- Oye… ya es hora de despertar pequeño.
-
Mm.
-
¿Hyde?
-
Mm.
-
Despierta Hyde, ya son las 3 de la
tarde.- dijo la voz con dulzura.
-
Mm.
El se rio de
mí, yo aun estaba grogui.
-
Por la hora que es… ¿Qué no tienes hambre?
“Buen punto”
pensé, despabilando. Ni siquiera pensé en si realmente tenía hambre, “la comida
no se niega” decía mi madre.
-
¿Hambre? - dije mirándolo con los ojos
entrecerrados por el exceso de luz que había de repente.
-
Iré por tu comida, siéntate en la cama por
favor y no te vuelvas a dormir. – dijo con una sonrisa, mientras se alejaba en
búsqueda de comida.
Yo solo
Asentí. A medida que me iba sentando iba despabilando y recordando, donde
estaba, con quien estaba y porque estaba ahí.
Cuando por
fin recordé todo el día anterior, suspire.
Necesitaba
pensar. Pensar en que estaba sufriendo crisis de angustia, algo que solo había
visto que existía en series norteamericanas. Pensar en que las cosas no están
bien. Pensar en que… en que bello durmiente carita rayada alias Kaz, me
provocaba algo.
Necesitaba
alejarme para pensar y analizar aquello, no era posible que otra vez volviera a
tener sentimientos por un hombre, no me pasaba desde… desde Sakura. No, no
quería repetir esa historia. No quería recordar aquello tampoco. Sakura fue
siempre mi desgarro emocional. Y yo no quería más de ese tipo de cicatrices.
Necesitaba alejarme, pero maldita sea, no quería.
Durante
meses sentí un molestar agudo y constante en mi mente, en mi corazón. Un dolor
permanente en mi pecho. Todos los días, durante todo el día, no había descanso
de esa maldita sensación. Hasta anoche, que por fin sentí paz. Y en ese preciso
momento la sentía también, me sentía tranquilo, incluso con todos esos
pensamientos molestos, mi pecho no dolía, mi corazón latía ligero.
No me podía
dar el privilegio de enamorarme cuando me sentía tan vulnerable, eso me haría
dependiente y también era una experiencia que ya había conocido con Sakura.
Antes de continuar buscando razones para sentir miedo, llego Kaz-kun con una
bandeja en las manos.
-
No cocino a menudo, pero me he esforzado. –
Dijo sentándose frente a mí y colocando la bandeja en mis piernas. Entonces si
me dio hambre, la comida se veía exquisita y el olor…
Antes de
pensar si quiera en agradecer, ataque el plato. Y no respire hasta cuando ya
casi me había comido la mitad. Fue entonces cuando levante el rostro para mirar
a Kaz-kun y darle las gracias, pero no dije nada al notar que me veía prácticamente
petrificado.
-
Tú… ¿no pasas hambre verdad? – pregunto
preocupado, sus cejas casi se juntaban, “sus cejas son bonitas” pensé.
-
¿A qué te refieres?- pregunte sin comprender
a que se refería.
-
Comes como una bestia a eso me refiero…
¿desde hace cuanto no comes? Si yo hubiera sabido que te tragarías así el plato
no me hubiera esmerado en tratar de que quedara delicioso para ti, no creo que
lo hayas saboreado si quiera. – Su tono sonaba serio pero su expresión era de
impresión. “Una contradicción inconsciente;
El es una persona interesante” pensé.
-
Oh lo siento. – no supe otra cosa decir, no
sabía si él estaba realmente molesto o sorprendido, interpretarlo no era fácil.
El rio bajito. Yo me sonroje un poco, aunque no deje de comer, no paraba de
repetir en mi mente que se había esforzado para cocinarme a mí.
-
¿Eres siempre tan adorable? – “No al comer”
pensé.
-
Soy el que dibujo en tu rostro ayer,
recuérdalo.- dije con la boca llena de comida y metiendo mas con el cubierto.
-
Incluso eso es adorable Hyde. Aunque verte
comer así, no sé si lo es.
-
Lo siento, pero sí de comida se trata esta
más allá de mi autocontrol.
