jueves, 31 de octubre de 2019
miércoles, 30 de octubre de 2019
Fan fiction: Entichers - Capítulo 1: Invitación
-
¿Les parece si una más y luego
comemos algo? – Tazawa nos observaba algo apenado, le costaba ajustarse a la
canción y no teníamos demasiado tiempo para ensayar. Nadie dijo nada,
simplemente comenzamos a tocar.
En mi bolsillo mi celular vibró lo suficiente para hacerme saber que me estaban llamando y no era solo un mensaje, pero no hice el intento de contestar, tenía ambas manos ocupadas. La canción avanzaba y mi celular seguía vibrando en mi bolsillo hasta que finalmente se detuvo.
En mi bolsillo mi celular vibró lo suficiente para hacerme saber que me estaban llamando y no era solo un mensaje, pero no hice el intento de contestar, tenía ambas manos ocupadas. La canción avanzaba y mi celular seguía vibrando en mi bolsillo hasta que finalmente se detuvo.
Cuando la canción
finalizó y Tazawa estuvo notoriamente más conforme, me digné a tomar el
celular. Usualmente me escribían por line, rara vez me llamaban ya que no solía
contestar si estaba ocupado. Tenía cuatro llamadas perdidas de un número
desconocido...
-
Qué raro… - susurré.
-
¿Ah? ¿Qué pasa? – Yuki volteó a
observarme dudoso.
-
Nada, solo que tengo llamadas
perdidas de un desconocido.
-
Bah, hombre solicitado– Yuki se burló, de pronto mi celular comenzó a
vibrar otra vez, pero corté de inmediato la llamada.
-
¿No contestarás? – preguntó esta vez
Ikuo mientras acomodaba el bajo en su estuche.
-
No me gusta contestar a
desconocidos…
-
Ah, te haces el difícil – Yuki se
burló. Entonces fue su celular él que sonó– Oh, ahora yo… - lo miró – Ah, pero en mi caso no es desconocido. Hola
jefe – contestó, toda la banda se giró a mirarlo dudoso. ¿Jefe? – Ah, sí está
aquí conmigo… ¿Quieres que le pase el celular? Ah, sí, está bien, yo le diré –
ya que Yuki me miraba yo también lo miré a él. ¿Quién era? Me respondió la
pregunta de mi rostro cuando cortó la llamada – Sakura, es Hyde. Dice que por
favor le contestes la llamada.
-
¿Ah? ¿Es su número? - él asintió. Keiichi carraspeó la garganta y
todos se rieron un poco. Los miré con sospecha- ¿Qué les pasa?
-
Nada, nada… - Yuki también se rió.
-
¿Qué? Ya díganme que les pasa –
Keiichi me respondió.
-
Bueno, que se decía que ustedes… -
lo miré con enfadado cuando movió su mano de forma sugerente e infló su
mejilla para imitar sexo oral. Los
chicos en general se rieron bajo.
-
Ya Keiichi… - le regañó un poco
Tazawa, yo suspiré para evitar comentarios. Mi celular comenzó a vibrar y las
risas volvieron a hacerse presentes.
-
Ya quisieran tener algo de lo que
chismosear... - les dije antes de salir de
la sala, pero cuando iba por la puerta escuché.
-
¡Y se va para que no lo escuchemos!
– desde mi posición giré para mostrarle el dedo del medio a Keiichi, que solo
se rió como respuesta. Observé mi celular con duda mientras volvía a sonar.
Hide…
-
¿Diga?
-
Hasta que me contestaste– su voz…
-
No tenía tu número… y estoy seguro
de que tú tampoco el mío.
-
¿Te molesta que me lo consiguiera? –
su voz sonaba suave, suspiré.
-
No, pero asumo que si usas ese tono
conmigo, esta no es una llamada de cortesía.
-
Oh, es que sé que no te gustan las
llamadas de cortesía. Mejor dicho, sé que odias hablar por el celular – asentí
– Pero no puedo ir a verte, y tampoco soy capaz de pedirte que viajes para
venir a mí.
-
¿No? Estoy seguro de que alguna vez
lo hiciste… - hablé sin pensar. Él no respondió de inmediato.
-
Pero eso fue hace mucho– su voz
sonó apagada.
-
Lo sé– de pronto ambos nos
quedamos callados y me regañé a mí mismo por hablar sin pensar– Entonces… ¿Me
necesitas para algo?
-
Si… en verdad, quería invitarte a
algo…
-
¿Qué es?
