~ Sakura
Estaba
desnudo estirado en la cama cuando Ken entró en la habitación.
-
¿Qué…? – comenzó a decir cuando me vio. Lo
ignoré.
-
Estoy
disfrutando de la soledad.
-
Bueno
ya llegué, así que cúbrete – me lanzó la almohada directamente hasta la zona
baja, pero alcancé a tomarla antes de que me golpeara.
-
Ahora
te acuerdas de que tienes una habitación, prostituta de clase baja – lo miré – Y llevas la pijama de anoche. Siquiera te hubieras vestido decentemente, pero
no querías que yo sospechara así que preferiste salir así– Ken sacó un
paquete de dulces del cajón de junto a su cama y comenzó a masticar mientras me
miraba.
-
¿Con
qué te depilas? – preguntó de pronto. Lo miré sorprendido por su pregunta y le
lancé la almohada que él mismo había usado para atacarme
– Deja de mirarme.
-
Deja
de mostrarte entonces.
-
Dame
un dulce – estiré el brazo y él dejó uno en mi mano.
-
¿No
tienes programa de radio al mediodía? – asentí – Son las once– volví a
asentir – Sakura… - dijo en tono de regaño.
-
Aún
tengo al menos quince minutos antes de comenzar a correr– el suspiró y se
recostó boca arriba.
-
Debería
bañarme pero tampoco tengo ganas – cuando lo miré noté que sonreía al tejado.
-
¿Por
qué estás tan alegre? ¿Tan bueno estuvo lo de anoche?
-
Sí…
- respondió sin dudar - Bastante bueno… - de pronto soltó una risa histérica.
-
¿Qué
te pasa degenerado?
-
Nada,
nada… - llamaron a la puerta. Ken se sentó en la cama y me miró esperando que
me cubriera pero no me moví ni un poco - ¿Quién…?
-
Yo
– la voz de Hide se escuchó del otro lado.
-
¿Y
desde cuándo golpeas? – Ken me miró y yo también a él, de inmediato me levanté
y busqué mi ropa. Si Hide golpeaba era porque no estaba solo.
-
Oishi
quiere percatarse de que Sakura esté listo para ir al programa de radio… Nos
llevará él.
-
¡Me
estoy vistiendo! – respondí mientras me colocaba los pantalones.
-
Quince
minutos querías… - carcajeó Ken riéndose de mí.
Cuando
salí de la habitación saludé a Oishi y lo seguí mientras salíamos del hotel. Hide me miró con sus ojos grandes, centrándose en mi rostro con demasiada
atención, moví mis labios sin dejar salir ni un sonido preguntándole: “¿Qué pasa?”, y le sonreí sin entender su reacción, pero bajó la mirada
sin decir nada. Ya en el ascensor mientras nuestro manager nos daba la espalda, rocé mis dedos con los suyos sin siquiera mirarlo queriendo incomodarlo un
poco, y como me lo imaginé, se le acaloraron las mejillas.
Subimos
al auto. Oishi se sentó de copiloto mientras un staff conducía. Hide y yo
estábamos atrás.
-
Deben
tener cuidado con lo que dicen. Sobre todo tú Sakura, responderán preguntas de
fans así que eviten las críticas.
-
Ajá
– respondí de manera condescendiente mientras observaba a Hide, llevaba una
playera negra sin mangas y un jeans ajustado con un par de agujeros en sus
rodillas. Justamente en su piel desnuda de allí fueron a parar mis manos, le
hice cosquillas con los dedos y dio un salto riéndose en silencio. Le dio una
palmada a la mano que lo tocaba y la tomó entre sus manos para acariciarla como
lo hacía con el lomo de Samurai. De pronto sacó un plumón que solía llevar para
dar autógrafos y comenzó a dibujar sobre mi mano. Ninguno de los dos le prestó
más atención a Oishi que continuó hablando.
-
¿Qué
haces? – le susurré bajito, él me miró travieso, terminó y luego soltó mi mano. La observe con curiosidad. Había dibujado un
panda enojado que sostenía un cartel que decía: “Este panda tiene dueño". Bufé y
le quité el plumón. Dibujé la flor característica de mi batería porque había dicho
incansablemente que todo lo que tuviera esa flor me pertenecería, él lo
entendió cuando la vio en su mano y me guiñó el ojo izquierdo.
