lunes, 6 de mayo de 2019

Matices - Capítulo 23: Finito



Hyde

Llegue a casa, ignoré el saludo usual de Samurai y subí a mi habitación.

Me lancé a la cama escondiendo el rostro en la almohada, y en menos de tres segundos comencé a ahogar el llanto en ellas sin entender qué era lo que había ocurrido, pero sintiendo el corazón sumamente pesado y herido. ¿Se avergonzaba de mí? ¿Por qué solo se comportaba lindo conmigo cuando estábamos solos? Mi cabeza se llenó de preguntas… ¿Se casaría aún luego de decir que yo le gustaba? Entonces caí en la idea de que la atracción por mi probablemente fuera una ridiculez en comparación a sus sentimientos e historia con su novia.

Quería a Sakura, lo quería, lo quería mucho, por eso lloraba, porque tenía miedo de lo que estaba ocurriendo. Estaba haciendo de su persona una necesidad para mí.

“El parece no preferir mi compañía; primero la salida con Ken-chan, luego esta… es como si las veces que estuviera conmigo es porque es la única opción”, mi mente comenzó a divagar en ideas dolorosas pero que tenían sentido para mí.

Yo no tenía nada para retenerlo… ni siquiera podía hablar. Pero quería tanto su compañía… Lloré con más fuerza mientras mi gato se acomodaba junto a mi regazo.

 “Ahora entiendo porqué mamá decía que cuando uno se enamoraba sufría mucho…”

Acaricie a Samurai mientras amasaba mi estómago y lo miré; “Papá lo siente por estar triste”, le quise decir, pero no salía nada de mi boca. Por eso nadie me prefería, porque nada salía de mí.

Los minutos pasaron mientras los miedos me martillaban la conciencia, ¿era posible sentirse más pequeño? Afortunadamente los ronroneos de Samurái eran un consuelo, me hacía sentir querido, y sentía que por él debía calmarme. Mamá decía que los gatos absorbían energías y yo no quería que él absorbiera nada malo de mí o después su cuerpo pequeño podría enfermar, temía que mi amigo sufriera por mi culpa. Yo debía cuidarlo, así que sequé mis lágrimas y lo acaricié por largo rato.

Estaba ya más tranquilo pero aún tirado en la cama cuando tocaron la puerta de casa, curioso bajé sin saber quién podía ser a esas horas.

“Tal vez Sakura ya regresó”, pensé más animado, pero deseché la idea en cuanto recordé que él tenía llaves. Abría la puerta sin saber que esperar, y me arrepentí de haberlo hecho en cuanto lo vi.

-          Hyde, me enteré de que hoy estabas solo y quise traer algo para cenar – Oishi me miraba como si me pudiera devorar con los ojos. Traía consigo evidentemente una bolsa de comida rápida, se me endureció el estómago en cuanto lo vi - ¿Qué pasa? ¿Estábas llorando? -  negué con la cabeza y me planté con fuerza en la puerta, impidiendo que entrara aunque lo intentara – No pareces estar bien… puedo quedarme haciéndote compañía – intentó sugerir de forma amable, negué con la cabeza mirando al suelo.
“Vete, por favor, vete”, suplicaba en mi mente.

-          Ya veo… no tienes cara de dejarme entrar… pero está bien, te daré tiempo. Tampoco me gustas tanto cuando tienes esa cara, pero ten, toma esto. Cena bien por favor. Debo cuidar de ti ahora que soy tu manager.
Recibí la comida pensando en que eso haría que se fuera más rápido. Entonces se agachó un poco y depositó un beso húmedo en mi mejilla a pesar de que moví el rostro lo suficiente para dejarle en claro que no quería recibir su beso. Cuando se alejó, me picaba la saliva que había dejado en mi rostro, pero no moví el brazo para limpiarla. Caminó hasta su auto y solo entonces levanté la mirada, me lanzó un beso a la distancia y se fue sin decir nada más. ¿Se podía ser más descarado? Cerré la puerta con fuerza colocándole el seguro, sintiendo el corazón latir a mil por hora.

“Asco, asco, asco”, pensé limpiándome la mejilla. Fui hasta la cocina y con la esponja lavavajillas me limpie el rostro, queriendo sacar toda evidencia de él de mi cara. Odiaba a Oishi, y le temía tanto que eso solo me hacía odiarlo más, por lo inútil que me hacía sentir al no poder hacer nada con respecto a él.


En algún punto de la noche debí dormirme, desperté ahogado por un líquido en mi garganta. Me levanté rápidamente haciendo caer a Samurai en la cama, corrí al baño y vomité. Cada vez que lloraba o me angustiaba ocurría lo mismo, vomitaba. Vomité toda la comida del día y solo pude detenerme cuando no quedaba nada más en mí. Allí me quedé tendido un rato, hasta que recuperé la fuerza suficiente para ponerme de pie y lavarme los dientes.

Respiré con dificultad… Hacía tanto tiempo que no me ocurrían esas crisis… Debía calmarme o pondría mi salud en peligro en medio de un momento en que necesitaba estar fuerte.

“No debes dejar que lo que ocurra con Sakura te altere”, le dije al Hideto del espejo.

“Tú puedes ser fuerte”, ni en mi mente lograba sonar con seguridad, más parecía suplicarme a mi mismo dejar de sentirme de aquella manera. Pero no sabía cómo.
Cansado, volví a tenderme en la cama. Allí llegó otra vez Samurai, dispuesto a hacerme compañía… Me esforcé por moverme para acariciarlo y prometerle que estaría bien, que solo debía descansar el cuerpo y el corazón, y al siguiente día, ya estaría un poco mejor…





Por la mañana salí de casa sin desayunar, sentía el estómago aún revuelto. Llevé puestas gafas de sol, los parpados hinchados me pesaban. Realicé el camino al estudio tal cual lo había hecho muchas veces solo antes de que Sakura apareciera en mi vida, pero por alguna razón me sentí sumamente solo, el viaje en bus, que solía gustarme, me estaba siendo desagradable.

Lo extrañaba… en mi mente no dejaba de preguntarme si él estaría bien, si habría comido, si habría dormido, también quería saber porqué había preferido no llegar a casa. Me sentía rechazado, y aunque era un sentimiento al que me creí acostumbrado, la verdad era que me dolía más de lo usual.

Al llegar al estudio, él aun no llegaba.

-¿Estás bien? – me preguntó Tetsuya en cuanto me vio, asentí en su dirección. Ken también me observó curioso pero me dio mi espacio. – Sakura viene con retraso parece – a pesar de que intentó que su tono no sonara molesto, no pasó desapercibido para Ken y para mí que si lo estaba – Avancemos con Be destined y Entichers, luego podremos pulir las otras.
Nadie le discutió y nos pusimos manos a la obra. Ya habíamos aprendido a utilizar el equipo, aunque cada vez descubríamos más y más cosas que podíamos realizar con el ecualizador. Ken-chan se divertía con las mezclas, Tetsuya era más precavido a no gastar tanta cinta mientras que, a mí, la verdad no me importaba mucho lo que hicieran, quería irme a casa a descansar, el estómago me dolía.  Pasaron alrededor de dos horas y Sakura no llegó, comencé a preocuparme, aunque el resto de los chicos parecía no darle demasiada importancia.  Sintiéndome lejano al contexto de ellos entretenidos con el equipo, me quité las gafas sintiendo un poco de ardor en los ojos. Salí a comprar cigarros para hacerme más llevadero el día, ninguno de ellos me dio atención en cuanto salí.

Tuve cuidado en pasar por fuera de la oficina de Oishi en el primer piso para no cometer el mismo error que la vez pasada, pero logré que no me viera. Llovía ligeramente en cuanto salí del edificio, sin embargo eran aquellas gotas que al caer suavemente parecían acariciar el rostro, disfrutaba aquellas sensaciones, tanto que en cuanto compré la cajetilla me quede parado recibiéndolas agradecido.

De pronto sentí unas manos cubrir mis ojos, dándome un buen susto.

