lunes, 1 de abril de 2019

MATICES - Capítulo 19: Curiosidad


Hyde




Me sentía avergonzado por haber llorado pero también agradecido y protegido. Además me había gustado mucho abrazar a Sakura, su piel era cálida, eso me reconfortaba.

-       Ve a dormir, yo apagaré las luces y dejaré preparado algo para el desayuno – le sonreí antes de ponerme de pie y llevarme a Samurai conmigo junto con mi libreta.

Cuando llegué a mi habitación me lancé a la cama y me quedé observando el tejado. Había sido un día largo…

Me quede allí un rato mientras Samurai jugaba con los cordones de mis tenis disfrutando de la tranquilidad, dejando los minutos pasar. De pronto Sakura tocó la puerta.

“Que extraño…”, pensé mientras me levantaba para abrir. Lo vi al otro lado de la puerta con su pijama puesto. Su rostro estaba un poco sonrojado.

-       Ah… ¿aún no te duermes? – incliné mi cabeza a un lado sin comprenderlo – Esto… ¿podría dormir contigo? – pestañé varias veces.

Habíamos dormido juntos todas las noches, ¿no? Pero en todas habíamos tenido una razón para eso…

-       No quiero dejarte solo… - confesó sin mirarme a los ojos. Volteé, tomé la libreta y le escribí.

“Estoy bien”

-       Mm… entiendo si no quieres. Lo siento por preguntar. – pero cuando se dio vuelta para ir a su habitación, estiré el brazo para tomarle la mano. No pensé, solo lo jalé hasta mi habitación sin mirarlo.  De pronto fue como que el tiempo se detuvo. Tenía a Sakura en pijama en la mitad de la habitación y ninguno dijo nada. Tomé la libreta para evitar hacer más incómodo el momento.

“Recuéstate, iré a prepararme.”

-       Ah, si. Está bien…- corrí por la habitación para tomar mi pijama y encerrarme en el baño, donde respiré profundo varias veces. Dormiría con él. La sola idea me ponía tan ansioso que me mordí las yemas de los dedos.

Me di un baño rápido, me lavé los dientes, y temí que al tardarme al secar mi cabello Sakura se durmiera, por lo que lo dejé un poco húmedo y volví hasta mi habitación. Ahí estaba él, acostado bajo mis sábanas. Mi cama era mucho más grande que la de él por lo que cabíamos los dos sin problemas, pero Samurai solía utilizar casi todo el espacio libre con sus poderes de gato. Habría que ver que resultaría de aquello…

-       No te dejes el cabello tan húmedo, podrías enfermar. - comentó, pero lo ignoré mientras me recostaba junto a él dejando solo encendida la luz tenue de una lámpara. Por alguna extraña razón tenía la sonrisa pintada en la cara, probablemente los nervios. Él suspiró y me miró curioso, intenté cubrirme completamente para que no viera mi sonrisa - ¿Qué pasa? – negué con la cabeza riéndome un poco – Te ves feliz… - se acomodó más cerca de mí tapándose con las colchas hasta el mentón de la misma forma que yo. - ¿Sabes? No suelo estar así con amigos… eres la primera persona con quien comparto cama de esta forma y… me agrada – confesó. Dejé que me viera sonreír, volteé para tomar la libreta y escribir en ella de forma incómoda pero con la letra a medias legible.

“También me gusta”

Sonrió evitando mi mirada. Hacía aquello cuando se avergonzaba. Sakura tenía facciones muy finas, sus mejillas me causaban curiosidad, era evidentemente atractivo para mí y tal vez aquello era lo que me ponía tan nervioso en su compañía, pues ya no dudaba de mi atracción hacía él. Sabía que me gustaba. También me estaba acostumbrando a lo intenso de sus ojos, no los sentía tan invasivos como antes.

-       Me gustaría preguntarte… - lo miré curioso – espero que no te moleste… - continúe mirándolo a la espera de que preguntara con confianza, pero le costó comenzar, finalmente suspiró y habló – ¿Alguna vez… te ha gustado un chico?

Mierda.

Por un momento creí haber dicho mis pensamientos en voz alta.

-       No quiero ofenderte, no pienses que quisiera hacerlo, solo te lo pregunto porque… quisiera saberlo… - pestañeé varias veces y comencé a ruborizarme de forma notoria, no me animaba a tomar la libreta, ¿qué le diría? Se volteó en la cama para observar el tejado y así no mirarme directamente. – No tienes que responderme si no quieres, debo contener mis dudas creo.

