miércoles, 4 de septiembre de 2019

Fan fiction Matices - Capítulo 29: Impulsos


Ken




Tardé bastante en llegar hasta mi hogar luego de ser el chofer de Hyde. El tráfico me hubiera estresado, pero un par de canciones me aliviaron el enfado seguro luego de media hora estacionado en medio de bocinas sonoras.

Cuando por fin llegué a casa, estacioné y bajé del auto sintiendo los músculos agarrotados, necesitaba urgentemente una cerveza y tal vez sexo. De pronto me encontré con una silueta fuera de la puerta. Di un salto del susto.

-          ¿Sakura? – adiviné por su postura, no levantó el rostro para mirarme – Diablos Yasunori, pensé que eras un fantasma. – no me respondió. Noté sus manos en puño y fue donde caí en que algo ocurría. - ¿Qué sucede? ¿Estás bien? – sabía que no tenía nada que ver con Hyde, yo había estado con él media hora atrás. Entonces recordé su situación con su madre y comprendí – Entra amigo. – abrí la puerta dejándolo pasar, fue directamente hasta el sofá, y yo corrí por las ansiadas cervezas. Le tendí una y este la bebió como si fuera agua bendita. No le dije nada, pero apoyé mi mano en su hombro.

-          No quiere que vuelva nunca más... – dijo de pronto, su pecho se movía de manera extraña, parecía sofocado. Considerando la personalidad habitual de Sakura, dudé que su reacción fuera el llanto. pero si podía percatarme de lo que le costaba controlarse y de lo afectado que estaba solo en su manera de respirar.

-          Bueno Sakura… a nuestras edades ya no debemos ser los hijos de mamá – intenté aliviarlo con lo primero que se me ocurrió - ¡Bienvenido al club de los rechazados por los padres! – levanté la cerveza y choqué la mía contra la suya, él suspiró. Le dio otro sorbo hasta acabársela. 

-          ¿Tienes otra?

-          ¿Piensas emborracharte? – asintió – ¿Deberíamos salir? – volvió a asentir, estaba seguro de que si le decía que fuéramos a un prostíbulo también aceptaría. – Bien, vamos entonces. – me levanté cansado sin sentir demasiadas ganas de salir realmente, pero estaba seguro de que la mejor opción para Sakura en aquel instante era la distracción.

Fui al baño para lavarme los dientes y peinarme mientras Sakura me esperaba afuera fumando un cigarro.

-          ¿Dónde iremos? – le pregunté sabiendo que conocería mejores lugares que yo.

-          Donde sea, lo único que quiero es dejar de pensar en lo que sucedió.

-          Te sigo. – emprendimos viaje en dirección al centro de la ciudad. Sakura sabía muchos atajos y en varias ocasiones nos detuvimos para que saludara a conocidos.  – Oye... – le dije mientras caminábamos – Los hijos son los hijos, no puedes simplemente borrarlos de tu historia o ignorarlos por orgullo, tarde o temprano ella recordará eso. – no me respondió pero lo vi fruncir el ceño de reojo, estaba más afectado de lo que lo había visto nunca, parecía desesperado por un escape. Aceleró el paso hasta que finalmente entramos a un lugar atestado de gente, Sakura divisó de inmediato una mesa con conocidos donde para mí sorpresa conocía al guitarrista y al baterista de Die in Cries, nos habían cooperado para la grabación del disco.

-          ¡Ey! – les llamó Sakura cuando nos acercábamos.

-          ¡Chicos! Ha pasado mucho tiempo, siéntense con nosotros -  nos dijo Shin, el guitarrista. Yukihiro no hablaba mucho pero de todas maneras me senté junto a él. - ¿Y qué hacen por acá? ¿Casería otra vez? – me preguntó, Sakura puso los ojos en blanco.

-          Que fama tienes Ken-chan, debería darte vergüenza.

-          Mírate en un espejo desvergonzado. – Yukihiro rió.

-          Solo buscamos distraernos un poco – le respondí.

-          Sí, el trabajo ha estado pesado. – reforzó Sakura. – Iré a comprar algo para beber, ¿alguien quiere algo?

-          Podrías traer unas botanas, te doy dinero, espera – le dijo Shin, pero Sakura volteó e hizo un gesto con la mano en modo “no te preocupes”, Shin miró incomodo a Yukihiro.

-          Para la siguiente vez inviten ustedes – les dije para despreocuparlos.

-          ¿Y el resto de la banda?

-          Ah, están todos enfermos – me dijo Shin, en ese minuto Sakura llegó con un platillo con botanas y dos vasos para nosotros.