-
Llegamos
– dijo Oishi sacándonos de nuestro sueño– Espero que haya quedado todo claro
– ambos asentimos con un gesto serio – Es el segundo piso, ¿necesitan que los
deje dentro?
-
No
es necesario – le respondió Hide. Allí nos despedimos.
-
¿Escuchaste
algo de lo que dijo?- le pregunté, él negó.
-
Aún
tenemos quince minutos antes de que empiece el programa… ven – me jaló del
brazo hasta un centro comercial que estaba junto al edificio en donde teníamos
que entrar.
-
¿Vas
a comprar algo? – me causaba curiosidad su actitud.
-
Solo
sígueme – me soltó el brazo y caminó con prisa hasta el baño del centro. Pensé
que tal vez tenía una emergencia pero en cuanto entramos miró a todos los lados
y revisó minuciosamente que no hubiera nadie dentro.
-
¿Por
qué tanto misterio? ¿Temes que alguien te descubra y te tome fotos mientras
orinas? – cuando pensaba en burlarme de él, volvió a jalarme hasta dentro de
uno de los baños individuales y cerró la puerta, solo entonces noté sus
intenciones. En cuanto terminó de poner el seguro se giró hacía mí y me rodeó
con los brazos, lo vi dudar de si avanzar con sus planes o no y no pude evitar
sonreír - Me extrañaste. – no era una pregunta. Como respuesta, me besó como
si la vida se le fuera en ello. Tomé sus cabellos y los jalé hacía atrás para
besar su cuello cuando me comencé a quedar sin aire, pero Hide no me dejó, fue
él quien besó mi cuello y mordió con fuerza dejando una marca húmeda – Cuidado… - le susurré temeroso de que alguien entrara y nos escuchara.
-
Shh…
- me miró travieso comenzando a abrir mi pantalón, metió de lleno la mano dentro
de mi ropa interior - Necesito que no
hagas ruido – aguanté una carcajada, más por los nervios.
-
¿Qué
piensas… hacer? – a media pregunta se agachó y bajó la totalidad de mi ropa
interior dejando desnuda mi entrepierna, la tomó entre sus manos y mirándome
se la llevo a la boca chupando fuerte – Auh… - me incliné hacía delante y de
inmediato enredé sus cabellos entre mis dedos. Él la sacó de su boca y la lamió
con la punta de la lengua sin dejar de mirarme en ningún momento, la metía
dentro, chupaba fuerte, la sacaba y la volvía a lamer. Sentí como se endurecía
dentro de su boca. En mi cabeza pensaba en que jamás me imaginé que su mirada
en el hotel fuera porque planeaba hacer esto – Niño travieso… mmg… - de pronto
chupó tan fuerte que sentí una punzada de dolor, me tensé de inmediato y lo
miré indignado.
-
Silencio – le puse mala cara, pero terminé dando palmadas en mi boca para demostrarle
que me reprendía por haber hablado. Él continuó, cerré los ojos escuchando
como su respiración agitada y sus sonidos babosos eran acompañados por la
humedad y el calor que envolvía mi zona más sensible mientras sus dedos jugaban
con la piel de mis muslos. Él ya sabía cómo me gustaban las caricias y me
atrevía a apostar que nadie me había conocido en ese ámbito tanto como él.
-
Aaah…
- el sonido se escapó sin que lo pudiera controlar, pero no recibí castigo, se
alejó un poco para hablar.
-
No
te contengas que no tenemos tiempo esta vez, termina cuanto antes - Hide
comenzó a embestirme dentro de su boca con fuerza y de manera rítmica, empujó
todo dentro de su garganta con habilidad y cuando comencé a sentirme mareado
sus dedos frotaron con mucha suavidad bajo mis testículos haciéndome que le
diera un tirón con fuerza a su cabello, pero nuevamente no protestó. La tensión
me hizo perder el equilibrio por lo que me sujeté con fuerza a la puerta del
baño mientras mi boca se abría para dejar escapar suspiros pesados, me sentí
temblar, y como si él lo hubiera adivinado chupó con fuerza unos segundos antes
de que el orgasmo me alcanzara, dejándome terminar dentro de su boca mientras
permanecía chupando quieto con mi erección entre sus mejillas. Luego se apartó,
limpió cada rastro de semen del líquido blanco que había escurrido desde su
boca a mi entrepierna y lo devolvió a sus labios, tragándoselo sin dificultad
ni vergüenza.
