Al llegar abrí la puerta de nuestro departamento, todas las luces estaban
apagadas, eran las 2 de la mañana y considerando lo sucedido, dudaba que él
estuviera dormido.
En la oscuridad me dirigí a la cocina y bebí un poco de agua. Aun me sentía
nervioso, aun no asumía que ya todo había acabado.
Había sido una noche de locos.
Fui al baño antes de atreverme a ver si él estaba dormido en la habitación.
Me sentía infiel.
Me sentía sucio.
Me sentía un idiota.
Necesitaba de él, necesitaba que él me besara, que él me recordara que mi
corazón le pertenecía tanto como mi cuerpo.
Tomé una ducha para relajarme, y lavé casi con violencia mi piel quitando
los rostros de la saliva de Gackt. Luego lavé mis dientes durante muchos
minutos, hasta sentir mi boca dormida.
Me observé frente al espejo.
“Todo está bien” me dije con una sonrisa, ya no había que preocuparse de
nada. Poco a poco la tensión me abandonaba.
Salí de la ducha y con la bata puesta me dirigí a la habitación en
silencio, tal vez él estaría dormido.
Al entrar en la habitación vi la silueta de Sakura sentada en la cama, a
los pies de ésta. Su cabeza observando el suelo, sus hombros parecían llevar un
gran peso sobre ellos.
Mi Sakura… debía estar preocupado.
Caminé despacio hacia él, me sentí invadido por una gran tranquilidad al
tenerlo por fin cerca de mí.
Era difícil nuestra relación, siempre debíamos aparentar distancia, ni
siquiera amistad, prácticamente solo éramos conocidos para el resto, pero en
estos momentos, en las noches, en los minutos en que podíamos respirar uno
junto al otro, solo allí éramos nosotros mismos, transparentes, reales, amigos,
amigos que se pertenecían.
Cuando estuve frente a él lo abrace, mientras él estaba sentado y yo de
pie. Su cabeza se refugió en mi estomago y sus brazos me envolvieron buscando
algo de mi calor.
Acaricié su cabello, mientras sentía sus manos aferrarse con fuerza a mi
bata. Me necesitaba, tanto como yo a él.
-
Lo siento…- susurró aun escondiendo el rostro en mi estomago.
-
¿Por qué? – le pregunté en tono dulce, sabía su respuesta, pero siempre
prefería dejarlo explicarse, a veces me sorprendía.
-
Por ser impulsivo, pensé… pensé que no volverías… - sentí sus hombros
temblar un poco, tal vez sintió un escalofrió. Eso sólo me dejaba en claro como
se sentía. – Pensé que estabas enfadado porque me entrometí y no volverías aquí
esta noche o tal vez jamás… pensé… pensé que no ibas a querer saber nada más de
mí por involucrarte en escándalos nuevamente… por poner en juego tu trabajo,
por arriesgar tu reputación, por crearte problemas siempre, por…- poco a poco
su voz se apagaba, sonaba tan lleno de dolor que sentí mi corazón angustiarse…
Sakura siempre sentía culpa por todo lo pasado.
-
Shhh… está bien… está todo bien Ya-chan, estoy aquí y no me iré, nada
volverá a suceder como aquella vez, me quedaré contigo pase lo que pase… - Alejé
su rostro de mí y limpie un par de lagrimas de su húmedo rostro, había muy poca
luz, pero aquello sólo hacía más reconfortante el momento. Más perfecto.
-
¿Por qué te tardaste tanto? Han sido horas largas…- Me reprochó mientras
frotaba sus ojos con sus manos.
-
Estaba arreglando un par de asuntos… - le susurré en el oído, luego me
aproximé a sus labios y lo besé mirándolo a los ojos.
Un beso lento, suave, sentí su lengua algo tímida, se
sentía siempre así luego de llorar.
Él cerró los ojos disfrutando de nuestro beso y yo tomé
su rostro entre mis manos para profundizarlo, insistí más con mi lengua,
buscando más de él y más de mí en aquel beso.
Nos separamos lentamente, el corto con su dedo un hilo de
saliva que nos unió y yo me reí despacio. Siempre sucedía eso, éramos un par de
babosos.
-
Estaba asustado…- me dijo aliviado mirándome a los ojos. Le sonreí para
indicarle nuevamente que todo estaba bien.
Me subí sobre él, sentándome de frente sobre su cuerpo ya
sentado en la cama, mis piernas le rodearon y abracé su cuello con mis brazos,
besé la punta de su nariz aun húmeda por las lágrimas.
-
¿Qué pasará mañana? – preguntó serio, disfrutando del tacto de nuestras
narices. Sentí su aliento, su olor, todo de él me reconfortaba.
