lunes, 14 de mayo de 2018
Memorias en la Piel - Capítulo Final: Elección.
No
estaba seguro de si alguna vez había visto a Hyde comer lentamente, pero aunque
me costaba creerlo, estaba sucediendo. Estaba en trance, masticando y mirando a
su alrededor, tal vez no debí llevarle la comida a la cama.
-
¿Tanto sueño
tienes? – pregunté con cariño, mientras dejaba la cuchara en la bandeja, yo
había terminado y a él aun le quedaba la mitad.
-
Creo que mi estómago
está dormido… - susurró. Lo miré con atención y lo vi algo sonrojado.
-
Déjame ver. –
Estiré el brazo y me di cuenta de que tenía un poco de fiebre. – Mmm… Hide,
mejor recuéstate y descansa.
-
Si… - susurró algo
ido. Me preocupé, le quité la bandeja y lo arrope. Fui a dejarlas a la cocina y
apagué todas las luces, pensé mientras tanto que tal vez estaba un poco
resfriado, por el estrés o tal vez las emociones, una baja de defensas o un
virus. Me lavé los dientes y me quité la ropa. – Extraño dormir contigo… -
susurró con voz infantil. Me metí en la cama y de inmediato lo rodeé con mis
brazos, hundiendo mi cara en su cabello. Besé su cuello.
-
También yo… sabes
que gran parte de mí te necesita, ¿verdad?
-
No es verdad… -
negó con la cabeza mientras hablaba
-
Hide…
-
No es verdad, tú
puedes vivir sin mí y yo puedo vivir sin ti también, nos lo demostramos en
estos meses, tenemos más opciones, pero nos preferimos, eso es lo hermoso en
todo esto… te elijo y tú me elijes a mí. – Pensé un poco en sus palabras, ¿eran
ciertas? Sentí que me sobrevaloraba. Volví a besar su cuello.
-
Te amo Hideto… -
susurre ya somnoliento.
-
Te amo Yaa-chan,
gran bobo. – reí o eso creo que hice, antes de dormirme del todo.
Desperté
con el sol golpeándome fuertemente en la cara, odiaba las cortinas blancas. Me
removí y algo bloqueó mis piernas, entonces vi a Hide durmiendo, abrazado a mi
cadera, su cara estaba pegada a mi costado izquierdo.
-
¿Cómo rayos
llegaste allá abajo? – pregunté divertido en voz alta.
Lo
moví con delicadeza, hasta acomodarlo en la almohada.
Me
vestí evitando hacer ruido, tenía que salir y de lo posible volver antes de que
despertara. Baje llevando las botas en las manos, haciendo lo posible por no
hacer crujir las escaleras de madera.
Llegando
a la cocina, me coloqué las botas, tomé una manzana y me dirigí al auto. Salí
del terreno aproximadamente a las 8:15 de la mañana, con algo de suerte,
estaría de vuelta antes de las 10:00, dudé que Hide despertara antes.
Sería
una aventura llegar a la dirección que necesitaba, nunca había ido, solo
recordaba una dirección que Ken-chan nombró. En el camino pase a comprar
medicinas, vitaminas y un par de jarabes para Hide, también Donas, el azúcar
siempre ayudaba.
Estuve
seguro de que iba por buen camino cuando pase junto a una pizzería, compré un
par y entonces llegué ahí. La casa color azul, tenía sus cortinas cerradas,
esperaba no despertarlo… o molestar.
Toqué
la puerta dos veces, hasta que descubrí que existía un timbre.
Esperé
aproximadamente 5 minutos y comencé a frustrarme, tal vez no estaba allí…
entonces la puerta se abrió.
-
¡Yukihiro! – saludé
feliz con una gran sonrisa al hombre extremadamente delgado, con el cabello
largo y una pijama color blanco. Entonces lo miré bien y mi sonrisa
desapareció.
-
Oh… Sakura… - entre
abrió los labios por la sorpresa de verme allí y estuve seguro de que mi
expresión fue la misma.
-
Yukihiro… ¿Y tu
lesión? – Lo miré de pies a cabeza una y otra vez, no tenía yesos, y sus pies
estaban descalzos, tampoco tenía vendas, pensé que tal vez su rodilla… pero
tampoco parecía cojear. – Me sonrió algo apenado.
