-¿Cómo estás?- sonreí, escuchar su voz
siempre me relajaba, era como un cable a tierra entre tanto desencanto.
-Ahora bien, necesitaba hablar con alguien
que tuviese los pies en la tierra- me senté agotado en la silla junto al
escritorio.
-Pues que mal porque tengo los pies sobre
la silla- reí ante su tonto chiste- ¿Qué anda ocurriendo?- sonó más preocupado.
-Estoy agotado física y mentalmente, creo
que colapsaré un día de estos-
-Al menos procura estar en Japón para poder
auxiliarte-
-Lo intentaré, ¿y tú qué tal?-
-Cansado pero no tanto como tú, estoy bien
se podría decir, con bastante trabajo por suerte-
-No te sobrepases, que te conozco Yasunori-
lo escuché reír sarcástico.
-Por favor, eso debería decírtelo yo a ti,
Hideto-
-Dejemos de hablar de trabajo- pasé una
mano por mi frente descansando mi cabeza en ella luego- ¿Estarás ocupado la
semana que viene?-
-¿Tienes tiempo para este pobre hombre?-
reí ligeramente.
-Mm… debería buscarte un rincón en mí
apretada agenda- bromeó- Por supuesto, dime cuando y yo me arreglo-
-Primera hora apenas llegue a Japón, por
favor-
_____________________________________
Cuando el mundo se vuelve la distopía más
asquerosa que podría haber imaginado, siempre es la primera persona que aparece
en mi cabeza.
Muchas veces he pensado que quizá escoger
el camino que Sakura escogió hubiese sido más correcto. Ser miembro de una
banda a la que le vaya bien pero de un ambiente más under, más íntimo, donde
todos se conocen y aunque no son amigos, el ambiente es un poco más ameno… o al
menos así parece ser para él.
Otras veces pienso que quizá, soy yo el que
atrae a la gente desagradable:
-Woh, no creí que te vieses tan mal- me
ofendí.
-Gracias, me encanta que me reciban con
semejantes halagos- rió- Permiso- dije de mala gana entrando a su apartamento.
Estar en mi tierra, en mi ciudad, en mi
ambiente y con alguien a quien aprecio:
-¿Sabes? A veces olvido lo que es estar
cómodo en un lugar donde sientes que perteneces-
Me estiré sobre el sofá esbozando una
sonrisa mientras él iba de camino a la cocina.
Estar juntos me volvía más vulnerable, todo
lo que lo rodeaba y él mismo producían ese efecto en mí. ¿Han tenido esa
sensación de plenitud, de completa desnudez (metafórica) estando a gusto? Es
maravillosa:
-De verdad te ves cansado- me ofreció una
lata de cerveza junto a algunos bocadillos que había servido.
-Gracias- bebí- Y lo estoy como no tienes
idea-
-¿Y en qué tanto andas trabajando?- pensé
un instante.
-En realidad… he visto días con más
trabajo. Estoy empezando a creer que el problema no es eso, sino el ambiente
que me rodea- alzó una ceja y dejó que continuara- La gente es… horrible aunque
no lo creas- mi tono se elevó un poco.
Y es que por primera vez en bastante tiempo
tenía la posibilidad de desahogarme, de decir qué me disgustaba y qué no, de no
tener que fingir que todo estaba bien para mí:
-Todos son manipuladores, usadores,
egocéntricos, ambiciosos, egoístas, mentirosos. Juro que no te miento si te
digo que la tensión del lugar se puede palpar- fruncí el entrecejo, Sakura me
escuchaba atento- Es… absorbente, siento que todo eso malo que traen consigo me
quita energías- suspiré.
Se quedó en silencio esperando a que yo
decidiese retomar o cederle la palabra:
-Yo te dije que no sería fácil, tú lo
sabías también-
-Sí, pero no creí que la gente fuese tan
mala- musité.
Cada uno dio un trago a su bebida y casi
sin darnos cuenta nos miramos en el mismo instante.
Definitivamente él no era igual a los demás.
Con solo ver sus ojos uno puede notar la
transparencia de su alma, su sinceridad y bondad:
-¿Puedo decirte algo?- habló sin siquiera
inmutarse aunque yo me había puesto nervioso, pues no me quitó los ojos de
encima ni un instante.
-Me duele verte a los ojos-
Si…
y también tiene ese don de poder ver a través de uno; especialmente de mí. Sé a
la perfección que soy como un libro abierto ante él.
