~Sakura
Los tres
parecían sujetos muy raros. El pequeño de cabello largo tenía unos ojos
inmensos, una mirada tan ingenua como la de un niño de 3 años, rasgos finos,
completamente femeninos y su físico delgado lo hacía lucir aun más pequeño. Aún
así había algo en él que denotaba cierta seguridad, tal vez era su actitud al
estar de pie o tal vez el propio brillo en su mirada, pero lo cierto es que a
pesar de tener aquellos ojos, su cuerpo indicaba de todas las posiciones y
expresiones posibles que no quería gente cerca de él.
De todos a
quienes me presentaron, el pequeño fue quien mayor curiosidad me causó. Por
otro lado Ken, el guitarrista, era amigable, algo bobo y despreocupado, un
sujeto divertido y agradable con el que de inmediato conecté. Tetsuya parecía
ser el más serio entre los tres, tenía cierto aire de responsabilidad y
autoridad que intentaba ocultar pero no le resultaba, y aún así me pareció
aquel tipo necesario en todo lugar en donde se necesita que algo funcione.
- Bien,
tocaremos una canción y luego de eso… tú decides, pero te advertimos que sin
batería no sonamos muy bien. – dijo el insistente Tetsuya, quien me había
llamado incontables veces para pedirme que me uniera a su banda y allí estaba,
prácticamente al otro lado del país, cediendo a las llamadas solo con el fin de
dejar de recibirlas.
- Tranquilo,
yo escucho. – les dije con calma.
La verdad era que hasta ese momento mis
intenciones no eran más que hacer trabajos esporádicos en donde yo me sintiera
satisfecho con lo hecho. Tal vez buscar otra dedicación de medio tiempo o
dedicarme a la producción, pero no permanecer rodeado de la misma gente por
demasiado tiempo, aquello no era lo mío. La sola idea me aterraba.
La canción
comenzó y el contexto a mi alrededor pareció dar un brusco cambio.
El ritmo era definitivamente diferente, hasta
desencajó un poco con la impresión que me dio la banda en un comienzo. No me
había creado expectativas de la música que tocarían pero sabía que habían
superado cualquiera de las que me podría haber imaginado. La letra de la
canción era un poco mística, delicada y con el tacto perfecto para no ser cursi
ni banal, encajaba de sobremanera con la guitarra, sentí que el bajo hacía
vibrar el final de cada oración. Fue la primera vez que escuché una
canción sin encontrar defectos o detalles que quisiera cambiar, en palabras
simples, me conmovieron como ninguna banda lo había hecho.
No los conocía,
mas la curiosidad y el encanto causado por lo que había escuchado me motivaron
en mi decisión.
- ¿Y
bien? ¿Te gustó? – preguntó Ken. Los tres parecían algo nerviosos, incluso de
reojo vi al pequeño de ojos grandes morderse las uñas.
Me reí fuerte
de mi mismo, que tan solo unos minutos atrás tenía ideas tan diferentes y las
creía claras y firmes. Sin embargo me reconocía sumamente impulsivo, si algo me
gustaba, jamás me negaba a ello, pero tampoco analizaba las circunstancias, por
lo que supe que daría mi respuesta más rápido de lo que ellos esperaban.
- ¿La
verdad? – pregunté con toda intención de aumentar la tensión, los tres
asintieron como respuesta desde el improvisado escenario. – Me gustó… mucho,
así que… ¿Cuándo comenzamos? - les dije divertido y algo excitado. Tenía
varias ideas en la cabeza de como acompañar esa canción con mi batería. Se
miraron entre ellos, Tetsuya le sonrió al pequeño, llamado Hideto, luego Ken le
sonrió a Tetsuya y por alguna extraña razón me sentí presenciando a tres niños
celebrando sus cumpleaños en el momento exacto en que la ansiedad se los come
antes de abrir un regalo.
- ¿Es
decir…. que sí? ¿Quieres ser parte de L’arc en Ciel? – preguntó un emocionado
líder.
- Sí.
