- Siempre he
tenido ese sueño Ryo-chan, quiero lograr que mi música llegue a todos los oídos
del Japón. – le dije seriamente a mi mejor amigo, necesitaba que el entendiera
que mi deseo era real, no sólo simples sueños o palabras impulsivas de un chico
inmaduro.
- Eres un ambicioso. –
dijo riendo, él no creía en mí. Pero en verdad nadie lo hacía, en aquel tiempo
las bandas buscando surgir eran demasiadas, pocas atraían la atención del
público y muy rara vez eran las bandas japonesas las que se escuchaban por más
tiempo en las radios.
Era deprimente que nadie creyera en mí.
- Vamos Ryo-chan, sé que
puedo lograrlo…- le insistí, aquellas palabras eran en realidad un eco de mis
pensamientos, estaba muy seguro de que yo era un buen músico, pero no estaba
seguro si lograría surgir de entre las calamidades de bandas que morían en
aquel tiempo. Sin embargo me repetía incansablemente que todo saldría bien,
creía que si confiaba en mi mismo atraería las fuerzas del universo que
lograrían cumplir mi sueño.
Todas mis
energías estaban puestas en aquellas metas, solo necesitaba encontrar las
personas perfectas.
-
De todas maneras
Tet-chan ¿No puedes simplemente dejar que el tiempo lo diga todo? Es decir,
estamos finalizando la escuela, no puedes perder tu tiempo en pertenecer a una
banda y en intentar lograr fama, tal vez eso sólo dure unos años, tal vez nunca
ocurra, no puedes decidir en base a ideales ficticios, preocúpate por tu futuro
y quítale esa preocupación a tus padres.
Sus palabras me dolían, como me dolían las palabras de mi madre que siempre
llegaban a lo mismo “no puedes perder tú tiempo en aquellas estupideces, debes
elegir una carrera, debes pensar en tu futuro” pero yo pensaba en mi futuro.
Hace semanas que ya tenía en mente como sería mi banda perfecta, había
logrado que Hiro, un buen amigo musical estuviera dispuesto a formar una banda
conmigo, incluso se había mostrado motivado pensando en quienes podrían
ayudarnos, el conocía a muchas personas, era un chico de muchos amigos algo muy distinto a mí, que de manera
inconsciente separaba mis amistades como “músicos”, “escolares”, “conocidos”, y
“familiares”, ya que no me gustaba engañarme y creer que su cercanía a mi era
por mi persona, más bien era por un interés, aquellas etiquetas justificaban
usualmente la razón de su cercanía. Sin embargo Ryo-chan era distinto,
realmente habíamos logrado ser amigos desde niños, aunque su poca confianza en
mí lastimaba tanto como la poca confianza de mi familia en mis sueños.
En la cena la conversación volvía a dirigirse a mí, a mí futuro, a mis
responsabilidades, a un Tetsuya que parecía ser diferente en la boca de mis
padres al reflejo que yo veía todas las mañanas frente al espejo. Realmente
aquel era el peor de los problemas, el futuro para mí en los ojos de mis padres
no me pertenecía.
-
Si fueras un empresario
estaría bien, tal vez deberías dedicarte a la contabilidad de un lujoso
restaurant… - murmuro mi padre.
-
O también podría ser de
un hotel… deberías aprender idiomas Tet.- agrego mi madre, nuevamente agregando
planes al mapa de mi vida.
Mis hermanas me observaban calladas, tal vez la cercanía que se estableció
con los años y nuestras edades similares hacían más fácil para ellas percibir
mi incomodidad ante los planes de mis padres, pero ni una de ellas decía una
palabra. Aunque en sus ojos veía la comprensión que no recibía de nadie más,
pero no el apoyo. Ellas estaban de acuerdo con mis padres, simplemente
comprendían que no quería aquello para mí, algo que mis padres se negaban a ver.
-
Deberías dejar de ver a
tu amigo el guitarrista, solo pierdes tiempo con él.- aseguro mi madre.
-
Mamá, Hiro es un buen
chico y compone buena música. – le defendí.
