martes, 15 de agosto de 2017
First Kiss - Capítulo 4
“14 Días desde mi primera cita” pensaba Hyde ese día mientras
sentado sobre el sofá miraba el cielo a través de la ventana. Era ya noche y
caía una leve lluvia. Acariciaba a Pocky quien le lamía insistentemente las manos
y pensaba sobre muchas cosas…
Desde días atrás se sentía extraño respecto a Sakura, habían salido
varias veces, incluso Sakura lo llevó al cine aunque claro nunca vieron la
película. Era algo que nunca antes había sentido, pero que se negaba a creer que
fuera amor, o siquiera cariño… si eso era así, definitivamente sería su
perdición.
-No quiero sufrir más Pocky…- le decía al pequeño mientras le
acariciaba las orejas -… el amor no es para mí. Debo de acostarme con él para
convencerme que no es más que deseo lo que le traigo al maldito, que no me ha
querido cumplir la apuesta.-
Trataba de consolarse en el hecho, de que jamás antes nadie lo había
tratado tan bien como Sakura, como una persona, como un amigo, y tal vez por
eso le tenía cierto apreció, pero se negaba al hecho de que en verdad pudiera
comenzar a enamorarse de él.
De pronto en ese día nublado alguien toco la puerta y Hyde sabía por
la hora que era lógico que no fuera Sakura.
-Hola, pasa…- le dijo al sujeto parado al otro lado de la puerta y que
le había llamado hacía media hora. Un cliente no habitual pero que ya conocía,
tenía algunas prácticas extrañas en el sexo, pero nada que a Hyde le asombrara,
y le pagaba bastante bien.
-¿Por qué tienes un perro?- le preguntó el sujeto
-¿Y por qué no?- contesto altivo
-Porque no quiero tener sexo mientras aspiró pelos de perro.- le
dijo el rubio.
-Jajaja, no te preocupes el no entra al cuarto…- dijo y lo dejó en
la caja abrigándolo con la cobija -…pasa que ya voy en un segundo…- le dijo y
el tipo no tardó en hacerlo desabrochándose los pantalones incluso de camino.
“Pero que desesperado” pensó Hyde mientras tomaba un poco de agua y
se soltaba el cabello antes de entrar a la habitación. Por un segundo mientras
caminaba hacia esa puerta… deseo que quien estuviera dentro fuese alguien más…
alguien tan solo un poco más alto que él… de cabello negro y mirada penetrante.
-¿Estás bien?- preguntó el sujeto una vez ambos estaban sobre la
cama y respiraban agitados.
-¿Por qué?- preguntó Hyde mientras se encendía el segundo cigarro
del día.
-Desde que llegue te veías raro.- dijo él. “¿Y hasta después de
conseguir lo que querías te portas amable?” pensó Hyde pero obviamente no se lo
diría.
-Pues no, estoy perfecto… algo pensativo.- le dijo tranquilamente
pero el sujeto ese día estaba muy curioso.
-¿Pensando en qué?-
-Nada importante…- le dijo y luego pensó que tal vez una segunda
opinión sin moral de por medio no estaría mal -… ¿qué me dirías? Si te dijera
que dejaré este trabajo.- dijo de pronto y se extraño un tanto cuando el tipo
rió casi a carcajadas.
-¿Es en serio?...- dijo el aún sonriente pero Hyde no contestó pues
por un momento se sintió humillado. El sujeto entonces se dio cuenta de eso, y
se puso serio también -…pues, te diría que estás en tu derecho, tú puedes
dedicarte a lo que te plazca… pero ¿qué piensas hacer entonces? Digo no es qué
solo sepas hacer esto, pero… es difícil… y en cualquier cosa que estuvieras no
ganarías tanto como en esto ¿cierto?-
-Lo sé, no lo estoy afirmando, solo era una suposición…- dijo y
sonrió por fin pues con eso claramente se dio cuenta que era una tontería
pensar algo así.
-¿Te gusta alguien?- le pregunto entonces el sujeto y Hyde sintió
que había hurgado en su mente.
-¡¿Qué?! ¡No! Jajaja ¿qué dices?- trató de parecer seguro pero la
verdad era que se sintió nervioso con tal cuestión.
