jueves, 25 de abril de 2019

MATICES Capítulo 22: Culpa


Sakura



Hide apoyó el rostro en su mano quedando ligeramente sobre mí, me observaba con atención y yo a él. Me gustaba tanto su rostro que sentía que podía observarlo por largo tiempo… sus gestos no eran tan femeninos, pero si infantiles, lo que me causaba ternura. Miré sus labios, se veían suaves… me tenté a besarlo, él continuaba observándome con una leve sonrisa. ¿Qué pasaría si lo besaba? Considerando que ya le había dicho que me gustaba… tal vez de esa forma lograría saber si es que era yo el que le gustaba, aunque lo primero que pensé es que un beso tal vez fuera muy invasivo para él. Quizá uno corto…

“Sí, se lo daré”, pensé con anhelo. No podía cuestionármelo demasiado, tenía muchas ganas por hacerlo. Él pareció notar mis intensiones cuando miré sus labios pero no se movió, por lo que en un movimiento rápido me incliné hacía arriba y le di un beso corto y suave. Luego lo miré con una sonrisa y vi que estaba realmente sorprendido, cerró los ojos escondiendo el rostro estando muy pegado a mí, me reí… ¿Por qué era tan adorable?

-          Lo siento tenía tiempo queriendo hacerlo – le dije nervioso aunque realmente no estaba arrepentido. Continuó con el rostro escondido, podía ver hasta sus orejas de color rojo – Eres más tímido que cualquier chica que haya conocido… tiene su encanto – la verdad era que disfrutaba demasiado de sus reacciones, esperaba que no cambiaran, me hacían notar lo importancia de lo que sucedía entre nosotros. Precisamente me hacían notar que yo le gustaba y aquello me hacía absurdamente feliz. – También eres más bonito que cualquier chica que conozco… - me miró entonces con la duda en los ojos. Volteé a mirarlo quedando muy cerca de su rostro nuevamente, él me observó por largos segundos, siempre lo hacía, me causaba cosquillas en el estómago con ese simple hecho. Se me escapó un bostezó, aún sentía el cuerpo agarrotado por el cambio de horario en mi tiempo de sueño – Aún tengo mucho sueño… - me disculpé acomodándome boca arriba para descansar la espalda y cerrando los ojos, me estaba relajando cuando sentí sus suaves labios posarse sobre los míos. Me quedé congelado. Lo miré con los ojos muy abiertos totalmente impresionado de que se hubiera atrevido a besarme, pero lo agradecí y estiré mis labios para devolver su beso casto, pero no tan corto como el anterior que le había dado yo.

Cuando abrí los ojos él se alejó levemente de mí observándome. Podía sentir el calor de sus mejillas en mi rostro, sus ojos de niño descubriendo algo, su boca entreabierta y aquel gesto tímido dibujado en su rostro me hicieron sentir que necesitaba más de él, entonces me incliné y le volví a dar un beso al igual que los que me había dado él; suave, corto, pero no dejaba de ser un roce de labios que parecía a ambos tener felices. Me reí, jamás me había alegrado por un beso de niños… Hide me observó confundido por mi risa y hasta un poco ofendido, quise decirle que me gustaba tanto que me hacía sentir ridículo… pero opté por dar un paso más… transmitirle aquello de otra manera. Tomé su rostro entre mis manos volviendo a inclinarme, esta vez lo besé atrapando su labio inferior suavemente y noté que no supo cómo responder, la inocencia en su reacción me gustaba tanto como el mismo hecho de que lo estaba besando como quería desde hace tiempo. Besé lento su boca ya algo abierta y luego dejé mi lengua buscar la suya, darle una caricia que le hizo dar un pequeño salto mientras acomodaba su cuerpo sobre el mío. El hecho de que se sorprendiera con la sensación del tacto de nuestras lenguas me hizo sonreír en medio del beso. Me separé de él lentamente terminando con un sonido suave que me pareció perfecto, como si solo aquel sonido hubiera podido definir lo que fue ese primer beso.

Lo miré sintiéndome realmente triunfador por haberlo podido besar como quería y porque me había hecho sentir que también me había querido besar. A pesar de que estaba seguro de que Hide tenía un interés en mí, me asustaba que su timidez me hiciera creer en señales equivocadas, sobre todo temía que realmente no quisiera tener ese tipo de acercamientos que yo añoraba. Me miró sonrojado, y sin dejarme responderle la mirada ni tomar aire se inclinó sobre mí, esta vez besándome él, como si hubiera tenido la intención de despejarme las dudas. Sentí de forma inconsciente que era primera vez que tomaba las riendas de un beso, tímidamente sus labios abrieron mi boca para dejar entrar su lengua, lo sentí algo dudoso por lo que le di una pequeña ayuda dándole una caricia con mi lengua, volvió a dar el mismo saltito que la primera vez, pero tomó confianza y se permitió besarme con confianza, recorriendo mi boca. Instintivamente mis manos se enredaron en su cabello mientras lo sentía a él profundizar más el beso, un par de movimientos de nuestros rostros alargaron el momento a tal punto que me faltaba el aire. Me aguanté por un par de segundos pero hubo un momento en que necesité escapar de sus labios, aunque no me lo hizo fácil, persiguió mi boca sin percatarse de que sus pulmones eran mejores que los míos. Cuando finalmente rompí él beso el me miró dolido.

-          Dame un segundo para respirar… – le pedí ahogado.

-          Oh – le escuché decir, lo miré con impresión, cada vez tenía más pequeños momentos en que soltaba un poco de su voz para mí.

-          Tienes mejores pulmones que yo – le expliqué para que no sintiera que había hecho algo mal, me había percatado de que solía sentirse culpable. Él entendió y se colocó a mi lado para dejarme respirar. De pronto, se rascó las mejillas con fuerza.

-          Ey… – le tomé las manos, sentándome junto con él – No te rasques así, te romperás la piel, además tienes las uñas largas… Deberías cortarlas, te he visto rascarte mientras duermes incluso… – noté que me miraba perdido – Hide, ¿me estás escuchando? – él levantó una mano para tocar mis labios con sus dedos. El gesto me enterneció y tomé su otra mano para acariciarla… no podía controlarme, deseaba tocarlo más de aquella forma, me deleitaba cada vez que Hide recibía agradecido mi tacto como en aquel momento en que acomodó su mano para entrelazar con mayor comodidad los dedos. – De verdad me gustas… - le dije sin pensar. Se mordió los labios siendo una vista erótica pero dolorosa para mí. Se acercó y volvió a besarme de forma lenta, siendo delicado en terminar el beso con un roce en mi labio inferior para luego  morderlo ligeramente. Solo un par de besos y ya era todo un experto. Me perdí en el roce de su tacto permaneciendo con los ojos cerrados, sintiendo sus labios luego en mi frente y me abrazó envolviéndome el cuello.