-          En esta fecha todos se enferman, si vas al hospital ni el medico te atiende porque también está enfermo. – acotó sentándose haciéndonos reír – Pero hablando en serio, hasta Oishi está enfermo, ¿no? Y ese no se suele enfermar.

-          De hecho... – le respondió Shin – Creo que se contagió en la sala de espera del hospital, fue por una tos y salió con diarrea. – volvimos a reír. – Pero bueno, como Oishi no fue a la última reunión terminamos con todo el equipo haciendo cualquier cosa menos lo que debíamos hacer.

-          Já, como cuando falta el profesor en la escuela – le dije.

-          Nosotros deberíamos hacer lo mismo en la reunión del viernes – me sugirió Sakura – Si no va Oishi deberíamos ver una porno en 3D.

-          Pero Oishi llegará, con el papel higiénico en la mano y los mocos hasta la rodilla, pero llegará – dije a modo de maldición.

-          Nosotros debimos acompañar a Kyo a urgencias al hospital, no sé cómo no salimos enfermos también. – Shin miró a Yukihiro y este asintió sin decir nada.

-          ¿A urgencias? ¿Tan mal está? – realmente me preocupé.

-          Si, aunque era por un dolor de estómago que lo tenía mal, en urgencias creo que se sintió mejor al ver que todos tenían algo más grave que él – reí.

-          En urgencias siempre hay cosas… traumantes – acepté.

-          Claro – añadió Sakura – Siempre alguien tiene un hueso afuera, o está al que le falta un ojo o… ¿al que le brilla un testículo en la oscuridad?

-          ¿Qué? – reí.

Yukihiro se inclinó a mi lado y me habló en el oído.

-          Ese chico lleva mirándonos al menos veinte minutos – me dijo de pronto. Le seguí la mirada, y con un chico alto de gorra nos miramos por un par de segundos, eso pareció haberle dado la fuerza para ponerse de pie e ir a nuestra mesa. Se acercó mirando sigilosamente a los lados antes de hablarnos.

-          Hola… estoy vendiendo esto – mostró una bolsa de color blanca, sin embargo no se veía que llevaba dentro, pero tenía el precio anotado en la bolsa – Por la primera compra se lo llevan a mitad de precio- estaba a punto de preguntar qué era, pero entonces vi que Sakura moduló una pregunta con los labios sin decirlo en voz alta, y el chico le respondió- Tengo en pastillas, ¿cuántas vas a querer? – mi amigo volteó en dirección a Shin y este le asintió, yo miré a Yukihiro incómodo, pero él parecía entenderlo mejor que yo. El chico le tendió tres pastillas envueltas como dulces – Una de regalo por la primera compra - Sakura le metió el dinero al bolsillo sin decirle nada y él se fue, desapareció muy rápido entre la multitud. Sentí frío.

-          ¿Qué son? – no pude evitar preguntar en cuanto nos quedamos a solas.

-          Son para borrarse más rápido. – respondió en tono condescendiente. Entonces él y Shin las metieron dentro de su vaso, espumó un poco y luego desapareció.

-          ¿Te gustaría probarlas? – me preguntó Shin, e iba a preguntar qué efectos tenía, pero entonces Sakura habló en un tono que no permitió a nadie acotar nada.

-          No, mientras esté conmigo no va a probar estas mierdas. – pensé en decirle que prefería probarlas en compañía de un amigo, pero simplemente a nadie le dieron ganas de refutarle nada. A mi lado Yukihiro sonrió un poco y luego volteó la mirada, suspiré. Me pregunté si a Hide no le molestaría ese lado sobreprotector innecesario que tenía mi amigo.

-          Bueno… - Shin no estaba seguro de cómo cambiar el tema – Te devolveré el dinero, de esto… y de las botanas.

-          No te preocupes – le respondió.

-          Si, mientras no seas como Kyo de tacaño todo está bien.  – les dije, todos se rieron.

-          ¿Cómo saben de eso? – preguntó Yukihiro.

-          Ah, es que el otro día lo invitamos a comer y cuando debíamos pagar dijo que tenía un billete de 10 cerrado, no tenía más y en el local tampoco tenían cambio así que nosotros pagamos por él. Pero la próxima vez que lo vimos hizo exactamente lo mismo – Yukihiro y Shin comenzaron a reír.

-          Lleva usando ese billete 30 años – me dijo el batero más delgado, le respondió Sakura.

-          Creo que se lo heredó el abuelo; "Ten Kyo..". – simuló entregar algo con sus manos y con la voz de adulto mayor – "Esto es lo único que necesitaras en la vida para joderte a tus amigos." – estallamos de la risa.

La música comenzó a elevarse y tanto Sakura como Shin comenzaron a moverse inquietos, algo inusual en ellos, o es que realmente yo no los conocía demasiado en ese entorno.