El rio esta
vez mas fuerte y se recostó en la cama frente a mí, me observo muy concentrado
mientras yo devoraba la comida que quedaba en el plato, cuando terminé limpie
mi boca con una servilleta y sintiéndome satisfecho palpé con la mano mi
estomago mientras sonreía, en señal de extrema felicidad.
-
Es primera vez que alguien duerme en mi cama
- dijo de repente.
Yo pensé en
mi respuesta. Pero como me suele suceder cuando analizo que decir, no dije nada
y solo me sonroje. Me sentí apenado por todo el día anterior, aunque gracias a
todo aquello obtuve un momento de tranquilidad que anhelaba desde hace tiempo,
seguía sintiendo vergüenza por dejarme ver tan débil.
-
¿Hyde?
Lo mire como
respuesta, aun no quería hablar, sentía calor en mis mejillas y me sentí
inseguro por el tono que mi voz tendría, no quería que el notara que me
gustaba, no quería que el notara que le necesitaba para calmar mi angustia.
Yo guarde
silencio.
-
¿Estás pasando por un momento difícil,
verdad? –
Esa pregunta
no me la esperaba.
Baje la
mirada.
¿Qué se
supone que le respondería? ¿Qué todo aquello que me hacia feliz ya había dejado
de hacerlo? ¿Qué me sentía enormemente incomprendido, alejado del mundo real y
completamente solo? No. No había logrado sacar esas palabras fuera ni siquiera
conmigo mismo.
Pero
entonces el pregunto:
-
¿Es difícil verdad? – Yo lo mire a los ojos
como preguntando a que se refería.
¿A qué se
refiere? ¿El sabe por lo que estoy pasando?
Continúe sin
decir una palabra, ahora estaba asustado no quería estar tan emocionalmente expuesto
a él.
-
Mantenerse en pie… cuando te sientes así.
Es todo.
El sabía lo que yo estaba pasando. Claro que
lo sabía, el había calmado mis sollozos.
Sentí vergüenza y baje la mirada.
“Yo no soy
débil. Yo no soy débil” me repetía mientras sentía mis ojos humedecerse, ¿la
razón? Ya ni la sabia, era difícil incluso para mi comprenderme, tal vez era la
sensación de sentirme expuesto, o tal vez la de sentirme comprendido, o la
necesidad de sacar mi tristeza que a ratos me ahogaba, yo estaba enojado con el
mundo. Cuando se tiene tal confusión en la mente y el corazón, no hay un orden,
simplemente se explota y volví a hacerlo, una vez más, frente a él.
El me
abrazo.
Uno de sus
brazos rodeo mi espalda y con su mano acaricio mi cabello. Apoye mi frente en hombro
y trate de retener el dolor, aunque no podía contener uno que otro sollozo, aun
podía contener las lágrimas, apreté las manos y cerré los ojos con fuerza. “No
debo llorar así” “El no debe sentir lástima por mi” fue exactamente lo que
pensé. Pero entonces el dijo
-
Ya déjalo ir, o te pasaras toda la vida
cargando una tristeza que no te mereces.
Sus palabras
me hicieron romper en llanto.
El me abrazo
hasta el último sollozo.
Realmente el
abrió una puerta ese día, por la que todo aquello que dolía, se fue.
Después de unas horas en sus
brazos, volví a sentir esa paz de la noche anterior. La tristeza que me había
consumido no estaba, la sensación de vacío permanente en mi pecho ahora era
reemplazada por un sentimiento de calidez, sentía mi corazón grande.
El me distrajo cuando noto que yo
ya no tenía más lagrimas por sacar. Me conto de su vida, de su familia, de su
profesión, de su música. Yo reí con sus anécdotas, el era muy culto, muy
apasionado también, lo veía en sus ojos. Su sonrisa era tímida a momentos, y
sus manos seguían sin alejarse de mí.
