lunes, 14 de mayo de 2018

UV January 2006

RR Newsmaker January 2006










Memorias en la Piel - Capítulo Final: Elección.


No estaba seguro de si alguna vez había visto a Hyde comer lentamente, pero aunque me costaba creerlo, estaba sucediendo. Estaba en trance, masticando y mirando a su alrededor, tal vez no debí llevarle la comida a la cama.

-          ¿Tanto sueño tienes? – pregunté con cariño, mientras dejaba la cuchara en la bandeja, yo había terminado y a él aun le quedaba la mitad.

-          Creo que mi estómago está dormido… - susurró. Lo miré con atención y lo vi algo sonrojado.

-          Déjame ver. – Estiré el brazo y me di cuenta de que tenía un poco de fiebre. – Mmm… Hide, mejor recuéstate y descansa.

-          Si… - susurró algo ido. Me preocupé, le quité la bandeja y lo arrope. Fui a dejarlas a la cocina y apagué todas las luces, pensé mientras tanto que tal vez estaba un poco resfriado, por el estrés o tal vez las emociones, una baja de defensas o un virus. Me lavé los dientes y me quité la ropa. – Extraño dormir contigo… - susurró con voz infantil. Me metí en la cama y de inmediato lo rodeé con mis brazos, hundiendo mi cara en su cabello. Besé su cuello.

-          También yo… sabes que gran parte de mí te necesita, ¿verdad?

-          No es verdad… - negó con la cabeza mientras hablaba

-          Hide…

-          No es verdad, tú puedes vivir sin mí y yo puedo vivir sin ti también, nos lo demostramos en estos meses, tenemos más opciones, pero nos preferimos, eso es lo hermoso en todo esto… te elijo y tú me elijes a mí. – Pensé un poco en sus palabras, ¿eran ciertas? Sentí que me sobrevaloraba. Volví a besar su cuello.

-          Te amo Hideto… - susurre ya somnoliento.

-          Te amo Yaa-chan, gran bobo. – reí o eso creo que hice, antes de dormirme del todo.

Desperté con el sol golpeándome fuertemente en la cara, odiaba las cortinas blancas. Me removí y algo bloqueó mis piernas, entonces vi a Hide durmiendo, abrazado a mi cadera, su cara estaba pegada a mi costado izquierdo.

-          ¿Cómo rayos llegaste allá abajo? – pregunté divertido en voz alta.

Lo moví con delicadeza, hasta acomodarlo en la almohada.

Me vestí evitando hacer ruido, tenía que salir y de lo posible volver antes de que despertara. Baje llevando las botas en las manos, haciendo lo posible por no hacer crujir las escaleras de madera.

Llegando a la cocina, me coloqué las botas, tomé una manzana y me dirigí al auto. Salí del terreno aproximadamente a las 8:15 de la mañana, con algo de suerte, estaría de vuelta antes de las 10:00, dudé que Hide despertara antes.

Sería una aventura llegar a la dirección que necesitaba, nunca había ido, solo recordaba una dirección que Ken-chan nombró. En el camino pase a comprar medicinas, vitaminas y un par de jarabes para Hide, también Donas, el azúcar siempre ayudaba.

Estuve seguro de que iba por buen camino cuando pase junto a una pizzería, compré un par y entonces llegué ahí. La casa color azul, tenía sus cortinas cerradas, esperaba no despertarlo… o molestar.

Toqué la puerta dos veces, hasta que descubrí que existía un timbre.

Esperé aproximadamente 5 minutos y comencé a frustrarme, tal vez no estaba allí… entonces la puerta se abrió.

-          ¡Yukihiro! – saludé feliz con una gran sonrisa al hombre extremadamente delgado, con el cabello largo y una pijama color blanco. Entonces lo miré bien y mi sonrisa desapareció.

-          Oh… Sakura… - entre abrió los labios por la sorpresa de verme allí y estuve seguro de que mi expresión fue la misma.

-          Yukihiro… ¿Y tu lesión? – Lo miré de pies a cabeza una y otra vez, no tenía yesos, y sus pies estaban descalzos, tampoco tenía vendas, pensé que tal vez su rodilla… pero tampoco parecía cojear. – Me sonrió algo apenado.