Respirando
con dificultad me sequé unas gotitas de sudor de la frente. Él sacó un pañuelo
de su bolsillo y se secó la boca, luego secó mi entrepierna y a los alrededores, para después tirar el pañuelo al tiesto de la basura.
Aún
no lograba controlar mi respiración cuando me jaló fuera del baño para
obligarme a lavarme el rostro mientras él se lavaba las manos.
Salimos
de allí mientras aún me latía desaforado el corazón, de la sorpresa y el
aturdimiento no le dije nada al respecto.
-
Cómprame
un dulce – me exigió cuando pasamos por un kiosco fuera del centro comercial.
-
¿Aún
no te cansas de chupar, eh? – me dio un codazo en las costillas.
-
No
sé si alguien podría descubrir lo que es el olor de mi boca… - arrugué el ceño
por sus palabras y me acerqué al vendedor:
-
Dos
dulces con palito por favor.
En
cuanto entramos al estudio el locutor nos entregó la lista de temas y nos dejó
solos en la cabina mientras sonaba una canción previa a nuestra presentación.
Hide me miró mientras chupaba el dulce con la punta de la lengua, exactamente
como lo había hecho con mi entrepierna minutos atrás. Lo miré con los ojos
entrecerrados, pero él se negaba a dejar de jugar.
Estábamos
uno en frente del otro, la mesa era lo suficientemente grande como para
alejarnos demasiado por lo que no podía tocarlo si estiraba la mano, pero si
podría si estiraba mi pie. Lo pensé cuidadosamente y esperé a que todos los
presentes se fueran y que el locutor se sentara en la cabecera de la mesa donde
descansaba su micrófono y su campo de visión no pudiera notar lo que pensaba
hacer.
-
Estamos
con Sakura y Hyde de L’arc en Ciel – comenzó. Me quité los zapatos y dirigí uno
de mis pies a Hide buscando lo que me pertenecía, mientras el locutor le hacía
preguntas con referencia a la gira. La verdad, me perdí mientras fingía estar
concentrado en la hoja con los temas de conversación cuando mi pie desnudo
tocó el muslo de Hide, este me miró de reojo pero continuó hablando como si
nada, entonces notó mi intención y se le escapó una sonrisa. A tientas me costó
dar con lo que quería hasta que lo encontré. Comencé a frotar la planta de mi pie
con su entrepierna con bastante fuerza, en mi fuero interno agradecí la
costumbre de realizar fuerza con los pies gracias al pedal de la batería. De
pronto lo vi abrir la boca y me miró, bajó la mano con disimulo y tomó mi piel
para hacer cosquillas en la planta de él, pero solo consiguió que lo apretara
más contra su pantalón. Frunció el ceño– Ahora vamos a la ronda de preguntas,
sus fans tienen varias preguntas con respecto a ustedes dos, vamos con la
primera; ¿Suelen compartir momentos fuera de las actividades de la banda? – me
miró a mí.
-
Sí…
- dije sin mentir.
-
Bastante,
a veces Sakura se queda en mi casa – de pronto bajó sus manos y se movió un
poco mientras el locutor miraba las hojas, no pude adivinar que hacía por lo
que me sorprendí cuando sentí la piel desnuda de su entrepierna bajo la planta
de mi pie, lo miré con la boca abierta. Sus ojos me desafiaron, estaba
disfrutando aquello – Es con quien más comparto cuestiones cotidianas, a veces
comemos juntos o solo jugamos.
-
¿A
qué juegan? – me preguntó a mí, pero yo lo miré a él con una sonrisa juguetona
que no pude evitar en los labios.