“Mierda, no puedo recordar ni una sola vez que me hubieran besado con evidente cariño”, lo abracé con delicadeza presionándolo contra mi cuerpo ligeramente. Era tan evidente que quería demostrarme sus sentimientos a pesar de no hablar, que me enternecía hasta lo absurdo. Cuando nos separamos un poco, el pequeño acercó su rostro al mío rozando nuestras narices de lado a lado, luego se rió como un niño.

-          Niño juguetón – en cuanto terminé de hablar el sonido de mi estómago se hizo presente apenándome de inmediato – Oh lo siento, parece que tengo hambre… -se rió volviendo a abrazarme jalándome de espaldas y haciéndonos caer en la cama. Me reí. Me sentía estúpido y feliz.





Hide había cocinado para mí y me sentía sumamente complacido por ello, el plato estaba delicioso, aunque me había escrito varias veces que era lo único que sabía cocinar. No me quejaba para nada. El teléfono sonó. Desde que vivía allí era la primera vez que lo escuchaba. Hide se levantó y tomó el altavoz, de pronto me miró y me indicó que fuera.

Me tendió el teléfono a mí.

-          ¿Es para mí? – el asintió.

-          ¡Hola Sakura! – la voz de Ken-chan casi me deja sordo

-          Ken-chan, ¿ya me extrañas?

-          No sabes cuánto… Oye, ¿te parece si vienes a conocer a un amigo? Le hable de ti y me dijo que te invitara, aunque está algo ebrio – rió – Pero sé que nosotros lo estaremos también, ah y trae a Hyde por supuesto.

-          Yo te hacía descansando – le dije – Espera. Hide… - el continuaba a mi lado – Dice Ken-chan que vayamos a beber con él y un amigo, que él paga todo.

-          ¡Oye yo no dije eso! – se escuchó decir del otro lado de la línea. Hide asintió no muy convencido.

-          Hide dijo que sí, pero no se ve muy convencido, así que tenle comida para cuando lleguemos.

-          Ey… que delicadas visitas. Bueno, vénganse pronto, los estaré esperando.

-          ¿Dónde es?

-          En Hotel Hare-Shin. Hide sabe cuál es.

-          Nos vemos entonces – corté la llamada mientras Ken-chan lanzaba besos del otro lado. Miré a Hide, que tenía una expresión extraña y no me miraba a los ojos, tuve el momento perfecto para robarle otro pequeño beso que él respondió tardío, pero lo hizo. Luego sonrió sin mirarme a mí, yo lo sostuve de la cintura. - ¿Qué pasa? Te pusiste extraño de repente – negó con la cabeza – Dime… ¿Qué es? – volteó a mirar en donde había dejado la libreta y fue por ella soltándose con un poco de suavidad de mi agarre, me gustaba notar cómo se sentía cómodo con las formas en que lo tocaba. Aunque aún me era un poco extraño sentirme tan atraído por un chico, estaba disfrutándolo como hace mucho no disfrutaba nada.

“Prefiero estar contigo a solas”, escribió.

-          Oye… que pervertido resultaste ser – le dije divertido, él cerró la libreta y me golpeó suave con ella. – Ah… Hide, ¿me dejarías hacer una llamada? – me tendió el teléfono curioso y se quedo parado junto a mí. Marqué el numero y lo miré - ¿Te vas a quedar a espiándome? – me reí por su actitud de niño, él me miró con sospecha pero finalmente se retiró. Lo vi asomar la cabeza por la cocina – ¡Aún te veo!

-           ¿Diga? – dijo la voz al otro lado de la llamada. Fingí una voz sumamente ronca.

-           Buenas tardes señora, llamo para notificar una orden de embargo a su vivienda.

-           ¿¡Qué!? ¿¡Con quién habló!? – me reí por su tono desafiante.

-           Con tu hijo, mujer, ¿con quién más?

-           ¡Yasunori! ¿Qué pretendes? ¿Matarme de un infarto? Estoy cocinando, tengo el cuchillo en la mano y estuve a punto de ir a amenazar a tu padre para que me confesara si había apostado la casa.

-           Ay mamá, ¿de dónde sacas esas tonterías? Papá ni siquiera apuesta.

-           Una nunca puede confiar en los hombres, menos si ha estado tanto tiempo casada con uno – me reí – Hablando de hombres que dan poca confianza, ¿dónde carajos te habías metido? ¿Qué es eso de no llamar a tu madre para avisar que estás vivo? ¡Te fuiste hace demasiado!

-           Lo siento mamá… la verdad lo olvidé.

-           Ojalá te hubiera olvidado yo en el hospital, mal agradecido. – me reí fuerte, vi a Hide volver a asomarse - ¿Dónde te estás quedando?

-           En la casa de un amigo.

-           Mm… ¿Necesitas dinero para un apartamento?

-           No mamá, tengo dinero.

-           ¿Entonces qué es eso de mendigar asilo?

-           Asilo… - volví a reírme, ¿en qué momento se había puesto tan dramática? – Mamá es parte del plan para conocernos mejor.

-           Si te conocen mejor te sacaran antes de que empieces.

-           Que fe me tienes.

-           ¿Estás comiendo bien?

-           Sé cocinar mamá, no te preocupes.

-           No quiero que llegues delgado.

-           No mamá.

-           Akane vino ayer por la tarde a hacerme compañía – se me apretó el estómago al escuchar su nombre

-           Ah, ¿sí?

-           Sí, creo que esa niña usa drogas Yasunori, no sé por qué creyó que me gustaría su visita.

-           Tal vez ella necesitaba de tu compañía.

-           O te extraña lo suficientemente como para venir aquí a ver si encuentra un poco de ti – tragué saliva – Pero no te voy a negar que se comportó, no como una señorita, pero al menos no fue tan grosera como siempre.

-           Mamá… - la regañé.

-           Ah, otro que te ha llamado mucho es un chico de nombre Tetsu Takano. Dice que necesita urgente hablar contigo, aunque le comenté que te habías ido de aventura ha seguido llamando y preguntando por ti.

-           Gracias, mi secretaria personal – siempre le decía de aquella manera cuando guardaba los contactos de quienes me llamaban a casa. - ¿Ha estado todo bien en casa?