-
Pasa… - abrió la
puerta mientras yo aún lo miraba sin comprender. - ¿Eso es pizza?
-
Ah, si… la traje
para que desayunáramos juntos…
-
Que romántico… -
dijo en broma, pero no sonreí. Solo lo seguí hasta una pequeña cocina con una
mesa en mitad de ella, dejé allí la pizza, mientras Yukihiro colocaba vasos y
un jugo embotellado en medio de la mesa.
-
Yukihiro… - comencé
a decir dudoso, ¿Qué rayos estaba pasando?
-
Hyde me contó que
ya no estaban juntos… - comentó observándome con atención.
-
Oh… pues, ya no es
así… estamos juntos… otra vez… - me sonrojé, no estaba acostumbrado a hablar de
mi relación, y jamás lo había hecho con Yukihiro tampoco. Intenté sonreír para evitar que mi incomodidad
fuera evidente.
-
Lo sé, Ken-chan me
dijo que habían vuelto…
-
Ah. – dije
confundido, sin entender que quería saber exactamente.
-
Hyde me habló de
sus sentimientos y de cómo se enamoró de ti en el escenario. – dijo mientras
cortaba un trozo de pizza y se lo llevaba a su plato, hice lo mismo, no sabía
dónde mirar… ¿Por qué resultaba tan incomodo hablar de esas cosas?
-
No sabía que él te
había comentado…
-
Si… en los ensayos
lo hizo. Estaba algo ebrio, tal vez ni siquiera lo recuerde. – agregó con una
sonrisa apenada. – Creí que podía ayudar, dándote una oportunidad de enamorarlo
nuevamente… en el escenario. El dijo que la conexión entre ustedes nacía allí,
lo vi tan solo… que debía intentarlo… - bajo la mirada apenado, yo lo miré
sorprendido.
-
¿Entonces jamás te
lastimaste?
-
No, Ken-chan me
ayudó un poco fingiendo todo eso… es mejor mintiendo que yo.
-
¿Ken-chan lo sabía?
– pregunté de forma estúpida, él asintió. – Wou… yo… no sé qué decir… - Lo miré con los ojos llenos de
agradecimiento y ambos nos incomodamos, nos reímos al notar que bajábamos la
mirada como un par de retraídos.
-
Parece que ninguno
es capaz de establecer contacto visual hablando de estas cosas… - dijo Yukihiro
de forma tímida.
-
Eso parece… tal vez
sea un patrón común en bateros. – ambos reímos - pero… gracias… en serio…
gracias… - nos miramos a los ojos un par
de segundos. Solo un par, Yukihiro asintió, recibiendo mi agradecimiento. Luego
mordió la pizza.
-
¿Son de las que
venden en la esquina no? – preguntó mientras mordía. Cambiando por completo el
tema.
Le
sonreí alegre, siempre supe que él era una persona de confianza, pero nunca
imaginé que le debería tanto.
En
cuanto terminamos de comer, me despedí, él debía irse a su trabajo y se estaba
retrasando por mi culpa. Yo debía volver a casa, antes de que Hide despertara.
De
camino comenzó a llover, por lo que me vi obligado a bajar la velocidad.
Comencé a rezar por llegar antes de que Hide despertara y poder prepararle un
desayuno decente, mi pierna comenzó a temblar de ansiedad cuando un semáforo en
rojo me detuvo demasiados minutos. Vi pasar en frente de mi auto a Tazawa,
llevaba tan solo una playera y corría intentando protegerse de la lluvia. Lo
miré con algo de molestia, ¿Podía ser tan descuidado de salir de su casa así de
desabrigado? Tomé la calle por donde él caminaba, para acercarlo donde quiera
que fuera. Bajé el vidrio y silbé de forma característica para conseguir su
atención. Me miró sorprendido y completamente empapado.
-
Sakura… - me dijo desde el otro lado de la ventana,
las gotas le resbalaban por la nariz.
-
Sube, te llevo.
