~ Sakura
Oishi
acababa de salir por la puerta con Hide detrás de él. Aquello me preocupó, pues
conocía bien la fama de Oishi con los chicos bonitos y cómo se aprovechaba de
su posición.
-
Así que… ¿conocías a Oishi, Yasunori? – me preguntó
Ken.
-
¿Por qué ahora me dices Yasunori? Dime Sakura – le
dije riendo, él también rió.
-
Es que lo he pensado y te ves mayor para decirte
solo Sakura… tal vez más experimentado. – me carcajeé.
-
Pero no lo soy, dime Sakura, en serio – le insistí.
El rió – Sí, lo conozco porque he trabajado antes con algunos de sus proyectos,
aunque nada serio.
-
¿Y te llevas bien con él?
-
Mmm… la verdad es que eso no importa mucho, solo te
puedo asegurar que no le faltaré el respeto si no tengo razones.
-
Auch, así que te llevas mal con él, ¿por qué? –
quiso saber. Tetsuya escuchaba de forma desinteresada o eso aparentaba al
menos, el par de chicos del staff leían el papel que mi nuevo manager había
entregado.
-
No mal, solo no es el tipo de persona que tendría
como una amistad.
-
Ya… tendré cuidado también. – concluyó Ken de mi
comentario.
-
No deberías ser tan influenciable Ken-chan. –
regañó Tetsuya, a quien por primera vez veía demasiado serio.
-
Tú tampoco, ese señor te lavó la cabeza parece. –
Los miré intrigado, ¿por qué lo decía?
-
¿Tú no lo habías conocido aún Ken? – pregunté yo.
-
Si lo he visto, de hecho nos acosa bastante desde
las penumbras, sobre todo a Hide, aunque creo que él no se ha dado cuenta.
Mejor así, se asustaría. A todo esto, ¿qué querrá Oishi con él tan importante
como para hablarlo a solas?
-
No lo sé – respondí dudoso.
-
No nos debemos preocupar, probablemente lo
orientará sobre qué hacer con su nuevo nombre o su imagen, quién sabe.
-
Disculpen… - susurró despacio uno de los chicos del
staff. De inmediato Tetsuya se volteó a hablar con ellos para responder a sus
dudas. Ken se sumó, y considerando que hablaban sobre sesiones de fotos y
fechas, no quise involucrarme.
De
pronto Hide entró pálido a la oficina, lo miré con atención aunque nadie más lo
hizo. Me molestaba darme cuenta de que los chicos lo evitaban todo lo que
podían, debían estar acostumbrados a que fuera una figura invisible en sus
vidas. Se sentó junto a mí, vi sus manos algo temblorosas, sujetaba la libreta
con fuerza, tanta que el color de sus uñas se tornaba de un fuerte blanco por
la presión.
Me
acerqué a su oído y le pregunté.
-
¿Estás bien?
- me miró con los ojos más grandes que nunca, vi miedo en ellos. –
¿Oishi te hizo algo? – quedó pensativo unos segundos y luego negó con la cabeza
de forma rápida, por su reacción no le creí.- Puedes decírmelo… - intenté
ganarme su confianza pero volvió a negar con la cabeza queriendo desesperadamente
escapar del tema. Respiré profundo intentando relajarme y dejar el tema, por
él.
Pensar en la situación me llenaba aun más de rabia, pero en silencio, no
quería hostigarlo más.
-
Ya, vámonos- Me puse de pie y los seguí arrastrando
mi maleta, de pronto a las afueras del lugar llegó el momento de despedirse.
Hide fue el primero en irse, agachó su cabeza, dio media vuelta y caminó rápido
dejándome con una extraña sensación de traición por su nula despedida.
-
Vaya… que seco es el enano – comentó Ken.
-
Chicos, hablaré con Oishi unos minutos ¿Me esperan
en el café de la esquina? – Pidió Tetsuya. Con Ken nos miramos, luego solo asentimos.
Me pregunté si iría a hablar con Oishi por lo que sucedió con Hide, pero no me atreví
a preguntar.
-
Por aquí – indicó Ken, lo seguí hasta el café. Ken
tenía un aire muy ligero, muy trasparente, era una persona cuya compañía
siempre se sentía agradable. Elegimos una
mesa de junto a la ventana y pedí un café cortado mientras él pidió café
doble.
