La tarde avanzó demasiado rápido para todo lo que
debíamos hacer. Nos separamos en grupos de 10 y dentro de cada grupo
conversamos la idea y definimos un sonido. Hicimos más divisiones y en par
dejamos nacer alguna melodía, la que nos pareciera más real sin desajustar el
mensaje original de la melodía sin su letra; se quedaba, el resto se desechaba.
De a ratos nos levantábamos a servirnos café y otros a
comer, en unas cuantas ocasiones debí salir por aire o un poco de silencio para
que mi cabeza pudiera pensar.
Antes de que lo notara, eran las 3 de la mañana.
- Dios…
necesito aire.- Dijo uno de los chicos de Lynch, Asanao parecía ser el más
agotado. Aproveché de salir con él a fumar otro cigarro. – Sabía que hacer esto
sería un desafío, pero no creí que sería uno con respecto a la tolerancia y no
al talento.
- Todos
confían en su talento aquí. – traté de justificar la actitud que varios habían
tomado en las discusiones por la composición.
- Pero
hay formas de decir las cosas, quiero decir, no veo la necesidad de
desacreditar el esfuerzo de los otros… En fin, parece que somos el grupo más
lento.
- ¿Sí?
No me he fijado en los trabajos de los otros.
- Uno
de los grupos ya está formando la base de percusión de la tercera canción,
mientras que el otro está trabajando con los arreglos finales de la segunda.
- Vaya…
y nosotros aún no nos decidimos por el coro de la primera.
- Exacto.
Sakura, eres muy agradable, me recompone saber que al menos hay alguien
en mi grupo con quien puedo platicar.
- Cuando
quieras.
El chico me sonrió volviendo a entrar a la casa, la
noche estaba demasiado fría para mantener una conversación extendida al aire
libre. Cuando estuve por seguirle el paso, unos brazos me rodearon primero.
En mi mente, en alguna parte de mi mente, mi cuerpo se
emocionó ante la posibilidad de que fuera él quien se acercara. Ese impulso me
llevo a colocar mi mano sobre la suya, que permanecía en mi estomago mientras
me abrazaba desde la espalda, pero luego algo me pareció extraño. Él jamás se
arriesgaría a que nos descubrieran juntos. Jamás, menos frente a tantos ojos
pertenecientes a la farándula nacional.
- ¿Te
acomoda la oscuridad? – Dijo la voz de Tazawa en un intento de parecer suave,
dulce y coqueto.
- Oye…
¿Qué rayos haces abrazándome?- cuestioné de forma tranquila alejándolo de mi
poco a poco. No quería ser brusco con él, Tazawa era una persona demasiado
sensible.
- Lo
mismo que tú acariciándome.- camino un poco a mí alrededor y se puso en frente
de mí con una sonrisa que me pareció sincera, por primera vez.
- No
es eso, te confundí.- respondí sin pensar.
- ¿Me
confundiste? ¿Con quién? – Mierda.
- Con
mi hermana.- En mi mente me reí de mí mismo por la semejante idiotez que diría
a continuación.
- ¿Eh?
- Estaba
pensando en ella, imaginando lo que haría si le contará algo que sucedió hace
años en mi familia y fue entonces cuando sentí el abrazo demasiado real y note
que eras tú.- Me observó dudoso.
- ¿Tienes
muchos problemas familiares Sakura?- preguntó interesado. Pero dio un par
de pasos hacía mí, demasiado cerca.
- No…
mantengo distancia con mi familia, pero no demasiada, lo necesario para
mantener una relación saludable supongo.
- Ya
veo… mantienes esa lejanía con todos entonces… - Tazawa suspiró y me observó.
Sentí su mirada extraña, enternecida por algo, tal vez… ¿Por mí? – Siempre he
intentado ser tu amigo, pero parece que te molesta que tus amigos sean tus
compañeros de trabajo también. ¿Por qué? ¿Tanto daño te hizo alejarte de L’arc
en Ciel?
- ¿Qué?
No, claro que no, además nosotros sí somos cercanos Tazawa… no veo de que te
quejas, prácticamente convivimos juntos muchas veces, como esta. – Intenté
escapar. Odiaba tener conversaciones para aliviar las inseguridades de los
demás, y tras un par de años junto a Tazawa, sabía que no importaba el esfuerzo
que pusiera en ellas, nunca dejaban de aparecer.
- Pero
convivir no es precisamente tener una vida cerca de alguien, si bien… estas
cerca de mi físicamente, tus emociones no comparten conmigo. - Su boca hizo un
puchero.
- Oye,
¿Qué esperas que te diga? – le dije sonriendo con toda la comprensión y cariño
del que fui capaz en mi tono.
- Que
me quieres… - susurró despacio, casi inaudible.