-          Pasa… - abrió la puerta mientras yo aún lo miraba sin comprender. - ¿Eso es pizza?
-          Ah, si… la traje para que desayunáramos juntos…

-          Que romántico… - dijo en broma, pero no sonreí. Solo lo seguí hasta una pequeña cocina con una mesa en mitad de ella, dejé allí la pizza, mientras Yukihiro colocaba vasos y un jugo embotellado en medio de la mesa.

-          Yukihiro… - comencé a decir dudoso, ¿Qué rayos estaba pasando?

-          Hyde me contó que ya no estaban juntos… - comentó observándome con atención.

-          Oh… pues, ya no es así… estamos juntos… otra vez… - me sonrojé, no estaba acostumbrado a hablar de mi relación, y jamás lo había hecho con Yukihiro tampoco.  Intenté sonreír para evitar que mi incomodidad fuera evidente.

-          Lo sé, Ken-chan me dijo que habían vuelto…

-          Ah. – dije confundido, sin entender que quería saber exactamente.

-          Hyde me habló de sus sentimientos y de cómo se enamoró de ti en el escenario. – dijo mientras cortaba un trozo de pizza y se lo llevaba a su plato, hice lo mismo, no sabía dónde mirar… ¿Por qué resultaba tan incomodo hablar de esas cosas?
-          No sabía que él te había comentado…

-          Si… en los ensayos lo hizo. Estaba algo ebrio, tal vez ni siquiera lo recuerde. – agregó con una sonrisa apenada. – Creí que podía ayudar, dándote una oportunidad de enamorarlo nuevamente… en el escenario. El dijo que la conexión entre ustedes nacía allí, lo vi tan solo… que debía intentarlo… - bajo la mirada apenado, yo lo miré sorprendido.

-          ¿Entonces jamás te lastimaste?

-          No, Ken-chan me ayudó un poco fingiendo todo eso… es mejor mintiendo que yo.
-          ¿Ken-chan lo sabía? – pregunté de forma estúpida, él asintió. – Wou… yo… no sé qué decir…  - Lo miré con los ojos llenos de agradecimiento y ambos nos incomodamos, nos reímos al notar que bajábamos la mirada como un par de retraídos.

-          Parece que ninguno es capaz de establecer contacto visual hablando de estas cosas… - dijo Yukihiro de forma tímida.

-          Eso parece… tal vez sea un patrón común en bateros. – ambos reímos - pero… gracias… en serio… gracias…  - nos miramos a los ojos un par de segundos. Solo un par, Yukihiro asintió, recibiendo mi agradecimiento. Luego mordió la pizza.

-          ¿Son de las que venden en la esquina no? – preguntó mientras mordía. Cambiando por completo el tema.

Le sonreí alegre, siempre supe que él era una persona de confianza, pero nunca imaginé que le debería tanto.

En cuanto terminamos de comer, me despedí, él debía irse a su trabajo y se estaba retrasando por mi culpa. Yo debía volver a casa, antes de que Hide despertara.

De camino comenzó a llover, por lo que me vi obligado a bajar la velocidad. 

Comencé a rezar por llegar antes de que Hide despertara y poder prepararle un desayuno decente, mi pierna comenzó a temblar de ansiedad cuando un semáforo en rojo me detuvo demasiados minutos. Vi pasar en frente de mi auto a Tazawa, llevaba tan solo una playera y corría intentando protegerse de la lluvia. Lo miré con algo de molestia, ¿Podía ser tan descuidado de salir de su casa así de desabrigado? Tomé la calle por donde él caminaba, para acercarlo donde quiera que fuera. Bajé el vidrio y silbé de forma característica para conseguir su atención. Me miró sorprendido y completamente empapado.

-          Sakura…  - me dijo desde el otro lado de la ventana, las gotas le resbalaban por la nariz.

-          Sube, te llevo.

