~ Ken
Tardé bastante en
llegar hasta mi hogar luego de ser el chofer de Hyde. El tráfico me
hubiera estresado, pero un par de canciones me aliviaron el enfado seguro luego de
media hora estacionado en medio de bocinas sonoras.
Cuando por fin
llegué a casa, estacioné y bajé del auto sintiendo los músculos agarrotados,
necesitaba urgentemente una cerveza y tal vez sexo. De pronto me encontré con una
silueta fuera de la puerta. Di un salto del susto.
-
¿Sakura? – adiviné por su postura,
no levantó el rostro para mirarme – Diablos Yasunori, pensé que eras un
fantasma. – no me respondió. Noté sus manos en puño y fue donde caí en que algo
ocurría. - ¿Qué sucede? ¿Estás bien? – sabía que no tenía nada que ver con
Hyde, yo había estado con él media hora atrás. Entonces recordé su situación
con su madre y comprendí – Entra amigo. – abrí la puerta dejándolo pasar, fue
directamente hasta el sofá, y yo corrí por las ansiadas cervezas. Le tendí una y
este la bebió como si fuera agua bendita. No le dije nada, pero apoyé mi mano en
su hombro.
-
No quiere que vuelva nunca más... –
dijo de pronto, su pecho se movía de manera extraña, parecía sofocado.
Considerando la personalidad habitual de Sakura, dudé que su reacción fuera el
llanto. pero si podía percatarme de lo que le costaba controlarse y de lo
afectado que estaba solo en su manera de respirar.
-
Bueno Sakura… a nuestras edades ya
no debemos ser los hijos de mamá – intenté aliviarlo con lo primero que se me
ocurrió - ¡Bienvenido al club de los rechazados por los padres! – levanté la
cerveza y choqué la mía contra la suya, él suspiró. Le dio otro sorbo hasta
acabársela.
-
¿Tienes otra?
-
¿Piensas emborracharte? – asintió –
¿Deberíamos salir? – volvió a asentir, estaba seguro de que si le decía que
fuéramos a un prostíbulo también aceptaría. – Bien, vamos entonces. – me
levanté cansado sin sentir demasiadas ganas de salir realmente, pero estaba
seguro de que la mejor opción para Sakura en aquel instante era la distracción.
Fui al baño para
lavarme los dientes y peinarme mientras Sakura me esperaba afuera fumando un cigarro.
-
¿Dónde iremos? – le pregunté
sabiendo que conocería mejores lugares que yo.
-
Donde sea, lo único que quiero es dejar
de pensar en lo que sucedió.
-
Te sigo. – emprendimos viaje en dirección al
centro de la ciudad. Sakura sabía muchos atajos y en varias ocasiones nos
detuvimos para que saludara a conocidos.
– Oye... – le dije mientras caminábamos – Los hijos son los hijos, no puedes
simplemente borrarlos de tu historia o ignorarlos por orgullo, tarde o temprano
ella recordará eso. – no me respondió pero lo vi fruncir el ceño de reojo,
estaba más afectado de lo que lo había visto nunca, parecía desesperado por un
escape. Aceleró el paso hasta que finalmente entramos a un lugar atestado de
gente, Sakura divisó de inmediato una mesa con conocidos donde para mí sorpresa
conocía al guitarrista y al baterista de Die in Cries, nos habían cooperado
para la grabación del disco.
- ¡Ey! – les llamó Sakura cuando nos
acercábamos.
-
¡Chicos! Ha pasado mucho tiempo,
siéntense con nosotros - nos dijo Shin,
el guitarrista. Yukihiro no hablaba mucho pero de todas maneras me senté junto
a él. - ¿Y qué hacen por acá? ¿Casería otra vez? – me preguntó, Sakura puso los
ojos en blanco.
-
Que fama tienes Ken-chan, debería
darte vergüenza.
-
Mírate en un espejo desvergonzado. –
Yukihiro rió.
-
Solo buscamos distraernos un poco –
le respondí.
-
Sí, el trabajo ha estado pesado. –
reforzó Sakura. – Iré a comprar algo para beber, ¿alguien quiere algo?
-
Podrías traer unas botanas, te doy
dinero, espera – le dijo Shin, pero Sakura volteó e hizo un gesto con la mano en
modo “no te preocupes”, Shin miró incomodo a Yukihiro.
-
Para la siguiente vez inviten
ustedes – les dije para despreocuparlos.
-
¿Y el resto de la banda?
-
Ah, están todos enfermos – me dijo
Shin, en ese minuto Sakura llegó con un platillo con botanas y dos vasos para
nosotros.
-
En esta fecha todos se enferman, si
vas al hospital ni el medico te atiende porque también está enfermo. – acotó sentándose haciéndonos reír – Pero hablando en serio, hasta Oishi está
enfermo, ¿no? Y ese no se suele enfermar.