-          Podríamos llevar a bailar a las chicas que están en ese extremo – le dijo Shin dirigiéndose a un grupo de seis chicas que conversaban animadamente. – Aunque te advierto que a mí no me dicen que sí usualmente – reí.

-          Si están en grupo al menos, no suelen decir que sí. – agregó Yukihiro.

-          Es que no han visto a Sakura de casería. – este se levantó orgulloso sonriéndonos.

-          Permiso caballeros... – nos reímos y lo miramos caminar sin preocupaciones hasta la mesa de las chicas. Lo vi enfocarse en la que más le gustaba, casualmente era una delgada, con cabello largo y similitud de facciones con las de Hyde, le habló a ella. La chica pareció sorprendida, luego lo observó de pie a cabeza y sonrió para sí misma, incluso un poco ruborizada, observó luego a sus amigas y fue el momento en que Sakura nos apuntó, y allí nosotros, con nuestro mejor intento de sonrisa, las saludamos.

-          Creo que parecen asustadas – me dijo Yukihiro con la sonrisa intacta y sin mirarme, pensé que se negarían, estuve casi seguro del todo, pero entonces se pusieron de pie cuatro chicas, incluyendo la favorita de Sakura.

-          Oh, oh ahí vienen – Shin se colocó nervioso - ¿Qué hacemos ahora? No pensé que dirían que sí… - Yukihiro rió.

-          Si se espantaron con nuestra sonrisa, espérense a que nos vean bailar.

-          Simpatía ante todo – intenté subirles el ánimo, aunque comencé a buscar con la mirada la que más me gustaba. Coincidí con la chica que me miraba, tenía gafas pero prometía una sonrisa adorable.

Nos pasamos el resto de la velada bailando y compartiendo con ellas sentados todos en la misma mesa. Sakura y Shin estaba encendidos, se la pasaron bailando con las chicas hasta que una a una se fueron cansando y terminaron invitando a las de la mesa de junto, la chica conquistada por Sakura parecía ofendida pero la conversación se enfocó en Yukihiro y en mí, que a diferencia de nuestros amigos, estábamos más lúcidos. Al baterista no le gustaba mucho la atención pero en cuanto les dijimos que éramos músicos, supieron de nosotros y ya simplemente no nos dejaron volver a nuestras mesas solos. Alrededor de las cinco de la mañana  Sakura y Shin se cansaron, para tranquilidad del dueño del lugar, y solo entonces nos pudimos ir a mi casa en el auto de Shin, aunque fue Yukihiro quien manejó.

-          ¡Debemos seguir festejando! – gritó de pronto el guitarrista.

-          No lo creo... – les dije – En mi casa tal vez bebamos unas cervezas y luego dormiremos, ya cuando se recuperen podrán irse a sus casas.

-          Gracias… - me dijo de pronto el baterista desde el asiento de adelante mientras conducía, lo miré sin entender – No sabría qué hacer con él estando solo.

-          Suele… ¿usar esas pastillas? – Sakura tenía los ojos cerrados, se apoyó en mi hombro.

-          No… hace mucho que no lo hacía.

-          Es primera vez que veo a Sakura hacerlo. – susurré. - ¿Habías visto a Sakura…?

-          Estoy a tu lado, no hables como si me hubiera muerto – me dijo de pronto. Lo miré preocupado, tenía los ojos un poco rojos.

-          Te ves fatal. – lo miré preocupado, me sonrió y volvió a cerrar los ojos para apoyarse en mi hombro.

-          Ya pasó. – me dijo despacio, pude ver los ojos de Yukihiro observándome por el espejo retrovisor. Parecían… ¿empáticos?

Cuando llegamos a mi casa, Yukihiro y Shin se quedaron estacionando el auto y prometieron bajar unas cervezas de la cajuela, mientras tanto yo llevé a Sakura adentro, estaba tan ebrio que arrastraba los pies con dificultad. Permanecimos sentados en el sofá, lo vi volver a poner aquellos ojos tristes que tenía antes de salir.

-           No entiendo cómo lo haces… - reflexioné aprovechando que estábamos solos.

-           ¿El qué? – me miró sin comprender.

-           Acostarte con hombres… no puedo entender que tiene eso de atractivo, es decir… entiendo que la sensación debe ser similar pero, no hay… nada revotando atractivamente como los pechos de una mujer. ¿Qué miras mientras lo haces? – me miró con una media sonrisa.

-           ¿Qué solo les miras los pechos?

-           Bueno no… - pensé un momento – O sí, tal vez. – se rió.