-
Halloween… - susurró dudoso, me
quedé en silencio. ¿En serio me estaba pidiendo celebrar esa estupidez? Además conocía su fiesta, la simple idea me era desagradable y estaba seguro de que se
lo había dicho en alguna ocasión.
-
Hide...
-
Prometo que no habrá juegos, ni
trampas, ni burlas, ni besos, ni nada que te exponga de alguna manera… - su voz
sonó sincera.
-
Hide...
-
Sé que no celebras Halloween, pero
esto es un festival musical y me gustaría que más que un invitado más, tocarás
junto a Yuki una canción de los inicios de L’arc…La que tú quieras…
-
Hide...
-
Puedes elegir el disfraz. Puedes
solo llegar, tocar y luego irte. O puedes quedarte todo el show si quieres.
-
Oye, escúchame.
-
Por favor… quiero que estés ahí–
suspiré.
-
Esas tres semanas estoy en gira – me
excuse, aunque era la verdad.
-
Por favor Sakura, la canción que tú
elijas…
-
Sabes que no me anima compartir con
travestis que solo intentan tener algo de cámara junto a ti. Además a mí no me
agrada precisamente la idea de compartir en público contigo– en cuanto
terminé de hablar me mordí la lengua. ¿En serio me costaba tanto pensar antes
de hablar? Hide tardó en volver a hablar, pero no se rindió.
-
Entichers, podemos tocarla. Sé que le
tienes cariño a esa canción.
-
“Cariño” – repetí. Todos los
recuerdos de las noches en que estuvimos solos trabajando en esa canción se me
reunieron en la cabeza. Y también las primeras confesiones, y ese primer beso.
-
Quiero que estés conmigo en esta oportunidad…
-
¿Por qué?
-
Porque quiero que sea diferente, ya
no quiero hacer la fiesta desvergonzaba que ha sido tantos años. Quiero…
invitar a gente que… tenga un sello más auténtico como tú. Sakura… por favor…
estarías junto a Yuki en todo momento, si te incomodas, cuando sea, simplemente
te vas. Sé que lo disfrutarás, además de que conoces a todos…
-
Está bien… - solté con un suspiro – No te aseguro que pueda, pero lo intentaré.
-
Por favor…
-
Ya te dije que sí, haré todo lo
posible.
-
Promételo – me exigió.
-
No puedo prometer que estaré ahí,
pero intentaré estarlo.
-
Promete que intentarás con todas tus
fuerzas venir a la fiesta los 3 días.
-
Está bien niño necio, lo prometo– se rió feliz, yo suspiré.
“¿Halloween? ¿Es en
serio Yasunori?”
Cuando regresé a la
sala todos me miraban a la espera de algo.
-
¿Qué? – les pregunté malhumorado.
-
Nada, nada – dijo Keiichi mientras
se mordía los labios para no reírse. Me senté en la batería y aún continuaban
mirándome con sospecha. Abrí la botella y bebí un sorbo de agua, le devolví la
mirada a todos que esperaban que les dijera algo.
-
¡Ya déjense de pensar cosas sucias!
– les grité mientras les lanzaba agua de la botella.
-
¡No! ¡Los equipos! – gritó Tazawa
mientras yo mojaba a los otros. Yuki tomó la almohada y me la lanzó desde la
puerta, mientras tanto, Ikuo, Keiichi y Yuki corrieron hasta fuera y cerraron la
puerta riéndose a carcajadas. Cerraron de un portazo para salvarse.
-
Niños. – comentó Tazawa mientras
miraba el desastre que había dejado yo.
-
Relájate – le pedí entre risas, me
divertía que de vez en cuando sucedieran esas cosas.
-
Y… ¿Qué quería Hyde? – lo miré
dudoso por la pregunta tan directa. Suspiré, de todas formas se enterarían.
-
Invitarme a su "Hallowen Party".
-
Pero a ti no te gustan esas
celebraciones… - me miró con confusión.
-
No, pero fue muy insistente, así que
supongo que intentaré ir.
-
Pero las fechas no calzan… estaremos
de gira.
-
Lo sé, haré lo posible para no
interferir… - me disculpé con la mirada, sentía que a él le molestaba, pero
detuve la idea del por qué.
-
¿Qué tiene él que te convence con
tanta facilidad? – preguntó más para sí mismo, lo miré sin saber que decir. De
pronto se abrió la puerta y Keiichi asomó su cabeza.
