Tetsuya
y Ken se fueron en el auto del amigo de Tetsu, quién a causa de una resaca del
tamaño de godzilla tenía muy mal humor, yo me las ingenié para ir en bus junto
a Sakura un poco más tarde.
-
Tengo que ir por mi maleta a mi casa y bueno…
despedirme de mamá. – me dijo mientras arreglaba su bolso. Tenía ojos cansados
pero se veía de buen ánimo, yo en cambio estaba con un poco de resaca y mal
estar estomacal por lo que si hubiera podido quedarme fermentando el día
completo, lo hubiera hecho.
Observé
mi regalo acariciando la portada con los dedos. La textura me gustaba y el dibujo
aún más, también la pluma, me hacía feliz que me regalaran algo que encajara
con mis gustos.
-
¿Te gustó? – me preguntó cuando me vio
contemplándola. Le asentí, podría haberlo escrito pero creí que era mejor una
respuesta inmediata. – Ken y Tetsuya se
conocen mucho entre ellos, son un buen apoyo mutuo en la banda… estaría bien si
nosotros pudiéramos entablar una confianza de ese tipo. – Entendí su punto, me
parecía bien. – Vamos, mi madre debe estar esperando.
Lo
seguí hasta las afueras de su
departamento mientras me contaba sobre sus vecinos, intentaba ponerle atención
pero tenía la mente sumergida en un par de recuerdos que me inquietaban. Cuando
desperté aquella noche había olvidado por completo que dormía junto a él,
cuando fui consciente de que no estaba ni en mi habitación ni completamente
solo fue cuando me vi envuelto entre sus brazos por debajo de las cobijas, con su
rostro enterrado en la parte baja de mi espalda soltando pequeños silbidos en
forma de ronquidos… y yo ahí sin poder mover un solo musculo. Pensé que la idea
de dormir juntos podía causarle repulsión porque había visto su rostro tan
negado a ello que la idea se plantó en mi cabeza, y en una mezcla de emociones
por la discusión con Tetsuya y aquel sentimiento amargo habían terminado por hacerme
llorar hasta dormirme. Por suerte él no me había visto.
Las
únicas veces que había dormido con alguien había sido con Sakura, también era
la primera persona en abrazarme mientras dormía… No sabía si debía tomarle
demasiada atención a aquello, pero de algo estaba seguro; no le había
desagradado dormir conmigo.
Mientras
más lo pensaba de mejor ánimo me ponía.
De
pronto me encontré con su cara frente a la mía extremadamente cerca, di un
salto del susto.
-
Ey, despierta, casi te atropellan y ni siquiera te
diste cuenta. – Lo miré con curiosidad y luego a mí alrededor. ¿En qué momento
habíamos llegado a una avenida? – Debes tener cuidado, aquí el transito es el
doble que en Osaka. – me incliné como disculpa. Él me sujetó del brazo para
caminar pegado a mí y que así ninguno chocara con las otras personas que
caminaban hacia el sentido contrario. Había mucha gente en Tokio, era casi para
asustarse, me sentía una hormiga más en un hormiguero gigante. No podíamos
hablar debido a los sonidos del tráfico y la música de las tiendas, de pronto
volteamos por un par de calles y a medida que avanzábamos cada vez había menos
gente. – Se me hará difícil dejar esta ciudad, estoy acostumbrado a este ritmo,
será como irme de vacaciones unos días. – comentó divertido… “vacaciones”
pensé. Así me sentía desde que lo conocía; libre, sin estrés. Tal vez el
conocerlo me había recordado el por qué me gustaba dedicarme a la música.
Llegamos
a las afueras de una casa grande completamente de madera y con mucho jardín.
-
Esta es… ¿Me quieres esperar aquí? Quiero hacer la
despedida corta o mamá intentará retenerme por días. – reí.