Sin poder evitarlo, mis ojos se llenaron de
lágrimas que poco pude contener, pero casi instantáneamente la presión horrible
que sentía en mi estómago y garganta hacía tiempo desaparecieron, dándole
rienda suelta a esa angustia que me oprimía, a toda la amargura contenida:
-Sinceramente, estoy cansado de luchar, a
veces solo quiero que algo ocurra y termine de destruirme-
-¿Y qué lograrás con eso? Luego deberás
reconstruirte, volver a empezar… ¿no crees que sería un fastidio? El mundo se
pondría sobre ti para saber qué ocurrió, cómo estás, qué ocurrirá luego, etc-
escuché la lata ser apoyada en la mesa- ¿No crees que es más fácil empezar a
cambiar el rumbo de las cosas ahora?-
-¿Cómo? Yo no puedo hacer eso, no ahora-
-Sakura- dije en seco- Seré honesto…-
Lo observé nuevamente a los ojos y en ellos
con todo el dolor que mi alma sentía. Quería que viese realmente lo débil que
soy:
-No soy como tú crees; no soy ese Hyde que
se lleva el mundo por delante y todos hacen lo que yo digo. Al contrario-
esbocé una sonrisa ladina- En algún momento empecé a sentirme inferior a todos
y ahora no sé cómo cambiarlo, porque no hay nada que haga que me sienta
orgulloso de mí-
Frunció el entrecejo y entonces dejé de
mirarlo. Verlo enojado y por mi culpa acrecentaba el dolor:
-¿Y? ¿Vienes aquí a que te consuele?- lo
miré sorprendido- “No te desmorones frente a alguien que no está dispuesto a
recogerte”- recitó como haciendo memoria- Yo no voy a juntar cada pedazo de tu
miserable persona solo porque sientes que te metiste en un pozo del que no
encuentras salida-
La dureza de sus palabras me sorprendió,
entonces entendí que realmente lo había hecho enojar. Suspiró.
Con una de sus manos sujetó mi brazo y me
jaló junto a él, sentándome sobre sus rodillas:
Pero
no le importó, con ambos brazos rodeó mi cintura por detrás para luego
descansar su frente en mi espalda:
-“Si te despiertas sintiéndote como un mal
recuerdo, déjame decirte que eres real, que eres importante. Si te despiertas y
sientes que eres ruido de fondo, deja que te repita una y otra vez hasta que
quedes grabado en mi memoria. Si despiertas y sientes que el peso del mundo te
tira abajo, dámelo, lo llevaré por ti. Si te despiertas y no puedes encontrar
ni una sola cosa buena que amar de ti… si te despiertas y sientes que no hay ni
un solo hueso en tu cuerpo que valga la pena, déjame decirte que estás
equivocado. Si te despiertas sintiéndote menos de lo que en realidad eres, y lo
que eres es impresionante, déjame entrar, tienes a muchas personas golpeando
tus puertas tratando de alcanzarte. Solo ábrelas”- me quedé sin palabras- Ja…
suena más cursi de lo que se leía- rió ligeramente- Pero creo que se aplica
perfecto contigo. Creo que a veces eres tú mismo quien se aleja de las personas
que quiere. No estoy juzgando tu forma de hacer las cosas, pero si estás rodeado
de tanta gente aprovechadora, te vendría bien tener un poco más cerca a la
gente que te quiere. Yo creo en ti, sé lo capaz que eres aunque en este momento
tú lo dudes, pero si no recuperas la confianza te quedarás estancado incluso si
yo quisiera levantarte con todas mis fuerzas-
Para entonces me encontraba llorando
nuevamente.
Sus palabras, sus sentimientos, el calor de
su abrazo y lo sensible que me sentía no ayudaban en nada, cada palabra que
salía de su boca estrujaba mi pecho… pero lejos de doler, era una sensación
placentera.
Esa sensación hermosa que te produce el
saber que tienes a alguien que confía en ti cuando ni tú mismo lo haces, que te
quiere y te sostiene cuando el resto intenta hundirte y aprovecharse:
-Y no me digas “no soy lo que tú crees”
porque te conozco hace 20 años Hideto- sonó severo- Sé lo que eres. Quizá no a
la perfección, pero casi- reí mientras intentaba limpiar mis lágrimas.