Le conté sobre mí, sobre mi
música, sobre mis sueños, sobre la fama… el parecía no conocer mucho de mí pero
si conocía la existencia de la banda, conocía a Tet-chan y a Ken-chan, no eran
amigos, solo colegas. El hecho de que no me reconociera como un famoso hizo sin
duda alguna que mi trasparencia hacia él fuera aun más grande, no había nada
que aparentar frente a él y eso me hacia feliz. Me daba la confianza para
mostrarme más natural. Me arrepentí de no decirle mi verdadero nombre en cuanto
me lo pregunto, pero eso era solo un detalle, ya habría momento de contar
secretos.
Al notar la sensación de
autenticidad que me brindaba estar junto a él, quise hacer y decir todas
aquellas cosas en que la fama y la mantención de una reputación me limitaban.
Quise entregarme a lo que sentía.
Si, tenía miedo de volver a
enamorarme, pero ya no quería seguir sintiéndome tan solo. Además, lo
necesitaba a él, en más sentidos de lo que creí que existían.
Al estar sentados frente a frente
él podía ver mis ojos y en una de las pruebas más grandes de conexión que he
experimentado, el supo de inmediato mis intenciones.
Y sentí que me correspondía.
Yo no podía dejar de mirar sus
labios, eran finos y me atraían lentamente. Mire a sus ojos buscando
consentimiento para besarlo, pero sus ojos también estaban observando mi boca,
sentí que el también me necesitaba, lo leí en su cuerpo, en sus manos
acercándome más a él.
Mientras nuestros rostros se
acercaban, saboreé su aliento y podía mi estomago contrayéndose poco a poco, m e
sentí temblar.
Entonces lo bese.
Jadié al primer contacto con sus
suaves labios, lo bese como nunca había besado, con delicadeza, con gratitud,
con admiración, dios. Me gustaba tanto. Y sentía que lo conocía y que él me
conocía a mí y me aceptaba. Al verdadero yo.
Sus manos recorrieron mi rostro
mientras su lengua acariciaba con ternura la mía, sus besos eran suaves y los
sonidos que producían me hacían ruborizar, nunca me habían besado con tanto
afecto.
Poco a poco nos recostamos en la cama, el
estaba sobre mí, besándome, su lengua demandando más de mi.
Me concentre en su sabor, en sus
movimientos, en la manera en que su cuerpo rozaba el mío mientras me besaba.
Mis manos perdieron la conexión con mi mente, y comencé a tocarlo, lo deseaba.
Acaricie su estomago por debajo
de su ropa, quería sentir su piel.
Mientras sentí su lengua recorrer
mi labio inferior, roce mis uñas por su estomago, el emitió un gruñido. Le
gustaba. Le gustaba lo que yo hacía, le gustaba yo.
Beso mi cuello, y mientras yo enredaba
mis dedos en su cabello él comenzó a tocarme bajo la ropa. Fue entonces cuando
quise deshacerme de toda ella, me sentía arder. Pero no quería parecer ansioso,
aunque claramente lo estaba.
Hubo un pequeño choque de dientes
que nos saco risas, definitivamente estábamos ansiosos. Las risas marcaron el
momento exacto en el que él me desprendió de toda mi ropa y sin mirarme aún
desnudo por completo, se dio el tiempo de atender cada parte de mi cuerpo.
Primero el cuello y los hombros,
mordía y besaba mientras sus dedos acariciaban mis piernas, cada vez más cerca
de lo que era una evidente erección.
Atendió mi pecho, lamiendo y
mordiendo mis pezones, también los presiono entre sus dedos e hizo suaves
círculos con su pulgar alrededor de ellos.
El placer en el que me sumergió era tanto que para cuando volví un poco
a la realidad, él ya se había quitado la ropa. Yo reí. Quería poder alejarme y
contemplarlo desnudo pero él tenía el mando y yo lo disfrutaba.
-
¿De qué te ríes? – pregunto divertido.
-
Estas sin ropa… no sé en qué momento te la
quitaste- volví a reír.
-
Tenías
los ojos cerrados. – Dijo besando mi estomago, bajando poco a poco.
Me ruborice un poco, no sé cuánto
tiempo estuve con los ojos cerrados, ni siquiera podía controlar lo que hacía o
los gemidos que se me escapaban.