-          Pero… te mojaré el auto…

-          Kosuke solo sube. – le pedí algo frustrado, el se movió de aquella forma infantil en que solía comportarse solo conmigo. Se subió y entonces noté que tan empapado estaba, su playera estaba pegada a sus costillas.- ¿Niño como se te ocurre salir así? – le pregunté mientras me quitaba la chaqueta para dársela. – él pestañaba varias veces mientras me miraba algo tímido.

-          No tienes que portarte así… en serio estoy bien.

-          Solo póntela. – le hablé con tono molesto, por lo que se apresuro a colocársela. Luego se quedó en silencio. - ¿No me dirás dónde vas?

-          Iba a casa…

-          ¿Y de dónde vienes? – pregunté curioso.

-          De casa de Yuki… - miró al suelo de inmediato, sonrojándose. Por la hora, imaginé que habían pasado la noche juntos.

-          ¿Por qué Yuki no te prestó un abrigo o algo? – pregunté ignorando el hecho que lo incomodaba.

-          Es que no se dio cuenta de que me fui…  - su mirada me suplicaba que dejara las preguntas, pero no lo haría. Eché a andar el motor del auto y volví a encaminar el auto a la misma dirección, la casa de Tazawa quedaba de camino a la de Hide.

-          ¿Por qué te escapaste Tazawa? ¿Yuki te hizo algo malo? – me costaba imaginar a mi amigo siendo brusco con alguien, pero no podía omitir aquella pregunta en aquellas circunstancias, ¿Quién se escapa en medio de la lluvia sin una razón?

-          No… no es lo que estas pensando…

-          ¿Qué es entonces? – insistí en saber.

-          ¿Para qué quieres saber si yo no te importó? – soltó

-          Tazawa tú me importas, de la misma forma en que me importa Yuki, Ikuo o Keiichi.  – intenté ser sincero con él, mostrarle que si no pudo funcionar lo nuestro, al menos podía ofrecerle la relación que teníamos de antes de que todo se enredara.

-          Huí porque me asusta… - susurró en tono bajo.

-          ¿Qué cosa te asusta? – el camino no me dejaba verlo, pero estuve seguro por su tono, que no me mentía.

-          Que todo avance tan rápido… enamorarme así… nunca… me habían querido así… - susurró con la voz rota. Lo sentí sorbetear la nariz y le di una mirada rápida, tenía los ojos llorosos.

-          Pero… ¿También lo quieres?

-          Eso creo… es solo que todo avanza rápido… necesito bajarme del tren unos minutos…

-          ¿No confías en que Yuki te quiere?

-          ¿Podrías confiar tan rápido en los sentimientos de otra persona, cuando ya te has hecho la idea equivocada de que te querían? … ¿solo unos días antes? – me detuve fuera de su casa. Sus ojos me miraban culposos.

-          Pero la diferencia es que yo no me entregué a ti como lo hace Yuki, yo no fui claro contigo porque nunca tuve nada claro. Yuki está seguro de quererte a ti, ¿Por qué no creerle?

-          Le creo… solo necesito…  que vaya más lento… - apretó los labios.

-          ¿Qué te duele Kosuke? – intenté realmente entenderlo, sentía que le debía ayuda. Apretó sus manos, rascándose los dedos nerviosos.

-          No merecerlo, no corresponderle como  se debe, equivocarme, volverme a sentir solo… - Le sonreí, eso podía entenderlo perfectamente.

-          Cuando estás dispuesto a amar, debes aceptar que el que te dejen es una opción y eso traerá soledad, tú decides si Yuki vale arriesgarse.  – Tazawa me dedicó una mirada sorprendida, luego sonrió.

-          Nunca pensé que hablaría contigo de esto…

-          Somos compañeros, ¿no? – él se rió de forma amarga. En mi mente hubieron pensamientos que dudé en transformarlos en palabras, no sabía cómo Tazawa los tomaría, pero me arriesgué. – Espero, que no estés usando a Yuki para reemplazarme… y que yo, feo y viejo, no esté a aún en tu corazón.  – Sonrió de forma más amplia. Parecía honesto.

