viernes, 9 de diciembre de 2016

Latidos



Estábamos en casa de Tet-chan, como banda estábamos en vacaciones, por lo que no teníamos contacto entre nosotros, pero supongo que Tet-chan se vio obligado a invitarme a su cumpleaños ya que había invitado al resto de la banda. Tetsu es un hombre muy cortes. Lo que no me hace sentir muy bien conmigo mismo, ya que yo no los invito a mis cumpleaños usualmente. Como era una fiesta y todos ya habían bebido bastante, el ambiente era muy feliz e incluso un poco idiota, por lo que sumándome a la masa, quise hacer una broma y aleje el asiento de Ken justo en el momento en que su trasero se posiciono para dejarse caer en el. Como es fácil de adivinar, Ken cayó al suelo en cámara lenta y yo corrí por mi vida antes de que Ken se vengara de una manera más violenta.

Mientras corría, sentí sus enormes pies correr tras de mí, por lo que sabía que tarde o temprano me alcanzaría… eso es lo malo de ser pequeño, tus piernas suelen serlo también. Así que decidí esconderme en alguna de las piezas y así salvar mi vida. Al subir la escalera encontré una puerta que no llamaba demasiado la atención y entre rápidamente, estaba buscando un escondite desesperado cuando de pronto note que había alguien en la cama, como no se movía, deduje que dormía o bien, estaba muerto. Por supuesto, me negué a creer que Tet-chan tendría un muerto en su cama, ya que él es demasiado inteligente como para no esconder un cadáver. Me acerque al bulto que dormía para comprobar de quien se trataba,  me di cuenta que  fuera quien fuera, no le conocía, pero viéndole dormir profundamente no pude evitar una travesura.

Como suelo dar autógrafos por ahí, siempre llevo un plumón en mi bolsillo, en realidad solo olvido sacarlos y a veces me son de utilidad como en este caso. Le saque la tapa al plumón y dibuje lo que Tet-chan llamaría “obscenidades” por todo el rostro del bello durmiente, luego de terminar mi obra, me retire sintiendo que el mundo no podía con mi astucia... pero tan solo pasaron unos minutos cuando me tope de frente con Ken-chan y sintiéndome el hombre más estúpido del mundo por olvidar que estaba escondiéndome de él, atine a hacer lo único que podía salvarme en esos momentos. Implorar.

-          Ken-chan lo siento, estaba bebido, no sabía lo que hacía… perdóname por favor, estuve pensando y  reflexionando en ello y  … -  No alcance a terminar mi ruegos cuando de pronto Ken-chan vomito encima de mi ropa.

Okey, esa si era una verdadera venganza.

Karma: murmuran por las calles.

-          Ayúdame Hyde no me puedo parar.

-          Qué asco Ken! – dije sujetándolo de los hombros y buscando hacerlo sentir algo de culpa, pero el muy tonto sonreía feliz.

-          Nunca vomitar se había sentido moralmente tan bien, te lo merecías.

-          Maldito.

-          Llévame a ese dormitorio, cree que ese tiene baño.

-          Pero hay alguien durmiendo allí.

-          Que importa, si nos molesta le vomito encima. – Dijo Ken riendo.

Abrí la puerta con cuidado evitando hacer ruido, pero Ken no tenía ni la más mínima intención de ser considerado, y por motivo de la ebriedad o en parte de su personalidad habitual, comenzó a cantar y gritar y luego ambas cosas al mismo tiempo. Como era de esperarse, bello durmiente carita rayada despertó, se sentó en la cama y nos observo.

Ken al notar el rostro de quien estaba en la cama, quedo en shock. Luego de unos segundos sus mejillas se tornaron de un color morado extraño y luego exploto en la risa mas contagiosa que le había oído en años. Como no pude evitarlo, comencé a reírme con él, yo también había bebido más de la cuenta.
     
