miércoles, 30 de octubre de 2019

Fan fiction: Entichers - Capítulo 1: Invitación



-          ¿Les parece si una más y luego comemos algo? – Tazawa nos observaba algo apenado, le costaba ajustarse a la canción y no teníamos demasiado tiempo para ensayar. Nadie dijo nada, simplemente comenzamos a tocar. 

    En mi bolsillo mi celular vibró lo suficiente para hacerme saber que me estaban llamando y no era solo un mensaje, pero no hice el intento de contestar, tenía ambas manos ocupadas. La canción avanzaba y mi celular seguía vibrando en mi bolsillo hasta que finalmente se detuvo.

Cuando la canción finalizó y Tazawa estuvo notoriamente más conforme, me digné a tomar el celular. Usualmente me escribían por line, rara vez me llamaban ya que no solía contestar si estaba ocupado. Tenía cuatro llamadas perdidas de un número desconocido...

-          Qué raro… - susurré.

-          ¿Ah? ¿Qué pasa? – Yuki volteó a observarme dudoso.

-          Nada, solo que tengo llamadas perdidas de un desconocido.

-          Bah, hombre solicitado–  Yuki se burló, de pronto mi celular comenzó a vibrar otra vez, pero corté de inmediato la llamada.

-          ¿No contestarás? – preguntó esta vez Ikuo mientras acomodaba el bajo en su estuche.

-          No me gusta contestar a desconocidos…

-          Ah, te haces el difícil – Yuki se burló. Entonces fue su celular él que sonó– Oh, ahora yo… - lo miró – Ah, pero en mi caso no es desconocido. Hola jefe – contestó, toda la banda se giró a mirarlo dudoso. ¿Jefe? – Ah, sí está aquí conmigo… ¿Quieres que le pase el celular? Ah, sí, está bien, yo le diré – ya que Yuki me miraba yo también lo miré a él. ¿Quién era? Me respondió la pregunta de mi rostro cuando cortó la llamada – Sakura, es Hyde. Dice que por favor le contestes la llamada.

-          ¿Ah? ¿Es su número? -  él asintió. Keiichi carraspeó la garganta y todos se rieron un poco. Los miré con sospecha- ¿Qué les pasa?

-          Nada, nada… - Yuki también se rió.

-          ¿Qué? Ya díganme que les pasa – Keiichi me respondió.

-          Bueno, que se decía que ustedes… - lo miré con enfadado cuando movió su mano de forma sugerente e infló su mejilla para imitar sexo oral.  Los chicos en general se rieron bajo.

-          Ya Keiichi… - le regañó un poco Tazawa, yo suspiré para evitar comentarios. Mi celular comenzó a vibrar y las risas volvieron a hacerse presentes.

-          Ya quisieran tener algo de lo que chismosear... -  les dije antes de salir de la sala, pero cuando iba por la puerta escuché.

-          ¡Y se va para que no lo escuchemos! – desde mi posición giré para mostrarle el dedo del medio a Keiichi, que solo se rió como respuesta. Observé mi celular con duda mientras volvía a sonar.

Hide…

-          ¿Diga?

-          Hasta que me contestaste– su voz…

-          No tenía tu número… y estoy seguro de que tú tampoco el mío.

-          ¿Te molesta que me lo consiguiera? – su voz sonaba suave, suspiré.

-          No, pero asumo que si usas ese tono conmigo, esta no es una llamada de cortesía.

-          Oh, es que sé que no te gustan las llamadas de cortesía. Mejor dicho, sé que odias hablar por el celular – asentí – Pero no puedo ir a verte, y tampoco soy capaz de pedirte que viajes para venir a mí.

-          ¿No? Estoy seguro de que alguna vez lo hiciste… - hablé sin pensar. Él no respondió de inmediato.

-          Pero eso fue hace mucho– su voz sonó apagada.

-          Lo sé– de pronto ambos nos quedamos callados y me regañé a mí mismo por hablar sin pensar– Entonces… ¿Me necesitas para algo?

-          Si… en verdad, quería invitarte a algo… 

-          ¿Qué es?