-
De hecho... – le respondió Shin – Creo que
se contagió en la sala de espera del hospital, fue por una tos y salió con
diarrea. – volvimos a reír. – Pero bueno, como Oishi no fue a la última reunión
terminamos con todo el equipo haciendo cualquier cosa menos lo que debíamos
hacer.
-
Já, como cuando falta el profesor en la
escuela – le dije.
-
Nosotros deberíamos hacer lo mismo
en la reunión del viernes – me sugirió Sakura – Si no va Oishi deberíamos ver
una porno en 3D.
-
Pero Oishi llegará, con el papel higiénico
en la mano y los mocos hasta la rodilla, pero llegará – dije a modo de
maldición.
-
Nosotros debimos acompañar a Kyo a
urgencias al hospital, no sé cómo no salimos enfermos también. – Shin miró a
Yukihiro y este asintió sin decir nada.
-
¿A urgencias? ¿Tan mal está? – realmente me preocupé.
-
Si, aunque era por un dolor de
estómago que lo tenía mal, en urgencias creo que se sintió mejor al ver que
todos tenían algo más grave que él – reí.
-
En urgencias siempre hay cosas…
traumantes – acepté.
-
Claro – añadió Sakura – Siempre alguien
tiene un hueso afuera, o está al que le falta un ojo o… ¿al que le brilla un testículo
en la oscuridad?
-
¿Qué? – reí.
Yukihiro se inclinó
a mi lado y me habló en el oído.
-
Ese chico lleva mirándonos al menos
veinte minutos – me dijo de pronto. Le seguí la mirada, y con un chico alto de
gorra nos miramos por un par de segundos, eso pareció haberle dado la fuerza para
ponerse de pie e ir a nuestra mesa. Se acercó mirando sigilosamente a los lados
antes de hablarnos.
-
Hola… estoy vendiendo esto – mostró
una bolsa de color blanca, sin embargo no se veía que llevaba dentro, pero
tenía el precio anotado en la bolsa – Por la primera compra se lo llevan a
mitad de precio- estaba a punto de preguntar qué era, pero entonces vi que Sakura
moduló una pregunta con los labios sin decirlo en voz alta, y el chico
le respondió- Tengo en pastillas, ¿cuántas vas a querer? – mi amigo volteó en
dirección a Shin y este le asintió, yo miré a Yukihiro incómodo, pero él
parecía entenderlo mejor que yo. El chico le tendió tres pastillas envueltas
como dulces – Una de regalo por la primera compra - Sakura le metió el dinero
al bolsillo sin decirle nada y él se fue, desapareció muy rápido entre la
multitud. Sentí frío.
-
¿Qué son? – no pude evitar preguntar
en cuanto nos quedamos a solas.
-
Son para borrarse más rápido. – respondió en tono condescendiente. Entonces él y Shin las metieron dentro de su
vaso, espumó un poco y luego desapareció.
-
¿Te gustaría probarlas? – me preguntó Shin,
e iba a preguntar qué efectos tenía, pero entonces Sakura habló en un tono que no
permitió a nadie acotar nada.
-
No, mientras esté conmigo no va a
probar estas mierdas. – pensé en decirle que prefería probarlas en compañía de
un amigo, pero simplemente a nadie le dieron ganas de refutarle nada. A mi lado
Yukihiro sonrió un poco y luego volteó la mirada, suspiré. Me pregunté si a
Hide no le molestaría ese lado sobreprotector innecesario que tenía mi amigo.
-
Bueno… - Shin no estaba seguro de
cómo cambiar el tema – Te devolveré el dinero, de esto… y de las botanas.
-
No te preocupes – le respondió.
-
Si, mientras no seas como Kyo de
tacaño todo está bien. – les dije, todos
se rieron.
-
¿Cómo saben de eso? – preguntó Yukihiro.
-
Ah, es que el otro día lo invitamos a
comer y cuando debíamos pagar dijo que tenía un billete de 10 cerrado, no tenía
más y en el local tampoco tenían cambio así que nosotros pagamos por él. Pero
la próxima vez que lo vimos hizo exactamente lo mismo – Yukihiro y Shin
comenzaron a reír.
-
Lleva usando ese billete 30 años –
me dijo el batero más delgado, le respondió Sakura.
-
Creo que se lo heredó el abuelo; "Ten
Kyo..". – simuló entregar algo con sus manos y con la voz de adulto mayor – "Esto es
lo único que necesitaras en la vida para joderte a tus amigos." – estallamos de
la risa.
La música comenzó a
elevarse y tanto Sakura como Shin comenzaron a moverse inquietos, algo inusual
en ellos, o es que realmente yo no los conocía demasiado en ese entorno.