-          Adivina quién soy – dijo suavemente en mi oído la voz que yo estaba extrañando. Toqué sus manos en mi rostro buscando colocar las mías sobre las suyas entrelazando los dedos, fue la única forma en que pude hacerle notar que sabía quién era, pero entonces él las retiró con prisa de manera brusca, como si el tacto de nuestras manos no le gustara. La idea me formó un nudo en la garganta.
Volteé a mirarlo y me encontré con su sonrisa picara. Se veía bien, mi pecho sintió un poco de calor que ya estaba necesitando e intenté respirar mejor para sopesar el mal sabor del nudo en la garganta. Junto a él había un chico alto, un poco más alto que Sakura, tenía una cabellera larga con rizos, de color rubio rojizo. Lo miré extrañado, me sentí pequeño.

-          Hide, él es Tetsu Takano, él amigo con quien me escuchaste hablar por teléfono el otro día – me presentó. Su nombre sonaba familiar pero no podía recordar porqué, agaché la cabeza en señal de saludo pero él estiró la mano para estrecharla con la mía.
-          Sakura me habló mucho de ti – dijo de forma amigable, al parecer sabía que yo no le podía responder, solo sonrió sin esperar que yo dijera algo. Sakura pareció ligeramente incómodo por su comentario.  – Lo lamento por traerlo tan tarde, me acompañó a hacer algunas compras y nos tardamos – levantó las bolsas mostrándomelas como prueba de lo que decía, en ella estaban escritas las marcas, todas eran tiendas femeninas.
-          Se tardó mucho en elegir… - Sakura siguió la mirada de mis ojos y notó que me fijaba en el nombre de las bolsas - Tetsu es un travesti en el escenario – me explicó. Lo miré con los ojos muy abiertos, si bien yo era femenino jamás había pensando en comprar ropa en tiendas de lencería.
-          Es verdad, pero no soy un travesti, al menos mi vida privada la llevó con bastante masculinidad – le respondió en tono bromista haciendo a Sakura abrir la boca por lo que había dicho. Por la reacción de Sakura, entendí que su amigo estaba enterado de todo, sabía lo que ocurría entre nosotros dos, me ruboricé en cuanto lo noté. ¿Sakura le había contado? ¿Por qué? 
-          Ya cállate… - le susurró Sakura con mala cara, pero notaba que realmente no estaba molesto. El amigo rió despacio y le dio un codazo ligeramente divertido. Por alguna razón sentí que se miraron de forma significativa, como si ambos supieran secretos del otro. Me picaron los celos.
-          Bien, ya debo irme. Sakura fue un gusto verte, llámame en cuanto llegues a Tokio, podríamos salir todos juntos.
-          Claro – el chico tendió su mano hacía mi buscando despedirse de mí también, de forma torpe lo hice, no estaba acostumbrado a ser tratado tan amistosamente por un desconocido,  pero él sonrió sincero. Parecía una buena persona. Luego solo se marchó. Tenía una forma de caminar que denotaba mucha seguridad, similar a la de Sakura. De pronto nos quedamos solos y sentí miedo, analizar su rechazo en la soledad de mi habitación era una cosa, pero sentirla en persona era otra…
-          ¿Fumamos un cigarro antes de entrar? Aunque supongo que Tet-chan está molesto por mi tardanza – levanté los hombros quitándole importancia, nada me importaba menos que los enfados diarios de nuestro líder. Nos apoyamos en un árbol en la orilla de la vereda, me rasqué las manos sin que lo notara, estaba muy nervioso, mi postura contrastaba con la de él. Volví a encender un cigarrillo mientras él encendía otro, cuando sentí su mirada escondí mis ojos de él – Aaah… llevaba toda la mañana sin fumar y con el frio que hace moría de ganas por uno… -  me dijo pero no podía mirarlo, me sentía expuesto, quería esconderme - Hide -  me llamó – Ey, mírame – chasqueé la boca pero lo miré – Tus ojos están muy hinchados, ¿ocurrió algo? – abrí la boca como si pudiera responderle, casi me reí de mi mismo por olvidar que no podía hacerlo, aquello solo me ocurría por él. Sakura pareció entenderlo y me miró con lástima.
“Lo que me faltaba… que me tuviera lástima.”
Le sonreí usando mi fuerza de voluntad para aparentar que no ocurría nada, que no había pensado en él todo el tiempo o que tenía miedo, no dejaría que se diera cuenta.

-          Estás… raro – comentó, luego se perdió observando la calle con el ceño fruncido, concentrado en quizá qué, solo allí lo miré apenado. Su cercanía me dolía si lo sentía rechazarme. De pronto pisó lo que quedaba de su cigarro en el suelo y entró al edificio sin siquiera esperarme.
“¿Por qué está actuando de esa forma conmigo?”, toda la consideración que le había visto los días anteriores pareció desaparecer. Lo vi ya dentro del edificio, curioso, parecía esperarme, pero luego de que no me moví subió sin mí dejándome claro que estaba acostumbrado a que yo lo siguiera sin que él me lo pidiera.

Encendí otro cigarrillo.

“¿Para eso quería que llegara? ¿Por qué estaba tan preocupado por él? Ahora lo único que quiero es irme a casa, sin él.”, gruñí para mí mismo.



La tarde avanzó lenta. Tetsuya estaba de mal humor, Ken y Sakura eran los únicos que hacían bromas, y yo puse todo mi esfuerzo en ignorarlos y mantenerme lejos, pero no pude hacerlo en el momento en que Sakura entró a grabar su parte de dos canciones. La manera en la que se concentraba tocando batería, la forma en que cerraba los ojos sintiendo la música, como su cuerpo seguía el compas rítmico, era digno de observar. Sentía que podía verlo tocar todo el día.
-          Sakura es increíble – comentó Ken.
-          Tú también lo eres – le dijo de pronto Tet-chan.
-          Tú también Tet-chan y Hide, digo Hyde, también. – sonreí en su dirección. Ese sentimiento de admiración mutuo entre nosotros  que había surgido dentro de ese estudio me parecía algo para atesorar, deseé que nunca dejaran de sentir seguridad en mí como yo en ellos. – Solo esta y habrá que pulir y estaremos, ¿no?
-          Si.
Los miré, ya faltaba poco… luego no sabría qué pasaría, no sabría qué haría Oishi…

-          Hyde, ¿podrías volver a grabar las segundas voces por favor? Siento que no tienen el tono adecuado, es decir… están buenas pero no perfectas. – asentí de inmediato y me metí en el estudio en cuanto Sakura salió, a pesar de que pasamos él uno al lado del otro, no volteó a mirarme. Me regañaba a cada momento a mi mismo por continuar a la espera de alguna señal de su parte.

Estaba cantando inspirado con los ojos cerrados cuando la música de mis audífonos se detuvo.

“Oh, ¿qué paso?”, me pregunté, pero en cuanto abrí los ojos lo deduje, se había ido la luz. A tientas dejé la sala de grabación para ir a la sala en donde estaban los chicos.

-          No puede ser… - Tetsuya se quejaba mientras Sakura sostenía el encendedor alumbrando el lugar – No terminaremos hoy, no terminaremos hoy… - se repitió con cierta desesperación.
-          Calma, si realmente no vuelve la luz en un momento nos tendrán que dar otro día para entregar, no te estreses tanto Tet-chan. – Ken le habló en un tono algo enfadado, fue en tal modo su brusquedad para hablar que nadie agregó nada.
-          Iré a averiguar que sucedió… - Sakura se puso de pie indicándome con la mano que lo acompañara, pero lo ignoré como él me había ignorado todo el día en el estudio. Frunció el ceño de forma molesta, se giró y se fue solo. Noté que Ken-chan nos miraba curioso, pero también lo ignoré.
No estaba de ánimos, ya no solo me dolía el estomago, también me dolía la cabeza. Luego de alrededor de quince minutos de quejas en voz baja por parte de Tetsu y de Ken que se quemaba el dedo a ratos con el encendedor, apareció Sakura para informar que había sido un accidente automovilístico el que causó la falla de electricidad, pero que la empresa tenía generadores privados y ya los estaban conectando, solo teníamos que esperar otro rato más. Trajo consigo también un par de velas. Tetsuya en sus nervios se bebió una botella de jugo completa de un solo sorbo, mientras tanto Sakura me miraba entre molesto y herido en el sofá más alejado, el silencio era incómodo.
-          Así que mi departamento nuevo tiene muchos privilegios, como esa vecina de la que te contaba, esta para uuf… - Ken se revolvió como un perro mojado. A pesar de que le hablaba a Sakura, él ni siquiera lo miraba.
-          Juguemos a algo… - sugirió Tet-chan mientras miraba la botella en su mano, movía la mesa de centro y se sentaba en el sofá, pidiéndole a Sakura sentarse más cerca para lo que fuera que quisiera hacer - Vamos a hacer rodar la botella, a quien apunte es quien debe responder una pregunta – Tet-chan parecía emocionado. Yo presioné mi libreta en mis manos un poco nervioso, no era bueno confesando nada, ni en letras. Temía qué pudieran preguntar.