-
Pero… te mojaré el
auto…
-
Kosuke solo sube. –
le pedí algo frustrado, el se movió de aquella forma infantil en que solía
comportarse solo conmigo. Se subió y entonces noté que tan empapado estaba, su
playera estaba pegada a sus costillas.- ¿Niño como se te ocurre salir así? – le
pregunté mientras me quitaba la chaqueta para dársela. – él pestañaba varias
veces mientras me miraba algo tímido.
-
No tienes que
portarte así… en serio estoy bien.
-
Solo póntela. – le
hablé con tono molesto, por lo que se apresuro a colocársela. Luego se quedó en
silencio. - ¿No me dirás dónde vas?
-
Iba a casa…
-
¿Y de dónde vienes?
– pregunté curioso.
-
De casa de Yuki… -
miró al suelo de inmediato, sonrojándose. Por la hora, imaginé que habían
pasado la noche juntos.
-
¿Por qué Yuki no te
prestó un abrigo o algo? – pregunté ignorando el hecho que lo incomodaba.
-
Es que no se dio
cuenta de que me fui… - su mirada me
suplicaba que dejara las preguntas, pero no lo haría. Eché a andar el motor del
auto y volví a encaminar el auto a la misma dirección, la casa de Tazawa
quedaba de camino a la de Hide.
-
¿Por qué te escapaste
Tazawa? ¿Yuki te hizo algo malo? – me costaba imaginar a mi amigo siendo brusco
con alguien, pero no podía omitir aquella pregunta en aquellas circunstancias,
¿Quién se escapa en medio de la lluvia sin una razón?
-
No… no es lo que
estas pensando…
-
¿Qué es entonces? –
insistí en saber.
-
¿Para qué quieres
saber si yo no te importó? – soltó
-
Tazawa tú me
importas, de la misma forma en que me importa Yuki, Ikuo o Keiichi. – intenté ser sincero con él, mostrarle que
si no pudo funcionar lo nuestro, al menos podía ofrecerle la relación que
teníamos de antes de que todo se enredara.
-
Huí porque me
asusta… - susurró en tono bajo.
-
¿Qué cosa te
asusta? – el camino no me dejaba verlo, pero estuve seguro por su tono, que no
me mentía.
-
Que todo avance tan
rápido… enamorarme así… nunca… me habían querido así… - susurró con la voz
rota. Lo sentí sorbetear la nariz y le di una mirada rápida, tenía los ojos
llorosos.
-
Pero… ¿También lo
quieres?
-
Eso creo… es solo
que todo avanza rápido… necesito bajarme del tren unos minutos…
-
¿No confías en que
Yuki te quiere?
-
¿Podrías confiar
tan rápido en los sentimientos de otra persona, cuando ya te has hecho la idea
equivocada de que te querían? … ¿solo unos días antes? – me detuve fuera de su
casa. Sus ojos me miraban culposos.
-
Pero la diferencia
es que yo no me entregué a ti como lo hace Yuki, yo no fui claro contigo porque
nunca tuve nada claro. Yuki está seguro de quererte a ti, ¿Por qué no creerle?
-
Le creo… solo
necesito… que vaya más lento… - apretó
los labios.
-
¿Qué te duele
Kosuke? – intenté realmente entenderlo, sentía que le debía ayuda. Apretó sus
manos, rascándose los dedos nerviosos.
-
No merecerlo, no
corresponderle como se debe,
equivocarme, volverme a sentir solo… - Le sonreí, eso podía entenderlo
perfectamente.
-
Cuando estás
dispuesto a amar, debes aceptar que el que te dejen es una opción y eso traerá
soledad, tú decides si Yuki vale arriesgarse. – Tazawa me dedicó una mirada sorprendida,
luego sonrió.
-
Nunca pensé que
hablaría contigo de esto…
-
Somos compañeros,
¿no? – él se rió de forma amarga. En mi mente hubieron pensamientos que dudé en
transformarlos en palabras, no sabía cómo Tazawa los tomaría, pero me
arriesgué. – Espero, que no estés usando a Yuki para reemplazarme… y que yo,
feo y viejo, no esté a aún en tu corazón.
– Sonrió de forma más amplia. Parecía honesto.
-
Renuncié a ti. –
respondió mirándome a los ojos, estaba siendo sincero.- aún hay afecto en mí,
pero la idea de que estemos juntos… se esfumó. Siento que estoy en cero para
entregar mi corazón.
