lunes, 9 de enero de 2017

Capítulo 10: Caricias



Componer siempre resultaba algo atareado, pero se sentía diferente al estar en el departamento de Kaz. No era precisamente entretenido, ni mi actividad favorita, pero el cambio de espacio resultaba agradable para la creatividad.

Llevaba alrededor de una semana quedándome en el departamento de Kaz. El se marchaba al trabajo durante la mañana mientras yo dormía, y para cuando yo despertaba Kaz ya había dejado el almuerzo preparado para mí. Yo amaba la comida que el preparaba, a veces se la pasaba horas innovando en que cocinar y se aseguraba así, de que yo comiera antes de marcharme al trabajo.

Por las tardes me dedicaba a más publicidad del disco, sesiones de fotos u otras actividades, siempre había algo que hacer. Sin embargo cada vez me hartaba más de lo mismo, tendría que buscar rápido algo nuevo que hacer.

Todas las noches en que llegaba a casa me encontraba con Kaz tocando guitarra, sentado en la alfombra, rodeado de papeles, letras y composiciones que serian para nuestro futuro disco. Entonces me sentaba junto a él y trataba de encajar mi voz con sus composiciones. A veces resultaba difícil, me costaba expresarme para que Kaz comprendiera que cosas quería destacar de sus canciones. Era la primera vez que cantaba las composiciones de alguien más que no fueran los miembros de L’Arc e incluso cuando eran las de ellos, se me hacia complicado adjudicarle el sentimiento correcto. Pero todo aquello era nuevo para mí y me gustaba, Kaz era paciente y cuando yo comenzaba a alterarme por no poder expresarme o por no poder ajustar la voz a los tonos que quería, Kaz servía la cena, aliviando mi enojo con la siempre útil comida.

Las noches se habían transformado en mi parte favorita del día. A pesar del reto que significaba para mí componer, en el proceso Kaz me hacía reír, me besaba o me miraba con cariño. Eso era suficiente para hacer de aquel momento algo perfecto.

-         Ya vámonos a dormir, estoy agotado. – le dije rindiéndome ante no poder alcanzar los tonos que quería con las palabras precisas.

-         Siempre dices lo mismo, sin embargo siempre tienes energías para el sexo.- me regañó.
-         Claro que si, cuando te digo que estoy agotado es porque solo me quedan energías para estar contigo. – le dije riendo, sentándome en sus piernas, inmediatamente Kaz me envolvió con sus brazos.

-         No tienes remedio. Eres un holgazán. – me acusó divertido.

-         Mmm… este holgazán quiere un poco de amor. – Kaz rió, y comenzó a acariciarme, los brazos, las espalda y las piernas. En menos de lo que quise, yo ya jadeaba.

A veces mi necesidad por Kaz era muy evidente, y me asustaba un poco que se viera acorralado por mi exceso de amor. Sin embargo, siempre me correspondía.
-         Hyde…
-         ¿Sí?
-         Levántate un poco, iré por él lubricante.

Desde unos días después de que Kaz probó ser pasivo, se había preocupado de mantener lubricante para mí. Lo que mi cuerpo agradecía, ya que las consecuencias del placer ya no eran tan dolorosas, sin embargo me resultaba molesto que interrumpiera siempre el momento yendo en búsqueda del famoso objeto.

-         No, hagámoslo así…- le dije comenzando a besarlo.
                     
-         Pero Hyde….- se opuso mientras mi lengua le acariciaba los labios para luego acariciar directamente la suya. – mmmh… 

-         Me gusta sentirte así a veces… - le dije separándome un poco de sus labios y buscando convencerlo.

-         ¿Por qué? ¿No es doloroso?- pregunto mientras con sus dedos alejaba unos mechones de cabello de mi frente.

-         Es más natural así… me gusta…

-         ¿Natural? – rio.

-         Ya… no me molestes.- le dije sonrojándome.

Entonces él se acerco a mi boca, derritiéndome con un beso apasionado que me desnudaba el alma. Mientras que para desnudarme el cuerpo, estaban sus dedos ya expertos, cada vez se demoraba menos en quitarme el cinturón.

Para cuando ambos estuvimos desnudos, Kaz me tomó en brazos y yo le rodeé las caderas con mis piernas. Luego me arrinconó contra la pared.

-         Mmmhh… entra ya…- le pedí…

-         Ansioso… ¿Qué no estabas exhausto? – me preguntó mientras besaba mi cuello, mis pechos, mis pezones…

-         Aaaaah…. Besa más ahí…. Por favor… mmmhh…- Cada vez que hacíamos el amor, perdía más la vergüenza, cada vez le pedía que hiciera algo que me gustara, le dejaba saber cuando algo no era de mi total gusto y el también compartía conmigo aquello, ambos ya nos conocíamos muy bien sexualmente.

Kaz beso con fervor mis pezones, rozándolos con los labios, la lengua y los dientes. Luego me acomodó, rozando la punta de su erección con mi entrada. Y mientras chupaba uno de mis duros pezones, entro en mí, lentamente.

Sentí como la carne se abría para él, llevaba semanas sin probarlo de aquella manera y dolió. Pero amaba aquel dolor que iba acompañado de un gran placer, la expresión de Kaz y su primer gemido.