-          ¿Eso no es verdad o reto? ¿Y el reto? –  preguntó Ken aburrido.
-          No habrá reto, que tú te pones a inventar aventuras que terminaran con alguno de nosotros muerto o en la cárcel. Bien, comencemos – Sakura fue por una cerveza a la nevera de la sala antes de sentarse. Oishi no lo sabía pero él y Ken la habían llenado de cervezas.  Tetsuya giró la botella, que al detenerse de forma lenta comenzó a ponerme nervioso. ¿Qué me preguntarían si me tocaba a mí? ¿Algo que no podía contar? De pronto se detuvo apuntando al lugar de Ken-chan, yo suspiré aliviado.
-          Bien, ¿alguien quiere hacerle una pregunta a Ken-chan? – Sakura contestó.
-          Yo, ¿a qué edad tuviste sexo por primera vez?
-          Oh, vamos a hacer ese tipo de preguntas – rió – Dame una cerveza entonces. – Tetsuya rió y fue él quien le llevo una cerveza y otra para mí. – A los 17 años, con una prima.
-          ¡Fuaa! – reaccionó Tetsuya por mí, que también miraba a Ken-chan horrorizado.
-          ¿Qué? – preguntó Sakura riéndose – Con razón…
-          ¿Con razón qué? – pregunté Ken riéndose.
-          Siempre supe que eras un trastornado. ¿Qué tus padres no te dijeron que eso no estaba bien?
-          Creo que si se hubieran enterado hubiera estado en un grave problema… sobre todo porque…
-          No, no, yo no quiero saber más, sigamos por favor – Tet-chan comenzó a girar la botella nuevamente, en cuanto se detuvo lo apuntó a él.
-          Yo – pidió Ken - ¿Tienes algún amor frustrado?
-          ¿Frustrado? – repitió Tetsu con cara de confusión.
-          Si, si es que te has enamorado de alguien con quien no pudieras tener nada… - Ken explicó algo impaciente, observé a Sakura que estaba mirando con un gesto extraño a Tetsuya, entonces volteé a mirarlo también y me encontré con los ojos de Tet-chan clavados en los míos, con casi la misma expresión que Sakura. ¿Por qué? – Eh… si… todos tenemos a alguien así, ¿no?
-          Pero, ¿quién es? – insistió Ken.
-          No te lo diré porque conoces a esa persona, no me arriesgaré a esa humillación – Tetsuya se rió intentando aligerar el ambiente, pero no paso desapercibido para mí que estaba nervioso. – Bien, continuemos.
-          No, no, no es justo, no has contestado – Ken tomó la botella y Sakura intervino intentando controlar la situación.
-          Si no quieres contestar eso, al menos déjame cambiar la pregunta de Ken.
-          Si, al menos déjalo cambiar mi pregunta – insistió en tono infantil Ken-chan. Sakura se rió al escucharlo repetir toda la oración.
-          En este momento, ¿aún estas enamorado de ese amor imposible? – Sakura parecía realmente interesado en la respuesta, Ken lo aduló irónicamente.
-          Oh, buena pregunta, no sabemos de quién habla pero nos interesa la tortura de Tetsuya. – Sakura y Tet-chan se miraron a los ojos de forma significativa unos segundos. ¿Sakura sabía de quién estába enamorado Tetsuya?
-          Si.- contestó finalmente en tono ronco, afectado. Lo miré con pesar, estiré mi mano y palpé su espalda en señal de apoyo. – Continuemos jugando. – giró la botella pestañando de forma extraña, sentí el ambiente un poco más denso. Esta vez la botella apuntó a Sakura.
-          Yo pregunto – saltó Ken nuevamente, Sakura lo miró con una sonrisa a la espera.
-          Pero nada de preguntas deprimentes – le exigió Tetsuya.
-          No, no… Esto… considerando el ambiente en el que te mueves, realmente quiero preguntar esto. ¿En el ambiente de famosos en Tokio, hay tanta droga como se dice que hay? – lo miré impresionado, esa era una buena pregunta, yo también quería saber eso, siempre veíamos en televisión la vida de excesos que tenían algunos artistas y que solía llevarlos a escenarios no deseados para nadie.
-          Hum bueno, si… es decir, se hace algo… normal de ver en cada fiesta.
-          ¿Tú las has probado? – preguntó Tetsuya realmente preocupado. Yo también me uní a su preocupación y miré a Sakura a la espera de su respuesta, que tardó en decir.
-          Si… - admitió con algo de pena - Aunque no es algo que haga ahora – agregó.
-          ¿De verdad? ¿Cuáles usaste? – Ken parecía más emocionado, Tetsuya le dio un codazo – Lo siento, es que quiero saber si son como dicen que son.
-          No te vuelves loco como en televisión te hacen creer – rió con amargura contestando la pregunta – Algunas relajan, otras calman, otras te dan una sensación de adrenalina constante… en general te nublan la cabeza, todas ellas, pero ya saben, no dejan de ser peligrosas… - asentimos todos a sus últimas palabras. Ahora el ambiente parecía ser aún más sombrio.
-          Ahora Hyde – dijo Ken, lo miré asustado, ni siquiera habían girado la botella. Negué con la cabeza no era justo – Eres el único que falta. – seguí negando con la cabeza.
-          Vamos Hyde, solo será una pregunta – Tetsu alentó a Ken y lo miré con ojos suplicantes. – Además yo si quiero saber algo.
¿Eh? Temí que me preguntaran por algo que no podía responder… tenía muchos secretos que no hablaba ni conmigo mismo.

-          ¿Te gusta alguien? – preguntó Tetsuya. ¿Esa sería la pregunta? Me sentí aliviado. Miré la mesa avergonzado, de todas formas no me sería fácil responder con él allí.
-          Vamos enano, solo asiente si te gusta alguien, no es como si pudieras decirnos quién, o dudo que nos lo dirías por más que insistiésemos. – suspiré y asentí. 
-          ¿Sí? – Pregunto Tetsu, parecía sorprendido, volví a asentir. Evité mirar a Sakura pero si miré a Ken que tenía un rostro con una expresión soberbia, como si él supiera de quien hablaba. Me mordí la parte inferior de la mejilla, lo miré mientras él hacía otra pregunta.
-          ¿Y ya has besado a esa persona? – ni siquiera había terminado de preguntar cuando noté el calor en mis mejillas.
-          ¡Está rojo! Si la ha besado… te las traes Hyde. – suspiré avergonzado, ni pude mirar a Sakura… debía sentir vergüenza de mí también.  En ese momento la luz volvió y fue sumamente evidente y vergonzoso para mí que vieran mi rostro rojo, se rieron con más ganas, pero dejaron de molestarme ya que estábamos atrasados con el trabajo.

Oishi nos miraba sumamente concentrado mientras los últimos tonos de la última canción elegida en ese momento inundaban el estudio.

-          Buen trabajo – dijo finalmente en cuanto terminó.

-          ¡Yeeey! – Tetsuya aplaudió emocionado y me uní a él. Sakura me miró de una manera cálida por primera vez en el día y cuando creí que tal vez era mi imaginación, me sonrió, ¿qué había cambiado? Tetsuya comenzó a hablar sobre el orden de las canciones y las modificaciones que no habíamos podido realizar, Sakura se acercó y se sentó cerca de mí, aproveché para escribirle algo en la libreta:

“¿Por qué me miras así?”

No pude evitar preguntarle, me había mortificado todo el día por un poco de atención de su parte.

“Me enternecí”, confesó en letras en mi libreta. Baje la mirada y sonreí… ¿Cómo aquello no me haría feliz?

-          Cambiaré el orden de las canciones, solo eso haré sin ustedes.  – Oishi comenzó a arreglar una carpeta anotando números y códigos de los demos.

-          ¿Por qué? – Ken parecía decepcionado.

-          Porque no se escuchan bien como las ordenaron.

-          De todas maneras – le calmó Sakura – Es solo un detalle, considerando que es la primera vez que grabamos un disco, es lo de menos, supongo que nos enteraremos de los cambios cuando estén los productores.