-
Podríamos llevar a bailar a las
chicas que están en ese extremo – le dijo Shin dirigiéndose a un grupo de seis
chicas que conversaban animadamente. – Aunque te advierto que a mí no me dicen que
sí usualmente – reí.
-
Si están en grupo al menos, no
suelen decir que sí. – agregó Yukihiro.
-
Es que no han visto a Sakura de
casería. – este se levantó orgulloso sonriéndonos.
-
Permiso caballeros... – nos reímos y
lo miramos caminar sin preocupaciones hasta la mesa de las chicas. Lo vi
enfocarse en la que más le gustaba, casualmente era una delgada, con cabello
largo y similitud de facciones con las de Hyde, le habló a ella. La chica
pareció sorprendida, luego lo observó de pie a cabeza y sonrió para sí misma,
incluso un poco ruborizada, observó luego a sus amigas y fue el momento en que
Sakura nos apuntó, y allí nosotros, con nuestro mejor intento de sonrisa, las
saludamos.
-
Creo que parecen asustadas – me dijo
Yukihiro con la sonrisa intacta y sin mirarme, pensé que se negarían, estuve
casi seguro del todo, pero entonces se pusieron de pie cuatro chicas,
incluyendo la favorita de Sakura.
-
Oh, oh ahí vienen – Shin se colocó
nervioso - ¿Qué hacemos ahora? No pensé que dirían que sí… - Yukihiro rió.
-
Si se espantaron con nuestra sonrisa,
espérense a que nos vean bailar.
-
Simpatía ante todo – intenté subirles
el ánimo, aunque comencé a buscar con la mirada la que más me gustaba. Coincidí
con la chica que me miraba, tenía gafas pero prometía una sonrisa adorable.
Nos pasamos el
resto de la velada bailando y compartiendo con ellas sentados todos en la
misma mesa. Sakura y Shin estaba encendidos, se la pasaron bailando con las
chicas hasta que una a una se fueron cansando y terminaron invitando a las de
la mesa de junto, la chica conquistada por Sakura parecía ofendida pero la
conversación se enfocó en Yukihiro y en mí, que a diferencia de nuestros
amigos, estábamos más lúcidos. Al baterista no le gustaba mucho la atención
pero en cuanto les dijimos que éramos músicos, supieron de nosotros y ya
simplemente no nos dejaron volver a nuestras mesas solos. Alrededor de las
cinco de la mañana Sakura y Shin se
cansaron, para tranquilidad del dueño del lugar, y solo entonces nos pudimos ir
a mi casa en el auto de Shin, aunque fue Yukihiro quien manejó.
-
¡Debemos seguir festejando! – gritó de
pronto el guitarrista.
-
No lo creo... – les dije – En mi casa
tal vez bebamos unas cervezas y luego dormiremos, ya cuando se recuperen podrán
irse a sus casas.
-
Gracias… - me dijo de pronto el
baterista desde el asiento de adelante mientras conducía, lo miré sin entender – No sabría qué hacer con él estando solo.
-
Suele… ¿usar esas pastillas? –
Sakura tenía los ojos cerrados, se apoyó en mi hombro.
-
No… hace mucho que no lo hacía.
-
Es primera vez que veo a Sakura
hacerlo. – susurré. - ¿Habías visto a Sakura…?
-
Estoy a tu lado, no hables como si
me hubiera muerto – me dijo de pronto. Lo miré preocupado, tenía los ojos un
poco rojos.
-
Te ves fatal. – lo miré preocupado,
me sonrió y volvió a cerrar los ojos para apoyarse en mi hombro.
-
Ya pasó. – me dijo despacio, pude
ver los ojos de Yukihiro observándome por el espejo retrovisor. Parecían… ¿empáticos?
Cuando
llegamos a mi casa, Yukihiro y Shin se quedaron estacionando el auto y
prometieron bajar unas cervezas de la cajuela, mientras tanto yo llevé a Sakura
adentro, estaba tan ebrio que arrastraba los pies con dificultad. Permanecimos
sentados en el sofá, lo vi volver a poner aquellos ojos tristes que tenía antes
de salir.
- No entiendo cómo lo haces… - reflexioné
aprovechando que estábamos solos.
- ¿El qué? – me miró sin comprender.
- Acostarte con hombres… no puedo
entender que tiene eso de atractivo, es decir… entiendo que la sensación debe
ser similar pero, no hay… nada revotando atractivamente como los pechos de una
mujer. ¿Qué miras mientras lo haces? – me miró con una media sonrisa.
- ¿Qué solo les miras los pechos?
- Bueno no… - pensé un momento – O sí,
tal vez. – se rió.