-
¡Yo sé qué es! – gritó, volviendo a
hacer el gesto sugerente con la mano y la mejilla inflada. Arrugué la botella y
la lancé a la puerta. Le dio directo en la cara- ¡Ah, mierda!
-
Viejo sucio. – le dije riendo mientras se escuchaban las carcajadas y las burlas de Yuki e Ikuo desde fuera.
martes, 29 de octubre de 2019
Fan fiction Matices - Capítulo 35: Frágil
~ Hyde
En
cuanto llegué a casa, aún sentía la cara caliente y el corazón me latía con
fuerza, me senté abrazándome a mí mismo en el sofá en medio de la oscuridad. Llevaba un suéter grande, por lo que metí mis piernas dentro. No dejaba de
preguntarme si el que había hecho aquello realmente había sido yo. Tenía miedo,
nunca había tratado a nadie con rudeza y sabía que Sakura no era del tipo de
persona a la que simplemente pudieras atacar sin esperar que se defendiera.
-
¿Y
si ahora sobrepasé el límite? – pregunté en voz alta como si alguien me fuera
a responder en la soledad– Tal vez lo arruiné… - me dije, sintiendo la vista
borrosa. Aún me sentía enojado y enormemente celoso ante la posibilidad de que
Sakura hubiera dormido con otra persona. Había ido hasta la casa de Ken para
hablar con él, pero me encontré con que no durmió allí. Me dolió el estómago.
Entonces la puerta sonó y vi su silueta entrar, casi adivinando que yo estaba en el sofá no encendió la luz y caminó en silencio hasta sentarse junto a mí. Me acurruqué para dejarle espacio. Realmente yo no había esperado que volviera a casa. Carraspeé nervioso y de pronto su cuerpo se inclinó hacia mí, como si conociera mi cuerpo de memoria, separó mis piernas y se metió entre ellas,hundiendo su rostro debajo del suéter y dando un beso en mi piel con sus labios cálidos. Su acción me pillo tan sorpresivamente que comencé a llorar. Lo sentí congelarse cuando lo notó. Cubrí mi rostro con mis manos y los sollozos me atacaron, intenté controlarme a mí mismo, me sentí débil y avergonzado, la furia y el enojo siempre terminaban saliendo como lágrimas de mí. Lo escuché tragar saliva dentro de mi suéter y comenzó a hacer leves sonidos mientras sus dedos acariciaban con ternura la parte baja de mi obligo.
Entonces la puerta sonó y vi su silueta entrar, casi adivinando que yo estaba en el sofá no encendió la luz y caminó en silencio hasta sentarse junto a mí. Me acurruqué para dejarle espacio. Realmente yo no había esperado que volviera a casa. Carraspeé nervioso y de pronto su cuerpo se inclinó hacia mí, como si conociera mi cuerpo de memoria, separó mis piernas y se metió entre ellas,hundiendo su rostro debajo del suéter y dando un beso en mi piel con sus labios cálidos. Su acción me pillo tan sorpresivamente que comencé a llorar. Lo sentí congelarse cuando lo notó. Cubrí mi rostro con mis manos y los sollozos me atacaron, intenté controlarme a mí mismo, me sentí débil y avergonzado, la furia y el enojo siempre terminaban saliendo como lágrimas de mí. Lo escuché tragar saliva dentro de mi suéter y comenzó a hacer leves sonidos mientras sus dedos acariciaban con ternura la parte baja de mi obligo.
-
Ssh….
Ssh….- intenté respirar para calmarme. Sentí su mano tomar la mía en la
oscuridad y ese simple gesto me dio tranquilidad.
-
Lo
siento – me disculpé avergonzado – Nunca puedo contenerme demasiado.
-
Hum,
yo venía preparado para recibir una bofetada y me encuentro con este gatito
llorón… - susurró con voz ronca antes de besarme la piel nuevamente.
-
Sakura,
abrazo– pedí. Él se quitó la casaca en un movimiento rápido y se metió por
completo debajo de mi suéter, abrazando mi piel por debajo de el. Me reí y
abracé el bultito en el que se había convertido. Nos quedamos allí en silencio unos instantes, cuando de pronto sentí su boca chuparme un pezón- ¿Qué haces? – sorprendido me reí
con ganas, la última lágrima cayó por mi mejilla– ¿Eres un bebé? Porque mi leche no sale de allí– de pronto
lo sentí bajar dejando besos en su camino. Noté sus intenciones antes de que
sus manos me dijeran que era exactamente lo que quería hacer- Mmg... – se quedó
quieto en cuanto me escuchó.
