jueves, 3 de octubre de 2019

Drabble: Detalle


Cansada me recosté junto a él, estábamos tan sudados que el tacto no se sentía del todo higiénico, en cualquier otro cuerpo tal vez sentiría asco o me burlaría… pero aquí, con él, ese pequeño detalle parecía insignificante.

-          ¿Estás bien? – le pregunté cuando su pecho debajo de mi rostro no parecía querer detener sus rápidos movimientos de respiración agitada.

-          ¿Acabas de perder la virginidad y me preguntas a mí si estoy bien? – susurró agitado, con una pequeña risa al final.

-          Eres tú el de los pulmones viejos y cansados. – deposité un suave beso en su pecho antes de volver a colocar allí mi rostro, esta vez mi oído escuchó sus latidos. Cerré los ojos para concentrarme en ellos.

-          ¡Oye! Qué humor tan pesado tienes…

-          Mmm… qué rico huele tu piel- pensé en voz alta.

-          ¿“Rico”? – repitió con dificultad en la “R”

-          En mi idioma es un sinónimo de agradable…

-          Mmm… entonces… esto… estuvo “rrrrico” – repitió con una voz suave. Me reí. Más de emoción, por más que había intentado no parecer tonta e histérica bajo las circunstancias que nos llevaron a hablar, besarnos y tener sexo, no podía evitar la enorme sonrisa que decoraba mi cara y mi emoción al verlo ser lindo conmigo.

-          Puedo…- pensé mejor lo que quería preguntar ¿debía dormir con él?, ¿le molestaría?, temía por lo que me respondiera, pero si él quería que yo me fuera de allí, sería un buen momento y buena hora para que lo dijera- ¿Debo irme a casa…?

-          ¿Quieres irte? – me preguntó extrañado, me negué a mirarlo a los ojos.

-          La verdad es que no… - sentí sus dedos acariciar mi cabello. Relajante.

-          Entonces quédate, me iré por la mañana, puedes irte después de mí-  respondió sin tapujos, como quien había hecho aquello demasiadas veces. Me obligué a no sentirme mal por eso… El estar con el allí, así, era algo que superaba toda expectativa, un sueño cumplido, uno tan fuera del alcancé que no se sentía real.

Me mantuve quieta bajo su mano acariciando mi cabello, mi oído escuchando el latir de su corazón y mi nariz inhalando su aroma a piel, tabaco y sudor.

De pronto mi estomago gruñó.

“Qué vergüenza” pensé antes de sentirme pequeña.

-          Oh.

-          Lo siento, Hyde…

-          Nada de disculpas, la verdad también tengo un poco de hambre, ¿te gusta la pizza? – me preguntó removiéndose entre las sábanas hasta finalmente ponerse de pie.

-          Sí… ¿A quién no le gusta la pizza?

-          Tienes razón. Oh… ¿dónde rayos quedaron mis calzoncillos? – se preguntó a sí mismo revisando el suelo de la habitación con la mirada.

-          No llevabas… - contesté cien por ciento segura de ello- El me observó y se sonrojó un poco. ¿Por qué? No lo sé, pero me pareció adorable. Bufó y salió de la habitación, para cuando volvió con la pizza que inundaba de buen aroma el lugar, ya se había puesto la máscara de aquella sonrisa falsa, había vuelto a ser quien conocí fuera de aquella cama, supuse que era una manera de protegerse a sí mismo, incluso de quienes intencionalmente jamás lo dañaríamos, pero no fue difícil llegar a la conclusión de que, probablemente, incluso ese tipo de personas con las que yo me identificaba, con todo el amor que le teníamos, también lo habíamos dañado.