~ Ken
Muy a pesar del enfado de Oishi y la pequeña molestia de Kyo por lo que ocurrió en el escenario, el resto nos encontrábamos tan animados y satisfechos con la presentación que lo único en lo que pensábamos era en festejar. Incluso Yukihiro se veía notablemente feliz...
Muy a pesar del enfado de Oishi y la pequeña molestia de Kyo por lo que ocurrió en el escenario, el resto nos encontrábamos tan animados y satisfechos con la presentación que lo único en lo que pensábamos era en festejar. Incluso Yukihiro se veía notablemente feliz...
Cuando nos retiramos del recinto pasamos todos
juntos por el mercado que quedaba cerca al hotel y compramos suficiente bebida
y comida como para festejar durante un buen rato. En ese tiempo me percaté de
que Yukihiro parecía entretenido hablando con Sakura, y le agradeció varias
veces mientras hablaban, aunque no escuchaba bien sobre qué porque iban por
delante de mí:
-Ya déjalo- me codeó Hyde
sonriendo burlonamente.
-Auch… ¿Que deje qué?-
-De mirarlo- señaló hacia
adelante con la cabeza dirigiéndose a él- Vas a ojearlo- rodé los ojos.
Ya en el hotel, Takashi ofreció su habitación
para que fuésemos a festejar allí, sin embargo al llegar a la puerta de su
habitación Kyo se despidió:
-Estoy muy cansado y me duele
la cabeza, prefiero irme a dormir. Nos vemos mañana. Pásenla bien- dijo tajante
despidiéndose de forma muy general de todos. Shin y Yukihiro siquiera repararon
en él, pero el resto lo miramos extrañados, incluso Takashi le insistió aunque
Kyo siquiera lo escuchó.
-Luego de este tour no querrá
saber más nada con ninguno de nosotros- acotó Sakura divertido. Hyde lo miró de
mala forma pidiéndole que hiciera silencio, pero el resto de sus compañeros
rieron.
A las dos horas de haber empezado a celebrar
ya la mitad de los presentes nos encontrábamos algo ebrios, hablando a los
gritos y riendo eufóricamente. Sakura y yo cada tres palabras coherentes
decíamos diez estupideces, Shin y Hyde reían a carcajadas de nuestras tonterías
y aportaban las suyas, y Tetsuya y Yukihiro nos observaban divertidos como si
fuésemos un espectáculo al que habían asistido:
-Oigan a todo esto… ¿no
deberíamos haber invitado a los otros chicos que tocaron con nosotros también
para festejar?- dije en un corto momento de lucidez luego de terminarme otra
cerveza.
-No creo que hubiesen
aceptado, son de la misma calaña que Kyo- acotó Shin.
-Me sorprende que se haya
molestado tanto- de pronto noté que Tetsuya me miraba a como Hyde lo había
hecho antes, pero no me importó.
-Siempre le molestó-
respondió Yukihiro- Pero yo le pedí a Sakura que lo hiciera- miramos a Sakura,
este solo sonreía mientras comía.
-Parece que realmente lo
desconciertan las improvisaciones- dijo Hyde- Cuando el ritmo cambió ambos no
miramos porque bueno… yo no esperaba que ocurriera. Pero él realmente pareció
asustarse- reímos.
-Nada que no hayamos pautado
en un ensayo puede quitarse o agregarse a la hora de estar en el escenario.
Muchas veces hemos discutido con él por eso, y obviamente esto también ha
influenciado en que ya estemos cansados...- aseguró Shin.
-Ya veo…- tomé otra lata- Que
aburrido debe ser, entiendo que quieran irse- Tetsuya y Hyde me codearon uno de
cada lado- ¡Auch!- sin embargo el resto en la mesa rió.
Siendo alrededor de las dos de la madrugada,
Tetsuya se puso de pie estirándose y bostezando:
-Bueno… fue un día largo y
divertido, pero honestamente ya estoy muy agotado. Me voy a dormir- Shin
asintió.
