lunes, 30 de enero de 2017

Capítulo 5: Verdades

Nos adentramos en el edificio y caminamos rumbo al ascensor.

-         Me sorprende que tengas un departamento, siempre creí que te gustaría tener tu propio patio tras de casa. – comentó intentando romper el silencio.

-         Y me gustaría, sin embargo encontrar casas en Tokio es tan difícil como conservar la virginidad de Ken-chan.- Ambos reímos por mi broma.

-         Recuerdo que en aquel tiempo Ken-chan jamás dormía solo. 

-         Tu tampoco.- pensé en voz alta.

Cuando noté que dije aquello en voz alta me enfade conmigo mismo. “Idiota, idiota, idiota” me repetía. Hide me observó con la boca abierta, luego de unos segundos se repuso y bajó la mirada. Claramente yo sabía arruinar el momento y hacerlo más incómodo. Como si él no supiera que ambos dormíamos juntos.

-         Yo…  - comencé a decir cuando las puertas del ascensor se abrieron en mi piso.  Me decidí a caminar en silencio para encender las luces, sentía mi corazón pesado, sentía que había arruinado todo y que Hide en cualquier momento querría huir de allí.

-         Wau…Eres un cerdo.  – exclamó sorprendido, negando con su cabeza. – ¡No puedo creer que teniendo este desorden invites personas a casa! ¿Qué es eso? – dijo agachándose a tomar algo con sus manos - ¿Ropa interior? Vaya… aun mojas un poco tus calzoncillos…

“¿Qué?”

-         ¡Oye! ¡Deja eso! – le grité cuando le quitaba la ropa de las manos, ahora el avergonzado era yo.
-         ¿Cómo quieres que lo deje?  ¡Hay ropa por todos lados! ¿Qué es esto? – ésta vez lo que tomó en sus manos fue una composición… iba a  detenerlo por vergüenza, pero me detuve… realmente no me importaba que él leyera mis garabatos, me conocía mejor que lo que un par de palabras al azar pudieran decir de mí.

Mientras el estaba de pie leyendo las hojas que encontraba, yo recogí un poco de ropa, basura y platos sucios que habían por allí, en un par de minutos logre que todo quedara decente.
-         Ahora puedes sentarte.- le dije sentándome primero y dejando un espacio a mi lado.

-         Éstas composiciones son muy…- el dudó de sí decir realmente lo que pasaba por su mente.
-         Dilo…- le  incité, sabía que realmente me diría su opinión y si era negativa, realmente no importaba demasiado, gran parte de mis garabatos nunca concluían en una verdadera composición.

-         Muy propias de ti… son diferentes en el nivel de madurez de las palabras que usas,  todo parece guiar más a una reflexión o al sentimiento preciso de una situación, no son palabras al azar que interpreten algo, son más bien la respuesta de una interpretación, sin embargo tiene un sello muy propio de ti, me gusta…

Vaya. Yo no había analizado realmente lo que escribí y si lo hacía, definitivamente esa no sería mi conclusión.

-         Gracias…- le dije un poco sonrojado.

-         Eres diferente al Ya-chan de mis recuerdos…- susurró despacio mientras se sentaba, ambos continuábamos ebrios por lo que nuestros movimientos eran lentos. Acomodó su cuerpo en dirección a mí y me observó a los ojos, sus expresivos ojos brillaban, durante un momento estuve seguro de que había cariño y admiración en su mirada- De cierta forma, continúas siendo tu, pero gran parte de ti ha cambiado… tu actitud es diferente, sin embargo… tus principios continúan siendo los mismos, puedo notarlo, tu presencia se siente de la misma forma en que se sentía hace 20 años. – Hide suspiró, yo tenia un revoltijo de sentimientos… estaba emocionado, saber que esa era su opinión respecto a mí me hacía sentir feliz. De cierta forma sentí que sus palabras eran reales, siempre había creído eso de mi mismo al menos, que alguien que te conoce lo rectificara, solo me hacía sentir mayor plenitud conmigo mismo. – Es increíble como nunca dejaste de serle fiel a tus principios… a tus creencias y a pesar de que siento que tu forma de observar el mundo ha cambiado, tu forma de sentir lo que te rodea continua intacta… nunca creí que cuando nos viéramos volvería a sentirme así.