Bello durmiente carita rayada nos miro confundido durante varios segundos, luego Ken comenzó a vomitar antes de llegar al baño y lo peor de todo, continuaba riendo, se ahogaba con su propio vomito mientras reía a carcajadas, una situación verdaderamente asquerosa para quien no estuviera acostumbrado a las consecuencias de estas fiestas, nosotros no contamos en esa lista, por supuesto. Aunque la situación para mí era verdaderamente absurda y divertida, sentí un poco de compasión por el hombre que estaba sentado en la cama medio adormilado, confundido y con la cara sumamente rayada, pero no alcance a sentirme cínico, Ken me necesitaba para arrastrar su cuerpo hasta el baño y vi de reojo salir a bello durmiente carita rallada de la habitación.

Para cuando Ken pudo respirar y yo termine de vestirme con la ropa de Tet-chan que robe de ese mismo cuarto, decidimos lanzar una moneda para dejar a la suerte quien sería el que limpiaría el vomito en el dormitorio, antes de que Tet-chan lo notara y decidiera nunca más invitarnos a su casa.

Como otra prueba de que el Karma existe, yo fui el que perdí.

Llevaba alrededor de 30 minutos limpiando, había podido limpiar el baño, pero la mancha en la alfombra y el olor de la fermentación de Ken no se iba ni con la mejor de las brisas. Entonces alguien apareció en la habitación, solo vi sus pies, puesto que yo estaba agachado limpiando frenéticamente las manchas, al ver el tamaño de sus pies reconocí que no era Tetsu por lo que suspire aliviado, pero antes de que pudiera ver su rostro él se dirigió al baño y cerró la puerta. Baño que por suerte yo acababa de limpiar. ¿Cuándo había sido la última vez que yo limpie un baño? Nunca, y eso explica porque primero limpie con jabón todo antes de darme cuenta que existía el cloro.

Después de 15 minutos mis manos comenzaron a doler y a picar, estaban hinchadas y sentía una quemazón que aumentaba, así que lo primero que pensé fue en mojarlas con agua fría, pero estaba ese extraño en el baño así que comencé a gritarle desde el otro lado de la puerta.

-Disculpa, ¿puedes salir del baño? Necesito entrar urgente! ¿Porque te tardas tanto? Además… ¿hay como mil baños en esta casa por que tuviste que venir a este?

-¿Fuiste tú verdad? – Dijo el hombre al otro lado de la puerta, su voz sonaba furiosa.- Ken dijo que tuviste que ser tu, porque sabias que había alguien durmiendo en esta habitación de antes que entraran.

-¿eh? – Dije confundido y con sintiendo mis manos quemarse.

- ¿Tu rayaste mi cara?

No. No. No. No. No. 
No puede ser que justo bello durmiente carita rallada decidiera usar el baño cuando yo lo necesitaba, ¿por qué él?

“Yo ya creía que el Karma existía, no era necesaria una tercera prueba.” Pensé mirando al cielo.

Necesitaba agua en mis manos, estaba a punto de salir en busca de otro baño cuando la puerta de aquel baño se abrió y apareció un rostro un poco hinchado y colorado, aun quedaban algunas marcas de dibujos en sus mejillas pero casi todas ellas habían sido borradas de una manera poco delicada, o eso denotaba la hinchazón.

-          ¿Qué te paso? – Pregunto observando mis manos mientras yo las mantenía en alto para evitar tocar algo con ellas.

-          Mis manos… Siento que se queman, duelen mucho. – dije con tono angustiado, el dolor ya era intenso. Por inercia y de manera inconsciente hice un puchero.

El miro mi cara un poco divertido, luego mis manos, luego el cloro, note que había comprendido lo que sucedía, tal vez mejor que yo. El reacciono muy rápido, tomo mis manos arrastrándome al lavado del baño, dio a correr el agua fría y dejo mis manos bajo el grifo, mientras él aun las sujetaba.