-Yo igual, ya fue suficiente
por hoy- miré a Hyde y Sakura, este último hacía rato ya se encontraba dormido
tendido en el suelo.
-Lo despertaré- dijo Hyde.
Cada uno se puso de pie y entre todos
ordenamos un poco la habitación para no dejarle hecho todo un asco a Takashi
antes de irnos, una vez nos despedimos, en el mismo pasillo fuimos
dividiéndonos cada quien por su lado:
-Buenas noches, nos vemos
mañana- saludaron Hyde y Tetsu dirigiéndose a su habitación.
-Hasta luego- Sakura movió
una mano despidiéndose de Shin y Yukihiro, pero yo no atiné a responder. Miré a
Yukihiro con duda… en el fondo aún no quería despedirme, deseaba poder
compartir unos pocos minutos con él a solas- ¿Vamos?- insistió Sakura- ¿Qué te
ocurre?- lo miré indeciso.
-Ah… nada. Nos vemos mañana.
Buenas noches-
-Buenas noches- dijeron al
mismo tiempo y finalmente nos dirigimos a nuestro cuarto.
Sakura me miró intrigado:
-¿Qué con esa cara?-
-¿Qué cara? Es la única que
tengo-
-Me refería a la que pusiste
cuando nos despedimos-
-Nada, solo no quería irme a
dormir aún…- alzó una ceja.
-Pero mañana tenemos que
trabajar también. ¿Acaso no estás cansado?- bostezó- Porque yo me muero- alcé
los hombros restándole importancia. Él rió- Eres un niño- fruncí el entrecejo
negándome a responder.
Como Sakura se moría de sueño lo dejé bañarse
a él primero sin hacer berrinche. Me eché en mi cama completamente frustrado, y
mientras miraba el cielorraso ensimismado en mi frustración, escuché el
teléfono de la habitación sonar:
-¿Eh?- lo miré extrañado.
Dudé en pararme a atenderlo porque temía que fuese alguien de recepción, Oishi,
o cualquiera que pudiese arruinarme la noche antes de irme a dormir, pero en el
fondo me comía la curiosidad. Atendí- ¿Sí?- escuché un suspiro.
-Menos mal atendiste tú, no
se me ocurría qué excusa poner si atendía Sakura- mi corazón se aceleró de
inmediato. Su voz era la última que esperaba escuchar del otro lado.
-¿Excusa?-
-¿Estás muy cansado ya?-
-No… ¿por qué?-
-¿Tienes ganas de venir para
hablar un rato más?- abrí la boca haciendo ademán a decir algo pero los nervios
me bloquearon. Miré hacia la puerta del baño.
-Sakura se está bañando pero
ya termina, ¿me esperas a que me bañe? Estoy del asco y me urge- rió.
-Claro-
-Tardaré nada, lo prometo-
-Te espero- apreté los labios
intentando no sonreír como idiota.
Pocos minutos después Sakura salió del baño:
-¿Quién llamó? Escuché el
teléfono sonar-
-Ah…- “piensa rápido Ken”- Takashi. Dice que lo llamaron de recepción
para quejarse de los ruidos- me miró confuso- Y… que olvidé mi billetera en su
habitación. Iré a buscarla cuando termine de bañarme-
-Ah… - me miró sin creerme
del todo dirigiéndose hasta su cama. Buscando esquivarlo me metí en el baño lo
más rápido posible y abrí la regadera.
-¿Ya te dormirás?- tomé una
muda de ropa, sin embargo la ropa que tomé no era mi pijama, y ese detalle no
pasó desapercibido para él.
-¿Dónde irás?-
-¿Eh?-
-¿Dormirás vestido?- sonrió
de lado- ¿Qué ocurre que no quieres decirme?- tragué grueso.
-No iré a ningún lado más que
a buscar mi billetera a la habitación de Takashi. Solo me confundí- solté la
ropa y tomé mi pijama. Lo escuché reír burlesco.
-Sí, seguramente me duerma
rápido- respondió antes de que cerrara la puerta del baño.
