En
cuanto el avión se detuvo, rápidamente me esperaba un auto para llevarme a
casa, observe el reloj y de inmediato maldecí. Le ordene al chofer
apresurarse a cambio de un aumento de sueldo. A la mierda los semáforos. En
cuanto llegué a casa, me bañé en menos en 5 minutos y me vestí sin estar seguro
de que rayos llevaba puesto, me coloqué un sombrero, por pura costumbre. Tarde
un poco en encontrar dinero en efectivo, siempre perdía mi cartera, rebusqué en
la maleta y deje el equipaje repartido por toda la habitación, pero encontré la
bendita cartera y me la guarde en el pantalón. Lave mis dientes mientras mi
estomago se quejaba. No alcanzaría a comer, no había tiempo. Bajé corriendo las
escaleras, y sin voltear me metí dentro del auto que me esperaba. El chofer
arrancó antes de que yo cerrara la puerta.
Debía
estar allí antes de las 21:00, pero el avión se retrasó y ya llevaba media hora
de retraso, más el viaje, más el tráfico… mi estomago grujió otra vez, comencé
a sentirme molesto.
Odiaba
la presión con el estomago vació.
- Señor, ¿Desea que pase
por usted luego o lo espero fuera del evento? – preguntó cuando el trafico nos
obligo a descender la velocidad.
- Te llamaré - Esperaba
que luego del evento pudiera compartir un par de copas con algunos conocidos,
antes de volver a la rutina del descanso post gira.
No
quería pensar en el “descanso” que rozaba los días aun, siempre aquella palabra
simbolizaba un encuentro con él. Y no necesitaba más ansiedad, menos con el
estomago vacío.
Mientras
los minutos avanzaban, sentía que el tiempo se detenía luego de tanta
adrenalina por la prisa, mi pierna saltaba ligeramente, y me estaba mordiendo
las uñas sin notarlo.
“Sakura…
estará ahí.” pensé y cerré los ojos… no nos encontrábamos en un evento desde
aquella vez en que nos reconciliamos dentro del camarín, pero a los ojos de los
interesados, ya ni siquiera éramos amigos. Nos habíamos esforzados por lograr
aquella imagen alejada de la realidad, para la seguridad de nuestros trabajos.
No
quería verlo en público.
No
quería soportar las ganas de ir hasta él y esconderme entre sus ropas.
No
quería ignorarlo.
No
habíamos hablado sobre el evento, pero estaba seguro de que ambos pensábamos
que ignorarnos sería lo mejor.
Busqué
el celular en mi bolsillo y me decidí a escribirle un texto.
“Solo
por si acaso… será mejor que nos ignoremos para evitar habladurías.” – Lo
revise al terminar de escribirlo. No… estaba mal, lo borré.
Conocía
a Sakura y aquellas palabras le molestarían, cada vez que hablábamos sobre cómo
actuar para escondernos, se enfadaba, se frustraba y se marchaba. Decidí no
enviar nada.
Cerré
los ojos unos minutos y por sorpresa el chofer me aviso que estábamos fuera del
lugar cuando yo estaba seguro que faltaba aun camino.
Salí
del auto fingiendo tranquilidad y saludando a cuanta mano se agitaba en mi
dirección, luego entré en el evento.
- ¡Hyde! – J se avanzó
sobre mí – Dios, pensé que ya no vendrías, ¿Qué pasó?
- No me pidas
explicaciones, ¿Cuál es mi asiento?
- Lo siento… solo me
preocupe… es el 35, vamos, me sentaré junto a ti.
- El maldito avión se
retrasó, eso sucedió - J no acotó nada y me condujo hacia el salón. Cruzamos un
par de cortinas y nos encontramos con el show llevándose a cabo libremente.
Sobre el escenario, dos anfitriones daban los agradecimientos a los artistas
por estar allí y formar parte de la historia de la disquera. Odiaba esos
eventos, pero estar presente era prácticamente una obligación.
Para
aquellas cosas, es que siempre quise tener un doble, que sonriera, asintiera y
pudiera realizar mi firma igual o mejor que yo.
En
cuanto me senté observe alrededor, nadie pareció darme atención.
Se
sintió liberador.
Incliné
un poco el sombrero sobre mi rostro y cerré los ojos.