-          Renuncié a ti. – respondió mirándome a los ojos, estaba siendo sincero.- aún hay afecto en mí, pero la idea de que estemos juntos… se esfumó. Siento que estoy en cero para entregar mi corazón.

-          Que se esfume la idea no quiere decir que desaparezca el sentimiento Tazawa… - quería escucharlo decir que ya no me quería. Lo necesitaba, para saber cómo comportarme con él. Sin embargo, su mirada y la sonrisa que me dedicó, parecía ser avergonzada.

-          Hace unas semanas estaba cerrado a la idea de quererte, porque mi admiración por ti es grande… pero al hablar con Yuki comprendí que mi admiración se había transformado en atracción y obsesión… ¿Llegué a amarte? No lo creo, porque estoy completamente seguro de que no te conozco lo suficiente y tal vez, si dejaras caer ese muro y te mostraras ante mí, como solo Hyde te conoce, tal vez… no me hubiera gustado lo que habría visto… pero nunca lo sabré. Solo sé que no te conozco, que no te amo y entonces me siento libre, estoy agradecido con Yuki por eso.

-          Ya veo – respondí alegre. Sentí como si una mochila de piedra, por fin se despegaba de mi espalda.  – Entonces espero que tu sentimiento de agradecimiento no sea la razón por la que te mantengas con Yuki. De verdad, espero que puedas quererlo y sean felices…

-          Gracias Sakura. – susurro sin mirarme, antes de bajar del auto. Camino hacia su casa, sin girar, no volteó ni siquiera al abrir la puerta y entrar.

Suspiré. Eso definitivamente era un adiós a las posibilidades junto a Tazawa, y para mi sorpresa, me sentía más feliz de haber desenredado los hilos, de lo que me sentía tan solo unos minutos atrás.

Todo volvía a su lugar.

Llegue a casa y subí rápidamente a la habitación.
Esperaba encontrármelo dormido. Abrí la puerta y lo vi removerse de forma perezosa, me acerqué mientras abría los ojos.
Llegue en el momento justo.

-          Oye… - me regañó mientras me observabarascándose un poco los ojos de forma infantil. Me incliné sobre él con los brazos a sus costados. Acerqué mi rostro, hasta tocar su nariz con la mía. – estás helado… ¿De dónde vienes? – su voz ronca me alegro aun más el día. El me abrazó y mi boca rozó su oído, respondí en un susurro.

-          Fui a agradecerle a Yukihiro y me encontré con Tazawa de regreso – sentí su cuerpo tensarse en cuanto pronuncie lo último. – Aclaramos algunas cosas… - comencé a decir, pero de inmediato me callé. Tenía que pensar que palabras utilizar, no quería herirlo.

-          ¿Aún lo quieres? – preguntó con tono curioso pero triste.

-          Claro que no… creo que nunca lo quise realmente, era simple atracción… - me alejé de él mientras hablaba para que pudiera mirar en mis ojos y no dudara de mis palabras.

-          ¿Aún te atrae? – bajo la mirada a mis labios, evitando mis ojos.

-          Creo que me atraía porque se parece a ti. – me golpeé a mi mismo mentalmente, pero por más estúpido que sonara, aquello era lo que realmente creía.

-          ¿Qué? ¡Claro que no! Que idiota eres Sakura…

-          Lo sé – le confesé riendo sobre él. No pude contenerme y besé la punta de su nariz que arrugaba por el enfado. Me observó con un expresión extraña.

-          ¿Se parece a mí en qué? – preguntó.

-          Creo que su mirada de niño perdido, se parece a la que ponías tú cuando nos conocimos… - volví a besar su nariz. Sus ojos parecían dolidos. Volví a golpearme mentalmente.

-          ¿Extrañas al yo del pasado?

-          No, tú sigues siendo el mismo. Lo que quiero decir es que me producía una sensación de…

-          Elige tus palabras con cuidado – me aconsejó con un puchero en los labios.

-          De confianza, de poder dejarme ver como realmente soy… su mirada parecida a la tuya me hizo sentir aquello… pero mis sentimientos están contigo, de eso no tengo dudas.

-          Mmm… - me miraba dudoso. Luego sonrió. – Pero eres mío.