-           De todas maneras Ken-chan, no me “acuesto con hombres”, solo lo he hecho con Hide y si puedo quejarme de algo es por la cantidad de veces… muy pocas para mi gusto – soltó una carcajada y yo me reí también.

-           Lo supuse, siempre ha tenido olor a virgen.  - me sonrió, de pronto pensé en él un momento. – Espera, haré una llamada – fui hasta mi habitación y tomé el teléfono, eran las cinco pero estaba seguro de que él no debía estar durmiendo, no si Sakura estaba conmigo.

Esperé solo unos segundos en cuanto marqué el número, contestó enseguida.

-           ¿Diga? – como lo intuí estaba despierto y su voz parecía nerviosa.

-           ¿Hyde?

-           ¡Ken-chan! ¿Qué sucede?

-           Te llamaba para avisar que Sakura está aquí y se quedará a dormir.

-           ¿Qué? ¿Por qué? – su voz parecía confundida y un poco dolida, ¿es que no se podía hacer una idea? Suspiré.

-           Ustedes ya hablarán mañana, Sakura está cansado y se está quedando dormido – fui sincero.

-           Pero…

-           Dale espacio – le dije serio, más como un consejo, yo entendía perfectamente él por qué Sakura había llegado a mi casa y no a la suya. No quería que Hyde lo viera así y probablemente sentirse culpable por la situación.

-           ¿Él está bien Ken-chan? – su tono de madre sobreprotectora me hizo reír.

-           Si, está bien.

-           Gracias… por favor, cúbrelo al dormir, despierta de frío a veces – solté una carcajada, con todo el alcohol que había bebido probablemente sudaría.

-           Sí, sí, yo me encargaré de que se lave los dientes antes de dormir también. Buenas noches, mamá gallina.

-           Buenas noches… - me dijo inseguro, suspiré y colgué.

En cuanto volví a la sala vi a Sakura perdido contemplando el tejado, me enterneció pensar en Hyde… tal vez todos debiéramos tener a alguien que se preocupara de aquella manera por cuestiones tan simples como si pasabas frío por la noche.

-           ¿Sabes? Me haz convencido. – me lancé sobre él y estiré mis labios cerca de su cara, su rostro palideció. Quise estallar en risas pero me aguanté.

-           ¿Qué haces?

-           Bésame, quiero probar como se siente. – abrió la boca sin creérselo.

-           Aléjate de mí payaso – continúe estirando los labios a la espera de un beso - ¡Ken-chan! – me lancé sobre él haciéndolo caer por debajo de mí y en cuanto lo tuve muy cerca, besé su cuello y comencé a mover la pelvis contra su cadera con él único afán de molestarlo. – ¡Ken-chan! Sal de encima o te voy a golpear.

-           Fóllame Yasunori – le dije con voz ronca.

-           Hijo de puta. – me insultó con voz avergonzada, quería reírme en su cara. Le recorrí con mis manos las caderas haciendo cierta presión ya que intentaba alejarlas, y en cuanto pude meterlas debajo de su ropa, comencé a hacerle cosquillas, automáticamente comenzó a convulsionar – ¡No! – gritó entre risas - ¡Suéltame! ¡Suéltame! Maldito seas, ¡suéltame! – imploró.  A mis espaldas oí a alguien aclarar la garganta, me senté de inmediato.

- Podemos irnos si eso quieren…- me dijo el guitarrista a mis espaldas, por su parte Yukihiro tenía cara de poker.

- Solo estamos jugando – me expliqué mientras volvía a mi lugar, Sakura se acomodó la ropa indignado.

- Me quería violar. – me acusó. Yo me reí fuerte.

Abrimos un par de cervezas pero era notorio que Sakura y Shin estaban cansados, Yukihiro no hablaba y el silencio los llevó a dormirse rápidamente, a todos menos a los únicos lúcidos allí. 

-          Traeré algo para cubrirnos – le dije, él asintió en mi dirección y comenzó a ordenar las latas vacías para llevarlas a la cocina. – No te preocupes, deja ahí, ya mañana haré que Sakura limpie todo – me sonrió con los labios apretados, realmente era reservado.

Cubrí a Sakura que estaba en uno de los sofás grandes y luego a Shin, que ocupaba uno pequeño. Dejé la colcha más grande para Yukihiro y para mí, me senté junto a él en el otro sofá y le tendí un lado de la colcha. Me sonrió y se cubrió, yo apagué la luz. En el silencio suspiré, a ratos se escuchaban ronquidos de Shin, comencé a relajarme y a cerrar los ojos, la cantidad de alcohol me tenía el cuerpo adormecido.

Escuché a Yukihiro voltearse un poco incómodo.