-Parece que estuviste leyendo este último
tiempo-
-Un poco, empecé con aquel libro que me
habías recomendado pero a veces creo que tienes gustos muy peculiares-
-¿No te gustó?- pregunté sorprendido
dándome la vuelta para mirarlo.
-Me aburrí al primer capítulo-
-¡Ya-chan!, siquiera leíste-
-No puedo leer algo que me aburre desde el
inicio. Así que lo dejé. Y encontré un libro de poemas y narraciones que me
habías… prestado hace muchos años- carraspeó.
-Con razón nunca más lo encontré…-
-El punto es que ese si me gustó así que lo
estuve leyendo- me repuse- No creí que me serviría de algo- sonreí.
Luego
de haber estado hablando un tiempo más mientras bebíamos, Sakura se dispuso a
cocinar, por lo que me eché a gusto en el sofá mientras miraba la TV:
-“¿Quieres que te dé una mano en la cocina
Ya-chan?”- dijo imitándome con voz graciosa- No gracias, yo me encargo- se
respondió- “Bueno, si necesitas algo voy a estar ¡echado en el sofá como si me
estuviese muriendo!”-
Carcajeé con ganas y me dirigí a la cocina:
-Pero tú fuiste quien se ofreció a cocinar-
-Mínimo ven y sigue hablándome- me senté en
la mesa detrás de él- La prostituta de la otra vez fue más considerada-
-¿Volviste a las andanzas?- reí.
-Nah, solo fue la otra vez. Estaba
estresado así que cedí. Luego me sentí un poco mal con ella por algún motivo
así que le cociné-
-¿Perdón?- alzó una ceja divertido.
-Se supone que solo me cocinas a mí-
-… desde ahora en más- rió- ¿No has
conocido a nadie este tiempo?-
-Nada que me llame la atención- puso a
cocinar algunas verduras y se sentó frente a mí en la pequeña mesa- ¿Tú?-
-No tengo contacto con casi nada que no
tenga que ver con gente del staff o conocidos así que no, todo está aburrido-
-¿No has pensado en buscar un tiempo para
salir, conocer gente?-
-Da gracias que hoy estoy aquí- suspiró.
La
conversación quedó allí, él se concentró en terminar de cocinar.
Siempre fui consciente de lo mucho que él
se preocupa por mi bienestar, de que no esté solo, de que me despeje un poco
del trabajo, etc. Pero con lo mal que me he estado sintiendo ni quiero pensar
en conocer a alguien… pasar por todo ese proceso solo me estresaría aún más:
-No tengo la intención de conocer a nadie,
no tengo los ánimos para ello-
-Y lo entiendo, solo me preocupa que no
haya nadie en quien confíes lo suficiente cerca de ti cuando te sientas mal-
sonreí agradecido.
-Pero siempre puedo volver aquí ¿verdad?-
Solo
nosotros entendíamos la ambigüedad de aquellas palabras:
-Por supuesto que puedes- musitó.
_____________________________________
En los momentos que siento que todo está en
mi contra y que no puedo contar con nadie él es el primero que aparece en mi
mente, porque sé que sin importar qué, incluso aunque yo hubiese hecho las
cosas mal y estuviese enojado conmigo, siempre me recibirá con los brazos
abiertos dispuesto a brindarme todo su apoyo. Ha sido mi sostén por años, es
aquel en quien puedo confiar ciegamente.
Por eso tampoco surge la necesidad de
buscar a alguien más:
-¿Puedo dormir contigo? No quiero usar el
sofá, hace frío-
-Mm… pero no te quejes si tardo en dormirme
y me muevo-
-Imposible- sonreí satisfecho.
Nos cambiamos en completo silencio y nos
metimos bajo las sábanas:
-Buenas noches- se dio la vuelta.
-¿No que tardarías en dormir?-
-…-ante mi silencio volvió a darse la
vuelta pero hacia mí.
-¿Sabes? No creo que pueda hacer este tipo
de cosas con alguien más… digo, tener esta relación de confianza tan estrecha-
-¿Hablas de lo que te dije antes?- asentí-
No es que debas pensarlo seriamente tampoco, lo dije desde el lado de la
preocupación-
-Y lo sé, pero si lo digo es porque también
lo consideré-
-… siempre que necesites a alguien sabes
que estaré. Solo que me gustaría que hubiese alguien que te cuidara donde yo no
puedo hacerlo, alguien de confianza, que te haga sentir cómodo-
-Dudo que exista alguien más-
-Quizá yo estoy negado a eso. No lo sé. Lo
único que sé es que solo te quiero a ti ahí y nadie más- sentencié con voz
firme.