-          Tonto posesivo. – me abrazó. Me deje caer en la cama junto a él unos minutos.  Saboreé el aroma de su cuerpo.

-          Muévete iré a ver los gatos. – dijo bruscamente interrumpiendo el momento, lo miré algo sorprendido pero no logré ver sus ojos para indagar si sucedía algo que le molestara.

Me quede tendido en la cama, observando su pequeña silueta salir. Suspiré, ¿Sería un proceso lento de recuperación? Estaba dispuesto a enfrentarlo sin reclamos, pero lo que más quería era que él no volviera a sentir que le fallaba. De pronto volvió a entrar en la habitación, mirándome con ojos llorosos mientras caminaba hacia mí.

-          Hide… - le iba a pedir que no llorara, que ya todo estaba bien, le iba a prometer que jamás volvería a suceder, pero él me calló.

-          Sshhh… - sus manos se metieron por debajo de mi playera en cuanto se acercó lo suficiente, acarició cuanto estuvo a su alcance, luego liberó una mano, para subirla desde mi cuello hasta mi cabello, lo tomó con fuerza y guió mi rostro hacia el suyo. Me besó con fuerza.

-          Mm… - su lengua se metió en la mía con algo de rudeza y buscó intensidad como pudo – Oye… - le dije algo impresionado por su arrebato, él solía ser más tímido en aquellos ámbitos. Se alejó de mis labios y prosiguió besando mi cuello,  lamio desde abajo hacia arriba, llegado a mí oído para susurrar:

-          Tengo muchas ganas de ti… - él tono caliente de su voz me recordó el nivel de excitación que me podía producir Hide y de inmediato me regañe por haberlo comparado con lo que me producía Tazawa. Si había una verdad infinita, era que Hide tenía un efecto en mí, incomparable.

-          ¿Y los gatos? – susurre con los ojos cerrados.

-          ¿Cuáles gatos? – respondió. Reí bajito por su descaro. Lo tomé en brazos y lo guié de vuelta a la cama mientras me besaba, con sus piernas rodeándome la cintura.
En cuanto lo dejé sobre la cama, busqué con desesperación sus labios otra vez y tomé su rostro para profundizar mi beso, lo empuje de a poco hasta que caímos y quedamos recostados, él se las ingenió para acomodarse sobre mí. ­Movía sus caderas sobre mi entrepierna, insinuante, llevándome a otro nivel de descontrol. Me quitó la playera y quitó la suya, luego se agachó sin dejar de mover las caderas, su lengua acarició mi abdomen y subió para chupar mis pezones.

-          Hide… mmm… - sin ser demasiado consciente de lo que hacía, me movía como un pez en busca de agua, pero mi búsqueda era de más de sus labios. Se removió para quitarme la ropa interior, y desde la altura de mis pies, jugó con sus dedos, arañando suavemente con sus uñas el camino hasta mi cintura, donde tomó mi erección y observándome a los ojos se la acercó a los labios. Le dio una lamida a la punta.

-          Eres mío. – continuó chupando con fuerza y los dientes rozando la piel superficial de mi entrepierna, solo se quitaba el pene de la boca para saborear los alrededores. No dejé de mirarlo ni un solo segundo. Chupo fuerte nuevamente y me incliné hacía arriba con la respiración algo entre cortada. Volvió a lamer de abajo hacia arriba, sentí que podía terminar en ese preciso momento de tan solo verlo. Me levante y dejándolo permanecer arrodillado en la cama, besé su cuello, bajando la lengua por su pecho, hasta llegar a su abdomen, allí quité la ropa interior que le quedaba. Su erección parecía tan excitada como la mía, pero no me permitió tomarla, de pronto se giró ruborizado, deslizando su trasero lentamente hacia mí. Lo miré anonadado. ¿Dónde estaba mi tímido novio? Decidí tentar la suerte.

-          ¿Qué quieres? – pregunté con voz ronca, excitado de verlo entregando su trasero.

-          Sabes que quiero… - dejo caer el cuerpo que sostenía con sus manos y dejó en alto su trasero. – Lámeme. – su voz en un susurro me hizo sonreír.