- Claro
que lo hago, la banda es como una familia para mí. – continúo mostrándose
inquieto y pareció tener desagrado con mi respuesta. ¿Qué rayos le sucedía? En
los últimos meses cada vez que nos quedábamos solos teníamos este tipo de
charlas, y aunque evitaba fugarme o hacerle sentir mal, nunca comprendía a qué
quería llegar.
- Yo…-
observó el piso y lo miré intrigado.
- ¡Yasunori!
¿Puedes venir? – Gritó Keiichi desde la puerta.- Necesito que me ayudes con
algo por favor.
- Claro.-
Corrí dentro. No volteé a mirar a Tazawa, pero esperaba que él no se
sintiera mal con ello. A veces era demasiado delicado. - ¿Qué sucede?
- Necesito
que trabajemos juntos en esto, a ti se te da mejor que yo y esta canción la
manejas.- Me entregó las notas en pentagramas de la versión original y de lo
que él estaba planeando hacer con las nuevas. Nos sentamos juntos y observé las
hojas, los tonos sonaron en mi cabeza mientras las leía, y no sonaba mal.
No había notado la hora nuevamente hasta que la luz
comenzó a entrar por las ventanas. Casi todos dormían en los sofás menos un
pequeño grupo que parecía más entusiasmado, entre ellos estaba yo. A
medida que avanzábamos en la composición de percusiones me comencé a mostrar
más interesado, ya que lo que estaba tomando forma me impresionaba a mí mismo,
tan alejado a mi expectativa y tan preciso con lo que necesitaba escuchar, de
alguna manera los sonidos lograron encajar antes de que yo me propusiera dar
por terminada la etapa del nacimiento inicial.
Sin mayores esfuerzos llegué a entenderme con los
otros músicos, que tras un par de horas sumergidos en las melodías de una banda
que les gustaba, comenzaron a soltar los amarres de la fama y a mostrarse más
trasparentes, interesados, comprometidos y creativos. Compusimos la mayoría de
las melodías en la primera noche.
Cuando me levanté de mi asiento frente al teclado me
sentí algo mareado, definitivamente fatigado y muy somnoliento. Escuché a lo
lejos la voz ronca de Hyde ensayando a diferentes tonos en algún lugar.
Él también estaba despierto.
Seguí el sonido a tientas, mis ojos veían borroso;
“Necesitas dormir”, me dije regañándome a mí mismo. Me arrastré hacia la
habitación y me arrojé a la cama. Ni siquiera me quite la ropa, cerré los ojos
pesadamente y me fui.
Todo estaba oscuro y tranquilo cuando pequeños ruidos
comenzaron a perturbar mi sueño, eran murmullos acompañados de uno que otro
ronquido. Me esforcé en despertar lo suficiente como para escuchar, entonces
recordé en donde estaba.
Alguien suavemente desabrochaba las agujetas de
mis tenis y luego los quitaba masajeando un poco mi pie antes de cubrirlo con
una manta. Conocía ese tacto. Pero entonces sentí un movimiento brusco en la
cama.
- ¿Qué
haces aquí? ¡Fuera! Yo puedo hacer eso, tú no invadas nuestra privacidad.- La voz
de Tazawa- No eres parte de la banda, ¡Sal de aquí!
- No
me toques. – respondió a la defensiva la voz de Hyde. Entonces reaccioné e hice
un esfuerzo monumental por patear mi enorme cansancio y buscar mis ojos en la
inconsciencia.
- Tú
no lo toques a él, Sakura es parte de mi banda, no de la tuya y yo cuido a mi
banda, no como tú.
En cuanto abrí los ojos vi a Tazawa en frente de Hyde
sosteniéndole ambas muñecas, ambos mirándose fijamente a los ojos.
- Haz
las rabietas que quieras, pero no te hagas ni por un segundo la idea de que
tienes algún derecho sobre Sakura.- Vi la furia en los ojos de Hyde, supe que
debía reaccionar. Me levanté de la cama dispuesto a separarlos, pero en la
prisa me golpeé la cabeza con la cama de arriba. Ambos me miraron.
- Ya
basta los dos.- les dije mientras me sujetaba la cabeza con dolor.
- Sakura…
¿Estás bien? – Tazawa se acercó y colocó sus manos sobre las mías. Vi de reojo
la reacción de Hide; su boca estaba entreabierta por la impresión y sus cejas
marcaron un gesto preocupado. “¿Qué rayos piensas?”, le pregunté con la mirada,
pero el pestañó un par de veces más, se volteó y se fue. Lo miré caminar hasta
la puerta ignorando las preguntas impacientes que me hacía Tazawa.- ¿Sakura
sientes aturdimiento? No hay sangre… bien, iré por hielo, quédate aquí.
- No
te preocupes, no es nada.
- ¡Que
me esperes, iré por hielo!- se puso de pie rápido y salió de la habitación.
Escuche un quejido provenir de la cama del esclavo.
- ¿Qué
rayos sucedió? ¿Por qué tanto grito? – Preguntó adormilado Ikuo.