-          Eso lo conversaremos dentro de tres días, enviaré esto a Tokio. El lunes los quiero aquí a primera hora y les informaré los próximos pasos, si grabaran con los productores aquí o en la capital, aún no lo sé.

-          Como sea, estamos abiertos a todas las posibilidades – le aseguró Tetsuya.

-          Haré lo posible por conseguir un buen resultado para ustedes – dijo Oishi mirándome a mí, haciéndome erizar el cabello de la nuca. – Bien, eso es todo, los llamaré.

-          Buenas noches – se despidió Ken-chan de él.

En cuanto Oishi nos dejó solos nos reímos los cuatro, como si de aquella forma soltáramos la presión que habíamos guardado todo el día. Nos dimos un apretón de manos y los chicos comenzaron a recoger sus cosas, Sakura y yo los miramos extrañados, era temprano comparado con el horario de salida habitual.

-          Nosotros nos tenemos que ir, tenemos un cumpleaños, tal vez les gustaría venir – Tetsuya nos invitó con esperanzas en los ojos. Sabía bien que yo no tenía ganas de ir, pero estaba seguro de que Sakura si iría.

-          Yo paso por hoy – dijo de pronto sorprendiéndonos a todos – Anoche no dormí muy bien y estoy cansado.

-          Ah… está bien. Hyde supongo que tu tampoco… - negué con la cabeza, aunque si me detuve un segundo a pensarlo, no quería estar a solas con Sakura, no quería sentir su rechazo, menos en mi propia casa, pero tampoco me sentía bien para ser ignorado entre un montón de borrachos.  Tetsuya suspiró – Bueno, pero mañana celebraremos esto, la primera etapa acabó antes de lo esperado – por alguna razón la sonrisa sincera de Tet-chan no pareció hacernos feliz a nosotros. Me miró extraño, tomó su bolso y salió sin decir nada más. Ken-chan me dedicó una mirada preocupada y una sonrisa a Sakura antes de irse.

-          Y nos quedamos solos… - Sakura se sentó a mi lado apoyando su cabeza en el respaldo, se veía cansado. Lo miré confundido, tenía ganas de llorar otra vez. - ¿Irías conmigo a comer comida china? – me preguntó de pronto observándome con ojos agotados pero esperanzados. Lo miré con ilusión. ¿De verdad quería ir conmigo? Sentí que debía protegerme y negué con la cabeza sin muchas intenciones de realmente negarme. – Ya… iré solo entonces… - me rasqué las manos culposo y lo ignore mientras se colocaba el abrigo y tomaba su mochila – Nos vemos – se despidió, seguí sin mirarlo mientras salía del lugar. Me quede sentado hasta que dejé de oír sus pasos. Me quedé solo escuchando el reloj de la habitación, de pronto me arrepentí y en un impulso tomé mi chaqueta y corrí fuera del estudio para intentar alcanzar a Sakura.

“Escapando de él no voy a lograr nada”, pensé mientras lo buscaba con los ojos por las calles, pero no lo vi, decepcionado suspiré. Ya se había ido…

-          Aquí estoy – me dijo desde la escalera a la salida del edificio. Estaba sentado allí, fumando un cigarro, había pasado por su lado y no lo había visto. Lo miré avergonzado – Te arrepentiste – me dijo con una sonrisa en la cara, solo fruncí el ceño y me acerqué a él sentándome un peldaño más abajo a su lado. – Oye… - me llamó con un tono ronco, molesto, lo miré con los ojos muy abiertos – No sé porque estas enfadado, pero déjalo ya, no me gusta. – sus ojos parecían regañarme, lo miré extrañado.

“No tienes idea”, pensé mientras me metía las manos en el bolsillo y esperaba que dejara de fumar. Nos quedamos en silencio mientras el cigarrillo se consumía en su mano y no en su boca, a ratos lo miraba, él estaba pensativo. Se puso de pie de un solo salto y pisó el cigarrillo.

-          Bien, vamos, quiero invitarte a comer. – lo seguí con las manos en los bolsillos, él también tenía las suyas de la misma manera, por lo que descarté la posibilidad de romper la lejanía que sentía entre nosotros tocando un poco de él. – Cuando estuve de compras con Tetsu, el chico que viste hoy en la tarde, vi un local de comida china y me antojé – levantó los hombros al final de la frase, luego solo fuimos en silencio. Hacía frio por lo que ambos nos encogimos un poco cuando una ráfaga de viento nos despeinó. Sakura se rió de mí cuando el cabello me quedó esparramado sobre la cara a pesar de que lo llevaba tomado. Intenté peinarlo un poco con los dedos pero se detuvo y comenzó a hacerlo él. – Tu cabello es muy delgado, lo dañaras si continúas colocando laca para hacerte rizos, deberías pensar en una permanente – abrí mi boca en “oh” mientras lo miraba, él sabía de todo. De pronto su dedo índice golpeó con suavidad mi labio inferior – Me hace gracia cuando colocas la boca así – tomó mi mano y la guardó en su bolsillo, luego retomamos el camino, esta vez yo estaba mucho más feliz. Pensé en que tal vez todas mis preocupaciones eran un invento mío. – Aquí es.

El restaurante tenía mucha gente y la verdad que nunca lo había visto, aquella parte de la ciudad era alejada de donde solía recurrir pero de algo si estaba seguro, con solo observar el lugar, la cuenta sería costosa y yo no llevaba demasiado dinero conmigo.

-          Llevo mucho tiempo sin comer comida china – parecía emocionado, no pude evitar sonreír, su alegría me contagiaba con facilidad, el calor en mi pecho se sintió como si derritiera uno a uno mis miedos de la noche pasada.

Sakura  tomó el menú y comenzó a divagar en la lista de platillos.

-          Pediré muchas cosas, tengo mucha hambre – me reí bajito mientras leía el menú. Solo conocía los platillos más tradicionales pero los precios me estaban asustando, costaban prácticamente el doble que en un local del centro de la ciudad – Ah, pide lo que quieras, yo invito – lo miré impresionado y negué con la cabeza, no lo dejaría pagar tanto dinero, además yo solía comer mucho – Despreocúpate, Tetsu me devolvió un préstamo que le había hecho varios meses atrás, así que la verdad traigo bastante dinero conmigo y eso me incomoda, hay que gastarlo de inmediato – se rió de sí mismo - ¿Sabes? Yo ahorro casi todo lo que gano, tiendo a gastar en lo mínimo, no soy muy compulsivo para comprar, pero cuando llega dinero de casualidad con el que no contaba, tengo una fuerte necesidad por gastarlo en comida. – me miró sonriente, yo suspiré. Tomé una servilleta y saqué el lápiz de mi bolsillo.
“Elige tú, no conozco los platillos”
-          Está bien – su rostro parecía ser el de otra persona, no el Sakura que fumó un cigarrillo conmigo fuera del edificio temprano con el ceño fruncido. Eligió por los dos, platillos que yo desconocía pero que traían consigo carne y una porción grande de verduras con muchas pastas extrañas combinadas, la verdad era que se veía delicioso. – Parece que habrá música – vi por primera vez que había un escenario en donde un sujeto se acomodaba con un saxofón en la mano y un cuaderno de notas, algo humilde que prometía calma. Afortunadamente no nos decepcionó, el sujeto tocó muchas obras conocidas de Jazz y un par que jamás había escuchado, comimos en silencio, escuchando, disfrutando de la comida y el ambiente, Sakura parecía tan cómodo con mi silencio que no podía evitar sonreírle cuando nuestros ojos se encontraban. A ratos se acomodaba y bebía de su té, pasaba su mano por su cabellera peinándose hacia atrás, le picaba el cabello en la cara. Me miraba, sonreía, cerraba los ojos escuchando música, luego su atención volvía al plato. Sabía que lo miraba embobado, sabía que estaba haciendo justamente lo contrario a lo que me propuse la noche pasada, pero no podía luchar contra la atracción que sentía por él, era como si darle rienda suelta a mis sentimientos por él realmente no fuera una opción, solo sucedía.

El músico no solo tocaba saxofón, luego cantó un par de canciones clásicas acompañadas con una guitarra acústica, lo que hizo el lugar verse muy acogedor en un par de minutos. Sakura le aplaudió animadamente y considerablemente más fuerte que los demás, haciendo que varios se giraran a mirarlo, pero no dejó de hacerlo, no se intimidaba fácilmente. Aunque yo si me avergoncé un poco, me divertía su reacción.

