lunes, 21 de mayo de 2018

Memorias en la Piel - Extra Final: Vida


En cuanto el avión se detuvo, rápidamente me esperaba un auto para llevarme a casa, observe el reloj y de inmediato maldecí.  Le ordene al chofer apresurarse a cambio de un aumento de sueldo. A la mierda los semáforos. En cuanto llegué a casa, me bañé en menos en 5 minutos y me vestí sin estar seguro de que rayos llevaba puesto, me coloqué un sombrero, por pura costumbre. Tarde un poco en encontrar dinero en efectivo, siempre perdía mi cartera, rebusqué en la maleta y deje el equipaje repartido por toda la habitación, pero encontré la bendita cartera y me la guarde en el pantalón. Lave mis dientes mientras mi estomago se quejaba. No alcanzaría a comer, no había tiempo. Bajé corriendo las escaleras, y sin voltear me metí dentro del auto que me esperaba. El chofer arrancó antes de que yo cerrara la puerta.

Debía estar allí antes de las 21:00, pero el avión se retrasó y ya llevaba media hora de retraso, más el viaje, más el tráfico… mi estomago grujió otra vez, comencé a sentirme molesto.

Odiaba la presión con el estomago vació.

-       Señor, ¿Desea que pase por usted luego o lo espero fuera del evento? – preguntó cuando el trafico nos obligo a descender la velocidad.

-       Te llamaré - Esperaba que luego del evento pudiera compartir un par de copas con algunos conocidos, antes de volver a la rutina del descanso post gira.

No quería pensar en el “descanso” que rozaba los días aun, siempre aquella palabra simbolizaba un encuentro con él. Y no necesitaba más ansiedad, menos con el estomago vacío.

Mientras los minutos avanzaban, sentía que el tiempo se detenía luego de tanta adrenalina por la prisa, mi pierna saltaba ligeramente, y me estaba mordiendo las uñas sin notarlo.

“Sakura… estará ahí.” pensé y cerré los ojos… no nos encontrábamos en un evento desde aquella vez en que nos reconciliamos dentro del camarín, pero a los ojos de los interesados, ya ni siquiera éramos amigos. Nos habíamos esforzados por lograr aquella imagen alejada de la realidad, para la seguridad de nuestros trabajos.

No quería verlo en público.
No quería soportar las ganas de ir hasta él y esconderme entre sus ropas.

No quería ignorarlo.

No habíamos hablado sobre el evento, pero estaba seguro de que ambos pensábamos que ignorarnos sería lo mejor.

Busqué el celular en mi bolsillo y me decidí a escribirle un texto.

“Solo por si acaso… será mejor que nos ignoremos para evitar habladurías.” – Lo revise al terminar de escribirlo. No… estaba mal, lo borré.
Conocía a Sakura y aquellas palabras le molestarían, cada vez que hablábamos sobre cómo actuar para escondernos, se enfadaba, se frustraba y se marchaba. Decidí no enviar nada.

Cerré los ojos unos minutos y por sorpresa el chofer me aviso que estábamos fuera del lugar cuando yo estaba seguro que faltaba aun camino.

Salí del auto fingiendo tranquilidad y saludando a cuanta mano se agitaba en mi dirección, luego entré en el evento.

-       ¡Hyde! – J se avanzó sobre mí – Dios, pensé que ya no vendrías, ¿Qué pasó?

-       No me pidas explicaciones, ¿Cuál es mi asiento?

-       Lo siento… solo me preocupe… es el 35, vamos, me sentaré junto a ti.

-       El maldito avión se retrasó, eso sucedió - J no acotó nada y me condujo hacia el salón. Cruzamos un par de cortinas y nos encontramos con el show llevándose a cabo libremente. Sobre el escenario, dos anfitriones daban los agradecimientos a los artistas por estar allí y formar parte de la historia de la disquera. Odiaba esos eventos, pero estar presente era prácticamente una obligación.

Para aquellas cosas, es que siempre quise tener un doble, que sonriera, asintiera y pudiera realizar mi firma igual o mejor que yo.

En cuanto me senté observe alrededor, nadie pareció darme atención.
Se sintió liberador.