-          Halloween… - susurró dudoso, me quedé en silencio. ¿En serio me estaba pidiendo celebrar esa estupidez? Además conocía su fiesta, la simple idea me era desagradable y estaba seguro de que se lo había dicho en alguna ocasión.

-          Hide...

-          Prometo que no habrá juegos, ni trampas, ni burlas, ni besos, ni nada que te exponga de alguna manera… - su voz sonó sincera.

-          Hide...

-          Sé que no celebras Halloween, pero esto es un festival musical y me gustaría que más que un invitado más, tocarás junto a Yuki una canción de los inicios de L’arc…La que tú quieras…

-          Hide...

-          Puedes elegir el disfraz. Puedes solo llegar, tocar y luego irte. O puedes quedarte todo el show si quieres.

-          Oye, escúchame.

-          Por favor… quiero que estés ahí– suspiré.

-          Esas tres semanas estoy en gira – me excuse, aunque era la verdad.

-          Por favor Sakura, la canción que tú elijas…

-          Sabes que no me anima compartir con travestis que solo intentan tener algo de cámara junto a ti. Además a mí no me agrada precisamente la idea de compartir en público contigo– en cuanto terminé de hablar me mordí la lengua. ¿En serio me costaba tanto pensar antes de hablar? Hide tardó en volver a hablar, pero no se rindió.

-          Entichers, podemos tocarla. Sé que le tienes cariño a esa canción.

-          “Cariño” – repetí. Todos los recuerdos de las noches en que estuvimos solos trabajando en esa canción se me reunieron en la cabeza. Y también las primeras confesiones, y ese primer beso.

-          Quiero que estés conmigo en esta oportunidad…

-          ¿Por qué?

-          Porque quiero que sea diferente, ya no quiero hacer la fiesta desvergonzaba que ha sido tantos años. Quiero… invitar a gente que… tenga un sello más auténtico como tú. Sakura… por favor… estarías junto a Yuki en todo momento, si te incomodas, cuando sea, simplemente te vas. Sé que lo disfrutarás, además de que conoces a todos…

-          Está bien… - solté con un suspiro – No te aseguro que pueda, pero lo intentaré.

-          Por favor…

-          Ya te dije que sí, haré todo lo posible.

-          Promételo – me exigió.

-          No puedo prometer que estaré ahí, pero intentaré estarlo.

-          Promete que intentarás con todas tus fuerzas venir a la fiesta los 3 días.

-          Está bien niño necio, lo prometo– se rió feliz, yo suspiré.

“¿Halloween? ¿Es en serio Yasunori?”





Cuando regresé a la sala todos me miraban a la espera de algo.

-          ¿Qué? – les pregunté malhumorado.

-          Nada, nada – dijo Keiichi mientras se mordía los labios para no reírse. Me senté en la batería y aún continuaban mirándome con sospecha. Abrí la botella y bebí un sorbo de agua, le devolví la mirada a todos que esperaban que les dijera algo.

-          ¡Ya déjense de pensar cosas sucias! – les grité mientras les lanzaba agua de la botella.

-          ¡No! ¡Los equipos! – gritó Tazawa mientras yo mojaba a los otros. Yuki tomó la almohada y me la lanzó desde la puerta, mientras tanto, Ikuo, Keiichi y Yuki corrieron hasta fuera y cerraron la puerta riéndose a carcajadas. Cerraron de un portazo para salvarse.

-          Niños. – comentó Tazawa mientras miraba el desastre que había dejado yo.

-          Relájate – le pedí entre risas, me divertía que de vez en cuando sucedieran esas cosas.

-          Y… ¿Qué quería Hyde? – lo miré dudoso por la pregunta tan directa. Suspiré, de todas formas se enterarían.

-          Invitarme a su "Hallowen Party".

-          Pero a ti no te gustan esas celebraciones… - me miró con confusión.

-          No, pero fue muy insistente, así que supongo que intentaré ir.

-          Pero las fechas no calzan… estaremos de gira.

-          Lo sé, haré lo posible para no interferir… - me disculpé con la mirada, sentía que a él le molestaba, pero detuve la idea del por qué.