-
Eso no quita el hecho de
que pierdas el tiempo con él.- volvió a asegurar. Suspiré, realmente hablar
sobre mis sueños con mis padres me hacía sentir desnudo. Me afectaba su opinión
y prefería evitar escucharlas porque ya sabía cuáles eran. – No quiero que
estés llenando tu cabeza de pérdidas de tiempo con tus hobbies en ésta parte
tan esencial de tu vida Tetsuya, necesitas tomar decisiones con la cabeza fría.
– regaños más regaños, era lo usual a la hora de cenar.
-
Ahora más que nunca,
tienes que ser maduro para decidir qué quieres hacer el resto de tu futuro, sea
lo que sea nos va a enorgullecer.- acotó mi padre con una sonrisa y ojos de
cálido afecto. Yo suspiré incómodo. Realmente me sentía culpable por desear
tanto algo que ellos detestaban.
-
Debes dejar el bajo de
lado para concentrarte en tu futuro Tetsuya, no quiero escucharte tocar en
estos tiempos tan importantes.
¿Qué?
Imposible.
Tocar el bajo era el momento más preciado para mí, aunque lo que tocara no
tuviera sentido, aunque mis composiciones fueran solo garabatos en papel,
representaba la parte de mi que más valoraba.
-
Mamá no haré eso. – le respondí
en tono rotundo sin darme cuenta, al mismo tiempo en que terminé de hablar y
noté como se escucharon mis palabras, me arrepentí de haberlas dicho, sabía que
se aproximaba un regaño brutal.
-
No lo harás. No quiero oír
el bajo por la casa nuevamente y no volveré a decirlo ni discutirlo.- respondió
alterada, con tono tajante y notablemente furiosa.
-
Pero mamá…
-
Retírate de la mesa de
Tetsuya. – volvió a decir en el mismo tono, esta vez haciendo justicia a su “no
volveré a discutirlo”. Sabía que no había caso, no me dejaría decir nada más.
La observé
unos segundos.
Su rostro
realmente parecía furioso… mis hermanas me observaron asustadas.
Pero no, yo
no discutiría más.
Nunca le
ganaría a mis padres en una discusión, ni sentía que realmente debía hacerlo.
Me puse de
pie y me dirigí a mi habitación.
Me recosté
en la cama con una mezcla de rabia e impotencia.
Me sentía
realmente triste, tal vez, aquello no iba en ninguna dirección y al igual que
tantos otros sueños, se perdería en el camino de la vida… Hundí la cabeza en la
almohada, sintiendo el peso del rechazo y la desconfianza en el mundo, en mis
seres queridos y en mí mismo, un par de lágrimas llenas de rabia salieron de
mis ojos… unos minutos después, los sollozos se hicieron presentes.
Abandonar
los sueños dolía.
“¿Realmente
debería dejarlos?” me pregunté antes de proponerme dormir para no continuar
dándole vueltas al asunto. Pero fue inútil. Fue una noche larga.
-
Tet-chan… - Llamó Ryo a
mi lado… lo ignoré, estaba realmente deprimido como para hablar.- ¡Tet-chan! estas
algo distraído hoy… ¿sucede algo? – preguntó mientras caminábamos.
-
Estoy bien Ryo-chan.- le
contesté sin ánimos. Continuamos caminando juntos a nuestras casas, pero poco a
poco el silencio se hacía incomodo para él, podía ver de reojo como sus
expresiones indicaban que pensaba en que decir.
-
Mi madre dice que debo
estudiar gastronomía y abrir un restaurant aquí en Osaka… no sé si quiero ser cocinero, pero al menos
será mejor que intentar ser famoso.- dijo riendo de su muy mala broma.
Yo lo observé sorprendido. Era muy inusual en él reírse de ese tipo de
situaciones, sin embargo eso era lo que hacía todo el mundo con mi sueño,
reírse de él.
Me sentí dolido y muy molesto, tal vez el respeto que les tenía a mis
padres me impedía debatir sus planes, pero este no era el caso.
-
Tal vez yo no seré un
bajista famoso Ryo-chan, pero al menos te aseguro que no seré un cocinero más
entre los cientos de cocineros de los miles de restaurant’s que hay en Osaka. –
le dije escupiéndole toda mi rabia.