Incliné un poco el sombrero sobre mi rostro y cerré los ojos.
Estaba tan cansado… el viaje me había agotado, sentía que todo iba demasiado rápido, incluyendo la gira, todo paso por sobre mi mirada, y hasta me sentí descontextualizado… tenía demasiado que analizar sobre ello y mi cabeza se sentía cansada, además la fatiga me atacaba.

No sé en qué momento sucedió, pero me dormí en medio de un show musical en vivo, con la música explotando en mis oídos, no fui consciente de nada más que de la oscuridad que mi mente me ofreció para descansar lo que creí fueron unos minutos.

Todo estaba tranquilo, oscuro y una vibración proveniente de mi costado izquierdo poco a poco me devolvió al mundo real, la música se escuchaba cada vez más fuerte a medida que mi consciencia volvía.

Abrí los ojos con dificultad, y pestañeé varias veces frente al escenario que lanzaba como efecto especial, pequeños papeles dorados por todo el salón. Puse atención, los dos anfitriones estaban dando por finalizado el evento…

-       ¿Qué? ¿Ya terminó? – pregunté en voz alta, sin embargo, con el sonido fuerte ni siquiera yo me escuché. De pronto la vibración en mi costado izquierdo volvió a tomar mi atención.

“Llamada Entrante”

No tenía el número registrado, pero lo sabía de memoria.

Iba a contestar a pesar de la dificultad que podía significar que me escuchara a través de la llamada con semejante ruido, pero él colgó.

Observé la pantalla extrañado y vi que además de 2 llamadas perdidas, había recibido un texto de él.

“¡Ya despierta holgazán!” – me incliné en el asiento y volteé buscando su cuerpo con la mirada… pero estaba oscuro y el juego de luces solo me hacía sentir más somnoliento. Luego de insistir buscando por un par de minutos, otro texto llegó:

“Te veré en la fiesta, no bebas demasiado” – Leí su mensaje algo impresionado “te veré” ¿Era una especie de promesa para compartir juntos? ¿En público? ¡Claro que no debíamos hacer eso! Me estaba colocando nervioso y algo paranoico, tal vez a nadie le importaría que estuviéramos charlando juntos en la misma mesa…

Le pedí a J que me llevara al lugar de la fiesta, un par de pasillos, dos salones y otra vez tras de una cortina estaba todo el evento en grande, con música moderada, muchos licores en las mesas con las copas servidas para quien quisiera, un par de mesas para conversar y mucha gente de pie, usando el espacio.

En cuanto entre al lugar me sentí sorprendentemente acosado… me esperaba totalmente lo contrario y pretendía relajarme en aquel entorno, sin embargo, los ojos curiosos no se alejaron de mí ni por un segundo.

Quien primero se lanzó a abrazarme, besarme en la mejilla y colocar sus brazos alrededor de mí de forma posesiva, fue Gackt, quien no podía faltar en un evento de la producción que nos respaldaba desde hace tantos años a ambos. Sonreí, como siempre, evite ser descortés, y hasta creo que parecí interesado en lo que comentó, sin embargo, en cuanto alguien más le habló, escape.

El segundo fue Yasu, tomó mi mano y me arrastró a conocer a sus amigos, les apode “el club de los pasivos”. Todos sonreían de forma morbosa, me incomode de forma visible. Afortunadamente Daigo se acercó y entre preguntas cotidianas sobre cómo iba todo, me escape lentamente de Yasu y el club de los pasivos también.

Gracias al Olimpo, Daigo comprende los silencios y solo siéndome de compañía permaneció callado junto a mí, gracias a él comencé a relajarme a pesar de que sentía demasiados ojos observando. Buscamos una mesa desocupada y escondida dentro del salón y cuando estábamos en ello, la banda Zigzo se cruzo por delante de nosotros.

Mi estomago se contrajo.

Evite a toda costa que mis ojos no se detuvieran en él.

El guitarrista se acercó a mí. Nos conocíamos, mejor dicho, nos ubicábamos, pero no recordaba si había hablado con él alguna vez… su nombre estaba guardado en mi memoria solo porque Sakura lo nombraba con regularidad.