-
Que se esfume la
idea no quiere decir que desaparezca el sentimiento Tazawa… - quería escucharlo
decir que ya no me quería. Lo necesitaba, para saber cómo comportarme con él.
Sin embargo, su mirada y la sonrisa que me dedicó, parecía ser avergonzada.
-
Hace unas semanas
estaba cerrado a la idea de quererte, porque mi admiración por ti es grande…
pero al hablar con Yuki comprendí que mi admiración se había transformado en
atracción y obsesión… ¿Llegué a amarte? No lo creo, porque estoy completamente
seguro de que no te conozco lo suficiente y tal vez, si dejaras caer ese muro y
te mostraras ante mí, como solo Hyde te conoce, tal vez… no me hubiera gustado
lo que habría visto… pero nunca lo sabré. Solo sé que no te conozco, que no te
amo y entonces me siento libre, estoy agradecido con Yuki por eso.
-
Ya veo – respondí
alegre. Sentí como si una mochila de piedra, por fin se despegaba de mi
espalda. – Entonces espero que tu
sentimiento de agradecimiento no sea la razón por la que te mantengas con Yuki.
De verdad, espero que puedas quererlo y sean felices…
-
Gracias Sakura. –
susurro sin mirarme, antes de bajar del auto. Camino hacia su casa, sin girar,
no volteó ni siquiera al abrir la puerta y entrar.
Suspiré.
Eso definitivamente era un adiós a las posibilidades junto a Tazawa, y para mi
sorpresa, me sentía más feliz de haber desenredado los hilos, de lo que me
sentía tan solo unos minutos atrás.
Todo
volvía a su lugar.
Llegue
a casa y subí rápidamente a la habitación.
Esperaba
encontrármelo dormido. Abrí la puerta y lo vi removerse de forma perezosa, me
acerqué mientras abría los ojos.
Llegue
en el momento justo.
-
Oye… - me regañó
mientras me observabarascándose un poco los ojos de forma infantil. Me incliné
sobre él con los brazos a sus costados. Acerqué mi rostro, hasta tocar su nariz
con la mía. – estás helado… ¿De dónde vienes? – su voz ronca me alegro aun más
el día. El me abrazó y mi boca rozó su oído, respondí en un susurro.
-
Fui a agradecerle a
Yukihiro y me encontré con Tazawa de regreso – sentí su cuerpo tensarse en
cuanto pronuncie lo último. – Aclaramos algunas cosas… - comencé a decir, pero
de inmediato me callé. Tenía que pensar que palabras utilizar, no quería
herirlo.
-
¿Aún lo quieres? –
preguntó con tono curioso pero triste.
-
Claro que no… creo
que nunca lo quise realmente, era simple atracción… - me alejé de él mientras
hablaba para que pudiera mirar en mis ojos y no dudara de mis palabras.
-
¿Aún te atrae? –
bajo la mirada a mis labios, evitando mis ojos.
-
Creo que me atraía
porque se parece a ti. – me golpeé a mi mismo mentalmente, pero por más
estúpido que sonara, aquello era lo que realmente creía.
-
¿Qué? ¡Claro que
no! Que idiota eres Sakura…
-
Lo sé – le confesé
riendo sobre él. No pude contenerme y besé la punta de su nariz que arrugaba
por el enfado. Me observó con un expresión extraña.
-
¿Se parece a mí en
qué? – preguntó.
-
Creo que su mirada
de niño perdido, se parece a la que ponías tú cuando nos conocimos… - volví a
besar su nariz. Sus ojos parecían dolidos. Volví a golpearme mentalmente.
-
¿Extrañas al yo del
pasado?
-
No, tú sigues
siendo el mismo. Lo que quiero decir es que me producía una sensación de…
-
Elige tus palabras
con cuidado – me aconsejó con un puchero en los labios.
-
De confianza, de
poder dejarme ver como realmente soy… su mirada parecida a la tuya me hizo
sentir aquello… pero mis sentimientos están contigo, de eso no tengo dudas.
-
Mmm… - me miraba
dudoso. Luego sonrió. – Pero eres mío.