Luego caminé más rápido, hasta dejarlo atrás, si él quería darme una
respuesta, yo no la quería escuchar.
Cuando llegué a casa fue más de lo mismo, risas de mis sueños en la cena.
Aunque mi padre dedicó un par de palabras para mí, indicando que creía que yo
era lo suficientemente bueno para triunfar, pero no creía que el mundo de la
fama fuera bueno para mí. Que yo era demasiado ingenuo e inocente, pero yo
sabía que si debía dejar de serlo para pertenecer a allí, así seria.
Quería aquello, a pesar de que sabía que debía dejarlo por mi propio bien,
por mi futuro, lo quería con todas mis fuerzas.
Pero me propuse olvidarlo.
Por papá, por mamá, por mis hermanas y tal vez, sólo tal vez, por mí.
Me quedé
recostado en la cama nuevamente después de la cena, no quería acabar como el
día de ayer, ahogando sollozos en la almohada, no es como si aquello sirviera
de algo. Necesitaba motivación, necesitaba algo de mundo.
Nunca había
sido bueno para hacer amigos, por lo que mi lista de amigos se reducía a
conocidos de mis ya nombradas etiquetas y a Ryo-chan, que al vivir
relativamente cerca de mi casa, podíamos compartir el camino a casa y charlar.
Pero no había nadie más en mi lista… realmente me sentía muy solo.
Me propuse
por un pequeño lapsus conocer gente.
Haría lo
posible por distraerme y al menos así
proponerme nuevas metas, metas que fueran aceptadas por mi familia, mis amigos
y mi futuro.
Realice mis
tareas escolares y me dispuse a salir.
Iría a algún
bar, conocería gente, quizás buscaría novia.
Quién sabe. Me
permití abrir las ventanas y hacerme nuevos planes.
Sólo quería
no sentirme tan solo.
Sólo quería
escapar.
Me dirigí al
centro de la ciudad y caminé por las calles evaluando algún lugar en donde
pudiera beber tranquilamente, conocer y charlar con algún desconocido.
Creyendo que
sería una buena idea entrar al que pareciera tener más gente, me dirigí a un
recinto atestado de adolescentes y personas mayores. Una vez dentro, comprendí
que el lugar era un recinto de música en vivo.
Bandas
Auch.
La vida me
odiaba.
Jamás podría
superarlo si todo me recordaba lo que yo más quería.
-
¿Hiro? – el volteó hacía
mi.
-
¡Tetsu-chan! – dijo
volteándose por completo con su vaso ya servido en la mano. - Llevas tiempo sin
llamar, había algo que quería comentarte sobre nuestra banda…
Oh no…
-
¿Qué pasa? ¿Por qué colocas
esa expresión? – preguntó algo curioso pero en un tono molesto, yo no me había
dado cuenta de mi tan comunicativa cara.
-
Es sólo que no
quiero saber nada de bandas Hiro…- le
susurré deprimido.
-
¿Qué? ¿Por qué no? – su
voz sonaba muy desilusionada.
-
Creo que sería bueno no
proponernos metas que no vamos a cumplir… - mi voz sonaba muy dolida. Que
patético debía verme.
-
Pero Tetsu-chan… le he
pedido a un amigo que nos escuche cuando tengamos la banda formada, ¡No puedes
decir eso ahora! ¿Qué es lo que pasó? –Hiro tenía una mirada preocupada y al
mismo tiempo molesta. No quería darle mayores explicaciones, en verdad sólo
quería que me dejaran en paz con el tema.
-
Sólo… sólo me cansé de
perder el tiempo…
-
Pero Tetsu-chan… - Le dediqué a una Hiro una mirada dolida,
necesitaba que se callará, el me observó con un semblante que podía expresar
preocupación tal vez. Luego se alejó… me sorprendí por su reacción. Bien, ahora
Hiro estaba molesto.
Suspiré.
Dejar ir mis sueños sería más doloroso de lo que creía.