-          ¿Qué tiene él que te convence con tanta facilidad? – preguntó más para sí mismo, lo miré sin saber que decir. De pronto se abrió la puerta y Keiichi asomó su cabeza.

-          ¡Yo sé qué es! – gritó, volviendo a hacer el gesto sugerente con la mano y la mejilla inflada. Arrugué la botella y la lancé a la puerta. Le dio directo en la cara- ¡Ah, mierda!

-          Viejo sucio. – le dije riendo mientras se escuchaban las carcajadas y las burlas de Yuki e Ikuo desde fuera.

martes, 29 de octubre de 2019

Fan fiction Matices - Capítulo 35: Frágil


Hyde



En cuanto llegué a casa, aún sentía la cara caliente y el corazón me latía con fuerza, me senté abrazándome a mí mismo en el sofá en medio de la oscuridad. Llevaba un suéter grande, por lo que metí mis piernas dentro. No dejaba de preguntarme si el que había hecho aquello realmente había sido yo. Tenía miedo, nunca había tratado a nadie con rudeza y sabía que Sakura no era del tipo de persona a la que simplemente pudieras atacar sin esperar que se defendiera.

-          ¿Y si ahora sobrepasé el límite? – pregunté en voz alta como si alguien me fuera a responder en la soledad– Tal vez lo arruiné… - me dije, sintiendo la vista borrosa. Aún me sentía enojado y enormemente celoso ante la posibilidad de que Sakura hubiera dormido con otra persona. Había ido hasta la casa de Ken para hablar con él, pero me encontré con que no durmió allí.  Me dolió el estómago. 

    Entonces la puerta sonó y vi su silueta entrar, casi adivinando que yo estaba en el sofá no encendió la luz y caminó en silencio hasta sentarse junto a mí. Me acurruqué para dejarle espacio. Realmente yo no había esperado que volviera a casa. Carraspeé nervioso y de pronto su cuerpo se inclinó hacia mí, como si conociera mi cuerpo de memoria, separó mis piernas y se metió entre ellas,hundiendo su rostro debajo del suéter y dando un beso en mi piel con sus labios cálidos. Su acción me pillo tan sorpresivamente que comencé a llorar. Lo sentí congelarse cuando lo notó. Cubrí mi rostro con mis manos y los sollozos me atacaron, intenté controlarme a mí mismo, me sentí débil y avergonzado, la furia y el enojo siempre terminaban saliendo como lágrimas de mí. Lo escuché tragar saliva dentro de mi suéter y comenzó a hacer leves sonidos mientras sus dedos acariciaban con ternura la parte baja de mi obligo.

-          Ssh…. Ssh….- intenté respirar para calmarme. Sentí su mano tomar la mía en la oscuridad y ese simple gesto me dio tranquilidad.

-          Lo siento – me disculpé avergonzado – Nunca puedo contenerme demasiado.

-          Hum, yo venía preparado para recibir una bofetada y me encuentro con este gatito llorón… - susurró con voz ronca antes de besarme la piel nuevamente.

-          Sakura, abrazo– pedí. Él se quitó la casaca en un movimiento rápido y se metió por completo debajo de mi suéter, abrazando mi piel por debajo de el. Me reí y abracé el bultito en el que se había convertido.  Nos quedamos allí en silencio unos instantes, cuando de pronto sentí su boca chuparme un pezón- ¿Qué haces? – sorprendido me reí con ganas, la última lágrima cayó por mi mejilla– ¿Eres un bebé?  Porque mi leche no sale de allí– de pronto lo sentí bajar dejando besos en su camino. Noté sus intenciones antes de que sus manos me dijeran que era exactamente lo que quería hacer- Mmg... – se quedó quieto en cuanto me escuchó. 