-           Tu papá ni siquiera se ha dado cuenta que no estás, o más bien, no le he comentado nada ni ha preguntado.

-           No me extraña.

-           Tu hermano vino ayer y como no estabas robó algunos discos de tu habitación – suspiré, siempre lo hacía y no me los devolvía.

-           ¿Llamaste a Akane? – la pregunta me sorprendió siendo de su parte.

-           ¿Por qué?

-           Solo quería saber si la llamaste antes o la llamarás después que a tu madre.

-           Mamá no seas celosa – me reí fuerte y le lancé besos.

-           No quiero que vuelvas a desaparecer sin llamar por tantos días.

-           Está bien… pero no te preocupes, estoy bien aquí. – ella suspiró.

-           Vuelve si ocurre algo. Llama si necesitas que vaya por ti. – sonreí.

-           Duerme tranquila, me tratan bien.

-           Está bien…

-           Cuídate, te llamo luego.

-           Hasta pronto hijo. – corté la llamada sintiéndome un poco cabizbajo por recordar a Akane… seguramente me extrañaba. Hide continuaba asomando la nariz desde la cocina. Me miró algo preocupado.

-           Estoy bien, solo que mi madre se coloca algo triste y me contagia… - mentí - ¿Te importaría si llamo a otra persona?  - él negó y caminó hasta mí. Me senté en el sofá marcando el siguiente número, uno que ya me había memorizado. Hide me miró curioso y se sentó en mis piernas con las mejillas ruborizadas, le sonreí y besé su frente mientras esperaba que atendieran la llamada, podía sentir el calor de su rostro salir de él.

Tenía muchos amigos, pero le tenía confianza realmente a pocos, uno de ellos era Tetsu. Aunque nos veíamos cada vez menos debido a que su banda estaba alcanzado fama bastante rápido, solía ser refrescante vernos y colocarnos al día con nuestras vidas, le tenía sumo aprecio. Por ende saber que me necesitaba no me dejaría tranquilo hasta que supiera en que lo podía ayudar.

-           Espero que esté en casa, no sé el número de su estudio si es que no está… - pensé en voz alta, Hide me miró con aún más curiosidad. Le sonreí y miré sus labios, pero entonces él fingió mirar a otro lado, nervioso. ¿Qué no importaba si nos habíamos besado ya? ¿Seguiría sintiéndose así? Me reí, la verdad era que lo disfrutaba.

-           ¿Diga? – respondieron desde el otro lado de la llamada.

-           Tetsu, soy Sakura… mi ma…

-           ¡Sakura! ¿Dónde te habías metido?

-           Hola… ¿Cómo estás? Yo bien, gracias por preguntar


-           Bah, esa era la siguiente pregunta – me reí.

-           Mamá me dijo que llamaste varias veces. ¿Pasó algo? – de pronto sentí el dedo de Hide acariciar mi labio causándome cosquillas, tomé su mano y la sostuve en mi pecho.

-           Ah… bueno si, pero ya no.

-           ¿Ah?

-           ¿Recuerdas que te dije que Malice Mizer es muy peculiar? – asentí, su banda era diferente – Bueno, pues han pasado cosas que solo me lo confirman.

-           ¿Qué sucedió?

-           … Gaz renunció, es una larga historia – me quedé impresionado.

-           ¿Qué? Pero… ¿Por qué?

-           ¿Recuerdas a Kami, el de Kneuklid Romance? – conocía la banda, tocaba en los mismos bares nocturnos que yo y había compartido con los integrantes.

-           Claro, el chico tenista.

-           Exacto… bueno, Él y Gaz intercambiaron lugares, ahora Kami es nuestro baterista – me reí.

-           ¿De quién fue esa idea?

-           De ellos. – suspiré.

-           Bueno si… es algo peculiar, entonces, ¿ya no me necesitas?

-           No… ¿Estás en Osaka? – Hide me envolvió con sus brazos colocando sus manos alrededor de mi cintura, inquietándome un poco. Agradecí la distracción de la llamada.

-           Si, una banda me secuestró.

-           ¿Hasta Osaka?

-           Si.

-           Vaya, que coincidencia…

-           ¿Ah? – miré los pies de Hide moviéndose nerviosos de un lado a otro mientras escondía su rostro en mi cuello, acaricié su cabello.

-           Lo que sucede es que tenemos un concierto en Kensai mañana y pasado mañana, ¿qué te parece si nos vas a ver?

-           No creo que pueda al no ser que realmente toquen muy tarde, pero de todas formas puedo quedarme a la celebración posterior.

-           Si ese es el caso solo dime qué quieres ir a celebrar – me reí

-           Es que estoy grabando, tenemos la fecha límite encima, como siempre.

-           ¿Graban en Osaka?

-           Si… luego te lo cuento todo. ¿Nos vemos en tres días entonces?

-           Si, en Big Whale a las once de la noche. ¿Llevarás tus amigos?

-           No… Tetsu, me gustaría hablar contigo… - él se quedó callado – No te preocupes, no es nada grave.

-           ¿Estás seguro?

-           Seguro, nos vemos allí.

-           Mm – no pareció muy convencido - Cuídate Sakura. – corté la llamada y dejé el teléfono en su lugar, en cuanto volteé recibí un beso suave en los labios.

-           Ey… - le dije sorprendido. Le hice cosquillas en el abdomen y saltó para alejarse de mí. – Así que eres muy cosquilloso… - continué haciéndole cosquillas y le escuché una risa fuerte, una que no le había escuchado antes, dejé mis manos en su cintura mientras lo miraba – Hide… – él me miró curioso a la espera de lo que fuera a decir, mi lado sobre protector se sacudía cada vez que veía en Hide una mirada de niño. Lo abracé.

¿Por qué lo quería tanto? Pensé en Akane unos minutos. ¿Por qué no podía quererla de aquella manera a ella? Me sentía injusto con la única persona que siempre me había preferido…








Toqué la puerta de la habitación del hotel en donde nos esperaban, solo entonces le solté la mano a Hide, no sin antes darle una pequeña caricia en el dorso de ella. Él me sonrió y luego escondió sus manos en sus bolsillos.

-          ¡Por fin llegaron! – gritó Ken-chan en cuanto nos abrió la puerta – Pasen, pasen. ¡Atentos! – gritó para todos, la habitación tenía al menos 7 personas sentadas alrededor de una mesa de centro, estaban fumando, bebiendo y platicando. – Este es Sakura, nuestro batero.

