jueves, 14 de septiembre de 2017
First Kiss- Capítulo 11:
-Hola… wow hace mucho que no
te veía… te hable a tu celular hace un par de días pero nunca contestaste…- dijo
y entonces noto claramente el semblante de Hyde a través de la reja de la
puerta -
¿Qué tienes?... ¿estás bien?-
Gackt se apresuró a abrir la reja al ver que el otro lloraba. Jamás
pensó que algo así sucedería, que el chico al que le pagaba por sexo casi cada
fin de semana, llegara un día a su casa totalmente destrozado, pero no le
importaba, porque hacía ya demasiado tiempo en que sus puertas siempre
estuvieron abiertas para él, y solo para él.
Para ese chico que sin saberlo él mismo, había conocido hacía ya
tanto y lo había cautivado desde la primera ocasión… aquella en que era tan
diferente al Hyde actual.
Lo guió hasta la estancia de
su enorme casa, que generalmente estaba vacía, y lo invitó a sentarse.
-¿Qué te pasó?- dijo sobando su espalda despacio. Por la hora que
era, y ya que el ojiazul no esperaba visitas, el lugar estaba a media luz, tan
solo iluminado por los enormes ventanales.
-Siento hacerte esto, sé que no te importo… pero… no tengo a donde
ir…-
-No, está bien no me molesta… cálmate…-
-De verdad… discúlpame…-
-Oye… ¿sabes?, de verdad no me molesta… estaba solo hoy y…- pensó
entonces un poco -… aún tengo de ese té de Inglaterra que no me aceptaste…
¿quieres una taza?-
Hyde sonrió enternecido por sus palabras y secándose las lágrimas
asintió con la cabeza.
Minutos después mientras sostenía la humeante taza de té, le contó
todo lo que había sucedido a su habitual cliente, y él le escuchó atento y
tratando de ser comprensivo. Sabía que tal vez no era la persona adecuada a
quien debía contarle su vida, pero se sentía en confianza con aquél hombre,
quien siempre lo había tratado bien y definitivamente necesitaba desahogarse
con alguien, necesitaba hacerlo para prepararse a lo que venía.
-¿Y qué vas a hacer?- Gackt se preguntaba si realmente amaba tanto a
ese sujeto como para dejarlo a pesar que se sabría destrozado.
-Voy a hacer que se aleje de mí…-
-¿Cómo vas a hacer eso?... no puedes manejar lo que sienten otras
personas, y si él te quiere tanto como me has dicho, no creo que con que tú le
digas que ya no lo quieres se conforme y te deje… él va a luchar por ti…-
-No si se da cuenta de que realmente no soy lo que él cree que soy.-
-¿Vas a mentirle?- asintió con la cabeza
el menor.
-Voy a hacer que se sienta tan decepcionado de mí, que jamás querrá
volver a verme…-
Unos días después Sakura comenzaba a preocuparse, pues sabía que si
no solucionaba pronto su situación económica, ni siquiera podría pagar las
colegiaturas de sus hijos. Afortunadamente la casa era suya, y tenía dinero
ahorrado para cualquier situación como esta, pero al ser una familia de clase
media, el trabajo día a día le haría falta. Había solicitado un par de
entrevistas pero se las negaron sin siquiera buenas razones, aunque no le
sorprendía. Sabía que se enfrentaría algo así, y que todo era obra de su antiguo
jefe, pero lo que más le afectaba era que Hyde siguiera con esa horrible
actitud. Ni siquiera le abría la puerta del departamento, y comenzaba a sentir
más que tristeza, desesperanza y coraje…
“¿Por qué luchar tanto? Si él no quiere luchar por mi… por estar
juntos” solía pensar Sakura, pero trataba de no hacerlo, y comprender a Hyde,
puesto que la situación también era difícil para él.
Por tercera vez ese viernes marcó el número de celular de Hyde,
resignado a escuchar el timbre hasta cortarse la llamada, pero para su sorpresa
esta vez la voz de su pequeño, bastante desanimada contestó al otro lado de la
bocina.
-¿Bueno?-
-¿Hide?...-
-Ah… eres tú…- Sakura no pudo evitar sentirse mal ante tal
respuesta.