-
Esto… Sakura…- murmuró mientras colocaba una
expresión seria.
-
¿Qué sucede?
-
Sé que ahora… tenemos que… conversar sobre donde
vivirás por unas semanas… - lo miré con atención, había querido no pensar
demasiado en ello ya que mis preferencias de con quién quería vivir estaban
claras y no quería desencantarme si no se podía. – Me gustaría que te quedaras
conmigo, pero…
-
No te preocupes, no tienes la obligación de
hacerlo.
-
Es que me encantaría, pero no estoy pasando por un
buen momento… - continuaba su expresión de seriedad, me preocupé. Ken tenía
algo que me hacía querer prestarle ayuda en lo que pudiera, tal vez era
consecuencia de la afinidad que se había presentado desde el comienzo entre
nosotros. – Desde que me uní a la banda, mis padres dejaron de hablarme, y con
ello dejaron de pagar mi departamento, como yo había terminado la universidad
no tenían porque continuar haciéndolo pero… me quedé sin lugar donde vivir ya
que la banda me amerita demasiado tiempo para mantener un trabajo de tiempo
completo y el medio tiempo no me alcanza más que para los cigarrillos.
-
Ya veo… ¿pero dónde vives entonces?
-
Con mi novia…
-
¿Tienes novia? – Ken respondió con una carcajada.
-
Si, no es nada serio la verdad y solo digo “novia”
a raíz de que vivimos juntos por esta situación de emergencia… tan solo
llevábamos una semana de conocernos cuando llegué a golpear su puerta.
-
Qué descaro – le dije, ambos reímos.
-
Lo sé, y creo que ninguno de los dos tiene
demasiado interés en hacer de lo que tenemos algo serio, por lo que debo salir
de allí en cuanto pueda.
-
Entiendo.
-
Lo siento Sakura, me hubiera gustado poder
compartir más contigo.
-
Oye, que igual nos veremos todos los días - volvió
a reír.
-
Lo sé pero me hubiera gustado conocerte fuera del
trabajo.
-
Tranquilo Ken-chan, seremos buenos amigos, lo
presiento. – le aseguré. La chica del
café apareció dejando los pedidos sobre la mesa, se fue sin antes guiñarle un
ojo a Ken-chan.- Así que eres popular por aquí.
-
Un poco.
-
Descaro – la risa de Ken sonaba muy fuerte para el
silencio del lugar. De pronto giré y mire por la ventana encontrándome con la
escena de Tetsuya y Oishi discutiendo de forma acalorada… aunque no podía
escuchar nada de lo que decían, si podía ver la forma agresiva con la que se
enfrentaban uno en frente del otro, a solo unos metros de nosotros.
-
¿Pero qué rayos? – preguntó Ken mirándome
preocupado. ¿Sería que Tetsuya realmente discutía por lo ocurrido con Hide?
Oishi miró al bajista molesto unos segundos, luego se volteó y se fue, dejando
a Tetsuya allí parado con los ojos cerrados. Se giró entrando en el café,
topándose con nuestras caras a la espera de una respuesta.
-
¿Lo vieron verdad? – dijo con una voz ronca de
enojo mientras se sentaba.
-
¿Hablas del unicornio que pasó en frente de la
ventana, rebosando de paz y felicidad este lugar? – me reí.
-
¿Pasó algo? – pregunté.
-
Me había prometido que nos daría un adelanto y
resulta que no será así.
-
Ah, discutían por dinero – aseguró Ken. – Ahora
entiendo tu reacción.
-
Que simpático. – Tetsuya parecía exageradamente
molesto, su voz lo denotaba – Bien, a lo que hemos venido. Ken, ¿hay alguna
posibilidad de que Sakura se quede…?
-
Ya lo hablamos – interrumpí. – Ken no puede. – sin darme cuenta estaba siendo cortante y a
la defensiva por el tono que Tetsuya usaba.
-
Entonces tendré que preguntar si puedes quedarte en
casa conmigo. – lo dijo en tono dudoso. Comencé a sentirme mal, no me gustaba
ser un peso, menos para ellos que los estaba comenzando a conocer. Pensé en la posibilidad de un departamento
pero dudé que mis ahorros dieran para eso. Tampoco sabía cuando comenzaríamos a
ganar dinero.