-          Estás caliente hoy – susurró mientras abría mi pantalón separándose un poco mientras lo quitaba– Hueles a jabón… - susurró sorpresivamente cuando las comisuras de sus labios se entretuvieron en mi muslo. Abrí las piernas, enroscando una en la parte alta del sofá y dejé que jugara con la otra. La lamió con tanta suavidad que mis manos comenzaron a jugar por si solas con mi cuerpo. Sabía que me estaba mirando y que le gustaba lo que veía, aunque ya mis ojos se habían acostumbrado a la oscuridad, no lograba ver sus facciones, por lo que pensar que tampoco veía las mías me dio la confianza para continuar. Froté con la palma de mis manos mi cintura hasta que mis dedos juguetearon con mis pezones. Sakura por su lado pellizcó la parte baja de mi abdomen con toques suaves, y jugueteó con mis vellos antes de inclinarse y levantarme un poco sin tener que hacer demasiado esfuerzo, entonces sentí su lengua acariciar con presión mis testículos.

-          ¡Aaah…! Aaah… -  mis manos de inmediato se fueron hasta las suyas que me sujetaban de la cadera mientras me levantaba y volvía a lamer, las acaricie con los dedos tensos– Mmmg… - mordí mis labios moviéndome de arriba hacia abajo, ansioso– Mmg… - subió con su lengua hasta recorrer mi erección y metérsela en la boca, solo entonces dejó de levantarme. Con sus dedos largos recorrió mi abdomen mientras que con una mano sujetaba una de mis piernas que le rodeaba el cuello y lo atraía hacía la zona– Mmg…  Yaa-chan… - mi tono suplicante era tan vergonzoso que al oírme me arrepentí de haber hablado. Sakura no se detuvo y continuó lamiendo alrededor de mi erección, parecía evaluar la textura o eso pensé cuando sus dientes rozaron con suavidad y subieron, rozaron la punta y volvieron a bajar – Oohh… - cerré los ojos con fuerza, entonces se lo metió en la boca por completo y comenzó a chupar, con presión mantuvo un ritmo lento y tortuoso, mis piernas prácticamente temblaron desde el comienzo. Mis manos se enredaron en su cabello y mi espalda se inclinó – Mmg… Sakura… - lo retiró de su boca ocasionando un sonido baboso, rozó sus labios con la punta de mi erección, ni siquiera debía tomarla, se mantenía firme bajo su boca cuando plantó suaves besos en ella y volvió a metérsela en la boca – Ya-chan… - lo llamé, él sabía detectar cuando mis gemidos eran más que incoherencias por la excitación.

-          ¿Mm? – la vibración me causó cosquillas en la zona, reí despacio antes de decirle con voz tímida.

-          Te extrañé, Sakura– como respuesta recorrió mi abdomen con sus dedos hasta encontrar mis manos y entrelazó nuestros dedos – Mucho, Sakura… - le susurré cuando él volvió a moverse mientras chupaba – Mucho…- apretó mi mano y yo también lo hice con la suya. Volvió a quitarla de su boca y a bajar con sus juguetones labios, esta vez lamió alrededor de ella, mordiendo la zona donde nacían mis vellos - ¡No! – me reí por la inusual sensación. Sentí su respiración al reírse silenciosamente en aquel lugar. Tomó nuevamente mi entrepierna pero esta vez su mano presionó bajo su boca y comenzó a subir y a bajar en un ritmo impecable– Aah… - mi abdomen se inclinó y el sonido de su saliva humedeciendo aún más la zona me hizo gimotear – Mmh… mgg… - mis piernas temblaron y quise advertirle – Sakura voy a correrme… - una de sus manos se metió por debajo acariciando mis testículos con un suave roce, estimulándome aún más, dándome a entender que poco le importaba que me corriera en su boca, por lo que lo hice entre temblorosos jadeos y calambres– Aaaah… - luego me volví un peso muerto.

Lo sentí desenredar mis piernas de él para luego bajarse del sofá, depositó un beso sonoro en mi abdomen desnudo y desapareció. Cubrí mi rostro con mi brazo intentando regular mi respiración, y cuando comencé a sentir frío en la parte baja Sakura apareció y me tomó en brazos. Inmediatamente le rodeé el cuello con mi brazo.

-          No te vayas… - le pedí casi inconsciente.

-          Solo fui a ordenar la cama – susurró con un tono extremadamente dulce que me revolcó las emociones por completo - Un pequeño hombrecito que durmió allí no fue capaz de tenderla– no le respondí, estaba intentando controlarme por sus palabras. Me sentó y me quitó el suéter. La luz de la lámpara estaba encendida.