-         Aaah… Hyde…
-         Muévete amor…  - le pedí ansioso. Kaz comenzó a moverse rápido. Cada vez que lo besaba ya ansiaba tenerlo embistiendo rápido dentro de mí, se había vuelto mi adicción, amaba tener a Kaz haciéndome el amor desenfrenadamente. – Aaah aaah, así Kaz, muévete más….

Mis ojos se cerraban ante las sensaciones, podía sentir la boca de Kaz mordiendo mi cuello, mis hombros y saborear con su lengua mi mentón, dejando un camino de saliva desde allí hasta mis labios.

Sus labios siempre eran tan suaves y ávidos a la hora de besarme… me perdían.

Kaz me llevó al sofá, dejándome allí y esta vez acostándose sobre mí, entonces comenzó a moverse lentamente y con mis uñas acaricie su espalda.

-         Mas rápido… por favor amor…

-         Últimamente estas aaah… demasiado ansioso cariño.- me dijo sonriendo moviéndose en círculos dentro de mí esta vez. Torturándome.

-         Ouuuh… no, no… Kazu no hagas eso… - Kaz rio al ver mis manos buscando que apretar. Entonces el continuó sus movimientos - Aaah….

-         Amo escucharte… - dijo besando mi rostro, continuando su tortura.

-         Mmmhh… - Kaz volvió a dedicarle atención a mis pezones, esta vez con sus manos, sus dedos hacían estragos con ellos, acariciándolos de todas las maneras posibles, presionándolos al punto exacto entre el dolor y el placer.

-         Mirar tus gestos en este momento debe ser lo más provocativo que existe.

-         Ya no hables y muévete por favor… - Kaz rió.

Entonces comenzó a moverse, esta vez fuerte y constante, el sonido de sus embestidas llegó rápidamente a mis oídos y en pocos segundos le siguieron mis gemidos y los suyos.

-         Ahh, aah… más Kaz… más…

-         Hyde… no te muerdas el labio... tan aaah… fuerte…

-         Mmmhg….- se me escapó mientras escondía mis dientes. Ya anteriormente había roto mi labio por tanto éxtasis.

Las embestidas continuaron hasta que sentí a Kaz chocar con su dura erección en aquella parte de mí que me perdía por completo. Arqueé mi espalda y dejé escapar un grito.

-         ¡Ah! ¡Mierda!- grité al notar como mi cuerpo temblaba descontrolado bajo el cuerpo y los movimientos fuertes de Kaz. Seguían alimentando mi morbo los sonidos de sus embestidas y solo era cuestión de segundos para que el orgasmo me llevara lejos la consciencia.

Kaz entre sus movimientos rozó mi abdomen con sus uñas hasta que llegó a mi erección y comenzó a tocar la punta de ella con sus dedos, dibujando círculos con su dedo pulgar y haciéndome enloquecer aun mas. Continuó con ello, ignorando como mis piernas temblaban cada vez más. Entonces él las abrió con ambas manos buscando llegar más profundo.

-         Dios Kaz…. Kaz! Aaah…- grite estando seguro de que Kaz estaba tocando fondo en mi cuerpo.

-         Ahh… - Kaz estaba perdido en mi también, su mirada llena extasiada me lo decía, estaba a solo segundos de su orgasmo al igual que yo. Tomó nuevamente mi erección, ésta vez moviendo su mano de arriba hacia abajo sobre ella, y entre temblores sentí el placer envolverme hasta el punto más alto.

-         ¡Aaaaaaah Kaaaz! – le dije mientras mi boca era incapaz de cerrarse y dejar de balbucear.

-         Hy… deee… aaaaah…- Kaz se dejo ir junto a mí, sin dejar de masturbarme, ni moverse en mi interior, continuó sus movimientos mientras sentía su liquido llenarme por dentro y sentía el mismo líquido salir de mi.

Una gota de mi propio semen cayó muy cerca de mi boca y no pude evitar reírme en medio del orgasmo.  Kaz me observó un poco perdido pero sonrió al darse cuenta. Luego se recostó sobre mí, cansado. Yo aun temblaba.

Con mi mano busque a tientas algo para limpiarme el rostro, pero entonces Kaz chupó los rastros de semen.

Yo lo observe ruborizado.

-         Mmh… delicioso. – dijo sin pena, luego se acomodo bajo mi cuello.

-         Pensé que el sucio era yo…- le dije divertido y apenado.

-         Aun lo eres.- dijo riendo.

Permanecimos así durante unos instantes, luego el me llevó en brazos a la cama, me abrazó por la espalda y dormimos en aquella posición, sintiendo en mi oído su respiración, algo que me encantaba.

Al día siguiente nuestra rutina continuó, pero al llegar a casa esa tarde nos esperaban planes distintos. Era el día de la fiesta de cumpleaños de mi antiguo amigo y Kaz sería mi acompañante especial, esperaba y de verdad suplicaba a los astros, que solo hubiera amigos íntimos y nada de publicidad ni extraños en aquel cumpleaños.

Así le evitaría momentos incómodos a Kaz y yo evitaría dar mayores explicaciones a la gente acerca de mi disco y mi productor que anteriormente había trabajado con Tetsu.

-          ¿Qué tal esto? – le pregunte a Kaz alzándole una playera y un abrigo.

-          Hyde a ti todo te queda bien, despreocúpate.

-          Claro que no, dices eso porque nunca me has visto mal vestido.

-          Prefiero verte sin nada de ropa, la verdad.- me dijo alzando las cejas.

