sábado, 11 de febrero de 2017

Capítulo 3: Él


Al llegar abrí la puerta de nuestro departamento, todas las luces estaban apagadas, eran las 2 de la mañana y considerando lo sucedido, dudaba que él estuviera dormido.

En la oscuridad me dirigí a la cocina y bebí un poco de agua. Aun me sentía nervioso, aun no asumía que ya todo había acabado.

Había sido una noche de locos.

Fui al baño antes de atreverme a ver si él estaba dormido en la habitación.

Me sentía infiel.

Me sentía sucio.

Me sentía un idiota.

Necesitaba de él, necesitaba que él me besara, que él me recordara que mi corazón le pertenecía tanto como mi cuerpo.

Tomé una ducha para relajarme, y lavé casi con violencia mi piel quitando los rostros de la saliva de Gackt. Luego lavé mis dientes durante muchos minutos, hasta sentir mi boca dormida.

Me observé frente al espejo.

“Todo está bien” me dije con una sonrisa, ya no había que preocuparse de nada. Poco a poco la tensión me abandonaba.

Salí de la ducha y con la bata puesta me dirigí a la habitación en silencio, tal vez él estaría dormido.

Al entrar en la habitación vi la silueta de Sakura sentada en la cama, a los pies de ésta. Su cabeza observando el suelo, sus hombros parecían llevar un gran peso sobre ellos.

Mi Sakura… debía estar preocupado.

Caminé despacio hacia él, me sentí invadido por una gran tranquilidad al tenerlo por fin cerca de mí.

Era difícil nuestra relación, siempre debíamos aparentar distancia, ni siquiera amistad, prácticamente solo éramos conocidos para el resto, pero en estos momentos, en las noches, en los minutos en que podíamos respirar uno junto al otro, solo allí éramos nosotros mismos, transparentes, reales, amigos, amigos que se pertenecían.

Cuando estuve frente a él lo abrace, mientras él estaba sentado y yo de pie. Su cabeza se refugió en mi estomago y sus brazos me envolvieron buscando algo de mi calor.

Acaricié su cabello, mientras sentía sus manos aferrarse con fuerza a mi bata. Me necesitaba, tanto como yo a él.

-         Lo siento…- susurró aun escondiendo el rostro en mi estomago. 

-         ¿Por qué? – le pregunté en tono dulce, sabía su respuesta, pero siempre prefería dejarlo explicarse, a veces me sorprendía.

-         Por ser impulsivo, pensé… pensé que no volverías… - sentí sus hombros temblar un poco, tal vez sintió un escalofrió. Eso sólo me dejaba en claro como se sentía. – Pensé que estabas enfadado porque me entrometí y no volverías aquí esta noche o tal vez jamás… pensé… pensé que no ibas a querer saber nada más de mí por involucrarte en escándalos nuevamente… por poner en juego tu trabajo, por arriesgar tu reputación, por crearte problemas siempre, por…- poco a poco su voz se apagaba, sonaba tan lleno de dolor que sentí mi corazón angustiarse… Sakura siempre sentía culpa por todo lo pasado.

-         Shhh… está bien… está todo bien Ya-chan, estoy aquí y no me iré, nada volverá a suceder como aquella vez, me quedaré contigo pase lo que pase… - Alejé su rostro de mí y limpie un par de lagrimas de su húmedo rostro, había muy poca luz, pero aquello sólo hacía más reconfortante el momento. Más perfecto.

-         ¿Por qué te tardaste tanto? Han sido horas largas…- Me reprochó mientras frotaba sus ojos con sus manos.

-         Estaba arreglando un par de asuntos… - le susurré en el oído, luego me aproximé a sus labios y lo besé mirándolo a los ojos.

Un beso lento, suave, sentí su lengua algo tímida, se sentía siempre así luego de llorar.

Él cerró los ojos disfrutando de nuestro beso y yo tomé su rostro entre mis manos para profundizarlo, insistí más con mi lengua, buscando más de él y más de mí en aquel beso.

Nos separamos lentamente, el corto con su dedo un hilo de saliva que nos unió y yo me reí despacio. Siempre sucedía eso, éramos un par de babosos.

-         Estaba asustado…- me dijo aliviado mirándome a los ojos. Le sonreí para indicarle nuevamente que todo estaba bien.

Me subí sobre él, sentándome de frente sobre su cuerpo ya sentado en la cama, mis piernas le rodearon y abracé su cuello con mis brazos, besé la punta de su nariz aun húmeda por las lágrimas.

-         ¿Qué pasará mañana? – preguntó serio, disfrutando del tacto de nuestras narices. Sentí su aliento, su olor, todo de él me reconfortaba.