Me senté en un tronco que había junto a las flores de cerezos, pensé
entonces en lo bonitas que eran aquellas flores y la paz que me trasmitían. Una
pregunta se me instaló en la mente, ¿veré el color correcto del árbol? Por mi
problema de daltonismo era posible que no y tal vez el color exacto no me
produjera lo mismo… Entonces otra pregunta apareció, ¿veré a Sakura como
realmente es? ¿O también apreciaría la parte de él que mi personalidad aprecia
y hay cosas de él que no soy capaz de ver? Me quedé pensativo al respecto. ¿En
qué momento había hecho de Sakura algo de tanta importancia para mí? Incluso en
los días en que no nos vimos pensaba en él constantemente; en sí estaría bien,
en que quería saber más de él… Tenía preguntas que no podía hacer incluso
teniendo la libreta, quería saber cosas que no se expresan fácilmente.
“¿Por qué?”, me pregunté mientras lo miraba salir con su maleta a la
rastra caminando hasta mí con cierta prisa. Me miró sonriente y estuve casi
seguro de que había obtenido la respuesta.
“Tal vez… porque nadie me mira así.”
-
Ya vámonos, que mamá es capaz de seguirme. – río
mientras casi trotaba con la maleta en una mano y con la otra me empujaba para
que pudiera seguirle el paso.
Cuando
llegamos al bus dimos nuestros boletos de asiento y dejó que me sentara junto a
la ventana. Me comentó sobre lo fascinado que estaba con el proyecto de tren
bala que el gobierno había anunciado, pues uniría a todo el país. Me habló de
gráficas, de velocidades, de mecánica… y yo solo lo miraba impresionado porque
el entendiera todo aquello. Quería parecer culto así que asentía para que
creyera que lo entendía. Cuando se concentraba en algo hablaba más rápido y
miraba un punto fijo, pero no a los ojos, me divertía observarlo desde mi
silencio.
-
Hay un par de cosas que me gustaría saber ahora que
me puedes contestar… - comentó nervioso. El bus comenzó su rumbo, yo lo mire a
la espera, me puse más nervioso a medida que me preguntaba “¿Qué querrá saber?”
- ¿Cómo te uniste a la banda?
Eso
era fácil de contestar, pensé en la forma de resumirlo y escribí:
“Tetsuya
me acosó”
Sakura
abrió los ojos sorprendido.
-
¿Te acosó? – asentí – ya veo… entonces si es
obsesivo - volví a asentir agregando
algo más en la libreta.
“Lo
es para todo”
Rió.
-
¿Y son buenos amigos? – lo miré con algo de duda.
¿Lo eran? A veces estaba seguro de que me culpaban por todo en lo que no
querían reconocer culpa, pero la verdad era que hasta el momento jamás me
habían traicionado, a pesar de mis problemas para hablar me habían aceptado.
“Si”, contesté.
-
Lo pensaste mucho – respondió entrecerrando los
ojos con sospecha. Quería contarle… quería decirle que últimamente todo se
estaba colocando tenso entre nosotros, que me culparían si él decidía irse, que
yo era problema siempre para ellos y para todos, pero no creí que una hoja de
simple papel pudiera con el peso de todo lo que tenía para decir, como tampoco
estuve seguro de si me atrevería a mostrarle ese tipo de palabras a quien
acababa de conocer, aunque me hiciera sentir especial. – Tengo muchos amigos –
me dijo de pronto en aquel tono que usaba cada vez que comenzaba a contar algo.
Me estaba acostumbrando a escuchar su voz en un tono entusiasta, nadie hablaba
así conmigo ya que sabían que no respondía de vuelta, pero él parecía cómodo
con el nuevo estilo de respuestas escritas. – A pesar de que conservo muchos
amigos de escuela y conozco mucha gente con la que puedo salir en cualquier
momento a beber, a bailar, a un concierto o a tocar a cualquier evento, no
tengo a ni una sola persona a quien acudir si tuviera un problema realmente
grave o difícil de lidiar. Supongo que por eso vivo con mi madre, para evitar
sentirme solo… así que no te preocupes si no puedes decir que Tetsuya y Ken son
los amigos perfectos, la verdad es que somos muchos los que sin importar
cuantos amigos tengamos, vivimos con un sentimiento de soledad que hace
imposible notar el nivel de compañía e importancia que tienen algunas personas
a nuestro alrededor… – suspiró acotando– hasta que se van.
