Me quedé en el auto
sentado un momento mientras fumaba el último cigarro de la cajetilla. Estaba
tan ansioso que había fumado la cajetilla completa entre la noche anterior y
aquella mañana.
Ya llevaba media hora sentado ahí, había llegado antes, pero me rehusaba a entrar antes, o a la hora acordada. Siempre escondiendo los nervios. Me quedé allí hasta que mi celular sonó, no había guardado su número, con intención, pero mi asquerosa memoria me pasaba una mala jugada. Lo recordaba aunque el celular lo marcara como desconocido.
Ya llevaba media hora sentado ahí, había llegado antes, pero me rehusaba a entrar antes, o a la hora acordada. Siempre escondiendo los nervios. Me quedé allí hasta que mi celular sonó, no había guardado su número, con intención, pero mi asquerosa memoria me pasaba una mala jugada. Lo recordaba aunque el celular lo marcara como desconocido.
-
¿Esperas algo que estás estacionado
fuera y no entras?
-
¿Ah?
-
Ya te vi, bájate y entremos juntos. - cortó la llamada en cuanto terminó de hablar.
Me reí de mí mismo,
¿qué pensaría él de mí ahora?
Bajé del auto y
caminé sin nervios visibles hasta la entrada, ahí lo vi en la puerta, llevaba
un suéter deportivo con capucha y un pantalón de buzo.
-
Esperaba verte con minifalda o... ¿Eso
es solo para el día del show? – le pregunté sorprendido por su ropa deportiva.
Se veía aún más pequeño.
-
¿Y por eso no te atrevías a bajar
del auto?
-
No me sentiría precisamente cómodo
caminando con un travesti a mi lado.
-
Aah... te pone nervioso caminar junto a
mí.
-
No te creas tan importante– le gruñí
cuando estuve frente a él.
-
No lo hago, pero estoy aquí parado
desde tu penúltimo cigarro, y ya te imagino con el trasero adolorido cuando
deban salir todas las uñas que te comiste– él me leía.
-
Que broma tan vieja. Preocúpate de
tu propio trasero, que asumo si debe tener razones para estar adolorido– abrió la boca cuando me escuchó, claramente ofendido.
-
Que imbécil eres– se volteó y
caminó delante de mí.
-
Qué manera de darme las gracias son
esas… - le dije a sus espaldas, internamente me volví a auto abofetear. ¿Cómo
era posible que siempre que hablara con él dijera algo de lo que me arrepentía
al siguiente segundo? Siempre respondía a la defensiva cuando hablaba con Hide.
Al menos había sido así en los últimos años.
Y lo peor era que él parecía comprenderlo, no se enfadaba a pesar de que
yo sabía muy bien que él solía ser gruñón con las bromas pesadas. Sentía
que él las tomaba con tanta ligereza porque comprendía que hasta cierto punto
era mi forma de defenderme de él y lo que me causaba su actitud.
-
Oh, Natsu – dijo cuando entró y lo
vio sentado en la batería - ¿Qué haces tú aquí? – luego me observó a mí.
-
Sakura me pidió que viniera… Pensé
que lo sabias.
-
No, no lo sabía– me miró con
sospecha de inmediato.
-
Tal vez no pueda asistir los tres
días como tú quieres, así que le pedí a Natsu que aprendiera mi parte por si… -
me observaba con ojos enfadados – O de todas formas no puedo asistir a los
ensayos, así que estará bien que él aprenda mi parte.
-
Bien – dijo finalmente sin estar
para nada convencido de mi propuesta- ¿Este será el único ensayo al que
vendrás entonces? – su tono seco y visiblemente molesto para mí y para todos me hizo reír.
-
Supongo.
-
Entonces no te distraigas – fue lo
último que me dijo antes de ponerse en frente de la banda a trabajar. Yuki, me
observó extrañado y se acercó.
-
Nunca lo había visto enfadarse con
alguien… parece que tanto tú como él se ponen susceptibles cuando están juntos– me dijo.
-
¿Susceptibles? Ah, por favor Yuki,
te estás poniendo como Keiichi de viejo chismoso.
-
Ey... – se quejó mientras yo me sentaba
para comenzar a ensayar.
Como
solo debíamos ensayar una canción no me quitó más de una hora todo el asunto,
pero me quedé observando el ensayo del resto unos minutos aunque Hide no había
si quiera girado a mirarme. Me pregunté por qué me había invitado.
Al comienzo pensé que tal vez quería retomar esa “amistad” que hace tantos años quedó por allí en alguna parte del camino de nuestras vidas, sin embargo no se había molestado en preguntarme si quiera como estaba, así que lo descarté.
Al comienzo pensé que tal vez quería retomar esa “amistad” que hace tantos años quedó por allí en alguna parte del camino de nuestras vidas, sin embargo no se había molestado en preguntarme si quiera como estaba, así que lo descarté.
¿Darle
otra mirada a su trabajo? ¿Un aspecto más qué o menos qué? No podía entenderlo,
pero cuando entendí que no dedicaría un minuto a hablar a solas conmigo, ni que
a mí me interesaría tener una conversación bajo la mirada de tantos ojos
chismosos, tomé mis cosas y salí del salón sin siquiera despedirme de Yuki.
Cuando
estaba bajando las escaleras de la salida, un hombre pequeño corrió hasta mí. Al comienzo no lo
reconocí, habían pasado años desde la última vez que vi en persona al estilista de Hide.
-
Sakura.
-
Naoto, hola.