-          Que coqueto se ha puesto mi productor favorito en este último tiempo.- le dije riendo a medida que me acercaba para abrazarlo y besarlo.

-          Espero ser tú único productor ¿o es que hay alguien más que sea tuyo? – Dijo escapándose de mis labios.

-          Claro que no, tú eres el único para mí.

Entonces me sonrió y me beso.

Yo sabía que aquellas palabras le encantaban a Kaz, no siempre lograba decírselas, me costaba confesarle mis sentimientos con regularidad, pero sabía que él los notaba en mi mirada y los podía sentir con mis besos. Yo me deleitaba con Kaz, lo admiraba, amaba cada palabra que salía de su boca y cada pensamiento que giraba en su mente. Me impresionaba con su mente brillante y su personalidad tan tímida. Su carácter severo en ocasiones, pero siempre dulce y atento. Estaba completamente enamorado de Kaz, tanto que me permitía perderme en mis sentimientos por él. Lo amaba ciegamente.

Rozar los finos labios de Kaz siempre me causaba una extraña mezcla de emoción creciendo en mi pecho, no estaba seguro de cómo sucedía exactamente, pero una sensación de plenitud se expandía en mí cuando sus delicados besos me trasmitían sus sentimientos.
A medida que nos besábamos, su lengua pareció necesitar más de mí, yo también necesitaba más de él y sentía mi erección haciéndomelo saber, pero teníamos una fiesta a la que no podíamos faltar ni llegar tarde… o tan tarde.

-          Amor… Mmmhh… - le susurré entre besos.

-          Lo sé. Tu maldita fiesta.- dijo haciéndonos reír a ambos.

-          Te divertirás.

-          Lo dudo. – dijo haciendo una mueca de desagrado.

-          Vamos Kazu, no seas aguafiestas.

-          No puedo evitarlo, no conozco a nadie y…

-          Eso no lo sabes, trabajas en la industria de la música, posiblemente conozcas a unos cuantos…

-          Pero mi nivel de fama de producción no se compara al de tu circulo Hyde.

-          Bueno, entonces los conocerás.- Aquella fue mi última palabra y Kaz no dijo nada al respecto. El no iba a discutir de aquello si ya había accedido a ir de todas maneras, Kaz no perdía el tiempo en discusiones sin sentido.

Cuando estuvimos listos para salir, arrastré a Kaz al auto que nos esperaba fuera de su departamento y dándole las instrucciones a mi chofer personal nos encaminamos a aquella fiesta, Kaz por su lado se mantenía en silencio. Pensativo, nervioso y un poco avergonzado… lo veía en su postura.

-          Les vas a caer bien a mis amigos.

-          ¿Tienes muchos amigos?

-          ¿De fiesta? Claro que sí.

-          Así que los amigos de fiesta son distintos a los amigos de verdad… -  murmuró pensativo.

-          Exacto. Están aquellos con los que solo saldrías a divertirte y aquellos a los que les puedes confesar tus secretos.

-          Ya veo… y ¿tienes amigos… a quienes les puedes confesar tus secretos?

-          Un par. Aunque no los veo a menudo, ni tampoco creo que les confesaría todo.

-          Y…- Kaz bajó la mirada y tomó mi mano. Miraba un poco preocupado al chofer.

-          Descuida, todos quienes trabajan para mí son de confianza…- Kaz pareció sorprendido ante este hecho y luego tomó mi mano sin pena. - ¿Qué ibas a preguntar?

-          Ah… ¿a alguien le has hablado de mí?- preguntó mirándome a  los ojos, con cierto anhelo que no pude descifrar.

-          No, la verdad es que no… - susurré y el suspiró, parecía un poco decepcionado por mi respuesta.- No es que me avergüence o algo Kaz… cuando me deprimí por extrañarte… a muchas personas quise contarles sobre ti, pero creí que si lo hacía seria mas difícil recomponerme de todo ello… tampoco quiero que mis cercanos pregunten por ti, te nombren o hablen con propiedad sobre nuestra relación, aquellas cosas me incomodan.  Pero no es vergüenza, solo… no quiero que nos veamos afectados por prejuicios.- él pareció meditar mis palabras.

-           Tienes razón. – asintió para el mismo.- es mejor que no lo sepan.

-          ¿Tú le has contado a alguien sobre nosotros?

-          No… ¿eso te molestaría?

-          Claro que no, tú sabrás en quien confías, pero me deja tranquilo que no lo hayas compartido.- le sonreí.

-          Vaya… me gustaría gritarle al mundo que eres mío. Pero tienes razón, es mejor, que nadie sepa de lo nuestro o todo se complicará para ambos. – Yo asentí, decirle al mundo que Kaz era mi pareja no había pasado si quiera por mi mente, nunca había hecho público nada por el estilo.- Pero eres mío, no lo olvides. – me dijo con cierta mirada infantil.

-          Celoso. – le dije y él asintió riendo. Luego depositó un suave beso en mi mejilla. Yo no podía evitar sonreír como idiota.
Junto a Kaz, todo parecía disfrutarse el doble.

Al bajar del auto nos adentramos en la fiesta, saludé a mi amigo y le di su regalo de cumpleaños, luego de un par de palabras y momentos incómodos en los cuáles presenté a Kaz y todos le observaban con curiosidad,  mi amigo me alejó de Kaz unos instantes.