Estaba
tan cansado… el viaje me había agotado, sentía que todo iba demasiado rápido,
incluyendo la gira, todo paso por sobre mi mirada, y hasta me sentí
descontextualizado… tenía demasiado que analizar sobre ello y mi cabeza se
sentía cansada, además la fatiga me atacaba.
No sé
en qué momento sucedió, pero me dormí en medio de un show musical en vivo, con
la música explotando en mis oídos, no fui consciente de nada más que de la
oscuridad que mi mente me ofreció para descansar lo que creí fueron unos
minutos.
Todo
estaba tranquilo, oscuro y una vibración proveniente de mi costado izquierdo
poco a poco me devolvió al mundo real, la música se escuchaba cada vez más
fuerte a medida que mi consciencia volvía.
Abrí
los ojos con dificultad, y pestañeé varias veces frente al escenario que
lanzaba como efecto especial, pequeños papeles dorados por todo el salón. Puse
atención, los dos anfitriones estaban dando por finalizado el evento…
- ¿Qué? ¿Ya terminó? –
pregunté en voz alta, sin embargo, con el sonido fuerte ni siquiera yo me
escuché. De pronto la vibración en mi costado izquierdo volvió a tomar mi
atención.
“Llamada
Entrante”
No
tenía el número registrado, pero lo sabía de memoria.
Iba a
contestar a pesar de la dificultad que podía significar que me escuchara a
través de la llamada con semejante ruido, pero él colgó.
Observé
la pantalla extrañado y vi que además de 2 llamadas perdidas, había recibido un
texto de él.
“¡Ya
despierta holgazán!” – me incliné en el asiento y volteé buscando su cuerpo con
la mirada… pero estaba oscuro y el juego de luces solo me hacía sentir más
somnoliento. Luego de insistir buscando por un par de minutos, otro texto
llegó:
“Te
veré en la fiesta, no bebas demasiado” – Leí su mensaje algo impresionado “te
veré” ¿Era una especie de promesa para compartir juntos? ¿En público? ¡Claro
que no debíamos hacer eso! Me estaba colocando nervioso y algo paranoico, tal
vez a nadie le importaría que estuviéramos charlando juntos en la misma mesa…
Le
pedí a J que me llevara al lugar de la fiesta, un par de pasillos, dos salones
y otra vez tras de una cortina estaba todo el evento en grande, con música
moderada, muchos licores en las mesas con las copas servidas para quien
quisiera, un par de mesas para conversar y mucha gente de pie, usando el
espacio.
En
cuanto entre al lugar me sentí sorprendentemente acosado… me esperaba
totalmente lo contrario y pretendía relajarme en aquel entorno, sin embargo,
los ojos curiosos no se alejaron de mí ni por un segundo.
Quien
primero se lanzó a abrazarme, besarme en la mejilla y colocar sus brazos
alrededor de mí de forma posesiva, fue Gackt, quien no podía faltar en un
evento de la producción que nos respaldaba desde hace tantos años a ambos.
Sonreí, como siempre, evite ser descortés, y hasta creo que parecí interesado
en lo que comentó, sin embargo, en cuanto alguien más le habló, escape.
El
segundo fue Yasu, tomó mi mano y me arrastró a conocer a sus amigos, les apode
“el club de los pasivos”. Todos sonreían de forma morbosa, me incomode de forma
visible. Afortunadamente Daigo se acercó y entre preguntas cotidianas sobre cómo
iba todo, me escape lentamente de Yasu y el club de los pasivos también.
Gracias
al Olimpo, Daigo comprende los silencios y solo siéndome de compañía permaneció
callado junto a mí, gracias a él comencé a relajarme a pesar de que sentía
demasiados ojos observando. Buscamos una mesa desocupada y escondida dentro del
salón y cuando estábamos en ello, la banda Zigzo se cruzo por delante de
nosotros.
Mi
estomago se contrajo.
Evite
a toda costa que mis ojos no se detuvieran en él.
El
guitarrista se acercó a mí. Nos conocíamos, mejor dicho, nos ubicábamos, pero
no recordaba si había hablado con él alguna vez… su nombre estaba guardado en
mi memoria solo porque Sakura lo nombraba con regularidad.