Parado frente a la puerta de su habitación
respiré hondo varias veces intentado controlar mis nervios. Me sudaban las
manos y el saberme en pijama me incomodaba aún más.
Toqué:
-Pasa- abrí despacio.
-Hola…- apenas me asomé por
detrás de la puerta. Se encontraba sentado junto a un pequeño escritorio frente
a la cama.
-Entra rápido si no quieres
que te vean- rió. Coloqué cara de circunstancia antes de entrar pero finalmente
me metí. Me miró curioso.
-Sakura iba a sospechar si me
vestía con ropa de día luego de bañarme, así que no me quedó de otra que venir
en pijama- confesé apenado- No te rías…-
-No me río- señaló la cama-
Ponte cómodo- suspiré.
-Me alegra que me hayas
llamado, aunque me tomó por sorpresa- sonreí sincero.
-Me dio la sensación de que
me lo pedías cuando te estabas despidiendo-
-¿Tanto se notó?- reí
nervioso, él me acompañó en la risa.
-Pero yo también quería tener
algo de tiempo contigo solamente- apreté los labios conteniendo la alegría- Estuviste
genial hoy en el escenario, especialmente en la parte de la improvisación. Se
nota que están acostumbrados a ello- reí.
-Es lo que más nos gusta
hacer con Sakura. Hyde y Tetsu de vez en cuando protestan, pero realmente lo
disfrutamos mucho. Más cuando los cuatro estamos metidos en ello- sonrió
ligeramente de forma cálida.
-El día que Sakura vino a
casa hablamos un poco sobre ti- me sorprendí.
-¿De mí? Ay no… ¿Qué te
dijo?- rió.
-Nada malo, además yo fui el
que preguntó…- desvió la mirada apenado- Me gusta la amistad que tienen y no
pude evitar preguntarle si de verdad son tan amigos como parece-
-Iugh… Seguro lo espantaste-
volvió a reír.
-No, de hecho, tiene un
concepto interesante sobre ti y se nota que te aprecia- se me escapó una
sonrisa.
-¿Qué te dijo?- se puso de
pie.
-Me lo reservo para mí-
sonrió de lado dándome la espalda. Hice puchero.
-Buh…- lo observé apagar el
velador del escritorio y cerrar el cuaderno que estaba usando- De todas formas
el simple hecho de que te haya hablado bien de mí ya me hace feliz. Sakura es
tan poco afectivo conmigo, y eso que podría apostar yo lo quiero más que…- me
detuve en seco. Iba a decir una estupidez que saldría cara.
-¿Más que quién?- volteó.
-…más que su madre- me miró
dudoso.
-Sí lo creo. Si no supiera
que son amigos diría que hasta estás enamorado de él- aseguró divertido.
-Qué dices…- rió.
Se sentó a mi lado en la cama echando su
cuerpo ligeramente hacia atrás recargándose sobre sus manos, y me miró por un
instante en completo silencio. En el fondo sentí unas profundas ganas de
confesarle lo mucho que apreciaba poder pasar tiempo con él:
-¿Tú no estás cansado?- negó
con la cabeza.
-Bueno sí, un poco… pero no
quería desaprovechar la oportunidad- me mordí la cara interna de una mejilla.
Me gustaba que fuera honesto en cuanto a sus sentimientos, que me dijera las
cosas sin tapujos. Sentía que tenía bastante que aprender de su actitud.
-Te ayudo a dormir si
quieres- me recargué imitando su postura.
-¿A dormir?- asentí.
-Soy un buen contador de
cuentos- rió.
-Preferiría que me hablaras
de ti- me apené.
-Que cursi eres-
-Lo decía en serio- rompió la
postura- Pero primero iré a darme una ducha. No me tardo-
-Ve tranquilo- tomó ropa de
la recámara a un costado y rápidamente se metió en el baño.
Durante el tiempo que tardó en ducharse
aproveché para recostarme bien en la cama, me estiré con los brazos y piernas
extendidos mirando hacia el techo, y respiré hondo permitiéndome cerrar los
ojos un instante para apaciguar el cansancio. Esperé pacientemente a que
terminara de bañarse pensando en cosas de las cuales quería hablarle o
contarle, sin embargo a medida que los minutos pasaron, sin darme cuenta
comencé a quedarme dormido.