Yo no reaccione, quede un poco impresionado por la libertad con la que el tocaba mis manos. Por un leve momento mi ego ataco y pensé “muchas mujeres morirían por tocar mis manos” pero luego recordé que estaba hace tan solo unos minutos atrás, limpiando vomito con ellas, por lo que mi ataque de ego se transformo en una especie de agradecimiento a aquel sujeto que no le importo que estuvieran sucias y las sujetaba bajo el agua solo porque dolían.

Tal vez fue ese preciso sentimiento de agradecimiento el que convirtió aquel momento en algo inusual, lo único que sé es que mientras él sujetaba mis manos la atmósfera se transformo en algo sumamente tranquilo, lo único que se oía era el agua caer, un sonido que por alguna extrañada razón me hizo bajar la guardia y otra vez, tal y como había pasado en el ultimo concierto, perdí el control.

Dolor punzante en el pecho, no había aire en mis pulmones, todo alrededor se desvanecía.

Todo lo había experimentado con anterioridad, pero esta vez había algo inusual, necesitaba salir de allí, lo necesitaba frenéticamente. De manera inconsciente me agache y coloque mis manos en mi pecho tratando de aliviar el fuerte dolor.  Al sentir unas manos sujetarme, no pude evitar suplicar...

-          Sácame de aquí… por favor….- comencé a sollozar, sentía que iba a morir en ese preciso momento.

-          ¿Qué pasa? ¿Estás enfermo? - No pude mirarlo, quería volver a ser niño y sentir que si cerraba los ojos, no estaba. Entonces cerré los ojos y las lágrimas salieron, estaba fuera de control, y definitivamente aun estaba allí.

-          Por favor… por favor… sácame de aquí.- Luego de mi última suplica perdí la noción del momento, a lo lejos escuche una voz preguntar:

-          ¿A dónde quieres ir? – Por lo que sin pensar, respondí:

-          A un lugar seguro.




Al abrir los ojos todo estaba oscuro, pero al contrario de alarmarme, todo me pareció muy tranquilo.

Sentí calor de una manera agradable.

Yo estaba acostado boca arriba en lo que parecía ser una cama, algo que distinguí como un brazo me rodeaba abrazándome fuertemente, sentí una respiración acompasada cerca de mi oído y aun así, la situación no me asusto, a pesar de no saber quien estaba al lado mío, agradecí su abrazo.

No sé cuantos minutos permanecí en silencio, no sentía tanta paz desde hace años, no quería que ese momento terminara, ni siquiera quería dormir, quería sentir esa paz. Podía escuchar mis propios latidos, pero cuando me concentre en escuchar los latidos de quien me abrazaba, una voz tranquila susurro suavemente a mi lado.

-          ¿Estás despierto?

Su voz.

Y entonces recordé.

Bello durmiente carita rallada.

No supe cómo reaccionar, el me había visto llorar, ni siquiera mis cercanos lo habían hecho, sentí vergüenza.

-          Tranquilo, estas en un lugar seguro.

Por alguna razón que desconocí en aquel momento, sus palabras me hicieron sentido, volví a sentir tranquilidad, él aun me abrazaba.

 Yo seguía sin saber que decir.

-          Tuviste una crisis de angustia o ataque de pánico, como quieras llamarle. Aun inconsciente no podías parar de sollozar así que me acosté contigo para calmarte… estamos en mi casa, en mi cama, está todo bien ahora… dime si necesitas algo ¿sí? – su voz sonaba muy dulce… el parecía ser un hombre muy tierno.

Asentí y agregue:
-          ¿Crisis de angustia? ¿Es por esa razón por la que me desmayaba?

-          Sí, eso dijo el doctor que te reviso, dejo algunos calmantes en caso de que volviera a suceder.

-          Oh. ¿Doctor?

-          Si, un amigo cercano mío, no te preocupes, todo fue confidencial.

-           Ya veo… la última vez que sucedió me fui del hospital antes de hablar con el doctor, asumí que era fatiga por lo que me desmayaba… - por alguna razón respondía en el mismo tono susurrante que el usaba.

-          ¿Ya te había sucedido antes?