-Claro, conmigo si te haces el imponente-
sonreí.
Me recargué en el colchón ligeramente sobre
él y lo besé.
Ni compañeros, ni amigos, ni pareja, ni
amantes. Siempre fuimos todo eso junto y más. Quizá algo a lo que nunca se le
podrá poner etiqueta, pero eso era lo que menos importaba.
No quería una etiqueta, siquiera buscábamos
formalidades:
-¿Podemos?- pregunté apenas alejándome de
sus labios. Y como respuesta afirmativa sentí una de sus manos acariciar mi
espalda por debajo de la remera.
Él no era mío ni yo suyo, pero tampoco
buscábamos una relación de pareja ni amistad convencional, pues nuestro lazo no
era convencional, eso era más que seguro.
No solemos vernos con frecuencia pero
estamos en la mente del otro continuamente. No solemos llamarnos seguido pero
siempre recibimos algún detalle del otro como diciéndonos “ey, estoy vivo y me
acuerdo de ti”.
Aunque nuestro tiempo juntos sea limitado e
incluso contado intentamos sacarle el mayor provecho.
Y al menos para mí, es reparador:
-Mm…- me abracé fuerte a él una vez lo
sentí dentro.
-¿Duele?- negué. Lentamente empezó a
moverse, y de esa misma forma, poco a poco mis sentidos comenzaron a nublarse.
Incluso cuando no somos nada de todo eso…
mi afecto por él es muy fuerte. Lo aprecio con toda mi alma, el simple hecho de
que esté conmigo incluso hoy en día es una de las cosas más importantes que
tengo.
Como la historia del hilo rojo, siento que
mi destino está unido al suyo, aunque no debamos estar juntos.
¿Tal vez es esto lo que la gente llama
amor? Amor… de algún tipo.
-Aah… gime un poco más- dije enterrando mis
uñas en sus hombros.
-Tus gemidos, son muy eróticos-rió y empujó
un poco más profundo dentro de mí.
-¡Aah! No te rías- reí inevitablemente.
Pero hay una cosa que sé perfectamente y es
que deseo atesorarlo.
Por eso no busco ser algo suyo; ni que me
ponga una etiqueta ni que me designe un lugar en su vida. No quiero ser alguien
que lo haga sentir mal, que lo lastime o lo retenga.
Quiero ser quien que lo haga reír, que lo
sostenga cuando lo necesite, con quien tenga una charla amena cada tanto; y
está bien preocuparse por el otro, los amigos hacen eso, pero no quiero que sea
más de lo necesario.
Este tipo de relación… ser todo pero nada
al mismo tiempo… es perfecta para mí.
Y si, sé que los amigos no tienen sexo.
Pero en algún punto también tenemos esa atracción física inevitable.
Ah… creo que es muy complicado transmitirlo
en palabras.
Pero es más fácil de sentir de lo que
parece.
Él es
simplemente Sakura para mí, su lugar es irremplazable.
____________________________________________
-Te viniste
un poco rápido esta vez, ¿te urgía?- rió divertido.
-Tal vez…
el estrés- suspiré- ¿No estás cansado?-
-Un poco.
Duérme, tus ojos se cierran solos-
Me
acurruqué buscando el calor de su cuerpo, ese calor que brinda la sensación de
estar protegido:
-Una última pregunta- cerré los ojos- ¿Esto
siempre será así?-
-… ¿Sinceramente? Espero que no- hizo
silencio unos segundos- Pero mientras lo necesites supongo que sí-
-¿Ya no te sientes cómodo?-
Me estrechó en un fuerte abrazo seguido de
un beso en la cabeza:
-Eres consciente de que nuestra relación es
completamente anormal ¿verdad?- reímos- Mi alma solo podrá estar en paz cuando
sepa que tú estás en paz también. Yo estaré siempre, pero algún día esto tendrá
que volver a ser solo una amistad, lo cual significa: sin sexo-
-Entonces no preguntes tonterías-
-Ya ya, entendí- lo aparté de mí entre
risas- Déjame, esto se está poniendo muy homosexual y ya no me gusta- carcajeó.
-¡Pero si acabamos de-…-¡- lo interrumpí.
-Qué raro eres- le di la espalda- Buenas
noches-
Incluso cuando todo a mí alrededor se
desmorone, él siempre me recibirá con los brazos abiertos.