- No
es nada, vuelve a dormir… solo me golpeé la cabeza y Tazawa está exagerando.-
No obtuve respuesta más que un ronquido luego de un minuto. Observé al resto de
mi banda, todos descansaban a excepción de una cabeza rubia que se asomó desde
la cama de arriba.
- Espero
por tu bien que estés sangrando y tengas una excusa para disculparte con esos
ojos.- La voz de Yuki me asustó en un primer momento, entonces lo vi pensativo.
Se refería a Hide.
- No
me disculparé por lo que sea que haya pensado.- Yuki suspiró al oír mi
respuesta.
- Qué
situación más extraña… pero deberías disculparte, hasta yo lo haría por esos
ojos.
- Que
romántico Yuki. – me recosté aún con la mano en la cabeza donde me había
golpeado.
- ¿Viste
sus ojos?
- Ya
cállate.- Los había visto. Sabía qué debía estar pensando Hide ahora y me
preocupé. Habíamos discutido sobre “buscar otras opciones” en muchas ocasiones,
siempre por su enorme inseguridad de que lo dejaría si no podía buscar
desahogos mientras él no estuviera conmigo… Sabía que aquello sería en lo que
estaría pensando en este momento.
Tazawa entró en la
habitación con una bolsa de hielo en sus manos y de inmediato se sentó en la
cama junto a mí. Escuché a Yuki acomodarse para seguir durmiendo. Él jamás me
comentaría algo sobre Hide frente a los demás.
- Ya
déjalo así Tazawa…
- No,
déjame cuidar de ti.
- Ey,
no soy una chica, dormiré con el hielo y eso será todo, no te preocupes demás.-
Me miró indignado e hizo un gesto de exasperación. Se subió enfadado a su cama.
¿Por qué rayos siempre se comportaba así conmigo? Extremadamente sensible.
- Ya
duérmanse y dejen de hacer ruido idiotas.- dijo un esclavo zombi desde su cama.
Me recosté con el
hielo en la cabeza pero no pude volver a dormir, mi mente estaba alerta y
sentía que debía ir por Hyde, pero este no era el mejor lugar para tener una de
aquellas discusiones. Temía que ignorarlo tampoco fuese una buena idea.
Comencé a pensar en
la última de las veces en que habíamos discutido aquel tema… los recuerdos de
sus palabras me martillaban la consciencia. Nunca olvidaría sus ojos cuando me
suplicó buscar alternativas por el bien de nuestra relación.
- No
me lo dices en serio ¿cierto? ¿¡Cierto!? – Le grité. Él me había observado con
aquellos ojos llorosos que suplicaban comprensión al mismo tiempo que parecían
estar asustados.- Con lo celoso que eres, no podrías soportar que yo tuviera
otra persona para desahogarme si quiera mientras tú no estés.
- Pero
no tengo por qué saberlo… Yo… sería feliz si no lo viera…- Mordía su labio con
nerviosismo y agitaba sus manos, su cuerpo estaba tensó, como cada vez que
estaba por reventar en llanto.
- Hide
yo quiero que estés más tiempo conmigo, no reemplazos de ti para que me
mantenga contento con esta “relación” que tenemos.
- Pero
no puedo dejar de viajar ahora y… no quiero perderte, esta es una opción…
- ¿De
verdad no te molesta compartirme? – Le había preguntado más herido que
indignado.
- ¡Claro
que sí! Imagina el miedo que me da perderte como para aceptar una situación
así. Solo… me asustaría que te enamoraras de alguien más… no quiero… yo no…- No
deje que terminara. De inmediato me acerque a él y lo abracé.
- No
habrá nadie, no habrá nadie más que tu ni por desahogo ni por opción, ni por
sentimientos… yo solo te quiero a ti. – le había susurrado mientras acariciaba
su rostro que se escondía en mí pecho.
Hicimos el amor mientras sus mejillas se llenaban de
lágrimas, había sido una noche sumamente triste y melancólica, no quería
repetir algo como eso. Y aunque el tema surgió un par de veces, no permití que
él avanzara con su idea de buscarme “opciones” mientras no estuviera. Siempre
le di la seguridad de que solo lo quería a él. La verdad era que no me
apetecía la compañía de nadie más, disfrutaba de mis amistades y mi soledad,
luego de su presencia y a veces cuando estaba enfadado incluso disfrutaba de su
falta. Aquel plan me resultaba descabellado porque conocía su nivel de celos e
inseguridad, conocía sus miedos y sabía que no podría estar tranquilo sabiendo
que yo tendría a alguien más en mi cama. Además... me gustaba que valorara mis
sentimientos y tomara todo aquello, como una muestra de amor y lealtad a
nuestra relación.
Suspiré de forma
pesada, me preocupaba qué ideas estuvieran en su mente solo por ver a Tazawa
demasiado cercano a mí.