Lo miré con las cejas levantadas sin saber cómo reaccionar, sus amigos tampoco supieron qué hacer ante la presentación pero entonces Hide dio pequeños aplausos con una sonrisa infantil dibujada en el rostro, el resto se rieron. Me apené.

-          No tenías que hacer eso… -- le regañé a Ken-chan.

-          Tenía, les he hablado de ti toda la tarde.

-          Sí, nos ha hablado de ti toda la tarde – dijo otro chico de cabello rojo con cierta pesadez.

-          Lo siento por eso – me disculpé mientras copiaba a Hide que se acomodaba al lado de un chico de cabello con corte de colegiala, me senté allí sintiéndome observado.

-          Así que eres Sakura – dijo el chico con corte extraño – Hideto se ve muy conforme contigo – agregó mirándolo a él – Yo soy Pero, el baterista anterior

-          Oh… – quedé impresionado de conocerlo de forma tan repentina. Estiró la mano hacía mi amigablemente y se la tendí – Es un gusto conocerte – le dije sincero, Hide que estaba en medio de los dos sonrió conforme. Parecía sentirse muy a gusto con aquel chico.

-          Así que tú trabajaste con Dead End, ¿no? – suspiré. Ken ya había hablado demasiado.

Luego de repetir insistentemente que no era amigo de ningún famoso y hacer lo posible por negar mi cercanía con varios, el resto de los chicos se aburrió de mí y dejaron de “entrevistarme”. Ken estaba algo frustrado por mis pocas ganas de adularme a mi mismo por mis proyectos anteriores. Lo que sí se llevaba toda mi atención eran Hide y Pero, el baterista anterior de L’arc en Ciel; tenían una conversación de la misma forma en que yo suelo tenerla con él, escribiendo en la libreta. Pero le hablaba bastante y entendía en las facciones de Hide sus respuestas, de la misma forma en que lo hacía yo. También estuve seguro de que lo miraba en la misma forma que yo. Fui consciente de que tenía una punzada de celos mientras los veía hablar alejados del grupo, y algo más me hizo ruido… con Akane yo jamás había sentido celos.

-          Hide es un chico muy atractivo – me dijo el amigo de Ken-chan, quien era bastante directo y un poco desagradable. Decía ser vocal y se jactaba de haber renunciado a varias bandas por no estar a su nivel, definitivamente no era alguien con quien yo quisiera tener una conversación, pero me estaba hablando a mí. – Pero siempre estuvo enamorado de él, aunque lo niegue, y Hide es muy distraído para darse cuenta.

-          Hide es un personaje peculiar – comentó otro de los chicos que ya estaba algo ebrio – Creo que es el único hombre con el que tendría sexo.

-          Ey, mide tu homosexualidad – lo regañó Ken

-          Es verdad, míralo… ni siquiera sé si me podría considerar homosexual si me gustara él, es más mujer que mi hermana – rió, me quedé pensando en ello… Tal vez era una de las razones por la que me gustaba…

La noche no fue tan agradable como me hubiera gustado hasta que la mayoría de ellos se fue, dejando a Ken con confianza a cargo del departamento, cuidando a un par de ebrios que ya se habían dormido. Hide, Ken y yo no sentamos en el sofá de la habitación.

-          Pensé que te iba a agradar más el grupo -  me dijo mientras encendía el televisor para acompañar con algo de ruido.

-          No me desagradaron – mentí, Ken me observó y me reí – Bueno, pero tú no debiste haber creado tanta expectativa, sentí que me estaba vendiendo

-          Eres muy delicado con estos temas, “venderte”… – recalcó como burla. - ¿Qué canal coloco? ¿Hay algo que quieras ver?

-          ¿Podemos pedir el canal de adultos? – dije divertido, quería ver la reacción de Hide a la pornografía. Él me miró con ojos grandes y la boca semi abierta, escribió “pervertido” en una servilleta y me la mostró sin que Ken la viera.

-          Oye pero que buena idea, así solo se lo cobran a la cuenta del inquilino – Ken tomó el control de la televisión y comenzó a configurar los canales para pedir el de adultos.  – Bien, ¿qué veremos? ¿Americanas o asiáticas?

-          Americanas – elegí para saltarnos la censura usual de las películas japonesas.

-          Pero esas son mucho más caras, además de ilegales… - se quejó riendo.

-          Es por una buena causa.

-          ¿Ah, sí?

-          Hide, ¿nunca has visto películas pornográficas? – él negó con la cabeza sin mirarnos. Miré a Ken riéndome.

-          Entendido, es una cuestión de vida o muerte entonces. Bien… elijamos… “El silencio de los conejos” – leyó Ken-chan, haciéndome soltar una risotada fuerte.

-          ¿De verdad se llama así?

-          Si… y mira estos nombres… “La banana mecánica” – Hide se sumó a mis risas – “Alicia en el país de las Marranadillas”, “Constantino tiene un gran pepino”, “Daniel el perverso”, “Sexo sentido: veo gente desnuda”, “La mascada del zorro”, “Prepucita roja” – me dolía el estomago tanto reír por los nombres, Hide estaba al igual que yo, limpiándose hasta las lágrimas. Ken continuó concentrado leyendo – “Tetanic”, “Sperman”… Me quedo con esta; “Mamatrix” – dijo finalmente mientras le pulsaba play. Apagó las luces y nos sentamos a ver la película. Hide se acomodó muy cerca de mí y en la confianza de la oscuridad buscó mi mano. Tomé la suya sin pensar y la metí en el bolsillo de mi sudadera para acariciarla dentro del bolsillo sin temor a que Ken nos viera.

-          Lo que creo que es patético de estas películas es la lógica. Llegas a una casa, la chica te encuentra atractivo y ya está colocándote el trasero, Diablos… ojalá fuera así en la vida real. Todos seríamos limpiadores de piscinas, cortadores de césped o entregaríamos el correo – me reí, era cierto. – En cambio en las japonesas no te cuentan el cuento, te dicen; “vengo a tener sexo”, y la chica te atiende y ya está. Menos engaño. – la protagonista de la película comenzó a lamer la entrepierna del limpiador de piscinas y Hide presionó con fuerza mi mano, lo miré. Parecía asqueado.

-          ¿Estás bien? – le pregunté mientras Ken servía un poco de vino para cada uno. Aunque habíamos bebido bastante, Ken era el único afectado por el alcohol. Hide asintió sin quitar su cara de asco.