La pregunta llegó hasta mí. ¿Y si le decía que me gustaba? ¿Qué pasaría? Dudé seriamente de que esa idea le gustara. De pronto me miró pensativo.

-       ¿Cómo será el amor entre hombres? Llevo un tiempo pensando en ello.- lo miré, ¿por qué estaba pensando en ello? – Nunca he tenido conflicto con ello, ¿sabes? Desde que iba en la escuela he visto chicos con chicos, sin embargo todos los amigos que tengo que gustan de los hombres… solo tienen relaciones temporales, ni uno de ellos tiene una vida de pareja, entonces desconozco si esa opción existe entre homosexuales.

Tomé la libreta:

“¿Por qué crees que una persona solo tiene relaciones temporales?”

-       Esto… supongo que porque no ama o porque los hombres solemos ser más instintivos y tenemos problemas de fidelidad tal vez – analizó soltando una risita. 

“Supongo que ninguno de tus amigos ha amado a sus parejas o han compartido un sentimiento reciproco, si fuera así, probablemente tendrían una vida de pareja… como pudieran”, escribí tomándome mi tiempo para hacerlo, él espero pacientemente.

-       Si… tal vez. No están en una etapa en la que busquen una vida familiar, aunque… ¿qué vida familiar puede ofrecer una relación homosexual? Por más que lo pienso es triste… no solo por el hecho de que no pueden tener hijos, sino que muchas veces sus propias familias no los aceptan si se declaran de esta forma.

“Parece que llevas un tiempo pensando en ello”, le comenté en mi libreta realmente sorprendido del tema y algo acongojado de lo ultimo que había dicho, pero tenía razón, una vida de pareja homosexual no podía ofrecer nada de lo que uno sueña con tener desde pequeño en un hogar… eso me entristeció un poco.

-       Si llevo unos días pensando en ello.

Sakura suspiró inmerso en sus pensamientos. De pronto se me ocurrió resaltar algo.

“Me gusta que no te burles. La gran mayoría lo hace”

 Me miró luego de leerlo y me sonrió.

-       Nunca me podría burlar de algo así, después de todo… eso no se elige.

Decidí preguntarle lo mismo.

“Y a ti… ¿Te ha gustado un chico?”, dudé si mostrarle o no lo que había escrito, hasta que finamente me atreví. Frunció el ceñó en cuanto lo leyó. “Tampoco tienes que con…”, quise escribir, pero él habló antes de que pudiese terminar.

-       Si. ¿Entonces me dirás si a ti te ha gustado alguno? – lo miré impresionado. ¿De verdad a él le había gustado un hombre? Me parecía broma. - ¿Y bien? – insistió queriendo cambiar el tema de forma notable. Suspiré… le diría la verdad. Asentí. - ¿Eso es un sí? – volví a asentir – Vaya… 

Nos quedamos callados un par de segundos. A pesar de que debíamos de estar ambos muy cansados, los nervios al menos a mí me mantenían con todos los sentidos alertas.

-       Bueno, ya me habías dicho que no habías tenido una relación, así que asumo que jamás has tenido algo con… uno… - asentí. Él pareció querer preguntar algo más, pero estaba dudoso, tomé la libreta.

“Con confianza”, se rio cuando lo leyó.

-       Bien… Tú, alguna vez… - movió las manos de forma insinuante dejándome helado. ¿Me estaba preguntando lo que creía que me estaba preguntando? - ¿Te acostaste con alguien? – sentí el rubor en mis mejillas como una ola de calor. Negué con la cabeza sin mirarlo. – Ya veo… entonces si eres virgen, debí suponerlo… - lo miré intrigado, ¿se me notaba o qué? Pensé en escribirle eso en la libreta, pero si estábamos hablando sobre esos temas prefería aprovechar la oportunidad para saber más de él.

“Supongo que tú si lo haz… hecho”, le mostré la libreta sin mirarlo.

-       Si… - se acomodó más cerca de mí. No me incomodó, pero me impresionó que no se incomodara él. Apoyó su cabeza en mi hombro mirando hacia el tejado así no debía esforzarse por lo que yo le escribiera en la libreta.

