Estaba exhausto, no dejaba de suspirar mientras arrastraba sus pies por las escaleras. El haber tomado un baño luego del concierto había asesinado sus pocas energías de continuar con vida.
Sakura abrió la puerta de su habitación y miró el bulto en la cama. En medio de la oscuridad se quitó las botas, los pantalones, la campera, la playera y los calcetines, y luego se metió en el espacio desocupado de la misma. A medida que levantaba las sábanas vislumbraba un poco más de Hyde, durmiendo tan enroscado sobre sí, que Sakura no pudo evitar pensar en un camarón.
El batero se acomodó de lado dándole espacio al camarón enroscado, pero una vez Hyde percibió otro cuerpo cerca de él, se acercó olfateando aún con los ojos cerrados. Cuando pareció estar seguro de a quién pertenecía aquel olor comenzó a acercarse y acercarse, cada vez más hasta acomodar su cuerpo casi por completo sobre el de Sakura.
El bastero apretó los labios y frunció el ceño.
- ¿Cómodo? – susurró en la oscuridad quedándose quieto, tenso, y usando sus músculos para sostener la mitad de su espalda en la cama y la otra mitad en el aire. Si se descuidaba, caerían los dos.
Hyde balbuceó una respuesta, se saboreó los labios, y se acomodó en la misma posición de camarón pero esta vez dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el de Sakura. El batero suspiró nuevamente y espero.
Los minutos transcurrieron, una vez creyó que Hyde había vuelto a entrar en un sueño profundo, arrastró su espalda en el colchón intentando movilizarse hasta el medio. Le tomó bastante esfuerzo moverse sin ser brusco, evitando despertar al camarón que dormía sobre él.
Ya quieto y más relajado sintió unos cabellos de Hyde rozando su barbilla causándole picazón. Con el movimiento de su mentón inclinó un poco la frente del vocal hacía sí mismo, entonces depositó un beso en la mitad de su frente. Lo abrazó, lo acobijó con las colchas y una vez estuvo seguro y protegido del frío entre sus brazos, Sakura se relajó lo suficiente como para dormir.