La película avanzó, y cuando estaban teniendo sexo sobre la cocina comencé a tensarme, no había pensado en las repercusiones de ver la película. Hide mantenía su cara de asco, Ken por su lado había comenzado a enseñarle a Hide secretos sobre “sexo”; cómo tocar, dónde tocar, qué hacer, que les solía gustar… Hide mantenía su cara de asco y aunque me divertía, me incomodé cuando noté que me excité con la película.

-          Ahora si se está poniendo buena – dijo Ken mientras la protagonista gritaba como si la estuvieran matando – Creo que me excita el sonido – me reí

-          Creo que es algo instintivo – le dije asumiendo que me pasaba lo mismo. Hide nos miraba confundido. A medida que observaba la película sentí mi entrepierna subiendo, abultándose a la altura de mi ombligo peligrosamente cerca de nuestras manos dentro del  bolsillo de la sudadera. Intenté mover un poco nuestras manos pero Hide la volvió a dejar donde mismo. Suspiré, ¿por qué siempre me tenían que suceder esas cosas con él cerca? Bebí toda mi copa intentando nublarme un poco, pensando que tal vez aquello me bajaría las revoluciones corporales.

De pronto Hide comenzó a acercarse mucho a mí, y en una ocasión su mano rozó mi erección a través de la ropa, pero él no se percato, mientras que en mi causaba estragos. Ken llevó para nosotros una colcha ya que notó que el pequeño tenía frio, y antes de que nos diéramos cuenta, nos quedamos solo los dos viendo la película mientras Ken roncaba en el sofá. Hide bebió una copa de vino mientras comía frutos secos que había de picadillo.

-          ¿Te es muy incómodo verla? – le susurré en la oscuridad, en donde se acercó tanto a mí que pensé que me besaría, pero no lo hizo.  Negó con la cabeza y una sonrisa, al parecer ya se estaba acostumbrando. La siguiente película era la llamada “Sexo sentido”, era ridícula, por lo que nos sacó varias risas mientras la veíamos, pero la vimos completa. No solté su mano a pesar de que a ratos volvía a meterla dentro de mi bolsillo, no supe si lo había notado o no, pero no lo detuve, a pesar de sentirme nervioso cada vez que rozaba cerca. Hide apoyó el rostro en mi hombro y por el rubor en sus mejillas supe que estaba un poco ebrio, al igual que yo. También me apoyé en él y a ratos vigilaba que Ken durmiera para que no nos viera. Cuando la película terminó y ya estando notoriamente cansado, me moví por debajo de la colcha abrazando a Hide, escondiendo mi rostro debajo de su cuello, entonces noté algo que me dejó sorprendido; también estaba excitado, podía sentir el bulto en su pantalón debajo de mi brazo. Al igual que yo estaba algo tenso, probablemente preocupado de que me diera cuenta, pero fingí no notarlo, no quise hacerlo sentir avergonzado cuando yo me avergonzaba de mi mismo. Su excitación me excitaba aún más a mí.





Por la mañana desperté sintiendo un gran dolor de cabeza, estaba recostado sobre el hombro de Hide mientras este se apoyaba en mí, y también dormía. Ken-chan no estaba y había otros cuerpos dormidos en los sofás, pero ninguno era de él.

“Vaya noche”, pensé estirándome con el cuerpo agarrotado, cuando me moví Hide despertó y se abrazó a mí.

-          Hola… - le susurré bajito mientras lo veía algo adormilado – ¿Vamos a casa? Necesito un baño… - colocó su mano en su cabeza – También te duele, ¿no? – asintió. Suspiré – Tetsuya nos matara cuando note nuestra resaca.

Busqué a Ken-chan para despedirme de él y lo encontré en la cocina comiendo.

-          Despertaron – dijo como saludo.

-          Si, iremos a casa a cambiarnos antes de ir al estudio

-          Bueno, pero apresúrense que ya son las 9 de la mañana y Tet-chan se coloca como un ogro con los retrasos.

-          Si… ¿tú te irás de aquí directamente? – él asintió, entonces noté algo… lo había visto con la misma ropa casi tres días. - ¿Ken?

-          Dime

-          ¿Tienes dónde quedarte? – él me miró sorprendido de que lo hubiera descubierto. Por su mirada lo comprendí todo, probablemente habría terminado con su novia. – Bien, ya resolveremos esto… - le dije teniendo una idea de cómo.

-          No te preocupes – susurró como petición sincera.

-          No lo hago – le dije levantando la mano como despedida relajada. Hide apareció y se despidió de él con la mano de la misma forma en que lo haría un niño y entonces tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos. Lo miré sorprendido y Ken-chan me miró de igual forma a mí. Retiré la mano por instinto, y Hide me miró extrañado, sin entender que había hecho mal. Al sentirme avergonzado, solo los ignoré y salí de allí… no quería que Ken se enterara de lo que sucedía, no quería que nadie lo supiera. Hide caminó detrás de mí, no volvió a colocarse a mi lado, posiblemente dolido.






A pesar de que teníamos una horrible resaca habíamos hecho lo posible por no quejarnos y así evitar que Tetsuya lo notara y de paso se enfadara, pero a ratos hacíamos cosas estúpidas, incluso Ken chocó con la pared… dos veces. Afortunadamente las canciones elegidas para grabar ese día estaban avanzadas en términos de composición, solo debíamos enfocarnos en grabar, y aunque evidentemente Hide no estaba conforme con su trabajo, a mi me pareció magnifica la primera prueba de “Taste of Love”. Hide había dejado su enfado conmigo cuando de camino al estudio volví a tomar su mano, pero se mantenía en cautela como un gatito herido, me preocupaba hacerlo sentir mal nuevamente por mis miedos, de todas formas no me arriesgué a pedirle disculpa con Ken y Tetsuya rodeándonos.
 
Realizamos las pistas para las canciones faltantes y aunque aún nos quedaba desarrollar la idea completa de dos más, avanzamos concentrados sin distraernos durante todo el día, a pesar de sentir que nos habían molido la cabeza a palos.

Por la noche, ya bastante tarde, tocaron la puerta.

-          ¿Puedo pasar? – preguntó Oishi asomando su cara.

-          Espera Hyde, ¿ocurre algo? – le preguntó Ken mientras interrumpía la grabación de Hide que estaba dentro del estudio.

-          No… no se detengan, solo pasaba a ver como estaban, es tarde y aún están aquí.
-          Es que estamos concentrados, hemos avanzado de forma bastante positiva hoy.  – respondió el líder.

-          Me alegra escuchar eso. Entonces, ¿no necesitan alguna cosa?  - Tetsuya comenzó a negar con la cabeza cuando Hide entró en el estudio, rodeando de forma notoria todo el salón para no acercarse demasiado a él.