Sentí la cama ceder a mi lado:
-Ah- me sorprendí al
encontrarlo de golpe acostado a mi lado, mirándome divertido.
-No puedes ayudarme a dormir
si te duermes antes que yo-
-Lo siento, me ganó el
cansancio por un momento- me coloqué de costado como estaba él.
-Ve a dormir si estás
cansado, podemos vernos en otro momento- hice puchero frunciendo el entrecejo.
-¿Y cuándo será eso? No
quiero esperar más – rodó los ojos. Carraspeé- ¿Te molesta si me quedo a
dormir?- desvié la mirada.
-¿A dormir? ¿Con qué excusa
no volverás a tu cuarto?-
-Le dije a Sakura que quien
había llamado fue Takashi para avisarme que olvidé la billetera en su cuarto.
Puedo decirle que nos quedamos hablando un rato más y me quedé dormido allí…-
en mi cabeza sonaba creíble. Alzó una ceja.
-¿Y dónde dormirás? Solo hay
una cama- abrí la boca, me tomó desprevenido. No podía decirle que había
asumido que dormiríamos juntos porque me moriría de la vergüenza.
-Emm…- miré por toda la
habitación buscando un lugar pero allí no había nada más que la silla junto al
escritorio. Lo escuché reír.
-Estoy bromeando- bufé.
Nos metimos bajo
las sábanas y apagamos las luces mientras hablábamos de un poco de todo dando
por sentado que nos dormiríamos pronto. Y a diferencia de las veces anteriores,
esta vez me tomé el atrevimiento de acurrucarme cerca de él:
-Emanas mucho calor-
-Oh, lo siento…- me disculpé
apartándome un poco pero sentí su mano sujetar mi cintura.
-No me refería a que te
alejaras-
-Decídete- volvió a
acercarse.
Desde que habíamos empezado a tener este tipo
de “acercamiento”, ninguno de los dos en ningún momento hizo alusión a
encasillarnos de alguna forma. No era que me preocupara demasiado tampoco, pero
en situaciones como esta… a veces no sabía hasta dónde se me tenía permitido
avanzar:
-Yukkie…- dudé. Odiaba dudar
tanto con él en cosas que jamás me había dado pudor hacer o preguntar.
-Dime-
-¿Cuál es el límite?-
-¿Eh? ¿El límite de qué?-
-El límite… entre nosotros-
tragué saliva nervioso.
-No entiendo tu punto-
-¿Qué somos? ¿A dónde vamos?-
carcajeó.
-No sé si me hablas de
nuestra relación o de nuestra condición como seres vivientes- reí.
-Me refiero a nuestra
relación- mascullé y apreté los labios.
-Pues, ¿cómo te sientes tú al
respecto?-
-Yo… siento que me gustas-
intenté buscar sus ojos ayudado por la luz que entraba de la ventana. Apenas
podía divisarlo, eso me daba confianza para poder hablarle con completa
honestidad- Me gusta estar contigo, me gusta escucharte, verte… tocarte- solté
apenado. Probablemente mi cara estaba toda roja y por ello agradecía que no
pudiese verme con claridad. Debía verme patético.
-No creí que fueses tan
sentimental- abrí la boca indignado.
-¿Te estás burlando de mí?-
-Para nada- rió sutilmente y
luego sentí la mano que tenía en mi cintura subir hasta posarse en mi nuca.
Me besó de improviso dejándome atónito por
varios segundos. Su mano sujetaba tan firmemente mi nuca y su boca se apoderó
de la mía con tanta determinación, que por un breve momento me sentí flaquear,
recorriéndome un escalofrío la espina dorsal y haciendo que el estómago se me
contrajera dulcemente. Poco a poco pude seguirle el ritmo correspondiéndole el
beso como era debido:
-Espero responda tu pregunta-
susurró pegando su frente a la mía apenas separándonos.