-
Mmm…
jugamos a muchas cosas… - moví mi pie frotándolo de abajo hacia arriba. Vi el
calor subirle a las mejillas y pude sentir como se endurecía bajo el tacto de
mi pie.
-
Den
ejemplos por favor – pidió con una risa.
-
Me
gusta jugar con su cabello– lo provoqué – Sobre todo cuando lo tengo cerca de
las manos, casi no puedo evitar tomarlo.
-
También
jugamos a las cartas o a las quemadas de ojos. Sakura siempre gana – el locutor
se rió y pareció algo avergonzado por mi indirecta, pero pareció negarse a
interpretarlo de la manera en que lo había hecho y se enfocó en la respuesta de
Hide.
-
Ya
veo, entiendo que Sakura tiene una mirada intensa, he escuchado rumores sobre
eso.
-
¿Rumores?
– lo miré divertido.
-
Sí,
una vez una staff dijo que cuando la miraba la hacía sentir desnuda – me reí
fuerte y aproveché el movimiento para frotar con más rapidez la entrepierna de
Hide. Este cerró los ojos por un segundo, estaba claramente acalorado e
intentaba concentrarse en sacar y volver a chupar dentro de su boca el dulce. Cuando el locutor no miraba, lo hacía más provocativamente.
-
Eso
suena a que Sakura es un pervertido… - me dijo. Me reí y asentí con orgullo.
-
No
se supone deba asentir tan cómodamente – me dijo el locutor entre risas- ¿Qué
tiene dibujado en la mano? – de pronto me miró la mano curioso, hasta que entendí cuando vi el panda dibujado.
-
Oh
es que mi novia es muy celosa. Siempre hace estas cosas… ¿Y tu novia? – le dije
a Hide, este levanto su brazo orgulloso.
-
¡Oh, también un dibujo! Parecen especialistas en relaciones tóxicas – carcajeé fuerte
y Hide solo puso mala cara. De pronto vi a Oishi fuera del estudio y de
inmediato bajé mi pie y lo miré a él para que se arreglara el pantalón pero no
me entendió.
-
Siéntate
bien – le hablé como si le reclamara su actitud. Sin entender del todo lo hizo,
subiéndose el cierre con un movimiento bastante obvio. El locutor lo notó.
-
¿Un
accidente? – preguntó.
-
Si…
solo revisaba – le dijo algo nervioso cuando notó a Oishi fuera con gesto
serio. El locutor hizo una pausa mientras presentaba una canción, en ese
momento nuestro manager entró y por su rostro podía ver fácilmente que quería
golpearme.
-
Los
dos, salgan fuera – ordenó. Miré a Hide y solo por su actitud y mis ganas de
provocarlo me estiré sin ademan de apresurarme en obedecer, sin embargo Hide me
jaló hacia fuera.
-
¿Por
qué está tan enojado? – le pregunté, negó con la cabeza, sus ojos se veían
asustados.
-
Tal
vez vio algo…
-
No
creo… Lo vi llegar con esa mirada, ni siquiera nos había visto aún.
-
Entonces
no lo sé… - susurró angustiado. Miré a nuestro alrededor, no había nadie tan
cerca como para escucharnos.
-
Tranquilo,
nada puede ser tan malo – Oishi salió serio de la cabina y sin siquiera querer
mirarnos nos habló.
-
Caminen. La entrevista terminó.
-
¿Ah?
Pero si recién comenzaba… - protesté.
-
Caminen – repitió en un tono dictador, suspiré mientras lo seguía. Nos subimos al
autor exactamente en los mismos asientos de cuando habíamos llegado - ¿Qué
fue lo que les dije cuando llegamos? – los dos nos miramos sin saber que decir – ¿Siquiera escucharon? – Hide frotó sus manos con sus muslos nervioso. Tomé
su mano y la metí en mi bolsillo para que no fuera evidente que estaba
entrelazando los dedos con los suyos.
-
No,
no lo hicimos –respondí sin ánimos de querer alargar la charla. Oishi suspiró.