-Si… tan solo yo… tal vez esperabas a alguien más pero bueno… es lo
que hay.-
-¿Qué pasa?-
-¿Cómo qué pasa?... llevas días esquivándome.-
-No es verdad.-
-Por favor… no lo niegues… mejor dime que pasa… escucha sé que esto
es difícil para ti, pero también lo está siendo para mi ¿Sí?... tan solo deja
que enfrentemos juntos esto, ¿por qué te alejas de mi?-
-Sakura… yo, la verdad es que quiero que terminemos… es lo mejor
para ambos…- dijo con un tono de voz fastidiado, como si le diera jaqueca tan
solo oír su voz, y Sakura sintió como si estuviera en la orilla de un abismo, y
se acercara a su fin.
-¿Sakura ah?... desde cuando volviste a llamarme así.- dijo
llevándose una mano a los ojos y presionándolos, sintiendo que iba a flaquear
en cualquier momento.
-Desde que me di cuenta, que no eres lo que quiero… escucha, no
puedo decir que no te quiero, eres lindo, lo nuestro fue lindo pero es que… si
no te hubiera conocido jamás lo hubiera vuelto a ver… ya no me importa si te
importan tus hijos, o si te importas tu mismo, pero yo me importo… no quiero
sufrir más y contigo es todo lo que he hecho. Tan solo terminemos por lo sano
ahora.-
-¿Me estás culpando de lo que pasó?-
-No quiero culpar a nadie solo digo que si no estoy contigo estaré
mejor, si me quieres un poco tan solo acepta esto, con madurez.-
-Hide… tu y yo nos amamos… como puedes si quiera pensar en
separarnos, yo no quiero, escucha tenemos que hablar.-
-Ya no quiero hablar, esa es mi decisión, y sabes bien que cuando
decido algo, lo hago. Simplemente aléjate de mi ¿sí?-
Sakura escuchó aquellas frases y fue como si de repente le hubieran
arrebatado toda la ilusión que sentía. Todo lo que había planeado para un
futuro ahora ¿dónde estaba?... no podía entender, ni siquiera podía creer que
Hyde realmente fuera tan frío… no… ese no era su Hide, él que lo besaba con
dulzura y le decía que lo amaba, el que se portaba engreído y luego sonreía
para él.
-No puedo hacer eso… iré a tu casa esta noche ¿sí?... iré a unas entrevistas de trabajo, y luego iré a
verte, por favor no finjas que no estás.- dijo y colgó la llamada evitando así
que Hyde pudiera negarse incluso aquello.
No quería hablar con él por teléfono, no un asunto tan importante.
Si Hyde quería de verdad terminar con él debería hacerlo después de escuchar lo
que él ya tenía planeado decirle desde hacía días, mirándolo a los ojos, esos
que no le mentían, y que a pesar de
todas las palabras podría entender.
Cuando cayó la noche, Sakura condujo aprisa hasta el departamento de
Hyde. Aquél que tantas veces visito con alegría, y al que en esta ocasión
acudía con un nudo en la garganta.
Tocó un par de veces la puerta pero nadie abrió, y cuando estuvo a
punto de ponerse a gritar hasta que Hyde saliera se dio cuenta que no tenía la
traba puesta.
Algo en su interior le decía que no debía entrar, que tendría que
ignorar aquello y volver al día siguiente, y al siguiente, hasta que fuese Hyde
quien abriera la puerta, pero… él ser humano es como una pequeña pieza
metálica, que se siente atraída por la curiosidad como si esta fuera un imán,
por seguir a los sentimientos en vez de a la cabeza, cuando a veces no debería
ser así.
Entró al cuarto que estaba en penumbra y al momento Pocky comenzó a
rascarle las piernas y mover la cola emocionado de tantos días de no haberle
olfateado.
Se preguntaría después como fue posible que no escuchara los ruidos
en la habitación contigua, pero tal vez tan solo había hecho oídos sordos, al
creer más en lo que se ve que en lo que se escucha.
En esos momentos no sabía que sentimiento dominaba en él, si era la
tristeza, la humillación, el coraje… o ese sentimiento de que todo en su vida
estaba perdido ahora.
Hyde estaba en aquella cama que había dicho era solo de ellos dos,
con un par de sujetos que lo hacían suyo al mismo tiempo, y que ni siquiera se
inmutaron ante la muda presencia de Sakura.
Notó los ojos de Hyde posarse a penas sobre él, pero continuó
gimiendo cuando desvió la mirada, y comenzó a rogarles más, de la misma forma
en que lo hacía con él. El tipo que estaba sobre él lo tomaba fuertemente y
acariciaba su piel vehementemente, haciéndole hervir la sangre al pelinegro.
“Él es mío… es mío…” pensaba y mentalmente se adentraba en aquella habitación y
se los quitaba de encima y los golpeaba hasta más no poder. Sin embargo cuando
se dio cuenta había caminado al lado opuesto y se había dirigido a la puerta
recargándose torpemente sobre las paredes.