- De todas maneras Ken-chan, no me
“acuesto con hombres”, solo lo he hecho con Hide y si puedo quejarme de algo es
por la cantidad de veces… muy pocas para mi gusto – soltó una carcajada y yo me
reí también.
- Lo supuse, siempre ha tenido olor a
virgen. - me sonrió, de pronto pensé en
él un momento. – Espera, haré una llamada – fui hasta mi habitación y tomé el teléfono,
eran las cinco pero estaba seguro de que él no debía estar durmiendo, no si
Sakura estaba conmigo.
Esperé solo unos
segundos en cuanto marqué el número, contestó enseguida.
- ¿Diga? – como lo intuí estaba
despierto y su voz parecía nerviosa.
- ¿Hyde?
- ¡Ken-chan! ¿Qué sucede?
- Te llamaba para avisar que Sakura
está aquí y se quedará a dormir.
- ¿Qué? ¿Por qué? – su voz parecía
confundida y un poco dolida, ¿es que no se podía hacer una idea? Suspiré.
- Ustedes ya hablarán mañana, Sakura
está cansado y se está quedando dormido – fui sincero.
- Pero…
- Dale espacio – le dije serio, más
como un consejo, yo entendía perfectamente él por qué Sakura había llegado a mi
casa y no a la suya. No quería que Hyde lo viera así y probablemente sentirse
culpable por la situación.
- ¿Él está bien Ken-chan? – su tono de
madre sobreprotectora me hizo reír.
- Si, está bien.
- Gracias… por favor, cúbrelo al
dormir, despierta de frío a veces – solté una carcajada, con todo el alcohol
que había bebido probablemente sudaría.
- Sí, sí, yo me encargaré de que se
lave los dientes antes de dormir también. Buenas noches, mamá gallina.
- Buenas noches… - me dijo inseguro,
suspiré y colgué.
En cuanto volví a
la sala vi a Sakura perdido contemplando el tejado, me enterneció pensar en
Hyde… tal vez todos debiéramos tener a alguien que se preocupara de aquella
manera por cuestiones tan simples como si pasabas frío por la noche.
- ¿Sabes? Me haz convencido. – me lancé
sobre él y estiré mis labios cerca de su cara, su rostro palideció. Quise
estallar en risas pero me aguanté.
- ¿Qué haces?
- Bésame, quiero probar como se siente.
– abrió la boca sin creérselo.
- Aléjate de mí payaso – continúe
estirando los labios a la espera de un beso - ¡Ken-chan! – me lancé sobre él
haciéndolo caer por debajo de mí y en cuanto lo tuve muy cerca, besé su cuello
y comencé a mover la pelvis contra su cadera con él único afán de molestarlo.
– ¡Ken-chan! Sal de encima o te voy a golpear.
- Fóllame Yasunori – le dije con voz
ronca.
- Hijo de puta. – me insultó con voz
avergonzada, quería reírme en su cara. Le recorrí con mis manos las caderas
haciendo cierta presión ya que intentaba alejarlas, y en cuanto pude meterlas
debajo de su ropa, comencé a hacerle cosquillas, automáticamente comenzó a
convulsionar – ¡No! – gritó entre risas - ¡Suéltame! ¡Suéltame! Maldito seas, ¡suéltame!
– imploró. A mis espaldas oí a alguien
aclarar la garganta, me senté de inmediato.
- Podemos irnos si
eso quieren…- me dijo el guitarrista a mis espaldas, por su parte Yukihiro
tenía cara de poker.
- Solo estamos jugando
– me expliqué mientras volvía a mi lugar, Sakura se acomodó la ropa indignado.
- Me quería violar.
– me acusó. Yo me reí fuerte.
Abrimos un par de
cervezas pero era notorio que Sakura y Shin estaban cansados, Yukihiro no
hablaba y el silencio los llevó a dormirse rápidamente, a todos menos a los
únicos lúcidos allí.
-
Traeré algo para cubrirnos – le dije,
él asintió en mi dirección y comenzó a ordenar las latas vacías para llevarlas
a la cocina. – No te preocupes, deja ahí, ya mañana haré que Sakura limpie todo –
me sonrió con los labios apretados, realmente era reservado.
Cubrí
a Sakura que estaba en uno de los sofás grandes y luego a Shin, que ocupaba uno
pequeño. Dejé la colcha más grande para Yukihiro y para mí, me senté junto a él
en el otro sofá y le tendí un lado de la colcha. Me sonrió y se cubrió, yo apagué
la luz. En el silencio suspiré, a ratos se escuchaban ronquidos de Shin,
comencé a relajarme y a cerrar los ojos, la cantidad de alcohol me tenía el
cuerpo adormecido.
Escuché
a Yukihiro voltearse un poco incómodo.
-
¿Qué pasa? – le susurré sin querer
despertar a los demás.