-
Estás
caliente hoy – susurró mientras abría mi pantalón separándose un poco mientras
lo quitaba– Hueles a jabón… - susurró sorpresivamente cuando las comisuras de
sus labios se entretuvieron en mi muslo. Abrí las piernas, enroscando una en la parte
alta del sofá y dejé que jugara con la otra. La lamió con tanta suavidad que
mis manos comenzaron a jugar por si solas con mi cuerpo. Sabía que me estaba
mirando y que le gustaba lo que veía, aunque ya mis ojos se habían acostumbrado
a la oscuridad, no lograba ver sus facciones, por lo que pensar que tampoco veía
las mías me dio la confianza para continuar. Froté con la palma de mis manos mi
cintura hasta que mis dedos juguetearon con mis pezones. Sakura por su lado
pellizcó la parte baja de mi abdomen con toques suaves, y jugueteó con mis vellos
antes de inclinarse y levantarme un poco sin tener que hacer demasiado
esfuerzo, entonces sentí su lengua acariciar con presión mis testículos.
-
¡Aaah…!
Aaah… - mis manos de inmediato se fueron
hasta las suyas que me sujetaban de la cadera mientras me levantaba y volvía a
lamer, las acaricie con los dedos tensos– Mmmg… - mordí mis labios moviéndome de arriba hacia abajo, ansioso– Mmg… - subió con su lengua hasta recorrer mi
erección y metérsela en la boca, solo entonces dejó de levantarme. Con sus
dedos largos recorrió mi abdomen mientras que con una mano sujetaba una de mis
piernas que le rodeaba el cuello y lo atraía hacía la zona– Mmg… Yaa-chan… - mi tono suplicante era tan
vergonzoso que al oírme me arrepentí de haber hablado. Sakura no se detuvo y
continuó lamiendo alrededor de mi erección, parecía evaluar la textura o eso
pensé cuando sus dientes rozaron con suavidad y subieron, rozaron la punta y
volvieron a bajar – Oohh… - cerré los ojos con fuerza, entonces se lo metió en
la boca por completo y comenzó a chupar, con presión mantuvo un ritmo
lento y tortuoso, mis piernas prácticamente temblaron desde el comienzo. Mis
manos se enredaron en su cabello y mi espalda se inclinó – Mmg… Sakura… - lo
retiró de su boca ocasionando un sonido baboso, rozó sus labios con la punta
de mi erección, ni siquiera debía tomarla, se mantenía firme bajo su boca
cuando plantó suaves besos en ella y volvió a metérsela en la boca – Ya-chan…
- lo llamé, él sabía detectar cuando mis gemidos eran más que incoherencias por
la excitación.
-
¿Mm?
– la vibración me causó cosquillas en la zona, reí despacio antes de decirle
con voz tímida.
-
Te
extrañé, Sakura– como respuesta
recorrió mi abdomen con sus dedos hasta encontrar mis manos y entrelazó
nuestros dedos – Mucho, Sakura… - le susurré cuando él volvió a moverse mientras
chupaba – Mucho…- apretó mi mano y yo también lo hice con la suya. Volvió a
quitarla de su boca y a bajar con sus juguetones labios, esta vez lamió alrededor
de ella, mordiendo la zona donde nacían mis vellos - ¡No! – me reí por la
inusual sensación. Sentí su respiración al reírse silenciosamente en aquel
lugar. Tomó nuevamente mi entrepierna pero esta vez su mano presionó bajo su
boca y comenzó a subir y a bajar en un ritmo impecable– Aah… - mi abdomen se
inclinó y el sonido de su saliva humedeciendo aún más la zona me hizo gimotear – Mmh… mgg… - mis piernas temblaron y quise advertirle – Sakura voy a correrme… -
una de sus manos se metió por debajo acariciando mis testículos con un suave
roce, estimulándome aún más, dándome a entender que poco le importaba que
me corriera en su boca, por lo que lo hice entre temblorosos jadeos y
calambres– Aaaah… - luego me volví un peso muerto.
Lo
sentí desenredar mis piernas de él para luego bajarse del sofá, depositó un beso
sonoro en mi abdomen desnudo y desapareció. Cubrí mi rostro con mi brazo
intentando regular mi respiración, y cuando comencé a sentir frío en la parte
baja Sakura apareció y me tomó en brazos. Inmediatamente le rodeé el cuello con
mi brazo.