-
¡Par
de irresponsables, les dije que esta entrevista era importante para alejar los
rumores de que ustedes dos mantienen alguna relación! – gritó. Hide se congeló,
yo realmente me sorprendí, no solía prestarle atención a ningún rumor así que
no era extraño que yo no me enterara de ellos, pero algo así realmente esperaba
llegara a mis oídos a buen momento para detenerlo– Se los repetí tres veces: la disquera me presionó para hacer que estos se detuvieran después de las
incontables veces en que han dicho estupideces como que te gusta verlo dormir –
se refirió a mí – Que sería tu pareja ideal si fuera mujer, y un montón de cosas
más que no vienen al caso, y ahora que los ejecutivos de la disquera estaban
escuchando a mi lado como se apagaba el incendio, ustedes… - se cortó así
mismo por evitar decir alguna grosería, pero podía ver sus orejas rojas desde
mi asiento. De reojo podía percibir toda la tensión salir como olas del cuerpo
de Hide.
-
Pero
no te sulfures tanto, sabemos que estas bromas venden, incluso nos las han
elogiado como marketing, ¿no? – intenté aminorar la situación.
-
Si,
en efecto sería una opción apelar a eso considerando que es algo que vende,
pero entonces tú dices que odias profundamente cualquier tipo de estrategia
que no sea musical y tu honestidad ya es conocida. ¡Nadie creería semejante
estupidez entonces! Ni siquiera yo lo hago… Es el momento para que
decidan – algo en mi pecho comenzó a hacerse molesto, solo entonces noté lo
preocupado que estaba por lo que estaba diciendo.
-
¿Decidir
qué? – mi voz sonó más enfadada de lo que me hubiera gustado, lo que hizo que
Hide apretara mi mano dentro del bolsillo.
-
No
me interesaría en lo más mínimo que ustedes dos tuviera una relación, pero
tengo claro que por el rumbo que ha tomado esto no lo saben manejar y estamos
en un punto en que ya no lo podemos controlar, así que: o terminan lo que sea
que tengan o... –
-
¿O?
– exigí saber, realmente ya estaba molesto. Solía responder a la defensiva con
Oishi, por lo que no era nada nuevo para él mi reacción.
-
O
alguno de los dos deja la banda y estamos claros que ese no será Hyde.
Nos quedamos en silencio. Escuché la respiración apresurada de Hide a mi lado, sus ojos estaban llorosos.
La culpa latió en mí por la facilidad con la que consideré la opción con
seriedad.
-
No
– balbuceó Hide – Tu eres nuestro manager, estás aquí para apagar el incendio,
si no puedes buscaremos la manera de hacerlo o a otra persona que pueda con
ello, pero ninguno de los dos abandonará la banda. Si Sakura se va, ten por
seguro que yo no me quedaré – esta vez fui yo quien apretó su mano. Sabía que
él tomaría aquella posición, lo sabía tan bien que era la razón por la que
nunca le expuse mis ganas de hacerlo.
-
Ustedes
eran quienes debían apagarlo. Cada uno se hace cargo de sus acciones Hyde, yo
no puedo ir por allí cuidando cada palabra que sale de sus bocas. Ustedes son
cuatro, necesito que sean responsables para que esto funcione y está claro que
Sakura desde hace mucho dejó de serlo.
-
¿Por
qué lo atacas siempre a él? ¡No me interesa si te agrada o no! – Hide levantó
la voz, volteé a mirarlo sorprendido – ¿Desde cuándo un manager, un staff o una
persona externa decida quién se cambia en la banda o no? ¡Nosotros decidimos si
te cambiamos a ti, no tú a nosotros! Sakura no te agrada, por eso siempre te
enfocas en lo que hace mal, pero no hay banda que tenga otro baterista como él. ¿Se te hace difícil lidiar con él? No es nuestro problema, no nos interesa
escuchar tus opiniones personales acerca de nosotros. Si no tienes nada profesional que agregar,
entonces espero no tener que volver a escucharte hablar – Oishi bufó, iba a
voltearse para responderle a Hide, pero abrí la puerta del auto y lo corté.
-
Apagaremos
el incendio en el programa de radio del sábado. Dile a Tetsuya que iremos los
cuatro esta vez, lo hablaremos con fluidez y nos reiremos de ello y se acabó –
bajé del auto y le hice un gesto a Hide para que bajara conmigo, este me siguió.