Se sentía el ser más estúpido del mundo, aunque aún dentro de su
corazón había un pequeño destello que le decía que Hyde realmente le amaba, era
más el coraje y la decepción, y se culpo a sí mismo de haber pensado que
alguien como él, realmente era diferente y se habría enamorado de él, y había
sido sincero.
Cayó sobre el piso deshecho y fue cuando se dio cuenta que ya
lloraba sin poder más. Estuvo largo rato allí con la mente en blanco, con un
zumbido en la cabeza que le impedía escuchar todo lo demás.
Una mano tibia en algún momento se posó en su hombro, y no tardó en
darse cuenta que era la de Hyde. “Es su mano, es su tacto… su calor… solo yo
podría distinguirlo entre miles de personas” pensó y se sintió aún más
derrotado.
-Sakura yo… no pensé que vendrías de verdad… lo siento es que…-
-Cállate…- dijo y Hyde ante el hecho alejó su mano -… ¿cómo puedes
decir que lo sientes? ¡No seas sínico!- le gritó, o al menos eso creyó que
había hecho.
Se puso de pie sintiéndose aún débil. Como si toda su fuerza en esos
momentos fuera el amor que sentía por Hyde y se lo hubieran arrebatado.
El castaño tenía el pelo desordenado y vestía tan solo aquella bata
blanca que usaba para cobrarle a sus clientes y despedirlos. Sakura no pudo
evitar ver las marcas en su cuerpo, en el blanco cuello y en los hombros que se
asomaban incitantes entre la tela… aquellas marcas que no eran suyas… y un
pequeño rastro de sangre recorriéndole los muslos.
-Es que no pensé que… Sakura yo traté de decírtelo pero…-
-¡¿Pero qué?! ¡Carajo Hyde!... – golpeó una de las paredes dejando
pequeñas manchas rojas que provenían de sus nudillos.
-Vas a lastimarte… dijo Hyde serio.
-No más de lo que tú lo has hecho…- le miró con desprecio y Hyde desvió la mirada -… ¿Qué me falto?...
¿En qué te falle Hyde? Si lo di todo por ti… si eras lo más importante…
¿dinero? ¿Es eso? ¿¡Quieres dinero maldición?! Me dejaste por sucio dinero.- le
gritaba de una forma tan dolida que por un momento Hyde estuvo a punto de parar
aquella farsa y suplicarle perdón… pero aunque Sakura le odiase siempre, él lo
amaba más que nada.
-¡Sí!... ¡Si es eso! Querías que lo dijera pues allí esta… ya lo
había dicho, y pensé que tal vez podría cambiar pero no… ¡qué quieres si así
soy yo! No quiero dejar mi vida, no quiero dejar este trabajo, tan solo quiero
que te alejes de mi y dejes de hacerme dudar de lo que soy.-
-¡Tú no eres esto maldición! ¿Dónde está Hide? ¿Dónde está mi Hide?-
Sakura lloraba como Hyde jamás lo había visto.
-Ese es solo tu Hide… lo que tú querías creer…- le dijo frío y mirándolo tan serio que Sakura
ni siquiera pudo dudarlo -… yo no te amo… perdóname, pero no logré hacerlo…
perdón por mentirte… perdóname, pero es mejor que te vayas ahora.-
-Jamás pensé… que realmente fueras tan falso…-
-La gente nunca es cómo quieres creer. Perdóname, solo puedo
decirte, que me arrepiento, de lo que pasamos juntos… porque lo único que
conseguimos fue que tu salieras herido… y de verdad lo siento.-
Sakura rió sarcásticamente, mientras el rastro de agua salada
continuaba bajando por sus mejillas.
-Yo
jamás… jamás me arrepentiría de haberte amado tanto…- volteó a verlo entonces
mientras trataba de ponerse sereno -…recuerdas que quería verte… ese día que me
despidieron, que dije que necesitaba verte…-
-Dijiste
que pasarías en la noche.- contestó Hyde con calma y entonces vio a Sakura
hurgar en el bolsillo derecho de su saco y voltear a verlo con esos ojos rojos
de tanto llorar que tanto le dolían por saberse el culpable de su tristeza.
Sacó
una pequeña cajita negra, y a Hyde se le partió el alma cuando se dio cuenta de
lo que era.
Sakura
sonrió apenas y tomó una de las manos de Hyde para entregársela. Sostuvo por algunos
momentos la cajita y la mano de Hyde entre las suyas y dejó caer un par de
lágrimas más.