-         Ya no te preocupes por nada, todo está bajo control.- le sonreí tiernamente buscando tranquilizarlo, pero sus ojos estaban curiosos, por lo que decidí contarle lo necesario.- J se encargará de todo, ya arreglamos lo necesario, descuida… nada sucederá y si sucede hasta Gackt lo negará… descuida Ya-chan, descuida…- le repetí al observar su rostro preocupado.

-         No vuelvas a acercarte a ese tipo… - dijo algo molesto, mientras sus manos me acariciaban bajo la bata. – No quiero que nadie te fuerce a nada… nunca.

-         Lo sé…- le susurré feliz. 

Aquellas palabras eran tan de él, siempre cuidándome, siempre consintiéndome.

Nos sonreímos mirándonos a los ojos y con aquella conexión que nunca se desvanecía ambos cerramos los ojos al mismo tiempo y nos besamos, ésta vez el beso pedía más y las manos de Sakura no dejaban de tocar mis piernas bajo la bata.

Me excitaba él, su olor, su tacto, la textura de sus labios, la humedad de su lengua, su voz,  sus palabras, sus jadeos, sus movimientos. Sakura era sagrado para mí, el único con quien podía sentir amor y deseo a niveles equilibrados.

Quitó mi bata y la dejó caer por mis hombros.

-         Eres más sexy que cualquier mujer…- susurró antes de morder su labio inferior.

-         Espero que eso haga que no vuelvas a recurrir a ellas… - le dije celoso mientras empujaba su cuerpo para que se recostara en la cama. El sólo reía… ya aliviado, todo había pasado, toda la tensión desaparecía de su cuerpo como del mío. Sólo nos quedaba disfrutar de nuestra entrega.

El se quitó los zapatos mientras yo desabrochaba su pantalón, luego quitó su playera mientras yo bajaba toda la ropa de la parte inferior de su cuerpo. Y lo observé cuando lo tuve desnudo por completo frente a mí. Nadie sabía lo mucho que yo adoraba cada parte de él y cada centímetro de su piel. Mi Sakura.

Tomé con mi mano derecha su recién presente erección y con la punta de los dedos acaricie la punta de ella… observé la boca de Sakura abrirse mientras sus ojos se cerraban para disfrutar del placer.

Me llevé la punta de la erección de Sakura a la boca y le masturbé con mi mano de arriba hacia abajo, mientras lamía y disfrutaba de la textura junto al sonido de la respiración agitada de la persona a quien más amaba. Luego metí su erección en mi boca por completo, y apretando mis mejillas simulé embestidas, quería hacerlo disfrutar, quitarle toda la preocupación, dejar que se perdiera en el placer que yo le pudiera dar.

Pretendía continuar con mi tarea, pero Sakura tomó mi cabello y me llevó hasta su boca para besarme y acomodar mi cuerpo sobre él con sus manos.

Ambos estábamos sentados, yo sobre él, el brillo en su mirada me transmitía sentimientos tan grandes como el deseo que nos inundaba a ambos, yo me moví sobre él, acomodando la erección para que entrará en mi, y observando sus ojos, baje mi cuerpo, dándole la bienvenida a una noche más de sexo, amor y entrega.




A la mañana siguiente, desperté por la gran luz que entraba en la habitación, habíamos olvidado cerrar las ventanas.

Me estiré buscando despertarme del todo, y sentí cosquillas en mi oído, provenientes de la respiración suave que salía de Sakura. Su cabeza apoyada en la mía, su cuerpo abrazando el mío, envolviéndome, protegiéndome incluso al dormir.

Me moví con cuidado para no despertarle y observé su rostro algo sonrojado por el calor del día, su cabello largo revuelto ahora en la almohada, su boca entre abierta, sus ojos cansados e hinchados… siempre se veía hermoso.

Volví a sonreír sintiéndome feliz.

Tomé el celular que estaba en la mesita junto a la cama y aunque quería solamente ver la hora me distraje en la pantalla con un aviso de mensaje de texto perteneciente a Gackt. De inmediato lo abrí.


“Trato hecho, cumpliré con mis promesas.”


Sólo aquello había respondido, el tonto se había convencido de que habíamos pasado la noche juntos. Aquello me hizo aun más feliz.

Todo había salido bien, ambos estábamos seguros, todo continuaría de la misma forma, podíamos pretender ser otros a los ojos de quienes fuera, pero frente a los nuestros siempre seríamos auténticos.

Observé la hora, aun podía dormir un poco más.

Me envolví en las sabanas y abrazando el cuerpo de Sakura me dejé ir en sueños que nunca serían más preciados para mí, que la realidad de tenerlo a él junto a mí.







Fin.