-
Hyde - Me llamo desde en donde estaba, a la
altura de mi ombligo.
-
¿Sí? – Lo mire sonrojado, su sonrisa era
grande y sus ojos brillaban.
-
Eres muy hermoso. – Sentí aun más calor en
las mejillas.
-
No digas eso… me apenas.
El rió una vez mas y paso su
lengua por mi estomago, cosquillas.
Tuve pequeñas convulsiones y una
risa histérica salió de mí.
-
Lo siento. – dije tapando mi boca para evitar
reír como idiota eufórico.
-
Adorable.- dijo con voz tierna.
Se alejo un poco para observarme,
yo estaba completamente desnudo a su merced. No pude evitar cohibirme.
-
Insisto, eres hermoso. – dijo al mismo tiempo
en que tomo mi erección con sus manos y comenzó a masturbarme. Ante el primer
contacto no pude evitar sacudirme en la cama, ante el movimiento de su mano, no
pude evitar gemir fuerte.
-
Aah… - los sonidos se me escapaban.
-
Eres muy receptivo pequeño.- comenzó a rozar
la punta de mi erección con sus dedos.
-
Mm… aaah…
-
Abre las piernas para mi.- sin dudar lo hice.
Yo ya no pensaba, yo no estaba. Mi mente estaba en algún mundo diferente,
sumergida en placer.
El posiciono su rostro entre mis
piernas y comenzó a lamer mi erección, la sensación al sentir su húmeda lengua
alrededor de mi miembro, me hizo abrir por inercia aun más mis piernas.
Yo estaba perdido en las
sensaciones ya, cuando dos de sus dedos entraron en mí, dilatándome lentamente
mientras su lengua hacia de las suyas con mis testículos y mi erección.
-
Uhhhmm… Kaaaz… kun.- Sentí su sonrisa
mientras él me lamia.
La tortura continuaba y
continuaba, sus dedos cada vez entraban más profundo y su boca se movía cada
vez más rápido alrededor de mi miembro, cuando presiono sus mejillas alrededor
de mi erección, sentí el pre liquido salir…
-
Eres muy sabroso, es primera vez que saboreo a
alguien. – dijo lamiéndose los labios que brillaban con mi pre esencia.
-
Rayos, eres muy apasionado.- le dije
mirándolo a los ojos, la vergüenza se había ido, yo quería mas. Baje la mirada hasta su gran erección, mordí
mi labio disfrutando previamente de lo que prometía su cuerpo. El me miro a los
ojos durante unos momentos y con una mirada comprensiva pregunto:
-
¿Quieres hacerlo?... no ocurre nada si
quieres arrepentirte en este momento.
-
No seas tonto, muero por hacerlo en este
momento.- Respondí ansioso. - Házmelo... ya, por favor.- agregue con tono
suplicante.
En mi
interior, agradecí inmensamente que se preocupara por si yo quería hacerlo.
-
A sus órdenes… - dijo posicionándose sobre
mí, esta vez su rostro estaba a la altura del mío, iba a poder ver sus
expresiones mientras se hundía en mi y eso me hizo feliz, quería verlo
enloquecer, quería escuchar sus quejidos excitados en mi oído, quería todo el
recuerdo de esa noche para siempre en mi memoria. Mis piernas le rodearon sus
caderas y posiciono su erección entre mis piernas, cuando pude sentir rozar su
miembro entre mis piernas, el sello el momento con una confesión.
-
Me gustas Hyde y mucho. – Dijo al momento en
que se hundía en mí.
-
Ahhhh… - hundí mis uñas en su espalda, sabía
que tenía que responder a sus palabras, quería hacerlo, pero él estaba dentro
de mí y ya no podía concentrarme en nada que no fuera aquello.
Cuando entro más profundo, mi
espalda se arqueo, sus movimientos lentos y considerados eran deliciosos.
-
Hyde – Jadeo. – ¿Estás bien?
-
Si… mm... muévete con libertad, hazme tuyo.-
Yo quería más. Yo quise más desde que su lengua toco la mía al primer contacto,
lo deseaba.
-
Hyde… mm…- Susurro como respuesta a mis
palabras.