Lo
miré decir lo último con cierta melancolía, el silencio se hizo presente y no
pude evitar preguntar en mi libreta:
“¿Estas
triste?”
Él
lo miró unos segundos pensativo, colocó una expresión que no supe identificar.
Luego carraspeó su garganta para aclarar la voz.
-
No… estoy bien – no me convenció, tal vez no estaba
bien insistir pero al saber que podía hacerlo no me pude contener.
“¿En
que estas pensando?”
Volvió
a colocar aquella expresión confusa, pero esta vez sonrió un poco.
-
Mmm… en mi novia.
– podía ver en sus ojos que no le gustaba hablar de ella. Me gustaba la
forma en que movía su cabeza hacia los dados mientras decía “Mmmm”. Su cabello,
que le quedaba un poco más debajo de los hombros se movía con facilidad.
“¿Ocurrió algo con ella?”
Él suspiró antes de contestar. Su cuerpo se tensaba cada vez que
tocábamos el tema de ella o cuando ella apareció, las únicas veces que lo había
visto comportarse de forma brusca.
-
No estoy seguro de… - lo miré con curiosidad. ¿No
quería hablarlo conmigo? – … de poder decirlo en voz alta.
Oh. Lo miré unos segundos con curiosidad hasta que él se incomodo y
desvió la mirada hacía el pasillo del bus, entonces viré hacia la ventana
mientras el incomodo silencio se hizo presente. Lo escuché tragar saliva. Su
rostro se veía afectado. ¿Qué pasaba? No podía hacerme una idea de que le
causara tanta preocupación, entonces se me ocurrió algo y escribí. Dude de si
entregarle la libreta con mi mensaje o no, pero él vio algo escrito y de inmediato
se inclinó acercándose a mí para leer.
“No tienes que decirlo en voz alta, escríbelo aquí”
Sonrió,
su nariz expulsó aire de forma gracioso cuando sonrió. Tomó la libreta y me
miró unos segundos, sus ojos me pusieron nervioso cuando me sostuvo la mirada y
debí mirar hacia otro lugar, quería preguntarle “¿qué tengo?” pero él tenía la
libreta. Me picaron los dedos por los nervios, cuando lo volví a mirar de reojo
estaba escribiendo.
Pasaron
varios minutos en que escribió, tachaba algunas palabras, mordía la punta del
lápiz, a veces su labio o se golpeaba la frente con el lápiz pensando en las
palabras… me gustaba mirarlo pero en mi trabajo de pasar desapercibido opte por
observar su reflejo en la ventana.
Tendió
la libreta hacia mí, sin siquiera mirarme, pero vi sus mejillas un poco
sonrojadas y quise saber por qué. Me apresuré a leer.
“Es
una situación complicada…
Akane
es una persona especial para mí. Más allá de ser mi novia, siempre fue mi
compañía preferida… pero en algún momento, tal vez por sus caprichos o tal vez
por los míos, dejó de serlo.
La
quiero, pero la quiero tanto como deseo estar lejos de ella en este momento,
tal vez mi molestar sea pasajero… o eso espero, me aterra la idea de despedirme
de ella del todo.
Le
propuse que… si en este tiempo que no la veré me convenzo de que lo quiero es
que seamos felices juntos, nos casaremos cuando yo vuelva a Tokio. Si no
serviría para aclararme de que no quiero continuar con ella… juntos.
Por
alguna razón las dos opciones me deprimen. En este momento se me hace difícil
ser feliz con la idea de casarme con ella si lo único que quiero es alejarme.
Yo
compliqué las cosas con la propuesta… en fin, eso es todo.”