-Sé
que dijiste que el día que te propusiera casarnos no te volvería a ver pero…
aún así…- dijo con dificultad y entonces tuvo que soltar su mano para secarse
el rostro -… fui un idiota ¿cierto?… ahora debes sentir lástima por mi… “pobre
sujeto, realmente se ilusionó conmigo” eso has de pensar ¿cierto?...-
Hyde
tan solo se quedo en silencio y dejo de mirarlo pues pensó que no aguantaría
mucho y lloraría aún más que el otro y se lanzaría a sus brazos y le diría que
aceptaba, que el también quería pasar su vida al lado de un hombre tan bueno y
tan maravilloso. Pero eran tan solo sueños, sueños como siempre los había
tenido pero que nunca se cumplirían, y este que tal vez podría cumplir, sería
muy egoísta si lo hiciera. Sakura estaba mal ahora, pero él saldría adelante
porque tenía a su familia, debía seguir por ellos, y un día olvidarlo y sabía
que eso no sería difícil.
Cuando
Sakura pudo calmarse un poco pararon sus lágrimas y suspiró recuperando la
compostura.
-Quédatelo…
si lo tengo yo jamás podré deshacerme de él… tú al menos podrás venderlo… es un
anillo barato… pero, pensé que era valioso por todo el amor con el que te lo
daría…- dijo y sentía que volvería a flaquear -… discúlpame por no haber
pensado que sería mejor comprar uno caro… discúlpame por no poder ser lo que tú
querías porque… al menos yo… jamás podré perdonarme a mí mismo.-
Lo
miró por una última vez, tal vez no era la imagen que quería recordar de él,
pero tampoco se perdonaría no haberle mirado a los ojos en esos últimos
segundos. Salió cerrando la puerta tal y como estaba antes de llegar, sin
siquiera decir adiós pues no lo soportaría. Subió a su auto sin saber siquiera
como se levantaría al día siguiente, sin saber que le diría a sus hijos, o tan
solo a sí mismo para no sentir tanto dolor. Le hubiera gustado sentirse
enfadado consigo mismo, por haberse enamorado de una clase de persona como lo
era Hyde, pero ni siquiera podía hacerlo. Estaba seguro que no habría a nadie a
quien amara tanto como lo había amado a él.
Hyde
cayó al piso en cuanto la puerta se cerró, en cuanto pudo dejar de fingir y se
sintió libre de hacerle más daño a su Sakura que tanto amaba.
Lo
veía feliz en un futuro, con un buen trabajo y sacando adelante a sus hijos, y
tal vez con una linda chica, una bonita y dulce, que fuera decente, que no
rebajara a mierda a Sakura como él lo hacía tan solo por ser él.
-Oye…
¿estás bien?…- preguntó un tanto desconcertado uno de los sujetos con quienes
había estado, quién al escuchar toda la discusión se había vestido y estaba
decidido a irse, pero le remordió la conciencia dejar al chico tan afectado.
-Tan
solo váyanse…- le dijo el castaño sin parar de llorar, y el hombre volteó a ver
a su acompañante quién le alzó los hombros expresándole que no tenía idea de
que hacer.
Sin
embargo las alternativas eran pocas, y la más fácil era la que proponía Hyde
así que no tardó mucho más en quedarse completamente solo en el departamento.
Junto las rodillas contra su pecho y lloró sin sentir que se detendría en algún
momento. Pocky jugaba con una de las tiras de su bata jalándolo
insistentemente, como tratando de hacer que se pusiera de pie, como si de
alguna forma pudiera entender lo mal que estaba, lo triste que se sentía, y
quisiera animarlo. Sin embargo Hyde ni siquiera le prestaba un poco de
atención, de no ser por excepción de ese momento en que pensó que lo mejor
sería deshacerse de él o los recuerdos lo invadirían y terminarían por
estrujarlo.
En algún
momento se quedó observando la pequeña caja negra. Le parecía increíble que la
primera vez que tuvo en sus manos una de esas fuera en una situación así y
hubiese terminado llorando. Pese a que sabía que solo se lastimaba, tal vez en
el fondo era un tanto masoquista consigo mismo, y sin importarle nada más la
abrió descubriendo el pequeño aro de plata que había dentro.
Era
precioso, para Hyde realmente lo era “¿Cómo puede decir que es barato?” pensó
mientras se daba cuenta de la calidad de aquél objeto, y se sintió aún más
basura cuando pensó en que seguramente habría gastado sus ahorros, y en la
enorme sonrisa que debió haber tenido cuando pagó sin importarle nada, pensando
en él… en esa vida juntos que definitivamente era imposible, pero que si no lo fuera
habría sido tan deslumbrante que ni siquiera lo hubiese creído.