Compré una cerveza, era tan extraño
en mi beber… el show del recinto comenzó y un par de bandas amateur subieron al
escenario, más música, más bandas, más del mismo tema… tal vez aquello hubiera
servido para distraerme, pero no podía
dejar de pensar que los chicos en el escenario compartían el mismo sueño que
yo, querían fama, querían hacer música, querían ser profesionales, y estaban
allí, en un escenario de Osaka, uno más de miles de escenarios, solo son una
banda más y yo ni siquiera eso tengo… debía desistir, pero hacerlo de realmente
desde mi corazón o me pasaría el resto de la vida añorando lo que nunca pude
tener.
Me senté a observar el show y me dejé llevar por la música de aquellos
chicos, en verdad no eran malos, pero su sonido era extraño, difícil de
digerir, lo mismo las siguientes tres bandas que subieron al escenario.
A lo lejos veía a Hiro conversar con un chico de cuerpo robusto, en la
misma mesa que él habían 5 chicos más, al menos Hiro tenía amigos… en cambio yo
no tenía nada… Hiro podría ser un buen guitarrista, tal vez alguno de sus
contactos le buscaría alguna otra banda y tal vez llegaría lejos, aunque aquel
pensamiento me hizo compararme con él y sentir que yo… y él no éramos
diferentes, así que él no se merecía la fama más que yo, deseché de inmediato
el pensamiento. No debía dejarme guiar por los impulsos de mis deseos.
Bebí un sorbo.
“Basta Tetsuya, basta…” me dije a mí mismo.
De pronto escuche una voz venir desde el escenario, aquella voz… me llamó
mucho la atención. La verdad es que me perdí en ella voz desde que llegó a mis
oídos.
Sus tonos eran graves y elevados a ratos, tenía buena melodía, aunque la
música en sí no era buena como conjunto, la voz del vocal de la banda
destacaba.
Me dejé llevar unos segundos por la voz, tenía un color emocional muy
fuerte, la composición que interpretaba era muy poética y por la forma en que
jugaba con las letras, definitivamente era de su autoría. De inmediato me dejé sacudir
por la voz y me acerqué al escenario, al igual que otras muchas personas que se
habían acercado.
Era un chico pequeño y de cabello largo quien cantaba, tenía una gran
presencia en el escenario, tocaba la guitarra y cantaba con los ojos cerrados,
en verdad el sonido era grotesco y solo dañaba la canción, pero la voz era
suficiente para crear una buena melodía.
Pensé que si el chico tuviera una buena banda, si pudiera crear buenas
melodías para acompañar esa gran voz, llegaría lejos, muy lejos.
Quise ser yo quien creara música para esa voz.
El deseo en mi pecho era cada vez más fuerte, si pudiera convencerlo, si
pudiera lograr que él formara una banda conmigo, definitivamente llegaríamos
lejos.
Volteé para observar a Hiro, el deseo estaba nuevamente en mí, esta vez lo
sentía demasiado fuerte, quería con todas mis fuerzas cumplir mis sueños. Hiro
estaba observando al vocal de la misma forma que yo, su boca estaba
relativamente abierta por la impresión.
Cuando la canción finalizo y el recinto estalló en aplausos Hiro se acercó
a mí:
-
¡Su voz es genial! Y
¿viste al baterista? También es muy bueno… - Hiro estaba emocionado, pero se
contenía de decir demasiado, yo sabía que estaba eligiendo con cuidado sus
palabras, no quería decir nada acerca de mi
sueño abandonado y agradecí su consideración, sin embargo ahora era
innecesaria. Sentía mi motivación tan grande como mis sueños.
-
Tenemos que pedirle que
se nos una Hiro.- le dije en un hilo de voz, el me observó nuevamente con la
boca abierta.
-
¿Qué? ¿Unirse a
nosotros? ¿Aun hay un “nosotros”?
-
Lo hay.- le dije
sonriendo, él se rió. Y rodeó mis hombros con un abrazo.- ¡Busquemos a ese
vocal entonces!
No
renunciaría a mis sueños, no al menos, sin agotar todos los esfuerzos, aquel
sería tan sólo el primero.