-          Yo si quiero cobrar algo que me ofreciste  - le pedí

-          ¿Ah, sí?

-          Sí, quiero pedirte el departamento que dijiste que podías pagar. – la mirada de Hide a la lejanía era tan dolida que comprendí en un segundo que estaba pensando en que quería alejarme de él... como si eso cambiara algo.

-          Ah… ¿Te irás de casa de Hyde?

-          No, Ken-chan lo necesita. Está sin tener un lugar donde vivir, y tú dijiste que podías pagar un departamento si era mi caso, asumo que también puedes hacerlo con Ken-chan. – Tetsuya me miró impresionado, la cara de Ken estaba en shock y la de Oishi me parecía un poema de lo más bello. - ¿Puedes? – insistí.

-          Si… claro que si… mañana lo conversamos, ¿tienes donde quedarte esta noche, Ken? – le preguntó Oishi.

-          Se quedará conmigo – respondió Tetsuya sorprendiéndonos a todos.

-          Bien. Hasta mañana – dijo Oishi evidentemente molesto conmigo. Le sonreí antes de que cerrara la puerta de forma brusca.

-          ¿Te había ofrecido un departamento? – me preguntó Ken - ¿Por qué no dijiste nada?

-          Eso quiero saber yo – interrumpió en tono severo Tetsuya, pero en dirección a Ken. - ¿Por qué no me dijiste que no tenías donde quedarte? Hoy te quedarás en mi casa y todo el tiempo que sea necesario. No es pregunta.

-          Calma Tet-chan, no te lo dije porque no apareció el momento…

-          Pues debiste buscarlo. Ya me voy, es tarde, mañana continuamos. – lo miramos algo confundidos mientras tomaba sus cosas para irse. Solíamos irnos al menos dos horas más tarde.

-          ¿Por qué estas molesto? – le pregunté sin entender su actitud.

-          Porque creen que soy estúpido, como si no notara que están evidentemente con una resaca que los tiene tuertos intentando leer los pentagramas.  – ninguno dijo nada. – Si piensan desperdiciar el poco tiempo que tenemos para grabar nuestro primer disco, bien, háganlo, pero no esperen que yo esté contento con eso. Ni menos crean que no me doy cuenta de lo que ocurre. Probablemente desecharemos mañana la mayoría de lo que hicieron hoy. Ken-chan, te espero en casa – salió por la puerta sin voltear a mirarnos. Hide suspiró.

-          ¿Se enojó porque no lo invitamos y es el único que no tiene resaca?

-          Creo que se enojó porque estamos siendo irresponsables – le expliqué divertido de su teoría.

-          Bah, somos jóvenes, es parte de nuestro ADN. – miré a Hide que no se veía tan animado.  - ¿Deberíamos irnos a casa también? – Hide me miró con algo de brillo en sus ojos, lo miré confundido por su mirada, mientras Ken iba por el equipo en el estudio escribió algo en la libreta:

“Quiero estar contigo”

Le sonreí.

-          Perdóname pero hoy iré a ver a un amigo… ¿Recuerdas la llamada? – la cara de Hide pasó de la emoción a la decepción con notoriedad, lo miré ofreciéndole una disculpa con los ojos – Pero… - me cercioré de que Ken aún estuviera en la otra habitación mientras me acercaba al oído de Hide para susurrarle – Mañana te besaré por todo lo que no te besaré hoy. 

Me miró con los ojos muy abiertos y el rubor apareció en menos de tres segundos.

“Aah… pequeños placeres de la vida”, pensé mientras lo miraba sentir vergüenza.

Cuando me retiré antes, dejando a Ken y a Hide en el estudio, no pude evitar notar lo triste que se veía y lo trasparente y sinceros que eran sus sentimientos visibles en sus ojos.




Cuando entré al recinto del concierto aún estaban en la mitad del show, la verdad era que el público estaba enloquecido. “Les va muy bien”, pensé con aprecio mientras veía a Tetsu moverse por el escenario. Pedí una cerveza, siendo tal vez allí, el único que no iba precisamente como fan.

Solo dos canciones más y el show acabó. Aunque se presentaban dos bandas más aquella noche en el mismo lugar, se vació considerablemente, haciéndome más fácil encontrar al representante de Tetsu para dar con él. Los esperé en una mesa mientras fumaba un cigarro, una chica de cabello largo hasta la cintura se sentó junto a mí y me observó provocativamente, la ignoré mientras bebía mi cerveza y observaba hacia el escenario, ella se acercó a mi oído y me preguntó si esperaba algo, le asentí sin ánimos de tener una plática a gritos. Pareció decepcionada optando por marcharse.

“No preciosa, no estoy de humor”, pensé disculpándome en mi mente. De pronto el manager de Tetsu me tocó el hombro y me guió hasta un privado en aquel lugar. Allí estaba la banda, bebiendo acompañados de sus novias, la chica de hace unos minutos atrás, y un par de amigos más que ya estaban visiblemente ebrios.

-          ¡Sakura! – me saludó Tetsu en cuanto me acerqué, afortunadamente él no estaba bebiendo.

-          Hola… – le salude, haciendo un gesto con la cabeza a los demás que me saludaron amistosamente, aunque la música no me permitía escucharlos muy bien.

-          Siéntate un rato, luego vamos a dar una vuelta por ahí – su mirada me dijo que sabía que yo necesitaba hablar solo con él, me senté, y por alguna extraña razón me sentí desencajado. No pude evitar angustiarme con aquella sensación, tan solo un par de semanas atrás ese tipo de encuentros con amigos, usualmente músicos, era mi vida, pero me sentía distinto… fuera de lugar.

-          Sakura, él es Kami, él nuevo. – me presentó Tetsu. Le sonreí y él a mí, ya habíamos hablado un par de veces y aunque nos reconocimos ninguno dijo nada, se veía tan incómodo como yo. Közi, el guitarrista, pasó por sobre una de las chicas para sentarse junto a mí. Mana, que llevaba el cabello atado y las mangas de una blusa notoriamente femenina arremangadas por sobre los brazos, se puso de pie y se marchó sin decir nada. Me miró con una sonrisa cómplice antes de marcharse, que devolví sin pensar. Eran una banda peculiar, con personas muy peculiares, y el carácter fuerte allí definitivamente era el de Mana.

-          Le agradas a Mana – me dijo Közi, por unos momentos pudimos hablar sin la necesidad de alzar la voz.

-          Él me agrada a mí también, aunque es un poco serio.