-          Lo siento que sea descortés Hyde, pero realmente necesito que conozcas a esta persona.

-          ¿Y para qué rayos me quiere conocer?- le pregunté un poco molesto por su prisa.

-          Pues eso pregúntaselo tú. – me dijo ya muy cerca de un hombre alto, rubio y con extensiones en el cabello. – Gackt el está aquí.





~ Kaz

Ya en la puerta de la fiesta observé a Hyde con una última mirada de suplica. Pero el me ignoró conscientemente.

Odiaba las fiestas de famosos, jamás había logrado acostumbrarme a ellas y sociabilizar con desconocidos se me hacía muy difícil. Además tantos años en el mundo de la producción musical junto a famosos, me hacia odiarlos un poco por sus actitudes egocéntricas. Por ello, ni yo lograba entender como me había enamorado perdidamente de uno. Pero aquí estaba, entrando a una fiesta de desconocidos, en un ambiente que me seria incómodo cuando podría estar perfectamente gozando de la tranquilidad de mi hogar en este momento, pero negarle algo a Hyde se me hacía imposible. Más si lo pedía entre besos y abrazos.

Hyde soltó mi mano al notar que había desconocidos para él, su rostro al observar a algunas personas pareció molestarse un poco. Ya que no me resultaba agradable estar allí, decidí que me pasaría la velada observando a Hyde, nunca lo había visto interactuar con sus amigos, tal vez lograría conocer un poco más de él, eso si me emocionaba.

Hyde me presentó un par de amigos, que se asombraron al ver que el vocalista de L’Arc en Ciel, llevaba un invitado, sin embargo no me prestaron demasiada atención cuando notaron que yo no era tan famoso como Hyde.

Conocía esas actitudes como la palma de mi mano, el egocentrismo corrompía a cada uno de aquellos famosos y gracias a que en los últimos años había trabajado con ellos me era un poco fácil tolerar aquello, sin embargo yo también conocía ese mundo, mi banda había tenido tal grado de fama que a todos nos corrompió el ego en su momento. Pero jamás a niveles tan altos como los hombres que me rodeaban. Los mire con algo de desagrado y evite a cada uno de los que se me acercó, para no obligarme a mantener una conversación que no quería.

El anfitrión y amigo de Hyde apareció entre la muchedumbre para saludarlo con un gran abrazo. Hyde le deseó un feliz cumpleaños y le dio su regalo, sin embargo cuando iba a presentarme, su amigo me ignoró por completo, tomando a Hyde del brazo y alejándolo de mí, yo no supe cómo reaccionar ante esto, no quería estar solo entre un montón de desconocidos y tampoco quería que Hyde se alejara de mi, sin embargo seguirlo se vería patético y yo lo sabía.

Me limité a obsérvale desde donde estaba.

Su amigo le presentó a un hombre grande y rubio…. Gackt. 
Lo reconocí de inmediato.

Este estrechó la mano de Hyde buscando instalar cercanía entre ambos y asegurarse de mantener su atención. Noté en los ojos de Gackt un brillo especial, una sonrisa coqueta y una actitud bastante tranquila en comparación con los rumores que corrían de su personalidad soberbia y altanera.

 De inmediato me percaté de algo. A Gackt le gustaba Hyde.

Comencé a sentirme muy nervioso, incómodo, preocupado, molesto, celoso y por sobre todo inseguro.

¿Podía yo competir con Gackt en algo?

Si a Hyde le gustaba, que probablemente sucedería, yo estaría perdido.

No había aspecto en el que yo pudiera competir con él.

“Maldita sea” comencé a desesperarme, ¿y si él me alejaba de Hyde? Yo amaba a Hyde, y estaba seguro que más de lo que cualquiera podía llegar a amarlo, yo amaba protegerlo, amaba hacerlo reír, amaba su mirada, su esencia… su talento era lo último en la lista. Y estaba seguro de que era por lo que la mayoría lo amaba. Pero yo conocía más de él, sus demonios, sus miedos y los amaba por completo, todo en él. Perderlo significaría el infierno para mí. No sobreviviría sin Hyde.

Gackt comenzó a plantearle algo a Hyde y al principio el no pareció interesado, sin embargo poco a poco su mirada fue tornándose curiosa y parecía entretenido. Aquello me molestaba aun mas, Hyde aceptaba que aquel sujeto le hablara con confianza y eso lo podía ver solo en la postura que mantenía frente a Hyde, que era mucho más pequeño que el.

Gackt lo miraba como un depredador a su presa.

Sentí deseos de alejar a Hyde de él. Pero sabía que él podría defenderse solo si algo llegaba a molestarle, sin embargo tampoco parecía ser la situación.

Quise irme.

Pero no le haría eso, no tenía razones para hacer algo así y arruinarle la velada a Hyde. Sabía que el que yo estuviera ahí no era de gran importancia, pero le había prometido venir, así que aguantaría mis inquietudes para que é disfrutara de la fiesta de su amigo.

Los minutos pasaron y Hyde no volteó a observarme en ningún momento, comencé a sentirme realmente desanimado. No por el hecho de estar solo entre un montón de desconocidos que solo hablaban estupideces, insultaban a personas que no estaban y se reían de cuestiones superficiales, sino, por el hecho de que Gackt había secuestrado a Hyde y él no se había acordado de mí en ningún momento, yo no lo perdía de vista por lo que sabía que él no había volteado a mirarme. De pronto ambos salieron al patio, dejándome a bastante distancia de ellos y en sólo unos segundos más los perdí de vista.