Mantuvo los
movimientos lentos pero constantes, yo levante mis brazos en una señal de
descontrol total, ya no sabía que hacía. El mordió mis pezones en ese momento.
Su lengua saboreaba por aquí y por allá.
-
Ah! Kaz… mmmm…. – Comenzó a moverse más
rápido, mis piernas se abrieron aun mas, recibiéndole cada vez más adentro, mi
erección era rozada por nuestros estómagos, y era sumamente estimulada mientras
él me embestía.
El hundió su
rostro en mi cuello mientras se movía rápidamente, yo comencé a temblar.
-
Hyde… Hyde… Hyde...- susurro en mi cuello, yo
estaba en el cielo.
-
Ah... mm... más rápido Kaz… más rápido…
Comencé a sentir el sudor salir
por montones mientras Kaz se movía más rápido, mi estomago sudaba, mi pecho, mi
cuello, mis piernas, todo era demasiado húmedo, Kaz besaba mi cuello y yo
sentía su frente sudada cerca de mi rostro, podía sentir el exquisito olor de
su sudor.
-
Hyde… eres exquisito...- murmuro. Otra vez,
telepatía compartida.
-
Kaz. Kaz. Kaz. – Decía a medida que él se
movía, quería decirle lo mucho que me gustaba, pero si no lograba articular una
oración completa en mi mente menos lograría decir algo coherente - ¡Dios! ¡Kaz!
En ese momento algo toco en mi,
sentí como una parte de mi palpitaba y no era la usual. Si había estado perdido
hasta ese instante, lo que sentí a continuación fue muchísimas más extremo,
todo en lo que podía pensar era en esa parte de mi cuerpo que él estaba
embistiendo, quería abrir aun mas las piernas, pero no podía. El calor subía y
subía…
-
Oh, mierda Kaz!- grite, completamente perdido
en el éxtasis que se aproximaba. El noto que había tocado la parte más sensible
de mi cuerpo. No se alejo de ese punto, al contrario, embistió más fuerte. Sus
jadeos se hicieron más sonoros, levanto su cuerpo un poco y nos miramos a los
ojos, yo apenas podía mantenerlos abiertos, pero no quería perder detalle de
sus expresiones.
Vi los
músculos de sus brazos sudados, su pecho… él era hermoso. El me poseía.
Comencé a moverme frenéticamente
junto con él, yo solo respondía a sus estímulos, yo solo quería más y más.
Entonces el lamio sus dedos y los posiciono en la punta de mi erección,
haciendo círculos y friccionando con una leve presión que me hizo tocar una vez
más el cielo.
Fue entonces cuando sentí la
explosión desde la parte trasera de mi cuerpo recorrerme por completo, el
sonido que salió de mi boca en ese momento, fue un verdadero balbuceo. Algo de
lo que me avergonzaría más tarde, quizás.
Mi cuerpo no respondía, yo
temblaba por completo, mis piernas, mis brazos, mi espalda, todo en mi
convulsionaba y Kaz aun atendía mi erección, era demasiado para mi, Kaz seguía
envistiendo, Kaz seguía tocando, Kaz seguía besando y mordiendo y chupando.
Y el segundo orgasmo llego. Otra
vez, desde la misma zona.
-
Ahah… diooooooooos.- Mis piernas cayeron
víctimas del cansancio, Kaz se sentó en la cama de rodillas embistiéndome,
posiciono una de mis piernas en su hombro y la otra la mantuvo a la altura de
su cadera, con la mano libre masturbo mi erección, que se sentía a punto de
explotar también, entonces el comenzó a mover su mano más rápido y solo fue
cuestión de segundos para que mi liquido blanco se dejara ver entre sus manos.
-
Kaaaaaaz… Mmm…
-
Hyde. Ah! Aaaah…. - Entonces él llego a su orgasmo con los ojos
cerrados, y su boca abierta, vi temblar su labio, sentí temblar su cuerpo al
igual que el mío, sentí su liquido caliente dentro de mi resbalar por mi
trasero, Kaz dio una última embestida y retiro suavemente mi pierna de su
hombro, no antes sin besar tiernamente mi pie.