Bebí el último sorbo de café.
-
Bueno chicos, yo me tengo que ir – anunció Ken. –
Nos vemos mañana supongo. Tetsuya, relájate, estas tan tenso que tu cara parece
sufrir parálisis.
-
Nos vemos, Ken-chan – le dije. Me miró con una
sonrisa y se fue.
-
¿Puedo saber por qué discutían con Oishi?
-
Te quiere a ti y a Ken fuera. – dijo sin
preámbulos. No pude evitar dejar salir una carcajada.
-
¿Y qué razones te dio? – pregunté estando seguro de
que no le había dicho la verdad del por qué no nos llevábamos bien.
-
Dijo que no encajabas con el estilo de la banda y
que tenías un carácter demasiado difícil de moldear a los objetivos de la
industria.
-
Mmm… es una buena razón – admití – ¿Pero qué tiene
contra Ken?
-
Dice que no encaja con el sonido que quiere crear.
-
Con el sonido… - recordé que daba la casualidad que
todos los grupos llevados a la fama por él, tenían el toque pop,
definitivamente no mi sonido favorito. – Entiendo y… ¿Hide encaja con lo que él
quiere?
-
Hyde. – dijo.
-
¿Ah?
-
Dile Hyde – insistió con una sonrisa extraña – Hyde
no quiere que nadie sepa que Hide ese es su nombre, así que será mejor
acostumbrarnos a decirle Hyde.
-
Ah. – no supe que agregar… no quería que lo
supieran. ¿Por qué?
-
Y si, a Oishi le gusta Hyde, tal vez más de lo
debido – agregó.
-
Así que también te diste cuenta… Oishi tiene fama
de acostarse con los chicos lindos, supongo que lo sabes. – Me miró sorprendido
– O no… - su facción se colocó bastante extraña, luego tragó saliva.
-
Vámonos ya, debemos llegar a casa temprano si
quiero encontrar allí a mamá.
-
Claro… ¿Vives con tus padres? – le pregunté
mientras recogía mi chaqueta y salíamos del café.
-
Con mi abuela realmente, está enferma y mi madre la cuida. Como
necesitaba ayuda me fui a vivir a con ella. – me paré en seco.
-
Esto… Tetsuya… ¿Estás seguro de que quieres que yo
viva ahí? Con tu abuela enferma y el ritmo de vida que tendremos… no sé, me
parece una situación algo… delicada.
-
Tal vez lo es, pero tenemos que intentarlo. – me
sonrió con confianza - Haré todo lo
posible para que la banda triunfe Sakura.
El tono de Tetsuya me asustó, Hide tenía razón, era un sujeto obsesivo.
Caminamos en completo silencio hasta su casa. Era un lugar pequeño con
bastantes flores en un espacio reducido, había un gato gordo y amarillo en la
ventana que miraba con cierta vanidad, me pareció divertido y me incliné para
acariciarlo.
-
Oh no lo toques, ese gato araña a todo quien
intente darle algo que no sea comida. – alcanzó a advertirme. Lo miré con los
ojos entrecerrados y él me miró de la misma forma a mí. Pensé; “si me quedó
aquí, me ganaré la confianza de este animal”.
Entramos
en el lugar, había olor a té verde.
-
Siéntate iré a hablar con mamá.
Le
asentí, luego él desapareció por un pasillo.
Los
minutos pasaron, Tetsuya no apareció.
Comencé
a intentar tocar al gato, pero tal y como me dijo, él intentaba golpear mi dedo
con sus garras afiladas.
-
Terminaremos siendo amigos, yo lo sé. – le dije con
los ojos entrecerrados. Escuché entonces la voz de Tetsuya desde algún lugar de
la casa.
-
¡Tú no entiendes nada, nunca puedo contar contigo
para nada! – luego le siguió un portazo y vi a Tetsuya pasar a la velocidad de
la luz cruzando la sala – Vámonos Sakura, no somos bienvenidos aquí. – lo miré
con asombro, tomé mi maleta y me puse de pie para seguirlo ya que notaba que no
tenía intensiones de esperarme. Troté detrás de él hasta que lo alcancé.