Mi corazón se detuvo.

Hyde se había ido con el depredador.

Mi mente comenzó a pensar en las posibilidades: Hyde divirtiéndose con Gackt, Hyde sintiéndose atraído por Gackt, Hyde besando a Gackt…
En menos de lo que me di cuenta me coloque de pie y me dirigí al lugar por donde ambos habían salido, pero no los encontré a simple vista. Recorrí un par de lugares alrededor de la fiesta hasta que finalmente reconocí la silueta de Hyde junto al hombre alto en un lugar extremadamente oscuro.

Caminé hasta ellos y cuando me acerque lo suficiente escuché la voz ronca del alto:
-          Lo escribí pensando en ti, no creo que nadie pueda realizarlo… solo tú. Eres el único…
Gackt le hablaba a Hyde con pequeños susurros coquetos lo que me hizo enfadar y a medida que adelanté mi paso, escuché entonces la voz de Hyde.

-          Cuéntame toda la historia desde el inicio, aquí nadie nos molestará.

Me detuve al escuchar sus palabras.

Sea lo que sea de lo que estaban hablando, a Hyde le importaba por alguna razón. Y yo estorbaba.

Retrocedí con la mente en blanco  y el corazón un poco herido, pero no entré a la fiesta otra vez, me dirigí a la calle, tomé un taxi y volví a casa.

Mientras viajaba en el taxi medité un poco la situación.

Gackt estaba interesado en Hyde, ni siquiera tenía que dudarlo, era obvio.

Hyde no lo rechazó, y pareció a gusto con él. No sabía cómo interpretar aquello, pero de algo estaba seguro. Hyde era propenso a caer bajo el encanto de Gackt.

Gackt tenía todo lo que pudiera conquistar a cualquiera, una personalidad fuerte, un gran carisma, era divertido, tenía mucho talento y era físicamente muy atractivo. ¿Y yo? Pues hacer la comparación siquiera me deprimió enormemente. Yo no tenía armas para combatir aquello.

Solo rogaba a gritos que Hyde no se interesara por él.

¿Pero y si así era? ¿Qué haría yo?

Absolutamente nada, no podía negarle nada a Hyde, ni una aventura, ni un romance, ni nada de lo que él quisiera hacer. Solo podía esperar que teniendo la oportunidad de tener una vida mejor con otras personas, no se olvidara del todo de mí.

Llegué a casa arrastrado los pies por las escaleras, estaba sumamente deprimido por todos los pensamientos que me torturaban. Nunca me había sentido tan inseguro, pero estábamos hablando de Hyde. Yo tal vez no le merecía, el era demasiado bueno en todo, su mundo estaba lleno de gritos y euforia, mientras mi mundo era pequeño, silencioso y solitario.  

Cuando Hyde tuviera la posibilidad de marcharse, lo haría y yo no sería capaz de retenerle.
Ya en mi departamento me arrojé a la cama y sin notarlo si quiera inundé la almohada de lágrimas. Me sentía un pedazo de basura.  Unos pocos minutos después, me dormí.

Desperté al sentir unas manos frías desnudarme.

Al abrir un poco los ojos, los sentí muy hinchados, por lo que el sueño se me hacia aun más pesado.

-          Kazu, te dormiste con la ropa puesta…- me regañó la voz de Hyde.
No le respondí.

Estaba molesto con él.

-          Solo déjame dormir. Estoy cansado.- quité sus manos de mi y volví a recostarme, ignorando su reacción.

-          ¿Por qué te fuiste así de la fiesta? Te busqué por todos lados.- su tono aún era de reproche. Lo que me molestó aún más.

-          ¿Para qué rayos querías que fuera contigo a una fiesta en la que ni siquiera me hablaste? – Hyde se quedó en silencio. – Duérmete Hyde, no quiero discutir esta estupidez.

-          Lo siento Kazu… pero… ocurrió algo inusual. Gackt…- comenzó a decir, la sola pronunciación de su nombre me causo una punzada de odio y de inseguridad.
-           No quiero escuchar lo que tengas que decir de él, por favor déjame dormir.

Tape aun mas mi rostro indicándole que me molestaba la luz.

Hyde se acercó a la lámpara y la apagó.

-          Está bien… lo siento… descansa.- susurró. Su tono un poco sorprendido y un poco dolido, me demostraba que sentía culpa.

Una parte de mi se alegró con aquello, yo estaba enfadado y no era justo que solo yo tuviera un mal rato con ello. Pero de inmediato reconocí aquello como celos, estupidez y un egoísmo que Hyde no merecía, me enojé conmigo mismo por mi reacción y en cuanto él  se recostó junto a mí, lo abracé.

El se quedó quieto unos instantes, yo me sentía un idiota. No quería discutir, menos por mis celos y mi egoísmo.

-          Lo siento.- susurré en su oído. Aun estaba molesto, claro que sí. Pero no con él, si no con mi incapacidad de combatir con Gackt si fuera necesario.

-          No… yo lo siento. Realmente me concentre tanto en lo que escuché que olvidé en donde estaba y te dejé solo…- la voz de Hyde tenía un tono de súplica.- Lo siento mucho Kazu…

-          No, está bien. No debí marcharme, supongo, pero…- no quería contarle todo lo que sentí, mi inseguridad, mis celos, mi miedo…

-          Te aburriste, lo sé. – El asumió y yo asentí. Sería mejor si Hyde asumía aquello.