-
Tonto posesivo. –
me abrazó. Me deje caer en la cama junto a él unos minutos. Saboreé el aroma de su cuerpo.
-
Muévete iré a ver
los gatos. – dijo bruscamente interrumpiendo el momento, lo miré algo
sorprendido pero no logré ver sus ojos para indagar si sucedía algo que le
molestara.
Me
quede tendido en la cama, observando su pequeña silueta salir. Suspiré, ¿Sería
un proceso lento de recuperación? Estaba dispuesto a enfrentarlo sin reclamos,
pero lo que más quería era que él no volviera a sentir que le fallaba. De
pronto volvió a entrar en la habitación, mirándome con ojos llorosos mientras
caminaba hacia mí.
-
Hide… - le iba a
pedir que no llorara, que ya todo estaba bien, le iba a prometer que jamás
volvería a suceder, pero él me calló.
-
Sshhh… - sus manos
se metieron por debajo de mi playera en cuanto se acercó lo suficiente, acarició
cuanto estuvo a su alcance, luego liberó una mano, para subirla desde mi cuello
hasta mi cabello, lo tomó con fuerza y guió mi rostro hacia el suyo. Me besó
con fuerza.
-
Mm… - su lengua se
metió en la mía con algo de rudeza y buscó intensidad como pudo – Oye… - le
dije algo impresionado por su arrebato, él solía ser más tímido en aquellos
ámbitos. Se alejó de mis labios y prosiguió besando mi cuello, lamio desde abajo hacia arriba, llegado a mí
oído para susurrar:
-
Tengo muchas ganas
de ti… - él tono caliente de su voz me recordó el nivel de excitación que me
podía producir Hide y de inmediato me regañe por haberlo comparado con lo que
me producía Tazawa. Si había una verdad infinita, era que Hide tenía un efecto
en mí, incomparable.
-
¿Y los gatos? –
susurre con los ojos cerrados.
-
¿Cuáles gatos? –
respondió. Reí bajito por su descaro. Lo tomé en brazos y lo guié de vuelta a
la cama mientras me besaba, con sus piernas rodeándome la cintura.
En
cuanto lo dejé sobre la cama, busqué con desesperación sus labios otra vez y
tomé su rostro para profundizar mi beso, lo empuje de a poco hasta que caímos y
quedamos recostados, él se las ingenió para acomodarse sobre mí. Movía sus
caderas sobre mi entrepierna, insinuante, llevándome a otro nivel de
descontrol. Me quitó la playera y quitó la suya, luego se agachó sin dejar de
mover las caderas, su lengua acarició mi abdomen y subió para chupar mis
pezones.
-
Hide… mmm… - sin
ser demasiado consciente de lo que hacía, me movía como un pez en busca de
agua, pero mi búsqueda era de más de sus labios. Se removió para quitarme la
ropa interior, y desde la altura de mis pies, jugó con sus dedos, arañando
suavemente con sus uñas el camino hasta mi cintura, donde tomó mi erección y
observándome a los ojos se la acercó a los labios. Le dio una lamida a la
punta.
-
Eres mío. –
continuó chupando con fuerza y los dientes rozando la piel superficial de mi
entrepierna, solo se quitaba el pene de la boca para saborear los alrededores.
No dejé de mirarlo ni un solo segundo. Chupo fuerte nuevamente y me incliné
hacía arriba con la respiración algo entre cortada. Volvió a lamer de abajo
hacia arriba, sentí que podía terminar en ese preciso momento de tan solo
verlo. Me levante y dejándolo permanecer arrodillado en la cama, besé su cuello,
bajando la lengua por su pecho, hasta llegar a su abdomen, allí quité la ropa
interior que le quedaba. Su erección parecía tan excitada como la mía, pero no
me permitió tomarla, de pronto se giró ruborizado, deslizando su trasero
lentamente hacia mí. Lo miré anonadado. ¿Dónde estaba mi tímido novio? Decidí
tentar la suerte.
-
¿Qué quieres? –
pregunté con voz ronca, excitado de verlo entregando su trasero.
-
Sabes que quiero… -
dejo caer el cuerpo que sostenía con sus manos y dejó en alto su trasero. –
Lámeme. – su voz en un susurro me hizo sonreír.