Nos llevaron el postre acompañado por una galleta de la fortuna para cada uno.

-          Amo los pasteles de luna – me dijo en cuanto colocaron el plato en frente de nosotros – Mi abuela los cocinaba siempre en septiembre, cuando se celebra la fiesta del medio otoño en China – me causó curiosidad, él lo notó – mi abuela tenía una amiga muy cercana que era China, solían celebrar muchas fiestas juntas, aunque falleció mucho tiempo antes que ella, nunca dejó de festejar las fiestas en su nombre, para mi suerte, porque conocí muchos platillos chinos gracias a eso. Come tu galleta de la fortuna – me pidió – quiero saber que dice – me reí de su emoción y tomé la galleta, rompiéndola en dos partes y tomando el papel que estaba dentro. Lo leí, de pronto las mejillas explotaron en calor - ¿Qué dice? ¿Por qué te pones rojo? Déjame leerla – me quitó con rapidez el papel de las manos y lo leyó en voz alta -  “Si hace tu alma sonreír, es la persona correcta” bah, que cursilería barata es esta – se quejó de pronto mirándome con mala cara, yo suspiré, al menos no se tomaba a pecho esas cosas, lo que era yo no dejaba de sentirme un poco avergonzado… ¿El causaba eso en mí? - ¿Sabes que las galletas de la fortuna no son realmente chinas? Por eso es que realmente no tienen un proverbio chino como uno se imaginaría – abrió galleta mordiéndola y comiendo una parte de ella mientras estiraba el papel y lo leía. Espere que me dijera que decía, pero su rostro cambió de la sorpresa a la confusión mientras masticaba, finalmente soltó una pequeña sonrisa y guardó el papel en el bolsillo sin decir nada. Lo miré dudoso, quería saber que decía, pero él parecía sumergido en sus pensamientos, así que me ignoró.

Me comí mi postre a la espera de que volviera al mundo, pero estaba sumamente concentrado, así que aproveché el momento para mirarlo con atención. Cuando se concentraba comenzaba a tocarse la cara estirando su piel, era divertido de ver, de pronto sus ojos se posaron en los míos, me sonrió y comenzó a comer su postre con una pequeña sonrisa en los labios. ¿Qué decía el papel que le había afectado tanto? Quise preguntarle pero nuevamente el señor comenzó a cantar y distrajo mi atención.

Yo terminé el postre antes, Sakura pidió la cuenta y luego esperó pacientemente a que el músico terminara su acto para preguntarme si nos marchábamos.  En cuanto salimos del lugar notamos que estaba lloviendo, no con fuerza, pero lo suficiente para mojarnos por completo en un par de minutos. Sakura tomó mi mano y me llevó corriendo hasta la parada de buses donde nos refugiamos.

-          Nada como un ejercicio después de comer – su ánimo alegre me contagiaba, me sonrió y de un impulso lo abracé, rodeando su cintura con mis manos. De pronto él me alejó rompiendo toda mi alegría en un segundo. Lo miré confundido – Espera – desabotonó su abrigo, lo abrió dejándome ver su suéter ajustado – Ahora sí, puedes abrazarme – lo miré extrañado y volví a repetir mi abrazo, pero esta vez rodeando su cuerpo por debajo del abrigo, sentí el calor de inmediato y me apreté más a él. Sakura me envolvió con el abrigo tapando mi espalda con el, la diferencia entre el tamaño de nuestros cuerpos era bastante, podía taparme por completo con solo su abrigo. Estaba abrigadito. Suspiré mientras escondía el rostro en su pecho, él recargo su nariz en mi cabello y permanecimos allí por un largo rato mientras el sonido de la lluvia chocando con el tejado de la parada nos acompañaba.

¿Cómo es posible borrar toda la angustia de un día en un segundo? Sentía que él lo había hecho.

Los minutos transcurrieron, no me hubiera movido jamás de allí si no hubiera sido por un pequeño y casi inaudible gemido que se le escapó a Sakura al tener frio. Lo miré y él se agachó un poco, el vapor de nuestras respiraciones se mezcló, no parecía querer soltarme, de pronto lo vi mirar mis labios y se me apretó el estomago. ¿Lo haría allí? Estábamos en un lugar público… no tuve la fuerza para negarme cuando sus labios rozaron los míos, estaban fríos pero su lengua era cálida, no cerré los ojos de inmediato, me gustaba verlo a él sumergido en la sensación antes de permitirme hundirme en ella también. Dejé mi lengua acariciar la suya con lentitud mientras el tacto me inquietaba por dentro.

-          Mm. – el pequeño sonido proveniente de la garganta de Sakura me dio la seguridad para rodearle el cuello con mis brazos y profundizar así aún más nuestro beso. Él continuo sosteniendo el abrigo, envolviéndome mientras acariciaba por el exterior mi espalda, yo me permití acariciar su cabello y tomar su rostro, tenía tantas ganas de decirle que besaba delicioso pero estuve seguro de que ni pudiendo podría decírselo. Cuando nos separamos mantuve su rostro entre mis manos y nos miramos los labios unos segundos, mordí el mío por inercia y besó mi nariz, lo sentí soltar una risa silenciosa. Quería saber porqué, pero en muchos sentidos su mente era un misterio para mí. Acaricié su rostro con mis manos congeladas unos segundos más, su nariz fría me recordó que él se había quejado unos minutos atrás, cerré los ojos y le di un beso pequeño pero con la fuerza precisa para que lo sintiera, lo devolvió a gusto, incluso estiró su boca cuando me alejé de él, buscando más pero me alejé riéndome, si tenía frio debíamos irnos ya, porque el bus se acercaba. 

-          Oye… - se quejó mientras me alejaba de él para arrastrarlo conmigo jalando su mano y así subiéndonos al bus. Cuando nos sentamos en el puesto usual, sentía coloradas las mejillas. Sakura se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla, haciéndome saltar, había más gente en el bus por lo que me escandalicé, él solo se rió y tomó mi mano, guardándola en su bolsillo. Estaba muy frio, por lo que con mi otra mano la acerqué a mi boca y calenté sus dedos con el vapor que salía al expirar, él me miró con los ojos curiosos, luego me tendió la otra mano. Me reí por su descaro.

Cuando llegamos a casa sentí que era otra persona diferente a quien salió por la mañana. Samurai corrió a saludarme y lo tomé en brazos, dándole un beso y ganándome una patada de su parte.

“Amoroso”, pensé mientras lo dejaba en el suelo, Sakura se rió cuando lo vio, luego me rodeo con sus brazos desde mi espalda haciéndome dar un saltito cuando habló demasiado cerca de mí oreja.

-          Iré a tomar un baño. ¿Puedo dormir contigo hoy? – asentí sin mirarlo, besó mi cuello y me soltó subiendo las escaleras, dejándome solo con el rubor que me derretía la cara. Corroboré que ya estuviera arriba para rascarme las manos con desesperación.

“¿Por qué me gusta tanto?”, pensé mientras me rascaba sintiéndome nervioso. Alimenté a Samurai y lo acaricié por largo rato para que no sintiera que papá lo dejaba de querer y por eso se ausentaba tanto. Luego subí al segundo piso, Sakura aún no salía de la ducha, observé dentro de su habitación, había dejado el abrigo en la cama. Entonces recordé algo y entré sin pensar. Tomé el abrigo y busqué en los bolsillos encontrando el papel de la galleta de la fortuna, me lo lleve a mi habitación y allí, escondido, lo abrí:

“Vive el presente, recuerda el pasado y no temas del futuro, porque no existe ni existirá jamás; solo existe el ahora.”

Lo leí varias veces, ¿eso lo había hecho meditar? Entonces recordé que Sakura tenía una propuesta de matrimonio esperándole en Tokio… Me quedé sentado en la cama pensando en ello unos instantes. ¿Qué haría Sakura? ¿Realmente se casaría? Me sentía egoísta pensando en la posibilidad de que pudiera elegir quedarse conmigo… yo, que no tenía nada que ofrecer.

Quería preguntarle, quería aclarar que era lo que teníamos y sobre todo quería saber si me podía permitir enamorarme de él. Quería su autorización para quererlo como realmente yo quería hacerlo. Pero sentía que presionarlo solo lo alejaría de mí, no tenía derecho a tenerlo para mí, no lo tenía… no lo podía exigir.