-          ¿Qué pasa? – le susurré sin querer despertar a los demás.

-          Creo que perdí algo – susurró en el mismo tono que yo.

-          ¿Enciendo la luz?

-          No… está bien… ya lo buscaré mañana. – suspiré, era un chico muy tímido, me pregunté si siempre se comportaba así.

-          Bueno, si no es importante duérmete entonces.- asintió.

Cerré los ojos y comencé a relajarme nuevamente intentando no recostarme ni inclinarme para evitar nauseas por el alcohol, y cuando por fin el sueño me abdujo en aquella posición incómoda, el chico se volvió a mover. Suspiré bulliciosamente, fastidiado. Me puse de pie y encendí la luz de una lámpara junto al sofá, él entrecerró los ojos sin entender.

-          Párate, vamos

-          ¿Ah?

-          Acompáñame Yukihiro. – caminé hasta mi habitación, él se destapó y me siguió sin decir nada. Encendí la luz y lo hice pasar – Con confianza, entra.

Ya dentro de mi habitación se quedó de pie inmóvil, parecía fuera de lugar. Comencé a abrir la cama.

-          ¿Por qué…?

-          Porque estas incómodo en el sofá y yo también. Los otros dos ya se durmieron no sabrán que estaremos cómodos en la cama mientras ellos forman una joroba en el sofá. Si no saben no hay daño.

-          ¿Quieres que… durmamos juntos? – me reí.

-          Oye, oye… no sé en qué estás pensando pero creo que le has dado una connotación equivocada. – me miró con los ojos entrecerrados  – Si no quieres puedes devolverte al sofá. – me recosté dispuesto a dormir más cómodo, acolchoné las almohadas y cerré los ojos.

-          Está bien… - lo escuché susurrar. Se sentó en la cama y desabrochó con lentitud sus tenis, luego se metió bajo las sábanas con especial cuidado en acomodarse lo más lejos posible de mí.

-          ¿Siempre eres así? – le pregunté un poco ofendido.

-          ¿Así como?

-          Así… de esquivo.

-          Ah, es que no suelo compartir cama con hombres que gustan de hombres – no supe interpretar su voz, no estuve seguro de si bromeaba.

-          Ehh… Espera, ¿qué? – me senté en la cama y en la oscuridad me indigné – ¿Qué intentas decir?

-          Bueno… yo te vi con Sakura… en cuanto se quedaron solos….

-          Pero eso era un juego, no me gustan los hombres Yukihiro. – volví a recostarme notoriamente molesto, me sentía realmente ofendido.

-          Lo lamento… - dijo de pronto. – Pero últimamente es tan normal que a los músicos les gusten otros hombres que… bueno, no tiene nada de malo…

-          Sé que no tiene nada de malo, pero no es mi caso. Yo al menos no puedo si quiera imaginar que se debe sentir besar a otro hombre, no me gusta la idea en absoluto.

-          Está bien… - susurró con una voz calmada. De pronto lo sentí acercarse en la cama – Lamento si te molestó lo que dije… gracias por… prestarme tu cama…

-          Ya… - cerré los ojos dispuesto a dormir pero estaba demasiado despierto por culpa de haberme molestado. Suspiré y observé el tejado en silencio, él no dijo nada más y a medida que los minutos transcurrieron, pensé un poco en lo que había dicho… ¿Era tan distinto besar a otro hombre? Si bien me gustaban las mujeres, el tacto, sus fragancias, sus tonos de voz… no había probado nada más como para negarme del todo a que no fuera mi gusto. Intenté callar mis pensamientos, me sentí un poco avergonzado al respecto. A mi lado el chico de cabello corto respiraba acompasadamente tal vez ya dormido.  

Me incliné para encender la lámpara pensando en que tal vez la luz me espantaría los pensamientos extraños, pero fue lo contrario, cuando observé al chico tímido con los ojos cerrados sobre mi cama y sus manos juntas inclinadas a un costado, me descubrí observándole los labios con cierta curiosidad peligrosa.

-          ¿Qué mierda te pasa Ken? – me pregunté horrorizado sin hacer ruido alguno, rasqué mi cabeza y suspiré volviendo a apagar la luz, me cubrí con las colchas sintiendo un poco de frío en las piernas. Comencé a pensar en mi historia, toda la vida detrás de mujeres, por juego o porque realmente me gustaban, siempre mi tema preferido era hablar de mujeres. Pensé en que tal vez mi iniciación temprana en el sexo me había condicionado a solo mujeres y que tal vez existía el hombre que, al igual que a Sakura, me gustara... o tal vez si era como con las mujeres sería más de uno.  Me daba miedo averiguarlo.

