarlo simplemente, escuchar su voz…

Pero él no estaba… él se fue…

Y Aquí estaba yo, dejándome hundir por lo poco que me quedó de él.

¿Qué haría en cuanto terminara el álbum? 

¿Qué haría si él al volver ya no me quería?

¿Si se enamoraba de Gackt?

Sin darme cuenta del tacto de las lágrimas en mi rostro, sólo noté que lloraba al observar mi reflejo en el vidrio de la cabina del estudio.

-          ¿Diga? – dijo una voz un poco adormilada desde el otro lado de la línea telefónica.

Observé el teléfono unos instantes, sin comprender que estaba haciendo allí, sin comprender que era el teléfono que tenía en la mano, sin comprender quien era yo.

-          ¿Diga? ¿Quién es? – insistió la voz en el teléfono.

Pestañeé un par de veces.

¿Qué me estaba pasando?

-          ¿Kaz? ¿Kaz eres tú? – preguntó la voz.

Escuchar mi nombre me trajo de vuelta a la realidad, aunque no del todo, sentía que todo a mí alrededor se movía en cámara lenta. Estaba al borde de la locura.

-          ¿Mika? – dije cerca del teléfono, intentado recordar la razón del por qué la necesitaba…

-          ¡Kaz! ¡Por dios, si eres tú! ¿Sucede algo? – Me sentí mareado y sin energías, todo a mi alrededor giraba de una manera muy lenta, mis oídos dejaban de escuchar poco a poco. Sentí ganas de vomitar, pero considerando que no comía desde le día anterior, sabía que nada saldría de allí.

-          ¿Mika?- volví a preguntar sintiéndome distante de la realidad

-          ¿Por qué tienes esa voz? Kaz…. ¿Estás enfermo? ¿Estás bien?

No pude responder… Cerré los ojos presa de un gran cansancio.



-          ¡Kaz! ¡Kaz! ¡Kaz despierta! – escuché a lo lejos una voz femenina gritar mientras sentía como tocaban mis mejillas con pequeños golpes que me despertaban poco a poco. – ¡Kaz! ¡Mierda Kaz! ¡Despierta por favor! ¡Ayuda!


Mientras la voz gritaba hice esfuerzos enormes por abrir los ojos, hice un sonido con mi garganta buscando mi voz… tampoco la encontraba….

-          ¿Mika? – le pregunté en cuanto la reconocí entre mi borrosa mirada.

-          ¡Kaz! Dios… despertaste…- su mirada se veía preocupada, su voz parecía que estaba a punto de desbordarse en llanto.

-          ¿Qué paso? – pregunté confundido mirando a mi alrededor, sentí mi cabeza doler.

-          Te desmayaste al parecer… llegué hace unos minutos y te encontré aquí en el suelo… cuidado… - advirtió tomando delicadamente mi cabeza entre sus manos – parece que te golpeaste… ¿Cómo te sientes?

-          Como si tuviera la resaca más grande del mundo…- le dije sin energías.

-          ¿Llevas demasiado sin comer no? – Dijo en tono superior, yo no respondí, me sentí avergonzado de que Mika me regañara con razón.

-          ¿Puedes ponerte de pie? Vamos… te llevare a casa. – Intentó ponerme de pie con dificultad, en gran parte porque yo no ayude. Me dolía el cuerpo y me sentía sin energías.- Apóyate en mí. 

Me arrastró prácticamente a su auto y con gran dificultad me recostó en la parte trasera. “Yo cuidare de ti” susurró despacio mientras acomodaba delicadamente mi cabeza en el asiento. Me moví con los ojos entreabiertos, presa del cansancio, del momento y de la sensación de aturdimiento y ella resbaló sobre mí, sujetando gran parte de su peso en el mío. Ambos reímos.

¿Cómo habíamos llegado a esta situación? 

Parecía que estaba cuidando de un adolescente ebrio.

Luego de nuestras risas nos observamos un par de segundos. Y el ambiente que nos rodeaba se torno dulce, sentí mi estomago apretarse al ver los ojos de Mika observando mis labios y leí sus intensiones en su expresión. Quería besarme, de la misma forma, me sorprendí a mi mismo dándome cuenta que también quería besarla. Lo deseaba, de forma irracional, simplemente un impulso me hizo anhelar sus labios y tal vez, una caricia que me reconfortara.
Observé de la misma forma sus labios, entregando el mensaje que sabía que estaba esperando. De inmediato sus manos rodearon mi cintura lentamente aun con el peso de su cuerpo sobre mí… sentí su tacto conocido.

Durante los mismos segundos, una de sus manos busco enredar sus dedos en mi cabello,  de la misma forma en que Hyde lo hacía… de la misma forma en que tocaba lentamente con su lengua mi cuello mientras buscaba tocarme bajo la ropa…

Tal vez Hyde no era tan único… tal vez Hyde era como todos… tal vez… tal vez yo debía dejar de idealizar a Hyde… tal vez yo debería dejar de buscar extrañarlo en cada minuto de mi vida…

Tal vez, tal vez debía olvidar a Hyde, porque extrañarlo simplemente dolía demasiado.