De pronto Sakura entró en la habitación, llevaba puesta su pijama y el cabello mojado amarrado a una toalla. El pijama desabotonado hacía lucir un poco de sus músculos, tenía un cuerpo tan bonito y diferente al mío… Yo era más parecido a una mujer, a una niña realmente. Él se agachó colocando su rostro a mi altura y me sonrió.

-          Dime porque estuviste llorando… aún tienes tus ojos hinchados…  - Oh no… no quería decirle, bajé la mirada intentando escapar – Oye… - tomó mi mentón con sus dedos y lo levantó, me dio un beso muy suave, juguetón – ¿Te parece si tenemos un momento de sinceridad? – lo miré a los ojos y debí recordarme a mismo que no debía preguntar por sus planes de boda. Asentí, a sabiendas de que tenía más por perder que ganar. Se estiró para tomar la libreta que él me había dado y me la tendió – Dime que sucedió que lloraste, por la manera en la que están tus ojos, no debiste llorar poco… 

Suspiré.

-          Sin mentiras – me pidió mientras se sentaba en la cama junto a mí.
Escribí.

   “
1.      Estaba triste.

2.      Oishi estuvo aquí.

3.      Me enfermé. “

Leyó poniéndole especial atención a lo de Oishi.

-          ¿Te hizo algo? – negué con la cabeza – ¿Te dijo algo?

“No te preocupes, no hizo nada, solo me afectó su visita”

Leyó preocupado lo que le escribí y de repente me abrazó, fuerte, tan fuerte que casi dolía. No dijo nada, yo tampoco, pero escuché su respiración contenida, sentí que estaba enfadado y que tenía problemas controlando su enojo, entonces lo oí susurrar.

-          No voy a dejar que te toque… no voy a volver a dejarte solo… ¿Estás seguro de que no te hizo nada? – se alejó un poco de mí quedando a escasos centímetros de mi rostro, lo miré intentando sonreír, pero el tema no me hacía precisamente feliz. Además, en mi mente tenía una imagen molesta de él, casándose. - ¿Qué sucede? – preguntó dudoso, se acercó a mí para intentar darme un beso, pero no lo permití y corrí mi cara. – Oye… ¿y eso por qué? – negué, no le diría que mi imaginación me ponía celoso y de mal humor para besos cariñosos.  Intentó nuevamente darme un beso pero logré esquivarlo otra vez – Mm…  Bien, el que parpadea primero debe besar al otro. – dijo en forma de reto.

“Eres un niño…” pensé, disfrutando que su actitud pudiera barrer tan fácilmente mis malos pensamientos.

Asentí y lo miré fijamente, a pesar de que me causo gracia y quise reírme, su seriedad me hizo concentrarme en la misión de no parpadear. Los segundos transcurrieron y me comencé a sentir incómodo bajo su mirada intensa y fija en mis ojos. ¿Qué no eso era un simple juego? ¿Porque de pronto sentía mucho calor y estaba seguro de que mis mejillas me delataban? En medio de un cansancio mental debí pestañar. Inflé mis mejillas en modo de protesta por haber perdido, él se rio y estiró los labios, esperando su beso. Suspiré, y cuando pensaba en darle un beso casto fue él quien lo profundizó, dejando que sus labios abrieron paso en mi boca para su lengua. Lo rodeé con mis brazos, él se levantó de su posición y se inclinó sobre mí, colocó ambos brazos a cada uno de mis lados para no dejarme soportar la totalidad de su cuerpo, aunque no me molestaba hacerlo, la sensación de la calidez de su boca me borraba del mapa, era como existir feliz en medio de la nada, podía suceder de todo a mi alrededor, pero nada me importaba. Cuando se alejó de mí, él estaba respirando un poco agitado, me alejé un poquito de él para escribir en la libreta. Si había algo que odiaba más que no poder hablar, era tener que romper mi contacto físico con él por dedicarle un par de palabras en la única forma en que podía hacerlo.

“¿Por qué estás actuando de esta manera? En el estudio… parecías querer ignorarme”

Hice un esfuerzo por lograr que la pregunta pareciera casual.

-          Mmm… Simplemente, recordé que en algún momento moriré, así que… al menos, espero que sea sin arrepentimientos. – lo miré algo acongojado, no me gustaba pensar en la muerte de nadie menos en la de él – Ven, métete en la cama. – él se acurrucó bajo las sábanas abriendo los brazos para permitirme acomodarme junto a él. Arrastré la libreta conmigo y me quedé allí, sonriendo, sintiendo como podía acunar mi rostro a la perfección en su cuello – Hide… ¿Te molesta que te llame así? ¿Hide? ¿O prefieres Hyde? – escribí con un poco de vergüenza:

“Hide, quiero que ese nombre permanezca para mis cercanos, y no hay nadie más cercano para mí en este momento que tú”.

-          Cercano… - pareció molestarle el término. Intenté arreglarlo.

“Especial”.

-          ¿Soy especial? – asentí, entonces se me ocurrió algo.

“¿Puedo yo también llamarte de alguna forma especial?”

-          ¿Cómo cual? – pensé un segundo en ello… un apodo que solo usara yo y que fuera cercano. Sabía que su madre le llamaba por el nombre completo, pero no estaba seguro si alguien le decía “Yasu” acortando su nombre. Elegí algo que sería menos común.
“Yaa-chan”

-          ¿Yaa-chan? ¿Por Yasunori? – asentí emocionado, se escuchaba bien en mi cabeza para quien era él – Suena infantil, pero está bien… puedes llamarme como quieras, mientras no sea un insulto no me importa demasiado.

“Yo no te insultaría”.

-          Lo sé.  – se removió de lado e hizo que yo me moviera también, entonces estiró su brazo para permitirme recostar mi cabeza allí, pero me quedé contemplando su brazo unos segundos, él me miró curioso mientras yo tocaba su piel con la punta de mis dedos pero luego solo cerró los ojos. Su cuerpo era muy masculino, tenía músculos definidos y su espalda junto a sus brazos demostraban un ejercicio continuo con la batería, aún así su piel muy blanca, me parecía adorable, si hundía mi dedo en ella se ponía color rojo de inmediato. Me gustaba mucho que me permitiera tocar su piel con libertad, tenía texturas distintas en algunos lugares, ya fuera por resequedad, cicatrices o lunares… estaba seguro de haber memorizado el tacto de la piel de sus brazos. De pronto caí a la altura de su codo pero por el lado inferior del brazo, allí había un par de puntitos color morado. Hundí mi dedo allí con fuerza para ver si al hacerlo su piel tomaba ese color, pero no lo hacía, volví a intentarlo, entonces enfocó su atención en mí. - ¿Qué pasa? – susurró con la voz ronquita que tanto me gustaba. Le indiqué sus puntitos y él los observó, pero colocó mala cara. Yo lo miré dudoso – Eso es… - me miró a mí, parecía debatirse en si contarme o no, le suplique con la mirada que confiara en mí – Son inyecciones – respondió finalmente, lo miré asustado, ¿había estado enfermo? Suspiró - ¿Recuerdas la pregunta de Ken? ¿Sobre las drogas? – asentí sin entender - Por una época fui muy estúpido e impulsivo, hice algunas cosas de las que si bien no me arrepiento, me avergüenza contar… No es necesario que sepas más detalle, pero son marcas… de eso… - Oh… toqué su brazo nuevamente pero ahora acariciando con cierta tristeza. – Bien, ya durmamos Hide, es tarde – asentí sintiendo que lo había puesto de un humor un poco depresivo, así que le di un beso en los labios cuando se estiró para apagar la luz de la lámpara, él solo acarició mi cabello y poco a poco yo me incliné más en él hasta quedar recostado sobre su pecho. Inhalando su aroma, sintiéndome feliz y agradecido. Sentí unas patitas peludas pasar sobre nosotros y Samurái nos sacó un par de risas, la voz de Sakura sonaba agotada por lo que intenté no moverme para dejarlo descansar.
Sakura se quedó en silencio por muchos minutos… pensé que se había quedado dormido, no se movió ni un poco cuando acomodé mi brazo sobre su cuerpo para abrazarlo más, por lo que confirmé mi idea de que dormía. Me quedé pensando unos momentos en él, en su forma de tocar batería, en su cuerpo… cuando lo tocaba era como si mi piel no me perteneciera, reaccionaba de una manera que jamás me había ocurrido, quería cosas que me avergonzaba admitir, pero sabía dentro de mí que las quería. Una de ellas… tocar a Sakura. Usualmente me gustaba mucho tocar los objetos y sentir las texturas, me ocurría lo mismo con la piel de Sakura. Quería disfrutar de las particularidades de su cuerpo, quería conocerlo por completo, por sobre todo… con el tacto.

