-
¿Cómo?...
¿Cómo que me perdonaste? – le pregunté confundido. ¿Era eso posible o se
refería a otra cosa? Hide me miró sin comprender mi pregunta.
-
Oye…
estás más delgado… ¿Has estado comiendo bien? – me ignoró y tocó mi cintura
colocando cada mano a ambos lados. – Al menos bajaste dos tallas Yaa-chan… -
cerré los ojos. Pensé que nunca más volvería a escuchar su voz cariñosa
dirigida a mí. Sentí que mi labio tembló y el nudo en la garganta subió de
golpe.
-
¿Estás
seguro? – le pregunté conteniendo las lagrimas, con una voz tan débil que
avergonzaba. El me miró, sus ojos eran un reflejo de los míos. Ambos estábamos
hechos un desastre.
Hide asintió.
Suspiré y miré a todos lados
como buscando saber que decir, pero hablar no parecía ser una buena idea con
aquel nudo en la garganta. Lo abracé, con mucha fuerza y lloré… las lagrimas
contenidas eran de decepción de mi mismo, de anhelo de él y de agradecimiento a
sus sentimientos.
-
Tranquilo…-
intentó decir con la voz rota. – Ay somos un par de idiotas… - me reí como
respuesta, no sabía cómo frenar las lagrimas, intenté separarme un poco de él,
no era un buen lugar para ponernos sentimentales.
-
Yo…
- exhalé aire intentando contenerme y pestañe un par de veces haciendo lo
posible por secar mis ojos. – estoy tan feliz maldita sea… - me mordí el labio
mirándolo, sentí ganas de gritar, nunca me emocionaba tanto ese tipo de
situaciones, pero mi alegría dolía en la cara, nadie podría borrarme la sonrisa
que tenía.
-
Ya…
shhh…- acarició mis mejillas intentando secarme la cara, tomé sus manos,
haciéndolas permanecer en mi rostro.-
sácame de aquí… vámonos a tu casa, tomemos los gatos, tu ropa, tus cosas
y te vienes conmigo.
-
Mandón.
– le dije.
-
Ni
creas que te dejaré quedarte donde ese imbécil te pueda ir a buscar. – dijo
celoso. Le sonreí.
-
¿Te
cambiarás ropa o nos vamos así?
-
Oh
si, si, espérame unos minutos. – Volvió a entrar al baño mientras se quitaba los
pantalones a saltos. Me reí de él actuando siempre infantil, y al igual que él,
me quité el maquillaje y busque una playera cómoda. Tocaron la puerta, y me
acerqué sin mayor apuro a abrirla.
Vi unos ojos
grandes y tímidos pestañar rápido de la impresión.
-
Tazawa…
¿Qué haces aquí?
-
No
pensé que compartieran camarín… - susurró, de inmediato bajo la mirada.
Suspiré, no lo veía hace mucho, se veía bien, más pequeño ya que llevaba una
camisa que le tapaba la mitad de los muslos.
Sentí tristeza por él y por todo lo que había sucedido entre nosotros y
que no tenía futuro… una fuerte necesidad de disculparme nació de repente.
-
¿Puedo
pasar? – preguntó. Mierda. Mierda. Aquel no sería un buen inicio con Hide… - No
vengo a molestar… yo quería hablar con Hide pero, si tu estas aquí…bueno… yo… -
comenzó a divagar sin ir al grano, vi detrás de él a Yuki acercarse.
-
Hola
Yuki – saludé con respeto y algo de distancia.
-
Sakura…
- sonrió con una mirada extraña, contenida.
Sentí una puerta
cerrarse a mis espaldas.
-
¡Yaa-chan,
estoy listo! – gritó Hide a mis espaldas.“Esto no terminará bien…” pensé. - ¿Qué haces? ¿Quién es? – preguntó mientras
se acercaba a la puerta. No vi su cara cuando vio a Tazawa, pero el silencio
fue más que necesario para incomodar el ambiente.
-
No
vengo a discutir – dijo Tazawa mirándolo a él a los ojos, por alguna razón,
mirar a Hide parecía resultarle más fácil que mirarme a mí.
-
¿De
verdad? ¿Sabes hacer otra cosa entonces? – escupió con odio mi pareja.
-
Hide…
- le regañé.
-
Hazlos
pasar, no quiero que todos escuchen a este niño cuando comience a victimizarse.
– Hide rodeó el camarín, para instalarse lejos del sofá, a una distancia
considerable de la puerta en donde nos encontrábamos nosotros. Dejé pasar a
Tazawa y a Yuki.