Oishi no dijo nada, desde fuera del auto lo vi frotar con fuerza sus sienes
mientras bajaba el rostro.
Hyde respiró apresuradamente
mientras caminábamos por una avenida larga, miré a mí alrededor buscando un
lugar donde pudiésemos conversar pero muchas personas nos miraban con cierta
curiosidad y se volteaban sospechosamente, teníamos unos pocos segundos para
irnos de allí antes de ser reconocidos. Tomamos un taxi y le dijimos el nombre
del hotel a dónde íbamos, para nuestra desgracia el hombre nos reconoció de
inmediato, pero ninguno tenía ganas de charlar con él por lo que sin que
siquiera nos lo pidiera, le ofrecimos autógrafos. Durante el trayecto no hablamos entre
nosotros y yo respondí un par de veces a las preguntas del taxista. Hide por su
parte miraba por la ventana, lo vi limpiarse la mejilla con el dorso de la
mano, pero evité tocarlo ya que el conductor estaba sumamente atento a
nosotros. Cuando por fin llegamos al hotel, arrastré a Hide hasta recepción y
pedí una habitación extra. La secretaria sorprendida nos tendió la tarjeta de
ingreso, tal vez fuera mi paranoia pero realmente sentí que nos miraba con
sospecha. Hide no me dijo nada mientras caminábamos hasta el cuarto, y cuando
entramos se sentó en la cama y colocó su mano en su pecho. Yo me quité la
casaca y la lancé sobre la esquina de la cama, entonces caminé hasta él y sin
saber exactamente qué hacer, me arrodillé entre sus piernas para quedar por
debajo de su rostro.
-
Mírame – le pedí mientras tomaba su mano – Quiero que te grabes esto. Si tenemos que
distanciarnos un poco para que esto se acabe no quiere decir que mis
sentimientos por ti cambiaran – comenzó a negar de inmediato mientras me
escuchaba – Yo tampoco quiero separarme de ti, pero si tenemos a gente
pendiente de nosotros todo el tiempo, no podemos vivir juntos... desde hace mucho
sabíamos que tendríamos que enfrentarlo en algún momento. Y que yo duerma un
par de noches solo no quiere decir que no quiera dormir contigo. Hide… ¿me
estás escuchando? – sus ojos se habían llenado de lágrimas y no me miraba– Oye pasamos demasiado tiempo juntos, por lo mismo es que terminamos discutiendo
con más facilidad. Veamos lo bueno en esto; extrañarnos nos hará bien… Además,
no durará para siempre, solo será mientras tengamos que apagar esto.
-
¿Hay
otra opción? – preguntó limpiándose las lágrimas. Yo sabía que realmente le
asustaba más el perderme de vista que el extrañarme, siempre me mantenía
vigilado, incluso hablaba con Ken por las noches para asegurarse de si yo había
comido antes de dormir… Aquellas
preocupaciones nunca me habían molestado, pero a veces me angustiaba pensar en
que las mismas lo dañarían a él si es que no podía tener respuestas que lo
calmaran, no siempre estaba Ken a mi lado.
-
Bueno,
por lo que dijo Oishi si hay otra opción... – dije sin pensar, sus ojos pasaron de
la impresión a la alarma y luego a la indignación, para mi sorpresa me dio un
empujón para alejarme de él.
-
Vete
si te quieres ir, pero al menos no lo hagas usándome de excusa – sus ojos
estaban realmente molestos. Suspiré por su reacción defensiva.
-
Hide,
si yo me fuera de la banda sería por una suma de cosas, no por una específica,
pero calma… aún no me siento superado – dije sinceramente, aunque en el fondo
de mi mente resonó con un eco el “aún”.
Hide se quedó en silencio y
rascó sus manos, yo me senté en la cama
a cierta distancia para evitar otro empujón. De pronto su cuerpo se movió de
manera extraña y acto seguido lo vi correr hasta el baño para vomitar. Suspiré
preocupado, exactamente por eso no me gustaba preocuparlo. Desde hace un tiempo
a la fecha, vomitaba cada vez en que la ansiedad era más fuerte que él.