-          Solo es controlado. Nos enteramos de que estabas aquí, te estuvimos buscando, hasta fuimos a casa de tu madre. Simpática mujer – lo miré impresionado, ni Tetsu ni mi madre me habían dicho aquello.

-          ¿Les dijo algo? – Közi solo se rió. Él era un sujeto diferente, con un aire relajado. Tetsu se sentó a mí y colocó su mano en mi hombro para llamar mi atención.

-          Tienes una expresión extraña, ¿estás bien?

-          Si… descuida – de pronto Mana llegó con una chica que llevaba una bandeja de pequeños tragos de tequila y todos abuchearon en broma, definitivamente el ambiente era de celebración. Los amigos de los chicos sacaron unas pastillas y comenzaron a molerlas antes de ponerlas en el trago, las azules eran para las bebidas, las blancas las molían para la nariz. Las conocía, en algunas ocasiones también las había usado, pero había pasado tiempo desde que no lo hacía.

-          Bien, parece que ya debemos irnos – dijo Tetsu tomando su abrigo que colgaba de una de las sillas.

-          ¿Qué? Pero no te lleves a Sakura, yo también quiero hablar con él.

-          Discúlpame Közi, vengo de una grabación intensa y la verdad no tengo mucho ánimo para celebrar… - me disculpé, él me observó algo herido.

-          Pero avísanos cuando se presenten con tu nueva banda, quiero ver quienes te abdujeron – le sonreí despidiéndome, dándole la mano, lo mismo hice con todos menos con Mana que solo movió la cabeza en mi dirección con una sonrisa y yo hice lo mismo.

-          Despídete como la gente – le reclamó Közi, pero Tetsu me jaló hacía fuera sin dejarme decir algo al respecto. El viento nos golpeó cuando salimos a la calle.

-          Por tu cara estoy seguro de que no tienes tantos ánimos de celebrar como habías dicho – no le respondí - ¿Caminamos? – asentí en su dirección y saqué un cigarro ofreciéndole uno, pero se negó. – Quiero escucharte, tu cara me preocupa un poco.

-          No estoy enfermo terminal, no te preocupes tanto.  – le consolé sin ánimos de bromas. Caminamos varios pasos en silencio hasta llegar a unas calles vacías, no sentamos en el pórtico de una tienda cerrada.

-          No eres alguien que suele… decir que necesita hablar, por eso me preocupé. Además… te veo complicado. – suspiré y luego solté una carcajada amarga, riéndome de mi mismo.

-          Es difícil de explicar, pensé que cuando te viera te gritaría con facilidad lo que me ocurre, porque tengo una necesidad grande de sacarlo. Es decir, he sentido a ratos que me ahogo con esto, pero soy tan cobarde que me impresiono de mi mismo… Siento que… si lo digo en voz alta, entonces será real…

-          Ahora te acepto un cigarro. – me dijo en forma seria, le tendí uno y le di el encendedor. – Te escucho, cuéntame todo desde el principio.

Expulsé el vapor de mi boca reemplazándola por una bocanada de aire.

“Sácalo Yasunori, lo necesitas”, además tenía la confianza de que si le contaba a Tetsu no habría repercusiones, él era muy reservado.

-          Vine aquí a escuchar una banda que quería que me les uniera. El líder insistió tanto que me terminaron convenciendo de venir y bueno, cuando los escuché me sorprendieron considerablemente, todos, tienen un equilibrio perfecto. – Tetsu asintió, pero sus ojos me miraban sorprendido – Tendrías que verlos, son tan interesantes como tus amigos son peculiares – se rió – El caso más interesante es el vocalista, Hide.

-          ¿Se llama Hide?

-          Su nombre es Hideto, y aunque utilizará “Hyde” como nombre artístico, me permite llamarlo Hide.

-          Ah, ya, son amigos – me sonrió, pero no le devolví la sonrisa - ¿Algo anda mal con él? – bajé la mirada. – Lo siento, continua por favor, ¿por qué es el más interesante?

-          Porque no habla.

-          ¿Ah?

-          No habla… No dice ni una sola palabra…

-          ¿Es mudo? – me miró confundido, era el reflejo de mi rostro cuando yo me enteré también de la condición de Hide – Pero… ¿qué no es el vocalista?

-          Canta, pero por alguna extraña razón, no habla. Sabe hacerlo, solo elige no hacerlo… Es algo extraño que yo aún no entiendo…

-          Eso suena muy raro la verdad… entonces, ¿sucede algo con él? – asentí. - ¿Qué es? – de pronto me falto el aire, ¿por qué era tan difícil admitirlo frente a alguien más? Sabía que Tetsu no me juzgaría, en el peor de los casos se reiría de mí y tal vez yo también, sin embargo, me avergonzaba enormemente reconocer lo que sucedía. – Te estás poniendo pálido… - como no logré responder, elegí tomar otro camino, tal vez aligerando el ambiente para poder preparar mi garganta y así, sacármelo de encima, necesitaba que aquello dejara de ser un secreto. Necesitaba dejar de sentir que estaba mal.

-          Le prometí a Akane que, si nos continuábamos queriendo, cuando volviera a Tokio luego de este periodo de grabación nos casaríamos.

-          ¿¡Qué!? Sakura, pero si ustedes cada día estaban peor…

-          Lo sé, pero cuando se lo prometí, lo hice queriendo poner a prueba nuestros sentimientos. Yo supuse que en este periodo sin ella la extrañaría, la querría conmigo, la llamaría, la querría ver, todo lo que sé que ella está sintiendo por mí en este momento…

-          ¿Pero? ¿No pasó? – negué con la cabeza, estaba a un respiro de decirle la verdad.

-          Y esta cada vez más lejos de suceder…

-          Bueno eso era de esperarse… - me estudió unos momentos y luego preguntó - ¿Hay otra persona Sakura? – ¿Tanto se me notaba lo confundido? Asentí sin mirarlo – ¿Quién es? – me quedé callado mordiendo la lengua, intentando soltarlo – Ya dilo – me insistió divertido notando mi debate interno.

-          Hide – susurré bajo, pero el escuchó. Mi cigarro se consumió por lo que lo solté y busqué otro, pasaron diez segundos y Tetsu continuaba sin decir nada. Saqué el aire acumulado, ya estaba, ya lo había dicho. Ya no era un secreto.

-          El chico mudo… - no era una pregunta, pero asentí de todas formas, su voz realmente sonaba impresionada por decir lo menos. – Te gusta un chico….  Mierda esto no me lo esperaba – comentó cuando notó que yo no tenía ánimos de bromear al respecto – Pero… ¿Estás seguro?

