Al entrar al
evento, el mismo guardia de tan sólo un año atrás se acercó a mí a preguntar
por mi invitación. Pero ésta vez, mientras hablaba, me reconoció y se disculpó.
Había
descubierto que Ken-chan se enfermaba con intención para estas fiestas, no era
posible que nuevamente un resfriado lo tuviera en cama, los mismos días que
hace un año atrás.
Aunque yo
vestía la misma ropa, tal vez no tantas cosas habían cambiado o tal vez
solamente lo esencial.
Me hicieron
un par de entrevistas, para las mismas radios que la vez anterior.
Todo me
parecía que continuaba igual.
Me senté
junto al mismo amigo co-productor de L’arc en Ciel en sus viejos tiempos, esta
vez no hablamos de Hide, ni de las bandas, solo de su vida, sus hijos y sus
sueños, aun a nuestra edad nos permitíamos soñar.
Cuando el
reloj marco las 22:30 y la banda del evento se retiraba, el animador se
despidió, dio los debidos agradecimientos y las buenas noches.
Me dirigí al
baño, pensando en que sería lo que cocinaría para la cena.
Cuando
terminé de orinar y me dispuse a lavar mis manos, un grupo de chicos entro. Ésta
vez reconocí a uno de ellos, un conocido famosillo de Hide.
-
No te recomiendo tener
demasiadas ilusiones, ha pasado mucho tiempo desde que lo vi irse con alguien
más. – le decía el famosillo a un adolescente de piel tan clara, que
inmediatamente en mi mente le apode “el albino”.
-
Siempre pensé que sería
más fácil, pero cada vez que lo intento él me evita…
Ésta vez no terminé de escuchar la conversación y me retiré primero del
baño, fui a mi auto y conduje hasta
casa.
23:35
La puerta principal se cerró.
Yo estaba en la cocina, por lo que deduje de inmediato quien era.
Continué concentrado cocinando y siguiendo la receta del programa que
estaba viendo, un par de brazos me envolvieron desde atrás de mí.
-
Mmhh… que olor tan
delicioso.- dijo desde atrás, yo me volteé para besar su frente en señal de
bienvenida.
Hide olía a perfume, alcohol y shampoo.
-
Estoy preparando comida
mexicana… ¡Oye pervertido! – Sus manos tocando bajo mi pantalón me
interrumpieron, el rió.
-
Tengo hambre pero no
solo de comida…- dijo mientras su cuerpo se acomodaba entre la cocina y yo, me
abrazó y me besó.
Nuevamente no me dejaría terminar de cocinar.
Todas las noches hacíamos el amor.
Todas las noches comíamos después de hacerlo.
Todas las noches dormíamos juntos, satisfechos completamente.
Todas las noches nos amábamos un poco más.
Fin.