-          ¿Estás bien?- me sobresalté al escucharlo, pensé que ya se había dormido.

-          ¿Por qué lo dices?- respondí sin pensar.

-          Te noto inquieto, ¿quieres que me vaya?-

-          Claro que no- casi soné molesto- Solo… estaba pensando-

-          ¿En lo de recién? Lo siento, fue solo un malentendido, no era mi intención-…- lo interrumpí.

-          No eso- bufé- O sea sí, pero no precisamente en el malentendido sino…- me apené. ¿Por qué le seguía dando vueltas al tema y justamente con él? Quería pegarme.

-          ¿Sino…?- tragué grueso, ahora no podía echarme atrás… ni quería. Ya que lo había verbalizado ahora terminaría.

-          En que no es verdad. No me da asco pensar en besar a otro hombre… al fin y al cabo sería hipócrita decir eso si nunca lo intenté ¿verdad?- intenté sonar divertido pero mi voz me traicionaba, incluso mis manos habían empezado a sudar. ¿Por qué me estaba exponiendo de esa forma?- Agh no debería decir estas cosas…- mascullé más para mí mismo que para él.

-          No me molesta, al contrario, me agrada la gente honesta- lo escuché reír sutilmente y eso me hizo sentir algo más calmado, temía que se asustara por lo que acababa de decir- ¿Y eso te incomoda?-

-          No es que me incomode…-

-          ¿Te genera curiosidad?- abrí mis ojos y boca sorprendido, ojalá no pudiese ver mi expresión en la oscuridad- ¿Si?-

-          A-ah… Em… Bueno… Tal vez, un poco… O sea…- rió- ¡No te rías!- sin querer elevé la voz, él me chistó indicando que hiciera silencio- No te rías…- repetí entre dientes.

-          No te estoy juzgando… fue solo una pregunta.

De alguna forma hablar con Yukihiro se sentía cómodo a pesar de que pocas veces nos habíamos visto y siquiera éramos amigos. Incluso esto, que es un tema que seguramente me habría costado tratar seriamente con Sakura, con él podía sentirme… a gusto, no temía que se comportara de forma grosera, no parecía ser ese tipo de gente:

-          ¿Nunca te generó curiosidad?- me atreví a preguntar.

-          No la verdad-

-          Entiendo…-

-          Pero no es que esté negado a la idea tampoco- me sorprendí.

-          ¿A qué te refieres?-

-          A que si… quizá, en algún momento aparece alguien que me resulte lo suficientemente interesante o… alguien haga que se me figure atractiva la idea de intentarlo, probablemente tome la oportunidad- quedé perplejo. ¿Cómo podía decirlo tan seguro? A mi hasta me daba miedo pensar en inocentes besos.

-          Que valiente eres- dije seriamente, tanto que lo hizo reír nuevamente, entonces me percaté de que rara vez lo había visto o incluso escuchado reír de aquella manera - Parece que te doy gracia- me auto halagué, él no respondió.

Como nos quedamos en silencio un tiempo luego de esa charla supuse que allí terminaría nuestra interacción, entonces me propuse darme la vuelta para intentar dormir nuevamente. Sin embargo cuando hice el amague a darme la vuelta volví a escuchar su voz:

-          ¿Puedo preguntar por qué sentiste curiosidad por ello?- volví a mi posición y pensé un instante. No podía responderle con sinceridad, estaría exponiendo a mis compañeros.

-          Pues… he visto que cada vez es más frecuente ese tipo de relaciones, simplemente intenté encontrarle lo genial a la idea- suspiré- ¿Tú qué crees?-

-          No creo que sea muy diferente en cuanto a besar… pero ya hablando de tener relaciones… no se me hace que fluya tan naturalmente como con una mujer-

-          ¿Tú dices?- parpadeé un par de veces con la vista fija en el tejado aunque solo percibía oscuridad en su mayoría.

-          Tal vez… es solo mi percepción-  

Dándole la vuelta a sus palabras, llegué a la conclusión de que en realidad él tenía razón, no había motivos para cerrarse a la idea si se presentaba la oportunidad, solo era necesario encontrar una persona con la que sentirse en confianza para ello y que realmente me hiciera ese “click”. Entonces volví a girar la cabeza en su dirección recordando  cómo minutos atrás me había sentido tentado por sus labios cuando lo creí dormido. Tragué grueso:

-           ¿Nunca sentiste siquiera las ganas de besar a otro hombre?- tardó en responder.

-          Me desconciertas. Hace pocos minutos estabas ofendido porque sugerí que fueras homosexual, y ahora me preguntas esto- rió ligeramente.