-Perdóname…-
sollozó apretando la joya contra su pecho y jadeo sintiéndose deshecho. Sentía
como si el mismo se hubiera hecho miles de pedazos y no pudiera volver a estar
entero jamás.
Pasó
lo poco que quedaba del día allí, echó ovillo sobre el piso, sintiendo como el
frío le entumía brazos y piernas, pero definitivamente nada le dolía más que lo
que acaba de hacer. Y al mismo tiempo, pensaba que durante toda su vida era la
única cosa buena que había hecho, la única vez que había pensado en alguien más
que en él, sin importarle las consecuencias.
Pasaron
tal vez un par de semanas, Hyde había comenzado a dejar de contemplar el
tiempo, le daba igual si pasaba un día o todo un mes, para él era lo mismo.
Lo único
que esperaba día con día era que las llamadas de los clientes no dejaran de
llegar o moriría de hambre… “tal vez eso sería mejor”… solía pensar entre
ratos. Desde lo ocurrido a pesar de que había vuelto a su vida como era antes
de conocer a Sakura el sentía como si trajera una enorme carga en su espalda.
Definitivamente
las cosas pequeñas que antes le traían alegría, ahora eran nulas, y estaba por
más decir que cada día le costaba más el hecho de venderse. Después de haber
estado con Sakura, de probar lo delicioso de sus besos, y sentir lo diferente
que era hacer el amor con alguien, quedarse recostado entre sus brazos, y
sentir ese calor, cada que uno de esos tantos hombres sin nombre lo tocaba le
hacía sentirse sucio… más de lo que alguna vez se pensó.
Sakura
por su parte, trataba de notarse fuerte y como si nada lo afectara, pero hasta
Yuuri podía notar que las cosas andaban mal y ninguno de sus dos hijos lograban
que su padre se desahogara un poco al menos. Erika ni siquiera había podido
saber que había pasado, porque había terminado con Hyde, y tan solo podía
escuchar a su padre sollozar durante las noches, cuando no lograba conciliar el
sueño por pensar tan insistentemente, en cierta figura delgada y de blanca
piel.
Había
conseguido un empleo, tal vez igual que el que antes, no mejor ni peor, pero a
diferencia de antes, se encerraba tan solo en ello. Se refugiaba en sus casos y
en las 4 paredes de su oficina, ya que si no mantenía la cabeza metida en
problemas ajenos, se adentraría en los suyos y se daría por vencido.
Aquella
tarde de principios de Diciembre, justo cuando estaba a punto de salir del
trabajo a su celular marcó un número desconocido para él. Contestó dudando un
poco, pero seguramente sería una llamada equivocada.
-Bueno…-
-Si
ahmm… ¿Sakura?- no, la llamada no estaba equivocada, “no reconozco su voz”
pensó y se preguntó quién le estaría buscando con ese nombre. Solo sus
conocidos le llamaban así, tan poco formal.
-Si… ¿Quién
habla?- preguntó para salir de dudas.
-Mira,
tú no me conoces pero yo a ti sí, me llamo Gackt Camui, y sé que esto sonará
extraño pero… tan solo no cuelgues ¿sí?… soy un amigo de Hyde.- cuando escuchó
aquél nombre de la persona en quién había estado evitando pensar todos esos
días la piel se le puso de gallina e inevitablemente su semblante pareció
decaer más de lo que ya estaba.
-Ah…
bueno… yo ya no tengo nada que ver con él, siento que no pueda ayudarlo, no sé
nada de él actualmente.- pensó que tal vez aquella persona buscaba una forma de
contactarse con él, sin embargo estaba muy equivocado.
-No
yo… no estoy buscándolo a él… necesito hablar contigo, realmente es algo
importante.-
-Mira
¿sabes qué? No quiero ser grosero… pero cualquier cosa que trates de decirme
sobre él, no quiero saberla, tan solo estoy tratando de borrarlo de mi vida así
que, no gracias.- dijo recargando su frente en la palma de su mano y con un
tono de voz fastidiado.