-
No
te vayas… - le pedí casi inconsciente.
-
Solo
fui a ordenar la cama – susurró con un tono extremadamente dulce que me revolcó
las emociones por completo - Un pequeño hombrecito que durmió allí no fue capaz
de tenderla– no le respondí, estaba intentando controlarme por sus palabras.
Me sentó y me quitó el suéter. La luz de la lámpara estaba encendida.
-
¿Me
pondrás la pijama? – pregunté queriendo ser consentido, algo miró en mi rostro
que lo hizo sonreír.
-
No,
me gusta sentirte desnudo – dijo sin tapujos. Reí y me dejé caer en la cama. Lo
miré quitarse la ropa, su cuerpo blanco tenía leves rasguños en la espalda y el
cuello, se veían demasiado recientes, aún rojizos.
-
¿Ese
fui yo? – se miró cuando pregunté, parte de mí dolió ante la posibilidad de que
no fuera así.
-
Obvio
que fuiste tú – dijo con seguridad – No me he acostado con nadie más, además... no es como si me dejara arañar por cualquiera. En toda mi vida ni una sola
mujer me ha marcado– pareció decir orgulloso.
-
Pero
yo no soy una mujer– susurré casi con pesar, me miró mientras se quitaba la
ropa interior.
-
Después
de beber la leche de hoy, lo tengo claro– bufé sintiendo el calor subir a mis
mejillas, se metió en la cama y de manera inconsciente nos acercamos hasta
pegarnos el uno con el otro. Mi parte baja aún se sentía pegajosa, pero sabía
que eso no le importaba. De pronto mi cabello se enredó en su brazo haciéndonos
removernos hasta que lo salvé - ¿No piensas en cortarlo? – preguntó de pronto.
-
¿No
te gusta? – se quedó callado, supe que estaba pensando su respuesta.
-
Me
gusta, solo me estresa cuando se me mete en la nariz – me reí y lo abracé con
fuerza, nada me importaba menos que mi cabello en aquel momento. Mi dedo
acarició los músculos de su abdomen de manera tímida– Lo de hoy… lo que
hiciste – supe de inmediato de qué hablaba, tragué saliva – Puedes hacerlo
cuando quieras, pero no te vayas de esa forma – lo miré sorprendido, tomó mi
mano y se la llevó a los labios – Por lo que te conozco, sé cómo te sientes
cuando acumulas enfado, tampoco me siento bien si luego solo te vas… al menos
déjame decirte lo importante que eres para mí. La próxima vez en que
busques desahogarte así… - de pronto chupó uno de mis dedos de manera
insinuante, tragué saliva, no sabía que decir– oye… - lo vi aguantarse la
risa de mi expresión y me besó la mejilla que había inflado sin notarlo. Lo
miré a los ojos, su mirada intensa me volvió a hacer estragos las emociones – Te quiero.
Mi mirada se nubló
nuevamente. La voz me falló por lo que solo me arrojé sobre él y lo besé un par
de veces con besos rápidos.
-
Perdóname,
perdóname… - le susurré en el oído, lo sentí confundido – He estado enfadado
contigo porque nos estás haciendo las cosas difíciles pero entonces… - me
callé, me causaba miedo y decirlo en voz alta era hacerlo real.
-
¿Qué
es? – suspiré. Me alejé de él y evité
mirarlo a los ojos.
-
Te
estas apagando… y yo solo... te lo hago más difícil– se quedó callado. Cuando
levanté la mirada y vi su rostro realmente parecía shockeado por lo que acababa
de decir, con su boca estaba abierta y su ceño fruncido me miraba con
consternación. Sus ojos se volvieron llorosos y sentí mi corazón detenerse,
jamás lo había visto llorar, ante la posibilidad siquiera de verlo en aquella
posición me sentí desesperado. Él apretó los labios y pestañeó conteniéndose, me
volví loco pensando en qué hacer para detener sus pensamientos, y de pronto
hice lo único que se me ocurrió, lo mordí. Le mordí el cuello con tanta fuerza
que el sabor de la sangre se esparció en mi boca.
-
¿Qué…?
¡Ah! – me alejó con un empujón y me miró confundido, sus ojos estaban vidriosos
pero ya no tenía aquella mirada dolida de unos instantes atrás.
-
Dijiste
que nadie te había marcado antes de mí, prepárate porque pienso marcar la
diferencia – mi rostro decidido hizo que su semblante cambiara de la confusión
a la diversión y de pronto comenzó a reír con fuerza. Se pasó el dedo índice por
el ojo izquierdo y quitó una lágrima atrapada en sus pestañas.