-Por tu forma de contestar yo diría que atiné ¿cierto?-
-¡Qué no!...- dijo esta vez logrando sonar más firme -…solo pensaba
en la posibilidad y me entró la duda.-
-Mmmm bueno si tú lo dices. Si te soy sincero sería una lástima
porque me encanta tener sexo contigo…- dijo y entonces si se puso de pie para
comenzar a vestirse -… si fuera tú yo no lo dejaría, digo ganar dinero fácil y
además, no te enfades, pero la fama la tendrás siempre, por mucho que quieras
reivindicarte, e incluso por eso mismo podrías ser rechazado de muchos trabajos.
No le encuentro muchos puntos a favor a eso de buscar un trabajo diferente.-
Terminó
entonces de vestirse y le extendió a Hyde su dinero.
-¿Sabes
por dónde está la puerta?-
-Sí,
no te preocupes, te llamó luego… y si te retiras me hablas antes para un último
servicio ¿eh?- Amenazó antes de salir del cuarto y Hyde sonrió de lado.
Lo
que le había dicho el sujeto era totalmente cierto y además aunque había sido
amable y no lo había dicho Hyde sabía perfectamente que era un bueno para nada.
No sabía hacer nada, nunca estudio, siquiera la primaria, a penas y con
dificultad sabía leer y escribir, y si sabía contar era porque tuvo que
aprender o la gente le vería la cara con el dinero. Sin embargo además de eso,
ni siquiera sabía cocinarse una buena sopa, su alacena estaba llena de comida
instantánea. No sabía inglés, vamos ni siquiera podía usar una computadora, y
lo máximo que encontraría sería un trabajo de esos de medio tiempo que buscan
los estudiantes para darse sus gustos.
Tal
vez podría sobrevivir así, pero la sola idea de atender una caja, servir
bebidas en un restaurante o cualquier cosa de esas, una jornada mínima de 6
horas le daba tanta flojera que definitivamente desistía de la idea.
Terminó
tranquilamente de fumarse su cigarro y después se colocó tan solo unos
pantalones cortos para acostarse a dormir lo que quedaba de la noche.
El
lunes por la mañana Hyde se había vestido decentemente pues tenía que hacer sus
compras habituales de comida congelada y sopas instantáneas, además de condones
y productos de limpieza. Podría haber ido mucho más tarde, pero en la casa se
la pasaba pensando y definitivamente era lo último que quería, su mente le daba
vueltas al tema de Sakura y esas cosas cursis, como él las llamaba y tan solo
quería distraerse así que fue al centro comercial donde días antes Sakura lo
había llevado, a pasear tan solo. Tal vez se compraría un poco más de ropa, que
no le vendría mal y aquello siempre le subía el ánimo.
Sin
embargo cuando iba a mitad de su paseo, vio que sentados en una cafetería
estaban Misaki la esposa de Sakura… y otro hombre.
Cualquier
otro amigo de Sakura habría pensado que el sujeto era un amigo, tal vez un
maestro, o tal vez un familiar de ella, pero Hyde sabía perfectamente que no lo
era. La forma en que iba arreglada la mujer, la sonrisa coqueta en su rostro,
la manera en que meneaba la cucharita dentro de su café, todo, todo le indicaba
que aquellos dos estaban saliendo.
A
Hyde se le quitaron de la cabeza todos sus planes y tan solo caminaba por los
alrededores mirando a ambos individuos.
Paso
alrededor de una hora en que ellos estuvieron allí, tan solo hablando y Hyde
comenzaba a pensar que tal vez estaba malinterpretando todo, sin embargo
después de pagar ambos cafés y salir de la cafetería, se tomaron de la mano y
el tipo abrazó a Misaki por sobre los hombros plantándole tremendo beso en la
boca.
“Lo
sabía” pensó Hyde quien al momento comenzó a seguirlos, pensó que irían a un
hotel o algo parecido, pero no, la cínica de la mujer llevó al tipo nada más ni
nada menos que a su propia casa. A Hyde se le hacía increíble que tuviera el
descaró de acostarse con otro hombre en la misma cama donde dormía con Sakura,
y por un momento se puso furioso. Pensó en ir en ese mismo momento al trabajo
de Sakura y hacerlo regresar a casa para atraparlos el mismo… “pero ni siquiera
sé donde trabaja” pensó quedando con el mismo como un idiota y trató entonces
de calmarse.
Si
era sincero consigo mismo, en el fondo aquello lo ponía demasiado feliz… se
sentía un imbécil porque sabía que eso le afectaría mucho a Sakura, pero al
saber que él ya no la amaba y que ahora podría hacer que se enterara que su
mujer lo estaba engañando, se sentía totalmente triunfante.