-No,
escucha es que… debes saber lo que te voy a decir, sé que… sé que estás
decepcionado y que no quieres saber nada más de él, pero… aunque sé que me
odiará si te cuento lo que pasó, yo siento que esto no puede continuar así.-
-Así es como lo quiso él, yo tan solo quiero
seguir con mi vida y olvidarlo, no hay forma en que quiera volver a tener nada
con él… así que, ya, olvídalo. De verdad
no quiero saber nada más de él, y siento si es grosero pero voy a colgar.-
- No
Sakura por f…- fue todo lo que alcanzó antes de efectivamente colgar el
teléfono. Tal vez en algún otro momento de su vida habría escuchándolo que el
sujeto tenía que decirle, pero se sentía ya demasiado débil como para seguir
luchando, ya no quería intentarlo de nuevo. Había dejado toda esperanza de
tener una linda relación con Hyde, en ese departamento en manos de esa persona
a quién creyó reconocer en algún momento pero que realmente no lo hacía.
Cuando
la noche cayó, tanto que el cielo ya era totalmente negro, Sakura recogió sus
cosas y decidió regresar a casa, tal vez aún alcanzaría a cenar con sus hijos y
eso le daría algo de ánimo. Pero lo que no sabía era que ni siquiera llegaría
en poco tiempo allí.
Un
hombre alto, más alto que él, de cabello rubio y ojos azules, como sacado de
una película extranjera estaba recargado en su auto cruzado de brazos y con una
expresión que parecía de angustia.
-¿Sakura?
¿Eres Sakura cierto?- lo abordó de inmediato sin que el otro pudiera impedirlo.
-¿Y tú eres?-
-Hable
contigo por teléfono hace rato.- Sakura se impaciento con su respuesta, no se
explicaba porque tenía que acosarlo tanto, incluso ir a su trabajo, esperarlo a
que saliera. Para que si quien tendría que buscarle sería Hyde no él.
Esquivo
al sujeto y abrió la cajuela para arrojar allí su maletín.
-Dije
que no quería escucharte.-
-Dije
que es importante.- le tomó entonces del brazo siendo un tanto brusco y Sakura
se cabreo al momento quitándose de su agarre.
-Mejor
lárgate.-
-¡Tienes
que escucharme demonios! Hyde está en problemas.-
-Ja…
que problemas podría tener… ¿se le acabaron los clientes? ¿Está engordando? O
tal vez no sabe como terminar a otro imbécil que se enamoró de él.- decía
mientras volvía a caminar alrededor del auto y se subía en el asiento del
conductor.
-El
único imbécil aquí eres tú…- dijo elevando la voz e impidiendo que Sakura
cerrara la portezuela -… Hyde te ama, y si tu realmente lo hicieras te hubieras
dado cuenta que el mentía.-
-¿Qué
el mentía? Por favor… no es algo que él hubiera tan solo dicho, yo lo vi…- se
bajo entonces del auto y golpeó el toldo bastante enfadado -… ¿Cómo puedes
hacerle y decirle esas cosas a alguien que amas? Con esa mirada… tan fría, tan
vacía.-
-¡Porque
te amaba demonios!... Aquél día él fue a mi casa y estaba destrozado, y todo lo
que podía pensar no era en él, sino en ti, en tus hijos… “¿Qué va a hacer
Sakura?” “¿Qué pasara con los chicos?” “Ese sujeto no lo dejara nunca” “Yo les
voy a arruinar la vida”…”y yo no valgo nada”… “y yo lo amo tanto”-
Sakura
agachó la mirada cuando el rubio le dijo todo aquello. ¿Realmente seria
verdad?... se sintió más maldito por dudarlo.
-Eso
era todo lo que decía, y por más que yo traté de ayudarle, de decirle que yo le
ayudaría, que le quitaría a su padrastro de encima… él… se siente una basura
junto a ti… ¿y no puedes comprenderlo?-
-Yo
siempre le dije que él era lo más preciado, y aún así, el decidió alejarse…-
dijo con un tono de voz más bajo y Gackt pareció enfadarse.