-
Ah…
- suspiró antes de dejarse en la cama mirando al tejado – Es liberador volver a
sentirme de esta manera.
-
¿Cómo?
– le pregunté mientras me acomodaba en su pecho.
-
Amado– respondió sin pensar, cuando me incliné para mirarlo, tenía los ojos
cerrados. Le di un beso en la piel desnuda y me volví a acomodar sobre él.
-
Nunca
has dejado de serlo – le susurré sintiendo sus dedos en mi cabello- ¿Estás bien?
-
Estoy
bien – respondió de manera trivial, acaricié su pecho sin querer inclinarme y
mirarlo – Nunca te vi colocar esa expresión… no quiero que te sientas así – “no quiero que llores”, pensé.
-
Solo…
- se calló unos instantes y luego prosiguió – Definiste demasiado bien como me
he sentido estos días. Supongo que el sentirse expuesto me hizo sentir… débil.
-
¿Débil?
– asintió – Nadie es débil por llorar… menos tú que no sueles hacerlo–
suspiró, parecía no estar de acuerdo.
-
Entonces,
¿qué palabra elegirías?
-
Frágil.
Todos tenemos algo que nos hace sentir de esa manera– se rió de mí.
-
Cursi– levantó las cobijas y me cubrió la cara con ellas – Duérmete… - a pesar de
que nos quedamos en silencio, estuve seguro de que no se durmió en al menos una
hora más, solo cuando su respiración acompasada se hizo regular me
dejé ir en un sueño tranquilo en su compañía.
En
medio de la gira a veces debíamos compartir habitaciones, pero nunca lograba
emparejarme con Sakura ya que Ken se lo robaba, y aunque no lo hiciera, debía
sacrificarme para evitar que se quedara con Tetsuya y terminaran discutiendo
por algún detalle insignificante. Además Oishi no me quitaba los ojos de encima y tampoco a Sakura, él estaba seguro de que en algún momento de la noche
se escaparía con Ken.
Para
el sexto y séptimo concierto fuimos hasta Osaka. Como era nuestra ciudad natal
nos sentíamos en casa, sin embargo teníamos que grabar por las noches posterior
a los conciertos, lo que nos dejaba pocas horas de sueño y bastante mal humor al
día siguiente. Incluso el staff vivía de los nervios. Aquel día nos quedamos todos en un hotel de
lujo que ni en sueños hubiéramos pensado que conoceríamos por dentro en
aquellos días en que tocábamos en bares de poca fama. Lancé
la maleta a la cama y retiré la ropa de ella, era de las pocas veces en que
podíamos dormir en habitaciones individuales así que no me preocupe del
desorden. Entre mis ropas noté que algunos calcetines no eran míos, pero como el
staff se encargaba de lavar nuestra ropas no era inusual que se equivocaran en
las que no solían ver, como las prendas interiores. Usualmente no me molestaba
usar las de Sakura, pero si usaba los calcetines de Ken, él terminaría por
hacérmelo pagar. Fui hasta su habitación para devolvérselos.
Golpeé
la puerta pero no abrió ni respondió, pensando que no estaba solo entré. Vi su
espalda contemplando la ventana mientras tenía el teléfono en una mano mientras
la otra la movía mientras hablaba. No se percató de mi presencia a pesar de que
no fui silencioso al lanzarme a la cama con un clavado.
-
Si…
no te preocupes lo haré, tú… ¿Haz comido bien?- rió bajo, parecía coquetear de
manera tímida, algo inusual en él – Mm… no puedo verte así que no puedo estar seguro de
si estás diciendo la verdad o no… ¿Cómo que por qué? ¡Puedo ver si me mientes
con solo mirar tus ojos! Claro que sí, no miento – comenzó a girar y lo vi
morderse el labio, parecía contenerse nerviosamente por alguna razón. De pronto
me vio y abrió los ojos de la sorpresa, fingí estar recostado en una pose sexy
y lo saludé con la mano.
-
Hola
guapo – en cuanto terminé de hablar el color volvió a su rostro.
-
Em…
- carraspeó – Yuki… dame un minuto ¿sí? Es que entró un animal a mi habitación
– abrí la boca indignado. De pronto me lanzó una pantufla - ¡Sal de aquí! ¡Shu, Shu, vete! – me dijo, luego respondió al teléfono otra vez mientras yo me
ponía de pie para marcharme – No, no es una paloma, es una combinación entre un
mapache y un duende – me lanzó la otra pantufla.