- Hyde-san, disculpe que
lo moleste y tal vez esto le suene raro…- susurro con la mirada baja mientras
buscaba en su bolsa algo, yo lo observe intrigado. Luego sacó un par de
discos- Una pequeña niña a quien aprecio es su fan y pensé en regalarle
un disco autografiado por usted para su cumpleaños… ¿Le importaría? – preguntó
inclinando los discos y un plumón hacía mí. Los tomé de forma automática y
comencé a firmarlos.
- Dime Ryo, ¿Cómo se
llama?
- ¿Eh?
- La niña… - le dije
mirándolo a los ojos, de reojo vi un cuerpo acercarse, supe de inmediato quien
era, no necesite ni siquiera reconocerlo físicamente, de alguna forma extraña,
tal vez la química, su presencia me era fácil de reconocer de forma instintiva.
-
Tomoe – interrumpió Sakura, no levanté la cabeza para saludarlo
hasta que terminé de autografiar los discos y se los di a Ryo. Evite sonreír
con todas mis fuerzas.
-
Ten Ryo. – le dije al
entregárselos. – Sakura… ¿Cómo estás? – Estiré mi mano hacía él intentando
disimular amistad.
-
Bien, aunque algo molesto… - dijo frunciendo el ceño, Ryo lo miró
extrañado – Algunas personas vinieron solo a dormir aquí. – bromeó. Ryo dejo escapar una risita
nerviosa.
-
Que malo eres Sakura, con permiso, los dejo hablar. – se despidió.
Le sonreí. Miré a Sakura sonriendo tensamente.
-
Calma, parece que hubieras matado a alguien… - bromeó, estiró una
copa hacía mí. - ¿Cómo estuvo la gira? – llevaba un pantalón ajustado y una
playera que yo odiaba, notó mis ojos molestos observando su ropa. – No te
dejaré opinar sobre eso.
-
Sabes que la eliminaré en cuanto pueda. – le dije refiriéndome a
su playera.
-
¿Ves? Relajado te ves más bonito. – sonrió de forma coqueta, quise
besarlo.
-
¡Sssssh! Sakura no digas esas cosas aquí. – el rió por mi
respuesta alarmante.
-
Te veré en la comida, no bebas demasiado o me verás siendo
evidente… - amenazó - hay demasiados de tus amigos degenerados aquí.
-
Celoso. – susurre mientras lo miraba alejarse, no pude evitar
sonreír, dos segundos después ya estaba frustrado porque Yasu volvió a
encontrarme, e intentó integrarme a su grupo de pasivos nuevamente.
Estaba
muriendo del aburrimiento y el hambre, cuando afortunadamente comenzaron a
servir la comida. Intenté con todas mis fuerzas sentarme lejos de los ojos
vigilantes y caminé hasta el otro extremo de la mesa, entonces él apareció nuevamente.
Ya tendríamos que hablar en casa de lo malo que es evitándome.
-
Hyde-san, siéntese aquí por favor. – habló fingiendo ser Yasu. Lo miré
con molestia en los ojos mientras el palpeaba el puesto a su lado que estaba
vacío, el descarado sonreía.- Aquí nadie te molestará, además está prohibido
que entren cámaras aquí, nadie dirá nada, relájate.
-
¿Ustedes han seguido siendo amigos, no? – preguntó un staff de la banda
de Sakura. Aunque se dirigió a mí, fue Sakura quien respondió.
-
Yo diría que somos como familia…
- respondió sonriente, su mano
que estaba oculta bajo la mesa, busco la mía hasta que la encontró y la tomó.
Me sonrojé.
-
Sakura tú sientes a todas tus bandas como si fueran tu familia. – Agregó
Ryo, sacando toda sospecha del comentario que había realizado Sakura. Sonreí
tranquilo. Él tenía razón, nadie sospecharía nada. – y Hyde-san, ¿Cómo le ha
ido en su carrera de solista? – preguntó haciendo cambiar el tema de forma
agradable.
Mientras
contestaba, entrelacé mis dedos con los de Sakura,
mientras teníamos las manos aun ocultas debajo de la mesa. De reojo lo vi
sonreír, me di el gusto de mirarlo de forma significativa un segundo.
Leí sus ojos,
responder a los míos.
Quise responderle
en voz alta, que yo también lo había extrañado pero que ya estaba con él, como
siempre, había vuelto a él.