-Mi masculinidad se vio
afectada por un instante-
-Qué dices…-
Lo empujé ligeramente para recostarlo boca
arriba y me recargué sobre él apoyando mis manos a cada lado de su cuerpo:
-Ah, entiendo- reí.
Ya con menos vergüenza me permití volver a besarlo atreviendome a
explorar su boca con mi lengua tímidamente, casi como pidiendo permiso, hasta
que lo sentí ceder:
-Mm…-se me escapó. No dejaba
de parecerme curiosa la idea de encontrar tan placentero besar a otro hombre.
Sentirlo a él tan confiado en lo que hacía me
desconcertaba un poco, no podía negarme a mí mismo que me intimidaba incluso:
-Si no te sientes cómodo al
respeto solo dilo- me volvió a susurrar apenas separándose de mí.
-No es eso…-
-¿Y qué es?-
-Solo… me intimidas un poco-
-¿Qué?- rió sutilmente.
-Te noto tan seguro que me haces
sentir virginal- carcajeó- No te rías de mí-
-Lo siento, pero no es así.
Estoy tan o más nervioso que tú… pero supongo que es lo normal cuando te gusta
la otra persona- me mordí el labio inferior.
-Sí…- balbuceé volviendo a
besarlo.
Gradualmente los besos fueron subiendo de tono
al igual que las caricias. Sus manos se posaron a mis costados y lentamente
comenzaron a subir por mi espalda acariciándome con suavidad, entonces,
buscando no quedarme atrás, me quité la parte de arriba del pijama y lo invité
a hacer lo mismo:
-Me haces cosquillas…- acotó,
haciéndome notar que estaba tocándolo muy insistentemente.
-Perdón- reí, pero tocar otro
cuerpo masculino aún se me hacía extraño por más atractivo que se me hiciese.
Intenté tocarlo y besarlo de la forma en que a
mí me gustaba que lo hicieran, hasta que comencé a sentir que nuestra
excitación ya era más que evidente. Él se removió tomando mi cadera con sus
manos y la frotó contra la suya haciéndome notarlo:
-¿Puedo?- rocé con mis dedos
el elástico de su pantalón. Él asintió.
Retiré lo que quedaba de ropa en ambos con las
manos un poco temblorosas, por lo que él me ayudó en el proceso. Besé su cuello
queriendo ocultar mi rostro por la vergüenza que aún me generaba:
-Ya se te va a quitar- me
consoló.
-Me siento idiota...-
acarició mi cabello con una de sus manos. Con la otra comenzó a frotar ambas
erecciones.
-Si te sientes así entonces
podemos detenernos- negué con la cabeza, luego acompañé su mano con la mía
masturbándonos durante varios segundos.
Sentí la respiración de Yukihiro hacerse
pesada a medida que subíamos el ritmo hasta que, en un punto, cuando sus dedos
se clavaron en mis omoplatos y su frente se pegó a mi hombro, unas increíbles
ganas por tener más de él me asaltaron:
-Yukkie…- mi voz sonó más
afectada de lo que creí sonaría.
-Mm… dime-
-¿Podemos…?- me separé de él
buscando su rostro en la oscuridad. Nuevamente apenas podía ver sus facciones,
pero lo poco que me lo permitía la luz del exterior me bastó para entender que
de cierta forma, él se encontraba en la misma situación. Dudó un instante.
-Mi billetera está en el
cajón de la mesa de luz, en ella hay un condón- me dejó perplejo.
-¿De verdad?-
-¿De qué me ves cara?-
carcajeé apenado- ¿Tú no llevas por las dudas?-
-Sí sí solo que…-
-Que sea reservado no implica
que mi vida sexual sea más o menos activa- tomé su billetera y efectivamente,
allí hallé el condón.
Pronto el dilema me asaltó:
-Oye, ¿y quién…?- me
interrumpió.
-Creo que no es necesario que
preguntes, está claro que tú no aceptarías ese rol… al menos no de momento-
apreté los labios y asentí dándole la razón.