Suspiré y lo abracé fuerte, tenía una necesidad tan grande de él… mi cuerpo necesitaba su tacto, mis pulmones necesitaban respirar la esencia de su piel, mi corazón necesitaba sentirlo cerca… Hyde se había convertido en mi razón de existir.

-          ¿Qué pasa amor?- susurró Hyde preocupado.

-          Solo quiero abrazarte.- le dije. Era la verdad. Solo quería abrazarlo y sentirlo cerca de mí.

-          ¿Te sientes triste? – Preguntó con voz de niño ingenuo, pero yo no respondí. Me sorprendí de que lo notara. Realmente creí no haber sido obvio. – Kazu si es por lo de hoy…

-          No, no, tranquilo. Solo me gusta abrazarte Hyde… sentirte conmigo.

-          Kazu…- susurró algo apenado. Giró su cuerpo y me abrazó de frente, envolviendo mi pecho con sus brazos.- Yo también amo abrazarte.- la voz de Hyde sonaba dulce cuando se atrevía a confesar este tipo de cosas.

-          Te amo Hyde.- Le susurré para luego besar su frente, el me abrazó más fuerte.

-          Te amo Kazu, te amo.

Al día siguiente desperté con Hyde pegado a mí, dormía con su rostro escondido en mi cuello y asfixiándome con sus brazos y sus piernas.

-          Amor…- le dije tratando de despertarlo.- Hyde, despierta, no puedo moverme…

-          Kazu…- su tono sonó extraño.

-          Hyde solo dame un minuto para ir por tu desayuno.- le dije riendo al notar lo enredados que estábamos el uno con el otro.

-          Kazu tengo mucho frio.- su voz volvió a sonar extraña.

Hyde me soltó de manera voluntaria y yo me alejé lo suficiente para observarlo, sus mejillas estaban ruborizadas y su piel emanaba calor. Toqué su frente de inmediato sospechando lo que confirmé luego de unos segundos.

-          Tienes fiebre Hyde…

-          ¿fiebre? – dijo un poco dormido aun.

Me enternecía Hyde, siempre.

-          Si corazón. Te prepararé algo, tu quédate en cama hoy, llamaré a tu agente  para que suspenda tus actividades y me quedaré en casa a cuidar de ti.- le dije casi de manera automática mientras pensaba en que medicina tenía en casa, sin embargo el se sentó y me miró preocupado.

-          Kazu… gracias… pero no puedo quedarme en cama todo el día… tengo un compromiso importante.- dijo con un gesto serio y los ojos entre cerrados por el sueño, algo muy tierno de ver.

-          Oh… ¿Qué es? – le pregunte intrigado y algo preocupado. Si no podía suspender algo incluso si su salud lo ameritaba, debía de ser importante.

-          Quede en ir a casa de una persona a conversar algo importante.

Eso me sorprendió, los negocios serios no se conversaban en las casas de nadie. Y el tono en el cual Hyde me dijo aquellas palabras me parecía como si estuviera escondiendo algo. Sin embargo, no sentí el derecho de exigirle información.

-          ¿A qué hora debes ir?

-          A las seis de la tarde…- dijo un poco dudoso… creo que observaba mi reacción.

-          Entonces te cuidaré hasta esa hora, para que estés mejor cuando tengas que irte.

Hyde me observó unos segundos, sus ojos brillaron. Y me regaló una gran sonrisa.

-          Gracias Kazu.

-          Duerme, te hará bien descansar.

-          Pero duerme conmigo…

-          Primero prepararé algo para ti, luego me quedaré acostado contigo todo el día si así lo quieres.

Nuevamente sus ojos brillaban. “Mi dulce Hyde” pensaba cada vez que veía ese brillo en sus ojos.

Herví una medicina de hiervas para Hyde, receta que mi madre utilizaba para curar enfermedades mortales. Nunca fallaba. También cociné todo aquello que le gustara, para que comiera, recuperara energías  y se sanara.

Cuando Hyde termino de “devorar” (porque no se puede utilizar otra palabra cuando Hyde come) lo que cociné para él, me abrazó y se reusó a soltarme.

-          Quédate acostado conmigo… dame cariño Kazu…- me pidió con un puchero en sus labios. Y visiblemente mejor de salud.

-          Ven aquí. – le dije comenzando a hacerle cosquillas. Quería escucharlo reír.
-          Noooo… déjame…- pedía entre risas y espasmos.

-          Parece que estas mejor.

-          No, no, no estoy muy enfermo Kazu, así que tienes que cuidarme y darme muchos mimos. – decía manteniendo el puchero en los labios y los ojos brillosos.

Aquella tarde fue tranquila, estuvimos acostados durante todo el día, Hyde solo se levanto por la tarde cuando faltaban pocas horas para su salida. Su fiebre se había reducido a la temperatura normal y por alguna razón que quizá yo me la imaginaba, se veía más hermoso de lo habitual.

Durante todo el día estuvo muy risueño.

De recordar la discusión de ayer y lo culpable que lo hice sentir, me sentí muy mal conmigo mismo,  había querido herirlo con intención mientras estuve cegado por mis celos. No podía permitir que aquello ocurriera otra vez. Hyde tenía que mantenerse así, risueño y feliz. Yo trataría de que siempre fuera así.