“Soy
un egoísta, tal vez no debería decirle.” Pensó en un momento y entró a su
departamento totalmente confundido.
“¿Qué
es lo que pretendo? ¿Qué se divorcie? O peor aún ¿Qué la deja por mi? Eso es
imposible, lo único que haré si le digo, es que se divorcien ella se lleve a
sus hijos y él se quede solo… no me perdonaría nunca alejarlo de sus hijos.
Pero si no le digo, esa mujer seguirá viéndole la cara… tampoco puedo hacer
eso, no podría mirarlo a los ojos sabiendo esto y no decirle nada…” se debatía
mentalmente.
Al
día siguiente Hyde tenía tremendas ojeras, no había dormido nada pues se la
paso pensando, y ni siquiera tenía ya más cigarrillos, pues todos
desaparecieron sin que se diera cuenta mientras decidía si contarle o no a
Sakura.
Al
final había decidido hacerlo, sabía que algún día debía enterarse y tal vez era
mejor que alguien se lo dijera antes de descubrirlo con sus propios ojos. Se
había prometido a él mismo no buscarlo, no quería hacer aquello como el amante
enamorado que quiere que deje a su esposa, sino como el amigo que no soporta
que le vean la cara.
Salió
temprano y se recargó en el auto de Sakura esperando que bajara para irse a
trabajar.
-Hola…-
dijo Sakura mientras le quitaba la alarma al carro -… que raro verte por aquí
tan temprano.-
-Hola…-
le respondió Hyde un tanto serio y entonces de inmediato Sakura supo que algo
le pasaba-
-¿Qué
tienes?...-
-¿Podemos
hablar?... sé que debes ir al trabajo pero no te quitaré mucho tiempo.- le dijo
el menor y Sakura lo miro extrañado, pero al momento revisó su reloj dándose
cuenta que tenía un par de minutos.
-Claro,
claro, quieres un café…- le invitó abriendo la puerta y Hyde asintió.
Un
par de minutos después estaban ambos en una cafetería cercana al trabajo de
Sakura con un par de cafés y Hyde jugaba nervioso con sus manos sin saber cómo
decirle aquello.
-¿Dé
que querías hablar? Te notó mal Hyde ¿tienes algún problema?-
-No,
no precisamente, seré breve ¿sí?...- le dijo y Sakura asintió -… Ayer fui al
centro comercial por algunas compras y vi a tu esposa… pero no estaba sola,
estaba con otro hombre…- dijo tratando de ser lo más cuidadoso posible, aunque
a él no le resultaba fácil ser así.
-¿Qué?
¿Qué insinúas?- le dijo él a Hyde evidentemente molesto.
-No
estoy insinuando nada, te estoy diciendo que tu esposa te está engañando.- dijo
aún serio pero ante su sorpresa Sakura rió casi a carcajadas.
-¿Qué
es esto Hyde? ¿Una broma?- rió y sorbió su café.
-¡No!
¡Esto es en serio! los seguí después y vi como se besaban y después lo llevó a
tu casa.- dijo sin saber cómo sentirse porque Sakura no le creyera. Pero
entonces Sakura golpeó la mesa, evidentemente molesto.
-No
es posible que inventes todo esto, solo para acostarte conmigo.-
-¡¿Qué?!...-
dijo Hyde totalmente sorprendido, él era quien no podía creer que Sakura
pensara eso de él -… ¡no lo estoy inventando!-
-Ah
por favor Hyde, mi esposa es una mujer decente que no va a andar con uno y con
otro, no todos son como tú.- Le dijo fuera de sí pues aquello que le contaba
Hyde ya lo sospechaba, pero le hacía tanto daño que no quería creerlo.
A
Hyde le latió fuerte el corazón, tanto que juró escuchar sus latidos por un
momento, pero él no se iba dejar insultar por nadie, aún esa persona fuese
Sakura.
-¿Qué?
¿Sabes qué? No vine aquí a que me insultes, tan solo quería hacerte el favor de
informarte lo zorra que es tu esposa, si no me quieres creer y seguir siendo un
imbécil a quien le ponen los cuernos pues es tu problema- dijo Hyde pero ambos
habían comenzado a llamar la atención de la gente a su alrededor, y a Sakura el
último comentario de Hyde lo había hecho enfadar demasiado.