Yo
no sabía lo que era tener una novia, pero estaba seguro de que no sonaba para
nada feliz en su relato. ¿Despedirse de alguien que te molesta debería causarte
tristeza? Realmente sonaba complicado. Opté por una respuesta que no delatara
mi falta de experiencia en el tema.
Escribí:
“Si
te propusiste dejar que el tiempo aclare tus sentimientos hacía ella, no creo
que lo hicieras pensando en que todo el proceso estarás angustiado por lo que
suceda cuando el tiempo acabe…”
Le
di la libreta mirándolo, pero él seguía sin volver al contacto visual. Me
gustaba aquella comunicación entre letras, me sentía como hablando
telepáticamente con mi compañero de asiento.
“Tienes
razón, enfrentaré la situación cuando sea necesario… de momento solo debo
esconder la inquietud en algún cajón donde no se escape con regularidad”
respondió.
“Déjala
en el bus cuando nos bajemos, el día que volvamos a Tokio la recogeremos”
escribí. El se inclinó para leerla y soltó una risa, solo entonces volvió a
mirarme a los ojos. Su mirada ya no se me hacía tan desesperante, me estaba
comenzando a acostumbrar a sus ojos invasivos. Se me escapó un bostezo que me
humedeció los ojos.
-
Podríamos dormir, también me siento cansado… - su
ojos tenían leves ojeras así que asentí para que descansara, aunque la idea de
cerrar los ojos a la luz del día cuando sabía que él me podría observar babear,
no me atraía.
De
todas formas me acomodé y cerré los ojos unos instantes, cuando los abría
miraba el paisaje por la ventana, pero evitaba mirarlo a él, si estaba
despierto podría ser un momento muy incomodo. Así deje pasar tal vez veinte
minutos, cuando sentí su mano rozar mi pierna hasta que la dejó descansar entre
los dos, solo entonces volteé a mirarlo y me encontré con un Sakura
completamente dormido, el cabello se le movía un poco gracias al viento que se
colaba en el bus, pero lo que me mantuvo mirándolo fueron sus pestañas, tenía
ojos bonitos, también me gustaba su boca. Cuando me di cuenta que lo estaba
observando con demasiado anhelo me pregunté qué era lo que me pasaba, no sabía
si mi interés era porque jamás me encontré con alguien que fuera tan peculiar
como él o si es que me estaba comenzando a atraer más allá de lo sano. Decidí
controlar un poco la mente y en mi libreta de conversaciones, comencé a dibujar
las casas del paisaje, con cada detalle, con cada forma de acuerdo a la visual
que iba observando, de forma que viendo los dibujos pudiera recordar aquel
viaje y la sensación que me causaba el estar sentado junto a él.
“Tal
vez con el tiempo, pensaré que es una tontería” me dije a mí mismo, pero estaba
seguro de que incluso si aquello pasaba, no dejaría de sentirme así ni
acostumbrándome a Sakura, me parecía estar sentado junto a una caja de pandora.
Cuando
llegamos a Osaka, nos bajamos en la zona de Kadoma, para ir hasta la oficina de
quien sería nuestro nuevo manager, yo lo
había visto tan solo una vez y por su mirada no me habían quedado ganas de
volverlo a ver. Era un sujeto con un serio trastorno de superioridad, pero
sabíamos que era de los mejores de la industria. Tetsuya era quien mejor se
llevaba con Oishi, a ratos hasta parecían ser amigos ya que constantemente se
llamaban por teléfono, Ken me había comentado que Tetsu intentaba mantenerlo
interesado, pero ya el asunto me parecía algo obsesivo si ya habíamos firmado,
estaba todo acordado, grabaríamos para Danger Crue y debíamos comenzar cuanto
antes.
-
¿Cómo te llevas con Oishi? – preguntó Sakura cuando
estábamos caminando hacia el lugar, a diferencia de en las calles de Tokio,
casi no había gente en la zona peatonal de aquella zona. Le escribí mientras
caminábamos, con algo de dificultad.
