viernes, 10 de febrero de 2017

Capítulo 2: Sacrificio

Decidí embriagarme antes de dirigirme a la casa de Gackt-chan, iba a ir lo más anestesiado posible para luego no recordar nada.

No me perdonaría a mi mismo aquello, aunque la persona más importante para mí me lo perdonara, las huellas que Gackt dejaría en mi piel, jamás me dejarían del todo.

No estaba psicológicamente preparado para lo que venía.

Gackt había cedido a esconder y negar todo lo que había sucedido, con la condición de que yo estuviera una noche con él, esa noche.

El me quería a mí. Aunque fuera una vez.

También había prometido que sería nuestro secreto.

Pero aquello no me importaba, mi piel me recordaría que había sido suyo una noche y aquello me pesaría siempre.

Bebí una  botella de vino completa, estando seguro que eso sería suficiente para borrarme por unas cuantas horas, llamé un taxi y con dificultad caminé hacía él cuando éste llego.

Camino a casa de Gackt intenté distraerme con el paisaje que me ofrecía el largo camino hasta su casa, pero estaba tan nervioso, que solo quería que el día acabara rápido y con él toda aquella situación. Apreté mis manos con los nervios consumiéndome.

Estaba tan nervioso, que el efecto del alcohol pareció evaporarse y yo estaba más alerta que nunca. Quería llorar.

Al llegar a la casa, le pedí al taxi esperar un par de horas prometiéndole una cantidad exagerada de dinero, quería tener un seguro de huída para no tener que permanecer allí más tiempo del necesario.

Mientras me bajaba del taxi y caminaba hasta la puerta de la casa, sentí mis piernas temblar, estaba demasiado asustado.

“¿Esto sería abuso no?” Pensaba mientras caminaba hacia él. Tal vez debí decirle a J lo que Gackt quería a cambio, en vez de sólo decirle que él iba a ayudarnos. Pero ya era demasiado tarde. Toqué el timbre.

“Cálmate, solo serán unos minutos y nos marcharemos” le repetí una y otra vez a mi mente.
La puerta se abrió y tras ella el cuerpo alto de Gackt, desnudo con tan solo una toalla cubriéndole.

Tragué saliva. Bien, esto sería más rápido de lo que creí.

-         Pasa y quítate la ropa, estoy demasiado ansioso para una charla previa. – susurró ronco, al parecer ya excitado. Pero había algo raro en él, su voz sonaba algo arrastrada y parecía que le costaba mantener el equilibrio.

-         Vaya, pensé que al menos eras más cariñoso.-le dije en broma junto con una carcajada amarga, en verdad me aliviaba que no tuviera que soportar demasiadas caricias previas.

El desapareció, mientras yo me quitaba la ropa, observé mis manos un segundo... no me sentía para nada  excitado para tener sexo…  al contrario sentía frío y no sólo físicamente.

Cuando me quedaba tan solo la ropa interior puesta apareció Gackt tambaleándose y afirmándose para mantener el equilibrio. Ahora lo comprendía, estaba nuevamente ebrio.

Sentí miedo.

El era más bien violento al estar ebrio.

Pasó junto a mí y se sentó en el gran sofá. Palmeó el lugar junto a él, indicándome que me sentara allí. Obedecí.

Me sentía más delgado de lo normal, más débil, más pequeño.

En cuanto mi cuerpo estuvo a su alcance comenzó a besar mi cuello y mis hombros, sus manos acariciaron mi estomago y mi entrepierna, sus besos eran sonoros y babosos, yo suspiré, sentía que su toque dolía.

Quitó la toalla que le cubría de un tirón, mientras me acostaba y se acomodaba entre mis piernas para continuar besándome, observé su entrepierna y me espanté.

¿Qué rayos tenía ahí?        

Parecían perforaciones… se veía horroroso, dolería, por dios que dolería.

-         Cierra los ojos, quiero que disfrutes…- susurró ebrio y algo juguetón mordiendo mi piel mientras dejaba un camino de besos en dirección a mi pecho.

Hice lo que indicó, cerré los ojos.

“Imagina que no es Gackt, imagina que son las manos de él… él, que tanto quieres, no Gackt…” me dije, sin embargo era difícil hacer aquello, el olor que emanaba del cuerpo de Gackt era distinto, la textura de sus labios era muy diferente, la forma de besar ni siquiera se asemejaba y la entrepierna que rosaba a ratos mi piel se sentía extraña.

Mientras Gackt besaba mi estomago se quedo quieto, por bastantes segundos, sentía de la misma forma sus manos quietas sobre mi cuerpo, abrí mis ojos extrañado y observé el cuerpo de Gackt cargando su peso sobre el mío.

-         ¿Qué… que pasa? – Pregunte nervioso.

Los segundos pasaron, no hubo respuesta.

-         ¿Gackt-chan? – pregunté alarmado - ¿Estás muerto?- volví a preguntar ahora más alarmado. Observé el cuerpo de Gackt que estaba sobre mí, se movía ligeramente, al menos respiraba.

Me acomodé para observar su cabeza, su boca abierta y sus ojos cerrados me indicaron que estaba dormido, por no decir en coma.

“No es posible” me dije a mi mismo riendo, feliz y aun sin creerlo.

Así que no pasaría nada esta noche… bien, estaba ebrio, al punto de caer en coma, así que podía hacerle creer que sucedió algo.

Estaba seguro de que no lo recordaría.

Retiré su cuerpo con cuidado de no despertarlo y me vestí rápidamente.

Necesitaba reaccionar rápido para huir antes de que despertara.

Busqué un lápiz y una hoja y le dejé una nota antes de marcharme:

Gackt, espero que recuerdes tus promesas.
1.     Jamás le dirás a nadie sobre esto.
2.     Jamás volverás a pedírmelo.
3.     Jamás dirás nada sobre Sakura.
Gracias por la noche, no estuvo tan mal…
Adiós.

Suspiré ya seguro en el taxi.

Aun estaba incrédulo, todo había acabado y no había sucedió realmente demasiado….

“Que cerca estuve…” pensé recordando sus besos por mi cuerpo, me sentí algo asqueado. Pero ya llegaría a casa y él borraría con sus besos las huellas de Gackt.