-
Tendrás que decirme
cómo quieres que te lama.
-
¡Yaa-chan! Sabes
cómo hacerlo bien…
-
Hum… - ensalive mi
dedo y lo rocé por su entrada, de arriba hacia abajo, suavemente, solo era una
caricia. El cuerpo de Hide respondió inclinándose hacia mí, ansioso. – pero ha
pasado tanto tiempo que ya no recuerdo cómo… - Hide se volteó a observarme
indignado. El saberse desnudo mantenía un leve rubor en sus mejillas.
-
Eres un imbécil. –
dijo entre risas. Lo tomé por sorpresa al deslizar mi lengua desde la parte
baja hasta la punta más alta en su trasero. – Aaah… sigue…
-
¿Dónde? – insistí.
-
Dentro… métela
dentro… - abrí sus nalgas con mis palmas y me dispuse a darle lo que quería. La
piel de Hide tenía una fuerte fragancia a jabón intimo, siempre me causaba
curiosidad, como es que se preocupaba de los detalles a pesar de los años y el
nivel de confianza que teníamos, conocía sus olores y sus sabores, aún así él
se esforzaba por ocultar ciertos detalles que le avergonzaban, convencido de
que me gustaba más así que siendo descuidado. – Uy… sí… así me gusta… - Metí un
dedo a medida que lamía, dilatándolo. – Mmm…
-
¿Estás listo?
-
Si…
-
Entonces gírate
cariño, no me perderé tus expresiones.
-
Degenerado –
susurró mientras se giraba rápidamente, abriendo sus piernas y envolviéndome
con ellas mientras yo me acomodaba.
-
Shh… estás hablando
demasiado. – le dije antes de callarlo con un beso. Me abrazó, inclinándome aún
más sobre él. Me perdí en el beso y en el sonido de nuestros labios al
separarse y volver a reunirse, una y otra vez, mis caderas comenzaron a
moverse, anhelando lo que se acercaba. Coloqué mi erección en posición para
entrar, y con sus piernas a ambos lados de mi cintura, entré en él. – Ohh… -
pensé en decirle algo, como que extrañaba aquello, pero ninguna palabra que
estuviera en mi vocabulario podía expresar aquella sensación de satisfacción,
deseo, anhelo y ansiedad que me consumía cuando nos conectábamos físicamente
mientras sus ojos me miraban directamente.
-
Mmm…
-
¿Está bien así? O
más… - pregunté refiriéndome a la lubricación, pero el sonrojado pequeño que
estaba debajo de mí, me interrumpió para evitar escuchar las palabras que le
avergonzaban.
-
Así… suave… - rodeó
mi cuello con ambos brazos y me besó mientras mis caderas se alejaban y se
volvían a hundir en él. Lento y exquisito. – Mmm… te extrañé… - susurró
-
Aahh… Debiste
masturbarte pensando en mí – bromeé intentando hacerlo sonrojar.
-
Lo hago… -
respondió en un susurro. Me detuve.
-
Espera, ¿Lo haces?
– Lo miré a los ojos con una sonrisa en los labios.
-
¡No te detengas! –
su cara se coloreó de un fuerte color carmesí, hasta sus orejas se veían rojas.
-
No, no, eso tienes
que mostrármelo. – Me separé de él, poniéndome de pie mientras lo miraba serio.
-
¿Qué? ¡Claro que
no!
-
Vamos, muéstrame
como lo haces… - me cruce de brazos observándolo de rodillas en la cama, él
continuaba allí, con las piernas abiertas, mirándome sin creer lo que le estaba
pidiendo.
-
¿Estás hablando en
serio? – asentí como respuesta - ¡Yaa-chan! – levanté una ceja. No me rendiría
con ello, llevaba años intentando verlo haciéndolo y me pareció la oportunidad
perfecta para motivarlo a perder la vergüenza. Observé sus facciones, pasó del
pánico, al miedo, luego a la sospecha, dándole paso a la duda. Le sonreí.
-
Vamos, quiero
verte… déjame ver… por favor. – hice un puchero intentando convencerlo, me
miraba aún dudoso. Luego suspiró.
-
Solo veinte
segundos.