“Solo
lo he visto una vez”
-
¿Pero te agrada? – insistió
“No” respondí, pero cuando
escribí lo último tropecé y Sakura tomó mi brazo justo a tiempo para evitar que
cayera.
-
Creo que debemos dejar la libreta hasta que estemos
quietos. – asentí.
Cuando
llegamos a la reunión, Ken y Tetsuya ya estaban sentados, dos personas de
nuestro staff estaban sentados junto a ellos. Le presentaron a Sakura, quien
animado los saludó con respeto, luego nos sentamos en silencio y no alcanzamos
a inventar algo de qué hablar para cuando entró Oishi y su asistente al lugar.
Lo
primero que hizo fue evaluar a Sakura con la mirada, observé fácilmente un
matiz de molestia en su expresión y no pude imaginarme el por qué.
-
Es un gusto volver a verte Yasunori – le dijo él,
Sakura sonrió como respuesta.
-
¿Se conocen? – Ken pareció igual de impresionado
que yo, muy al contrario Tetsuya estaba relajado.
-
Si, Yasunori debe conocer a todos en la industria,
ha estado aquí antes.- nos comentó nuestro nuevo manager, dirigió la mirada por
él y luego hacía mí, provocándome un desagradable escalofrío.
-
¿Cómo estás Hide? – me preguntó, me sentí fastidiado
desde ya y solo pude fingir una sonrisa como respuesta. - ¿Elegiste el nombre
que usarás para tu carrera?
-
¿Nombre? – preguntó Sakura, Tetsuya le respondió:
-
Por Hide de X Japan, Oishi recomendó que se buscara
un nombre único que fuera fácilmente recordado y no tan distinto del suyo.
-
Ya veo… - Abrí la libreta y escribí el nombre que
llevaba semanas pensando, y se los mostré.
-
“¿Hyde?” – preguntó Ken mientras lo leía – Espera,
¿Te tomaste casi dos meses para decidir un nombre y solo le cambiaste una letra?
– lo miré con los ojos entrecerrados y le saqué la lengua.
-
Me gusta – dijo Oishi - se pronuncia “Hai –
do” la diferencia con Hide es bastante
obvia y encaja a la perfección, aunque se escucha un poco rudo para la nenita
que eres – lo miré con odio, quise decirle que su opinión poco me importaba y
luego golpearlo.
-
Para la mirada de odio enano, que es verdad que
pareces una nenita. Pero para que te sientas mejor, eres más lindo que mi
última novia. – Ken intentaba armonizar la situación, pero yo estaba molesto y
no me reí a pesar de que todos lo hicieron, aunque no escuché sonido salir de
la boca de Sakura, no podía estar seguro de si había sonreído o no. Y por más
ridículo que suena, me importaba.
-
Entonces Hyde será tu nuevo nombre – Oishi comenzó
a hablar con el dejo de autoridad que tanto le gustaba - quiero que lo llamen
así siempre, en cada momento y en cada situación, olvídense de que su nombre
real es Hideto, desde ahora todos se llamarán como quieran. Sakura… imagino que
permanecerás con ese nombre.
-
Si.
-
Entonces no tenemos nada más que acordar al
respecto. Ha llegado la hora de hablar de las fechas, comenzarán a grabar en
tres días más, tendrán exactamente 3 semanas para crear el disco, no me
interesa si tienen que dormir en el estudio pero en exactamente 21 días quiero
que el disco base con todos los demos esté terminado, así que trabajen en el
concepto desde ya.
-
Pero… ¿Quieres que te lo entreguemos y ya? ¿Se irá
al mercado? – Las preguntas de Ken solían ser básicas pero totalmente
necesarias, ninguno además de Tetsuya sabía demasiado del tema.
-
No es tan fácil. Ustedes me dan ese disco, lo
evaluaran los expertos, si es que les atrae les asignaran productores para
pulir el sonido y luego hablamos de comercio, tal vez eso tarde unos meses más,
tal vez menos, dependerá de muchas cosas. – cuando dijo lo último por alguna
razón me miró directamente, tal vez no era nada extraño pero me pareció que sus
ojos comunicaban algo que su boca no.