-Y tú
lo dejaste como un gran idiota… ¿sabes? Cuando me dijo de esa forma tan
desesperada, y tan dolida, que haría que te decepcionaras de él, y lo dejaras…
por tu bien… yo deje que lo hiciera, porque si yo realmente amara a alguien, de
ninguna forma me decepcionaría. Sabría lo que esa persona es… y tontamente creí
que tú no te dejarías llevar por todo ese teatro, que alguien como me contaba
Hyde que eras, sabría lo necesitado que esta… que aún debajo de esa apariencia
arrogante, él se siente tan insignificante… que eres demasiado para él, que te
sentía tan brillante, y tú… tú qué dices amarlo no pudiste verlo. Yo que estuvo
con él un par de veces en la cama puedo decirlo, y tú que lo amas… aunque lo digas…
las cosas no solo con decirlas basta. Debes demostrarlas y tú te rendiste
cuando el más necesitaba que fueras fuerte, pero sabes que, al diablo… parece
que estoy hablando contra la pared. Hyde piensa que no te merece… pero yo creo
que el que no merece a alguien como Hyde eres tú… tú y tu conformismo… y tu
mediocridad.-
-Yo…-
trataba el pelinegro de concordar palabras, pero tan solo se había quedando
pensando en todo lo que el rubio había dicho. Tal vez, tenía razón, en el fondo
sabía que él tenía razón. Al igual que aquella vez cuando Hyde había tratado de
abrirle los ojos a Sakura con su mujer y él lo había humillado de esa forma, y
no le importaba porque pensaba que Hyde era fuerte, que era engreído y no le
habría afectado, más sin embargo le partió el corazón.
Al
igual que esa vez, Sakura pensaba sobre Hyde lo que realmente no era, se sentía
un idiota que había estado ciego. Que no había querido ver lo débil que era su
Hide, lo fácil que se desmoronaba, y como aún a pesar de ser de arena luchaba
por mantenerlo en pie a él, como incluso tomaba arena de su propia alma y la
cedía aquél castillo que él creía lo más maravilloso.
-Él
toma el té conmigo a las 6 en punto… cada día más decaído… cada día más
delgado, más ojeroso, y con la sonrisa más desvanecida… cada vez habla menos…
cada día me mira menos. Y sin embargo siempre está allí…- dijo Gackt sintiendo
lo ojos húmedos -… siempre, cada día, menos hoy… ¡Menos hoy!... ¡Y no sé dónde
demonios está! Y no sé dónde buscarlo, y tocó en su puerta y nadie me abre…y… y
acudí a la persona menos indicada. ¡Si él se muere mejor para ti ¿cierto?! Deja de escudarte en cómo es él, y acepta por
una vez que eres un cobarde que no puede ser su apoyo.-
El
chico dio media vuelta entonces y comenzó a caminar hacia un auto bastante
bonito estacionado del otro lado de la calle.
Mientras
Sakura lo veía caminar, se preguntó si realmente quería ir tras él. Si quería
buscar a Hyde, o regresar a su auto y conducir hasta su casa, continuar
llevando esa vida tan amarga que ahora sentía tan vacía. Pensó en que sentiría
si algo malo le pasara a Hyde, si se enamorara de alguien más… en todas las
posibilidades. Por primera vez desde que se separaron pensó realmente en eso.
Aquella escena de Hyde entre esos dos sujetos se le vino a la mente, y luego
pensó en aquellas veces en que se acurrucaba entre sus brazos diciéndole que lo
amaba… que lo amaba más que a nada… sus mejillas sonrojadas, y su expresión
tranquila… y se preguntó en qué momento realmente mentía.
Definitivamente
no podía haberle mentido entonces, en esos momentos en que se volvían uno solo,
y realmente sentía el corazón de Hyde latiendo fuertemente. Pensó entonces, en
que aquello lo había hecho para alejarlo de él y se dió cuenta que si así había
sido… todo lo que su pequeño habría sufrido… cuanto lo había deshecho cuando le
dio la espalda y se alejo de él.
-¡Espera!...-
le gritó y puso la alarma de su carro para cruzar la desolada calle siguiéndole
-… ¿dónde lo has buscado? ¿Llamaste a su celular?-
Gackt
se desconcertó un tanto ante aquella pregunta, pero se dio cuenta en la mirada
decidida de
Sakura, que estaba dispuesto a arreglar las cosas y pensó un poco
antes de contestar.
-Fui
a los lugares donde solemos ir juntos… a su departamento… a la veterinaria
donde trabajo los fines de semana… y si, si le llame pero me manda al buzón…-
-¿Llamaste
a su celular mientras estabas en su departamento?-
-¿Eh?…
no… ¿por qué?-
-Si
esta allí su celular sonaría dentro, no puede estar en otro lado.- le dijo y
ambos se dirigieron al auto donde decidieron regresar al pequeño departamento
que Hyde habitaba.
Cuando llegaron, como
había dicho el sujeto la puerta estaba cerrada, pero esta vez estando allí
Sakura marcó el celular de Hyde y el modesto ringtone se escuchó dentro.
-Él está allí
dentro...- dijo guardando el aparato y comenzó a golpear fuerte la puerta -…
¡Hide!¡Hide ábreme, ¡Sé que estás allí!- estaba exaltado y entonces Gackt trató
de detenerlo.
