-
Esta será tu habitación. – dijo Gackt
anunciando lo obvio a mi espalda, mientras yo arrastraba la maleta junto a la
cama.
-
¿Tiene seguro la puerta? – le pregunté sin
analizar la pregunta. Aquello era importante si compartíamos una casa y no un
hotel para dormir. Me gustaba la privacidad, como a cualquiera.
-
¿Por qué quieres encerrarte conmigo? –
preguntó coqueto. Me quedé paralizado y volteé a observarlo. Imaginé que mis
facciones de impresión en mi rostro, debían resultarle un poema, ya que comenzó
a reír fuertemente por mi reacción.- Tranquilo, es solo una broma.
-
Claro…- le dije sin darme demasiado crédito y
definitivamente dejando notar en mi tono que no le creía aquello.
-
Si, tiene seguro tu puerta, descuida. –
agregó en tono serio antes de voltearse y retirarse, dejándome solo con la
puerta abierta.
¿Qué rayos
le pasaba ahora?
¿Lo había
ofendido con dejarle notar mi negación a sus “coqueteos”?
Gackt no
parecía ser un tipo desagradable, tal vez simplemente era bromista y yo me
estaba tomando demasiado en serio su actitud. El parecía ser muy solitario,
aunque con ciertas actitudes también podía comprender por qué.
¿Cómo rayos
consiguió el número del departamento de Kaz? ¿Quién se creía para llamar
directamente y preguntar por mí?
Sentí que
Gackt se tomaba atribuciones que no le correspondían.
Y aquí
estaba yo, por comenzar a grabar una
película con un tipo que no me agradaba demasiado… amarrándome a compromisos junto
a él, por quizás cuanto tiempo… tal vez
Kaz tenía razón, tal vez no debí venir, tal vez debí respetar sus celos…
avalarlos… tal vez… tal vez mis
decisiones, mis viajes, siempre serían una razón para discutir y… tal vez el
peso de aquello terminaría por aplastar su amor hacía mí…
Debía dejar
escapar mis dudas, mi enojo conmigo mismo y mis lágrimas.