– respondí con seguridad. Vi a los tres sonreír nuevamente, el pequeño tenía
una sonrisa radiante. Aquella postura que parecía querer alejar a todos se
esfumo por unos segundos.
- ¡Entonces
bienvenido a la banda! – gritó Ken mientras bajaba del escenario para ir
directo hacia mí a estrechar mi mano, lo siguió Tetsuya, sin embargo el pequeño
no se acercó. – ¡Vamos a celebrar, vamos, vamos, vamos!
- Los
sigo. – le respondí con tanto entusiasmo como pude.
- ¡Calma
Ken-chan, o lo asustarás! – lo regañó el bajista. Comenzaron a caminar y me
dispuse a seguirlos, pero esperé que el pequeño caminara hasta que me
alcanzara, era el único con quien no había intercambiado ni una sola palabra
desde que llegué a la ciudad.
- Hola
– lo saludé en cuanto estuvo junto a mí. Era más pequeño de lo que creía y
encima llevaba un suéter grande que lo hacía ver aun más delgado. Me observó
con la boca entreabierta, como si no se percatara de que lo estaba esperando a
él y le hubiera asustado el hecho de que le estuviera hablando. Asintió
levemente con la cabeza saludando respetuosamente, luego miró hacia el suelo,
entonces apuró el paso y me dejó atrás.
No me dijo ni una sola palabra.
“¿Qué rayos?,
¿No le agrado?” pensé, estando seguro de que no podía ser así, prácticamente no
me conocía. Además yo era encantador.
Lo seguí y
decidí insistir hasta que se percató de que iba detrás de él intentando
alcanzarlo, entonces prácticamente corrió hasta superar por gran distancia a
Ken y Tetsuya.
- Oh
no te esfuerces en intentar hablar con él Sakura. – me comentó Tetsuya. – Ni
Ken-chan, ni yo, ni nadie del staff ha logrado
sacarle una sola palabra desde que lo conocemos.
- ¿Qué?
– pregunté anonadado.
- Pues
verás…- siguió Ken – Al parecer tiene un trastorno o algo por el estilo y por
ello no puede hablar, pero no tiene problemas para cantar, de hecho es Hide
quien compone casi todas las letras.
- Pero…
¿y cómo hacen música si él no opina? – pregunté intentando con todos mis
esfuerzos entender. Ken me miró pidiendo comprensión.
- No
te preocupes por eso – respondió - Tiene sus formas de hacer notar cuando algo
no le agrada. Sé que suena un poco extraño pero es hasta divertido, solo hay
que ser paciente, entender que simplemente no puede hablar.
- Pero
puede cantar… - insistí sin entender del todo.
- Si…
tiene una gran voz además de un notable talento para componer – agregó Tetsuya-
… espero que su incapacidad de hablar no te espante.
- Oh
no, no, no… yo me quedo por la música. Si entre los cuatro podemos
componer más de eso que escuché, cuenten conmigo.
- ¡Esa
es la actitud! – gritó Ken levantando las manos con exageración – Mira, allá
comeremos. – anunció apuntando un pequeño restaurante que quedaba a media
calle. Fuera de él estaba Hideto, con las manos detrás de la espalda,
balanceándose de un lado a otro mientras nos esperaba de pie. Decir que tenía
un aire infantil era poco.
Decidí
sonreírle para parecerle un poco amable, tal vez lograría siquiera saber su
impresión de mí en sus expresiones. Le mostré con mi gran sonrisa todos los
dientes… y él abrió los ojos notablemente asustado.
“Ok, tengo una
sonrisa fea” me dije, entonces noté que él sonrió también, solo que bajó la
mirada avergonzado. Al parecer le costaba mantener el contacto visual.
Algo en mí
sentía curiosidad, una gran lista de preguntas comenzaron a aparecer en mi
mente: quería conocerlo, saber por qué no podía hablar, saber qué pensaba, qué
opinaba y sobre todo… cómo era su voz al hablar.
Sin darme
cuenta, mi interés por él surgió desde el primer momento en que lo vi… y tal
vez, también los sentimientos.