-
¿Qué pasa? – tenía los ojos llorosos, su rostro
estaba rojo. Evidentemente había discutido con su madre, pero lo veía demasiado
afectado para pensar que fuera solo porque yo me fuera a quedar allí. –
Tet-chan… esta maleta pesa como para arrastrarla corriendo - le llamé como Ken
lo hacía sin darme cuenta, pero no respondió, caminamos en silencio un poco más
hasta que llegamos a una esquina. Se sentó en una parada de buses, sacó un
cigarro y me ofreció uno.
Encendió el suyo y luego me dio el encendedor.
-
Oishi no pretende ayudarnos a que el disco pase el
control de calidad de la industria si no dejo que se acueste con Hyde. – soltó
en un suspiro. Me quedé helado.
¿Qué?
Mi cabeza se lleno de odio de inmediato, quise golpear a Oishi como se
merecía en nombre de los muchos jovencitos de los que se había aprovechado.
-
Hijo de puta – fue lo único capaz de decir – No voy
a permitir que lo toque Tetsuya – solté sin pensarlo. Él me miró un poco
impresionado.
-
Sé que suena terrible, pero es más común de lo que
piensas.
-
Sé que es común para Oishi pero dudo que sea común
para Hide, ¿viste su rostro de horror cuando volvió de hablar con Oishi?
-
Lo vi Sakura, lo vi.
-
Supongo que está demás decirte que no es correcto
ganarse algo de aquella forma. – Tetsuya suspiró.
-
Lo sé, lo he pensado mucho Sakura, y si Oishi se lo
planteó directamente a Hyde es porque entendió que yo lo desaprobaba.
-
¿Y ahora qué? – exigí saber, estaba hablando de
forma ofensiva notablemente molesto.
-
Nada… necesitamos de Oishi. No es como si
pudiésemos ir a golpearlo hasta matarlo, simplemente… debemos pedirle a Hyde
que confíe en nosotros y no acceda. – lo miré con rabia. ¿Es que esa era toda
la protección de la que él era capaz?
-
Así que no haremos nada. – concluí.
-
Al final es decisión de Hyde, Sakura.
-
Claro que no, no podemos dejar que lo obligue a
decidir entre una violación y la fama para la banda, ¡lo manipulará! ¿O cómo
crees que ha conseguido acostarse con otros chicos considerando que es un viejo
que no tiene nada que ofrecer físicamente?
-
Hablaré con Hyde. – respondió.
-
Deberías hablar con Oishi.
-
Lo intenté hoy pero está obsesionado con Hyde. Tampoco
quiero que se acueste con él Sakura, no quiero desprotegerlo, pero no sé que
más hacer, no puedo ir en contra de Oishi o nos puede costar la carrera – se
excusó. Todo me parecía excusa.
-
Ni pienses que tendrás una buena carrera si la
ganas a costa de otros – respondí secamente. Tetsuya se volteó a mirarme con
furia en los ojos. No quise explicar lo que había dicho para bajarle el perfil
a mis palabras, ya que le había dado la sensación exacta del asco que sentía
por su falta de empatía con Hide.
-
Me gusta Hide – dijo con enojo en cada palabra. Me
quedé en shock. No estuve seguro de si lo había escuchado bien. – Siempre me ha
gustado, desde que lo conozco, así que no creas que no haré todo lo posible por
protegerlo.
-
¿Te gusta? – repetí sosamente.
-
Sí, no estoy enamorado de él si eso es lo que entendiste,
simplemente me gusta. Desearía con toda mi alma que fuera una chica pero no lo
es. De todas formas no lo haré pasar por un calvario solo porque accedió a
formar una banda conmigo. – se puso de pie más recompuesto pero aún con un tono
ronco - Tampoco te creas el caballero que viene a rescatarlo o algo parecido
Sakura, tú a penas lo estás conociendo – agregó antes de comenzar a caminar. Lo
miré aún estando impresionado. Si le gustaba, ¿por qué lo ignoraba como lo
hacía? - ¿No vienes? – me preguntó desde cierta distancia.
-
¿Dónde?
-
A casa de Hyde. Tenemos que buscarte hogar,
indigente. – respondió antes de volver a darme la espalda. Lo vi avanzar un par
de pasos antes de detenerse a esperarme, nuevamente tomé mi maleta y caminé,
intentando tragar el mal sabor de boca que me había dejado su confesión.