Hyde comenzó a vestirse para su salida, escogió la ropa minuciosamente y se la cambió un par de veces.

-          ¿Está bien así? – me preguntó.

-          Siempre estás bien vestido.- le dije riendo, aquella siempre seria mi respuesta, siempre. Simplemente no importaba que llevara puesto, el era hermoso.

-          Vamos Kaz, quiero darle una buena impresión a Gackt.- dijo mientras se observaba nuevamente en el espejo. Luego notó lo que había dicho y me observó sorprendido de sus palabras y arrepentido de haberlas dicho.

Yo lo observé de la misma manera.

Hyde había notado mis celos, por ello me lo escondía, o eso asumí.

Eso era lo que ganaba por ser celoso, lograría que Hyde me escondiera sus planes solo para evitar molestarme.

Aunque me molestaba, claro que lo hacía. Me molestaba, me asustaba, me enfurecía y me hacía sentir angustiado.

Hyde me observaba con un gesto de disculpa en su rostro.

-          Lo siento… planeaba decírtelo pero no sabía cómo reaccionarias.

-          Está bien, diviértete.- le dije fingiendo una sonrisa y colocándome de pie para caminar hacia el baño y encerrarme antes de que terminara diciendo alguna tontería. Estuve mucho rato encerrado allí, luego de lo que me pareció una eternidad escuché a Hyde del otro lado de la puerta decir:

-          Kaz, me tengo que ir… ¿estás bien?

-          Si, ve con cuidado. – No pude evitar que mi voz sonara distante, estaba realmente enfadado en aquel momento, cegado por los celos nuevamente.

-          Gra…cias…- susurró Hyde desanimadamente.

No respondí. Si lo hacía me arriesgaba a escupir los celos que me ahogaban. Al salir del baño, Hyde ya no estaba, entonces observé todo a mí alrededor, vacío sin él.

-          ¿Pero qué rayos?- me pregunté molesto. No podía aceptar tan fácilmente que Hyde fuera a ver a aquel sujeto ¡Y a su casa! Debía hacer algo al respecto.
No, claro que no. No haría nada porque Hyde decidía que hacer con su vida, pero maldita sea, no lo quería cerca de él.

Los pensamientos gritaban en mi cabeza y me golpeaban a martillazos el corazón.

Continué enfadado arrojando todo lo que se me atravesaba por el departamento. Hasta que me decidí por tomar la guitarra y tocar un poco de metal, para sacar el odio. No pasó mucho tiempo antes de que los pensamientos me comieran la mente nuevamente y entre el miedo y la frustración, no pude evitar las lagrimas.

Terminé acostándome en la cama, rogando por que el sueño me dejara olvidar aunque fuera por un momento, que la persona que yo tanto amaba estaba en la casa de un idiota que estaba interesado en el. Quizá solos…  Quizá sentados juntos… Quizá se estén besando… Quizá….
Sentí mas lagrimas recorrer mi rostro.

“Estúpido Hyde, que no es capaz de mantenerse alejado de la gente que lo desea. Estúpido Hyde, que me escondiste que irías a su casa. Estúpido Hyde, que me has dejado solo aquí… llorando por ti… por miedo a que te alejes de mi…”

A pesar de las lágrimas, no logré dormir aunque las horas avanzaron... Me decidí a distraerme con lo que fuera necesario y en mis mejores esfuerzos, tome uno de los libros favoritos de Hyde y me obligué a leer, así por lo menos lograría esperarlo y para cuando llegara podría contarme todo lo que ocurrió, tal vez no sería algo que yo quisiera escuchar, pero el simple hecho de que él me ocultara la verdad por miedo a mi reacción me hacía sentir un idiota. Esperaría a Hyde y no dejaría que el notara nada de lo que yo sentía. Mis celos y mi inseguridad no opacarían nada de lo que él quisiera hacer.





~  Hyde

Para cuando llegue a casa Kaz estaba ya acostado en la cama, leyendo un libro y con solo la luz de la pequeña lámpara iluminado el cuarto, apenas me vio en la habitación lanzó el libro lejos, me sonrió y abrió los brazos indicándome que fuera hacia él.

De manera automática me saque los zapatos mientras me acercaba a la cama y me recosté junto a él bajo las sabanas, entre sus brazos y con su rostro cerca, sus labios me daban la bienvenida a casa.

El me había estado esperando.

Nos besamos hasta que nuestros labios se durmieron un poco.

-          Haz estado bebiendo.- me acusó.

-          Si…

-          Mmm… - me observó con algo de recelo.- pero… ¿no ocurrió nada con ese tipo verdad? -  Kaz parecía preocupado.

-          ¿Qué? ¡No! – le dije un poco sorprendido e indignado.- Claro que no.

-          Está bien.- su voz sonó aliviada y se acerco nuevamente para besarme, luego nos abrazamos, su mano acarició mi trasero con sus dedos.

“Mi coqueto Kazu”

-          Entonces… ¿qué ocurrió?- preguntó mientras aun estábamos abrazados.

-          Solo conversamos.

-          ¿De qué?- la voz de Kaz sonaba algo molesta.

Sin embargo, ignore su tono y quise preguntarle algo que preocupaba.

-          Tú crees que… yo… - no sabía cómo preguntárselo. Sentía un poco de vergüenza o miedo ante una respuesta demasiado sincera.