La respiración profunda de Sakura no se interrumpió por varios minutos, y mientras estaba seguro de que dormía me atreví a colocar mi mano en su abdomen y meterla cuidadosamente por debajo de su playera hasta acomodarla en el mismo lugar pero ahora sobre su piel desnuda. Sentía sus músculos,  su piel se sentía distinta a la mía, pero continuaba siendo suave. Suspiré… quería tocarlo más…

“Tal vez solo un poquito más”, moví mis dedos con extremo cuidado de solo rozar su abdomen y recorrer un camino lento hasta su ombligo, sentí unos pocos vellos en aquella área y mi corazón se aceleró, un par de centímetros más, y lo tocaría allí. Retiré la mano. No era correcto, no podía tocarlo sin su permiso en aquel lugar, menos si estaba dormido. Suspiré otra vez y alejé aun más mi mano de él, acomodándola junto a mí pecho, solo entonces una voz sonó entre la penumbra.
-          Eres tímido hasta cuando crees que nadie te ve.

“Mierda. Mierda. Mierda.”, me quedé congelado, avergonzado, mordiéndome el dorso de la mano con la que lo había tocado.

Sakura se removió y se acomodó de lado, estirando su brazo para abrazarme y con sus labios besó mi frente.

-          No te mortifiques – adivinó – Me gustó. Hubiera deseado que no te detuvieras – la voz ronca con la que hablaba era levemente distinta a su tono ronco de sueño, era una voz nueva para mí, la archivé en mi cabeza aunque aún no sabía cómo calificarla o como llamarla.

Intenté regular mi respiración, la vergüenza me comía la conciencia, solo a mí se me ocurría hacer aquello… estaba arrepentido. Quería rascarme las manos pero sabía que aquello le molestaba a él. Cuando los minutos pasaron y él no dijo nada más, me acomodé mirando hacia el tejado, había más luz en mi habitación, probablemente la luna nos hacía un favor, aún nervioso, me costaba respirar bien, a ratos olvidaba como hacerlo y debía pensar en “inhalar y exhalar” para aliviar correctamente los pulmones. De pronto la mano de Sakura se posó sobre mí estómago, justo en donde estaba mi mano descansando, la acarició con sus dedos largos y finalmente solo la dejó allí descansar. Adoraba sentir su tacto, de pronto noté algo diferente en mí, tener a Sakura tan cerca me ponía los pelos de punta y la piel de gallina, en poco tiempo sentí mucha incomodidad en la entrepierna y me tensé sintiéndolo tan cerca. No quería ser descubierto, y ya era segunda vez que me ocurría por tenerlo tan cerca. ¿Cómo lograba la gente escapar de esas situaciones sin hacer nada al respecto? Yo sentía la fuerte necesidad de besarlo y al menos acomodarme la ropa, pero no podría hacerlo sin que él se diera cuenta. Suspiré de forma pesada.

De pronto sentí a Sakura removerse a mi lado y pegarse más a mí, en unos segundos sus labios rozaron mi mejilla, buscando a simple tacto los míos, volteé mi rostro para hacerle más fácil la misión y lo besé.

“Tiene un poder para leer la mente”, pensaba mientras disfrutaba de la suavidad de su boca humedeciendo mis labios. Al comienzo se alejó, dejando en aquello nuestro beso, pero solo luego volvió a besarme, esta vez acariciando su lengua con la mía con algo de intensidad, pero debido a nuestra postura la presión del beso se vio frustrada y lo agradecí, me hubiera vuelto loco si lo besaba un poco más. Entonces noté lo que hacía con su mano, acariciando con sus dedos mi abdomen, ahora un poco más debajo de donde descansaba mi mano, solo un poco sobre mi ombligo, pero amenazaba con descender. Sakura no permitió romper el contacto de su boca con mi cuerpo y rozó sus labios hasta que con el cuerpo un poco levantado escondió su rostro en mi cuello y allí se quedó, moví mis manos sin saber exactamente qué hacer con ellas. ¿Lo detenía? La verdad no quería, pero la vergüenza era más grande que todo lo demás y justo en el momento en que su mano se disponía a bajar de mi ombligo la sostuve, con la respiración sumamente alterada, prácticamente la podía escuchar. Desde mi cuello Sakura detuvo sus besos.

-          Hide… - su voz extremadamente ronca me indicó la clasificación que había buscado unos momentos atrás, él estaba excitado.  – Déjame tocarte… - me quedé inmóvil, su voz me nubló la cabeza. ¿Podía una voz causarte todo ese caos hormonal? – No te haré daño… lo prometo.

“Lo sé”, quise decirle. Cerré los ojos con pesar, estaba oscuro, él no podía verme el rostro. Quería tocarme y yo quería ser tocado por él. ¿Qué podía perder? Solté su mano, dejando así de detenerlo.

-          ¿Es un sí? – preguntó con aquella voz sensual, asentí ahogado en vergüenza.

Transcurrieron seis segundos en que Sakura pareció procesar mi respuesta afirmativa, luego sus dedos curiosos volvieron a acariciar mi abdomen de una forma sumamente erótica. Metió su mano por debajo del elástico de mi pantalón de pijama y mi ropa interior, frotando la palma de su mano con mi piel. Apreté la sábana con mis manos mientras apretaba fuertemente los ojos. Estaba tocando muy cerca, ya sentía mis vellos siendo rozados por su mano y aquello me hacía querer morir allí mismo. “¿Le gustaría mi cuerpo?”, era la pregunta que se repetía en mi cabeza una y otra vez, entonces su mano dio con mi entrepierna y la rozó con lentitud.

-          Ya estabas listo… - susurró con sorpresa. Tragué saliva de manera notoria. - ¿Puedes hacerme un favor?

-          ¿Mm? – le respondí siendo lo único que podía decir. ¿Qué querría?

-          Quítate el pantalón y la ropa interior, ¿sí?… - conté hasta diez. Podía hacerlo, solo necesitaba un impulso de valentía. ¿Solo me tocaría no? Aunque eso para mí era un avance del tamaño de un huracán, la sola idea de pasar a mayores me petrificaba. Además temía no poder decirle que se detuviera si es que quería mucho más… solo se me ocurría salir corriendo desnudo. – Hide… tranquilo… estás temblando…  Está bien si no quieres, no pasa nada… - levanté las caderas y quité todo de un tirón, moviendo los pies para liberar mis piernas antes de que Sakura continuara arrepintiéndose.

“Ya está, soy todo tuyo”, pensé intentando respirar y controlar los temblores, no quería asustarlo… De solo pensar que para él mi reacción podía ser exagerada me llenaba de miedo, después de todo él debía haber hecho aquello muchas veces con mujeres.

-          Si quieres que me detenga, solo toca mi mano. – asentí, aunque en realidad quería darle las gracias. Volvió a colocar su mano sobre mí piel, esta vez en mis muslos, acomode mis manos a cada lado presionando las sábanas, necesité concentrarme para no temblar cuando rozó las yemas de los dedos por todo el alrededor de la zona. Jamás me había tocado a mí mismo sin ropa, la idea de que una mano que no fuera la mía lo hiciera me preocupaba. ¿Y si era muy diferente cómo reaccionaría? No tuve mucho tiempo para temer al asunto cuando Sakura tocó mi erección con la punta de los dedos, di un pequeño saltito y el rio suavemente. – Tranquilo… todo está bien… confía en mí.

Suspiré intentando calmarme, sentí su mano alejarse de la zona para llevarla a la boca, un sonido de saliva se escuchó antes de que volviera a tomar tocar con los dedos mi erección.

“¿La está humedeciendo? ¿Así se toca él?”

Lo primero que hizo fue formar un anillo con sus dedos y deslizarlo por mi entrepierna, desde la punta hasta la base, esparciendo así la humedad de su saliva. Presioné tan fuerte mis manos con aquel simple acto, que sentí las uñas a través de las sabanas hiriéndome la piel. Repitió el acto pero esta vez subiendo, haciendo el anillo más pequeño con sus dedos a medida que subía, deteniéndose así en la punta.