-          Tendrás que decirme cómo quieres que te lama.

-          ¡Yaa-chan! Sabes cómo hacerlo bien…

-          Hum… - ensalive mi dedo y lo rocé por su entrada, de arriba hacia abajo, suavemente, solo era una caricia. El cuerpo de Hide respondió inclinándose hacia mí, ansioso. – pero ha pasado tanto tiempo que ya no recuerdo cómo… - Hide se volteó a observarme indignado. El saberse desnudo mantenía un leve rubor en sus mejillas.

-          Eres un imbécil. – dijo entre risas. Lo tomé por sorpresa al deslizar mi lengua desde la parte baja hasta la punta más alta en su trasero. – Aaah… sigue…

-          ¿Dónde? – insistí.

-          Dentro… métela dentro… - abrí sus nalgas con mis palmas y me dispuse a darle lo que quería. La piel de Hide tenía una fuerte fragancia a jabón intimo, siempre me causaba curiosidad, como es que se preocupaba de los detalles a pesar de los años y el nivel de confianza que teníamos, conocía sus olores y sus sabores, aún así él se esforzaba por ocultar ciertos detalles que le avergonzaban, convencido de que me gustaba más así que siendo descuidado. – Uy… sí… así me gusta… - Metí un dedo a medida que lamía, dilatándolo. – Mmm…

-          ¿Estás listo?

-          Si…

-          Entonces gírate cariño, no me perderé tus expresiones.

-          Degenerado – susurró mientras se giraba rápidamente, abriendo sus piernas y envolviéndome con ellas mientras yo me acomodaba. 

-          Shh… estás hablando demasiado. – le dije antes de callarlo con un beso. Me abrazó, inclinándome aún más sobre él. Me perdí en el beso y en el sonido de nuestros labios al separarse y volver a reunirse, una y otra vez, mis caderas comenzaron a moverse, anhelando lo que se acercaba. Coloqué mi erección en posición para entrar, y con sus piernas a ambos lados de mi cintura, entré en él. – Ohh… - pensé en decirle algo, como que extrañaba aquello, pero ninguna palabra que estuviera en mi vocabulario podía expresar aquella sensación de satisfacción, deseo, anhelo y ansiedad que me consumía cuando nos conectábamos físicamente mientras sus ojos me miraban directamente.

-          Mmm…

-          ¿Está bien así? O más… - pregunté refiriéndome a la lubricación, pero el sonrojado pequeño que estaba debajo de mí, me interrumpió para evitar escuchar las palabras que le avergonzaban.

-          Así… suave… - rodeó mi cuello con ambos brazos y me besó mientras mis caderas se alejaban y se volvían a hundir en él. Lento y exquisito. – Mmm… te extrañé… - susurró

-          Aahh… Debiste masturbarte pensando en mí – bromeé intentando hacerlo sonrojar.

-          Lo hago… - respondió en un susurro. Me detuve.

-          Espera, ¿Lo haces? – Lo miré a los ojos con una sonrisa en los labios.

-          ¡No te detengas! – su cara se coloreó de un fuerte color carmesí, hasta sus orejas se veían rojas.

-          No, no, eso tienes que mostrármelo. – Me separé de él, poniéndome de pie mientras lo miraba serio.

-          ¿Qué? ¡Claro que no!

-          Vamos, muéstrame como lo haces… - me cruce de brazos observándolo de rodillas en la cama, él continuaba allí, con las piernas abiertas, mirándome sin creer lo que le estaba pidiendo.

-          ¿Estás hablando en serio? – asentí como respuesta - ¡Yaa-chan! – levanté una ceja. No me rendiría con ello, llevaba años intentando verlo haciéndolo y me pareció la oportunidad perfecta para motivarlo a perder la vergüenza. Observé sus facciones, pasó del pánico, al miedo, luego a la sospecha, dándole paso a la duda. Le sonreí.

-          Vamos, quiero verte… déjame ver… por favor. – hice un puchero intentando convencerlo, me miraba aún dudoso. Luego suspiró.