-          ¿Me pondrás la pijama? – pregunté queriendo ser consentido, algo miró en mi rostro que lo hizo sonreír.

-          No, me gusta sentirte desnudo – dijo sin tapujos. Reí y me dejé caer en la cama. Lo miré quitarse la ropa, su cuerpo blanco tenía leves rasguños en la espalda y el cuello, se veían demasiado recientes, aún rojizos.

-          ¿Ese fui yo? – se miró cuando pregunté, parte de mí dolió ante la posibilidad de que no fuera así.

-          Obvio que fuiste tú – dijo con seguridad – No me he acostado con nadie más, además... no es como si me dejara arañar por cualquiera. En toda mi vida ni una sola mujer me ha marcado– pareció decir orgulloso.

-          Pero yo no soy una mujer– susurré casi con pesar, me miró mientras se quitaba la ropa interior.

-          Después de beber la leche de hoy, lo tengo claro– bufé sintiendo el calor subir a mis mejillas, se metió en la cama y de manera inconsciente nos acercamos hasta pegarnos el uno con el otro. Mi parte baja aún se sentía pegajosa, pero sabía que eso no le importaba. De pronto mi cabello se enredó en su brazo haciéndonos removernos hasta que lo salvé - ¿No piensas en cortarlo? – preguntó de pronto.

-          ¿No te gusta? – se quedó callado, supe que estaba pensando su respuesta.

-          Me gusta, solo me estresa cuando se me mete en la nariz – me reí y lo abracé con fuerza, nada me importaba menos que mi cabello en aquel momento. Mi dedo acarició los músculos de su abdomen de manera tímida– Lo de hoy… lo que hiciste – supe de inmediato de qué hablaba, tragué saliva – Puedes hacerlo cuando quieras, pero no te vayas de esa forma – lo miré sorprendido, tomó mi mano y se la llevó a los labios – Por lo que te conozco, sé cómo te sientes cuando acumulas enfado, tampoco me siento bien si luego solo te vas… al menos déjame decirte lo importante que eres para mí. La próxima vez en que busques desahogarte así… - de pronto chupó uno de mis dedos de manera insinuante, tragué saliva, no sabía que decir– oye… - lo vi aguantarse la risa de mi expresión y me besó la mejilla que había inflado sin notarlo. Lo miré a los ojos, su mirada intensa me volvió a hacer estragos las emociones – Te quiero.

Mi mirada se nubló nuevamente. La voz me falló por lo que solo me arrojé sobre él y lo besé un par de veces con besos rápidos.

-          Perdóname, perdóname… - le susurré en el oído, lo sentí confundido – He estado enfadado contigo porque nos estás haciendo las cosas difíciles pero entonces… - me callé, me causaba miedo y decirlo en voz alta era hacerlo real.

-          ¿Qué es? – suspiré. Me alejé de él y evité mirarlo a los ojos.

-          Te estas apagando… y yo solo... te lo hago más difícil– se quedó callado. Cuando levanté la mirada y vi su rostro realmente parecía shockeado por lo que acababa de decir, con su boca estaba abierta y su ceño fruncido me miraba con consternación. Sus ojos se volvieron llorosos y sentí mi corazón detenerse, jamás lo había visto llorar, ante la posibilidad siquiera de verlo en aquella posición me sentí desesperado. Él apretó los labios y pestañeó conteniéndose, me volví loco pensando en qué hacer para detener sus pensamientos, y de pronto hice lo único que se me ocurrió, lo mordí. Le mordí el cuello con tanta fuerza que el sabor de la sangre se esparció en mi boca.

-          ¿Qué…? ¡Ah! – me alejó con un empujón y me miró confundido, sus ojos estaban vidriosos pero ya no tenía aquella mirada dolida de unos instantes atrás.

-          Dijiste que nadie te había marcado antes de mí, prepárate porque pienso marcar la diferencia – mi rostro decidido hizo que su semblante cambiara de la confusión a la diversión y de pronto comenzó a reír con fuerza. Se pasó el dedo índice por el ojo izquierdo y quitó una lágrima atrapada en sus pestañas.