-          No me ofendí solo-…-

-          Tal vez- me interrumpió- ¿Tú?- los nervios crecían rápidamente, sentí mi corazón empezar a latir con fuerza.

-          Quizá- cerré una de mis manos en puño armándome de valor. Respiré hondo.

-          ¿Te gustaría intentarlo?- y olvidé exhalar. Me quedé helado. Desconcertado con su pregunta lo miré sin lograr articular palabra alguna- No te enojes fue-…

Sin pensármelo dos veces reaccioné tomando la oportunidad.  

Me recargué en la cama y colocándome apenas sobre él lo besé impulsivamente. Pero no de la forma en que muchas veces lo había hecho con mujeres ya, esta vez habían nervios y adrenalina de por medio.  Fue un beso corto, extremadamente tímido:

-          …no fue tan malo, ¿verdad?- masculló.

-          Eso creo…- mis latidos resonaban en mis oídos.

-          Cálmate, no diré una sola palabra sobre esto ni lo que hablamos si te preocupa- negué con la cabeza- ¿Entonces?-

-          ¿Podemos?- con la luz que entraba de afuera pude ver cómo me miraba sorprendido. Ni yo mismo entendía qué estaba haciendo, pero estaba seguro de que necesitaba hacerlo.

-          ¿Podemos qué?-

-          Ya sabes- mi voz me traicionaba- Necesito sacarme esta idea de la cabeza y tú… me agradas, me haces sentir en confianza…- no respondió. Quizá y hasta se había espantado- Lo siento lo siento lo siento, no sé ni qué estoy haciendo, debo parecer desesperado…- me disculpé volviendo a mi lugar, pero entonces sujetó uno de mis brazos tironeando ligeramente, sentí sus brazos rodear mi cuello y sus labios sobre los míos nuevamente, dejándome atontado.

A diferencia de mí él no parecía tener miedo de explorar, lo cual me hizo dudar por un instante si no me había mentido al respecto. Los besos que habían empezado tímidos poco a poco se volvieron más intensos, pero yo aún me sentía inhibido, por lo que me costaba seguirle el ritmo:

-          No pareces seguro de esto- susurró- No te fuerces a hacer algo que no quieres-

-          P-pero si quiero, es solo que...- mordí mi labio inferior. Tenía miedo y me sentía ridículo por ello, pero no necesitaba decirlo, tenía que afrontarlo. Lo besé dispuesto a disfrutar del contacto como haría con cualquier mujer e intenté dejarme llevar por las sensaciones enfocándome en ellas plenamente.

Yukihiro tenía los labios delgados aunque de igual forma se sentían suaves. Lentamente bajó sus brazos hasta descansar una de sus manos sobre mi nuca, donde el tacto de sus fríos dedos me causó escalofríos:

-           Lo siento…- negué restándole importancia.

Queriendo atreverme aún más, tímidamente intenté profundizar más el beso buscando su lengua con la mía, pero al mínimo roce rápidamente se separó de mí, sin embargo me sostuvo la mirada. No dijo nada, fue solo un cruce de miradas silencioso de escasos segundos en el que entendí, me daba permiso para continuar.

En el fondo agradecí fuese él quien estuviese conmigo en esto.

Estábamos tan nerviosos ambos que nuestras lenguas se rozaban de forma que parecía nunca hubiésemos besado a nadie en nuestras vidas. Poco a poco dejé de sentir miedo, al fin y al cabo ambos estábamos en las mismas. Me permití tomar su rostro con mis manos mientras nos besábamos aunque él no opuso resistencia, al contrario, se dejaba hacer, lo cual me indicaba que algo de confianza debía tenerme teniendo en cuenta lo que había dicho antes. Me sorprendí a mí mismo contento con la idea de que así fuese.

Pretendiendo llegar más lejos, me tomé el atrevimiento de dar un paso más allá y ver cómo reaccionaba a ello. Entonces de sus labios pasé a besar su mejilla, y nervioso pero decidido suavemente me dediqué a besar su cuello hasta llegar a su clavícula. Sentí sus manos pasarse y aferrarse a mi espalda:

-          ¿Puedo?- tomé su playera levantándola un poco para que entendiera qué quería hacer. Asintió.

Y eso fue lo primero que me chocó un poco.

Al ser baterista y ya de por sí tener una contextura muy delgada, Yukihiro tenía un físico bastante marcado, por ende no había forma de que pudiese compararlo con el de una mujer:

-          ¿Ya te arrepentiste?- sonó divertido.

-          Aún no- me deshice de mi playera también dispuesto a reafirmar mi postura y con una mano en su nuca volviendo a besarlo, lo obligué a que se recostara recargándome por completo sobre él.