-
¡Ya
me voy, deja de lanzar cosas! Solo vine a dejarte tus calcetines- le hice un
puchero y volvió a indicar con sus manos que saliera de ahí– No te preocupes,
no cuelgues, el animal ya se va… ¡No! Que no cuelgues la llamada… Casi no hemos
hablado en estos días… - lo miré hacer un puchero también pero no a mí – Está bien…
- sonó amargado – Mm… - asintió – Cuídate también.
Presionó el botón para colgar
y dejó el teléfono sobre la mesa. Me miró enfadado pero aún con el
puchero en sus labios.
-
¿Yukihiro otra vez? –
No era la primera vez que lo sorprendía hablando por teléfono con Yukihiro durante la gira, pero la constancia no era lo que me había llamado la atención, si no el singular trato de Ken para con él. Parecía tener un aprecio distinto al que le tenía a Sakura y yo ya pensaba que nadie podía querer a Sakura más que Ken. Ni siquiera yo.
No era la primera vez que lo sorprendía hablando por teléfono con Yukihiro durante la gira, pero la constancia no era lo que me había llamado la atención, si no el singular trato de Ken para con él. Parecía tener un aprecio distinto al que le tenía a Sakura y yo ya pensaba que nadie podía querer a Sakura más que Ken. Ni siquiera yo.
-
Mm…
- asintió.
-
Bueno,
yo te venía a dejar estos calcetines – los miró y entrecerró los ojos.
-
Creo
que no son míos… pero déjalos, de todas formas uso los que pongan en mi maleta.
Ayer me puse los calzoncillos de Sakura – me reí.
-
¡Oye,
yo también me he puesto esos! Creo que esto no es nada higiénico, ¿deberíamos
marcarlos?
-
Mm…
nos pegaremos el sida – dijo lanzándose a la cama – Todos malditamente
homosexuales.
-
¿Todos?
– no pude evitar sonar sorprendido. Aunque mis sospechas existían, realmente no
esperaba que me las confirmara él. Me miró alarmado– Yukihiro… ¿te gusta eh? –
entrecerró los ojos con sospechas.
-
Ya
lo sospechabas, ¿no? – asentí, de pronto me rodeó el cuello con el brazo atrayéndome
hasta él y comenzó a rascarme con fuerza la cabeza – Maldito enano no se te
escapa nada
-
¡Suéltame
Ken-chan, me duele! – me soltó y lo golpeé en la pierna – Estúpido, con lo que
me cuesta arreglarme el cabello – pasé los dedos por mi cabello intentando
desenredarlo. Ken no se inmutó y volvió a recostarse. Le enterré un dedo en el
abdomen haciéndolo dar un saltito- ¿Te gusta mucho? – asintió sin mirarme - ¿Ya se
besaron? – asintió, abrí la boca – Ya… ¿lo hicieron?
-
¿Qué?
– me miró fingiendo horror.
-
Si
se acostaron. No te hagas el ofendido, tú no eres alguien de simples besitos y
abrazos – me recosté junto a él y apoyé mi rostro en mi mano para mirarlo.
-
No…
aún no tenemos sexo – me sacó la lengua.
-
Oh... y entre los dos, ¿quién sería el activo? Porque Yukihiro también parece tener
una personalidad fuerte a pesar de ser callado… - divagué, cuando lo miré Ken
parecía preocupado – Bueno que ser el
pasivo no es tan malo, en serio– me reí y él también lo hizo, se notaba
avergonzado.
-
No
puedo imaginarme en esa posición ni con el mejor de mis esfuerzos,
definitivamente no es lo que quiero.
Ambos
escuchamos la puerta abrirse por lo que nos giramos, entonces nos encontramos
con un enorme reno que llevaba una pistola de agua en las manos.
-
¿Sakura?
– adiviné prácticamente por su postura, de pronto se colocó en posición de
ataque y nos comenzó a mojar a los dos. Con precisión nos dio a ambos en la
cara. Casi de manera instantánea comenzamos a correr intentando ocultarnos,
pero Sakura nos persiguió.
-
¡Vas
a mojar todo en la habitación! – le grité, pero realmente a él no le importaban
esas cosas. Se subió a la cama y continuó disparando con una posición
profesional, con Ken nos miramos y asentimos, y entre los dos nos lanzamos sobre
el reno Sakura y comenzamos a golpearlo sin demasiada fuerza pero si lo
suficiente para incapacitarlo. Cuando Ken le quitó la cabeza al disfraz vimos a
Sakura despeinado, con lágrimas en los ojos de tanto reír.