-          Ah… - suspiró antes de dejarse en la cama mirando al tejado – Es liberador volver a sentirme de esta manera.

-          ¿Cómo? – le pregunté mientras me acomodaba en su pecho.

-          Amado– respondió sin pensar, cuando me incliné para mirarlo, tenía los ojos cerrados. Le di un beso en la piel desnuda y me volví a acomodar sobre él. 

                                           
-          Nunca has dejado de serlo – le susurré sintiendo sus dedos en mi cabello- ¿Estás bien?

-          Estoy bien – respondió de manera trivial, acaricié su pecho sin querer inclinarme y mirarlo – Nunca te vi colocar esa expresión… no quiero que te sientas así – “no quiero que llores”, pensé.

-          Solo… - se calló unos instantes y luego prosiguió – Definiste demasiado bien como me he sentido estos días. Supongo que el sentirse expuesto me hizo sentir… débil.

-          ¿Débil? – asintió – Nadie es débil por llorar… menos tú que no sueles hacerlo– suspiró, parecía no estar de acuerdo.

-          Entonces, ¿qué palabra elegirías?

-          Frágil. Todos tenemos algo que nos hace sentir de esa manera– se rió de mí.

-          Cursi– levantó las cobijas y me cubrió la cara con ellas – Duérmete… - a pesar de que nos quedamos en silencio, estuve seguro de que no se durmió en al menos una hora más, solo cuando su respiración acompasada se hizo regular me dejé ir en un sueño tranquilo en su compañía.




En medio de la gira a veces debíamos compartir habitaciones, pero nunca lograba emparejarme con Sakura ya que Ken se lo robaba, y aunque no lo hiciera, debía sacrificarme para evitar que se quedara con Tetsuya y terminaran discutiendo por algún detalle insignificante. Además Oishi no me quitaba los ojos de encima y tampoco a Sakura, él estaba seguro de que en algún momento de la noche se escaparía con Ken.

Para el sexto y séptimo concierto fuimos hasta Osaka. Como era nuestra ciudad natal nos sentíamos en casa, sin embargo teníamos que grabar por las noches posterior a los conciertos, lo que nos dejaba pocas horas de sueño y bastante mal humor al día siguiente. Incluso el staff vivía de los nervios.  Aquel día nos quedamos todos en un hotel de lujo que ni en sueños hubiéramos pensado que conoceríamos por dentro en aquellos días en que tocábamos en bares de poca fama. Lancé la maleta a la cama y retiré la ropa de ella, era de las pocas veces en que podíamos dormir en habitaciones individuales así que no me preocupe del desorden. Entre mis ropas noté que algunos calcetines no eran míos, pero como el staff se encargaba de lavar nuestra ropas no era inusual que se equivocaran en las que no solían ver, como las prendas interiores. Usualmente no me molestaba usar las de Sakura, pero si usaba los calcetines de Ken, él terminaría por hacérmelo pagar. Fui hasta su habitación para devolvérselos.

Golpeé la puerta pero no abrió ni respondió, pensando que no estaba solo entré. Vi su espalda contemplando la ventana mientras tenía el teléfono en una mano mientras la otra la movía mientras hablaba. No se percató de mi presencia a pesar de que no fui silencioso al lanzarme a la cama con un clavado.

-          Si… no te preocupes lo haré, tú… ¿Haz comido bien?- rió bajo, parecía coquetear de manera tímida, algo inusual en él – Mm… no puedo verte así que no puedo estar seguro de si estás diciendo la verdad o no… ¿Cómo que por qué? ¡Puedo ver si me mientes con solo mirar tus ojos! Claro que sí, no miento – comenzó a girar y lo vi morderse el labio, parecía contenerse nerviosamente por alguna razón. De pronto me vio y abrió los ojos de la sorpresa, fingí estar recostado en una pose sexy y lo saludé con la mano.

-          Hola guapo – en cuanto terminé de hablar el color volvió a su rostro.

-          Em… - carraspeó – Yuki… dame un minuto ¿sí? Es que entró un animal a mi habitación – abrí la boca indignado. De pronto me lanzó una pantufla - ¡Sal de aquí! ¡Shu, Shu, vete! – me dijo, luego respondió al teléfono otra vez mientras yo me ponía de pie para marcharme – No, no es una paloma, es una combinación entre un mapache y un duende – me lanzó la otra pantufla.