El rose de nuestros cuerpos no se sentía nada, nada parecido a cuando tocaba a una chica, aunque obviamente lo esperaba. Sus brazos eran firmes, era incluso más delgado que muchas chicas con las que había estado por lo cual no tenía curvas, y todos sus músculos estaban bien definidos. Quizá lo único suave en él era la textura de sus labios. Pero para mi sorpresa…:

-          Mm…- escuché una queja de su parte morir en nuestras bocas cuando notó mi entrepierna frotándose contra su cuerpo. Al romper el beso bajó evidentemente la vista en aquella dirección. Me apené.

Al parecer no me desagradaba para nada su masculinidad, era todo lo contrario:

-          No digas nada- mascullé bajando la mirada.

-          ¿Acaso no era esta la respuesta que buscabas?- bufé. Lo escuché reír apenas- Podemos parar aquí si quieres, ya conseguiste lo que querías- lo miré incrédulo. ¿Me iba a dejar así?

-          ¡Claro que no!- me chistó nuevamente para que bajara la voz- Quiero terminar… Además tú también estás igual- dije acusador frotando mi cadera con la suya insinuantemente sonriendo de lado. Sentí sus manos tomar firmemente mis caderas repitiendo el acto.

-          Como quieras- me gustaba que fuera tan decidido, eso era raro conseguirlo en una mujer.

A este punto nos sentíamos más sueltos y decididos a terminar con lo que habíamos empezado. Sin dar más vueltas me desabroché y bajé el pantalón e hice lo mismo con el suyo arrastrando nuestras ropas interiores en el proceso:

-          ¿Tienes condones?-

-          No aquí. No te la meteré, no te preocupes- frunció el entrecejo.

-          No pensaba dejarte tampoco. Pero no lo decía por eso-

-          No tengo nada, lo juro- besé su cuello mordiéndolo ligeramente.

-          ¿Debería creerte?- lo besé al mismo tiempo que froté mi entrepierna con la suya. 

  Sus manos se sujetaron a mi espalda baja aferrándose, lo que tomé como afirmación.

Otra sensación chocante, y es que era la primera vez que sentía la erección de otro hombre. Si bien no me resultaba desagradable, ahora si me inhibía:

-          ¿Ahora sí te arrepientes?- lo miré sin responder- ¿Quieres parar?- su voz sonaba afectada por la excitación, no quería que nos quedáramos así, pero tampoco sabía cómo continuar.

-          Continúa tú- dije sin pensar. Escuché su garganta tragar con dificultad.

-          ¿Estás seguro?-

-          Seguro-

Con una de sus manos tomó mi mentón obligándome a besarlo y segundos después sentí la otra tomar mi erección comenzando a masturbarme. Empezó lentamente estimulándome aún más de lo que ya estaba hasta que gradualmente comenzó a ser más intenso, era la primera vez que realmente sentía tan bien que me masturbaran:

-          Ah…- suspiré alejándome de su boca ocultando el rostro en el hueco entre su hombro y cuello. Deposité ligeros besos en las zonas cercanas a mi boca pensando en que no era justo que solo yo estuviera disfrutándolo.

Intenté masturbarlo pensando en lo que haría si me lo estuviese haciendo yo mismo, cosa que al parecer funcionaba:

-          Mm…- respiraba agitado. Con su mano libre sujetaba mi nuca.

-          ¿Se siente bien?-

-          ¿Qué clase de pregunta es esa?- balbuceó. Reí agitado también.

Recobrando mi postura tomé ambas erecciones y comencé a frotarlas en tanto seguía masturbándonos. Me mordí el labio inferior, no podía creer que se sintiera tan bien el simple hecho de masturbarnos mutuamente:

-          Mm…- suspiró clavando sus dedos en mi omóplato.

-          Aaahh…- me besó ahogando mi gemido en nuestras bocas buscando enredar mi lengua con la suya. Sentirlo urgido hizo que me excitara aún más.

Moví mi mano con necesidad haciendo presión en las zonas donde creía podía resultarle más placentero y moví mi cadera frotándome contra la suya, a lo que él respondió de la misma forma. Se abrazó a mí con fuerza ocultando su rostro en mi cuello donde lo escuché ahogar un sonoro gemido, y en un instante sentí mi mano y abdomen húmedos. Se había corrido, y yo junto a él al sentir sus dedos clavarse en mi espalda.

Me separé de él sintiendo la necesidad de aire, aún así casi de manera inconsciente mantuve mi brazo alrededor de su cintura.

-¿Estás bien? – le pregunté aún agitado al notar su silencio.

- Mm... – respondió algo adormecido. Sonreí enternecido para mi sorpresa y volví a apoyar la cabeza en la almohada solo… dejándome ir.