-
Creo que perdí algo – susurró en el
mismo tono que yo.
-
¿Enciendo la luz?
-
No… está bien… ya lo buscaré mañana.
– suspiré, era un chico muy tímido, me pregunté si siempre se comportaba así.
-
Bueno, si no es importante duérmete
entonces.- asintió.
Cerré
los ojos y comencé a relajarme nuevamente intentando no recostarme ni inclinarme
para evitar nauseas por el alcohol, y cuando por fin el sueño me abdujo en
aquella posición incómoda, el chico se volvió a mover. Suspiré bulliciosamente,
fastidiado. Me puse de pie y encendí la luz de una lámpara junto al sofá, él
entrecerró los ojos sin entender.
-
Párate, vamos
-
¿Ah?
-
Acompáñame Yukihiro. – caminé hasta
mi habitación, él se destapó y me siguió sin decir nada. Encendí la luz y lo hice
pasar – Con confianza, entra.
Ya dentro de mi
habitación se quedó de pie inmóvil, parecía fuera de lugar. Comencé a abrir la
cama.
-
¿Por qué…?
-
Porque estas incómodo en el sofá y yo
también. Los otros dos ya se durmieron no sabrán que estaremos cómodos en la
cama mientras ellos forman una joroba en el sofá. Si no saben no hay daño.
-
¿Quieres que… durmamos juntos? – me
reí.
-
Oye, oye… no sé en qué estás
pensando pero creo que le has dado una connotación equivocada. – me miró con
los ojos entrecerrados – Si no quieres
puedes devolverte al sofá. – me recosté dispuesto a dormir más cómodo,
acolchoné las almohadas y cerré los ojos.
-
Está bien… - lo escuché susurrar. Se
sentó en la cama y desabrochó con lentitud sus tenis, luego se metió bajo las
sábanas con especial cuidado en acomodarse lo más lejos posible de mí.
-
¿Siempre eres así? – le pregunté un
poco ofendido.
-
¿Así como?
-
Así… de esquivo.
-
Ah, es que no suelo compartir cama
con hombres que gustan de hombres – no supe interpretar su voz, no estuve
seguro de si bromeaba.
-
Ehh… Espera, ¿qué? – me senté en la
cama y en la oscuridad me indigné – ¿Qué intentas decir?
-
Bueno… yo te vi con Sakura… en
cuanto se quedaron solos….
-
Pero eso era un juego, no me gustan
los hombres Yukihiro. – volví a recostarme notoriamente molesto, me sentía
realmente ofendido.
-
Lo lamento… - dijo de pronto. –
Pero últimamente es tan normal que a los músicos les gusten otros hombres que…
bueno, no tiene nada de malo…
-
Sé que no tiene nada de malo, pero
no es mi caso. Yo al menos no puedo si quiera imaginar que se debe sentir besar
a otro hombre, no me gusta la idea en absoluto.
-
Está bien… - susurró con una voz
calmada. De pronto lo sentí acercarse en la cama – Lamento si te molestó lo que
dije… gracias por… prestarme tu cama…
-
Ya… - cerré los ojos dispuesto a
dormir pero estaba demasiado despierto por culpa de haberme molestado. Suspiré
y observé el tejado en silencio, él no dijo nada más y a medida que los minutos
transcurrieron, pensé un poco en lo que había dicho… ¿Era tan distinto besar a
otro hombre? Si bien me gustaban las mujeres, el tacto, sus fragancias, sus
tonos de voz… no había probado nada más como para negarme del todo a que no
fuera mi gusto. Intenté callar mis pensamientos, me sentí un poco avergonzado al respecto.
A mi lado el chico de cabello corto respiraba acompasadamente tal vez ya
dormido.
Me
incliné para encender la lámpara pensando en que tal vez la luz me espantaría
los pensamientos extraños, pero fue lo contrario, cuando observé al chico
tímido con los ojos cerrados sobre mi cama y sus manos juntas inclinadas a un
costado, me descubrí observándole los labios con cierta curiosidad peligrosa.
-
¿Qué mierda te pasa Ken? – me
pregunté horrorizado sin hacer ruido alguno, rasqué mi cabeza y suspiré volviendo a apagar la luz, me cubrí con las colchas sintiendo un poco de frío en las
piernas. Comencé a pensar en mi historia, toda la vida detrás de mujeres, por
juego o porque realmente me gustaban, siempre mi tema preferido era hablar de
mujeres. Pensé en que tal vez mi iniciación temprana en el sexo me había
condicionado a solo mujeres y que tal vez existía el hombre que, al igual que a Sakura, me
gustara... o tal vez si era como con las mujeres sería más de uno. Me daba miedo averiguarlo.
-
¿Estás bien?- me sobresalté al
escucharlo, pensé que ya se había dormido.