-
Siéntense…-
les pedí. Ambos se miraron antes de sentarse.
-
Si
quieres… - le susurró Yuki a Tazawa, mientras colocaba una mano en su pierna. Tazawa se ruborizó, aquello no paso inadvertido para mí.
-
No,
no, yo lo diré. – le respondió. – Esto… yo… han pasado algunas semanas desde
que no nos vemos Sakura… - dijo dirigiéndose a mí de pronto – fueron días difíciles
pero… creo que te liberé. – sonrió de pronto y me miró a los ojos. – necesitaba
decírtelo, estar en paz… contigo, con Hyde… y que te sientas cómodo en volver a
la banda… - creo que abrí la boca de impresión por sus palabras. Hide me miró
esperando que dijera algo, pero no supe qué.
-
¿Y
cómo creerte?… después de todo lo que hiciste, dudo que una obsesión como esa
se te pase tan rápido. – Hide cruzó los brazos a la altura del pecho, no era
una persona que dejara pasar las cosas fácilmente, siempre había sido rencoroso
y Tazawa le había dado motivos para ganarse su odio.
-
Porque
ahora estamos juntos. – respondió Yuki, en un tono seguro. Hide y yo nos
miramos.
-
Oh…
- dejé salir… ¿Me entristecía? Si tenía interés en Tazawa eso debía sentir,
¿No? Pero la verdad, es que tenía un
sentimiento de felicidad ajena. Me gustaba saber que Yuki tuviera de pareja a
quien le gustaba… y también, que Tazawa sería correspondido.
Sentí la mirada de
Hide nuevamente puesta sobre mí, sabía que me estaba analizando. Le sonreí
primero a él, luego a ellos.
-
Los
felicito. – dije finalmente- De verdad,
me alegro de que se quieran.
-
Gracias
Sakura… - respondió Yuki, Tazawa le sonreía a Hide, pidiéndole con los ojos
comprensión y tal vez perdón. – Espero que… vuelvas a la banda y volvamos a ser
amigos… lamento mucho esta distancia…
-
Fue
necesaria. – le respondí tranquilo y dispuesto a retomar mi amistad con él,
jamás había querido dejarla de todas formas. Tazawa se puso de pie.
-
Bien…
ya vámonos Yuki… yo esto… - camino hacia Hide, quien de inmediato se alejó un
poco, pero Tazawatomó sus manos – Cuídalo mucho… y perdóname… - agachó su
cabeza y Hide me miró a mí sin saber que decir, le hice un gesto para que
dijera algo pero solo arrugó la cara. Tazawa lo miró, volvió a disculparse y
entonces se alejó hasta llegar a la puerta, espero a que Yuki se despidiera de
la misma forma y salieron del camarín, de la mano…
Hide y yo nos
quedamos en silencio unos segundos.
-
¿Te
das cuenta que si no hubiéramos estado juntos hubiera tenido que soportarlo yo
aquí, solo? – asentí. – le hubiera sacado la peluca… - su rostro continuaba
molesto, comenzó a guardar sus cosas en una mochila. Me senté en el sofá
mientras lo hacía.
Sin pretenderlo
pensé un poco en la situación… tenía razón, si no hubiera estado yo con él,
Tazawa habría hablado con él de todas formas, ¿Qué pretendía? ¿Decirle que se
había salido del camino? ¿Incentivarlo a volver conmigo? ¿Realmente me olvidó
tan rápido…? No me dolía en absoluto aquel sentimiento, pero se sentía tan
rápido todo… Hide volvía a mí, Tazawa se alejaba sin problemas… demasiado
perfecto para ser real, a mí las cosas jamás me resultaban fáciles.
-
Hide…
¿le crees a Tazawa? – pregunté inofensivamente. El se colocó un suéter y la
mochila mientras me respondía.
-
Mm…
los he visto juntos… no sé si la obsesión contigo desapareció, pero
definitivamente Yuki sabe mantenerlo cuerdo.
-
¿Los
has visto juntos?
-
Si…
-
¿Cuándo?
– exigí saber.
-
Lo
seguí… algunas veces… - admitió sin pena, levantando los hombros, restándole
importancia al acoso.
-
¿Qué?
¡Hide!
-
Necesitaba
saber si tú y él… aún… - su rostro
cambió de expresión y nuevamente vi sus ojos tristes.
-
Está
bien, no hablemos más de eso, cerremos ese libro, todo este enredo se acabó.