-          ¿Qué tu que cielo? – Kaz levanto un poco su cuerpo para observarme mejor.

-          ¿Crees que pueda actuar en una película? – le mire pestañeando inocentemente, el se impresionó. Entonces me arrepentí de no habérselo dicho anteriormente, tal vez le molestaría que no le hubiera preguntado su opinión al respecto.

-          Claro que si Hyde… - me respondió sincero y aun sorprendido.- Claro que puedes, eres mucho más hermoso que cualquier actor. – agrego haciéndome ruborizar.

-          No seas exagerado. – Me reí y el acarició mi pómulo tiernamente. 

-          ¿Entonces… es eso por lo que te reuniste con aquel tipo?- la manera en que Kaz dijo “Aquel tipo” como un insulto, no me paso desapercibida.

-          Si… quiere que actué con él, yo sería el vampiro. 

Kaz se sentó en la cama, esta vez estaba serio.

-          Cuéntamelo todo.

-          Está bien. La historia se lleva a cabo en Mallepa, es una película futurista, no recuerdo exactamente el año en que se basa pero es post guerra, por lo que hay una especie de mezcla de nacionalidades asiáticas que viven en un solo lugar.

Sho, el protagonista, es uno de muchos huérfanos que junto a su hermano y un amigo, sobreviven robando. En el escape de uno de esos robos, de un maletín precisamente,  Sho encuentra a un hermoso joven que agonizaba y se lo lleva a su escondite para cuidarlo, pero entonces los dueños del maletín que habían robado los encuentran y tenían armas y es cuando el hermoso joven aparece para salvarlos a todos. El joven que agonizaba era un vampiro Kaz, de nombre Kei y es el personaje que quiere Gackt que yo actúe. Dice que lo escribió pensando en mí.

Kaz me observaba atónito.

-          Un vampiro llamado Kei.- dice luego de unos minutos.

-          Si, un vampiro llamado Kei  que salva a los niños bebiendo la sangre de los hombres a quienes le habían robado y luego con sus habilidades forman una especie de equipo de robo, en donde son los mejores, por que las habilidades de vampiro Kei son geniales. – no pude evitar decírselo con gran entusiasmo, la historia aun reciente y fresca en mi cabeza, me parecía genial.  Kaz rió un poco por como yo le contaba todo.

-          Eres un niño Hyde… - dijo besando la punta de mi nariz.- Así que te llama la atención ser el vampiro…

-          No es solo eso, la historia tiene muy buena base ¿sabes? Nadie es bueno y nadie es malo, todo se lleva a cabo post guerra, por lo que la necesidad crea muchas pandillas y todas se pelean entre sí.

-          ¿Y cómo terminaría la película?

-          Ah lo que ocurre es que luego de un enorme lío amoroso y un sinfín de conflictos Sho está a punto de morir, en realidad se suicida por que permite que le disparen en medio de la luz del sol, es decir en donde yo, el vampiro genial no podía ayudarlo. Al final, me arriesgo a morir, lo ayudo y lo convierto en vampiro. Y luego de años de vagabundear por el mundo, nos aburrimos de la vida y decidimos morir mirando el amanecer. Fin.
-          ¿“Yo, el vampiro genial”? Así que ya tienes decidido que actuarás en la película.

-          No, aun no. Pero me entusiasma mucho la idea, he de reconocer que la historia me atrapó.

-          Me parece que tu y Sho, son muy cercanos en la película, ¿no?

-          Si, así será.

-          Entonces he de suponer que a Sho lo interpretará Gackt.- El tono de Kaz sonaba nuevamente molesto.

-          Exacto.- le respondí un poco confundido.

-          Vaya, ahora entiendo porque lo escribió pensando en ti.

-          ¿De qué hablas?- Kaz  suspiró, entonces volvió a recostarse, pero esta vez dándome la espalda.- Kaz… ¿qué te molesta?

-          Ese tipo te desea Hyde.- escupió furioso. Yo mire su espalda sorprendido. Había notado que Gackt se me había acercado mucho en la fiesta, sin embargo el parecía ser así con todos, no creí que me estuviera coqueteando o algo por el estilo.

-          No lo creo Kazu.

-          Tú no te das cuenta de nada.

Yo no sabía que decir, sin embargo me encontraba muy entusiasmado para dejarme afectar por algún enojo ajeno a mi estado de ánimo.

- Kazu…- le llamé, pero él no respondió.

Entonces me quitée la ropa y me acosté a su lado, como había bebido tenía mucho sueño, así que sin darme demasiadas vueltas en la cama, comencé a quedarme dormido poco a poco. Luego de unos minutos en que ya me sentía dormir, unos brazos me rodearon.

-          Hyde…

-          ¿Mm? – no logré responder nada más.

-          Es una buena historia y serás el vampiro más sexy.

Yo reí aturdido, sin embargo no logre abrir los ojos.

-          ¿No te molesta entonces que actúe? – le dije con voz ronca por el sueño.

-          No… solo estoy celoso. – su voz sonaba como la de un niño regañado.

-          No tienes que estarlo… te amo a ti. – el cansancio no me permitiría abrir los ojos y sé que mis palabras sonaban mas a balbuceos.

Kaz suspiro, me besó suave en los labios y se acomodó abrazándome.

-          Está bien… descansa amor.- susurró, cediendo finalmente.