-          ¡Ya me voy, deja de lanzar cosas! Solo vine a dejarte tus calcetines- le hice un puchero y volvió a indicar con sus manos que saliera de ahí– No te preocupes, no cuelgues, el animal ya se va… ¡No! Que no cuelgues la llamada… Casi no hemos hablado en estos días… - lo miré hacer un puchero también pero no a mí – Está bien… - sonó amargado – Mm… - asintió – Cuídate también.

Presionó el botón para colgar y dejó el teléfono sobre la mesa. Me miró enfadado pero aún con el puchero en sus labios.

-          ¿Yukihiro otra vez? – 

     No era la primera vez que lo sorprendía hablando por teléfono con Yukihiro durante la gira, pero la constancia no era lo que me había llamado la atención, si no el singular trato de Ken para con él. Parecía tener un aprecio distinto al que le tenía a Sakura y yo ya pensaba que nadie podía querer a Sakura más que Ken. Ni siquiera yo.

-          Mm… - asintió.

-          Bueno, yo te venía a dejar estos calcetines – los miró y entrecerró los ojos.

-          Creo que no son míos… pero déjalos, de todas formas uso los que pongan en mi maleta. Ayer me puse los calzoncillos de Sakura – me reí.

-          ¡Oye, yo también me he puesto esos! Creo que esto no es nada higiénico, ¿deberíamos marcarlos?

-          Mm… nos pegaremos el sida – dijo lanzándose a la cama – Todos malditamente homosexuales.

-          ¿Todos? – no pude evitar sonar sorprendido. Aunque mis sospechas existían, realmente no esperaba que me las confirmara él. Me miró alarmado– Yukihiro… ¿te gusta eh? – entrecerró los ojos con sospechas.

-          Ya lo sospechabas, ¿no? – asentí, de pronto me rodeó el cuello con el brazo atrayéndome hasta él y comenzó a rascarme con fuerza la cabeza – Maldito enano no se te escapa nada

-          ¡Suéltame Ken-chan, me duele! – me soltó y lo golpeé en la pierna – Estúpido, con lo que me cuesta arreglarme el cabello – pasé los dedos por mi cabello intentando desenredarlo. Ken no se inmutó y volvió a recostarse. Le enterré un dedo en el abdomen haciéndolo dar un saltito- ¿Te gusta mucho? – asintió sin mirarme - ¿Ya se besaron? – asintió, abrí la boca – Ya… ¿lo hicieron?

-          ¿Qué? – me miró fingiendo horror.

-          Si se acostaron. No te hagas el ofendido, tú no eres alguien de simples besitos y abrazos – me recosté junto a él y apoyé mi rostro en mi mano para mirarlo.

-          No… aún no tenemos sexo – me sacó la lengua.

-          Oh... y entre los dos, ¿quién sería el activo? Porque Yukihiro también parece tener una personalidad fuerte a pesar de ser callado… - divagué, cuando lo miré Ken parecía preocupado – Bueno que ser el pasivo no es tan malo, en serio– me reí y él también lo hizo, se notaba avergonzado.

-          No puedo imaginarme en esa posición ni con el mejor de mis esfuerzos, definitivamente no es lo que quiero.

Ambos escuchamos la puerta abrirse por lo que nos giramos, entonces nos encontramos con un enorme reno que llevaba una pistola de agua en las manos.

-          ¿Sakura? – adiviné prácticamente por su postura, de pronto se colocó en posición de ataque y nos comenzó a mojar a los dos. Con precisión nos dio a ambos en la cara. Casi de manera instantánea comenzamos a correr intentando ocultarnos, pero Sakura nos persiguió.

-          ¡Vas a mojar todo en la habitación! – le grité, pero realmente a él no le importaban esas cosas. Se subió a la cama y continuó disparando con una posición profesional, con Ken nos miramos y asentimos, y entre los dos nos lanzamos sobre el reno Sakura y comenzamos a golpearlo sin demasiada fuerza pero si lo suficiente para incapacitarlo. Cuando Ken le quitó la cabeza al disfraz vimos a Sakura despeinado, con lágrimas en los ojos de tanto reír.