“¿Desde hace mucho?”

-       ¿Si lo hago desde hace mucho? – asentí – Mmm… si, si mal no recuerdo tenía dieciséis años la primera vez que pasó - lo miré con ojos grandes lleno de dudas, quería saber más del tema porque sentía que no sabía nada. Además quería saber cosas de él aunque me avergonzaba preguntar. - ¿Quieres saber algo más? Pregunta con confianza, no me molesta hablar sobre eso.  – me mordí el labio. – Vamos Hide, no pasa nada.

Escribí intentando no mirarlo.

“¿Cómo es?”

-       Oh, pero esa es una pregunta muy general… ¿Qué sabes acerca de sexo?

“Que se hacen así los niños”

Sakura explotó de la risa avergonzándome un poquito.

-       Lo siento, no me esperaba esa respuesta. ¿Cómo es? Pues… - levantó su cuerpo para apoyar su rostro en una mano que se apoyaba en la cama. Yo me tapé un poco más con las sábanas escondiéndome de sus ojos. – Es húmedo, mucho…
“¿Por qué?”

-       Por muchas cosas: sudor, saliva, fluidos… tanto de hombre como de mujer. ¿No te lo imaginabas húmedo?

Negué con la cabeza… La verdad era que realmente no me lo imaginaba así, en las películas nunca lo mostraban así.

-       Pues sí… humedad es lo que más tiene, además las mujeres son más húmedas que los hombres, pero no es malo, se disfruta de cierta forma.

“¿Los hombres también son húmedos?”, escribí sin pensar.

De pronto Sakura me miró como si yo fuera un espécimen raro, que definitivamente lo era, pero él no me miraba así desde que me conocía.

“¿Qué pasa?”

-       ¿Cómo que si los hombres son húmedos? ¿No lo has notado al tocarte tu mismo?

Negué con la cabeza, no realmente.

-       Pero si te has tocado, ¿no? Es decir… ¿te has masturbado? – solté la libreta y me tapé la cara con las manos, y es que realmente sentí la ola de calor ahogarme, hacerme arder las mejillas como si me las hubieran apretado con fuerza. ¿Cómo me preguntaba eso?

Lo único que se repetía en mi cabeza era “qué vergüenza, qué vergüenza.”  Él se rio bajito.

-       No tienes de qué avergonzarte, es algo que hacemos todos… creo. ¿Tú lo haces o no? – asentí despacio notablemente avergonzado sin quitarme las manos del rostro aún. Eso me pasaba por ponerme a preguntar - Entonces… cuando te has tocado, ¿no has notado la humedad? – me quité las manos del rostro y lo miré con duda… ¿la humedad? - ¿No? – negué con la cabeza, me miró al igual que yo a él – Pero Hide, ¿has terminado alguna vez?
“¿A que te refieres con terminar?”

De pronto suspiró sentándose en la cama.

-       A orgasmo, a semen… a fluidos… - lo miré feo, eso sonaba asqueroso. No había llegado a eso por lo que negué con la cabeza – Pero Hide, ¿es que realmente a tu edad nunca has tenido un orgasmo? ¿Ni siquiera tocándote? – me mordí la mejilla desde el interior de mi boca.

“¿Eso es malo?”

-       No malo, pero si curioso. ¿Por qué nunca lo haz hecho? – me observaba con cierta lástima que no me gustaba, le respondí con la cara roja.

“No lo sé, supongo que llega un punto en que se vuelve incómodo o me duele un poco por la fricción con la ropa”

-       ¿Ropa? – preguntó con expresión divertida. Asentí. - ¿Te tocas con ropa? Pero… ¿Por qué? – levanté los hombros. Sabía la respuesta, pero preferí no escribirla – Creo que yo jamás lo hice así… ni siquiera las primeras veces. ¿Te da asco? – concluyó. Tragué saliva al sentirme descubierto, pero asentí. Sus cejas formaron cierta expresión que no supe descifrar si era ternura u otra cosa - No debería, es decir, es algo normal… Me da ternura como mueves tus pies cuando estas avergonzado – dijo de pronto, no había notado que estaba moviendo mis pies de forma inquieta. – Mmm… creo que deberías intentar algo.

Lo miré quedando mi rostro muy cerca del suyo.