-
¿Por qué lo dices?- respondí sin
pensar.
-
Te noto inquieto, ¿quieres que me
vaya?-
-
Claro que no- casi soné molesto-
Solo… estaba pensando-
-
¿En lo de recién? Lo siento, fue
solo un malentendido, no era mi intención-…- lo interrumpí.
-
No eso- bufé- O sea sí, pero no
precisamente en el malentendido sino…- me apené. ¿Por qué le seguía dando
vueltas al tema y justamente con él? Quería pegarme.
-
¿Sino…?- tragué grueso, ahora no podía
echarme atrás… ni quería. Ya que lo había verbalizado ahora terminaría.
-
En que no es verdad. No me da asco
pensar en besar a otro hombre… al fin y al cabo sería hipócrita decir eso si
nunca lo intenté ¿verdad?- intenté sonar divertido pero mi voz me traicionaba,
incluso mis manos habían empezado a sudar. ¿Por qué me estaba exponiendo de esa
forma?- Agh no debería decir estas cosas…- mascullé más para mí mismo que para
él.
-
No me molesta, al contrario, me
agrada la gente honesta- lo escuché reír sutilmente y eso me hizo sentir algo
más calmado, temía que se asustara por lo que acababa de decir- ¿Y eso te
incomoda?-
-
No es que me incomode…-
-
¿Te genera curiosidad?- abrí mis
ojos y boca sorprendido, ojalá no pudiese ver mi expresión en la oscuridad-
¿Si?-
-
A-ah… Em… Bueno… Tal vez, un poco… O
sea…- rió- ¡No te rías!- sin querer elevé la voz, él me chistó indicando que
hiciera silencio- No te rías…- repetí entre dientes.
-
No te estoy juzgando… fue solo una
pregunta.
De
alguna forma hablar con Yukihiro se sentía cómodo a pesar de que pocas veces
nos habíamos visto y siquiera éramos amigos. Incluso esto, que es un tema que
seguramente me habría costado tratar seriamente con Sakura, con él podía
sentirme… a gusto, no temía que se comportara de forma grosera, no parecía ser
ese tipo de gente:
-
¿Nunca te generó curiosidad?- me
atreví a preguntar.
-
No la verdad-
-
Entiendo…-
-
Pero no es que esté negado a la idea
tampoco- me sorprendí.
-
¿A qué te refieres?-
-
A que si… quizá, en algún momento
aparece alguien que me resulte lo suficientemente interesante o… alguien haga
que se me figure atractiva la idea de intentarlo, probablemente tome la
oportunidad- quedé perplejo. ¿Cómo podía decirlo tan seguro? A mi hasta me daba
miedo pensar en inocentes besos.
-
Que valiente eres- dije seriamente,
tanto que lo hizo reír nuevamente, entonces me percaté de que rara vez lo había
visto o incluso escuchado reír de aquella manera - Parece que te doy gracia- me
auto halagué, él no respondió.
Como
nos quedamos en silencio un tiempo luego de esa charla supuse que allí
terminaría nuestra interacción, entonces me propuse darme la vuelta para
intentar dormir nuevamente. Sin embargo cuando hice el amague a darme la vuelta
volví a escuchar su voz:
-
¿Puedo preguntar por qué sentiste
curiosidad por ello?- volví a mi posición y pensé un instante. No podía
responderle con sinceridad, estaría exponiendo a mis compañeros.
-
Pues… he visto que cada vez es más
frecuente ese tipo de relaciones, simplemente intenté encontrarle lo genial a
la idea- suspiré- ¿Tú qué crees?-
-
No creo que sea muy diferente en
cuanto a besar… pero ya hablando de tener relaciones… no se me hace que fluya
tan naturalmente como con una mujer-
-
¿Tú dices?- parpadeé un par de veces
con la vista fija en el tejado aunque solo percibía oscuridad en su mayoría.
-
Tal vez… es solo mi percepción-
Dándole
la vuelta a sus palabras, llegué a la conclusión de que en realidad él tenía
razón, no había motivos para cerrarse a la idea si se presentaba la
oportunidad, solo era necesario encontrar una persona con la que sentirse en
confianza para ello y que realmente me hiciera ese “click”. Entonces volví a
girar la cabeza en su dirección recordando
cómo minutos atrás me había sentido tentado por sus labios cuando lo creí
dormido. Tragué grueso:
-
¿Nunca sentiste siquiera las ganas de besar a
otro hombre?- tardó en responder.
-
Me desconciertas. Hace pocos minutos
estabas ofendido porque sugerí que fueras homosexual, y ahora me preguntas
esto- rió ligeramente.
-
No me ofendí solo-…-
-
Tal vez- me interrumpió- ¿Tú?- los
nervios crecían rápidamente, sentí mi corazón empezar a latir con fuerza.