Ven aquí. – estiré las manos para que se sentara en mis piernas y me abrazara,
me sonrió cálidamente y se dirigió a mí. Entonces tocaron la puerta. Ambos nos
miramos algo frustrados.
Me levanté del
sofá, pero no alcancé a abrir la puerta cuando Ken-chan entró.
-
Oh
pensé que habría olor a sexo ya que estaban solos… ¿Cómo estuvo esa
reconciliación?
-
Asqueroso,
no somos como tú que follamos como conejos donde podamos. – respondió Hide
riendo.
-
¿No?
Porque yo recuerdo muchas veces en que se escuchaba por los pasillos “Aaaah…
si… Sakura, ahí…. Si….” – Ken-chan comenzó a simular quejidos, cada vez más
fuerte, Hide se tapó los oídos y salió corriendo del camarín gritando
“lalalalalala”.- ¿Se reconciliaron, no? – me preguntó a mí.
-
¿Sabías
que estábamos peleados? – pregunté sorprendido.
-
Por
favor Sakura, es solo cosa de ver la cara del enano para darse cuenta que no
está teniendo sexo, hasta tiene el cabello opaco.
-
¡Ken-chan!
Si que eres…
-
¡Yaa-chan
apresúrate! – gritó Hide desde fuera y Ken-chan le grito en respuestas.
-
“¡Siii
… amor… uuuy… ahí!” – Ken-chan salió en busca de Hide, y lo persiguió por todo
el pasillo simulando los quejidos, creo no haber visto a Hide correr tan rápido
desde que un perro le robó un trozo de pizza.
Me despedí de Ken-chan con un
abrazo, agradecido de todo lo que había vivido esa noche. Tetsuya desapareció,
por lo que no pudimos despedirnos de él, aunque Hide estaba desesperado para
que nos fuéramos de allí.
Subimos a mi auto y nos
dirigimos a mi casa.
-
Han
sido meses… caóticos… - confesó.
-
Lo
siento mucho cariño… - busqué su mano mientras manejaba y él tomó la mía.
-
La
gira… discutimos como nunca lo habíamos hecho, creo que fui demasiado duro con
la banda y ellos explotaban con el staff… el sentimiento de… que nadie valoraba
nuestra música, estaba muy presente… en Kaz y en mí.
-
¿Por
qué dices eso? ¿No vendieron demasiadas entradas?
-
No…
como éramos teloneros, la gente no iba a vernos a nosotros, habían unos pocos…
prácticamente las mismas chicas de siempre, en varias ciudades… pero aun así,
no era comparable con otras bandas que se presentaban el mismo día… nos
hicieron bajar del escenario…
-
Si…
así supe…
-
Fue
triste… algunas cancelaciones, cambios de fechas en último momento, productoras
satánicas desordenadas y un puto equipo que murió en pleno concierto.
-
Pero
Hide, saliste victorioso de todo eso, esa capella que trasmitieron hasta por
televisión fue el mejor final para un concierto, estoy seguro que los fans lo
sintieron así.
-
Si,
uno puede pensar eso porque son fans más comprensivos con las dificultades…
pero el sentimiento de que nada salió bien, es fuerte… - acaricié su mano,
intentando darle consuelo, llegamos fuera de mi casa en aquel momento. –
además… tomaremos un Hiatus indefinido.
-
¿Qué?
– quité la llave del auto de forma brusca por la sorpresa - ¿Es en serio? Pero…
¿indefinido? Hide… lo siento… - no sabía si tomar la noticia como positiva o
negativa, lo primero en lo que pensé sería en lo desilusionado que debía
sentirse él.
- Está bien… ya era hora de un descanso…
-
Por
favor eso no te lo crees ni tú. – yo sabía que el odiaba no saber si trabajaría
al día siguiente.
-
No…
lo digo en serio… quiero tomar un descanso… pensar en algún proyecto solista…
pasar más tiempo junto a ti, seguirte en alguna gira, tal vez… recuperar
algunas amistades, visitar la familia… - me lleve su mano a mis labios y besé
el dorso de ella.
-
Me
hace feliz escucharte decir eso… por primera vez. – ambos reímos y nos
sonreímos. – iré por los gatos y un poco de ropa, espérame aquí – el asintió.
A toda velocidad
me metí en la casa y comencé a arreglar un bolso con ropa, pijamas, abrigos,
jeans, playeras, ropa interior, cepillo de dientes y celular. Observé mis
muebles varias veces por si me llevaría algo más, pero todo lo demás podía compartirlo
con Hide. Me apresuré en salir de mi
habitación con el bolso cuando me encontré con Hide en la sala principal.