-       Creo que deberías intentarlo mientras te bañas. Dudo que bajo el agua sientas asco. – pestañé un par de veces y no pude contenerme al escribir.

“¿Como lo haces tú?”

Leyó lo que había escrito un par de veces y luego soltó una carcajada.

-       Sabía que te habías dado cuenta ese día. - me reí también afirmando con la cabeza - ¿Por qué no me dijiste nada?

“No quería que te sintieras avergonzado”

Volvimos a reír. Confesarlo en ese momento parecía estar bien.

-       Bueno… - se acomodó volviendo a apoyar su rostro en mi hombro – A decir verdad, en este preciso instante podría confesarte cualquier cosa y estoy seguro de que no me sentiría avergonzado.– volteé a mirarlo con sorpresa por lo que había dicho, la pregunta en mi cabeza era; “¿realmente se sentía así conmigo?”, pero entonces me quedé impactado por la cercanía, la real cercanía que teníamos entre nuestros rostros. Dos centímetros como mucho había entre nosotros.

Me sonrió al notar que me ruborizaba, y por alguna razón no reaccioné a voltear el rostro… Me quedé allí… mirándolo tan de cerca. Sentí su respiración rozar mi nariz.

Sakura libero un brazo y subió las sábanas tapándonos a ambos hasta los hombros, luego se inclinó un poco más y apagó la luz.

-       Creo que ya deberíamos dormir. - susurró con la voz ronca, yo no me moví. Tragué saliva preso de los nervios de solo pensar que en la oscuridad lo tenía tan cerca. Volvió a acurrucarse y nuevamente lo tuve cerca, tan cerca que el vapor de su respiración me hacía cosquillas, esta vez en los labios. De pronto lo sentí nuevamente moverse y una de sus manos acarició mi mejilla – Aquí estas. – susurró con voz ronca acariciándome, aguanté la respiración.  La acarició por catorce segundos sin parar, sin decir ni una sola palabra y conmigo completamente quieto, luego bajó su mano lentamente por mi cuello y mi pecho hasta llegar a mi abdomen, dejándola descansar allí. Intenté respirar profundo pero no pude, froté con fuerza las palmas de mis manos con las sábanas para rascarlas.

-       Me preguntaste si me había gustado un chico…  - su voz en susurro era diferente, sonaba algo tímido. Me mordí el labio. Mis pensamientos estaban desatados en debates por una sensación que no podía explicar y solo a causa de sentir su mano tocarme con tanta confianza. Él tragó saliva – Me gustas tú – susurró tan despacio que creí no haberlo oído. La manera en que mencionó las palabras parecía que se las hubiera llevado el viento, provocando pequeños ecos en mi cabeza.

El silencio se prolongó, estuve seguro de que él se incomodó.

-       Lo siento por tocarte de esta manera… Tetsuya ya me había dicho que no te gustaba que te tocaran, lo siento - comenzó a retirar su mano, sin embargo la atrapé antes de que se alejara del todo de mi cuerpo volviendo a poner sobre mi abdomen. Mi mano estaba temblando y aquello obviamente no pasó desapercibido para él, que la tomó y entrelazó sus dedos con los míos.

Nos quedamos en silencio, quietos… Estaba seguro de que con ese simple acto ya se lo había confesado… y que él ya sabía que me gustaba. Me sentía temblar por completo, no dejaba de repetir en mi mente el momento en que lo escuché decir que le gustaba y al mismo tiempo sentía un tumulto de sensaciones por su mano tocándome y su cercanía, decir que necesitaba desdoblarme para saltar sin que él lo notara era quedarse corto. Nuevamente lo escuché removerse y acercarse, aguanté la respiración. “¿Qué hará?”, me pregunté nervioso.

El sonido llegó a mí antes que el tacto, y fui consciente de que depositó un suave beso en mi mejilla izquierda.

-       Descansa, Hide – susurró bajito con voz dulce. Me quedé allí, inmóvil contando los segundos, concentrado en su respiración y la mía hiperventilada. Estuve seguro de que ni él ni yo nos dormimos en al menos dos horas luego de su confesión y de la mía, que aunque silenciosa, estuve seguro de que la había comprendido. Solo cuando su mano aflojó la manera en que tomaba la mía supe que dormía y a pesar de que no me moví para evitar despertarlo, me permití rozar mi nariz con la suya en un par de ocasiones en medio de la oscuridad.