Fui hasta el baño y lo
encontré buscando con ojos llorosos en el botiquín, sacó uno de los cepillos de
dientes nuevos que habían guardados allí pero sus manos temblorosas no podían
abrir romper el envoltorio de plástico. Lo tomé por él y lo rompí, lo vi
lavarse los dientes mientras el cuerpo aún le temblaba un poco. Cuando pasaba
por aquellas crisis siempre se encerraba, pocas veces me dejaba estar con él
por lo que le di espacio y fui hasta la cama donde me recosté esperando que él
lo hiciera también, y así lo hizo. Se quitó los zapatos y se metió bajo las
sábanas.
-
¿Cómo
te sientes?
-
No
muy bien, pero tampoco estoy tan mal – se acurrucó junto a mí y yo le arreglé el cabello, un par de mechones hacían que me picara la nariz.
-
Deberías
cortártelo un poco… al menos hasta que no alcance mi nariz – bromeé, él hizo un
puchero y le besé la frente, dejé mis labios reposar allí.
-
Yaa-chan…
- susurró.
-
¿Mm?
-
Nunca
habías gastado dinero en mí o en una habitación para los dos -
-
¿Ah?
– levanté el rostro para mirarlo, intenté recordar si alguna vez antes lo había
hecho pero nada apareció en mi mente por lo que sus palabras debían ser ciertas
– ¿He sido muy tacaño contigo? – el asintió manteniendo el puchero en su boca – Pero si te he invitado a comer muchas veces, y considerando lo que comes no es
algo menor… - intentó parecer ofendido pero sin intención su boca dibujó una
sonrisa, entonces lo besé. En ocasiones mis sentimientos por él eran tan
abrazadores que no podía contenerme.
-
Mm…
no…
-
¿No
quieres que te bese?
-
Es
que vomité, me lavé los dientes pero quien sabe si… - le mordí la nariz - ¡Oye!
¡Estoy enfermito, cuida de mí! – me reí, pero cuando me calmé lo noté mirándome
seriamente.
-
¿Qué
pasa?
-
Ahora
tendremos que alejarnos, ¿verdad? –
suspiré y le pinché la mejilla.
-
No
pienses en eso… lograremos que lo que sea que tengamos que hacer no afecte.
-
Imposible… Yo quiero estar contigo siempre, ya esta distancia que habíamos puesto se ha
hecho difícil para mí, si dejo de verte en casa, si tengo que vivir solo… no
podría dejar de pensar en t. Además tú necesitas a alguien que te cuide, eres
un desordenado sin remedio.
-
Estaré
bien… me las he apañado bien solo.
-
¿Cuándo?
Si antes de vivir conmigo vivías con tu madre– que la mencionara me sacó de
mi zona de confort, y como si pudiera leerlo en mis ojos, se disculpó enseguida – Lo siento… - negué.
-
No
importa, pero deja de preocuparte por mí, tenme confianza en que estaré bien
así como yo tendré que confiar en ti para que te cuides a ti mismo y hagas lo
posible para evitar que vuelvas a ponerte a este punto de nervioso– puso mala
cara.
-
No
puedes dejar de quererme, no puedes dejar de quererme… - al comienzo sonó como
una amenaza sin malicia, pero al repetirlo bajó el tono hasta casi hacerlo
parecer una súplica.
-
De
hecho… no puedo dejar de quererte – susurré sinceramente. Él suspiró y cerró
los ojos.
-
Yaa-chan. Mi boca esta aburrida y no quiero
fumar – al escucharlo me senté en la cama hasta alcanzar la casaca y quitar de
allí el dulce que sobró, le quité en envoltorio y se lo di - ¿Sabes? – me miró
divertido mientras le daba la primera lamida– A veces realmente puedes ser
inocente.
-
¿Ah?
-
No
era precisamente un dulce lo que quería poner en mi boca – movió sus cejas rápidamente
de manera insinuante.
-
Oye…
- le critiqué – Tú estás enfermo para practicar la violación – comenzó a reír, yo solo escondí mi rostro en su cuello para sentir un
poco más de él.