El
día del último concierto de Die in Cries había llegado y aún no terminaba de
memorizar la canción, aunque realmente no me preocupaba mucho ya que dudaba que
me dejaran cantar demasiado a mí solo.
Las
cosas habían estado calmadas, habíamos logrado dejar las peleas de lado e incluso Sakura se mantenía callado en las sesiones de fotos. No discutía, pero
tampoco decía una sola palabra al no ser que alguien insistiera en el asunto
de que llevara otro color de ropa, solo entonces lo sacaban de sus casillas. Afortunadamente nuestro staff siempre intervenía antes de que la situación se
volviera problemática. Fuera de ello, los ánimos se mantenían equilibrados... o
así había sido por varias semanas al menos.
-
Sakura
– le llamó Oishi – Por favor toca la canción exactamente como te la enseñó Yukihiro,
tengo entendido que Kyo es muy estricto con la batería.
Sakura se giró y le sonrió,
luego le enseñó el dedo pulgar en un silencioso “ok”. Cuando vio a Oishi dudar,
agregó:
-
Descuida,
Yukihiro fue claro sobre qué debo tocar – dijo en un tono condescendiente que
me pareció sospechoso, pero cuando notó mi mirada solo me sonrió. No pude
evitar devolverle la sonrisa al verlo tan animado.
No nos preparamos mucho en
cuanto a vestuario ya que era una presentación pequeña y éramos solo un invitado
entre otras dos bandas más. Cuando estábamos por subir al escenario vi a Ken
rascarse las manos, parecía bastante nervioso, así que le di una palmadita en el
hombro.
-
¿Pasa
algo? – le preguntó Tetsuya preocupado.
-
Tengo
calor y me sudan las manos – Ken se las puso en la cara haciendo que Tetsu se
inclinara en dirección contraria para alejarse
– Que delicado… Si vieras como a veces me suda el…
– Que delicado… Si vieras como a veces me suda el…
-
¡Ken-chan!
– lo callé riendo.
-
Ya
es hora – nos avisó Oishi, entonces subimos al escenario en fila.
Sakura
se sentó en la batería y el resto saludamos mientras Kyo nos presentaba. La
canción comenzó y yo le seguí la estrofa como habíamos practicado, sin embargo
no pasaron más de veinte segundos cuando algo sonó tan distinto a lo que
habíamos ensayado que nos desencajó a los dos dejándonos en silencio mientras
la canción continuaba. La batería sonó tan distinta que nos perdimos. Volteé a
mirar a Sakura, pero el miraba divertido a Yukihiro que tocaba los platillos junto
a él. Ken salvó la situación jugando con la guitarra y mirándonos de reojo indicándonos
que era el momento del coro, pero Tetsuya y Shin cantaron el coro antes de que Kyo y
yo volviéramos a aterrizar y dar con la parte en que íbamos. Kyo no puso buena
cara, pero para evitar que volviera a suceder no volvió a dejar de cantar para cederme espacio a mí,
solo cantamos juntos los coros. La improvisación no era de sus cosas favoritas,
pero si lo eran de Ken y Sakura. Cuando la canción terminó todos parecían
contentos, sobre todo Shin y Yukihiro, que aplaudieron con bastantes ganas a
Sakura. Yo solo suspiré. Aquello sería una
discusión segura al bajar.
Cuando
me despedí de la audiencia Ken se apoyó en mi para guiarme hasta la salida, al
parecer estábamos retrasando el resto del concierto, pero entonces Yukihiro nos
alcanzó y le tendió una botella con agua. Ken se sorprendió de verlo y se la
recibió con una sonrisa pícara.
-
¡Te
luciste! – le dijo con voz alegre casi en grito debido al sonido del lugar. Lo
miré pestañeando varias veces, completamente sorprendido de que Yukihiro pudiera
elevar tanto el tono y sonreír al mismo tiempo. Ken le tocó el cabello con su
mano como respuesta y luego bajamos de allí.
Cuando llegamos hasta el camarín nos encontramos con Sakura sonriente escuchando los reclamos de Oishi. Pero él… él realmente parecía satisfecho.
Cuando llegamos hasta el camarín nos encontramos con Sakura sonriente escuchando los reclamos de Oishi. Pero él… él realmente parecía satisfecho.
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