-
Remodelaste…
¿Por qué? – tocó los sofás nuevos con curiosidad.
-
Hum…
necesitaba mantener la mente ocupada….
-
Vaya…
¿Necesitabas un ultimátum para sacar toda la basura y tapar todas las manchas de
las paredes? Me lo hubieras dicho antes…
-
Idiota…
- lo abracé desde su espalda, y escondí mi rostro en su cuello. – no sabes
cuánto te quiero… no dejaré que lo olvides… - acaricie la piel de su cuello con
mi lengua, subiéndola lentamente hasta su oreja.
-
Mmm…
no hagas eso… aún tenemos que llegar a casa… - pegó su cuerpo al mío, buscando
rozar nuestras caderas.
-
Podemos
hacerlo aquí… - besé sus mejillas desde mi posición y volteó su rostro para besarme.
Sentí aquel beso
como si fuera uno de los primeros, suave, delicado, anhelado.
Se escucharon un
par de “miu, miu, miu” desde la habitación en donde estaban los gatos y Hide rió
en nuestro beso.
-
Llévame
a casa… y dejaré que hagas lo que quieras conmigo. – dijo seductor mirándome a
los ojos.
-
Mmmm…
que provocativo Hyde-san…
-
¡Tú
no me digas así! – me apretó la mejilla fuerte y me arranqué antes de que
apretara la otra, riendo y fui por los gatos.
Llevamos los gatos en una
caja y parecían ser los más felices con la casa de Hide, ¿Por qué? Básicamente
porque preparo una habitación para ellos, con juegos, rascadores, camas
especiales, toboganes y hasta luces.
Nos sentamos a ver los gatos
jugar, para nuestra sorpresa estábamos encantados con ellos, cayendo,
golpeándose, rodando o asustándose… nos
recostamos en la alfombra, Hide se apoyó en mi pecho.
-
Siento
que han pasado años desde que sentí esta tranquilidad… - acaricie su cabello
rubio y lo despeiné un poco. Me gustaba escucharlo sentirse así.- pero tengo
hambre. – estallé de la risa.
-
¿Cuándo
no? Levántate, iré a prepararte algo de comer. – se levantó un poco, e intente
levantarme, pero me abrazó y caí sobre él. – cuidado bobo, que te aplasto… - me
besó en medio de mi queja, un beso excitante, con más lengua de lo usual, suave
pero intenso. – Ey… ¿qué tipo de comida quieres? – mordí su labio, ya excitado.
-
Tienes
razón, puedo morir en el acto de fatiga. Ve por comida o no habrá sexo. ¡Ve,
ve, ve! – me empujó para que saliera de la habitación.
Lo miré antes de
salir, tenía una expresión extraña… diferente… dolida.
Había sido un día
intenso… ¿Realmente me había perdonado? Lo sentía cuidadoso con sus emociones,
precavido y al mismo tiempo atrevido… nunca habíamos pasado por ese tipo de
dificultades y me desconcertaba no entenderlo.
Preparé ramen mientras ordené mis cosas en la habitación, cuando
faltaba poco para servir la comida fui a buscarlo.
Lo encontré en la
habitación, dormido, con los gatos acurrucados a su alrededor, sus ojos tenían
lagrimas a pesar de estar en sueños.
Me senté a mirarlo
y a quererlo… como siempre lo había hecho.
Me juré, nunca más
volverle a fallar, ni herirlo, ni hacerlo dudar de cuanto era mi afecto por él,
lo tomé en brazos y lo lleve a la cama. Lo acaricié un poco mientras dormía,
hasta que el olor a comida me alertó de que la cena ya estaba más que lista.
-
Hide…
cariño, despierta… vamos a comer… - Moví un poco su estómago y abrió los ojos
lentamente, estaban algo hinchados por llorar minutos atrás y horas antes en el
camarín.
-
¿Sakura?
– preguntó desorientado.
-
Sí,
soy yo… la cena esta lista, bajemos.
-
¡Sakura!
– dijo alto antes de abrazarme fuerte como un niño que acababa de despertar de
una pesadilla y necesitaba de su mamá. – No te vuelvas a ir… no me gusta dormir
solo…
-
Tranquilo
Hide… aquí estoy y aquí estaré – respondí de forma cursi mientras él aun me abrazaba.
-
¿Para
siempre? – preguntó infantil. Me reí, no pude evitarlo.
-
Para
siempre. – prometí.