Para no perder el hilo de la situación
rápidamente volvimos a besarnos, e intentando no desviar mucho la atención de
él, me coloqué el condón:
-Bien…-tragué grueso- Por lo
que he escuchado, hay que ser cuidadoso para que no sea doloroso-
-¿Y de quién lo has
escuchado?-
-De… por ahí- reí nervioso-
Pero necesitaríamos algo con lo que lubricar…- pensé- ¿Qué tienes que pueda
servir?-
-Nada que no me genere
desconfianza- bufé.
-Qué difícil es esto-
-¿Saliva no da igual?-
masculló entre dientes. Si a mí me dio vergüenza escucharlo, él debía estar
muriéndose por dentro.
-P-podemos intentar…-
respondí en el mismo tono.
Ensalivé mis dedos lo más que pude y con mucho
cuidado, sintiendo temor de hacerlo mal, comencé la labor de dilatarlo. Casi al
instante pegó su frente a mí hombro:
-¿Duele?- negó.
-Incomoda-
-Dime si duele- asintió.
Poco a poco lo introduje en su interior
moviéndolo lentamente, y cuando me dio la sensación de que ya se sentía menos
incómodo con la intromisión, intenté con un segundo:
-¿Todo bien?- rió asintiendo-
¿Por qué ríes?-
-Porque estoy nervioso-
sonreí.
-Me alegra estar haciéndolo
bien entonces-
Gradualmente su respiración se hizo más pesada
y su agarre más fuerte entrelazando sus brazos a mi cuello con necesidad, buscó
besarme, y de pronto lo escuché hablarme al oído con la voz afectada:
-Ya… ya está bien-
-¿Seguro?-
-Seguro…- me mordí la cara
interna de la mejilla sintiendo los nervios, pero no quería hacerlo sentir
inseguro por mi culpa.
Jamás había sido tan cuidadoso y atento a la
hora de tener sexo, y no es que fuera un desconsiderado total, pero en general,
ni yo ni las chicas con las que solía estar lo éramos, por ende me sorprendió
que hubiese tal grado de consideración en mí. Observé cada una de sus
expresiones observando que todo estuviese yendo bien y no le estuviese haciendo
daño, y una vez estuve en su interior, me detuve esperando a que se repusiera:
-Tú mandas…- tiró la cabeza
hacia atrás cerrando los ojos- ¿Duele?- negó- ¿Qué pasa?-
-Sé que la primera vez que
hablamos de esto te dije que si apareciera alguien que me interesara, no
tendría problema… Y no lo tengo… pero honestamente no me imaginaba en esta
situación- reímos.
-Créeme que yo menos- apoyé
mi frente en su hombro- ¿Pero te disgusta?-
-No la verdad…- apoyó una de
sus manos en mi cabello- ¿A ti?- negué.
-Al menos no contigo-
Me moví lentamente permitiéndonos
acostumbrarnos a esto que para ambos era nuevo, notando como poco a poco su
expresión se destensaba. Me sorprendió descubrir cuán excitante me resultaba el
verlo disfrutar a él:
-Mm…- suspiró- Ken… muévete
un poco más…- obedecí.
Hacerlo con un hombre se sentía bastante
diferente, y quizá era porque también era su primera vez en esa situación, pero
estaba tan estrecho que creí podría acabar en cualquier momento. Me daba pena
solo pensarlo, no quería parecer precoz:
-Mg…- sus dedos se sujetaron
con fuerza a mi espalda y nuca.
Busqué su boca para besarlo queriendo
ahorrarle la pena que se notaba le daba emitir sonido, y seguí moviéndome con
más fuerza sujetando su cadera con una mano. Pronto su respiración comenzó a
sonar tan o más agitada que la mía:
-Aah…- se tapó la boca con el
dorso de la mano conteniéndose.
-Está bien… no te preocupes…-
se aferró a mi espalda con ambas manos volviendo a ocultar su rostro entre mi
cuello y hombro.