El día del último concierto de Die in Cries había llegado y aún no terminaba de memorizar la canción, aunque realmente no me preocupaba mucho ya que dudaba que me dejaran cantar demasiado a mí solo.

Las cosas habían estado calmadas, habíamos logrado dejar las peleas de lado e incluso Sakura se mantenía callado en las sesiones de fotos. No discutía, pero tampoco decía una sola palabra al no ser que alguien insistiera en el asunto de que llevara otro color de ropa, solo entonces lo sacaban de sus casillas. Afortunadamente nuestro staff siempre intervenía antes de que la situación se volviera problemática. Fuera de ello, los ánimos se mantenían equilibrados... o así había sido por varias semanas al menos.

-          Sakura – le llamó Oishi – Por favor toca la canción exactamente como te la enseñó Yukihiro, tengo entendido que Kyo es muy estricto con la batería.

Sakura se giró y le sonrió, luego le enseñó el dedo pulgar en un silencioso “ok”. Cuando vio a Oishi dudar, agregó:

-          Descuida, Yukihiro fue claro sobre qué debo tocar – dijo en un tono condescendiente que me pareció sospechoso, pero cuando notó mi mirada solo me sonrió. No pude evitar devolverle la sonrisa al verlo tan animado.

No nos preparamos mucho en cuanto a vestuario ya que era una presentación pequeña y éramos solo un invitado entre otras dos bandas más. Cuando estábamos por subir al escenario vi a Ken rascarse las manos, parecía bastante nervioso, así que le di una palmadita en el hombro.

-          ¿Pasa algo? – le preguntó Tetsuya preocupado.

-          Tengo calor y me sudan las manos – Ken se las puso en la cara haciendo que Tetsu se inclinara en dirección contraria para alejarse

 – Que delicado… Si vieras como a veces me suda el…

-          ¡Ken-chan! – lo callé riendo.

-          Ya es hora – nos avisó Oishi, entonces subimos al escenario en fila.


Sakura se sentó en la batería y el resto saludamos mientras Kyo nos presentaba. La canción comenzó y yo le seguí la estrofa como habíamos practicado, sin embargo no pasaron más de veinte segundos cuando algo sonó tan distinto a lo que habíamos ensayado que nos desencajó a los dos dejándonos en silencio mientras la canción continuaba. La batería sonó tan distinta que nos perdimos. Volteé a mirar a Sakura, pero el miraba divertido a Yukihiro que tocaba los platillos junto a él. Ken salvó la situación jugando con la guitarra y mirándonos de reojo indicándonos que era el momento del coro, pero Tetsuya y Shin cantaron el coro antes de que Kyo y yo volviéramos a aterrizar y dar con la parte en que íbamos. Kyo no puso buena cara, pero para evitar que volviera a suceder no volvió a  dejar de cantar para cederme espacio a mí, solo cantamos juntos los coros. La improvisación no era de sus cosas favoritas, pero si lo eran de Ken y Sakura. Cuando la canción terminó todos parecían contentos, sobre todo Shin y Yukihiro, que aplaudieron con bastantes ganas a Sakura. Yo solo suspiré. Aquello sería una discusión segura al bajar.

Cuando me despedí de la audiencia Ken se apoyó en mi para guiarme hasta la salida, al parecer estábamos retrasando el resto del concierto, pero entonces Yukihiro nos alcanzó y le tendió una botella con agua. Ken se sorprendió de verlo y se la recibió con una sonrisa pícara.


-          ¡Te luciste! – le dijo con voz alegre casi en grito debido al sonido del lugar. Lo miré pestañeando varias veces, completamente sorprendido de que Yukihiro pudiera elevar tanto el tono y sonreír al mismo tiempo. Ken le tocó el cabello con su mano como respuesta y luego bajamos de allí. 

  Cuando llegamos hasta el camarín nos encontramos con Sakura sonriente escuchando los reclamos de Oishi. Pero él… él realmente parecía satisfecho.