-
Ya no te preocupes por nada, todo está bajo control.- le sonreí tiernamente
buscando tranquilizarlo, pero sus ojos estaban curiosos, por lo que decidí
contarle lo necesario.- J se encargará de todo, ya arreglamos lo necesario,
descuida… nada sucederá y si sucede hasta Gackt lo negará… descuida Ya-chan,
descuida…- le repetí al observar su rostro preocupado.
-
No vuelvas a acercarte a ese tipo… - dijo algo molesto, mientras sus manos
me acariciaban bajo la bata. – No quiero que nadie te fuerce a nada… nunca.
-
Lo sé…- le susurré feliz.
Aquellas palabras eran tan de él, siempre cuidándome, siempre
consintiéndome.
Nos sonreímos mirándonos a los ojos y con aquella conexión que nunca se
desvanecía ambos cerramos los ojos al mismo tiempo y nos besamos, ésta vez el
beso pedía más y las manos de Sakura no dejaban de tocar mis piernas bajo la
bata.
Me excitaba él, su olor, su tacto, la textura de sus labios, la humedad de
su lengua, su voz, sus palabras, sus
jadeos, sus movimientos. Sakura era sagrado para mí, el único con quien podía
sentir amor y deseo a niveles equilibrados.
Quitó mi bata y la dejó caer por mis hombros.
-
Eres más sexy que cualquier mujer…- susurró antes de morder su labio
inferior.
-
Espero que eso haga que no vuelvas a recurrir a ellas… - le dije celoso
mientras empujaba su cuerpo para que se recostara en la cama. El sólo reía… ya
aliviado, todo había pasado, toda la tensión desaparecía de su cuerpo como del
mío. Sólo nos quedaba disfrutar de nuestra entrega.
El se quitó los zapatos mientras yo desabrochaba su pantalón, luego quitó
su playera mientras yo bajaba toda la ropa de la parte inferior de su cuerpo. Y
lo observé cuando lo tuve desnudo por completo frente a mí. Nadie sabía lo
mucho que yo adoraba cada parte de él y cada centímetro de su piel. Mi Sakura.
Tomé con mi mano derecha su recién presente erección y con la punta de los
dedos acaricie la punta de ella… observé la boca de Sakura abrirse mientras sus
ojos se cerraban para disfrutar del placer.
Me llevé la punta de la erección de Sakura a la boca y le masturbé con mi
mano de arriba hacia abajo, mientras lamía y disfrutaba de la textura junto al
sonido de la respiración agitada de la persona a quien más amaba. Luego metí su
erección en mi boca por completo, y apretando mis mejillas simulé embestidas,
quería hacerlo disfrutar, quitarle toda la preocupación, dejar que se perdiera
en el placer que yo le pudiera dar.
Pretendía continuar con mi tarea, pero Sakura tomó mi cabello y me llevó
hasta su boca para besarme y acomodar mi cuerpo sobre él con sus manos.
Ambos estábamos sentados, yo sobre él, el brillo en su mirada me transmitía
sentimientos tan grandes como el deseo que nos inundaba a ambos, yo me moví
sobre él, acomodando la erección para que entrará en mi, y observando sus ojos,
baje mi cuerpo, dándole la bienvenida a una noche más de sexo, amor y entrega.
A la mañana siguiente, desperté por la gran luz que entraba en la
habitación, habíamos olvidado cerrar las ventanas.
Me estiré buscando despertarme del todo, y sentí cosquillas en mi oído,
provenientes de la respiración suave que salía de Sakura. Su cabeza apoyada en
la mía, su cuerpo abrazando el mío, envolviéndome, protegiéndome incluso al
dormir.
Me moví con cuidado para no despertarle y observé su rostro algo sonrojado
por el calor del día, su cabello largo revuelto ahora en la almohada, su boca
entre abierta, sus ojos cansados e hinchados… siempre se veía hermoso.
Volví a sonreír sintiéndome feliz.
Tomé el celular que estaba en la mesita junto a la cama y aunque quería
solamente ver la hora me distraje en la pantalla con un aviso de mensaje de
texto perteneciente a Gackt. De inmediato lo abrí.
“Trato hecho, cumpliré
con mis promesas.”
Sólo aquello había respondido, el tonto se había convencido de que habíamos
pasado la noche juntos. Aquello me hizo aun más feliz.
Todo había salido bien, ambos estábamos seguros, todo continuaría de la
misma forma, podíamos pretender ser otros a los ojos de quienes fuera, pero
frente a los nuestros siempre seríamos auténticos.
Observé la hora, aun podía dormir un poco más.
Me envolví en las sabanas y abrazando el cuerpo de Sakura me dejé ir en
sueños que nunca serían más preciados para mí, que la realidad de tenerlo a él
junto a mí.
Fin.