-Mmg…- llevé una de mis manos
a su entrepierna para masturbarlo- Ah…-
-Aah- suspiré pesadamente. Incliné mi rostro hacía
él y sintiendo el fuerte olor de su shampoo mordí su lóbulo de su oreja, sus
labios besaron mi cuello como un intercambio, luego una de sus manos bajó por mi pecho y lo sentí rasguñar suavemente la parte baja de mi
abdomen, sus dedos se movieron en una caricia por mi piel hasta finalmente
bajar cuando la intensidad de los movimientos lo hizo temblar– Aah…
Me sentía tan cerca del
clímax que sin darme cuenta había aumentado el ritmo a mi necesidad- Yukkie…-
-Mm… ah…- su voz sonó
completamente ronca y con nervios posó su mano sobre la mía que sujetaba su
erección para también masturbarse. Con solo un poco de atención mi mano se humedeció por sus
fluidos y el sonido lo hizo encogerse un poco, sus piernas temblaron a mis
costados.
Me besó una última vez antes de acabar con un
gemido ahogado, para pocos segundos después seguirle yo:
-Aah…- apoyé mi frente contra
la suya- Mm…- y me dejé caer encima suyo.
Nos quedamos en silencio normalizando nuestras
respiraciones:
-Perdón…- me alejé creyendo
que lo estaba aplastando. Sonrió de lado.
Me acosté a su lado tapándonos a ambos una vez
me quité el condón, y lo observé cubrirse la frente y parte de los ojos con uno
de sus antebrazos con la cara hacia el lado contrario de donde estaba yo.
No podía verlo claramente en la oscuridad, pero algo me dijo que
estaba tan desconcertado como yo por la revelación en lo que acabábamos de
hacer.
-
Yukkie…
- estiré mi mano hacía él y sin pensarlo demasiado tomé su mano, él de
inmediato destapó su rostro y me observó sorprendido. Yo también lo estaba, por
lo que la alejé en cuanto vi su reacción, pero entonces él la tomó y volvió a
dejar caer la suya sobre la cama sin soltarme. Aún respiraba agitado– No quiero
incomodar intencionalmente pero... no puedo quedarme tranquilo sin saber si te
causa dolor o molestia… ahora… - en la oscuridad pude adivinar que apretó los
labios.
-
Estoy
bien – dijo finalmente, luego se acercó a mí rompiendo la distancia entre los
dos. El ambiente estaba menos tibio y por busca de calor también me acerqué más
a él, estaba sumido en un momento intimo dentro de mi aturdimiento – Ken…
-
¿Sí?
-
¿Estuvo…
- fue incapaz de terminar la frase pero lo entendí.
-
¡Estuvo
genial! – respondí con seguridad elevando la voz. Él comenzó a reír.
-
No
tienes que gritarlo… - reí nerviosamente con él– Me refería a… sí comparado
con lo usual… estuvo bien para ti… - pensé un momento mi respuesta, quería ser
sincero sin sonar obsceno.
-
Fue
más placentero, aunque probablemente es porque eres tú –
-
Pienso
lo mismo – su tono parecía más aliviado. Me incliné y le di un beso en la
mejilla. Se quedó quieto, parecía sorprendido.
-
Un
impulso – me expliqué con un tono de disculpa, de pronto sentí sus labios
suaves besar mi mentón con lentitud, el sonido suave del beso me hizo cerrar
los ojos.
-
Un
impulso también– dijo antes de que comentara algo. Suspiró y nos
quedamos en silencio.
-
No
puedo creer que realmente pasó – comenté con voz clara.
-
Pensé
que te habías dormido – reí por su tono asombrado – Pensaba en lo mismo…
-
Y
volvería a hacerlo ahora mismo si me lo pidieras. - sus labios
descansaron en mi hombro. Eran suaves, quise besarlos otra vez pero evité parecer desesperado– ¿Y tú? ¿Te arrepientes?
-
¿Parezco
arrepentido? Solo estoy asombrado.
-
¿Por
qué?
-
Porque
también lo volvería a hacer ahora mismo si me lo pidieras.