-          Solo veinte segundos.

-          Que tacaño eres…

-          Eso o nada.

-          Acepto. – me miraba con reproche en los ojos, ni él creía lo que estaba por hacer, me reí para mis adentros. Uno de mis sueños morbosos se hacía realidad.

Hide se movió con la cara sonrojada y se colocó de costado, una de sus manos permaneció en su erección y la otra se movió tímidamente hasta su trasero. Me mordí el labio ante la imagen.

Comenzó a mover primero la mano que presionaba su erección y cerró los ojos, el rubor permanecía intacto. Su otra mano se escondió entre sus nalgas, para dejar entrar un dedo que más parecía acariciar que estimular como yo sabía que le gustaba. Sí, se veía incomodo, pero alimentó aun más mi deseo ver su rostro tímido y excitado mientras él mismo se daba placer.

Los minutos trascurrieron y el sonido de su erección siendo masturbada llegó a mis oídos, me gustaba lo que veía pero sentía que algo faltaba.

-          No sueltes tu erección. – le pedí mientras me recostaba detrás de él, dejándolo permanecer de costado. Levante una de sus piernas para abrir la entrada y hundí en él mi ya dolorosa erección.

-          Aaaah… ¿Por qué eres tan…

-          Mmm… ¿tan?

-          Aaah… no pares… - su voz excitada me perdía aun más, casi haciéndome olvidar lo que acababa de decir

-          ¿Tan…mm… qué?

-          Sensual… - ambos reímos un poco entre gemidos. Me sentí aliviado y encantado de saber que le parecía así, aunque no lo admitiría en voz alta.

Hide comenzó a mover su cadera también, haciendo la cama sonar producto de nuestros movimientos y de paso nuestros cuerpos al chocar. En un rápido movimiento se levanto con mi erección dentro de él y se sentó sobre mí, dándome la espalda, se sujeto de mi pecho y comenzó a moverse nuevamente, esta vez a su ritmo preferido, de una forma no tan rápida ni tampoco suave, pero definitivamente chocando duramente nuestros cuerpos. 

Mis gemidos comenzaron a escaparse sin control, y los de él también.

Veía su espalda moverse de arriba hacia abajo y mi erección entrar en él firmemente, haciéndome temblar con cada embestida. Luego de varios minutos en aquella posición, comencé a sentir que mis labios necesitaban de su piel y lo tomé de sus caderas, deteniéndolo para permitirme sentarme y que él se sentara sobre mí, su espalda pegada a mi pecho me resultaba reconfortante. No esperó y continuó moviéndose de forma ansiosa, de arriba hacia abajo y de forma circular, su sudor y el mío se mezclaron. 

-          Ahh… cariño… estas ansioso. – besé su cuello y desde mi posición podía ver su boca abierta de la que escapaban sin cesar pequeños gemidos que me hacía nadar en mi éxtasis.

-          De ti… mm… siempre… -  tomé la mano que estaba sobre su erección y comencé a moverla, permitiéndome marcar el ritmo de su masturbación.

-          No te detengas…

-          Mmm… -  Entre saltos se nos hacía difícil mantener el ritmo de ambas estimulaciones, pero me las ingenié para mover su mano de la forma correcta, besar su cuello y embestirlo. – Sakura…. Aaah… - comencé a sentirme perdido, moviéndome por instinto y persiguiendo el orgasmo, solo era consciente de que estaba balbuceando en su oído.

-          Hide… oooh… - mordí su hombro en un intento de controlar mi voz y el dio un brinco.

-          Auch.

-          Lo siento… - me disculpé. En ese instante él se puso de pie y cuando comenzaba a creer que se había molestado, se volvió a sentar sobre mí, pero esta vez de frente. Literalmente me comió la boca a besos luego de hacer entrar de una sola sentada mi erección en él.

Dejamos las palabras dulces, las caricias, las vergüenzas y las preocupaciones. Todo se concentró en el punto en el que estábamos unidos. Hide comenzó a moverse tan o más perdido que yo, por instinto nos sosteníamos mutuamente, buscando más y más placer a medida que sentíamos el orgasmo acercarse.