-         ¿Así? – pregunté apoyando mi cabeza en el respaldo del sofá, mi cuerpo también estaba en dirección a él. Hide hizo lo  mismo acomodándose y ambos nos permitimos envolver por una burbuja de tranquilidad. Las mismas que nos envolvían hace 20 años atrás.

-          Siento que por estos minutos todo va a estar bien… - Cerró sus ojos respirando tranquilamente, analicé un poco sus palabras, quise ignorar todas mis emociones y el deseo que me invadía al tenerlo tan lejos, por lo que  me concentré en el significado de sus palabras, usualmente siempre queriendo decir más de lo que dicen en realidad.

Como si hubiera escuchado mi pregunta silenciosa respondió en susurros:

-         En mi vida normal me siento asustado de todos los que me rodean, de cierta forma todos son una amenaza para mí, es como si sintiera que en el fondo todos quieren conocerme para mostrarme desnudo ante el mundo, intento… que incluso que las personas que me rodean no sepan realmente como me siento… intento esconderme todo el tiempo  y vivo con el miedo de que alguien me exponga más de lo que podría soportar. – A medida que hablaba, sentí enormes ganas de protegerlo del mundo y de todos quienes siempre se golpeaban por obtener algo de él; información, una palabra, sentimientos, su corazón… tomé su mano y dejé mis dedos jugar con la piel de su muñeca.

-         Siempre has odiado que alguien conozca tus intensiones, tus pensamientos, tus ideas, siempre te ha resultado más cómodo mantenerte callado, tranquilo mientras el huracán de pensamientos se revuelve en tu mente…   eres fascinante por ello Hide… nunca te ha importado que opinen de ti realmente, mientras el verdadero tú esté escondido, es intocable y las opiniones no llegan hasta él. – Ésta vez yo le hablé en susurros para mantener nuestra tranquilidad dentro de la burbuja, el cuerpo de Hide poco a poco se acerco a mi hombro hasta que se apoyo en mí completamente.

-         Pero tú si sabes quién soy realmente…

Pensé en ellos unos momentos… en estos minutos había intentado buscar similitudes del Hide de mis recuerdos y este Hide 20 años más viejo, y aunque había encontrado unas pocas, comprendí que no lo reconocí por completo por que ambos actuamos a la defensiva, en un primer momento se mostró conmigo como se mostraba con sus viejos conocidos, pero había llegado éste momento en donde por fin ambos nos estábamos dejando ver tales cuales éramos.

Y era él, él mismo pequeño Hide de mis recuerdos. El mismo hombre que odiaba ser tratado como mujer pero que amaba vestirse como una, el que adoraba beber café, él olor de la madera, él sonido de la lluvia, el que huía de los insectos y prefería mantener la luz encendida hasta dormirse. El que sentía cosquillas en su cadera y detestaba ser abrazado por extraños, el que lloraba fácilmente y era capaz de trasmitir más con su mirada que con palabras.

Continuaba siendo él. Se había oculto tras su identidad de fama, pero seguía siendo el chico que yo tanto amé.

Respecto a mis sentimientos, estaban claros, todos estaban derretidos bajo la presencia de Hide, sin embargo mi cabeza tenía una confusión no tan simple y yo preferí solo dejarme llevar, fuera lo que fuera a lo que nos destinaría aquella situación, valdría cada segundo y yo lo sabía.

-         Yo adoro quien eres realmente…- le confesé con toda la sinceridad de la que era capaz.

Hide levantó el rostro, sus mejillas estaban un poco ruborizadas, de la misma forma que sus ojos un poco llorosos. No sabía si era debido a la ebriedad pero sentía un gran alivio y los ojos de Hide parecían trasmitir lo mismo, estuve seguro entonces que mi rostro debía verse igual.

Nos observamos un par de segundos y sin ser consciente de mis pensamientos, observé su boca luego… volví dirigir la mirada a los ojos de Hide, él también observaba mi boca… mi estomago se contrajo. Moría por besarlo y de tan solo notar que aquello era compartido, quería mucho más que un beso.