-          Mm. – se me escapó, inmediatamente me di una bofetada en la boca para hacerme callar y dejé la manó ahí presionándome los labios. Gemir no estaba en mis planes.

-          No me quites el placer de escucharte… por favor… - por esa voz, hubiera hecho cualquier cosa, lentamente dejé bajar mi mano, destapando mi boca y siendo consciente de que mi respiración ya era escandalosa.

Tomó firmemente mi entrepierna y la comenzó a masturbar de arriba hacia abajo en un ritmo lento pero constante, sentí mi abdomen moverse de forma brusca como reacción… Si, el roce sin ropa era definitivamente diferente y más intenso. Cerré los ojos a pesar de que todo estaba oscuro, lo necesité para concentrarme, no podía escuchar nada salir de Sakura, mi respiración opacaba todos los sonidos, a ratos era consciente de que su mano rozando allí, también producía sonidos. Mi respiración se aceleró a medida que él aceleró el ritmo.

-          Mm… mm. – me mordí el labio para evitar que salieran los sonidos pero cada tanto simplemente se escapaban. No sé cómo, pero Sakura supo el momento exacto en que la punta de mi erección estaba más hinchada y con la mano completamente abierta, la masajeó de forma circular, como si estuviera abriendo una puerta – Aah… - Sakura acercó su rostro a mi cuello y volvió a dar lamidas suaves – Oh… - solté las sábanas y con una de mis manos acaricié su cabello, quería que supiera que me gustaba mucho lo que hacía. El dibujó con la lengua círculos por debajo de la nuez de mi cuello… nunca hubiera pensado que algo así sería tan placentero. Su mano mantuvo un ritmo rápido y persistente, que solo se detenía para repetir las caricias en la punta de mi entrepierna, que era el tacto que me hacía dar pequeños saltitos. A ratos toda mi atención descansaba en la zona baja, acumulando calor y tensión en mis músculos, pero entonces Sakura volvía a lamer mi cuello y simplemente sentía que la electricidad se esparcía. – Mm…  - Aumentó el ritmo de la mano que me masturbaba y subió su rostro hasta mi oreja, donde chupó el lóbulo con suavidad, el calor en mí aumento y mis piernas temblaron sin que pudiera controlarlas asustándome. Fue entonces que decidí tocar su mano para que se detuviera, asustado de lo que pudiera pasar si no.

Sakura se quedó inmóvil, probablemente preguntándose por qué… mi respiración agitada resonaba con eco en la oscuridad de mi habitación.

-          ¿Duele? – preguntó con la misma voz que me había convencido. Me derretí. Negué como respuesta - ¿Molesta? – volví a negar… no podía a señas indicarle que sucedía – Hide… confía en mí, todo lo que te pueda suceder, me sucede a mi cuando lo hago… no pasa nada, no tengas vergüenza por favor… - sus labios besaron mi mejilla que se sentía caliente y un poco sudada. Yo continuaba respirando agitadamente, con la mano sobre la suya. - ¿Confías en mí? – preguntó en un susurro, tardé un segundo en contestar, sentí que se alejaba a medida que me tardaba, temí herirlo por mis inseguridades. En vez de quitar la mano que mantenía sobre la suya, la moví, pidiéndole que siguiera de la manera en que lo hacía antes de que yo fuera un cobarde. Lo entendió. Esta vez sus labios buscaron los míos y me besó con fuerza, retiró las sábanas que nos cubrían para moverse así con más libertad o al menos eso creí en un principio, continuó con el ritmo rápido, el calor volvió a subir y su lengua en mi lengua me impedía respirar y al mismo tiempo me perdía más. En cuanto se alejó para volver a besar mi cuello se me escapó un gemido alto.

-          Aahh… - mi abdomen había vuelto a bajar y a subir, sentía que el calor se acumulaba demasiado, que pronto explotaría, las piernas volvieron a temblar y no pude controlar mi boca, mi respiración escandalosa y un par de quejidos en volúmenes elevados – Aaah… - las piernas me temblaron más, mucho más, contuve lo que fuera que sentía acercarse haciéndome temblar el cuerpo completo. Sakura volvió a lamer el lóbulo de mi oreja y me susurró.

-          Déjalo ir Hide… déjalo ir… - su voz fue mi perdición en aquel instante, dejé que lo que fuera que amenazaba a ocurrir, ocurriera y en medio de los temblores y el calor que me consumía, sentí la corriente eléctrica sacudiéndome mientras un líquido salía de mí erección por largos segundos. El quejido más descontrolado se me escapó mientras el labio inferior también me temblaba – Aaaaah…. Aaah… - Sakura no soltó mi entrepierna de inmediato en cuanto el líquido acabo, continuó tocando pero cada vez más suave y bajando el ritmo regularmente, rozó los dedos con la punta antes de soltarla y me hizo saltar, no se sentía bien el cosquilleo, estaba sensible y mucho. Yo era como un Hide rostizado, con calor, sudor, la cara roja y temblando. Él me abrazó, dejando su mano en mi cadera y acariciándola con ternura mientras su rostro se escondía en mi cuello. No pude abrazarlo de vuelta, el cuerpo no me reaccionaba, solo sentía calor y mucho cansancio. Estaba adormilado.

-          Gracias… - susurró con el tono que me había hecho ceder. Quería decirle que era un seductor de voz manipuladora, pero lo único que podía hacer era responder al beso casto que me dio en los labios antes de volver a acomodarse, taparme con solo las sábanas, consciente de mi calor y abrazarme por encima de ellas. Quería pedirle con desesperación que por favor se fuera a lavar sus manos, que me dejara vestirme, que no estuviera tan cerca de mí porque podía ensuciarlo con mi sudor, de pronto noté que algo duro me rozaba el muslo.

“Mierda”, se repitió con eco en mi cabeza. ¿Cómo era posible que ni siquiera hubiera pensado en él? Pensé en tocarlo, quería hacerlo, pero temía no saber cómo o dormirme en medio del intento. Me removí para intentar encender la luz pero no la alcancé y Sakura dudó de qué intentaba hacer.

-          ¿Estás bien? – asentí, el incendió la luz dejándome un poco ciego y cuando vio mi mano intentando tomar la libreta, la acercó para mí - ¿Esto quieres? – asentí  intentando no mirarlo, aún podía sentir mi rostro sonrojado, pero por sobre todo podía sentir sus ojos analizándome. Coloqué todo mi esfuerzo en no cerrar los ojos a pesar del cansancio y atreverme a realizarle la pregunta que quería.

“¿Quieres que yo lo haga?”, se lo mostré mordiendo el labio, nervioso.

Quería tocarlo, pero por sobre todo, quería que él quisiera que yo lo tocara.

-          Oh… Eh, está bien Hide… solo descansa, tus ojos se cierran solos…

“Pero… ¿puedo?”, me atreví a mirarlo, tenía una sonrisa coqueta y la mirada divertida.

-          ¿Quieres tocarme? – me reí nervioso. ¿Tenía que ser tan directo? Asentí a duras penas, y de pronto él escondió su rostro en mi cuello en un movimiento rápido que me desconcertó, sentí su lengua acariciar mi cuello desde allí y luego susurró – Me encantaría, pero ahora estas muy cansado… puedo esperar.

“¿Puedo preguntar algo?”, no sabía si también estaba siendo tímido pero me gustaba tenerlo acurrucado cerca.

-          Sabes que puedes.

“¿Tu te tocas así?”, rió bajito.

-          Sí… aunque como te toque en un inicio, con los dedos así – me mostró los dedos formando un anillo – Solo me lo han hecho, al menos a mí me gustó… por eso se me ocurrió probarlo en ti… pero lo demás… es algo que hago yo…¿te desagrado algo? – negué con la cabeza de inmediato – Entonces… ¿todo está bien? – asentí y volví a escribir:

“¿Fui muy exagerado?”, recordé preocupado los gemidos fuertes. El volvió a reír bajito.

-          No… por momentos no sabía si realmente te estaba gustando lo que hacía, entonces oí tu respiración que me indicó que si…. Pero casi no hiciste ruido Hide… - suspiré aliviado – No te preocupes de eso conmigo… está todo bien, no me preocupan esas cosas… solo quería que te gustara. – me costó, pero le escribí con mucha valentía.

“Me gustó.”