Las piernas de Hide temblaban fuerte, sostuve su cintura con ambas manos, para que no cayera si perdía la fuerza, su mano continuó masturbando su erección y yo no podía cerrar los ojos frente a la vista. Mordí mi labio con fuerza, esforzándome por no terminar antes que él, pero no fue necesario sufrir por demasiado tiempo, ya que en un determinado segundo su ya sonrojada cara se colocó de un rosa más fuerte y su cuerpo se contrajo.

-          Yaaa- chaan aaaah… aaah… - su labio tembló mientras intentaba decir mi nombre, sus parpados fuertemente cerrados estaban bloqueados por un poco del sudor que caía de su frente, acto seguido, mi estómago estaba cubierto de su semen. No dejó de moverse a pesar de estar visiblemente cansado.

-          Ohh… - muy a mi pesar, necesité cerrar los ojos como respuesta inconsciente del cuerpo, creí que si continuaba observando como mi erección entraba en él, terminaría de una forma muy escandalosa y la idea no me agradaba.


Se acercó para besarme, a pesar de que casi no teníamos aliento, luego recorrió a lamidas mi rostro para llegar a mi oído y susurrar:

-          Termina para mí Sakura… - Y eso fue todo. No tuve la oportunidad de analizar, ni encantarme con lo que dijo, en cuanto lo escuché ya me había entregado al orgasmo. Cerré mis labios con fuerza para evitar decir algo, pero no logré contenerme del todo.

-          Oommmggg… aah…. – un temblor fuerte me sacudió cuando sentí el último chorro de semen salir y en tan solo un segundo luego de ello, me volví una pluma.

Completamente agotado apoyé mi frente en su hombro, ambos respirábamos agitados. Por gravedad mi cuerpo cayó hacia atrás y no tuve la fuerza de sostenerme. Hide rió y se arrastró hasta acostarse junto a mí.

-          Aaaah… - quise decirle que lo quería pero estaba en un minuto en que necesitaba los pulmones meramente concentrados en resucitarme.

Su mano aún temblaba, pero la levantó para limpiar el semen de mi estomago, con la sabana. Detalles, que me encantaban.

Cerré los ojos. Una gota de sudor me hizo cosquillas mientras caía por mi frente. Los minutos transcurrieron y los dedos de Hide comenzaron a jugar en mi piel, acariciando con la yema de los dedos parte de mi pecho y mis pezones.

Hice un esfuerzo por no dormirme y volteé a mirarlo, con todo mi cariño dibujado en mis ojos.

-          ¿Recuerdas la primera vez que… - pregunté de forma insinuante, pero me miró sin comprender.

-          ¿Lo hicimos? – preguntó. Asentí como respuesta. – No.- dijo tajante.

-          Oye… no te creo… - inflé la mejilla sin notarlo en medio del disgusto. Hide estiró su dedo y la presionó hasta desinflarla.

-          Claro que lo recuerdo… - susurró escondiendo su rostro en mi pecho. - Esa noche marcaste mi piel… - Me quede en silencio, algo sorprendido y es que me pareció una descripción perfecta.

-          Como mío. – susurré divertido – desde entonces te he marcado muchas veces... ¿Recuerdas la vez que lo hicimos en el escenario?

-          Ohh… cuando nos escondimos detrás de la batería en el ensayo, todo el staff nos buscaba mientras nosotros… - ambos reímos por él recuerdo.

-          Han pasado tantos años desde entonces… - mi voz sonó más nostálgica de lo que pretendí, entonces besé su frente. – Te quiero. – en esos momentos, posterior al sexo, con todos los muros y autodefensas enterrados, nos podíamos permitir ser cursis.

- Nunca me aburriré de escucharte decirlo… - su mano acarició mi ombligo y subió lentamente hasta mi pecho, dibujo un corazón invisible sobre mi costado izquierdo.  – También te quiero Yaa-chan…

Levantó su rostro para sonreírme y estuve seguro de que podrían pasar 20 años más, cuarenta o cien y no dejaría de apreciar esa sonrisa con todo mi corazón.








  Fin