-Tal vez solo no
quiera ver a nadie cálmate.-
-No… no… ocurre
algo, algo está mal. Tengo este sentimiento en el pecho, tenemos que entrar.-
-Bajaré a ver si el
portero tiene llaves del departamento.- dijo él y entonces dejó al pelinegro
solo golpeándola puerta y llamando a Hyde como loco.
Minutos después
Gackt subió con una chica que decía ser la encargada cuando el portero estaba
fuera, y tenía un juego de llaves de los diferentes departamentos.
-No sé cuál sea…-
dijo refiriéndose al montón de llaves que tenía en una enorme argolla-… y no
puedo dejarlos entrar sin el permiso del dueño del departamento, a menos que
sea una emergencia…- dijo entre nerviosa y preocupada y ambos sujetos
entendieron su desconfianza. Gackt entonces tomo la palabra.
-El sujeto que vive
allí es nuestro amigo, y sabemos que está en problemas porque no llego a una
cita con nosotros. Su celular esta dentro y creemos que algo paso, por favor créeme,
esto es una emergencia.-
La chica se mordió el labio inferior dudando entre que
hacer, pero al final la cara de preocupación de Sakura le hizo pensar que
realmente eran dos chicos preocupados por su amigo.
Tardaron un tanto
en encontrar la llave correcta pero al final lograron entrar al lugar. Estaba
todo a oscuras y Gackt por un momento pensó que en realidad Hyde no estaba
allí, sin embargo Sakura notó de inmediato que cierta bola de pelos no le saltó
a los pies como siempre y cuando escucho el lloriqueo del perro este lo llevo a
la puerta del baño.
Ladraba y rasguñaba
la puerta de aquél cuarto que era el único con luz en la casa.
Sakura entro
rápidamente y se sintió tan desesperado que se dio cuenta lo idiota que había
sido por haber abandonado a Hyde.
Este yacía hecho
ovillo en la tina de aquél cuarto, completamente empapado y tenía la ropa
rasgada, lo que le daba a ambos hombres una idea de lo que había pasado, y
cuando Sakura se acercó notó las enormes heridas en sus muñecas y toda la
sangre a su alrededor, haciendo que entrara en pánico.
-Hide…-
-Llama a una
ambulancia…- le dijo Gackt a la chica quién estaba bastante afectada, pero de
inmediato asintió y salió de la habitación.
-Hide…- musitaba
apenas el pelinegro quien de inmediato lo sacó de la tina sintiéndose
desesperado -…Hide… ¿Qué hiciste?... ¿Qué hiciste?...- le repetía una y otra
vez mientras le abrazaba protectoramente y comenzaba a llorar y Gackt supo que
no saldría del shock y él era quien debía hacer algo sino quería que sucediera
una tragedia.
Tomó una playera
que estaba sobre uno de los muebles, lo suficiente delgada como para romperla
en dos tiras gruesas y le ordenó a Sakura casi gritándole que le ayudara a
amarrarlas alrededor de sus muñecas.
Gackt sabía que no
aguantaría mucho, pensaba en que pasaría si moría antes de poder llegar al
hospital y se sentía igual de desesperado, pero trataba de mantener la calma
pues debía haber alguien con la cabeza fría allí.
Sakura lo mantuvo
abrazado todo el tiempo, fuertemente, sintiendo como poco a poco se enfriaba y
se sentía morir con él al pensar que se iba.
En una de sus manos
aún portaba el anillo que Sakura ya creía habría vendido, pero no, lo tenía, y
lo apretaba fuertemente aún a pesar de todo, haciéndole saber, que todo lo que
Gackt había dicho había sido verdad, que realmente lo amaba, y que todo lo que
había hecho había sido por él, y se sintió devastado.
No supo cómo pudo
ser tan imbécil, como pudo alejarse sin más, ahora que realmente lo estaba
perdiendo, se daba cuenta que no quería vivir en un mundo donde estuviera él,
donde no tuviera su cariño.
Le veía tan pálido
y sabría que si algo le pasaba jamás se lo perdonaría. No le importaba ya lo
que hubiera pasado, ni siquiera le importaba si realmente Hyde quería dinero,
que ahora sabía que no era así, tan solo quería estar con él, verlo sonreír de
nuevo, abrazarlo y sentir su calor… si él no lo quería entonces lo observaría
de lejos todo el tiempo, asegurándose que estuviera bien, pero… no quería, no
podría vivir ya sin él.
-Hide… por favor…
no me dejes…-
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