-
Que tacaño eres…
-
Eso o nada.
-
Acepto. – me miraba
con reproche en los ojos, ni él creía lo que estaba por hacer, me reí para mis
adentros. Uno de mis sueños morbosos se hacía realidad.
Hide
se movió con la cara sonrojada y se colocó de costado, una de sus manos
permaneció en su erección y la otra se movió tímidamente hasta su trasero. Me
mordí el labio ante la imagen.
Comenzó
a mover primero la mano que presionaba su erección y cerró los ojos, el rubor
permanecía intacto. Su otra mano se escondió entre sus nalgas, para dejar
entrar un dedo que más parecía acariciar que estimular como yo sabía que le
gustaba. Sí, se veía incomodo, pero alimentó aun más mi deseo ver su rostro
tímido y excitado mientras él mismo se daba placer.
Los
minutos trascurrieron y el sonido de su erección siendo masturbada llegó a mis
oídos, me gustaba lo que veía pero sentía que algo faltaba.
-
No sueltes tu
erección. – le pedí mientras me recostaba detrás de él, dejándolo permanecer de
costado. Levante una de sus piernas para abrir la entrada y hundí en él mi ya
dolorosa erección.
-
Aaaah… ¿Por qué
eres tan…
-
Mmm… ¿tan?
-
Aaah… no pares… -
su voz excitada me perdía aun más, casi haciéndome olvidar lo que acababa de
decir
-
¿Tan…mm… qué?
-
Sensual… - ambos
reímos un poco entre gemidos. Me sentí aliviado y encantado de saber que le
parecía así, aunque no lo admitiría en voz alta.
Hide
comenzó a mover su cadera también, haciendo la cama sonar producto de nuestros
movimientos y de paso nuestros cuerpos al chocar. En un rápido movimiento se
levanto con mi erección dentro de él y se sentó sobre mí, dándome la espalda,
se sujeto de mi pecho y comenzó a moverse nuevamente, esta vez a su ritmo
preferido, de una forma no tan rápida ni tampoco suave, pero definitivamente
chocando duramente nuestros cuerpos.
Mis gemidos comenzaron a escaparse sin
control, y los de él también.
Veía
su espalda moverse de arriba hacia abajo y mi erección entrar en él firmemente,
haciéndome temblar con cada embestida. Luego de varios minutos en aquella
posición, comencé a sentir que mis labios necesitaban de su piel y lo tomé de
sus caderas, deteniéndolo para permitirme sentarme y que él se sentara sobre
mí, su espalda pegada a mi pecho me resultaba reconfortante. No esperó y
continuó moviéndose de forma ansiosa, de arriba hacia abajo y de forma
circular, su sudor y el mío se mezclaron.
-
Ahh… cariño… estas
ansioso. – besé su cuello y desde mi posición podía ver su boca abierta de la
que escapaban sin cesar pequeños gemidos que me hacía nadar en mi éxtasis.
-
De ti… mm… siempre…
- tomé la mano que estaba sobre su
erección y comencé a moverla, permitiéndome marcar el ritmo de su masturbación.
-
No te detengas…
-
Mmm… - Entre saltos se nos hacía difícil mantener el
ritmo de ambas estimulaciones, pero me las ingenié para mover su mano de la
forma correcta, besar su cuello y embestirlo. – Sakura…. Aaah… - comencé a
sentirme perdido, moviéndome por instinto y persiguiendo el orgasmo, solo era
consciente de que estaba balbuceando en su oído.
-
Hide… oooh… - mordí
su hombro en un intento de controlar mi voz y el dio un brinco.
-
Auch.
-
Lo siento… - me
disculpé. En ese instante él se puso de pie y cuando comenzaba a creer que se
había molestado, se volvió a sentar sobre mí, pero esta vez de frente.
Literalmente me comió la boca a besos luego de hacer entrar de una sola sentada
mi erección en él.
Dejamos
las palabras dulces, las caricias, las vergüenzas y las preocupaciones. Todo se
concentró en el punto en el que estábamos unidos. Hide comenzó a moverse tan o
más perdido que yo, por instinto nos sosteníamos mutuamente, buscando más y más
placer a medida que sentíamos el orgasmo acercarse.