-
Hola, antes de que te vayas, ¿te molestaría
si me permites tomarte unas medidas? Solo será unos minutos.
-
¿Ah? ¿Medidas?
-
Si, para el disfraz, ya están los
diseños pero aún me faltan las confecciones.
-
Oh… pero, ¿no que yo podía elegirlo?
-
No, para nada, Hyde-san me dio
claras instrucciones sobre su traje.
-
¿Ah si? ¿Y qué es?
-
No lo sabrá hasta ese día.
-
Oh no, no, esto no me da buena
espina – de pronto Naoto tomó una cinta medidora y sin siquiera preguntar se
acercó y comenzó a medir diciendo unos números en voz alta– Oye…- fue vergonzoso que lo hiciera en frente de ojos desconocidos, pero cuando pensé en proponer entrar, ya había acabado su tarea.
-
Listo.
-
Naoto, no quiero vestirme de mujer…
-
Já, dudo que Hyde-san quiera verlo
vestido de mujer, ese papel le corresponde a él– me reí por lo que dijo y él
pareció entender el por qué– No se preocupe por nada,
Hyde-san solo quiere disfrutar de un momento en el escenario junto a usted. Le
estima– me sonrió cálidamente y yo me quedé pensando en cómo responder a
eso – Bien, tengo demasiado por hacer. Me siento como el conejo de Alicia en el
país de las maravillas, no me queda tiempo. Nos vemos, Sakurazawa.
-
Nos vemos… -
¿Cómo el conejo de qué?
¿Cómo el conejo de qué?
Estaba
agotado. Acababa de finalizar el concierto y el sudor me recorría hasta la
parte baja de la espalda, por lo que tomé una ducha con agua tibia y cuando salí me preparé un sándwich
que tragué junto con un vaso de agua mientras Yuki se secaba el cabello en
mi habitación de hotel. Me sentía enormemente cansado y aún faltaba la famosa
Hallowen party.
-
¿Por qué nos comprometimos con
esto? - se terminaba de vestir mientras me escuchaba. Le dejé su merienda en la mesa– Me siento exhausto.
-
Yo también, pero ya nos
comprometimos, y debemos apurarnos o no llegaremos a tiempo.
-
No quiero ir… - me quejé.
-
Sakura…
-
No entiendo para qué quiere que yo
vaya, ni siquiera me habló en el ensayo.
-
No te habló porque estaba ocupado. Además... creo que a él también le incomoda que todos los miren cuando se acercan
el uno al otro– lo miré pensativo, ¿No me habló por eso? – Sakura…
-
¿Mm? – me comí un pedazo de queso
mientras le ponía atención a mi amigo.
-
¿Tú y Hyde…?
-
No te pongas como Keiichi– le pedí
con fingido horror.
-
Te lo pregunto en serio. Porque te
conozco y porque algo lo conozco a él… siento que entre ustedes hay algo...O tal
vez sea mi imaginación…
-
Lo es Yuki, yo no veo a Hide hace
muchos años, entre nosotros no hay nada.
-
¿Pero lo hubo, no? – lo miré pensando
en alguna respuesta rápida, pero nada llegó a mí – Lo he escuchado hablar de
ti con un tono tan… distinto. Tú también reaccionas raro cuando alguien lo
nombra.
-
Es porque llevo demasiados años
soportando las burlas sobre esos chismes, y si él habla distinto de mí es
porque en algún momento, hace mucho tiempo, fuimos muy cercanos.
-
Entonces… - lo miré a los ojos para
darle más credibilidad a mi relato ya tan repetido– ¿Por qué te cuesta tanto
estar cerca de él? Cada vez que estas cerca, es como si tuvieras un debate
interno contigo. No es difícil notar que te pasa mucho y discúlpame amigo, pero
quiero saber qué es exactamente lo que te pasa– algo en mi se sintió
extremadamente vulnerable bajo la mirada de Yuki. Quise huir.
-
Iré al baño y cuando vuelva será
mejor que nos apresuremos o llegaremos muy tarde– le susurré sin mirarlo, dándole la espalda en cuanto pude. Caminé rápido hasta el baño y me lavé los
dientes en modo automático, los nervios me subieron hasta que la mano me tembló
un poco. Solía sucederme cuando me sentía expuesto y llevaba años sin sentirme
de aquella manera.
Me dediqué a calmarme un instante, realmente me sentía tan exhausto mentalmente por
darle tantas vueltas al asunto y físicamente por el concierto que ya había
dado, que pensé seriamente en quedarme en el hotel.
Entonces
le escribí un mensaje en Line.
“Sé que tal vez estarás muy ocupado, pero hay
algo que quiero saber, tan solo respóndeme con la verdad y sabré a qué voy.
¿Por qué me quieres ahí?”
Envié el mensaje y
pasaron varios minutos en que ni siquiera se conectó.
-
¿Ahora qué? Tal vez lea el mensaje
cuando ya termine la presentación y solo hice el ridículo dejando en claro que
tengo dudas sobre si ir– entonces el celular vibró.
“Tengo una razón un
poco difícil de redactar con la prisa de este momento, pero en resumen… Te
necesito aquí, tocando en el escenario, detrás de mí.”
Aguanté la
respiración cuando terminé de leer mientras escribía con preocupación.
“Pero... ¿Estás bien?”
A lo que respondió:
“Estaré mejor
cuando estés aquí”.
-
Maldito manipulador – susurré para
mí, pero finalmente contesté:
“Nos vemos allá
entonces.”