-¿Sabes
que Hyde? Estás pendejo, pero solo a mí
se me ocurre hablarle a un maldito prostituto como tú…- dijo enojado pero lo
hizo tan fuerte que toda la gente alrededor escuchó y volteaba a ver a ambos
hombres murmurando cosas -…jamás pensé que hasta inventarás cosas solo por
sexo, pareces una maldita perra en celo.-
Se
puso de pie entonces haciendo ruido con la silla y aventando la cuchara del
café sobre la mesa. Sacó entonces un par de billetes y se los aventó a Hyde
sobre la mesa saliendo del lugar.
Hyde
se quedó impactado, ni siquiera se levantó de su silla y no se fue como hubiera
hecho en cualquier otra ocasión. Tan solo estaba allí, mirando ambas tazas de
café casi intactas y los billetes sobre la mesa. Se sentía el ser más
repugnante, cualquiera antes lo había insultado, pero cuando todo eso salió de
la boca de Sakura, por primera vez Hyde se sintió realmente repulsivo. Las
pequeñas murmuraciones alrededor a Hyde le resonaban en la cabeza como si le
estuvieran gritando al oído, y de pronto sin que él mismo pudiera creerlo algo
húmedo resbaló por su mejilla… estaba llorando, y cuando se dio cuenta de ello
tuvo que llevarse ambas manos al rostro pues una tras otra las lágrimas no
dejaban de caer. Se encorvó aún sentado frente a la mesa hasta que su frente
tocó sus rodillas y la única razón para que no gritará de dolor fue la gente
alrededor mirándolo cada vez más efusivamente.
-Señor
¿se encuentra bien?- le dijo un mesero más por obligación que realmente por
preocuparse por lo que le sucediera a Hyde y este en su estado semiinconsciente
se dio cuenta que tenía que irse de allí en ese mismo momento.
-Sí,
lo siento.- recogió los billetes que Sakura le había dado y se los dio al chico
-…quédese el cambio.- se puso de pie sintiendo las rodillas débiles al momento
y se retiro del lugar.
Mientras
caminaba hasta su departamento mirando el piso y con la cabeza baja, se repetía
a sí mismo lo estúpido que era. Toda su vida, desde la muerte de su madre, se
había repetido mil veces lo estúpido que era enamorarse, lo inservible e
innecesario, y por sobre todo lo doloroso que eso representaba. Se había jurado
a sí mismo nunca hacerlo, nunca enamorarse de nadie, o siquiera quererle,
conseguir de cualquier forma el dinero, pues este era el único que te daba
poder y satisfacciones. Se había prometido encontrar algo que lo hiciera
volverse frío, y sin intención de guardarle cariño a las personas y sin embargo
a pesar de tanto repetírselo y proponérselo… se enamoró de Sakura.
Si,
así era, pues ya no tenía caso negarlo más, cuando unos insultos tan simples
como los que cualquier persona creída en la calle podría hacerle, salidos de
los labios de Sakura lo habían hecho llorar cuando tenía años sin hacerlo.
Sin
saber cómo llego a su departamento, y sin más fuerzas de nada resbaló por la
puerta de entrada una vez dentro. No sabía si quiera si realmente había llegado
hasta allí por debilidad y tristeza o si no quería siquiera entrar al cuarto y
ver esa cama donde había estado con tantos y tantos.
Ahora
sabía que Sakura ni siquiera lo quería un poco, y que aunque trató de hacerse
el duro aquella vez, aún quería a su mujer. Y era lógico, Sakura lo tenía todo,
una vida aburrida y rutinaria, un trabajo agotador y un tanto mal pagado, una
hija adolescente rebelde y un niño con problemas para sociabilizar, una esposa
con la que no podía hablar serenamente más de media hora y que lo engañaba,
pero que importaba, que importaba si al final de todo él quería su vida tal y
como estaba.
Entonces
Hyde recordó lo que le dijo a Yuuri aquél día, que todos tenían problemas. Sí,
sus propias palabras eran ciertas, Sakura tenía tantos problemas, pero a pesar
de todo quería a su familia, y era lógico que no fuera a querer cambiar todo
eso por… Hyde… tan solo él. Él que no tenía ningún problema hasta ahora,
ninguna cosa porque entristecer… pero Hyde entonces notó la razón de eso… la
única y dolorosa razón… y es que él vivía huyendo de los problemas y las
tristezas pero al hacer eso también huyó sin querer de cualquier felicidad,
huyó de la gente, del amor….y ahora… sentado en el piso de aquél frío
departamento… con el corazón destrozado y el orgullo por los suelos… se dio
cuenta por fin de que… estaba completamente solo…
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