Las
piernas de Hide temblaban fuerte, sostuve su cintura con ambas manos, para que
no cayera si perdía la fuerza, su mano continuó masturbando su erección y yo no
podía cerrar los ojos frente a la vista. Mordí mi labio con fuerza,
esforzándome por no terminar antes que él, pero no fue necesario sufrir por
demasiado tiempo, ya que en un determinado segundo su ya sonrojada cara se
colocó de un rosa más fuerte y su cuerpo se contrajo.
-
Yaaa- chaan aaaah…
aaah… - su labio tembló mientras intentaba decir mi nombre, sus parpados
fuertemente cerrados estaban bloqueados por un poco del sudor que caía de su
frente, acto seguido, mi estómago estaba cubierto de su semen. No dejó de
moverse a pesar de estar visiblemente cansado.
-
Ohh… - muy a mi
pesar, necesité cerrar los ojos como respuesta inconsciente del cuerpo, creí
que si continuaba observando como mi erección entraba en él, terminaría de una
forma muy escandalosa y la idea no me agradaba.
Se
acercó para besarme, a pesar de que casi no teníamos aliento, luego recorrió a
lamidas mi rostro para llegar a mi oído y susurrar:
-
Termina para mí
Sakura… - Y eso fue todo. No tuve la oportunidad de analizar, ni encantarme con
lo que dijo, en cuanto lo escuché ya me había entregado al orgasmo. Cerré mis
labios con fuerza para evitar decir algo, pero no logré contenerme del todo.
-
Oommmggg… aah…. –
un temblor fuerte me sacudió cuando sentí el último chorro de semen salir y en
tan solo un segundo luego de ello, me volví una pluma.
Completamente
agotado apoyé mi frente en su hombro, ambos respirábamos agitados. Por gravedad
mi cuerpo cayó hacia atrás y no tuve la fuerza de sostenerme. Hide rió y se
arrastró hasta acostarse junto a mí.
-
Aaaah… - quise
decirle que lo quería pero estaba en un minuto en que necesitaba los pulmones
meramente concentrados en resucitarme.
Su
mano aún temblaba, pero la levantó para limpiar el semen de mi estomago, con la
sabana. Detalles, que me encantaban.
Cerré
los ojos. Una gota de sudor me hizo cosquillas mientras caía por mi frente. Los
minutos transcurrieron y los dedos de Hide comenzaron a jugar en mi piel,
acariciando con la yema de los dedos parte de mi pecho y mis pezones.
Hice
un esfuerzo por no dormirme y volteé a mirarlo, con todo mi cariño dibujado en
mis ojos.
-
¿Recuerdas la
primera vez que… - pregunté de forma insinuante, pero me miró sin comprender.
-
¿Lo hicimos? –
preguntó. Asentí como respuesta. – No.- dijo tajante.
-
Oye… no te creo… -
inflé la mejilla sin notarlo en medio del disgusto. Hide estiró su dedo y la
presionó hasta desinflarla.
-
Claro que lo
recuerdo… - susurró escondiendo su rostro en mi pecho. - Esa noche marcaste mi
piel… - Me quede en silencio, algo sorprendido y es que me pareció una
descripción perfecta.
-
Como mío. – susurré
divertido – desde entonces te he marcado muchas veces... ¿Recuerdas la vez que
lo hicimos en el escenario?
-
Ohh… cuando nos
escondimos detrás de la batería en el ensayo, todo el staff nos buscaba
mientras nosotros… - ambos reímos por él recuerdo.
-
Han pasado tantos
años desde entonces… - mi voz sonó más nostálgica de lo que pretendí, entonces
besé su frente. – Te quiero. – en esos momentos, posterior al sexo, con todos
los muros y autodefensas enterrados, nos podíamos permitir ser cursis.
-
Nunca me aburriré de escucharte decirlo… - su mano acarició mi ombligo y subió
lentamente hasta mi pecho, dibujo un corazón invisible sobre mi costado
izquierdo. – También te quiero Yaa-chan…
Levantó
su rostro para sonreírme y estuve seguro de que podrían pasar 20 años más,
cuarenta o cien y no dejaría de apreciar esa sonrisa con todo mi corazón.
Fin
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