Entonces
saco su miembro húmedo de mi interior con lentitud.
-
Auuh…- sentí dolor. Un dolor agradable. Una
pequeña picazón y un vació.
-
¿Duele?- Dijo en un jadeo, ambos estábamos
aun con la respiración entrecortada.
-
Está bien… mmh... Esta muy bien.- Dije
mirándolo insinuante, el soltó una carcajada y se recostó a mi lado, esta vez
el posiciono su cabeza en mi pecho.
-
Tu corazón quiere salir de tu pecho Hyde.- Yo
también lo sentía así. Me miro dulcemente.
– Eres adorable, ¿te lo dije verdad? – Más calor en las mejillas.
-
Gra...gracias… - el abrió sus ojos de
impresión.
-
¿Aun te sonrojas? ¿Incluso después de hacer
el amor de la manera en que lo hicimos? – Su sonrisa me gustaba, su tono al
preguntar me gustaba. Su miraba me encantaba.
-
¿No te gusta? No lo puedo evitar…
-
Me gusta. Solo me sorprende, pero me gusta mi
Hyde, me gustas.
“Mi Hyde” “Me gustas”… Creí que lloraría, estaba muy
feliz, me sentía correspondido. Había llegado el momento de responder.
-
Tu también me gustas Kaz-kun… yo… es primera
vez que hago el amor así… gracias… por todo, por ayer, por hoy… por los
detalles, me gustas. ¿Lo dije verdad? – Me sentí nervioso, como un chiquillo
frente a su primer amor.
El me miro sonriendo, y se acerco
para darme un casto beso. Luego se alejo un poco para continuar mirándome a los
ojos, yo lo observaba embobado. El se percato de que mis manos aun temblaban a
causa del orgasmo, tomo mi mano derecha, la acerco a su rostro y comenzó a
besar muy suavemente las yemas de mis dedos, mirándome en todo momento a los
ojos, yo lo miraba sorprendido. Nunca vi a alguien hacer eso.
Luego se acerco y beso la punta
de mi nariz.
-
Eres muy fácil de querer… dime algo – Me
pregunto dudando.
-
Lo que quieras.- Respondí de inmediato.
-
¿Puedo enamorarme de ti? Es decir… me gustas,
y se me haría muy fácil enamorarme, pero quiero tu consentimiento, quiero saber
si hay alguien más en tu vida, quiero saber si puedes tú enamorarte de mí. – Su
tono era serio.
Yo entendí
muy bien a lo que se refería.
Y no, no
había nadie en mi vida sentimental desde hace mucho, encuentros físicos, si,
cuando me daba la gana, pero no existía nada más. Mi sentimiento de soledad no
me lo había permitido, sentimiento que el espanto con sus detalles.
De pronto
sentí que me hacia bien, que él era sano para mí.
Quise serlo
para él, quería estar con él, en ese momento ya lo sabía, el era una persona
diferente, el me hacia feliz. Y a penas le conocía.
-
Ya has visto lo peor de mi, si aun quieres
enamorarte de mi así, si aun así me permites a mi amarte, me harías muy feliz
Kaz-kun…- dije en un tono muy tímido pero muy seguro de mis palabras. El
sonrió, el parecía ser feliz con mis palabras, entonces realmente le creí. Yo
le gustaba y el estaba feliz, sus ojos brillaban, el se había encariñado
conmigo tanto como yo con él en estos dos días.
-
Aun tenemos que conocernos - Dijo
complementando inconscientemente de mis pensamientos.
-
Mm.. creo que tenemos toda una vida para eso,
¿no?- Le sonreí.
El asintió como respuesta un poco
ruborizado por la situación, entonces nos recostamos de lado, frente a frente,
tapamos con una colcha nuestros cuerpos desnudos y con nuestros rostros
sumamente cerca comenzamos a conocer nuestras historias, a ratos nos besábamos,
a ratos nos tocábamos, sus roces me hacían temblar, sus miradas derretían mi
corazón. Yo le miraba con cariño.
Le quería. Solo dios sabe cuánto ya le quería
en ese momento.