Dormir se le había
hecho más adictivo desde aquel momento.
Entre sus cercanos
siempre había sido catalogado como; “La bella durmiente” a modo de broma,
alegando el afán del vocalista por dormir cuantas horas pudiese y donde fuese,
pero nunca había sido tan tentador quedarse en la cama de por vida.
Nunca había sido tan
difícil abrir los ojos y pensar; “hoy tengo ganas de…”.
Era como si las sábanas
lo aprisionasen, como si el colchón lo absorbiese y no fuese buena idea hacer
algo para librarse de esa “prisión”.
Alguna vez escuchó que
a eso lo llaman depresión.
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Para ese entonces había decidido que necesitaba un descanso de
L’Arc. Le urgía darle rienda suelta a sus ideas, esas que no podía o no llegaba
a concretar con los otros chicos. Pero él y sus compañeros sabían que eso no
era lo único que necesitaba.
Su cabeza, mente y
cuerpo pedían tiempo y distancia para poder comenzar de cero. Aunque el tiempo
hubiese pasado con rapidez, Hyde sentía que se había estancado en aquella
brecha.
Más de una vez Ken le
reprochó lo sensible que estaba a cualquier comentario, Tetsuya de lo disperso
y Yukihiro… él solo no opinaba, notaba lo perdido que se sentía el vocalista de
a momentos, la cantidad de veces que volteaba a ver a la batería como si no recordase
que ahora era él quien ocupaba ese lugar… como si le costase figurarlo.
Y lo entendía, sabía
que era así, sin embargo también notaba el esfuerzo de Hyde por aceptarlo.
El ánimo le duraba lo
que un suspiro, el sentido del humor ya no era el mismo. No importaba cuánto
quisiese disimularlo todos sabían que algo le pasaba. Más allá de toda
sospecha, los únicos que realmente sabían qué pasaba eran Tetsuya y Ken:
- Estoy llegando, siento la tardanza-
Era penoso que todas
las mañanas tuviese que llamar a alguno de sus compañeros (sus otros
compañeros) porque se quedaba dormido o porque le costaba “arrancar”. Era el
jefe y estaba dando la peor de las imágenes, a esa altura ya no había disculpa
que valiese.
El lugar de trabajo era
su lugar, o al menos así deseaba sentirlo:
- Lo siento, buenas tardes- entró apresurado haciéndoles una
reverencia a todos a modo de disculpa.
No obstante, lo ajeno que se sentía a todo era extremo, tanto
que no lograba ubicarse, no lograba hallarse.
Deseaba día tras día volver a asentarse, estaba lleno de ideas
para todo pero grande era la falta de ganas para concretarlas.
Le costaba horrores
aceptarlo, se negaba rotundamente a siquiera pensarlo pero… aunque él no
quisiese era más que evidente el cambio en su persona.
Estaba deprimido, no
había más ciencia que eso.
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- Eras el último que faltaba que se diese cuenta Haidee-
bromeó el guitarrista mientras se encendía un cigarrillo.
- Se siente del asco. Me siento del asco- dio un largo trago a
su cerveza.
Encontrarse cada tanto
con Ken lo ayudaba a descargarse. El humor fresco y la comprensibilidad del
guitarrista para con él eran quizá lo que lo mantenía cuerdo aún y se lo
agradecía infinitamente. Así mismo, Ken también era aquello que, de alguna
forma u otra, los mantenía unidos…:
- ¿Cómo está?- dejó caer su mentón sobre mano, recargando los
codos sobre la mesa.
- Eres masoquista- rió divertido.
Para bien o para mal.
En un principio
Kitamura le había dicho que necesitaba olvidarse de todo, hacer borrón y cuenta
nueva para comenzar de cero. Y sí, sabía que si no lo hacía se le haría
complicado seguir… pero así lo prefirió.
Borrar todos esos
hermosos recuerdos sería matar a una parte de sí mismo, algo que no se
permitiría. Porque más allá de todo, los buenos y malos momentos habían ayudado
a que él se siguiese formando como persona. Sakura le había enseñado cientos de
cosas que no quería dejar en el simple olvido:
- ¿No te ha preguntado por mí?- interrogó soltando una
risilla. Aunque en el interior se moría por saber si el batero aún se acordaba
de él, no quería sonar tan desesperado.
Aunque así fuese.
Aunque por dentro muriese por volver a verlo a la cara.
Sintió la mirada de Ken
sobre él e intentó no corresponder, sabía que lo regañaría.
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Durante las noches se
le había hecho costumbre quedarse despierto más tiempo del debido, otra de las
causas por las cuales se le hacía más complicado despertarse. En esas horas
intentaba componer, escribía sus pensamientos en cuanto papel encontrase con el
fin de luego unirlos en alguna canción o tocaba notas buscando una melodía que
se asemejara a lo que aparecía en sus pensamientos. Ya cuando estaba bien
adentrada la noche y sentía que la mente empezaba a traicionarlo, optaba por
irse a dormir con el objetivo de conciliar el sueño entre recuerdos… aquellos
recuerdos preciados.
En sus sueños nada
cambiaba, quizá por eso todas las mañanas se rehusaba a querer volver a la
cotidianidad.
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Una buena mañana
aquella idea absurda se le metió en la cabeza, se aferró a su subconsciente y,
por más intento que hizo, no pudo ignorarla o dejarla pasar:
-Ken-chan, quiero hablar, ya mismo-
Así el guitarrista se
enojase con él, se lo negase o se quejase, lo conseguiría de algún modo.
Lo citó en el bar de
siempre para los próximos veinte minutos. Tomó sus cosas y una vez alistado
salió rumbo al lugar. Estaba más que decidido.
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-Quiero que sea mi invitado especial-
Los ojos de Ken se
abrieron en desmedida:
-¿Estás bromeando?- su tono sonaba agresivo, estaba
notablemente enojado- ¡No me metas en tus cosas, yo no voy a ayudarte!-
-Sabía que te negarías a eso. No te preocupes, tengo otras
formas de contactarlo, solo quería comentarte la idea-
-¿Otras formas?-
-Sé que Furuton a veces sale con él, podría preguntarle si
tiene su número- el guitarrista no podía creerlo.
- Agh, por favor Hyde, piénsalo bien- se llevó las manos a la
cara- ¿Por qué tan obstinado tienes que ser?-
-Lo siento necesito volver a verlo… siento que si no lo hago
nunca voy a poder estar en paz conmigo mismo-
Se quedaron en
silencio.
Hyde tenía planeado
empezar un tour con su proyecto solista en pocos meses y en una de esas
presentaciones quería que el batero se presentara como invitado especial.
Era una excusa barata
sí, pero lo necesitaba con todas sus fuerzas.
Se sentía
increíblemente nervioso con solo pensarlo; ¿estaría diferente?, ¿aceptaría?,
¿cómo sería si se encontraran?, ¿qué se dirían?
Y lo que más le
preocupaba… ¿seguiría pensando en él?:
-Está bien, te ayudaré- miró a su amigo sorprendido- Si
Furuton es su amigo está más que claro que vas a conseguir el contacto, así que
en vez de eso prefiero ser yo quien lo haga. Hablaré con él, ¿qué quieres que
le diga?-
Tartamudeó:
-A-ah…- pensó un instante- Quiero hablar con él por teléfono,
dile que lo llamaré en la semana- Ken suspiró.
-Te paso su número…-
Además de sentirse
nervioso una parte de él estaba alegre por ello. Era el momento.