-
Quizá- cerré una de mis manos en
puño armándome de valor. Respiré hondo.
-
¿Te gustaría intentarlo?- y olvidé
exhalar. Me quedé helado. Desconcertado con su pregunta lo miré sin lograr
articular palabra alguna- No te enojes fue-…
Sin
pensármelo dos veces reaccioné tomando la oportunidad.
Me
recargué en la cama y colocándome apenas sobre él lo besé impulsivamente. Pero
no de la forma en que muchas veces lo había hecho con mujeres ya, esta vez
habían nervios y adrenalina de por medio. Fue un beso corto, extremadamente tímido:
-
…no fue tan malo, ¿verdad?-
masculló.
-
Eso creo…- mis latidos resonaban en
mis oídos.
-
Cálmate, no diré una sola palabra
sobre esto ni lo que hablamos si te preocupa- negué con la cabeza- ¿Entonces?-
-
¿Podemos?- con la luz que entraba de
afuera pude ver cómo me miraba sorprendido. Ni yo mismo entendía qué estaba
haciendo, pero estaba seguro de que necesitaba hacerlo.
-
¿Podemos qué?-
-
Ya sabes- mi voz me traicionaba-
Necesito sacarme esta idea de la cabeza y tú… me agradas, me haces sentir en
confianza…- no respondió. Quizá y hasta se había espantado- Lo siento lo siento
lo siento, no sé ni qué estoy haciendo, debo parecer desesperado…- me disculpé
volviendo a mi lugar, pero entonces sujetó uno de mis brazos tironeando
ligeramente, sentí sus brazos rodear mi cuello y sus labios sobre los
míos nuevamente, dejándome atontado.
A
diferencia de mí él no parecía tener miedo de explorar, lo cual me hizo dudar
por un instante si no me había mentido al respecto. Los besos que habían
empezado tímidos poco a poco se volvieron más intensos, pero yo aún me sentía
inhibido, por lo que me costaba seguirle el ritmo:
-
No pareces seguro de esto- susurró-
No te fuerces a hacer algo que no quieres-
-
P-pero si quiero, es solo que...-
mordí mi labio inferior. Tenía miedo y me sentía ridículo por ello, pero no
necesitaba decirlo, tenía que afrontarlo. Lo besé dispuesto a disfrutar del
contacto como haría con cualquier mujer e intenté dejarme llevar por las sensaciones
enfocándome en ellas plenamente.
Yukihiro
tenía los labios delgados aunque de igual forma se sentían suaves. Lentamente
bajó sus brazos hasta descansar una de sus manos sobre mi nuca, donde el tacto
de sus fríos dedos me causó escalofríos:
-
Lo siento…- negué restándole importancia.
Queriendo
atreverme aún más, tímidamente intenté profundizar más el beso buscando su
lengua con la mía, pero al mínimo roce rápidamente se separó de mí, sin embargo
me sostuvo la mirada. No dijo nada, fue solo un cruce de miradas silencioso de
escasos segundos en el que entendí, me daba permiso para continuar.
En
el fondo agradecí fuese él quien estuviese conmigo en esto.
Estábamos
tan nerviosos ambos que nuestras lenguas se rozaban de forma que parecía nunca
hubiésemos besado a nadie en nuestras vidas. Poco a poco dejé de sentir miedo,
al fin y al cabo ambos estábamos en las mismas. Me permití tomar su rostro con
mis manos mientras nos besábamos aunque él no opuso resistencia, al contrario,
se dejaba hacer, lo cual me indicaba que algo de confianza debía tenerme
teniendo en cuenta lo que había dicho antes. Me sorprendí a mí mismo contento
con la idea de que así fuese.
Pretendiendo
llegar más lejos, me tomé el atrevimiento de dar un paso más allá y ver cómo
reaccionaba a ello. Entonces de sus labios pasé a besar su mejilla, y nervioso
pero decidido suavemente me dediqué a besar su cuello hasta llegar a su
clavícula. Sentí sus manos pasarse y aferrarse a mi espalda:
-
¿Puedo?- tomé su playera
levantándola un poco para que entendiera qué quería hacer. Asintió.
Y
eso fue lo primero que me chocó un poco.
Al
ser baterista y ya de por sí tener una contextura muy delgada, Yukihiro
tenía un físico bastante marcado, por ende no había forma de que pudiese
compararlo con el de una mujer:
-
¿Ya te arrepentiste?- sonó
divertido.
-
Aún no- me deshice de mi playera también
dispuesto a reafirmar mi postura y con una mano en su nuca volviendo a besarlo,
lo obligué a que se recostara recargándome por completo sobre él.