-
Entonces ni siquiera grabando este disco tenemos la
seguridad de que nos llevaran a la fama… - acotó Ken.
-
Nunca la pueden tener, pero si tienen más
probabilidades que cualquier otra banda que este grabando en este instante,
además les ofrecen pagar por sus horas de grabación y toda la producción que
necesiten posterior, no tienen nada que perder.
-
Por eso estamos aquí Oishi, no te preocupes.-
finalizó Tetsuya de forma tajante. Ken lo miró con cierta molestia, Sakura
mantenía la mirada baja y yo no sabía a quién mirar.
-
Entonces no tenemos nada más de qué hablar, tengan
– sacó unos papeles y los repartió a todos– son sus permisos de acceso a los
estudios, sus horarios y en fin, esta todo, direcciones, teléfonos en caso de
dudas y algunas propuestas de publicidad que sería interesante tuvieran en
cuenta. Ah, por cierto, “Hyde” – pronunció con cuidado - ¿Puedes venir un
minuto a hablar conmigo a solas? – me apunté con el dedo para asegurarme de que
me llamaba a mí, tal vez fue una reacción estúpida pero no lograba imaginar
para qué me quisiera.
Me puse de pie y lo seguí, caminaba con su asistente junto a él,
traspasamos un pasillo y un par de puertas hasta que llegamos a una oficina que
olía fuertemente a tabaco y a algo más que no reconocí, su asistente nos dejó
solos.
-
Siéntate chico – observé para todos lados en su
oficina, no era amplio y el desorden no ayudaba a la vista, me senté en frente
de su escritorio y el tomó asiento desde el otro lado - Escúchame Hyde, en este
trabajo hay mucha gente que quiere resaltar y hacerse notar, el trabajo más
pesado se lo lleva el vocalista, si tu no enamoras al público no lo podrá hacer
ni Tetsuya, ni Ken, ni Sakura por mucho que destaque su físico comparado con lo
normal. Todo el peso de la banda te lo llevarás tú y tú voz. – tragué saliva -
¿Puedes con eso? – asentí, incluso si debía pensarlo, no quería dudar en frente
de él y verme débil, todos mi sentidos me decían que le demostrara que era
fuerte - ¿Estás seguro? Porque si tu no enamoras a quienes ahora son tus jefes,
no lograrán nunca triunfar, y a mi aún no me enamoras.
¿Qué? Lo miré sin comprender.
-
Creo que debemos conocernos más, tal vez te haría
bien saber sobre las opciones que tienes para asegurar que tu banda tendrá un
puesto entre los discos que comercializará mi empresa.
Seguía
sin entender.
-
Tienes suerte, no a todos se les puede ofrecer más
opciones… pero tú tienes algo diferente, algo que me gusta mucho – por el tono
de su voz no pude evitar sentir un escalofrió y mis manos picaron, como nunca,
no logré resistirme a rascarlas y comencé a frotarlas con la silla de la forma
menos visible posible. Quería salir de ahí. – Tal vez es el que no hables lo
que hace todo en ti más interesante, o tal vez solo es esa carita de niña
inocente la que me excita. – Cuando le escuché decir la última palabra fue
cuando me quedé helado. – aprovecha esta opción, dame lo que quiero y yo te
daré lo que tú quieras. ¿Me escuchaste bien? – lo miré sin saber que hacer –
Hideto, ¿Me escuchaste bien? – asentí. – Entonces puedes irte.
Salí a toda prisa de ahí, cerré la puerta por fuera e ignoré a su
asistente, caminé velozmente hasta traspasar las puertas y llegar hasta el
pasillo que me llevaba hasta la oficina donde estaba la banda, me detuve en
seco fuera de la puerta y respiré profundamente.
“Mierda, mierda, mierda” se repetía en mi cabeza, no podía entender, no
lograba comprender, porque si ni siquiera me había tocado, porque me sentía
entonces tan sucio, agitado y asqueado.