-       Hyde-san, disculpe que lo moleste y tal vez esto le suene raro…- susurro con la mirada baja mientras buscaba en su bolsa algo, yo lo observe intrigado. Luego sacó un par de discos-  Una pequeña niña a quien aprecio es su fan y pensé en regalarle un disco autografiado por usted para su cumpleaños… ¿Le importaría? – preguntó inclinando los discos y un plumón hacía mí. Los tomé de forma automática y comencé a firmarlos.
-       Dime Ryo, ¿Cómo se llama?

-       ¿Eh?

-       La niña… - le dije mirándolo a los ojos, de reojo vi un cuerpo acercarse, supe de inmediato quien era, no necesite ni siquiera reconocerlo físicamente, de alguna forma extraña, tal vez la química, su presencia me era fácil de reconocer de forma instintiva.

-          Tomoe – interrumpió Sakura, no levanté la cabeza para saludarlo hasta que terminé de autografiar los discos y se los di a Ryo. Evite sonreír con todas mis fuerzas.

-          Ten Ryo.  – le dije al entregárselos. – Sakura… ¿Cómo estás? – Estiré mi mano hacía él intentando disimular amistad.

-          Bien, aunque algo molesto… - dijo frunciendo el ceño, Ryo lo miró extrañado – Algunas personas vinieron solo a dormir aquí.  – bromeó. Ryo dejo escapar una risita nerviosa.

-          Que malo eres Sakura, con permiso, los dejo hablar. – se despidió. Le sonreí. Miré a Sakura sonriendo tensamente.

-          Calma, parece que hubieras matado a alguien… - bromeó, estiró una copa hacía mí. - ¿Cómo estuvo la gira? – llevaba un pantalón ajustado y una playera que yo odiaba, notó mis ojos molestos observando su ropa. – No te dejaré opinar sobre eso.

-          Sabes que la eliminaré en cuanto pueda. – le dije refiriéndome a su playera.

-          ¿Ves? Relajado te ves más bonito. – sonrió de forma coqueta, quise besarlo.

-          ¡Sssssh! Sakura no digas esas cosas aquí. – el rió por mi respuesta alarmante.

-          Te veré en la comida, no bebas demasiado o me verás siendo evidente… - amenazó - hay demasiados de tus amigos degenerados aquí.

-          Celoso. – susurre mientras lo miraba alejarse, no pude evitar sonreír, dos segundos después ya estaba frustrado porque Yasu volvió a encontrarme, e intentó integrarme a su grupo de pasivos nuevamente.

Estaba muriendo del aburrimiento y el hambre, cuando afortunadamente comenzaron a servir la comida. Intenté con todas mis fuerzas sentarme lejos de los ojos vigilantes y caminé hasta el otro extremo de la mesa, entonces él apareció nuevamente. Ya tendríamos que hablar en casa de lo malo que es evitándome.

-          Hyde-san, siéntese aquí por favor. – habló fingiendo ser Yasu. Lo miré con molestia en los ojos mientras el palpeaba el puesto a su lado que estaba vacío, el descarado sonreía.- Aquí nadie te molestará, además está prohibido que entren cámaras aquí, nadie dirá nada, relájate.

-          ¿Ustedes han seguido siendo amigos, no? – preguntó un staff de la banda de Sakura. Aunque se dirigió a mí, fue Sakura quien respondió.

-          Yo diría que somos como familia…  - respondió sonriente,  su mano que estaba oculta bajo la mesa, busco la mía hasta que la encontró y la tomó. Me sonrojé.

-          Sakura tú sientes a todas tus bandas como si fueran tu familia. – Agregó Ryo, sacando toda sospecha del comentario que había realizado Sakura. Sonreí tranquilo. Él tenía razón, nadie sospecharía nada. – y Hyde-san, ¿Cómo le ha ido en su carrera de solista? – preguntó haciendo cambiar el tema de forma agradable.

Mientras contestaba, entrelacé mis dedos con los de Sakura, mientras teníamos las manos aun ocultas debajo de la mesa. De reojo lo vi sonreír, me di el gusto de mirarlo de forma significativa un segundo.

Leí sus ojos, responder a los míos.

Quise responderle en voz alta, que yo también lo había extrañado pero que ya estaba con él, como siempre, había vuelto a él.