-          No… no estoy seguro de nada – confesé sin mirarlo haciendo un esfuerzo inútil por ocultar mi rostro mientras hablaba – Soy otra persona cuando estoy con él, alguien que desconozco, me hace sentir… bien y al mismo tiempo todo es nuevo, pero tengo tantas cosas en la cabeza en cuanto se aleja, la culpa… la confusión, aún no puedo asumir que realmente me está ocurriendo esto – comenté lo ultimo con más angustia de la que había querido hacer notar. Tetsu colocó una mano en mi hombro.

-          ¿Y ha ocurrido algo entre ustedes? – no respondí, me avergoncé – Oh…  ¿Ustedes ya… han...?- de pronto hizo pequeños sonidos insinuantes que sonaban como aplausos, me reí fuerte y él también.

-          No… pero si… nos besamos… mucho… -  Tetsu respiraba entrecortado, parecía tan angustiado como yo.

-          Entonces a él también le gustan los hombres… - dedujo

-          Creo que esta es la primera relación que tendría, si es que se puede llamar así. Es inexperto, eso lo sé.

-          Que fuerte esto… es decir, estoy impresionado. Tantas veces que hemos dormido juntos, que hemos tomado duchas en el mismo lugar… nunca te vi mirarme con ojos de lujuria – me reí

-          Te puedo jurar que antes de él jamás había sentido algo así por un hombre, aunque él es muy femenino, incluso más que Akane. También es muy infantil… - intenté explicarme como si el hecho de que fuera femenino justificara algo - Es como un niño pequeño que despierta mi lado protector…

-          Que raro escucharte hablar así, dame otro cigarro – le tendí la cajetilla – Entonces, no estás seguro de si realmente… estás enamorado de él…

-          No creo que pueda hablar de amor, pero te confieso que si no tuviera sentimientos ya por él, jamás hubiera dejado que una situación como esta avanzara… es decir, nos hemos besado, y cuando estamos juntos siento que tengo más vida de pareja de la que jamás tuve con Akane… Pero al mismo tiempo me pregunto, ¿no será admiración? Tal vez me atrae el hecho de que sea más atractivo que una chica, hablando de forma femenina… no lo sé… No sé como despejarme las dudas, pero a medida que comparto más con él… me siento cada vez más lejos del Sakura que salió de Tokio hace unas semanas. Es casi como si mi vida anterior me fuera ajena. No me reconozco y no me gusta nada esta sensación. Además… hay otras cosas en mi mente…

-          ¿Cómo qué?

-          Como si debo dejar que continúe… Porque mi cabeza no deja de repetir que no me llevará a nada más que a dañar gente que espera otras cosas de mí… Además, ¿dónde me llevará esto? No es como si con un hombre pudieras tener un proyecto de familia. No pretendo casarme luego ni nada por el estilo, pero… la vida de un hombre homosexual es privada de muchas cosas… No dejo de pensar que no es lo que quiero, siempre he anhelado otras cosas…

-          Lo entiendo… pero ¿tú crees que es opcional? Es decir, si realmente te enamoras de alguien, las opciones de vida en pareja se hacen en base a lo que se puede, es como si te enamoras de una mujer que simplemente no puede tener hijos. Si estas enamorado no es opción abandonarla solo porque no puede tenerlos. – él tenía razón, pero mis análisis iban mucho más allá de eso… yo apreciaba con intensidad a las mujeres y quería una compañera de vida que pudiera hacerme sentir el equilibrio que siempre había buscado. – Tal vez esto solo sea pasajero, ¿no es una opción? – lo miré – Estas deslumbrado por el chico, que además dices que es muy femenino, tal vez no puedas avanzar mucho más en la relación. ¿Y si no te excita? Pues eso quiere decir que no te gustan los hombres – me quedé callado. Que Hide me excitara era algo que yo sabía muy bien, lo recordaba constantemente con las duchas frías. Me miró estupefacto – Mierda, si te pasan ese tipo de cosas con él – dedujo de mi cara. No respondí. La vergüenza me comía vivo. – Creo que de todas formas el sexo es primordial para confirmar que te gusta, es decir… tenemos amigos que son homosexuales, pero tú no eres como ellos… Y estoy seguro de que él chico que te gusta tampoco lo es, si fuera el caso, te hubiera enamorado antes de alguno de los otros, ¿no?  - asentí, sí… él era diferente. La mano de Tetsu acarició mi espalda consolándome un poco mientras yo le resumía como habían sucedido las cosas… A medida que cada palabra salía, me deshacía del peso de un secreto que me hacía sentir confundido hasta la médula.

Caminamos hasta su hotel mientras continuábamos hablando, dormiría con Tetsu y por la mañana me iría a dejar al estudio. La idea de alejarme de Hide por la noche para pensar sin la fuerza de su atracción cerca me hacía mantener la mente más clara, aunque eso lógicamente me hacía sentir más dolido y culposo por lo que reconocía quería hacer.

-          El problema Sakura… – me dijo mientras se metía a la cama, yo dormiría en el sofá de la habitación, ya estaba acomodado y tapado. – Es que tú realmente no quieres ser homosexual, le temes a la idea.

-          Lo sé… - admití

-          Pero eres un hombre autosuficiente, y por lo que conozco de ti, bastante egoísta en temas amorosos. Jamás te ha interesado hacer feliz a Akane.

-          Claro que no es así – me defendí sin pensar

-          Claro que sí. Tú no te das cuenta, pero siempre la has tenido solo porque puedes. Jamás haces cosas por ella que no fuera lo mínimo que harías por cualquier mujer. – fruncí el ceño. ¿Realmente era así? – Jamás te ha importado hacerla feliz, por lo mismo no sé qué te pasó que te inventaste esta posibilidad de casarte con ella, todo porque probablemente te cause culpa dejarla sabiendo que ella te ama. –auch - Pero te diré algo; si tu quisieras hacer a ese chico feliz, si realmente te nace hacer feliz a un hombre y te das cuenta que harías lo que fuera por verlo bien, es porque estas jodido, realmente te enamoraste. Piensa en ello Sakura, porque si es así, solo tendrás dos opciones; o asumir y enfrentar, o ser cobarde y arrepentirte… quizás por cuánto tiempo.

No le respondí y el no continuó hablando. No era necesario. Cuando las luces de la habitación se apagaron, mis miedos se dibujaron más claros y tendría que enfrentarlos. Tendría una noche para aclararme al respecto.