El
rose de nuestros cuerpos no se sentía nada, nada parecido a cuando tocaba a una
chica, aunque obviamente lo esperaba. Sus brazos eran firmes, era incluso más
delgado que muchas chicas con las que había estado por lo cual no tenía curvas,
y todos sus músculos estaban bien definidos. Quizá lo único suave en él era la
textura de sus labios. Pero para mi sorpresa…:
-
Mm…- escuché una queja de su parte
morir en nuestras bocas cuando notó mi entrepierna frotándose contra su cuerpo.
Al romper el beso bajó evidentemente la vista en aquella dirección. Me apené.
Al
parecer no me desagradaba para nada su masculinidad, era todo lo contrario:
-
No digas nada- mascullé bajando la
mirada.
-
¿Acaso no era esta la respuesta que
buscabas?- bufé. Lo escuché reír apenas- Podemos parar aquí si quieres, ya
conseguiste lo que querías- lo miré incrédulo. ¿Me iba a dejar así?
-
¡Claro que no!- me chistó nuevamente
para que bajara la voz- Quiero terminar… Además tú también estás igual- dije acusador frotando mi cadera con la suya insinuantemente sonriendo de lado. Sentí sus manos tomar
firmemente mis caderas repitiendo el acto.
-
Como quieras- me gustaba que fuera
tan decidido, eso era raro conseguirlo en una mujer.
A
este punto nos sentíamos más sueltos y decididos a terminar con lo que habíamos
empezado. Sin dar más vueltas me desabroché y bajé el pantalón e hice lo mismo
con el suyo arrastrando nuestras ropas interiores en el proceso:
-
¿Tienes condones?-
-
No aquí. No te la meteré, no te
preocupes- frunció el entrecejo.
-
No pensaba dejarte tampoco. Pero no
lo decía por eso-
-
No tengo nada, lo juro- besé su
cuello mordiéndolo ligeramente.
-
¿Debería creerte?- lo besé al mismo
tiempo que froté mi entrepierna con la suya.
Sus manos se sujetaron a mi
espalda baja aferrándose, lo que tomé como afirmación.
Otra
sensación chocante, y es que era la primera vez que sentía la erección de otro
hombre. Si bien no me resultaba desagradable, ahora si me inhibía:
-
¿Ahora sí te arrepientes?- lo miré
sin responder- ¿Quieres parar?- su voz sonaba afectada por la excitación, no
quería que nos quedáramos así, pero tampoco sabía cómo continuar.
-
Continúa tú- dije sin pensar.
Escuché su garganta tragar con dificultad.
-
¿Estás seguro?-
-
Seguro-
Con
una de sus manos tomó mi mentón obligándome a besarlo y segundos después sentí
la otra tomar mi erección comenzando a masturbarme. Empezó lentamente
estimulándome aún más de lo que ya estaba hasta que gradualmente comenzó a ser
más intenso, era la primera vez que realmente sentía tan bien que me
masturbaran:
-
Ah…- suspiré alejándome de su boca
ocultando el rostro en el hueco entre su hombro y cuello. Deposité ligeros
besos en las zonas cercanas a mi boca pensando en que no era justo que solo yo estuviera disfrutándolo.
Intenté
masturbarlo pensando en lo que haría si me lo estuviese haciendo yo mismo, cosa
que al parecer funcionaba:
-
Mm…- respiraba agitado. Con su mano
libre sujetaba mi nuca.
-
¿Se siente bien?-
-
¿Qué clase de pregunta es esa?-
balbuceó. Reí agitado también.
Recobrando
mi postura tomé ambas erecciones y comencé a frotarlas en tanto seguía
masturbándonos. Me mordí el labio inferior, no podía creer que se sintiera tan
bien el simple hecho de masturbarnos mutuamente:
-
Mm…- suspiró clavando sus dedos en
mi omóplato.
-
Aaahh…- me besó ahogando mi gemido
en nuestras bocas buscando enredar mi lengua con la suya. Sentirlo urgido hizo
que me excitara aún más.
Moví
mi mano con necesidad haciendo presión en las zonas donde creía podía
resultarle más placentero y moví mi cadera frotándome contra la suya, a lo que
él respondió de la misma forma. Se abrazó a mí con fuerza ocultando su rostro
en mi cuello donde lo escuché ahogar un sonoro gemido, y en un instante sentí
mi mano y abdomen húmedos. Se había corrido, y yo junto a él al sentir sus
dedos clavarse en mi espalda.
Me
separé de él sintiendo la necesidad de aire, aún así casi de manera inconsciente
mantuve mi brazo alrededor de su cintura.
-¿Estás
bien? – le pregunté aún agitado al notar su silencio.
-
Mm... – respondió algo adormecido. Sonreí enternecido para mi sorpresa y volví a
apoyar la cabeza en la almohada solo… dejándome ir.