-          Si…- respondí girándome de frente hacia él, sin saber que tan cerca estábamos.

-          ¿Y no habías ido a un doctor? Los desmayos no son cualquier cosa pequeño.- Por el tono de regaño realmente me sentí pequeño, una parte de mi, se cohibió.

-          No es como si fuera a estar embarazado tampoco. – Si, solo una parte se cohibió, el resto seguía siendo yo.

El rió fuerte ante mi respuesta.

-          ¿Cómo te llamas pequeño?
              
-          Hyde. Dime Hyde… y tu... -  antes de poder preguntar su nombre note la cercanía de su rostro, podía sentir la respiración cálida de su nariz a centímetros de la mía, algo en mi estomago se contrajo. El embarazo seguía sin ser una opción, por supuesto.

-          KAZ. Dime KAZ. – Note como se alejaba un poco para acomodarse, comprendí que no quería alejarse de mí, ya que en ningún momento soltó su brazo de mi cintura, bien podría simplemente estar demasiado cómodo así, pero yo quería creer que no quería soltarme.

Todo estaba tan tranquilo, ahora podía oír sus latidos…. sentí como de manera inconsciente sonreí al saber su nombre.

-          Kaz- kun. – Dije en un tono infantil, su nombre me resultaba divertido.
-          Si así quieres llamarme, está bien.

Minutos de cómodo silencio.

De pronto las ganas de abrazarlo crecieron hasta ser inquietantes, mi picaban las manos por poder tocarlo en la oscuridad. El aun me abrazaba, yo también quería.

-          ¿Qué pasa? Estas inquieto…

-          Yo…- La oscuridad brinda una confianza que no puede ser explicada con palabras. – Puedo... abrazar…te?

-          Claro.- Respondió de manera casi automática, como si mi pregunta fuera absurda o su respuesta fuera demasiado obvia.

-          Yo… - vacile, dándome cuenta de lo necesitado que podía parecer.

-          Hyde, abrázame. Está bien, te he visto llorar por horas hoy, entiendo que necesites un abrazo.

No quise contradecir sus palabras, en parte porque sabía que él tenía razón, lo necesitaba y en otra por qué no tenía ganas de hablar, solo quería mantener ese sentimiento de paz que se había adueñado de mí desde que había despertado cerca de él. Creí en ese momento que si él se alejaba, se llevaría esa paz con él. 

Lo abrace fuerte. 

Su olor era fresco.

Se acomodo de lado frente a mí para dormir, estábamos tan cerca que podía rozar su frente con la mía, sentía su respiración y en un par de ocasiones sus pestañas rozaron mí mejilla causándome cosquillas. Note que no podía dormir, tal vez al igual que yo él estaba demasiado inquieto por la cercanía. Sin pensarlo demasiado comencé a cantar una canción que había estado componiendo para L’arc desde hace mucho, al no terminar la letra a tiempo había quedado en lista de espera para el próximo álbum que solo Jehová sabía cuando saldría. Su nombre era Yuki no Ashiato, por inercia me pareció apropiada para calmar a Kaz-kun y ayudarlo a dormir. Mientras cante, el no dijo nada, para cuando termine de cantar, el ya dormía.

Disfrute de su respiración y sus latidos hasta que amaneció.

Cuando hubo luz en la habitación mire su rostro, no mire nada de lo que me rodeaba, solo a él.

Su rostro me pareció divertido mientras dormía, sobre todo porque aun llevaba un poco de las marcas de mis dibujos en sus mejillas, no debía reírme o lo despertaría… aun así no pude evitar un par de carcajadas que sacudieron un poco la cama, el hizo un gesto ante el movimiento. Me pareció muy tierno, todo en el.

Sin pensarlo, me acerque y bese su frente.

Sentí el corazón derretirse cuando sonrió dormido ante mi beso.  

Acomode mi cabeza en su pecho, estaba cansado, felizmente cansado.


Escuche sus latidos en mi oído, los conté y me deje ir por el sueño más tranquilo que tuve en años.